Los embajadores de Milei que irritan a los aliados y complican el acuerdo
El ministro de Economía y Santiago Caputo son resistidos entre los bloques de opositores dialoguistas; “hay destrato”, los acusan
Matías Moreno
El asesor presidencial Santiago Caputo
La negociación entre Javier Milei y los aliados en el Congreso para garantizar la media sanción de la ley ómnibus vive un momento de incertidumbre y rispidez. Las conversaciones para convalidar las reformas impulsadas por el Presidente se atascan por los resquemores y las exigencias de ambas partes. Pero también por la irritación que provocan en los dialoguistas la actitud y la estrategia de los interlocutores que eligió el Presidente para encarar la instancia final de las tratativas para destrabar el tratamiento del megaproyecto en Diputados.
El consultor Santiago Caputo, quien aún no fue designado en un cargo de manera oficial, pero que participa habitualmente de las reuniones de gabinete e integra la mesa chica de Milei, se convirtió en la cara visible de la Casa Rosada en el Congreso a la hora de negociar con aliados los cambios en la redacción original de la ley ómnibus. De hecho, el martes a la noche, Caputo encabezó la discusión con emisarios de las fuerzas aliadas para pulir el texto del dictamen. El estratega comunicacional del jefe del Estado era quien definía qué modificaciones sugeridas por la oposición eran aceptadas o no. El estilo de Caputo alteró los ánimos de las espadas legislativas de Pro y la UCR. “Era el que bajaba el martillo y se manejaba con mucha soberbia”, lanzó uno de los alfiles macristas que desfilaron por el despacho de Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados, quien ofició de anfitrión. Como Guillermo Francos, ministro del Interior, Menem se encarga de recomponer. En la Cámara baja lo asisten Oscar Zago, jefe de bloque de La Libertad Avanza (LLA), y José Luis Espert, a quien Milei buscó empoderar tras la reconciliación entre ambos. “Ponemos y sacamos negociadores, y rompemos los puentes”, se lamenta un alfil de LLA que teme que se dilate aún más el aval de Diputados a la ley.
Caputo ya había chocado con los dialoguistas la semana pasada cuando irrumpió en el Congreso con una suerte de resumen de los cambios en 100 artículos de la ley ómnibus que había concedido el Presidente. Ese día Caputo insinuó que el oficialismo estaba dispuesto a sesionar durante el paro de la CGT. Los radicales le advirtieron que sería riesgoso discutir en el recinto reformas sensibles con una movilización del peronismo y la izquierda en las calles “Es un asesor de imagen. ¿Qué sabe de tratamiento legislativo? Hay mucha impericia”, se queja uno de los integrantes del bloque de la UCR.
Los interlocutores en la oposición le reprochan a Milei que no haya enviado a un equipo de especialistas de cada ministerio para puntear los ajustes. “A Caputo le importan más las redes sociales que sacar la ley. Son muy irresponsables”, despotrica uno de los diputados con más experiencia parlamentaria en la tropa de aliados. Los libertarios, en cambio, asocian el desgaste y los desencuentros a la ausencia de liderazgo en Pro –por el repliegue de Macri– y la atomización radical o del bloque de Pichetto.
Gobernadores y referentes opositores del extinto JxC en el Congreso mascullan bronca con Milei. Repiten que, pese a que exhiben vocación de colaborar con el oficialismo para sacar las leyes, los emisarios del Gobierno los “destratan” y no abren la puerta a discutir los puntos estratégicos del paquete fiscal –retenciones y jubilaciones– que traban la negociación. “Son caprichosos; podrían sacar una megaley”, advierte un mandatario provincial. En la liga de gobernadores de JxC no ocultan su “bronca” y “preocupación” por la actitud del Gobierno: “Nos tratan peor que al kirchnerismo”, afirman. A Caputo, a quien consideran la voz de Milei en las negociaciones, lo acusan de querer acorralar a los dialoguistas con la amenaza de que si no acompañan las reformas el Presidente los expondrá ante la ciudadanía, una pecera donde la dirigencia tradicional tiene una baja aceptación. “Siguen en la campaña contra la ‘casta’ y con una estrategia de marketing. El paro les salió bien. Nos preguntamos si quieren o no sacar la ley”, se resigna una figura leal a Bullrich en Diputados. En las últimas horas el bloque de Pro ratificó que acompañará la ley en la votación en general.
