El Gobierno retiró el capítulo fiscal de la ley ómnibus por la falta de apoyos
Resistido por los gobernadores y la oposición dialoguista, Caputo anunció que se excluirá de la iniciativa lo relativo a jubilaciones, retenciones y Bienes Personales; también frenan Ganancias
Cecilia Devanna y Delfina Galarza
Luis Caputo, anoche, al anunciar el retiro del capítulo fiscal de la ley
Sin apoyo en el Congreso de los gobernadores y de la oposición dialoguista, el Gobierno anunció anoche que retirará todo el capítulo fiscal de la ley ómnibus, que era el corazón de la iniciativa que se debatirá el martes próximo en la Cámara de Diputados.
El encargado del anuncio fue el ministro de Economía, Luis Caputo, que incluyó entre los ítems que quedan sin efecto los artículos sobre la actualización jubilatoria, las retenciones agropecuarias e industriales, el blanqueo, la moratoria y el adelanto de Bienes Personales. En paralelo, el Gobierno también retirará el proyecto que contenía las nuevas escalas del impuesto a las ganancias. Deja en pie, en cambio, todo el resto del articulado, referido a la delegación de facultades, privatizaciones, desregulaciones y cuestiones vinculadas con la educación, la cultura y la seguridad.
“De ninguna manera esto implica que vamos a dejar nuestro compromiso de ir al equilibrio fiscal, nuestro objetivo de déficit cero”. Y después añadió que en función de esa meta avanzará con otras medidas de recortes de gasto, que no especificó. Fuentes de la Casa Rosada precisaron después que se apuntaría a subsanar los menores ingresos con un recorte en las transferencias a las provincias. Fue el ocaso de una semana convulsionada por las negociaciones por el proyecto de ley ómnibus
“Lo que no queremos es que por este capítulo fiscal se demore algo que consideramos necesario y urgente. Los ojos del mundo están puestos en este cambio”, comenzó el ministro. “En función de esta situación, es que hemos decidido retirar el capítulo fiscal de la ley de bases, de manera de facilitar y acelerar su aprobación, creemos que esto va a acelerar los tiempos”, confirmó a continuación. El capítulo era el eje central de las diferencias con la oposición dialoguista y los gobernadores aliados.
Lo importante, juraban anoche altas fuentes del oficialismo, fue “priorizar la cuestión estructural, porque sin eso siempre se va a estar atrapados”. Era la explicación a una decisión disruptiva en el marco de una cada vez más empantanada negociación para la aprobación de la ley ómnibus en la que se busca modificar más de 500 artículos.
Precisamente a los distintos bloques parlamentarios les informaron apenas minutos antes de comenzar la conferencia de Caputo, a las 20 en la Casa Rosada, la decisión a la que había llegado el Gobierno en las últimas horas. “Fue una decisión completamente nuestra que informamos antes por una cuestión de respeto institucional”, decían.
En la conferencia Caputo estuvo acompañado desde la primera fila de la sala de conferencias por Guillermo Francos, ministro del Interior y uno de los negociadores con los gobernadores; el titular de la Cámara baja, Martín Menem; su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, y Lisandro Catalán, segundo de Francos en la cartera más política del gabinete. Cerca de ellos estaba el asesor y hombre de máxima confianza de Milei, Santiago Caputo. El mandatario siguió desde Olivos la concreción de la decisión que empezó a definir este jueves, según contaron fuentes inobjetables a la nacion.
Relativizaron la derrota
Desde el círculo chico del mandatario buscaban alejarse de la idea de una lectura de “derrota política”, al tener que retirar el corazón central del proyecto. “Los medios tienen que entender que no es el cálculo de derrota o victoria”, dijeron ante la consulta de la nacion. “Nos importa la causa que son las reformas estructurales”, recalcaban e insistían en la importancia de avanzar con eso. Tras lo que admitían que la retirada del capítulo central del proyecto irá acompañado de un mayor ajuste fiscal. “Es matemática pura”, resumían, para luego apuntar a que en ese próximo escenario “los distintos actores políticos estarán más abiertos a negociar”.
