Con las herramientas para achicar el Estado
Diego CabotKarina Milei y Guillermo Francos celebran la Ley Bases
Es verdad que las bases son más pequeñas y que en el camino legislativo se achicó el tamaño del andamiaje jurídico de la ley que la Argentina debatió por seis meses. Pero más allá de esa situación, que no es más que la lógica de la negociación, la norma que se aprobó ayer es una fenomenal herramienta que le entrega al Poder Ejecutivo la posibilidad de achicar el Estado, quitar estructuras que poco tienen que ver con un gobierno moderno y, sobre todo, remover regulaciones que presiden las relaciones entre la administración pública y sus administrados. Es decir, pegarle un pleno a la llamada burocracia.
Claro que las herramientas suelen lucir todopoderosas en las góndolas y muy atractivas en las publicidades. Pero finalmente la utilidad sale del uso y de la mano sabia del experto. La metáfora sirve para entender de qué se trata la Ley Bases, un esquema normativo que entrega al Poder Ejecutivo una amplia potestad para desregular y cambiar funciones a los organismos públicos. Como se le escuchó decir alguna vez a Federico Sturzenegger: “Nos permite estar liberados como para remover ese peso muerto que el Estado le impone a la economía”.
Hasta junio de 2025, casi sobre el filo de la mitad de su mandato, el presidente Javier Milei podrá disponer de la emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética”. La temporalidad en la que se da es toda una novedad. Sucede que los gobiernos se han servido de la emergencia en muchas oportunidades con leyes que se han aprobado al inicio de sus gestiones. Es decir, de diciembre a diciembre. Esa fecha generaba que las renovaciones se hicieran en el tobogán de salida legislativa, cuando los diputados y senadores ya estaban con la mira puesta en el receso. Junio a junio importará que el tiempo para el debate, sobre si continúa o no, sea cuando las cámaras están en plena actividad; habrá más debate en un año.
Ahora bien, ¿qué significa la declaración de la emergencia pública? En una acotada síntesis, es una delegación del Poder Legislativo que se hace en el Ejecutivo. Entonces, el Presidente tiene facultades para tener una intervención más profunda en temas que deberían ser debatidos en el Congreso. En una palabra, se centraliza más la toma de decisiones en las materias sujetas. Como dice la doctrina, debe ser acotada en el tiempo y en la materia, además de razonable respecto de las medidas que se adopten y la motivación de la emergencia.
Pero la Argentina ha demostrado que la excepcionalidad de un régimen de delegaciones puede ser la norma. “En el último cuarto de siglo solo [el presidente Mauricio] Macri las quitó, las dejó vencer después del primer año. Pero [Fernando} De la Rúa; [Eduardo] Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, y Alberto Fernández gobernaron con emergencias”, dijo el consultor político Rosendo Fraga. Dicho de otra forma: 22 de los últimos 25 años fueron con este sistema vigente.
Vale la pena detenerse en semejante dato. En lo que va del siglo XXI, la Argentina ha usado las emergencias para regular. De hecho, no ha habido reformas administrativas desde los inicios del menemismo. Pero si se habla con los funcionarios estatales de carrera, esos que mueven la administración pública, son pocos los que no reconocen que la única modernización de las “formas” de la burocracia se hicieron cuando Andrés Ibarra fue ministro de Macri. Y, de hecho, que el Estado haya funcionado remoto durante la pandemia fue gracias a aquella puesta en marcha de un proceso de digitalización en los años anteriores. Justamente, los únicos en los que no había emergencia. Paradojas argentinas.
Como se dijo, los cuatro gobiernos kirchneristas gobernaron con variadas emergencias y las usaron para agrandar el Estado. Colocaron un mostrador regulatorio donde pudieron y de esa manera crearon burocracia, gasto público y discrecionalidad. Y, como se sabe, los mostradores obligan a los administrados a dejar carpetas. La discrecionalidad se encargaba de atender unas y archivar otras. Los sellos de “aprobado” fueron a tracción de billetera.
Fernández, por caso, a 10 días de asumir, logró que se le delegaran facultades en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social.
