Qué jubilados cobrarán el bono de hasta $55.000 y por qué se generan distorsiones
Los ingresos previsionales se reajustan en un 20,87% y habrá refuerzos para un grupo; no se definió qué ocurrirá en enero
Silvia Stang
La suba de haberes de todo el año acumuló 110,9%
El Gobierno dispuso, a través del decreto 626, el anunciado refuerzo de $55.000 para diciembre, que alcanzará a los jubilados y pensionados de la Anses titulares de un haber mínimo –que el mes próximo pasará de $87.459,76 a $105.712,61–, y también a quienes reciben pensiones no contributivas. Habrá, además, bonos de cifras inferiores a $55.000 para quienes tengan un ingreso mensual de hasta $160.712,61.
El plus tendrá vigencia solo por un mes, a diferencia de lo ocurrido con medidas oficiales anteriores, que habían establecido refuerzos mensuales por períodos trimestrales. Para determinar si alguien cobra o no el bono se considera, en caso de corresponder, la suma de los haberes percibidos. Así, alguien con jubilación y pensión, ambas equivalentes a la prestación mínima, no tendrá el extra.
El gobierno de Javier Milei deberá definir qué ocurrirá a partir de enero con los bonos para jubilados. La política actual de refuerzos surgió a causa de la insuficiencia de la fórmula de movilidad para lograr que se mantenga el poder adquisitivo de los haberes. El mecanismo de actualización dispuesto por una ley aprobada en 2020, de hecho, determinó una suba de los ingresos de 110,9% para todo este año, muy por debajo de la inflación, que podría llegar a un nivel cercano a 200%.
Los refuerzos –que, al no formar parte del haber propiamente dicho, pueden ser eliminados al no renovarse su vigencia– fueron ganando participación en el total de lo cobrado por quienes tienen los ingresos más bajos. Y, a la vez, provocaron distorsiones crecientes en el sistema. Al otorgarse en un contexto inflacionario y al no ser para todos los jubilados, hay una caída de poder de compra que es mucho mayor para quienes tienen una prestación mensual de, por ejemplo, el doble de la mínima ($211.425 desde diciembre), a quienes en septiembre de este año se les dejó de pagar bonos. Además, hay jubilados que, teniendo un haber bruto más alto, reciben en mano menos dinero que los titulares de un ingreso básico.
El nuevo decreto establece que, además del bono de $55.000 para quienes cobran la mínima, habrá un refuerzo para quienes en diciembre perciban una prestación de hasta $160.712,61. Ese adicional será del monto que haga falta para que se complete esta última cifra: por ejemplo, si alguien tiene un haber de $150.000, recibirá un plus de $10.712,61. Esto se estableció con la intención de evitar que quienes tienen un ingreso de entre un haber mínimo y un haber mínimo más el refuerzo (esto último da un total de $160.712,61) perciban menos que quienes cobran el importe básico.
Sin embargo, esa medida no evita distorsiones en el sistema. Según establece el decreto, sobre el monto del bono no se hace ningún descuento, mientras que el haber previsional propiamente dicho está sujeto a un aporte para financiar al PAMI, que resulta más alto (en términos porcentuales) cuanto mayor es el haber bruto de la persona.
El ingreso neto en el caso de la prestación mínima, sumado el bono de $55.000, será de $157.541,23, y para los afiliados al PAMI se sumará la ayuda alimentaria de $15.000. En esos casos habrá un monto neto de $172.541, más el aguinaldo.
Más desajustes
Para quien tenga en diciembre un haber bruto mensual de, por ejemplo, $150.000, el ingreso neto será, sumado el refuerzo, de $154.884. Según lo anunciado por el PAMI, en este caso corresponderán los $15.000 (si la persona está afiliada a la obra social). Entonces, el neto llegará a $169.884, más el aguinaldo. Es decir, aun percibiendo dos bonos, con un haber bruto que supera en un 42% al mínimo se cobrará en mano una cifra inferior que teniendo el básico. Eso ocurre por la alta incidencia que tiene el bono (libre de descuentos) en el ingreso de personas con una jubilación mínima, y también porque el aporte al PAMI es más alto cuanto mayor es el monto en términos brutos.
