viernes, 14 de junio de 2024

EL ANÁLISIS Y LAS REFORMAS LIBERTARIAS


Nada ocurre porque sí
Fernando Laborda

Alguna vez el filósofo Santiago Kovadloff advirtió que el gran desafío de la Argentina es su porvenir porque le sobra pasado.
La inusitada dosis de violencia vivida en las inmediaciones del Congreso trajo a la memoria de muchos los graves incidentes registrados el 18 de diciembre de 2017 en el mismo lugar, cuando el Poder Legislativo trataba un proyecto de movilidad jubilatoria impulsado por Mauricio Macri. Aquella jornada es recordada por las 14 toneladas de piedras que activistas de izquierda y piqueteros lanzaron contra los efectivos policiales. La imagen del militante Sebastián Romero, inmortalizado como “el gordo del mortero”, quedará para siempre en la triste historia de la violencia política argentina.
Casi siete años transcurrieron desde aquel episodio, pero entre ese hecho y el ocurrido ayer hay una coincidencia: por entonces, al igual que ahora, gobernaba una fuerza política distinta del peronismo. Juntos por el Cambio acababa de imponerse dos meses antes en las elecciones legislativas de mitad de mandato y amenazaba con colocarse en inmejorable posición para avanzar hacia una reelección presidencial. La desesperación de los sectores políticos acostumbrados a vivir de las prebendas del Estado populista y clientelista se hizo evidente y la discusión parlamentaria sobre los haberes jubilatorios fue la excusa para sembrar el caos en las calles.
Los violentos ni siquiera repararon en que aquel proyecto legislativo propiciado por el gobierno de Macri hubiera terminado beneficiando a la larga a los jubilados, puesto que contemplaba aumentar sus haberes en función de la inflación. Por la presión opositora, se debió optar por otra fórmula de ajuste que terminó perjudicando a los adultos mayores.
Los mismos violentos que en diciembre de 2017 pusieron contra las cuerdas al gobierno de Macri volvieron a manifestarse ahora contra Javier Milei. Muchos de esos grupos actúan por despecho, ante la posibilidad de quedarse sin el negocio de la intermediación en la distribución de los beneficios de los planes sociales, y son apañados por una dirigencia kirchnerista que, incluso desde antes de la asunción de Milei, evidenciaba su afán golpista.
Desde el Gobierno se avala la hipótesis de que hay una hoja de ruta golpista, que pasa por desgastar a los ministros de confianza del primer mandatario, impedir la sanción de la Ley Bases, voltear el decreto 70/2023 y el Pacto de Mayo (pospuesto para julio), sembrar el caos en las calles, profundizar la desconfianza inversora para que se disparen el riesgo país y el dólar, y finalmente provocar la renuncia de Milei para llamar a una Asamblea Legislativa. El gobernador riojano, Ricardo Quintela, fuertemente enfrentado con el Ejecutivo nacional, llegó a hablar en las últimas horas de la posibilidad de un juicio político al Presidente.
Un funcionario tradicionalmente muy poco afecto a las declaraciones rimbombantes rompió en los últimos días su cauteloso hermetismo y denunció que “la oposición tiene un único objetivo, que es tratar de voltear a este gobierno”. Ese funcionario no es otro que el ministro de Economía, Luis Caputo, para quien “la obra pública era un choreo” y la oposición “quiere seguir manejando sus negocios”. Y el propio Milei dejó trascender que no descartaba que a su gobierno le quisieran tirar un muerto.
Las bombas molotov, las agresiones con piedrazos a las fuerzas policiales y el incendio de autos –incluido un móvil de Cadena 3– dieron cuenta de la jornada más violenta y triste desde que Milei llegó a la Casa Rosada. Fue representativa de una concepción que simula ser política, pero que solo refleja una inspiración autoritaria, incompatible con la democracia.

