Industria y construcción crecieron en abril por primera vez en el año
Repunte. Las fábricas avanzaron 1,8% en el mes y las obras, 1,7%; aún es fuerte la baja interanual; analistas creen que marzo habría sido el piso
Carlos Manzoni
Desde un nivel todavía muy bajo, la construcción comienza a mostrar signos vitales
Lo que se esperaba para febrero finalmente se produjo en marzo: el piso de caída para la industria y la construcción –dos motores de la actividad– llegó en el tercer mes del año. Esto se deriva de los indicadores de abril de ambos sectores, en los que se observó una expansión mensual de 1,8% para las fábricas y de 1,7% en las obras.
El dato es sin dudas alentador, pero se debe tener en cuenta que se parte de un piso muy bajo. Hay que recordar que la industria había caído 11,4% en enero, 3,5% en febrero y 15,1% en marzo, mientras que la performance de la construcción había tenido números aún peores: -12,2%, 11% y 14,9%, respectivamente.
Las cifras correspondientes a abril fueron publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en sus habituales informes Índice de Producción Industrial Manufacturera (IPIM) e Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC). Este organismo indicó además que en la medición interanual la industria tuvo un derrumbe de 16,6%, con lo que acumuló en el primer cuatrimestre del año una baja de 15,4%; mientras que la construcción retrocedió 37,2% y 32%, respectivamente.
El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos,comentó que si bien ambos sectores arrojaron cifras mensuales desestacionalizadas similares, en el caso de la construcción se trata de la primera vez que sube desde julio de 2023. “Obviamente que desde diciembre cayó más fuerte, pero no hay que perder de vista que viene cuesta abajo desde agosto”, agregó el especialista. En lo que concierne a la industria, destacó se trata “del primer mes con cifras positivas desde septiembre”.
Para Tiscornia, el dato interanual, que arroja cifras muy malas, no aporta información útil en este contexto. “El intermensual, en cambio, es un dato alentador. Abona la hipótesis de que marzo fue el peor momento de la actividad económica. Si uno ve estos datos y les suma que habitualmente en abril el agro tiene un repunte, porque pesa mucho la soja –que este año es mejor que la de 2023–, es posible anticipar que el EMAE [Estimador Mensual de la Actividad Económica] debería tener un crecimiento mensual desestacionalizado, empujado esta vez un poco por industria y construcción”, analizó el economista.
El economista Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, comentó que el nivel de ambos sectores en la comparación interanual sigue muy bajo, pero el dato positivo es que tanto construcción como industria tuvieron un leve crecimiento en la medición intermensual desestacionalizada. “Es una señal de que, por lo menos, la caída se frenó. Se necesita un mes más con buenos datos para afirmar que cambió la tendencia, pero esto es algo positivo”, subrayó el especialista.
Para Sigaut Gravina, la gran incógnita que aparece ahora es si en mayo vuelve a producirse una recuperación en la variación desestacionalizada. “En ese caso, se podría decir que el piso fue efectivamente en marzo. No hay que negar que siguen siendo números muy negativos, pero con esta señal después de un marzo horrible se abre una esperanza sobre la posibilidad de un repunte más consistente”, señaló.
En tanto, el economista Lautaro Moschet, de la Fundación Libertad y Progreso, subrayó que los datos de industria de abril refuerzan la hipótesis de que el punto más bajo de la actividad se alcanzó entre marzo y abril de este año. “El sector manufacturero ha sido uno de los más afectados durante esta recesión, mientras que los sectores agrícola, energético y minero han ayudado a mitigar esas caídas. Por lo tanto, la mejora en este indicador es un claro indicio de que el nivel de actividad está comenzando a recuperarse”, afirmó.
El economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, dijo que los datos del Indec empiezan a replicar lo que los datos primarios ya habían insinuado para abril de 2024. “El rebote de abril de la industria, que no llega a compensar toda la baja del mes previo, y lo mismo por el lado de la construcción. Las caídas [interanuales] sonbastantegeneralizadasenambos y eran esperadas después del fuerte derrape de marzo y el primer trimestre en general. Aún más, lo más probable es que el movimiento se sostenga en mayo de 2024”, opinó.
