La Argentina, el segundo país con más infectados de dengue en la región
Salud. Supera los 500.000 casos, y queda detrás de Brasil, que superó los siete millones de enfermos por este virus; preocupación por la situación que se daría en la próxima temporada
Fabiola Czubaj
Supera los 500.000 casos y sigue a Brasil, que superó los 7 millones de enfermos; preocupa la situación en la próxima temporada.
La Argentina ya superó el medio millón de casos de dengue en lo que va del año a semanas de que finalice esta temporada y arranque la próxima. Esa marca, de 504.580 casos –solo los detectados–, que ostenta el país por falta de preparación adecuada lo ubica segundo, luego de Brasil, que tiene más de siete millones de infectados, entre los países con más población que contrajo dengue en la región a lo largo de la epidemia en curso.
“Los casos acumulados hasta [el 1º de junio] representan 3,26 veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior (2022-2023) y 7,93 veces más que en el mismo período de 2019-2020”, informó el Ministerio de Salud de la Nación al actualizar las cifras provinciales.
En la temporada de dengue en curso, el 96% de las infecciones se dieron a partir de enero. Pero si se tiene en cuenta el “año” epidemiológico para el virus, que las autoridades sanitarias definen de agosto a agosto, el país acumula 521.746 casos informados desde todas las provincias. El 18% de los diagnósticos (93.135) fueron en menores de 15 años.
A diferencia de la epidemia del año pasado –el país por primera vez tuvo dos consecutivas–, la circulación viral se extendió a 19 provincias: llegó, de acuerdo con la vigilancia sanitaria, hasta La Pampa.
Jorge Geffner, profesor titular y director del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), evaluó que el brote epidémico de este año “por lo menos triplicó” los casos denunciados el año pasado a esta altura. “Si tenemos en cuenta que alrededor de entre el 70 y el 75% de los casos son asintomáticos, el número [oficial] hay que multiplicarlo por tres o por cuatro. Es decir que estamos por encima de 1,3 millones de casos este año”, indicó, en una estimación conservadora
Eso, según continuó ante la consulta de la nacion, “plantea un escenario de preocupación para la próxima temporada estival, porque los casos vienen creciendo no solo en la Argentina, sino también en todo el cono sur, y de manera impresionante en Brasil. Esto sumado a que la segunda infección, aunque no en todos los casos, puede ser más grave que la primera, en la medida en que sea por un serotipo distinto al de la primera”.
En la actual epidemia, circularon los serotipos DEN2, DEN1 y, en menor cantidad, DEN3. “Si esa ecuación cambia, algo que es difícil de predecir, habrá más posibilidad de contraer una nueva infección por otro serotipo y se nos complicará el escenario”, agregó Geffner
Hacia adelante, planteó la necesidad de que haya una “fuerte campaña de difusión” de parte de la autoridad sanitaria nacional que claramente le transmita a la población que “el dengue vino para quedarse” y que “vamos a afrontar muy posiblemente una nueva temporada importante”, más allá de que en algunas regiones el virus circula todo el año y, aunque disminuye, hay casos incluso en los meses más fríos.
“Debería hacerse una campaña nacional muy importante con las medidas clásicas de prevención: descacharrar y qué significa hacerlo, cómo limpiar bien con un cepillo las superficies y recipientes [donde se puede acumular agua]”, propuso. Es que los huevos del mosquito vector que quedan adheridos pueden permanecer meses viables hasta la nueva temporada estival.
Mencionó también la utilidad de verter agua hirviendo en rejillas y, en las áreas calientes del país, como el centro y el norte, instalar la importancia del uso del mosquitero o tules en la medida de las posibilidades de la población. “Será muy importante para la próxima tempoción rada garantizar la disponibilidad de repelentes y bajar los precios, sea a través de la importación o la habilitación de la producción en la red de laboratorios públicos. Con tiempo –agregó–, es muy fácil elaborar repelentes y a muy bajo costo. Para algunas familias es prohibitivo comprar repelentes”.