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Milei: “Me van a tener que sacar muerto para quebrar el déficit cero”.
Fuerte advertencia del presidente Dijo que el ajuste hubiera sido “menos doloroso” si no se demoraba la Ley Bases; criticó a la oposición y a la prensa; “no descarten la metodología de tirar muertos en las calles”, afirmó
El presidente Javier Milei, ayer, al hablar en una sala del Hilton 
“Me van a tener que sacar muerto de la Casa Rosada para lograr quebrar el déficit cero”, enfatizó el presidente Javier Milei, mientras en el Senado se debatía la Ley Bases. En dos apariciones públicas en foros económicos, el mandatario cuestionó los tiempos legislativos y dio a entender que si se hubiera conseguido la aprobación antes “el ajuste habría sido menos doloroso”.
“A la política no le importa la gente, sino hacer negocios con la de la gente”, apuntó Milei en el discurso de apertura de una nueva edición de la ExpoEFI, una muestra de economía, finanzas e inversiones, en el predio de la Rural, en Palermo. Allí tildó de “destituyentes” a los diputados que votaron la reforma de la movilidad jubilatoria.
“Tratan de minar la solvencia y hacen que el riesgo país salte a 1600, eso obedece a un conjunto de brutos, chorros y delincuentes que lo único que quieren hacer es reventar el equilibrio fiscal para voltear al Gobierno, es decir, unos destituyentes”, apuntó el Presidente.
“Logramos todo esto a pesar de la política”, enfatizó, al elogiar los índices económicos de su gestión. Además, destacó que la Ley Bases es “la reforma estructural más grande que se hizo en la Argentina”.
“Si [a la Ley Bases] le sumamos el DNU que está vigente, es ocho veces más grande que la reforma de [Carlos] Menem”, señaló. “Si estas reformas se aprueban harían que la Argentina pasara, en términos de libertad económica, 90 puestos arriba. Pasaríamos a parecernos a países como Alemania, Francia o Irlanda. Sería un avance notable, pero no es suficiente para mí. Tenemos por lo menos 3200 reformas estructurales más para mandar y, si no podemos ahora, las vamos a mandar a partir del 11 de diciembre de 2025. Nosotros vamos a cambiar la Argentina, vamos a ser el país más liberal del mundo y en 40 años nos vamos a convertir en la primera potencia mundial”, auguró.
Alineado con el balance del ministro de Economía, Luis Caputo, el Presidente señaló que cuando asumió recibió el país sumido “en una de las crisis más importantes de la historia argentina, con un desequilibro monetario de más del doble a la previa del Rodrigazo y un desequilibrio en el Banco Central peor que el de inicios de 1989”. Dijo que el gobierno previo apostaba a que él iba a liberar todo desde su asunción, “pero eso iba a generar una hiperinflación monstruosa que hubiera derivado en una crisis brutal y en enero regresaban al poder”.
“Es bastante divertido cuando dicen que no hay un programa económico. Sé que son consultores a los que se les paga, pero no es un acto de magia. Hicimos un programa duro de estabilización. Entiendo que llevamos años y años de un lavado de cerebro intervencionista brutal, pero un programa de estabilización tiene una pata fiscal, una monetaria y una externa”, dijo Milei, antes de explayarse sobre su gestión.
Respecto de la cuestión fiscal, señaló: “Teníamos que atacar el déficit sabiendo que el problema más grande estaba en el [Banco] Central”.
El Presidente volvió a mostrar su apoyo a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. “La primera movida fuerte la hicimos con esa cartera, que fue idea de Pettovello. Ella decidió interrumpir la rendición de cuentas que se había trabajado. En ese momento, fue castigada duramente, pero fue fundamental para terminar con los gerentes de la pobreza”, dijo, y resaltó: “Les quitó a los delincuentes este financiamiento”.
Ataque a la prensa
También volvió a atacar a la prensa, al calificar de “ensobrados” y “delincuentes” a los periodistas y culparlos por las dudas que se instalaron en torno a su viaje a Italia para participar de la Cumbre del G-7.
“Voy a ir a Italia. Inventaron que no viajaba, ahora dicen que me desdije y voy. La decisión siempre fue que iba. Es un país raro, en especial con los ensobrados de los periodistas. Les cortamos a esos delincuentes la pauta y que compitan, como ustedes”, afirmó el mandatario.
Más tarde, Milei se presentó en un encuentro de la fundación Libertad y Progreso. “No descarten la metodología de tirar muertos en las calles”, dijo desde el segundo subsuelo del Hotel Hilton en Puerto Madero. En su exposición, de poco más de 45 minutos, Milei volvió a apuntar a la casta y llamó “enano comunista” al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. El Presidente fue aplaudido en varias partes de su intervención por un público predominantemente joven y afín a sus ideas.
El discurso de Milei siguió al que de forma remota había dado el empresario Elon Musk, con quien el mandatario se encontró dos veces en los últimos meses. Desde Texas, Musk le dejó un mensaje de apoyo: “Le pido a la gente de Argentina que le dé apoyo (a Milei) porque creo que les va a ir muy bien”, dijo.
Desde la primera fila escuchaba una integrante del gabinete que atraviesa un momento delicado: la canciller Diana Mondino, que quedó fuera de la nueva gira del mandatario por Europa, en medio de explicaciones y ratificaciones de la Casa Rosada que no terminaron de disipar las dudas. Mondino se acercó a saludar a Milei apenas este entró en la sala de conferencias

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