martes, 4 de junio de 2024

EL ESCENARIO Y FUSIÓN


Los riesgos de que el sacrificio no alcance
Claudio Jacquelin
Javier Milei
La nueva postergación de las subas de tarifas de electricidad y gas es la expresión de un temor que atraviesa a los más sensibles del Gobierno y hace retroceder a los más dogmáticos.
No se trata solo de que la inflación es el índice que más mira el Presidente, por lo que los ejecutores de la política económica deben evitar tropiezos en defensa propia. Si el proceso de desaceleración se detuviera mientras la recesión está en su fase aguda, podría horadar la paciencia social que mantiene en alto el apoyo a Javier Milei.
El riesgo de que cale la idea de que el enorme sacrificio hecho hasta acá no es suficiente y de que puede prolongarse sin plazo visible de finalización abre interrogantes y preocupaciones.
“Si la inflación se estancara en un nivel no inferior al 5% o tuviera algún rebote, mientras los ingresos siguen corriendo detrás de los precios, se prolonga la caída de la actividad y el empleo se ubica como la principal preocupación social, estaríamos ante una combinación complicada. Mucho más si los aumentos de tarifas de los servicios no alcanzan, como se presume, y vuelven con más fuerza o si hay otra devaluación. Están barriendo demasiado debajo de la alfombra”, advierte un consultor de opinión pública en cuyas mediciones confía el Gobierno.
Los grupos focales y quienes trabajan en los barrios más pobres advierten síntomas incipientes de fatiga social, aunque el apoyo se sostiene, en especial, entre los jóvenes.
“Las mujeres que trabajan en los comedores populares que nosotros apoyamos manifiestan estrés y angustia por el aumento de la demanda y la falta de comida para dar. Así como por las carencias en sus hogares. Pero cuentan que, cuando vuelven a su casas, sus hijos (especialmente los varones) les dicen que hay que aguantar, que es la única salida”, relata una exfuncionaria cambiemita especializada en temas sociales, que sigue colaborando en la asistencia a sectores pobres y empobrecidos.
Las variables generacional y de género siguen marcando diferencias en el vínculo con el gobierno de Milei. Los varones jóvenes de las clases media-baja y baja continúan dando un soporte crucial al experimento libertario, aun cuando muchos siguen sin ver para ellos mismos un horizonte concreto mejor que el tenían hace seis meses. La esperanza de un cambio radical que termine con la falta de futuro que han vivido casi desde que tienen uso de razón es un motor que sigue impulsando su capacidad de aguante, aunque estaría perdiendo algo de potencia.
Esclarecedor resulta el crudo testimonio de un votante de Milei, encargado de un edificio de departamentos porteño: “El país estaba gravísimo y no se iba a salir sin dolor. Es como el caso de mi cuñado, que era peón rural y un accidente le destrozó la pierna. El médico le dijo que había que amputarle el pie, aunque no garantizaba que la gangrena no avanzaría y que lo mejor era amputarlo arriba de la rodilla. Después del shock y de la ayuda de un psicólogo, lo aceptó. Sobre todo cuando le dijeron que así casi seguro no tendría que ser operado de nuevo. La cuestión es que el sacrificio valga la pena”, concluye Oscar. Su visión parece ser compartida por otros.
Sin embargo, suenan algunas alarmas. “La continuidad del ajuste y sus efectos, junto a problemas de gestión que afectan a la gente común (como la minicrisis del GNC o la falta de alimentos en comedores populares), sumada a los ruidos internos del Gobierno, comienzan a aparecer como temas, aunque todavía no afectan la imagen presidencial”, dice un veterano encuestador.
El Gobierno ya tiene su pasado
La herencia recibida es un capital que a todo nuevo gobierno se le agota con el correr de los meses. El Presidente y su gestión ya empiezan a tener su propio pasado. En el balance del medio año de mandato dominan positivamente las denuncias de lo que recibió y la desaceleración de la inflación, pero empiezan a ganar entidad las cosas irresueltas y sin visos de solución en el futuro mediato. Así como la emergencia de nuevos inconvenientes, errores y la falta de un equipo de gobierno eficaz. A la exitosa narrativa se le oponen los hechos.
“El paso del tiempo empieza a difuminar al Milei candidato para iluminar al Milei presidente, a convertirlo en la persona que debe gobernar, arreglar lo que deingresos, solucionar problemas y satisfacer necesidades. No solo ser el martillo para romper lo que había ni el profeta que anuncia el futuro. Y él no ha demostrado aún que sepa ni que quiera hacerlo. Eso se percibe”. Así dibuja el escenario un agudo consultor político, que advierte sobre la necesidad del Gobierno de mostrar concreciones para desinflar la sensación de que el sacrificio será de largo aliento y la recompensa, incierta.