Asimismo, en un análisis de los rubros que componen el índice de la construcción,Caamañoremarcóque el primer dato primario de actividad de mayo es el de los despachos de cemento,quesubieron14,7%intermensual y se ubican algo por encima de los de febrero. “La caída acumulada desde diciembre de 2024 se ubica ahora en 10% y desde abril de 2023 (último máximo) en 31,4%”, agregó.
El economista Gustavo Vallejo, jefe del Departamento de Estadísticas del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), enfatizó que la construcción revirtió la tendencia negativa de los 8 meses previos, lo que hace suponer, según dijo, que marzo pudo haber marcado un piso. “Si bien la comparativa con abril de 2023 muestra una caída del 37,2% interanual y acumulada del 32%, por fin se registra una desaceleración luego de 5 meses en que la baja de la actividad era cada vez más profunda”, añadió.
Según aclaró Vallejo, todavía hay que ser cauto a la hora de hablar de una consolidación de la recuperación. Sobre todo, al analizar los datos de empleo. “El nivel de empleo sectorial en la industria de la construcción también acompaña la tendencia recesiva y todavía no hay datos disponibles que reflejen lo contrario. Desde que, en mayo de 2023, alcanzó un record histórico, acumula desde agosto una pérdida de 90.000 puestos formales hasta marzo de 2024, de los cuales 40.000 corresponden al primer trimestre”, precisó el economista.
Unaestimacióndeloquepuedeser este año materia de actividad puede extraerse de lo que opinó ayer en el 10ºLatamEconomicForumeleconomista Ricardo Arriazu. Con una cuota de optimismo, consideró que este año es una mezcla de 2002 (año de devaluación y caída del salario real) y 2010 (año de recuperación de la sequía y el crecimiento del PBI).
Además, Arriazu consideró que en marzo la Argentina alcanzó un piso para el PBI, y que en los próximos meses debería repuntar, mientras que el consumo debería haber comenzado su reactivación en mayo. El único riesgo que existe en la actualidad, dijo el experto, es que haya una crisis política que detenga esa dinámica.
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La clase media acentúa el recorte de gastos por el ajuste
Consumo. Este sector social achicó gastos por encima del promedio en el bimestre abril/mayo, según un relevamiento privado
El dato es sin dudas alentador, pero se debe tener en cuenta que se parte de un piso muy bajo. Hay que recordar que la industria había caído 11,4% en enero, 3,5% en febrero y 15,1% en marzo, mientras que la performance de la construcción había tenido números aún peores: -12,2%, 11% y 14,9%, respectivamente.
Las cifras correspondientes a abril fueron publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en sus habituales informes Índice de Producción Industrial Manufacturera (IPIM) e Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC). Este organismo indicó además que en la medición interanual la industria tuvo un derrumbe de 16,6%, con lo que acumuló en el primer cuatrimestre del año una baja de 15,4%; mientras que la construcción retrocedió 37,2% y 32%, respectivamente.
El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos,comentó que si bien ambos sectores arrojaron cifras mensuales desestacionalizadas similares, en el caso de la construcción se trata de la primera vez que sube desde julio de 2023. “Obviamente que desde diciembre cayó más fuerte, pero no hay que perder de vista que viene cuesta abajo desde agosto”, agregó el especialista. En lo que concierne a la industria, destacó se trata “del primer mes con cifras positivas desde septiembre”.
Para Tiscornia, el dato interanual, que arroja cifras muy malas, no aporta información útil en este contexto. “El intermensual, en cambio, es un dato alentador. Abona la hipótesis de que marzo fue el peor momento de la actividad económica. Si uno ve estos datos y les suma que habitualmente en abril el agro tiene un repunte, porque pesa mucho la soja –que este año es mejor que la de 2023–, es posible anticipar que el EMAE [Estimador Mensual de la Actividad Económica] debería tener un crecimiento mensual desestacionalizado, empujado esta vez un poco por industria y construcción”, analizó el economista.