Nueve áreas claves para disponer a su manera. De más está decir que no se trata acá de calificar a este último mandato, apenas recordar que los ministerios estaban prácticamente cerrados, con movimiento regulatorio acotado al nombramiento a mansalva de cuantos empleados públicos pudiesen colocar, y con ministros a la pesca de alguna liana legislativa que los mantuviera a salvo en los años que vendrían, y que imaginaban en la oposición.
De hecho, el periodismo que cubría el poder se preguntaba qué era más oficioso, si ver alguna novela de la tarde con bizcochos y mate o tomar un café con un ministro que no fuera Sergio Massa, el único que tomaba decisiones en una administración arrasada.
Semejante quietud se dio con las emergencias vigentes. Dicho de otra forma, por más que la herramienta sea majestuosa, pues hay que aprender a usarla, tener la decisión de hacerlo y contar con la gente idónea que lleve a la práctica las posibilidades de la máquina.
El rol de Sturzenegger
El Presidente, entonces, deberá encontrar a los idóneos para darle operatividad a una norma que cuenta con un fenomenal potencial regulatorio, pero que requiere de intérpretes. Sturzenegger, el hombre que redactó gran parte de la Ley Bases, parece ser uno de ellos.
Milei podrá disponer de amplias facultades para armar una administración pública a su medida. Es verdad que los legisladores pusieron énfasis en dejar claro que algunos organismos públicos no pueden eliminarse, como el Conicet, el Instituto de salud Dr. Carlos G. Malbrán, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el Instituto de la Propiedad Industrial (INPI), el Incucai, el Ente Nacional de Comunicaciones
(Enacom) o el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), entre otros. Pero con ellos puede hacer muchas más cosas para cambiarlos según disponga. Entre mantenerlos abiertos y cerrarlos hay una enorme gama de posibilidades a tiro del Poder Ejecutivo.
Lo mismo sucederá con las empresas públicas que salieron del listado de las privatizables. Por caso, al menos por un año más, Aerolíneas Argentinas será estatal y no podrá venderse a los privados. Vale la intención de los legisladores que quisieron proteger la línea aérea de bandera y sostener la iconografía de soberanía de los cielos que declama falsamente el kirchnerismo.
Pero en el mercado se conoce perfectamente que la compañía, con los números que arrastra y que ahora intenta remediar, está fuera del alcance de los eventuales inversores. Al menos, hasta purgar algunas variables. Ese proceso, sanearla y hacerla atractiva para el capital privado, lleva tiempo. Un año, como muy poco. Es decir, los legisladores sacaron de la góndola de venta un producto que no tenía compradores.
Con las empresas públicas, si bien no puede privatizar a muchas, está habilitado para modificar sus regímenes actuales sin llegar al extremo de venderlas. Con la excepción del Poder Judicial, el Legislativo, las universidades y un puñado de rincones del Estado, puede intervenir todos los organismos descentralizados.
Más allá de los encendidos discursos y de la negativa del kirchnerismo de no aprobar la ley, fueron estas cuatro presidencias las que hicieron un culto de la emergencia y la delegación como forma de gobernar. Como se dijo, la herramienta se usó para regular y vaya si este grupo encontró a las personas indicadas como para agrandar el Estado. Desde Guillermo Moreno hasta Axel Kicillof, fue una sinfonía de funcionarios que construyeron una verdadera máquina burocrática, un Estado gigante, imposible de financiar e ineficiente.
Milei tiene la misma herramienta, pero la quiere usar para hacer lo contrario. Como aquellos, necesitará los técnicos suficientes para desmontar los andamios que llevan años y que ya casi tienen las tuercas oxidadas. Un enorme desafío que recién empieza. Algunos lo llaman simplemente gestionar el Estado.
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El viaje de Milei a lo criollo y el drama por los spoilers
Maia JastreblanskyEl ingreso oficial de Sturzenegger sigue sin concretarse
El martes pasado, Guillermo Francos, Luis “Toto” Caputo y Santiago Caputo mantuvieron un encuentro reservado en lo que supo ser el Ministerio del Interior de la planta baja de la Casa Rosada. Javier Milei, recién llegado de Praga, estaba con los efectos del jet lag en el cuerpo y no fue ese día a la sede de gobierno. El jefe de Gabinete y los dos Caputo son hoy los principales tomadores de decisiones debajo del líder libertario. La política, la macro, las cajas, la estrategia, la comunicación, la inteligencia, la relación con las corporaciones. Todo se cocina entre ellos tres. La chica superpoderosa es Karina Milei, que define los ascensos y descensos en La Libertad Avanza, además de la promoción internacional del experimento.