Con un haber antes de descuentos de $162.000, equivalente a poco más de una vez y medio el mínimo, no se cobrará ni el refuerzo de la Anses ni la ayuda del PAMI. El ingreso neto será, sin contar el aguinaldo, de $155.451, es decir, de un monto más bajo que en los dos ejemplos anteriores, en los que el haber es inferior. En comparación con quien tiene el mínimo y está afiliado al PAMI, se cobrarán $17.090 menos.
En el caso de alguien con un ingreso jubilatorio, en bruto, de $180.000 (1,7 veces el mínimo), se percibirá en mano $172.371, una cifra menor que teniendo el haber mínimo y recibiendo el plus del PAMI.
El decreto referido al bono se suma a las resoluciones de la Anses que, días atrás, oficializaron que la recomposición de haberes de diciembre será de 20,87%. En rigor, el cálculo según la fórmula de movilidad dio un resultado de entre 28% y 29%, pero el Gobierno aplicó un tope vinculado con la evolución de la recaudación, que fue previsto en la ley impulsada por el actual gobierno y que rige desde 2021. La suba anual, de 110,9%, dejaría muchos jubilados con una pérdida de poder adquisitivo de alrededor de 30%.
El reajuste lleva el haber mínimo de $87.459,76 a $105.713 y el máximo, de $588.521,35 a $711.346 (cifras en bruto que, en neto, son de $102.542 y $671.837). De acuerdo con lo previsto, esos importes regirán hasta febrero de 2024, ya que en marzo debería haber otra actualización según la ley ahora vigente.
El refuerzo de hasta $55.000 alcanzará a los jubilados y pensionados con haberes de hasta $160.712,61 del sistema contributivo, y a los beneficiarios de pensiones no contributivas por vejez, por invalidez, o por ser madre de siete o más hijos.
Por otra parte, los jubilados que obtuvieron su prestación tras haber acumulado al menos 30 años de aportes efectivos (es decir, sin haber recurrido a una moratoria) y que tienen un haber bruto de hasta $127.920 tendrán un suplemento equivalente al monto necesario para completar esa cifra. Por ejemplo, si se cobra el haber mínimo, el plus será de $22.207, y si se tiene un ingreso de $120.000, será de $7920.
Entre quienes cobran los ingresos más bajos del sistema, el grupo que accede a este derecho es muy minoritario, ya que la mayoría accedió a su prestación vía moratorias. Ese suplemento surge de la aplicación de una garantía establecida en una ley de 2017, según la cual quienes se jubilaron sin moratoria no pueden cobrar menos que el 82% del salario mínimo, vital y móvil, que el mes próximo será de $156.000.
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Bienes Personales: la base sube a $27,38 millones
La cifra surge de aplicar un mecanismo de la ley
El impuesto a los bienes personales correspondiente a este año alcanzará a quienes tengan, al 31 de diciembre, un patrimonio valuado en al menos $27,38 millones, aproximadamente, en tanto que la vivienda estará exenta hasta un valor de alrededor de $136,91 millones. Las cifras surgen de aplicarles a las que rigieron para el impuesto de 2022 la actualización que está fijada por ley, y serían las vigentes, claro está, en caso de no mediar ningún cambio en la normativa en los próximos días.
La actualización implica un reajuste de los valores en un porcentaje equivalente a la inflación acumulada en 12 meses –según el Indec– hasta octubre. Es decir, los montos aumentan 142,7%. Este es el segundo año en el que rige esta regla, surgida de la ley 27.667 y clarificada por el decreto 912, de fines de 2021.
La actualización incluye, además del monto del patrimonio exento, los valores de las dos tablas (una para bienes en el país y otra para los ubicados en el exterior) que, en función del monto alcanzado por la carga fiscal, determina qué alícuota aplicar.