En esa línea pareció inscribirse el comunicado que dio a conocer la Oficina del Presidente, que sostuvo: “Se hace hincapié en que habrá que avanzar con el ajuste sobre la política tal como se están ajustando los argentinos debido a que el compromiso del Gobierno con el déficit cero es inquebrantable”.
En conferencia, Caputo sostuvo que la decisión tomada, : “De ninguna manera eso implica que vamos a dejar nuestro compromiso de ir al equilibrio fiscal, nuestro objetivo de déficit cero”, aseguró. “El paquete fiscal es el paquete de estas cinco medidas que son el blanqueo, la moratoria, el adelanto de Bienes Personales, la ley de Ganancias y las retenciones, el cambio de la fórmula jubilatoria. Eso es lo que se retiraría”, precisó Caputo. Además, el ministro anticipó que retirará también la denominada “Ley de impuesto a los ingresos personales” enviada esta semana al Congrego para modificar el piso de Ganancias.
“Este es un gobierno que escucha, pero es lo que cualquier gobierno debería hacer. A pesar de los gritos en el Congreso los escuchamos, hemos tenido reuniones con las siguientes cámaras, nosotros coincidimos con esos reclamos”, destacó el ministro. “Cómo no voy a entender a un gobernador que quiere proteger los intereses de su provincia”, agregó.
“Siendo el capítulo fiscal algo que nosotros con trabajo y con diálogo con los legisladores lo podemos solucionar es que decimos que vamos a ir por la parte importante para ver qué podemos hacer por los argentinos en el plano fiscal, sin dejar de lado que no podemos gastar más de lo que se recauda”, remarcó el ministro. Y tras ello aseguró: “Lo que nos va a hacer despegar es todo este paquete de leyes de desregulación cuando le sacamos el pie de la cabeza del Estado al sector privado. Es lo que nos va a permitir un crecimiento sostenido y a largo plazo”.
En ese sentido, el ministro de Economía sostuvo que la quita del capítulo fiscal fue posible ya que el país se encuentra “en mejores condiciones” que hace un mes atrás cuando se envió el proyecto de ley al Congreso.
Caputo, además, confirmó que quedará en su órbita la cartera de Infraestructura luego que el Presidente ordenara la renuncia de Guillermo Ferraro
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La oposición dialoguista celebra, aunque todavía ve puntos conflictivos
Pro, la UCR y el bloque de Pichetto dijeron que el Gobierno se encaminaba a una derrota asegurada
Laura Serra
La oposición celebró la decisión del ministro de Economía, Luis Caputo, de retirar el paquete fiscal del megaproyecto de ley que envió el presidente Javier Milei al Congreso. No obstante, el texto aún mantiene ciertos capítulos que prometen un fuerte debate en el recinto -principalmente el que propone privatizar 35 empresas públicas- y nada garantiza que sean aprobados tal como pretende el Poder Ejecutivo.
Desde los bloques de oposición dialoguista, diputados de la UCR, Pro y Hacemos Coalición Federal consideraron un paso positivo la decisión del Gobierno de dar marcha atrás con la suba en las retenciones y la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria, la cual iba a redundar en una licuación inicial de los haberes.
“El oficialismo se encaminaba hacia una derrota asegurada en la sesión”, coincidieron los legisladores que negociaron durante semanas con el Gobierno.
“Es una decisión acertada del ministro Caputo separar el tema que requiere una instancia más de discusión. Todos coincidimos con la necesidad de equilibrio fiscal, pero los medios para alcanzarlos tienen que ser equitativos y razonables”, publicó en las redes sociales el jefe del bloque de la UCR Rodrigo de Loredo.
Según pudo saber la nacion, la decisión de Caputo se tomó luego de una ronda de consultas que inició desde primera hora de ayer el ministro del Interior, Guillermo Francos, mantuvo con distintos gobernadores de Juntos por el Cambio. Las respuestas fueron coincidentes: la iniciativa se apoyaría en general, aunque el capítulo fiscal corría serios riesgos de ser rechazado. Ante este ultimátum, el Gobierno decidió dar marcha atrás y, en principio, buscaría acordar las nuevas medidas tributarias con los mandatarios provinciales.
