Tecnópolis, en el tiempo. La chacra de un prócer, cuartel militar y autocine
La historia de un predio donde sucedieron hechos que quedaron en la memoria de los argentinos
Germán Wille
El predio de Tecnópolis hoy, a orillas de la avenida General Paz
En poco tiempo, Tecnópolis, el enorme predio ubicado en Villa Martelli, partido de Vicente López, que se promovió durante años como una “megamuestra de arte, diseño y tecnología” abierta a todo público, dejará de funcionar tal como lo venía haciendo. El gobierno nacional implementó un programa abierto a iniciativas privadas y públicas con la finalidad de que el parque temático inaugurado en el año 2011, en la presidencia de Cristina Kirchner, se autofinancie. Mientras se debate el futuro de Tecnópolis, es buen momento para recordar el pasado de ese predio de 54 hectáreas emplazado a la vera de la avenida General Paz, frente al barrio porteño de Saavedra. En el siglo XIX, el cuadrado de tierra que hoy comparten la Capital y la provincia, delimitado por la Avenida de los Constituyentes, Zufriátegui, Balbín y Crisólogo Larralde, pertenecía a la familia del presidente de la Primera Junta de Gobierno, Cornelio Saavedra.
“Ese terreno era una de las 61 ‘suertes’ de tierra que el fundador de Buenos Aires, Juan de Garay, había sorteado entre sus hombres, en 1580. Más tarde esos terrenos los adquirieron las personas con plata. Ese, en especial, lo compraron los Saavedra”, dice a el ingeniero Mario la nacion Petrucci, autor del libro Villa Martelli... una gran historia.
En 1880 se federaliza Buenos Aires y se traza la línea por la que hoy circula la avenida General Paz. “El cuadrado de la chacra de los Saavedra queda dividido por una diagonal de punta a punta, la futura General Paz. De un lado, el de la provincia, queda el triángulo limitado por General Paz, Constituyentes y Zufriátegui donde hoy está Tecnópolis. Ese predio correspondía a San Isidro, hasta que en 1905 se crea el partido de Vicente López”, dice Petrucci. En 1936 el Estado nacional expropia la chacra de los Saavedra y declara sus terrenos “de utilidad pública”. Pronto, este predio, del lado de la provincia, es concedido al Ejército Argentino. La presencia militar en la zona estuvo marcada por el cuartel del Ejército que funcionó en el lugar por más de tres décadas. Allí se radicaron cuatro unidades: el Batallón de Arsenales 101, el Batallón 601 de Ingenieros, una unidad de Inteligencia y el Batallón de Artillería Logística 10.
Petrucci, que hoy tiene 70 años, cuenta: “Yo jugaba a la pelota ahí, había una cancha de fútbol. Cuando no pasaba nada, ¿viste?”. Pero después sí pasaron cosas allí... en la tragedia de la última dictadura militar, en el Batallón de Artillería Logística 10 funcionó un centro clandestino de detención”, dice.
El cuartel de Villa Martelli volvió a tener un protagonismo negativo ya en tiempos de la democracia. Sucedió en diciembre de 1988, cuando fue el epicentro de un levantamiento contra del presidente Raúl Alfonsín, liderado por el coronel “carapintada” Mohamed Alí Seineldín. Era la tercera sublevación militar en democracia. El momento más tenso de la rebelión se vivió el 4 de diciembre, en el arco de acceso del regimiento de Villa Martelli. Allí se reunieron cientos de civiles para protestar contra el accionar de los militares. Comenzaron a tirar piedras y la policía presente arremetió a tiros contra ellos. Se sumaron a disparar algunos militares rebeldes. El resultado de este caos fue el de tres víctimas mortales y más de 40 heridos. Tras negociaciones entre los sublevados y el jefe de las Fuerzas Armadas de entonces, general José Caridi, la rebelión culminó.
Pero no todos fueron tragos amargos en el pasado de Tecnópolis. En ese predio también funcionó, en los años 70 y 80, un autocine llamado Buenos Aires. Constaba de un gran playón con una pantalla gigante adelante. En principio, el sonido de las películas llegaba a los espectadores a través de la radio AM del coche, algo que se modificó a causa de que ese sistema producía interferencias en las comunicaciones del cuartel.
En la puerta de ese autocine había una estructura de metal de la que pendía el chasis de un Ford Falcon color rojo. A comienzos de los años 90, aquel lugar había cerrados sus puertas.
