martes, 25 de junio de 2024

MARÍA NEGRONI, ESCRITORA Y TODO SUS TRABAJOS


Misivas apócrifas de autores que marcaron el adn literario
Cartas extraordinarias, el nuevo libro de maría negroni, Se conocerá en julio. aquí, el adelanto del prólogo y uno de sus capítulos
Mary. ßf
Este libro es una colección de cartas cuidadosamente apócrifas de aquellos autores que, para tantos niños y jóvenes argentinos, constituyeron la primera biblioteca. Esos autores, se recordará, venían encuadernados en tapas amarillas –la famosa colección Robin Hood– y los leíamos con avidez, fascinados por las aventuras de sus múltiples pequeños huérfanos. Allí estaban, entre otros, Herman Melville, Emilio Salgari, Hans Christian Andersen, Louisa May Alcott, J. M. Barrie, Charles Dickens, R. L. Stevenson, Carlo Collodi, Lewis Carroll, Jean Webster, Johanna Spyri, Jonathan Swift, los hermanos Grimm, Jules Verne, Mark Twain, Charlotte Brontë, Rudyard Kipling, Jack London y Daniel Defoe. ¡Qué maravilla de ADN literario!




Novelas1998: El sueño de Úrsula
2007: La anunciación
2021: El corazón del daño
Poesía'Archivo Dickinson', La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2018.
'Pequeños reinos', Eduntref, Buenos Aires, 2017.
'Exilium', Vaso Roto Ediciones, Madrid, 2016.
'Cuaderno alemán', Alquimia Ediciones, Santiago de Chile, 2015.
'Interludio en Berlín', Pre-Textos, Valencia 2014.
'Cantar la nada', Editorial Bajo la Luna, Buenos Aires 2011.
'La Boca del Infierno', Editorial Mantis, México 2010.
'Andanza', Editorial Pre-Textos, Valencia 2009.
'Buenos Aires Tour', poemas, Editorial Aldus, México 2006.
'Arte y Fuga', poemas, Editorial Pre-Textos, Valencia 2004.
'La ineptitud, poemas', Editorial Alción, Córdoba, Argentina 2002.
'Diario Extranjero', poemas, Editorial La Pequeña Venecia, Caracas, 2000.
'El viaje de la noche', poemas, Editorial Lumen, Barcelona, España, 1994.
'Islandia', poemas, Monteávila Editores, Caracas, Venezuela, 1994 y Station Hill Press, New York, 2001.
'La jaula bajo el trapo', poemas, Ediciones Libros de Tierra Firme, Buenos Aires 1991; segunda edición Editorial Cuarto Propio, Santiago, Chile 1999; tercera edición Colección Eme, Ediciones La Palma, 2014.
'per/canta', poemas, Ediciones Libros de Tierra Firme, Buenos Aires 1989.
'de tanto desolar', poemas, Ediciones Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1985.
Ensayo/ Miscelánea

'Objeto Satie', Caja Negra, Buenos Aires, 2018.
'El arte del error', Vaso Roto Ediciones, Madrid, 2016.
'La noche tiene mil ojos', Caja Negra Editora, Buenos Aires 2015.
'Cartas Extraordinarias', Editorial Alfaguara, Buenos Aires 2013 y Editorial Demipage, Madrid 2016.
'Elegía Joseph Cornell', Caja Negra Editora, Buenos Aires 2013.
'Pequeño Mundo Ilustrado', Caja Negra, Buenos Aires 2011.
'Galería Fantástica', Premio Internacional de Ensayo Siglo xxi, México 2008.
'The Tango Lyrics', traducción de Michelle Gil-Montero, Quattro Books, Canadá 2013.
'Buenos Aires Tour', objeto-libro y pieza multimedia en colaboración con el artista argentino Jorge Macchi, Editorial Turner, Madrid 2004.
'El testigo lúcido'. Estudio sobre la obra de sombra de Alejandra Pizarnik, Beatriz Viterbo Editoras, Rosario 2003. Reedición en Editorial Entropía, Buenos Aires, 2017.
'Susana Thénon'. Edición crítica anotada en colaboración con Prof.Ana María Barrenechea, Volumen I, Ediciones Corregidor, Buenos Aires 2001.
'Susana Thénon'. Anotada en colaboración con Prof.Ana María Barrenechea, Volumen II, Ediciones Corregidor, Buenos Aires 2004.
'La maldad de escribir, Ensayos críticos y antología de poetas mujeres latinoamericanas', Editorial Igitur, Barcelona 2003.
'La pasión del exilio. Ensayos críticos y antología de poetas mujeres norteamericanas', Ediciones Bajo la luna, 2003.
'Museo Negro. Ensayos críticos sobre la imaginación gótica', Grupo Editorial Norma, Buenos Aires 1999.
'Ciudad Gótica. Ensayos sobre arte y poesía en NY', Editorial Bajo la Luna Nueva, Buenos Aires 1994. Segunda edición 2007.