Por último, mencionó la importancia de empezar a vacunar con tiempo, en las zonas y los grupos etarios que recomendó la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain). “No está clara esa informapara arrancar la vacunación en agosto, como dice el Ministerio de Salud”, indicó el investigador, frente a lo que consideró “ausencias frente a una enfermedad infecciosa que se va a manifestar de la misma manera o peor en la próxima temporada estival.
El curso de la epidemia, a juzgar solo por los datos oficiales también, fue atípico este año. En los reportes que se van actualizando cada semana, las cifras de las distintas jurisdicciones pegaban saltos en miles cada tanto por encima de lo esperado al leer el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN). Eran, según se detallaba, casos que habían quedado sin cargar al sistema nacional de vigilancia sanitaria, como ocurrió con Formosa o Córdoba, entre otros distritos.
Y la epidemia que arrancó en las provincias del noreste terminó por concentrarse en el centro del país: el 62% de los casos se dieron en la provincia de Buenos Aires, la Capital, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. Apenas el 37% de los casos se confirmaron por laboratorio en lo que va de la temporada; la mayoría, frente al aumento de la demanda por síntomas en los centros de salud, se diagnosticó clínicamente.
La temporada en curso terminará también con 365 muertes atribuidas al dengue, según lo informado por las autoridades sanitarias de 18 provincias: la mayoría de esos decesos (355) fueron de enero en adelante. Hubo 1206 personas a las que les diagnosticaron dengue grave.
Este mes, el Ministerio de Salud emitió una circular para los equipos de epidemiología y los profesionales sobre cómo registrar debidamente los casos graves y los decesos por dengue, lo que indica una de las grandes debilidades de las estadísticas.
En el texto, que es una guía que unifica criterios para la próxima temporada y va en línea con el plan de trabajo para los próximos meses presentado por Salud con la representante en la Argentina de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), recomienda que tanto los casos graves como los mortales “sean analizados por un comité local que pueda reconstruir el circuito asistencial e identificar oportunidades de mejora”, con participación del área de epidemiología de cada ministerio provincial. Esa es, según se menciona, “una de las principales estrategias para prevenir nuevas muertes” a un mes y medio del arranque de la temporada 2024-2025.
“Esta epidemia nos deja, claramente, la preocupación de que puede haber otra”, consideró, ante la consulta, Tomás Orduna, subdirector de la carrera de Médico Especialista en Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA y exjefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital Muñiz. Orduna participó de la elaboración de la circular oficial como consultor experto externo.
“Hay cosas que, como país y comunidad, podemos cambiar y mejorar –sostuvo–. Eso tiene que ver, básicamente, con destruir los criaderos de mosquitos Aedes aegypti y, para eso, tiene que haber un trabajo conjunto para un mosquito que se desplaza en las manzanas, en una distancia de 80 o 100 metros. Así que parte de lo que ocurra va a depender del control que hagamos del Aedes”. La implementación de otras herramientas de control, como el uso de mosquitos infectados con la bacteria wolbachia, en una extensión territorial como la de la Argentina, le parece, “por ahora, algo lejano”.
Consideró, a la vez, fundamental la inversión en salud para que los recursos humanos, la infraestructura y los insumos “estén prestos para poder actuar en cualquier epidemia; en este caso es dengue, pero eso es válido para chikungunya, zika o cualquier otro patógeno”.
Orduna insistió en la relevancia de capacitar al personal de salud, la comunicación orientada a la educación para la salud comunitaria (consulta adecuada y a tiempo, signos de alerta o alarma en dengue para una segunda consulta precoz y urgente, entre otros) y, como Geffner, mencionó incluir para la próxima temporada la vacunación de manera planificada, según los inmunizantes que vayan estando disponibles.
“No se tendría que morir nadie por dengue”, había afirmado
, ya durante la epidemia del año pasado, Diana Cappannari. Hacía 42 años que la pediatra argentina había liderado en Cuba una campaña para eliminar el mosquito vector.