Están gravados los inmuebles, los vehículos, los ahorros en billetes, los bienes muebles registrados, los saldos de cuentas corrientes y los bienes y depósitos en el exterior, entre otros activos.
El Gobierno dispuso, a través del decreto 626, el anunciado refuerzo de $55.000 para diciembre, que alcanzará a los jubilados y pensionados de la Anses titulares de un haber mínimo –que el mes próximo pasará de $87.459,76 a $105.712,61–, y también a quienes reciben pensiones no contributivas. Habrá, además, bonos de cifras inferiores a $55.000 para quienes tengan un ingreso mensual de hasta $160.712,61.
El plus tendrá vigencia solo por un mes, a diferencia de lo ocurrido con medidas oficiales anteriores, que habían establecido refuerzos mensuales por períodos trimestrales. Para determinar si alguien cobra o no el bono se considera, en caso de corresponder, la suma de los haberes percibidos. Así, alguien con jubilación y pensión, ambas equivalentes a la prestación mínima, no tendrá el extra.
El gobierno de Javier Milei deberá definir qué ocurrirá a partir de enero con los bonos para jubilados. La política actual de refuerzos surgió a causa de la insuficiencia de la fórmula de movilidad para lograr que se mantenga el poder adquisitivo de los haberes. El mecanismo de actualización dispuesto por una ley aprobada en 2020, de hecho, determinó una suba de los ingresos de 110,9% para todo este año, muy por debajo de la inflación, que podría llegar a un nivel cercano a 200%.
Los refuerzos –que, al no formar parte del haber propiamente dicho, pueden ser eliminados al no renovarse su vigencia– fueron ganando participación en el total de lo cobrado por quienes tienen los ingresos más bajos. Y, a la vez, provocaron distorsiones crecientes en el sistema. Al otorgarse en un contexto inflacionario y al no ser para todos los jubilados, hay una caída de poder de compra que es mucho mayor para quienes tienen una prestación mensual de, por ejemplo, el doble de la mínima ($211.425 desde diciembre), a quienes en septiembre de este año se les dejó de pagar bonos. Además, hay jubilados que, teniendo un haber bruto más alto, reciben en mano menos dinero que los titulares de un ingreso básico.
El nuevo decreto establece que, además del bono de $55.000 para quienes cobran la mínima, habrá un refuerzo para quienes en diciembre perciban una prestación de hasta $160.712,61. Ese adicional será del monto que haga falta para que se complete esta última cifra: por ejemplo, si alguien tiene un haber de $150.000, recibirá un plus de $10.712,61. Esto se estableció con la intención de evitar que quienes tienen un ingreso de entre un haber mínimo y un haber mínimo más el refuerzo (esto último da un total de $160.712,61) perciban menos que quienes cobran el importe básico.
Sin embargo, esa medida no evita distorsiones en el sistema. Según establece el decreto, sobre el monto del bono no se hace ningún descuento, mientras que el haber previsional propiamente dicho está sujeto a un aporte para financiar al PAMI, que resulta más alto (en términos porcentuales) cuanto mayor es el haber bruto de la persona.
El ingreso neto en el caso de la prestación mínima, sumado el bono de $55.000, será de $157.541,23, y para los afiliados al PAMI se sumará la ayuda alimentaria de $15.000. En esos casos habrá un monto neto de $172.541, más el aguinaldo.
Más desajustes
Para quien tenga en diciembre un haber bruto mensual de, por ejemplo, $150.000, el ingreso neto será, sumado el refuerzo, de $154.884. Según lo anunciado por el PAMI, en este caso corresponderán los $15.000 (si la persona está afiliada a la obra social). Entonces, el neto llegará a $169.884, más el aguinaldo. Es decir, aun percibiendo dos bonos, con un haber bruto que supera en un 42% al mínimo se cobrará en mano una cifra inferior que teniendo el básico. Eso ocurre por la alta incidencia que tiene el bono (libre de descuentos) en el ingreso de personas con una jubilación mínima, y también porque el aporte al PAMI es más alto cuanto mayor es el monto en términos brutos.