No obstante, los viajes de carácter privado, los shows unipersonales y las peleas con gobiernos extranjeros que no demuestran que, además de costos, reporten beneficios no parecen, por ahora, hacer demasiada mella en la imagen presidencial.
Los antecedentes cuentan. “Si Milei utiliza el avión presidencial para ir a ver a millonarios, a políticos y gurúes a los a que admira y, además, están en las antípodas de los que frecuentaban los gobiernos anteriores, no afecta a los que lo apoyan. Aunque signifique un gasto en el país donde ‘plata no hay’. El problema es que eso un día se agota y agota”, explica un exfuncionario que vivió momentos de aceptación social que parecían ilimitados. Hasta que un día llegó el rechazo. Los ríos subterráneos del humor social han desbordado hasta a quienes creían tener las mejores herramientas de medición.
Las luces de alerta se encienden con más potencia en los suburbios de grandes urbes. La caída de los del consumo, de la actividad y de la obra pública y la suba del desempleo adquirieron formato vertical en el Gran Buenos Aires. Todo agravado en el vasto sector informal.
Lo que más inquieta es que la muy debatida recuperación, cuya forma casi ningún economista ya la dibuja como una V, donde más tardaría en llegar es, precisamente, en esas geografías repletas de necesidades insatisfechas. La mejora en los números macro llegaría por actividades de poco impacto en esas áreas. Provendrían de los sectores agropecuario y energético. Para la industria tradicional nadie pronostica que el otoño y el invierno pasen rápido.
Allí es donde aparecen las consecuencias no económicas del estancamiento de más de una década y de la recesión del último semestre. La inseguridad creciente no es solo una sensación. Las estadísticas lo avalan y hasta los funcionarios confirman el aumento de delitos contra la propiedad, que adjudican al empeoramiento de la situación económica, como lo refleja la nota realizada por Matías Moreno, publicada ayer 
A eso se suma un aumento del consumo de alcohol y drogas, violencia doméstica y aparición cada vez más frecuente de problemas de salud mental, según funcionarios de las áreas de salud y asistencia social de gobiernos subnacionales, investigadores y asistentes sociales.
Los conflictos en el elefantiásinunciaba, co Ministerio de Capital Humano, a cargo de la amiga presidencial Sandra Pettovello, cada vez más asistida por la locuaz exmilitante kirchnerista Leila Gianni, no parecen el mejor remedio para ese cuadro. La crisis por los alimentos sin distribuir, que provocó un fuerte reclamo del Episcopado, sigue abierta.
La expulsión del secretario Pablo de la Torre, con graves acusaciones, no clausuró los problemas. Habrá que ver si se concreta la reunión que prometió concederles el Presidente al desplazado y a su hermano, el senador provincial Joaquín de la Torre, quienes se esperanzan con que Milei escuche sus argumentos y modifique la opinión que se formó a través de Pettovello. Tarea titánica.
Los De la Torre, cuya buena reputación no había sido afectada tras varias décadas en la política, no quieren romper ni afectar al Gobierno. Sin embargo, darán batalla por su buen nombre. Y tendrían elementos que podrían ahondar la crisis en un área de extrema sensibilidad.
Las revelaciones de casos de aparente corrupción durante el gobierno pasado, que habrían protagonizado funcionarios y dirigentes sociales, sostuvo hasta ahora el crédito de una administración con notorios déficits de gestión. Pero los libertarios empiezan a tener su propio pasado. Los resultados mandan.
La designación de Guillermo Francos como jefe de Gabinete asomó como la admisión de falencias en tres dimensiones cruciales: la gestión, la relación entre los miembros del Gobierno y la construcción política para alcanzar objetivos.
Sin embargo, muchos se preguntan si, más que la admisión de esas falencias, lo único que precipitó el cambio fue la ruptura del antiguo vínculo entre Milei y Nicolás Posse. Las causas solo operarían como agravante, pero no generarían una revisión de la arquitectura del poder y del sistema de toma de decisiones, que parece fallar. No solo las mujeres, los hombres y los nombres.
Por lo pronto, la díada integrada por la hermanísima Karina y el gurú Santiago Caputo incrementó su poder. Todo un mensaje. De ellos y del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, depende aún más que no se demoren las concreciones.