De mantenerse en pie la sesión del martes próximo en la Cámara de Diputados -aún no fue convocada formalmente-, todo indica que el debate será intenso, aunque no con el nivel de tensión que se preanunciaba en los últimos días ante la falta de consenso entre el oficialismo y la oposición en torno al paquete fiscal contenido en la ley de “Bases” enviado por Milei.
“Una ley de ‘Bases’ debe partir del acuerdo entre la Nación y las Provincias. Celebro que el Gobierno retire de la ley ómnibus el capítulo que perjudicaba las economías de las provincias y a los más humildes. Es menester que Ejecutivo, gobernadores y el Congreso trabajen juntos”, señaló Karina Banfi, diputada de la UCR.
Germán Martínez, el jefe de bloque de Unión por la Patria, calificó también de derrota el giro del oficialismo. “Derrota del Gobierno y triunfo de los que hicimos oposición frontal. Trampa. Milei solo quiere superpoderes (facultades delegadas). Es el corazón de la ley. Más ajuste, especialmente sobre provincias”, denunció el referente del peronismo.
Privatizaciones y facultades
Entre los temas que permanecen dentro del megaproyecto de ley y que anticipan una fuerte discusión en el recinto se destaca el de las privatizaciones. El dictamen del oficialismo propone declarar sujetas a privatización 35 empresas públicas, entre ellas Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Correo, Administración General de Puertos, los medios públicos, entre otras. Accedió a eliminar a YPF del listado. Respecto de Nucleoeléctrica, Banco Nación y Arsat se estableció que el Estado solamente puede realizar una privatización parcial, debiendo mantener el control de la empresa.
Sin embargo, la UCR propone que la declaración de “sujeta a privatización” de cada una de las empresas y sociedades de propiedad total o mayoritaria estatal sea autorizada por el Congreso. Hacemos Coalición Federal insiste en que el Banco Nación y Arsat continúen en manos del Estado.
Otro capítulo que generará controversia es el de las facultades delegadas. Los diputados de Unión por la Patria y de la izquierda machacarán con que el Gobierno pretende arrogarse atribuciones excesivas para gobernar sin control del Congreso.
En el dictamen del oficialismo se propone declarar la emergencia en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, de salud, tarifaria, energética y administrativa por el plazo de un año, prorrogable por el Congreso por otro año más. Redujo sus pretensiones originales a petición de los bloques dialoguistas que, aun así, pretenden acotarlas todavía más.
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Caputo recibe Infraestructura y como en los tiempos de Cavallo manejará un superministerio
El titular de Economía ya tenía las secretarías de Minería y Energía; suma Transporte, Vivienda, Obras Públicas y Comunicaciones
Sin apoyo en el Congreso de los gobernadores y de la oposición dialoguista, el Gobierno anunció anoche que retirará todo el capítulo fiscal de la ley ómnibus, que era el corazón de la iniciativa que se debatirá el martes próximo en la Cámara de Diputados.
El encargado del anuncio fue el ministro de Economía, Luis Caputo, que incluyó entre los ítems que quedan sin efecto los artículos sobre la actualización jubilatoria, las retenciones agropecuarias e industriales, el blanqueo, la moratoria y el adelanto de Bienes Personales. En paralelo, el Gobierno también retirará el proyecto que contenía las nuevas escalas del impuesto a las ganancias. Deja en pie, en cambio, todo el resto del articulado, referido a la delegación de facultades, privatizaciones, desregulaciones y cuestiones vinculadas con la educación, la cultura y la seguridad.