Ayer, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, desembarcó en el despacho de Menem junto a un asistente, quien tomaba nota en una notebook mientras desfilaban diputados dialoguistas. A los legisladores que pasaban a entrevistarse con Rolandi lo primero que les consultaban era si están dispuestos o no a aprobar el capítulo fiscal. En rigor, les interesaban las retenciones y las jubilaciones, el corazón del esquema que diseñó Luis Caputo para alcanzar el déficit a cero. El ministro de Economía es otro de los apuntados por los dialoguistas. Ya era cuestionado por su decisión de no concurrir al Congreso para exponer ante el plenario de comisiones –lo mismo le recriminan a Nicolás Posse, jefe de Gabinete–, pero su sorpresiva advertencia a los gobernadores sobre eventuales recortes a las partidas por la resistencia a avalar la suba de las retenciones provocó una reacción en cadena. Desde Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) hasta Miguel Pichetto (Hacemos Coalición Federal) o Rodrigo de Loredo (UCR) salieron a rechazar el “apriete” y a marcarle la cancha al ministro. “No lo entiendo. Los gobernadores y los diputados que los representan son los que garantizan la gobernabilidad por mayor tiempo. Lo que hizo Caputo es romper esa alianza estratégica”, asegura Emilio Monzó, referente de la bancada de Hacemos Coalición Federal, a la nacion.
Otra figura que sobrevoló las negociaciones y genera rispideces con los aliados es Federico Sturzenegger. “No tuve ni tendré ninguna reunión con él, no es funcionario”, dijo Pichetto, uno de los más enfadados por la falta de interlocutores válidos con el oficialismo.
El artífice intelectual del DNU y el megaproyecto mantuvo reuniones el miércoles a la mañana en un departamento de Recoleta con diputados de Pro para discutir las modificaciones que se introducirían en el recinto.
A metros de ese lugar, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Karina Banfi y Silvana Giudici discutían en La Biela, en las mesas que están ubicadas en la vereda, la estrategia para evitar que la votación en particular naufragara en el recinto y se incorporaran los pedidos de diputados y gobernadores aliados. “Al dictamen que firmamos le faltaban cosas, pero se incorporarán en el recinto”, dicen desde el radicalismo.
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Sospechas sobre el viaje de descanso de Zamora a Pinamar
Su arribo coincidió con un vuelo de la nave estatal
La negociación entre Javier Milei y los aliados en el Congreso para garantizar la media sanción de la ley ómnibus vive un momento de incertidumbre y rispidez. Las conversaciones para convalidar las reformas impulsadas por el Presidente se atascan por los resquemores y las exigencias de ambas partes. Pero también por la irritación que provocan en los dialoguistas la actitud y la estrategia de los interlocutores que eligió el Presidente para encarar la instancia final de las tratativas para destrabar el tratamiento del megaproyecto en Diputados.
El consultor Santiago Caputo, quien aún no fue designado en un cargo de manera oficial, pero que participa habitualmente de las reuniones de gabinete e integra la mesa chica de Milei, se convirtió en la cara visible de la Casa Rosada en el Congreso a la hora de negociar con aliados los cambios en la redacción original de la ley ómnibus. De hecho, el martes a la noche, Caputo encabezó la discusión con emisarios de las fuerzas aliadas para pulir el texto del dictamen. El estratega comunicacional del jefe del Estado era quien definía qué modificaciones sugeridas por la oposición eran aceptadas o no. El estilo de Caputo alteró los ánimos de las espadas legislativas de Pro y la UCR. “Era el que bajaba el martillo y se manejaba con mucha soberbia”, lanzó uno de los alfiles macristas que desfilaron por el despacho de Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados, quien ofició de anfitrión. Como Guillermo Francos, ministro del Interior, Menem se encarga de recomponer. En la Cámara baja lo asisten Oscar Zago, jefe de bloque de La Libertad Avanza (LLA), y José Luis Espert, a quien Milei buscó empoderar tras la reconciliación entre ambos. “Ponemos y sacamos negociadores, y rompemos los puentes”, se lamenta un alfil de LLA que teme que se dilate aún más el aval de Diputados a la ley.
Caputo ya había chocado con los dialoguistas la semana pasada cuando irrumpió en el Congreso con una suerte de resumen de los cambios en 100 artículos de la ley ómnibus que había concedido el Presidente. Ese día Caputo insinuó que el oficialismo estaba dispuesto a sesionar durante el paro de la CGT. Los radicales le advirtieron que sería riesgoso discutir en el recinto reformas sensibles con una movilización del peronismo y la izquierda en las calles “Es un asesor de imagen. ¿Qué sabe de tratamiento legislativo? Hay mucha impericia”, se queja uno de los integrantes del bloque de la UCR.
Los interlocutores en la oposición le reprochan a Milei que no haya enviado a un equipo de especialistas de cada ministerio para puntear los ajustes. “A Caputo le importan más las redes sociales que sacar la ley. Son muy irresponsables”, despotrica uno de los diputados con más experiencia parlamentaria en la tropa de aliados. Los libertarios, en cambio, asocian el desgaste y los desencuentros a la ausencia de liderazgo en Pro –por el repliegue de Macri– y la atomización radical o del bloque de Pichetto.
