Cuernos en el viñedo. El curioso vínculo entre la pedagogía Waldorf y el vino que hoy está de moda
El austríaco Rudolf Steiner
Los vinos biodinámicos nacen de una forma de agricultura sustentable creada hace 100 años
Sebastián A. Ríos
El de Rudolf Steiner es un nombre que ha estado en boca de mucha gente en los últimos años. Están los cultores de la medicina antroposófica, que ven en este austríaco fallecido en 1925 a su gurú en materia de salud, así como también quienes han elegido para la educación de sus hijos las escuelas basadas en la pedagogía Waldorf que desarrolló este hijo de un guardabosque. Pero Steiner fue mucho más. Filósofo esotérico, autor teatral, ocultista y pensador social, trasciende como figura central de una forma de agricultura respetuosa con el medio ambiente que hoy vive un auge global dentro del mundo del vino.
La pedagogía creada por Steiner llega hasta hoy a través de las escuelas Waldorf
Con sus rituales de enterramiento de cuernos de vaca en los viñedos y sus tareas guiadas por un estricto calendario basado en la observación de los astros, la agricultura biodinámica se ha convertido en una suerte de certificado de garantía entre los amantes de los vinos eco friendly. A cien años del nacimiento de esta forma de trabajar la tierra, hoy el sello de “vino biodinámico” que extienden estrictas agencias certificadoras globales es capaz de abrir las puertas de algunos de los mercados más trendy y a la vez más exigentes en materia de vino.
En la Argentina, el vino biodinámico no para de crecer: en los últimos 10 años la superficie de viñedos certificados como biodinámicos creció de 233 hectáreas en 2012 a 522 en 2022. “En esta década pudimos ver como la biodinámica tuvo un gran crecimiento en la aceptación del consumidor argentino –afirma Francisco Barreiro, periodista especializado, creador de la Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables, que en agosto celebra su décima edición–. Se pasó de creer que los vinos biodinámicos eran ‘vinos hechos por hippies’ a pensarlos como una forma de elaboración con una filosofía de producción que propone una alternativa más allá de lo orgánico tradicional”.
Pero, ¿en que consiste esta forma de agricultura que hasta no hace mucho tiempo era mirada con cierta desconfianza? Para conocerla, hay que remontarse 100 años atrás a una Europa de entreguerras, que comenzaba a preocuparse por la necesidad de tener que producir grandes cantidades de alimentos a partir de suelos empobrecidos, y en donde el ingreso de los fertilizantes nitrogenados era visto con desconfianza.
Viñedo de Escorihuela Gascón en El Cepillo (Mendoza), el viñedo biodinámico más grande de la Argentina
Suelos amenazados
Finalizada la Primera Guerra Mundial, Europa enfrentaba un panorama desolador, y no solo en términos de la destrucción provocada por este enfrentamiento en el que murieron casi 20 millones de personas. Muchos agricultores comenzaban a llamar la atención sobre la pérdida de la fertilidad de sus tierras y la pobre calidad nutritiva de los alimentos que en ellas cultivaban.
En respuesta a esta inquietud, en junio de 1924 Rudolf Steiner impartió en Koberwitz (Polonia) una serie de ocho conferencias en las que la finca o granja se abordaba como un organismo en el que el suelo, las plantas, los animales y los seres humanos estaban integrados. “En el curso traté ante todo de desarrollar cuáles son las condiciones para que prosperen los distintos aspectos de la agricultura; cómo se desarrollan las plantas en toda su diversidad así como los animales; cómo propiciar una reforma de la fertilización y de la lucha contra las malas hierbas y las plagas”, escribió, y agregó: “Se trata de una cuestión eminentemente cósmico-terrestre”.
La biodinamia es una forma de agricultura que hoy crece en el cultivo de la vid a nivel global pero también en Argentina
Pero, ¿cómo entra a jugar esta cuestión cósmico-terrestre en la biodinamia? “La diferencia más significativa es que en la agricultura biodinámica se trabaja con las energías vitales en la naturaleza y no solamente con las necesidades materiales –reseña Demeter, certificadora global de prácticas biodinámicas–. Un aspecto de esto es la consideración de los ritmos cósmicos en la producción vegetal y la cría animal”.
“El concepto básico es que debemos tener en cuenta las influencias de las dos grandes fuentes de energía que tiene nuestro planeta, que son el Sol y la Luna. Cada uno ejerce un tipo de energía diferente en nuestro día a día, y en el viñedo sucede lo mismo –explica Matías Ciciani, enólogo de Escorihuela Gascón, bodega que posee la finca biodinámica más grande de la Argentina–. Lo que intentó hacer Steiner fue incorporar en la producción de cualquier alimento conceptos de sustentabilidad relacionados con las energías planetarias desde un punto de vista filosófico. En otras palabras, la biodinamia es una agricultura orgánica donde se involucran las dos grandes energías planetarias”.