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La niebla marcó el ritmo de la ciudad y el conurbano durante casi todo el día
El fenómeno meteorológico se sintió también en algunas localidades del interior y podría mantenerse hoy; baja visibilidad
Escasos metros de visibilidad en Vicente López
“Mi lugar de trabajo no existe”, bromeaban en grupos de WhatsApp. “No puedo ir, no hay edificio”, se leían posteos en redes sociales acompañados por fotos de edificios tapados por la espesa niebla que cayó ayer sobre la ciudad de Buenos Aires, gran parte del conurbano y varias provincias. El fenómeno sorprendió a los porteños por la cantidad de tiempo que permaneció en el ambiente, con una visibilidad reducida hasta los 100 metros en las zonas más comprometidas.
Por la proximidad al Río de la Plata, en la zona de Aeroparque se observaron las condiciones más adversas, por lo que la operación en la terminal tuvo algunas alteraciones con vuelos que fueron derivados desde y hacia el aeropuerto internacional de Ezeiza (ninguna de las dos aeroestaciones estuvieron cerradas). El fenómeno se mantendrá hoy y recién se espera que mañana cambie el escenario meteorológico; la niebla se iría por completo.
En todo el año, y en la zona central del país, pueden ocurrir entre 60 y 90 días de niebla y entre el otoño y el invierno se dan la mayor cantidad y en esta última estación suelen ser entre 20 y 25, casi la tercera parte del invierno.
El fenómeno que transcurrió desde la madrugada de ayer tuvo presencia, además de en la Capital, en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Juan, La Rioja y en la región de la Patagonia. En algunas zonas la visibilidad fue de apenas unos pocos metros, lo que dificultó hasta el tránsito vehicular en calles urbanas y en rutas.
“Hay varios mecanismos que forman la niebla que se divide en dos tipos: radiativas, las más comunes, que se producen cuando a la noche baja la temperatura y se forma durante la madrugada para luego disiparse con el sol.Y las advectivas, las más complicadas, porque perduran mucho más y reducen más la visibilidad”, explicó Cindy Fernández, pronosticadora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
“La de hoy [por ayer] es una mezcla, pero con mucha incidencia de las advectivas, provocadas por la incorporación constante de humedad que satura el aire y forma la niebla”, agregó la experta
La característica de este tipo de niebla es la perdurabilidad en el ambiente, por lo que tardará varias horas en disiparse. “Para que desaparezca el aire tiene que contener menos humedad, algo que no ocurrirá hoy [por ayer]. Mañana [por la jornada de hoy] podría haber nieblas o neblinas por la mañana, pero quizás sean menos espesas. La presencia del viento ayudará a la disipación y también ayudará que habría más sol. El viento mezcla el aire húmedo del suelo con el aire seco que se presenta a varios metros de altura y esa mezcla será determinante para que desaparezca la niebla”, agregó Fernández.
“Lo que está pasando en la ciudad es una mezcla de factores entre la advección, por viento húmedo del Río de la Plata, y una niebla frontal por el avance de un frente cálido desde el norte. La niebla se terminará en las próximas horas una vez que comienza a ingresar el aire cálido y húmedo desde el norte del país, que provocará temperaturas máximas de entre 27°C y 28°C”, sumó Lucas Merengua, del SMN.
Para mañana se anuncian lluvias aisladas que podrían marcar el punto final de la presencia de niebla en la zona metropolitana.
Alerta por nevadas
En tanto, la presencia de lluvias, nevadas y vientos generaron ayer alertas meteorológicas en 17 provincias. Chubut, Río Negro y Neuquén tomaban precauciones por las precipitaciones que se anticipaban para las próximas horas, mientras que en Neuquén y Mendoza, por nevadas.
Para este tipo de situaciones en estas provincias las recomendaciones de seguridad son evitar las actividades al aire libre, contar con reserva adicional de alimentos y agua potable, cortar el suministro eléctrico y de gas, circular con vehículos adecuados y preparar una mochila de emergencias.
Mientras que en Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, San Juan, San Luis, Santa Fe y Santiago del Estero había advertencia meteorológica por vientos fuertes.
En Catamarca, Mendoza, Salta, Tucumán, La Rioja y San Juan debían extremar las medidas de precaución por el fenómeno del zonda, un viento fuerte, seco y de gran temperatura que se produce entre mayo y noviembre en cercanías de la Cordillera de los Andes
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