El economista Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, comentó que el nivel de ambos sectores en la comparación interanual sigue muy bajo, pero el dato positivo es que tanto construcción como industria tuvieron un leve crecimiento en la medición intermensual desestacionalizada. “Es una señal de que, por lo menos, la caída se frenó. Se necesita un mes más con buenos datos para afirmar que cambió la tendencia, pero esto es algo positivo”, subrayó el especialista.
Para Sigaut Gravina, la gran incógnita que aparece ahora es si en mayo vuelve a producirse una recuperación en la variación desestacionalizada. “En ese caso, se podría decir que el piso fue efectivamente en marzo. No hay que negar que siguen siendo números muy negativos, pero con esta señal después de un marzo horrible se abre una esperanza sobre la posibilidad de un repunte más consistente”, señaló.
En tanto, el economista Lautaro Moschet, de la Fundación Libertad y Progreso, subrayó que los datos de industria de abril refuerzan la hipótesis de que el punto más bajo de la actividad se alcanzó entre marzo y abril de este año. “El sector manufacturero ha sido uno de los más afectados durante esta recesión, mientras que los sectores agrícola, energético y minero han ayudado a mitigar esas caídas. Por lo tanto, la mejora en este indicador es un claro indicio de que el nivel de actividad está comenzando a recuperarse”, afirmó.
El economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, dijo que los datos del Indec empiezan a replicar lo que los datos primarios ya habían insinuado para abril de 2024. “El rebote de abril de la industria, que no llega a compensar toda la baja del mes previo, y lo mismo por el lado de la construcción. Las caídas [interanuales] sonbastantegeneralizadasenambos y eran esperadas después del fuerte derrape de marzo y el primer trimestre en general. Aún más, lo más probable es que el movimiento se sostenga en mayo de 2024”, opinó.
Asimismo, en un análisis de los rubros que componen el índice de la construcción,Caamañoremarcóque el primer dato primario de actividad de mayo es el de los despachos de cemento,quesubieron14,7%intermensual y se ubican algo por encima de los de febrero. “La caída acumulada desde diciembre de 2024 se ubica ahora en 10% y desde abril de 2023 (último máximo) en 31,4%”, agregó.
El economista Gustavo Vallejo, jefe del Departamento de Estadísticas del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), enfatizó que la construcción revirtió la tendencia negativa de los 8 meses previos, lo que hace suponer, según dijo, que marzo pudo haber marcado un piso. “Si bien la comparativa con abril de 2023 muestra una caída del 37,2% interanual y acumulada del 32%, por fin se registra una desaceleración luego de 5 meses en que la baja de la actividad era cada vez más profunda”, añadió.
Según aclaró Vallejo, todavía hay que ser cauto a la hora de hablar de una consolidación de la recuperación. Sobre todo, al analizar los datos de empleo. “El nivel de empleo sectorial en la industria de la construcción también acompaña la tendencia recesiva y todavía no hay datos disponibles que reflejen lo contrario. Desde que, en mayo de 2023, alcanzó un record histórico, acumula desde agosto una pérdida de 90.000 puestos formales hasta marzo de 2024, de los cuales 40.000 corresponden al primer trimestre”, precisó el economista.
Unaestimacióndeloquepuedeser este año materia de actividad puede extraerse de lo que opinó ayer en el 10ºLatamEconomicForumeleconomista Ricardo Arriazu. Con una cuota de optimismo, consideró que este año es una mezcla de 2002 (año de devaluación y caída del salario real) y 2010 (año de recuperación de la sequía y el crecimiento del PBI).
Además, Arriazu consideró que en marzo la Argentina alcanzó un piso para el PBI, y que en los próximos meses debería repuntar, mientras que el consumo debería haber comenzado su reactivación en mayo. El único riesgo que existe en la actualidad, dijo el experto, es que haya una crisis política que detenga esa dinámica.