Me he permitido, como corresponde, ser arbitraria: entre todos los autores de la colección, elegí solo a los que más me impactaron, dejando de lado a otros que no leí, o no me interesaron en su momento. También incluí a tres que, sin figurar en ella, fueron fundamentales en mi adolescencia: Mary Shelley, Edgar Allan Poe y J. D. Salinger.
Las cartas en sí, aunque inventan con descaro, no descartan la cita escondida ni intentan disimular un vínculo estrecho con las circunstancias biográficas, históricas y sociales que las rodearon. Tampoco los destinatarios se restringen a un único rol: a veces, son personas de la vida real; otras, figuras que tal vez podrían haberse conocido pero no lo hicieron (como Louisa May Alcott y Emily Dickinson); otras, por fin, corresponsales imposibles por anacrónicos. Incluso, escribí cartas del autor a su personaje o del personaje a su autor.
Hay, sin embargo, un hilo común y ese hilo es, sin duda, la empedernida reflexión que cada carta emprende, casi con saña, en torno a los costos de la actividad literaria. El resto son las formas más o menos ruidosas de esa reflexión, los temas que la exacerban o enmascaran: el deplazamiento como gestualidad épica, la pregunta por la calidad del dolor, los espejismos de la ambición, la gran anomalía del amor, las sombras de la noche mental y, en general, el desconcierto frente a los “tiempos difíciles”.
Escribirlas fue para mí, por eso, un doble premio: no solo me pasé un año sumergida entre los libros que me marcaron como pequeña lectora, sino que pude acercarme, por interpósitas voces, a las aristas más vertiginosas de esas mismas preguntas que me formulo hace tiempo, cada vez con más urgencia.
Perderse, escribió Clarice Lispector, es un encontrarse peligroso. Me gustaría pensar que estas cartas no son reacias ni inmunes a esa promesa, que no la ignoran ni la temen, que son capaces de acatar, en su mobiliario mínimo de escenas, el milagro furtivo de esa gracia.
Mary Shelley
Villa Diodati, 18 de abril de 1840 Madre:
Esta carta no tiene principio ni fin. No he hecho más que escribirla toda mi vida, tratando de darte alcance, de pegar fragmentos infructuosos para armar tu figura, de ser yo misma un teatro de sombras para que pudieras materializarte en mí.
Verás que me encuentro, otra vez, a orillas del Bellerive, en esa morada enclavada en los Alpes donde escribí, hace más de veinte años, mi único libro verdadero.
He vuelto ahora con el último hijo que me queda. No para regodearme en la memoria de aquel lujo de sensaciones que fue mi juventud sino para enfrentarme a una intuición tardía: aquello que entonces escribí, sin saberlo, sabía de mi vida –pasada y futura– más que yo. Todo, absolutamente todo lo que ocurrió después, consta en esas páginas como premonición: mi esfuerzo vitalicio por resucitarte, mi encono de huérfana, el quehacer impío de mis artes, la muerte en serie de mis seres queridos.
¿Te das cuenta, madre? Me volví la autora de mis propios males. Y, a partir de ahí, quedé condenada a leer el relato de mi desventura, como si yo misma fuese mi propio vampiro.
La construcción de un monstruo: ¿cómo pudo ocurrírseme idea tan tremenda?