Con un haber antes de descuentos de $162.000, equivalente a poco más de una vez y medio el mínimo, no se cobrará ni el refuerzo de la Anses ni la ayuda del PAMI. El ingreso neto será, sin contar el aguinaldo, de $155.451, es decir, de un monto más bajo que en los dos ejemplos anteriores, en los que el haber es inferior. En comparación con quien tiene el mínimo y está afiliado al PAMI, se cobrarán $17.090 menos.
En el caso de alguien con un ingreso jubilatorio, en bruto, de $180.000 (1,7 veces el mínimo), se percibirá en mano $172.371, una cifra menor que teniendo el haber mínimo y recibiendo el plus del PAMI.
El decreto referido al bono se suma a las resoluciones de la Anses que, días atrás, oficializaron que la recomposición de haberes de diciembre será de 20,87%. En rigor, el cálculo según la fórmula de movilidad dio un resultado de entre 28% y 29%, pero el Gobierno aplicó un tope vinculado con la evolución de la recaudación, que fue previsto en la ley impulsada por el actual gobierno y que rige desde 2021. La suba anual, de 110,9%, dejaría muchos jubilados con una pérdida de poder adquisitivo de alrededor de 30%.
El reajuste lleva el haber mínimo de $87.459,76 a $105.713 y el máximo, de $588.521,35 a $711.346 (cifras en bruto que, en neto, son de $102.542 y $671.837). De acuerdo con lo previsto, esos importes regirán hasta febrero de 2024, ya que en marzo debería haber otra actualización según la ley ahora vigente.
El refuerzo de hasta $55.000 alcanzará a los jubilados y pensionados con haberes de hasta $160.712,61 del sistema contributivo, y a los beneficiarios de pensiones no contributivas por vejez, por invalidez, o por ser madre de siete o más hijos.
Por otra parte, los jubilados que obtuvieron su prestación tras haber acumulado al menos 30 años de aportes efectivos (es decir, sin haber recurrido a una moratoria) y que tienen un haber bruto de hasta $127.920 tendrán un suplemento equivalente al monto necesario para completar esa cifra. Por ejemplo, si se cobra el haber mínimo, el plus será de $22.207, y si se tiene un ingreso de $120.000, será de $7920.
Entre quienes cobran los ingresos más bajos del sistema, el grupo que accede a este derecho es muy minoritario, ya que la mayoría accedió a su prestación vía moratorias. Ese suplemento surge de la aplicación de una garantía establecida en una ley de 2017, según la cual quienes se jubilaron sin moratoria no pueden cobrar menos que el 82% del salario mínimo, vital y móvil, que el mes próximo será de $156.000.
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Bienes Personales: la base sube a $27,38 millones
La cifra surge de aplicar un mecanismo de la ley
El impuesto a los bienes personales correspondiente a este año alcanzará a quienes tengan, al 31 de diciembre, un patrimonio valuado en al menos $27,38 millones, aproximadamente, en tanto que la vivienda estará exenta hasta un valor de alrededor de $136,91 millones. Las cifras surgen de aplicarles a las que rigieron para el impuesto de 2022 la actualización que está fijada por ley, y serían las vigentes, claro está, en caso de no mediar ningún cambio en la normativa en los próximos días.
La actualización implica un reajuste de los valores en un porcentaje equivalente a la inflación acumulada en 12 meses –según el Indec– hasta octubre. Es decir, los montos aumentan 142,7%. Este es el segundo año en el que rige esta regla, surgida de la ley 27.667 y clarificada por el decreto 912, de fines de 2021.
La actualización incluye, además del monto del patrimonio exento, los valores de las dos tablas (una para bienes en el país y otra para los ubicados en el exterior) que, en función del monto alcanzado por la carga fiscal, determina qué alícuota aplicar.
Están gravados los inmuebles, los vehículos, los ahorros en billetes, los bienes muebles registrados, los saldos de cuentas corrientes y los bienes y depósitos en el exterior, entre otros activos.
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