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La clase media acentúa el recorte de gastos por el ajuste
Consumo. Este sector social achicó gastos por encima del promedio en el bimestre abril/mayo, según un relevamiento privado
José Luis Brea.
Los argentinos redujeron las salidas archivo
Las clases media y baja son las que más sintieron el impacto de la inflación y el plan de ajuste del gobierno de Javier Milei durante el primer tramo del año. Como consecuencia directa, el recorte de gastos suntuarios de esos sectores, un fenómeno que se viene profundizando desde 2018, oscila en sus valores máximos, según el último informe de Social Mood (humor social) de la consultora Moiguer al que accedió l
La clase media comenzó a presentar niveles de ajuste por sobre el promedio en el bimestre abril/mayo de este año, señala el estudio.
Cuando se les preguntó a los encuestados qué consumos hedónicos había realizado en los últimos 30 días (salidas, compra de indumentaria, de tecnología y electrodomésticos, o uso de servicios de delivery), el 53% y 57% de los integrantes de las clases media-baja y baja, respectivamente, dijeron “ninguno”, por encima del promedio general del 51% que ya era el nivel del último semestre de 2023 y que se mantiene en el arranque de este año.
El hecho de que el consumidor en general se muestre fuertemente restrictivo –aunque menos, las clases alta y media alta también recortaron gastos (el 28% y 35% de los consultados dijo no haber hecho consumos hedónicos el último mes)– impacta en todas las categorías y canales. De acuerdo con el relevamiento, las caídas de consumo entre el primer trimestre de 2023 y de este año fueron de 45% en electrodomésticos; 32% en insumos de la construcción; 30% en despachos de cemento, autos 0 km e indumentaria; 27% en motos; 25% en shoppings; 13% en farmacias y 12% en combustibles, entre otras.
De allí que, con este panorama, Moiguer afirma que “la caída del poder adquisitivo marca la agenda”. El 54% de los consultados considera que la capacidad de consumo de su hogar es peor o mucho peor que la de hace un año; el 72% considera que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación; el 55% declara que posee deudas; el 56% debió utilizar ahorros para pagar gastos del presupuesto cotidiano y el 39% horas de trabajo o comenzó un negocio propio para sumar más ingresos.
Y, como anticipó el 46% de los encuestados dice que necesita que la situación económica comience a mejorar y que no puede esperar, por lo que hay un reclamo de que se tomen medidas de alivio que, en muchos casos, no forman parte del manual libertario. Por ejemplo: se pide establecer una canasta básica de productos con precios regulados y accesibles; subsidios a la luz y el gas (justo cuando el Gobierno los está retirando para los segmentos medios y bajos:N3 y N2); aumento de la jubilación mínima, subsidios al transporte y programas tipo Precios Cuidados.
Todo esto se da en un contexto de creciente preocupación por el empleo. El 50% considera que tendrá una situación laboral inestable en los próximos seis meses.
Con todo, se mantiene la esperanza y la evaluación negativa de la situación del país viene disminuyendo (se ubicó en 58% en abril-mayo respecto del 64% del primer trimestre), mientras que la positiva viene subiendo levemente (49% a 50%).
La pirámide social
Por otro lado, Moiguer actualizó los ingresos mensuales de la pirámide social que releva regularmente, cuya estructura se mantuvo estable desde la última medición. La clase baja representa el 56% de la población; la clase media, el 39%, y la clase alta, el 5%.
El piso de ingresos familiares para ser de clase alta es de casi $3 millones ($2.927.206); para la clase media alta, de $1.408.347; para la clase media baja, de $705.535, y para la clase baja, de$519.412, con un promedio de $330.189 mensuales. La línea de la pobreza para el trimestre fue calculada en $828.157 para una familia.
“La Argentina vive un revulsivo muy fuerte en toda su estructura de niveles socioeconómicos. Todas las clases se están resignificando, todos los niveles. Tenemos que dejar un poquito más que pase este ajuste de precios relativos; de efectos salariales, de distribuciones de ingreso y de trabajo, y de modelo productivo, para terminar de entender movimientos dentro del peso de cada clase”, explicó Fernando Moiguer, economista y CEO de la consultora.