“De ninguna manera esto implica que vamos a dejar nuestro compromiso de ir al equilibrio fiscal, nuestro objetivo de déficit cero”. Y después añadió que en función de esa meta avanzará con otras medidas de recortes de gasto, que no especificó. Fuentes de la Casa Rosada precisaron después que se apuntaría a subsanar los menores ingresos con un recorte en las transferencias a las provincias. Fue el ocaso de una semana convulsionada por las negociaciones por el proyecto de ley ómnibus
“Lo que no queremos es que por este capítulo fiscal se demore algo que consideramos necesario y urgente. Los ojos del mundo están puestos en este cambio”, comenzó el ministro. “En función de esta situación, es que hemos decidido retirar el capítulo fiscal de la ley de bases, de manera de facilitar y acelerar su aprobación, creemos que esto va a acelerar los tiempos”, confirmó a continuación. El capítulo era el eje central de las diferencias con la oposición dialoguista y los gobernadores aliados.
Lo importante, juraban anoche altas fuentes del oficialismo, fue “priorizar la cuestión estructural, porque sin eso siempre se va a estar atrapados”. Era la explicación a una decisión disruptiva en el marco de una cada vez más empantanada negociación para la aprobación de la ley ómnibus en la que se busca modificar más de 500 artículos.
Precisamente a los distintos bloques parlamentarios les informaron apenas minutos antes de comenzar la conferencia de Caputo, a las 20 en la Casa Rosada, la decisión a la que había llegado el Gobierno en las últimas horas. “Fue una decisión completamente nuestra que informamos antes por una cuestión de respeto institucional”, decían.
En la conferencia Caputo estuvo acompañado desde la primera fila de la sala de conferencias por Guillermo Francos, ministro del Interior y uno de los negociadores con los gobernadores; el titular de la Cámara baja, Martín Menem; su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, y Lisandro Catalán, segundo de Francos en la cartera más política del gabinete. Cerca de ellos estaba el asesor y hombre de máxima confianza de Milei, Santiago Caputo. El mandatario siguió desde Olivos la concreción de la decisión que empezó a definir este jueves, según contaron fuentes inobjetables a la nacion.
Relativizaron la derrota
Desde el círculo chico del mandatario buscaban alejarse de la idea de una lectura de “derrota política”, al tener que retirar el corazón central del proyecto. “Los medios tienen que entender que no es el cálculo de derrota o victoria”, dijeron ante la consulta de la nacion. “Nos importa la causa que son las reformas estructurales”, recalcaban e insistían en la importancia de avanzar con eso. Tras lo que admitían que la retirada del capítulo central del proyecto irá acompañado de un mayor ajuste fiscal. “Es matemática pura”, resumían, para luego apuntar a que en ese próximo escenario “los distintos actores políticos estarán más abiertos a negociar”.
En esa línea pareció inscribirse el comunicado que dio a conocer la Oficina del Presidente, que sostuvo: “Se hace hincapié en que habrá que avanzar con el ajuste sobre la política tal como se están ajustando los argentinos debido a que el compromiso del Gobierno con el déficit cero es inquebrantable”.
En conferencia, Caputo sostuvo que la decisión tomada, : “De ninguna manera eso implica que vamos a dejar nuestro compromiso de ir al equilibrio fiscal, nuestro objetivo de déficit cero”, aseguró. “El paquete fiscal es el paquete de estas cinco medidas que son el blanqueo, la moratoria, el adelanto de Bienes Personales, la ley de Ganancias y las retenciones, el cambio de la fórmula jubilatoria. Eso es lo que se retiraría”, precisó Caputo. Además, el ministro anticipó que retirará también la denominada “Ley de impuesto a los ingresos personales” enviada esta semana al Congrego para modificar el piso de Ganancias.
“Este es un gobierno que escucha, pero es lo que cualquier gobierno debería hacer. A pesar de los gritos en el Congreso los escuchamos, hemos tenido reuniones con las siguientes cámaras, nosotros coincidimos con esos reclamos”, destacó el ministro. “Cómo no voy a entender a un gobernador que quiere proteger los intereses de su provincia”, agregó.