Empieza el segundo semestre y el Gobierno está obligado a demostrar que el sacrificio tiene fecha de caducidad y no ha sido en vano. Como canta Sabina, “que ser valiente no salga tan caro. Que ser cobarde no valga la pena”

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Bullrich y Valenzuela aceleran el plan para fusionarse con los libertarios
Ambos mantienen una disputa con Mauricio Macri por el control del partido; apuestan a acercar intendentes y legisladores de Pro y la UCR al mundo del oficialismo
Matías MorenoLa ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el intendente Diego Valenzuela

Mientras la pelea que libran contra Mauricio Macri por el control de Pro llega a su punto más álgido, Patricia Bullrich y Diego Valenzuela aceleran a paso firme las negociaciones con los lugartenientes de Javier Milei en Buenos Aires para aunar fuerzas en la Legislatura bonaerense e integrar tropas en el conurbano. Si bien el plan de fusión se cuece desde hace meses, bullrichistas y libertarios comenzaron ahora a pergeñar de manera formal la mejor estrategia para converger en las legislativas de 2025.
En las últimas horas, la ministra de Seguridad y el intendente de Tres de Febrero, protagonistas de la interna a cielo abierto con Macri por el manejo de la cúpula partidaria, se envalentonaron al desmenuzar dato por dato las encuestas que les acercaron sus colaboradores. Quedaron más que conformes al cruzar las expectativas sociales e indicadores económicos con la imagen de los dirigentes o extrapolar escenarios según Milei logre o no una rápida reactivación.
El eje Bullrich-Valenzuela detectó un número que los alentó a profundizar su alianza estratégica con Milei sin siquiera mirar el espejo retrovisor: el 85% de los votantes que tuvo la ministra en la primera vuelta electoral de octubre pasado aprueban la gestión del líder de La Libertad Avanza (LLA).
También aseveran que el sello de Pro se diluye de manera rauda y estrepitosa o que la imagen de Macri está estancada. Por caso, un sondeo realizado en Buenos Aires que llegó a las manos de los jefes de Pro indica que el partido amarillo sacaría apenas el 8% de los votos si mantuviera su sociedad con el radicalismo. “Hay una simbiosis entre Pro y LLA, ya no vemos división en el electorado”, grafican allegados a la ministra. Confluir con Milei y “las fuerzas del cielo”, arguyen, es el único sendero que tiene Pro si quiere sobrevivir.
Frente a un contexto, Bullrich y Valenzuela, uno de los tres jefes municipales de Pro –junto a Soledad Martínez, de Vicente López, y Ramón Lanús, de San Isidro– que quedaron en pie en el conurbano apuestan a estrechar lazos con la estructura de La Libertad Avanza.
Bullrich y Valenzuela se jactan de integrar el grupo selecto de figuras de Pro con caudal electoral y capacidad de ofrendar eventuales triunfos en las urnas a Milei, ya sea en la Capital, en la provincia o en el interior.
Por más que ya no manejarán las manijas del partido tras la jugada de Macri para colocar a Cristian Ritondo como nuevo presidente, Bullrich y Valenzuela creen que tienen la carta ganadora porque se ganaron la confianza del clan Milei. “No entramos en el ‘toma y daca’ o negociamos leyes a cambio de contratos; eso Milei lo sabe”, dicen en las filas de “Pro Libertad”. Los conversos saben que el apoyo al libertario estará bajo fuego más pronto que tarde por la dura recesión económica. Sin embargo, se aferran al optimismo de Milei.
Ambos ostentan llegada al despacho y al celular de Milei. Mientras Bullrich apuesta a la mano dura y el orden, Valenzuela expone recetas liberales como la baja de impuestos o la ayuda a empresas.
Macri intentará recobrar protagonismo en junio tras la sanción de las leyes económicas.
Mientras tanto, Bullrich y Valenzuela aceleran de manera discreta las charlas con Sebastián Pareja, funcionario nacional y arquitecto de los libertarios en Buenos Aires, para fusionarse. En los últimos días repasaron “sección por sección” y bosquejaron un esquema de contención de dirigentes ante la parálisis que provocó en Pro el impensado triunfo de Milei. La jugada cuenta con el visto bueno de Karina Milei, de quien Macri solo percibe señales de hostilidad.
El expresidente sostiene su apoyo a Milei, pero está contrariado porque sus leales quedaron lejos de los puestos más cotizados en el gabinete y el Congreso. Ya no podrá culpar a Nicolás Posse por los vetos a sus recomendaciones.