Gobernadores y referentes opositores del extinto JxC en el Congreso mascullan bronca con Milei. Repiten que, pese a que exhiben vocación de colaborar con el oficialismo para sacar las leyes, los emisarios del Gobierno los “destratan” y no abren la puerta a discutir los puntos estratégicos del paquete fiscal –retenciones y jubilaciones– que traban la negociación. “Son caprichosos; podrían sacar una megaley”, advierte un mandatario provincial. En la liga de gobernadores de JxC no ocultan su “bronca” y “preocupación” por la actitud del Gobierno: “Nos tratan peor que al kirchnerismo”, afirman. A Caputo, a quien consideran la voz de Milei en las negociaciones, lo acusan de querer acorralar a los dialoguistas con la amenaza de que si no acompañan las reformas el Presidente los expondrá ante la ciudadanía, una pecera donde la dirigencia tradicional tiene una baja aceptación. “Siguen en la campaña contra la ‘casta’ y con una estrategia de marketing. El paro les salió bien. Nos preguntamos si quieren o no sacar la ley”, se resigna una figura leal a Bullrich en Diputados. En las últimas horas el bloque de Pro ratificó que acompañará la ley en la votación en general.
Ayer, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, desembarcó en el despacho de Menem junto a un asistente, quien tomaba nota en una notebook mientras desfilaban diputados dialoguistas. A los legisladores que pasaban a entrevistarse con Rolandi lo primero que les consultaban era si están dispuestos o no a aprobar el capítulo fiscal. En rigor, les interesaban las retenciones y las jubilaciones, el corazón del esquema que diseñó Luis Caputo para alcanzar el déficit a cero. El ministro de Economía es otro de los apuntados por los dialoguistas. Ya era cuestionado por su decisión de no concurrir al Congreso para exponer ante el plenario de comisiones –lo mismo le recriminan a Nicolás Posse, jefe de Gabinete–, pero su sorpresiva advertencia a los gobernadores sobre eventuales recortes a las partidas por la resistencia a avalar la suba de las retenciones provocó una reacción en cadena. Desde Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) hasta Miguel Pichetto (Hacemos Coalición Federal) o Rodrigo de Loredo (UCR) salieron a rechazar el “apriete” y a marcarle la cancha al ministro. “No lo entiendo. Los gobernadores y los diputados que los representan son los que garantizan la gobernabilidad por mayor tiempo. Lo que hizo Caputo es romper esa alianza estratégica”, asegura Emilio Monzó, referente de la bancada de Hacemos Coalición Federal, a la nacion.
Otra figura que sobrevoló las negociaciones y genera rispideces con los aliados es Federico Sturzenegger. “No tuve ni tendré ninguna reunión con él, no es funcionario”, dijo Pichetto, uno de los más enfadados por la falta de interlocutores válidos con el oficialismo.
El artífice intelectual del DNU y el megaproyecto mantuvo reuniones el miércoles a la mañana en un departamento de Recoleta con diputados de Pro para discutir las modificaciones que se introducirían en el recinto.
A metros de ese lugar, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Karina Banfi y Silvana Giudici discutían en La Biela, en las mesas que están ubicadas en la vereda, la estrategia para evitar que la votación en particular naufragara en el recinto y se incorporaran los pedidos de diputados y gobernadores aliados. “Al dictamen que firmamos le faltaban cosas, pero se incorporarán en el recinto”, dicen desde el radicalismo.
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Sospechas sobre el viaje de descanso de Zamora a Pinamar
Su arribo coincidió con un vuelo de la nave estatal
Diego Cabot y Juan Gallarino
El sábado 13 de enero, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, fue fotografiado por turistas en el balneario Ostende de Valeria del Mar. Varios medios provinciales informaron que el mandatario kirchnerista de origen radical había llegado a la costa en el avión sanitario de su provincia. “Son pelotudeces”, le dijo a este diario al ser consultado.
tuvo acceso al itinerario de vuelo de Zamora y confirmó la existencia de un sospechoso vuelo desde el Aeropuerto Vicecomodoro Ángel de la Paz Aragonés –a unos 6 km hacia el noroeste del centro de Santiago del Estero– que llegó a Villa Gesell, hizo escala en Mar del Plata y regresó a la provincia.
El avión Lear Jet 45 matrícula LQ-CPS despegó de Santiago del Estero el lunes 8 de enero a las 11.03 y aterrizó a las 12.35 en Villa Gesell. Casualmente, los días en que Zamora llegó al balneario, el avión sanitario voló 1 hora y 35 minutos para llegar al aeropuerto más cercano a Pinamar. Las posibilidades del vuelo no son tantas: hubo alguna derivación de urgencia desde la capital provincial a algún hospital de la zona o algún santiagueño tuvo que trasladarse de urgencia desde Pinamar a Santiago. Pero claro, no es posible descartar la principal hipótesis: Zamora y su familia llegaron en ese vuelo.