“Siendo el capítulo fiscal algo que nosotros con trabajo y con diálogo con los legisladores lo podemos solucionar es que decimos que vamos a ir por la parte importante para ver qué podemos hacer por los argentinos en el plano fiscal, sin dejar de lado que no podemos gastar más de lo que se recauda”, remarcó el ministro. Y tras ello aseguró: “Lo que nos va a hacer despegar es todo este paquete de leyes de desregulación cuando le sacamos el pie de la cabeza del Estado al sector privado. Es lo que nos va a permitir un crecimiento sostenido y a largo plazo”.
En ese sentido, el ministro de Economía sostuvo que la quita del capítulo fiscal fue posible ya que el país se encuentra “en mejores condiciones” que hace un mes atrás cuando se envió el proyecto de ley al Congreso.
Caputo, además, confirmó que quedará en su órbita la cartera de Infraestructura luego que el Presidente ordenara la renuncia de Guillermo Ferraro
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La oposición dialoguista celebra, aunque todavía ve puntos conflictivos
Pro, la UCR y el bloque de Pichetto dijeron que el Gobierno se encaminaba a una derrota asegurada
Laura Serra
La oposición celebró la decisión del ministro de Economía, Luis Caputo, de retirar el paquete fiscal del megaproyecto de ley que envió el presidente Javier Milei al Congreso. No obstante, el texto aún mantiene ciertos capítulos que prometen un fuerte debate en el recinto -principalmente el que propone privatizar 35 empresas públicas- y nada garantiza que sean aprobados tal como pretende el Poder Ejecutivo.
Desde los bloques de oposición dialoguista, diputados de la UCR, Pro y Hacemos Coalición Federal consideraron un paso positivo la decisión del Gobierno de dar marcha atrás con la suba en las retenciones y la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria, la cual iba a redundar en una licuación inicial de los haberes.
“El oficialismo se encaminaba hacia una derrota asegurada en la sesión”, coincidieron los legisladores que negociaron durante semanas con el Gobierno.
“Es una decisión acertada del ministro Caputo separar el tema que requiere una instancia más de discusión. Todos coincidimos con la necesidad de equilibrio fiscal, pero los medios para alcanzarlos tienen que ser equitativos y razonables”, publicó en las redes sociales el jefe del bloque de la UCR Rodrigo de Loredo.
Según pudo saber la nacion, la decisión de Caputo se tomó luego de una ronda de consultas que inició desde primera hora de ayer el ministro del Interior, Guillermo Francos, mantuvo con distintos gobernadores de Juntos por el Cambio. Las respuestas fueron coincidentes: la iniciativa se apoyaría en general, aunque el capítulo fiscal corría serios riesgos de ser rechazado. Ante este ultimátum, el Gobierno decidió dar marcha atrás y, en principio, buscaría acordar las nuevas medidas tributarias con los mandatarios provinciales.
De mantenerse en pie la sesión del martes próximo en la Cámara de Diputados -aún no fue convocada formalmente-, todo indica que el debate será intenso, aunque no con el nivel de tensión que se preanunciaba en los últimos días ante la falta de consenso entre el oficialismo y la oposición en torno al paquete fiscal contenido en la ley de “Bases” enviado por Milei.
“Una ley de ‘Bases’ debe partir del acuerdo entre la Nación y las Provincias. Celebro que el Gobierno retire de la ley ómnibus el capítulo que perjudicaba las economías de las provincias y a los más humildes. Es menester que Ejecutivo, gobernadores y el Congreso trabajen juntos”, señaló Karina Banfi, diputada de la UCR.
Germán Martínez, el jefe de bloque de Unión por la Patria, calificó también de derrota el giro del oficialismo. “Derrota del Gobierno y triunfo de los que hicimos oposición frontal. Trampa. Milei solo quiere superpoderes (facultades delegadas). Es el corazón de la ley. Más ajuste, especialmente sobre provincias”, denunció el referente del peronismo.
Privatizaciones y facultades
Entre los temas que permanecen dentro del megaproyecto de ley y que anticipan una fuerte discusión en el recinto se destaca el de las privatizaciones. El dictamen del oficialismo propone declarar sujetas a privatización 35 empresas públicas, entre ellas Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Correo, Administración General de Puertos, los medios públicos, entre otras. Accedió a eliminar a YPF del listado. Respecto de Nucleoeléctrica, Banco Nación y Arsat se estableció que el Estado solamente puede realizar una privatización parcial, debiendo mantener el control de la empresa.