Al inicio de la semana, los tres hombres fuertes del gabinete se enfrentaban a uno de los momentos más cruciales para el Gobierno. Finalmente llegaron los días del “punto de inflexión”. Por esas horas, Toto preparaba el anuncio del “cierre de la canilla de la emisión” para tratar de renovar la confianza de los mercados e intentar que no se escurra la inflación y que el dólar no continúe con su alza; Francos ajustaba las clavijas de la votación de la Ley Bases y el paquete fiscal; Santiago Caputo preparaba el clima de épica para el día después.
Junio fue un mes difícil para Milei, que pasa buena parte de su día monitoreando datos económicos. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) tuvo que vender reservas, el dólar blue pegó un salto, al igual que los dólares financieros, y las proyecciones privadas hablaron de un freno en el descenso de la inflación.
Por la estacionalidad -el pago de aguinaldos- es posible que no haya superávit. El último día hábil, el Congreso ofrendó las leyes al Poder Ejecutivo. “La caja de herramientas”, a ojos de la política. Así las cosas, se redobló la presión del sistema para que los libertarios comiencen a mostrar más resultados concretos para la gente.
A la complejidad del panorama general se suman los errores no forzados. Casi siempre son problemas de timing. Milei es el principal vocero de su gestión y, cuando habla, suele anticipar movimientos que generan ansiedades. Los libertarios defienden su genuina verborragia, pero hay funcionarios que padecen los climas que genera.
Es lo que pasó con el desembarco de Federico Sturzenegger, anunciado hace más de un mes. “Javier se adelantó mucho”, comentó un ministro que conoce de cerca a los dos economistas. Deshojando la margarita a la espera del “Coloso” crecieron los resquemores internos. “No hay forma de que no haya roces. Federico no puede evitar decir lo que piensa y es muy aferrado a sus ideas”, pronosticó un funcionario que conoce bien al extitular del BCRA.
Se cree que cuando Sturzenegger quiera hacer realidad los tres cuartos de reformas que, literalmente, dejó fuera del decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023 podría tener choques con Francos, que quiere llevar al Gobierno por el camino de lo factible. Sturzenegger es padre de la Ley Bases 1 y el jefe de Gabinete es el artífice de la ley que quedó.
Además, hay temor a cortocircuitos con Luis Caputo, que en este momento necesita estar blindado. Un colaborador oficial que fue testigo de la trama libertaria explicó: “Muy al principio se pensaba que Toto iba a dedicarse a la estabilización y el ajuste de los primeros meses y que eso lo iba a desgastar. Pero ahora sigue con buena imagen. Milei lo quiere y él se quiere quedar”. Cerca del ministro remarcan que en todo momento su plan fue de largo plazo.
El último foco de tensión con Sturzenegger asoma con Santiago Caputo, el tercero del cónclave de la Casa Rosada y que ayer siguió en persona, a un costado, los anuncios económicos. Él, que está sumando cada vez más áreas de influencia, hace el control de daños y debe evitar que se proyecten sombras sobre el ministro de Economía. Además, para todo lo normativo, colocó a una mujer de su riñón, María Ibarzábal Murphy.
En su tendencia spoiler, Milei también generó un cimbronazo cuando anticipó posibles candidaturas para 2025 y habló del diputado nacional José Luis Espert y de su vocero Manuel Adorni. El comentaInternacional inocente cayó muy mal en Pro de Mauricio Macri. Ese sector dejó de esperar que se abra el juego para incluir cuadros de gestión y observó con desagrado que los funcionarios de Posse fueron reemplazados, en muchos casos, por figuras del peronismo bonaerense. Ahora se enturbia también la expectativa de la confluencia electoral.