Habré querido impresionar a los poetas, siempre reacios a lo trivial de la prosa o, incluso, vencerlos en su ardor nocturno, su flirteo con la belleza lívida. No lo sabía entonces. No podía saber que al final de tanta audacia, sólo ganaría una pérdida.
Yo era joven, aplicada y rubia. Venía de un hogar poético y político, donde acudían seres abismales, proscritos, maravillosos. ¿Qué podía importarme que Byron viviera en el más estricto adulterio; que Claire se dejara llamar por él “maldita zorra”, o que el ingenuo y pesado Polidori se atribuyera poderes sobre todos? Yo florecía en la mañana conyugal, tenía a mi propio elfo que me llevaba, más allá de Suiza o del mundo, a montones de sitios donde leíamos juntos a Livio, Tácito y Virgilio. Él me instaba a alcanzar prestigio literario, a descifrar los secretos del cielo y de la tierra. ¡Qué felicidad! ¡Cuánta euforia en aquel invierno de mis sábanas!
Miro todo y vuelvo a ver el lago cristalino y los picos resplandecientes, y el pequeño puerto donde amarrábamos la barca. De ese tiempo, no ha quedado nada. Prontísimas en ocurrir las desgracias. Mi bebé. Mis bebés.
Uno por uno, me fueron arrancados por los males más torvos. Después el padre, la hermana, el marido. La tumba, ese innumerable cónclave presidido desde siempre por ti. Quedé rodeada de labios apagados.
Puede ser que delire (no lo creo). La memoria me destroza. Nadie que ordene lo que rompí. Cualquier sonido me sobresalta, como si anunciara al mensajero de un infortunio nuevo. ¿Soy yo la misma que remoloneaba aquí, lenta en sombras? ¿Yo, la compañera anciana de mis muertos? Me duele la cabeza. Ya no espero el premio de la realidad. ¡Qué débil me siento! Era esto, tal vez, el paraíso amniótico. Un vacío rodeado de negros bosques, ciervos arrogantes y ruinas encaramadas sobre precipicios, más allá de toda finis terrae. Si Shelley me viera en estos paroxismos de angustia, si pudiera sopesar mi alma aterida, celebraría mi demorado arribo a la Poesía de la Naturaleza.
¿Que por qué no vuelvo a casarme, como tú? Jamás.
En mi lápida escribirán: Mary Shelley. Es un nombre tan bonito, por nada renunciaré a él. Además, lo juro por la noche, nunca seré una afable derrotada.
Volveré a verte en la región de las brumas, madre. Allí podrás contestarme, ser tú misma un navío que zozobra, sin facciones en el rostro. Yo te escucharé respetuosa, para siempre reñida con la existencia.
Tuya afectísima,
La colección Robin Hood, La primera biblioteca de los argentinos
María Negroni volvió a sumergirse en las historias, en los autores, en los libros de tapas amarillas que leyó en su infancia, como lo hicieron tantos jóvenes argentinos. Negroni es autora de numerosos libros, todos de difícil clasificación: los hay de ensayo misceláneo como Elegía Joseph Cornell, Pequeño mundo ilustrado y Galería fantástica; los hay de poesía como Archivo Dickinson, Exilium, Islandia y La utilidad de las estrellas, y están también las novelas El sueño de Úrsula, La Anunciación y El corazón del daño [Alejandro Tantanian la llevó al teatro con la actuación de Marilú Marini]. Su obra fue traducida al inglés, francés, italiano, sueco y portugués. Recibió la beca Guggenheim en poesía y el Premio Internacional de Ensayo Siglo XXI.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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