Sin embargo, la UCR propone que la declaración de “sujeta a privatización” de cada una de las empresas y sociedades de propiedad total o mayoritaria estatal sea autorizada por el Congreso. Hacemos Coalición Federal insiste en que el Banco Nación y Arsat continúen en manos del Estado.
Otro capítulo que generará controversia es el de las facultades delegadas. Los diputados de Unión por la Patria y de la izquierda machacarán con que el Gobierno pretende arrogarse atribuciones excesivas para gobernar sin control del Congreso.
En el dictamen del oficialismo se propone declarar la emergencia en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, de salud, tarifaria, energética y administrativa por el plazo de un año, prorrogable por el Congreso por otro año más. Redujo sus pretensiones originales a petición de los bloques dialoguistas que, aun así, pretenden acotarlas todavía más.
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Caputo recibe Infraestructura y como en los tiempos de Cavallo manejará un superministerio
El titular de Economía ya tenía las secretarías de Minería y Energía; suma Transporte, Vivienda, Obras Públicas y Comunicaciones
Diego Cabot
Hay que remontarse al superministerio que supo manejar Domingo Cavallo para encontrar otro funcionario por debajo del presidente que tenga semejante poder, como el que acumularía Luis Caputo, actual ministro de Economía, cuando fusione en su cartera el perecido Ministerio de Infraestructura.
La salida de Guillermo Ferraro no fue tan sorpresiva para quienes transitaban los pasillos del ministerio. Más bien, se fue un ministro que apenas llegó, que no logró sentirse cómodo en su área y que, además, no pudo encender la llave de arranque de las oficinas que manejó durante poco más de 20 días.
Ahora Caputo manejará no solo la economía, la energía y la minería del país, funciones que ya tenía, sino que, además, sumará las áreas de Transporte, Obras Públicas, Comunicaciones y Vivienda, todas áreas estratégicas.
En su órbita quedarán empresas como Aerolíneas Argentinas, todas las ferroviarias, Corredores Viales (encargada de cobrar los peajes en casi todas las rutas nacionales donde hay peajes) y la poderosa Vialidad Nacional.
La unificación de las carteras solo se dio cuando Cavallo se convirtió en ministro de Economía y Obras y Servicios Públicos, en 1991. En marzo de ese año se había dado la salida del gobierno de Carlos Menem del ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi. Con la llegada del economista al Palacio de Hacienda, donde permaneció hasta julio de 1996, se produjo la unificación de los dos ministerios.
Desde entonces, ningún presidente fusionó las dos carteras. Néstor Kirchner, que asumió en mayo de 2003, decidió generar un superministerio llamado de Planificación Federal. Al comando de Julio De Vido, concentró poder y millones. Fue la caja más eficiente para lograr la construcción política del kirchnerismo y se usó por 12 años. O fue la caja más ineficiente, si en cambio se mira el déficit en materia de energía o infraestructura.
El extinguido Ministerio de Planificación Federal, el Minplan, se creó en los últimos días de la presidencia de Eduardo Duhalde, cuando el exmandatario aprobó la ley de ministerios que le había pedido quien lo sucedería. En aquella estructura se concentró toda la obra pública del país. Por caso, hasta ese momento, el Ministerio de Educación construía escuelas y el de Justicia, cárceles. Pero, desde la llegada de la dupla Kirchner-de Vido todo se unificó.
Poder concentrado
Pese a semejante concentración de poder, Kirchner jamás le entregó el manejo de la economía, como sucederá ahora. De hecho, en el primer kirchnerismo, Roberto Lavagna como número uno del Palacio de Hacienda era un contrapeso al ascendente poder de su par de Planificación.