Así, las fechas de tareas que se realizan en la finca como la siembra, la poda o la cosecha son guiadas por un calendario astral, que señala cuáles son los días y momentos del día en que es más “favorable” realizar dichas tareas.
“La agricultura biodinámica resultó un gran potenciador de los campesinos en su época –afirma el ingeniero agrónomo Fernando Enfarrell, asesor agrícola de Ribera del Cuarzo, en Río Negro, bodega que este año comenzó su reconversión hacia este tipo de agricultura–. Lo espiritual y astral de la biodinámica ayudó a que los campesinos entendieran y se organizaran en las labores agrícolas, ya que creían en la religión y usaban mucho a la Luna y otros astros para la agricultura”.
Los vinos biodinámicos conforman hoy un nicho del mercado que atrae a muchos consumidores que valoran la sustentabilidad
“En ese momento en el que Steiner dio sus conferencias –agrega Enfarrell–, los campesinos eran las personas menos letradas y que menos acceso a los estudios tenían. La agricultura biodinámica fue la manera en la que se logró introducir ciencia de manera didáctica para ellos, ya que esta práctica propicia el aumento de una biodiversidad benéfica para el cultivo”.
Es que además de señalar los momentos más propicios para las tareas de la finca, la biodinamia propone una forma sustentable y ecológica de hacer frente a las necesidades básicas de la agricultura. “La forma de producción biodinámica está basada en el aprendizaje, observación y aceptación de los equilibrios naturales, sin la utilización de sustancias químicas de síntesis –señala Victoria Brond, gerente de Enología y Operaciones de la bodega biodinámica Alpamanta, en Mendoza–. La idea primigenia es producir y elaborar sin el uso de productos externos. La biodinamia indica que las granjas tienen que generar lo que necesitan dentro de sí. Por ejemplo, en el caso de los fertilizantes, nosotros producimos nuestro propio compost con subproductos de la elaboración (orujo y escobajo) más guano de nuestros animales, más restos vegetales”.
Preparados
En contraposición a los productos de síntesis, la biodinamia propone el uso de preparados que se elaboran a partir de elementos presentes en el entorno rural. Quizás el caso más conocido –casi folclórico en lo que respecta a esta práctica– es el llamado preparado 500: “Este preparado aumenta el contenido de microorganismos benéficos propios del lugar en los suelos, ya que la materia prima proviene de las heces de los animales que ahí habitan”, explica Enfarrell.
Enterramiento de cuernos de vaca en la Finca Araucana de Bodega Ribera del Cuarzo (Río Negro), con los que se elabora el preparado 500
En los viñedos argentinos, el preparado se elabora a partir de bosta de vaca, que se entierra dentro de cuernos también de vaca en la finca, y allí permanece varios meses. Ese entorno favorece la multiplicación de microorganismos benéficos, que luego de ser desenterrados son incorporados como forma de abono. Existen otros preparados con otras funciones: el 501 potencia la fotosíntesis y el 508 combate enfermedades fúngicas. Es que más allá de las cuestiones astrales en las que se sostiene la arquitectura conceptual de la biodinamia, de lo que se trata es de maneras de favorecer la sanidad y fertilidad de los suelos en forma orgánica y sustentable.
“En el momento en que nació la biodinamia, se necesitaba incrementar la producción de alimentos en la misma tasa que se incrementó la población –sintetiza Enfarrell–. Y en ese contexto, resultó ser un método sustentable y al alcance de todo campesino para lograrlo”.
Expresión del terruño
En los últimos años, la agricultura biodinámica ha despertado un interés particular entre enólogos y agrónomos. “Por la falta de rendimiento que se observa en los viñedos o por temas climáticos, hay una toma de conciencia de los productores muy fuerte”, explica Brond.
Al mismo tiempo, los propios vinos han mostrado una calidad e identidad que atrae a cada vez más consumidores. “Los vinos provenientes de viñas biodinámicas logran tener excelentes fermentaciones con mínimas intervenciones, expresando de esta manera, el terruño, la añada y la calidad del varietal”, opina Enfarrell
“Si bien el beneficio más grande del uso de la biodinamia es para el medio ambiente, como productor de vino veo que este método nos permite acercarnos más a lo que hacemos: nos hace llevar la rienda corta, porque te exige mucho más que un viñedo convencional –reflexiona Ciciani–. Y eso se traduce en vinos que expresan muy bien el lugar en donde nacen”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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