En cuanto a las unidades militares, para mediados de los 90 habían dejado de funcionar allí. “Cuando está (Domingo) Cavallo como ministro de Economía, impulsa una ley que permite al Ejército vender sus propiedades para financiar aumentos –cuenta Petrucci–. Pero después el intendente de Vicente López no lo permitió con una ordenanza. Dijo que allí no se podían hacer casas, ni cementerios, ni supermercados. Entonces no se hizo nada”. “Cuando Mauricio Macri, que era jefe de gobierno de Buenos Aires, no le dejó a Cristina Kirchner hacer la exposición por el Bicentenario en la zona de Figueroa Alcorta y Tagle, Cristina vio que estos terrenos de Villa Martelli eran federales y dijo: ‘Bueno, ya está, hagamos Tecnópolis acá y listo’”, resume Petrucci
En poco tiempo, Tecnópolis, el enorme predio ubicado en Villa Martelli, partido de Vicente López, que se promovió durante años como una “megamuestra de arte, diseño y tecnología” abierta a todo público, dejará de funcionar tal como lo venía haciendo. El gobierno nacional implementó un programa abierto a iniciativas privadas y públicas con la finalidad de que el parque temático inaugurado en el año 2011, en la presidencia de Cristina Kirchner, se autofinancie. Mientras se debate el futuro de Tecnópolis, es buen momento para recordar el pasado de ese predio de 54 hectáreas emplazado a la vera de la avenida General Paz, frente al barrio porteño de Saavedra. En el siglo XIX, el cuadrado de tierra que hoy comparten la Capital y la provincia, delimitado por la Avenida de los Constituyentes, Zufriátegui, Balbín y Crisólogo Larralde, pertenecía a la familia del presidente de la Primera Junta de Gobierno, Cornelio Saavedra.
“Ese terreno era una de las 61 ‘suertes’ de tierra que el fundador de Buenos Aires, Juan de Garay, había sorteado entre sus hombres, en 1580. Más tarde esos terrenos los adquirieron las personas con plata. Ese, en especial, lo compraron los Saavedra”, dice a el ingeniero Mario la nacion Petrucci, autor del libro Villa Martelli... una gran historia.
En 1880 se federaliza Buenos Aires y se traza la línea por la que hoy circula la avenida General Paz. “El cuadrado de la chacra de los Saavedra queda dividido por una diagonal de punta a punta, la futura General Paz. De un lado, el de la provincia, queda el triángulo limitado por General Paz, Constituyentes y Zufriátegui donde hoy está Tecnópolis. Ese predio correspondía a San Isidro, hasta que en 1905 se crea el partido de Vicente López”, dice Petrucci. En 1936 el Estado nacional expropia la chacra de los Saavedra y declara sus terrenos “de utilidad pública”. Pronto, este predio, del lado de la provincia, es concedido al Ejército Argentino. La presencia militar en la zona estuvo marcada por el cuartel del Ejército que funcionó en el lugar por más de tres décadas. Allí se radicaron cuatro unidades: el Batallón de Arsenales 101, el Batallón 601 de Ingenieros, una unidad de Inteligencia y el Batallón de Artillería Logística 10.
Petrucci, que hoy tiene 70 años, cuenta: “Yo jugaba a la pelota ahí, había una cancha de fútbol. Cuando no pasaba nada, ¿viste?”. Pero después sí pasaron cosas allí... en la tragedia de la última dictadura militar, en el Batallón de Artillería Logística 10 funcionó un centro clandestino de detención”, dice.
El cuartel de Villa Martelli volvió a tener un protagonismo negativo ya en tiempos de la democracia. Sucedió en diciembre de 1988, cuando fue el epicentro de un levantamiento contra del presidente Raúl Alfonsín, liderado por el coronel “carapintada” Mohamed Alí Seineldín. Era la tercera sublevación militar en democracia. El momento más tenso de la rebelión se vivió el 4 de diciembre, en el arco de acceso del regimiento de Villa Martelli. Allí se reunieron cientos de civiles para protestar contra el accionar de los militares. Comenzaron a tirar piedras y la policía presente arremetió a tiros contra ellos. Se sumaron a disparar algunos militares rebeldes. El resultado de este caos fue el de tres víctimas mortales y más de 40 heridos. Tras negociaciones entre los sublevados y el jefe de las Fuerzas Armadas de entonces, general José Caridi, la rebelión culminó.
Pero no todos fueron tragos amargos en el pasado de Tecnópolis. En ese predio también funcionó, en los años 70 y 80, un autocine llamado Buenos Aires. Constaba de un gran playón con una pantalla gigante adelante. En principio, el sonido de las películas llegaba a los espectadores a través de la radio AM del coche, algo que se modificó a causa de que ese sistema producía interferencias en las comunicaciones del cuartel.
En la puerta de ese autocine había una estructura de metal de la que pendía el chasis de un Ford Falcon color rojo. A comienzos de los años 90, aquel lugar había cerrados sus puertas.
En cuanto a las unidades militares, para mediados de los 90 habían dejado de funcionar allí. “Cuando está (Domingo) Cavallo como ministro de Economía, impulsa una ley que permite al Ejército vender sus propiedades para financiar aumentos –cuenta Petrucci–. Pero después el intendente de Vicente López no lo permitió con una ordenanza. Dijo que allí no se podían hacer casas, ni cementerios, ni supermercados. Entonces no se hizo nada”. “Cuando Mauricio Macri, que era jefe de gobierno de Buenos Aires, no le dejó a Cristina Kirchner hacer la exposición por el Bicentenario en la zona de Figueroa Alcorta y Tagle, Cristina vio que estos terrenos de Villa Martelli eran federales y dijo: ‘Bueno, ya está, hagamos Tecnópolis acá y listo’”, resume Petrucci
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