El planeta De Vido empezó a perder poder por dos causas. La primera tuvo que ver con la muerte de Néstor Kirchner y la aparición de la juventud kirchnerista. El exfuncionario sufrió como ninguno el ascenso de La Cámpora, tras la elección presidencial de 2011. De a poco, los jóvenes camporistas le esquilmaron cajas sensibles. La segunda razón fue la imposibilidad de ocultar la deficiente gestión que venía desde 2003 en áreas sensibles, como la de Transporte. Después de la tragedia de Once, en febrero de 2012, su jefa, la presidenta Cristina Kirchner, lo culpó en silencio por lo sucedido y le quitó el área.
Con la eliminación del Ministerio de Infraestructura –confirmado anoche por Caputo en su mensaje de TV–, no será necesario tanto cambio en el organigrama. En rigor, desaparecería el cargo de ministro y todas las secretarías, y sus presupuestos, dependerán de Caputo.
Esta nueva cartera será, de lejos, la más beneficiada presupuestariamente. Obvio que todos los números son pequeños cuando se los compara con el Ministerio de Capital Humano, ya que dentro de ese número están la Anses y todos los beneficios de la seguridad social. Pero si se corre este ítem del análisis, la flamante jurisdicción será la que mayor presupuesto tenga en este 2024.
De acuerdo con los datos de ejecución presupuestaria que publica el Ministerio de Economía, Caputo tendrá como presupuesto el 12,7% del total de lo autorizado para gastar este año, 7,48% de su cartera y 5,22% de la que hasta ahora manejaba Ferraro. Para que se entienda: de cada 100 pesos que gasta la administración central, 50 se destinan a la seguridad social, especialmente a jubilaciones y pensiones. De los otros 50, Caputo tiene jurisdicción directa sobre 12,7 pesos.
En total, la lapicera del nuevo superministro tendrá poder para firmar cheques por más de cinco billones de pesos durante este 2024, según datos oficiales.
Futuro incierto
La pregunta que transcurría en los pasillos de lo que fue Infraestructura es qué pasará con los funcionarios designados por el funcionario que fue apartado. “Estamos trabajando igual, no hemos tenido ninguna comunicación oficial. No sabemos cómo va a seguir todo”, dijo una fuente gubernamental que pasa el día en despachos cercanos al que ocupaba Ferrraro.
En principio, todos se preparan para más cambios. Sucede que, en el día a día, ciertas secretarías, –como Transporte, por caso– requieren de una gestión diaria. “El ministro no está para eso, es imposible. Seguramente va a delegar y esa delegación va a implicar poner gente propia”, analizaba un hombre que conoce esos pasillos. Por ahora, todo es sorpresa entre los funcionarios que nombró Ferraro. No llego siquiera a conformar su equipo cuando se tuvo que marchar y dejar paso al cada vez más ascendente Caputo.
Hay que remontarse al superministerio que supo manejar Domingo Cavallo para encontrar otro funcionario por debajo del presidente que tenga semejante poder, como el que acumularía Luis Caputo, actual ministro de Economía, cuando fusione en su cartera el perecido Ministerio de Infraestructura.
La salida de Guillermo Ferraro no fue tan sorpresiva para quienes transitaban los pasillos del ministerio. Más bien, se fue un ministro que apenas llegó, que no logró sentirse cómodo en su área y que, además, no pudo encender la llave de arranque de las oficinas que manejó durante poco más de 20 días.
Ahora Caputo manejará no solo la economía, la energía y la minería del país, funciones que ya tenía, sino que, además, sumará las áreas de Transporte, Obras Públicas, Comunicaciones y Vivienda, todas áreas estratégicas.
En su órbita quedarán empresas como Aerolíneas Argentinas, todas las ferroviarias, Corredores Viales (encargada de cobrar los peajes en casi todas las rutas nacionales donde hay peajes) y la poderosa Vialidad Nacional.
La unificación de las carteras solo se dio cuando Cavallo se convirtió en ministro de Economía y Obras y Servicios Públicos, en 1991. En marzo de ese año se había dado la salida del gobierno de Carlos Menem del ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi. Con la llegada del economista al Palacio de Hacienda, donde permaneció hasta julio de 1996, se produjo la unificación de los dos ministerios.