Tras el cimbronazo que provocó la fractura con Macri, Bullrich, Valenzuela y Pareja decidieron que LLA y Pro Libertad coordinarán movimientos en un nuevo interbloque en la Legislatura bonaerense. Días atrás, Florencia Retamoso, Sofía Pomponio, Abigaíl Gómez, Fernando Campagnoni, Oriana Colugnatti y Daniela Reich anunciaron su alejamiento de la bancada de Pro con el argumento de que apoyan el cambio que encabeza Milei a nivel nacional “sin condicionamientos” ni “especulación”.
No es casual que Bullrich haya apelado a esos términos. De esa manera buscó evidenciar su discrepancia con Macri: cree que el expresidente buscará diferenciarse de Milei tras la aprobación de la Ley Bases con el fin de retener poder y negociar puestos para sus feligreses en el gobierno. “Macri decidió quedarse con la burocracia y el ‘club de amigos’ y quiere tener el control del partido en la Capital y la provincia para condicionar a Milei con las listas, pero la lapicera la tiene el Presidente”, dicen en el sector de los díscolos de Pro.
Milei aprecia a Macri, pero pretende dejar en claro que su socio ocupa el rol de expresidente y que él nunca toleraría un doble comando, según cuentan quienes conocen sus pensamientos y escuchan su voz con frecuencia. Esa es la falla de origen del pacto de Acassuso, cuyos términos y condiciones quedaron indefinidos, al menos, para el macrismo.
Tanto Bullrich, coautora del pacto de Acassuso, como Valenzuela concuerdan en que Macri no tendrá margen para tomar distancia del Gobierno sin pagar un costo excesivo, ya que Milei no solo le arrebató la agenda del “cambio” y promueve reformas estructurales similares, sino que le arrebató dirigentes –hay decenas de amarillos en la gestión– y colonizó las fuentes de votantes de Pro.
En la nueva línea interna de Pro presumen que la fractura les dará mayor libertad para desmarcarse de los acuerdos entre un sector del macrismo y la UCR con Axel Kicillof, como ocurrió con la suba de impuestos.
Entretanto, Bullrich y Valenzuela ya iniciaron labores de contención para atraer a otros dirigentes e intendentes de Pro y del radicalismo que coquetean con la chance de dar el salto al campamento de LLA con vistas a 2025. Por caso, contemplan los casos de Javier Iguacel y Fernanda Astorino Hurtado (Capitán Sarmiento), Manuel Passaglia (San Nicolás) y Javier Martínez (Pergamino). Es el operativo para licuar a Macri.
Ramón Lanús (San Isidro) mantiene la neutralidad y Guillermo Montenegro (General Pueyrredón) apuesta a la misma fórmula que aplica a nivel nacional el gobernador Rogelio Frigerio (Entre Ríos), un experto a la hora de jugar bajo el radar: cultivar el segundo plano en la batalla por los cargos en Pro y eludir cualquier cortocircuito con Milei para no sufrir eventuales represalias en su distrito. Eso sí: Montenegro, aliado de Macri en la pelea con Bullrich, levantó el perfil para explicitar su apoyo a la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Esa amistad entrañable se cocinó desde hace tiempo en el caldero de los tribunales de Comodoro Py.
En el bullrichismo sospechan que Macri podría romper el acuerdo para que la ministra de Seguridad asuma como titular de la Asamblea Partidaria el próximo 4 de julio.
Si Macri incumple, los bullrichistas no descartan que el conflicto escale. Dicho de otro modo: que los diputados nacionales o legisladores porteños rompan los bloques de Pro. Es una jugada de alto voltaje, porque podría afectar la gobernabilidad de Milei en Diputados y complicaría a Jorge Macri, quien amenaza con intensificar la ofensiva por los fondos de coparticipación.
Los bullrichistas, por caso, no acompañarán esta semana la postulación de Tomás Aguerre, cercano al camporista Santiago “Patucho” Álvarez, para ocupar una silla del instituto electoral. Así se desmarcarán del pacto de Jorge Macri con el PJ. Los representantes de Bullrich tienen más afinidad con María Pilar Ramírez, la delegada porteña de Karina Milei, que con Ramiro Marra. “Si Jorge sigue tironeando por los fondos, Milei le va a armar en la Capital y va a jugar a Patricia como senadora”, advierte un interlocutor habitual del Presidente.
Bullrich toma distancia de los rumores de una eventual candidatura. En la intimidad desliza que ir al Congreso sería una sentencia de muerte en su carrera política, pero no descarta jugar si Milei se lo pidiera. Ella se ufana de preservar un alto nivel de adhesión en las encuestas –pelea con Victoria Villarruel– y cree que puede ser un rival temible para Macri en el ring porteño. “La asamblea de Pro se reúne el 4 de julio. Es el Día de la Independencia [en Estados Unidos]”, avisan cerca de Bullrich.

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