El reloj oficial
La otra dimensión del tiempo en la gestión libertaria está marcada por los viajes al exterior del Presidente. Hubo alivio en la Casa Rosada cuando se confirmó que la semana próxima Milei no viajará a China como se había especulado. Si a esa misión al Lejano Oriente se le sumaba el ya confirmado viaje a París para asistir a los Juegos Olímpicos, julio iba a ser otro mes de fuerte ausencia presidencial.
Cuando Milei está fuera del país, muchas cuestiones administrativas se congelan y no se firman decretos (hasta ahora Victoria Villarruel jamás se inmiscuyó). Suele haber corridas antes de que el jefe del Estado se suba al avión. “El día que viaja Milei es mortal”, se sinceró un colaborador oficial.
Lo otro que ocurre con Milei a larga distancia es que florecen frentes de crisis. En el viaje anterior, el foco estuvo puesto en Capital Humano, y esta vez pareció crujir la relación con el Fondo Monetario (FMI). El Presidente lo confirmó el lunes desde Europa cuando tiró un misil contra Rodrigo Valdés, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo. El Gobierno había hecho gestiones confidenciales y del más alto nivel para apartar informalmente al economista chileno de la mesa de negociación argentina. Creyó tener éxito, aunque en lo formal no quedaba en claro cómo Valdés podría desligarse, ya que su trabajo consiste justamente en supervisar las economías del continente. La visibilidad que adquirió el asunto en boca de Milei complicó todo. A los ojos del mundo, la Argentina no puede elegir a los negociadores del organismo.
En la última reunión de gabinete, sin la presencia de Milei, Caputo buscó llevar tranquilidad al equipo sobre la relación con el FMI. En política ninguna decisión importante se toma en un encuentro de muchas personas, pero los cónclaves de ministros son de puesta en común. El vicejefe de Gabinete, José “Cochi” Rolandi, es el “bastonero” que lleva la agenda del día y reparte la palabra. Siempre hay un rato para la disertación económica en manos de Milei, de Caputo y de la canciller Diana Mondino, la otra economista del team. A veces también asiste el titular del Banco Central, Santiago Bausili. Pasa desapercibido, por las dudas, aunque este gobierno ya nario turalizó que la entidad monetaria no es autónoma.
El martes último, el ministro de Economía también destiló bronca contra los operadores económicos que, a seis meses de gestión, le están reclamando una hoja de ruta para salir del cepo y encarar una senda de crecimiento. También está furioso con parte de la prensa que pone de relieve este estado de las cosas. No es el único que despotrica contra el periodismo. Desde el Gobierno crecen las señales de hostilidad, como se vio cuando el Gobierno llamó a la matriculación obligatoria de periodistas, una práctica obsoleta desde 1985. La iniciativa fue dada de baja enseguida.
Con el cambio de fase que habilita la Ley Bases, el Gobierno necesita renovar las expectativas. Ya se sabe con certeza la profundidad de la recesión (el PBI cayó 5,1% interanual en el primer trimestre) y algunos encuestadores comenzaron a percibir que empeoró la tendencia en la imagen del Gobierno.
Esta semana, a los ministros que están cómodos con el bajo perfil se les pidió que hablen más, que defiendan su gestión y sean voceros del proyecto.
Para mostrar que la economía comenzó a rebotar, Milei compartió en X un cuadro del JP Morgan para la Argentina que muestra la evolución de distintos indicadores (actividades, exportaciones, importaciones, recaudación). Casi todos los ítems estuvieron en rojo furioso entre diciembre y abril, pero el Presidente celebró el pasaje a un naranja oscuro en mayo.
Para los próximos días, la Casa Rosada ya dejó trascender que habrá una agenda presidencial doméstica nutrida.
Milei anunciará un plan de alfabetización desde alguna provincia, una postal novedosa.
También se está planeando un evento para la firma del Pacto de Mayo, en San Miguel de Tucumán, la noche del 8 de julio, con los gobernadores. La tertulia se estirará hasta la medianoche para cantar el Himno por el Día de la Independencia. Una escena más criolla y sintonizada con el huso horario local, lejos de los sueños de Premio Nobel que tiene el Presidente cuando recorre el mundo
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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