Desde entonces, ningún presidente fusionó las dos carteras. Néstor Kirchner, que asumió en mayo de 2003, decidió generar un superministerio llamado de Planificación Federal. Al comando de Julio De Vido, concentró poder y millones. Fue la caja más eficiente para lograr la construcción política del kirchnerismo y se usó por 12 años. O fue la caja más ineficiente, si en cambio se mira el déficit en materia de energía o infraestructura.
El extinguido Ministerio de Planificación Federal, el Minplan, se creó en los últimos días de la presidencia de Eduardo Duhalde, cuando el exmandatario aprobó la ley de ministerios que le había pedido quien lo sucedería. En aquella estructura se concentró toda la obra pública del país. Por caso, hasta ese momento, el Ministerio de Educación construía escuelas y el de Justicia, cárceles. Pero, desde la llegada de la dupla Kirchner-de Vido todo se unificó.
Poder concentrado
Pese a semejante concentración de poder, Kirchner jamás le entregó el manejo de la economía, como sucederá ahora. De hecho, en el primer kirchnerismo, Roberto Lavagna como número uno del Palacio de Hacienda era un contrapeso al ascendente poder de su par de Planificación.
El planeta De Vido empezó a perder poder por dos causas. La primera tuvo que ver con la muerte de Néstor Kirchner y la aparición de la juventud kirchnerista. El exfuncionario sufrió como ninguno el ascenso de La Cámpora, tras la elección presidencial de 2011. De a poco, los jóvenes camporistas le esquilmaron cajas sensibles. La segunda razón fue la imposibilidad de ocultar la deficiente gestión que venía desde 2003 en áreas sensibles, como la de Transporte. Después de la tragedia de Once, en febrero de 2012, su jefa, la presidenta Cristina Kirchner, lo culpó en silencio por lo sucedido y le quitó el área.
Con la eliminación del Ministerio de Infraestructura –confirmado anoche por Caputo en su mensaje de TV–, no será necesario tanto cambio en el organigrama. En rigor, desaparecería el cargo de ministro y todas las secretarías, y sus presupuestos, dependerán de Caputo.
Esta nueva cartera será, de lejos, la más beneficiada presupuestariamente. Obvio que todos los números son pequeños cuando se los compara con el Ministerio de Capital Humano, ya que dentro de ese número están la Anses y todos los beneficios de la seguridad social. Pero si se corre este ítem del análisis, la flamante jurisdicción será la que mayor presupuesto tenga en este 2024.
De acuerdo con los datos de ejecución presupuestaria que publica el Ministerio de Economía, Caputo tendrá como presupuesto el 12,7% del total de lo autorizado para gastar este año, 7,48% de su cartera y 5,22% de la que hasta ahora manejaba Ferraro. Para que se entienda: de cada 100 pesos que gasta la administración central, 50 se destinan a la seguridad social, especialmente a jubilaciones y pensiones. De los otros 50, Caputo tiene jurisdicción directa sobre 12,7 pesos.
En total, la lapicera del nuevo superministro tendrá poder para firmar cheques por más de cinco billones de pesos durante este 2024, según datos oficiales.
Futuro incierto
La pregunta que transcurría en los pasillos de lo que fue Infraestructura es qué pasará con los funcionarios designados por el funcionario que fue apartado. “Estamos trabajando igual, no hemos tenido ninguna comunicación oficial. No sabemos cómo va a seguir todo”, dijo una fuente gubernamental que pasa el día en despachos cercanos al que ocupaba Ferrraro.
En principio, todos se preparan para más cambios. Sucede que, en el día a día, ciertas secretarías, –como Transporte, por caso– requieren de una gestión diaria. “El ministro no está para eso, es imposible. Seguramente va a delegar y esa delegación va a implicar poner gente propia”, analizaba un hombre que conoce esos pasillos. Por ahora, todo es sorpresa entre los funcionarios que nombró Ferraro. No llego siquiera a conformar su equipo cuando se tuvo que marchar y dejar paso al cada vez más ascendente Caputo.
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