Desde la comodidad de un sillón del balneario Boutique, parador que es propiedad del abogado Víctor Stinfale, Zamora ofrecía el miércoles una tajante respuesta sobre la aeronave sanitaria. “No me pienso gastar en contestar sobre esos inventos. Dicen cualquier cosa sobre mí. El año pasado, cuando viajé a Punta del Este, también intentaron escracharme. Yo solo quiero que me dejen en paz. ¿Vos sabés quién soy? Lo único que quiero es pasar tiempo con mi familia”, afirmó a este medio. En enero de 2022, fue fotografiado por viajeros en una de las playas esteñas.
Los datos oficiales refutan la versión ofrecida por el gobernador. La travesía del avión sanitario incluyó una escala en Mar del Plata, después de un recorrido que duró 15 minutos. Finalmente, a las 13.59, después de cargar combustible, enfiló para Santiago del Estero. A las 15.57 retornó a su punto de origen durante la misma jornada de lunes, tras un vuelo de 1 hora y 58 minutos.
Según pudo confirmar este medio de fuentes municipales, el balneario Ostende y el Club del Mar de Boutique no son los únicos dos lugares conocidos que Zamora frecuenta. Cuando no deambula por los sectores playeros, hace reposo en La Herradura, uno de los barrios privados más exclusivos de Pinamar y cuyos terrenos disponibles se venden por US$200.000. Tiene como vecinos al exministro de Economía Sergio Massa, quien vacaciona junto con su esposa, la expresidenta de AySA Malena Galmarini, y a otros referentes del PJ bonaerense
El sábado 13 de enero, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, fue fotografiado por turistas en el balneario Ostende de Valeria del Mar. Varios medios provinciales informaron que el mandatario kirchnerista de origen radical había llegado a la costa en el avión sanitario de su provincia. “Son pelotudeces”, le dijo a este diario al ser consultado.
tuvo acceso al itinerario de vuelo de Zamora y confirmó la existencia de un sospechoso vuelo desde el Aeropuerto Vicecomodoro Ángel de la Paz Aragonés –a unos 6 km hacia el noroeste del centro de Santiago del Estero– que llegó a Villa Gesell, hizo escala en Mar del Plata y regresó a la provincia.
El avión Lear Jet 45 matrícula LQ-CPS despegó de Santiago del Estero el lunes 8 de enero a las 11.03 y aterrizó a las 12.35 en Villa Gesell. Casualmente, los días en que Zamora llegó al balneario, el avión sanitario voló 1 hora y 35 minutos para llegar al aeropuerto más cercano a Pinamar. Las posibilidades del vuelo no son tantas: hubo alguna derivación de urgencia desde la capital provincial a algún hospital de la zona o algún santiagueño tuvo que trasladarse de urgencia desde Pinamar a Santiago. Pero claro, no es posible descartar la principal hipótesis: Zamora y su familia llegaron en ese vuelo.
Desde la comodidad de un sillón del balneario Boutique, parador que es propiedad del abogado Víctor Stinfale, Zamora ofrecía el miércoles una tajante respuesta sobre la aeronave sanitaria. “No me pienso gastar en contestar sobre esos inventos. Dicen cualquier cosa sobre mí. El año pasado, cuando viajé a Punta del Este, también intentaron escracharme. Yo solo quiero que me dejen en paz. ¿Vos sabés quién soy? Lo único que quiero es pasar tiempo con mi familia”, afirmó a este medio. En enero de 2022, fue fotografiado por viajeros en una de las playas esteñas.
Los datos oficiales refutan la versión ofrecida por el gobernador. La travesía del avión sanitario incluyó una escala en Mar del Plata, después de un recorrido que duró 15 minutos. Finalmente, a las 13.59, después de cargar combustible, enfiló para Santiago del Estero. A las 15.57 retornó a su punto de origen durante la misma jornada de lunes, tras un vuelo de 1 hora y 58 minutos.
Según pudo confirmar este medio de fuentes municipales, el balneario Ostende y el Club del Mar de Boutique no son los únicos dos lugares conocidos que Zamora frecuenta. Cuando no deambula por los sectores playeros, hace reposo en La Herradura, uno de los barrios privados más exclusivos de Pinamar y cuyos terrenos disponibles se venden por US$200.000. Tiene como vecinos al exministro de Economía Sergio Massa, quien vacaciona junto con su esposa, la expresidenta de AySA Malena Galmarini, y a otros referentes del PJ bonaerense
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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