Las clases media y baja son las que más sintieron el impacto de la inflación y el plan de ajuste del gobierno de Javier Milei durante el primer tramo del año. Como consecuencia directa, el recorte de gastos suntuarios de esos sectores, un fenómeno que se viene profundizando desde 2018, oscila en sus valores máximos, según el último informe de Social Mood (humor social) de la consultora Moiguer al que accedió l
La clase media comenzó a presentar niveles de ajuste por sobre el promedio en el bimestre abril/mayo de este año, señala el estudio.
Cuando se les preguntó a los encuestados qué consumos hedónicos había realizado en los últimos 30 días (salidas, compra de indumentaria, de tecnología y electrodomésticos, o uso de servicios de delivery), el 53% y 57% de los integrantes de las clases media-baja y baja, respectivamente, dijeron “ninguno”, por encima del promedio general del 51% que ya era el nivel del último semestre de 2023 y que se mantiene en el arranque de este año.
El hecho de que el consumidor en general se muestre fuertemente restrictivo –aunque menos, las clases alta y media alta también recortaron gastos (el 28% y 35% de los consultados dijo no haber hecho consumos hedónicos el último mes)– impacta en todas las categorías y canales. De acuerdo con el relevamiento, las caídas de consumo entre el primer trimestre de 2023 y de este año fueron de 45% en electrodomésticos; 32% en insumos de la construcción; 30% en despachos de cemento, autos 0 km e indumentaria; 27% en motos; 25% en shoppings; 13% en farmacias y 12% en combustibles, entre otras.
De allí que, con este panorama, Moiguer afirma que “la caída del poder adquisitivo marca la agenda”. El 54% de los consultados considera que la capacidad de consumo de su hogar es peor o mucho peor que la de hace un año; el 72% considera que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación; el 55% declara que posee deudas; el 56% debió utilizar ahorros para pagar gastos del presupuesto cotidiano y el 39% horas de trabajo o comenzó un negocio propio para sumar más ingresos.
Y, como anticipó el 46% de los encuestados dice que necesita que la situación económica comience a mejorar y que no puede esperar, por lo que hay un reclamo de que se tomen medidas de alivio que, en muchos casos, no forman parte del manual libertario. Por ejemplo: se pide establecer una canasta básica de productos con precios regulados y accesibles; subsidios a la luz y el gas (justo cuando el Gobierno los está retirando para los segmentos medios y bajos:N3 y N2); aumento de la jubilación mínima, subsidios al transporte y programas tipo Precios Cuidados.
Todo esto se da en un contexto de creciente preocupación por el empleo. El 50% considera que tendrá una situación laboral inestable en los próximos seis meses.
Con todo, se mantiene la esperanza y la evaluación negativa de la situación del país viene disminuyendo (se ubicó en 58% en abril-mayo respecto del 64% del primer trimestre), mientras que la positiva viene subiendo levemente (49% a 50%).
La pirámide social
Por otro lado, Moiguer actualizó los ingresos mensuales de la pirámide social que releva regularmente, cuya estructura se mantuvo estable desde la última medición. La clase baja representa el 56% de la población; la clase media, el 39%, y la clase alta, el 5%.
El piso de ingresos familiares para ser de clase alta es de casi $3 millones ($2.927.206); para la clase media alta, de $1.408.347; para la clase media baja, de $705.535, y para la clase baja, de$519.412, con un promedio de $330.189 mensuales. La línea de la pobreza para el trimestre fue calculada en $828.157 para una familia.
“La Argentina vive un revulsivo muy fuerte en toda su estructura de niveles socioeconómicos. Todas las clases se están resignificando, todos los niveles. Tenemos que dejar un poquito más que pase este ajuste de precios relativos; de efectos salariales, de distribuciones de ingreso y de trabajo, y de modelo productivo, para terminar de entender movimientos dentro del peso de cada clase”, explicó Fernando Moiguer, economista y CEO de la consultora.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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