martes, 4 de junio de 2024

NO ENTIENDEN LO QUE LEEN Y APUESTA




El dilema de los chicos que no entienden lo que leen
La comprensión de textos es básica en el proceso de aprendizaje, ya que recae sobre todas las asignaturas; métodos bajo la lupa, lineamientos educativos cuestionados y familias desinformadas
Erica GonçalvesLos niveles de comprensión lectora son bajos en todos los sectores socioeconómicos 
En las pruebas Aprender 2023, el 33,6% de los chicos de sexto grado no alcanzaron el nivel satisfactorio en lengua. En ese contexto, los especialistas advierten que la comprensión de textos es una capacidad básica que recae sobre todo el aprendizaje. Metodologías deficientes, lineamientos educativos cuestionados y familias desinformadas son parte de este déficit, que se mantiene en el tiempo.
Jeremías tiene 11 años y va a sexto grado de una escuela privada de la ciudad de Santa Fe. Aprendió a leer a los 6, y desde los 7 lo hace con mucha fluidez: siempre lo eligen para leer en los actos escolares. A pesar de sus logros, la madre lo ayuda a prepararse para todas las evaluaciones; es difícil que estudie solo cuando a escasos metros hay una PlayStation. La última vez, sin embargo, para la prueba de ciencias naturales repasó los contenidos con su tía. Leyeron juntos, hicieron resúmenes y conversaron ampliamente sobre la temática. Al final de la jornada, manejaba con ductilidad los conceptos. Nada podía salir mal. Pero cuando el fin de semana siguiente volvió a ver a su tía, le comunicó que desafortunadamente no había aprobado el examen. Lo más llamativo fue la explicación: “No entendí lo que me preguntaban”.
La falta de comprensión de las consignas es, según los especialistas, una de las formas en las que los chicos demuestran las dificultades que tienen para entender textos. Desde aquella conversación familiar, la madre de Jeremías se pregunta qué hacer.
La semana última se conocieron los resultados de las pruebas Aprender que en 2023 se tomaron a alumnos de 6º grado del nivel primario. El 33,6% de los chicos no alcanzaron en lengua el nivel satisfactorio, y en matemáticas el 48,6% se posicionó en el rango de menor desempeño (“debajo del básico” y “básico”). Para los expertos, los magros números de esa evaluación local se evidencian desde hace más de diez años.
Las pruebas internacionales tampoco revelan datos alentadores. Según los resultados de las últimas evaluaciones ERCE 2019 de la Unesco, en la Argentina el 46% de los chicos de tercer grado no entienden lo que leen; la proporción se eleva al 61,5% entre los estudiantes de menor nivel socioeconómico.
La comprensión de textos es básica en el proceso de aprendizaje. Derrama y recae, como efecto dominó, sobre todas las asignaturas escolares. Según los docentes universitarios, las dificultades se extienden actualmente incluso en las carreras de grado del nivel superior.
Para agravar las cosas, la mayoría de los padres desconocen que sus hijos no comprenden lo que leen. Piensan que esos porcentajes hablan de otros chicos, que sus hijos no están en ese universo de quienes tienen problemas de interpretación. Identificar la problemática no es fácil; mucho menos, saber cómo resolverla.
“Algunos padres se dan cuenta de que sus hijos tienen problemas de comprensión, pero quizá no sean la mayoría”, dijo María José Navajas, miembro de Padres Organizados. Según expresó, uno de los problemas es que los mayores no tienen referencias claras de los logros que deben ir alcanzando los chicos, porque desde la propia escuela se fueron desdibujando los criterios. “Muchas veces escuchamos que los chicos aprenden a diferente ritmo y que en algún momento hacen el ‘clic’. Mientras pasa el tiempo, los chicos pierden la posibilidad de aprender lo que deberían y algunos quedan muy rezagados”. Y sumó: “Los padres pueden acompañar y reforzar lo que la escuela brinda. Pero si la institución no cumple la función principal, las familias no pueden reemplazarla”.
“Desde hace ya muchos años, en nuestro país, las evaluaciones nacionales y las evaluaciones internacionales nos muestran que el desempeño de los chicos en lectura y comprensión es cada vez peor”, recordó Ana Borzone, doctora en Filosofía y Letras e investigadora. Ella y su equipo trabajan junto a algunos ministerios de Educación provinciales en el Plan de Alfabetización Inicial Queremos Aprender. “Se incrementó la cantidad de chicos que abandonan el secundario, y, si lo hacen, es porque no han aprendido a leer y escribir cuando debían”, explica.
Según Borzone, es llamativo que se siga hablando solo de resultados. “Cuando se empezó a ver que los chicos no aprendían a leer y escribir en primer grado, como siempre habían aprendido en nuestras escuelas públicas, se intentó tapar ese fracaso. Se nos dijo a los docentes que los chicos tenían todo el primer ciclo para aprender a leer y escribir, cosa que no es así. Los niños tienen que aprender en primer grado para no arrastrar las dificultades a lo largo de toda la escolaridad y para no ingresar al secundario sin dominar la lectura y la escritura”, describió. Para ella, la causa del fracaso es la metodología de enseñanza, y es preciso cambiarla de manera urgente.
Consultó a varios padres de distintos puntos del país y de distintos niveles socioeconómicos sobre el proceso de aprendizaje de lectura y sobre la compresión de texto de sus hijos. Menos del 25% de los consultados indicaron haber advertido que sus niños –que van a instituciones privadas o públicas– tienen problemas para comprender textos. El porcentaje es bajo si se lo compara con el 46% que evidenció la Unesco en sus pruebas de 2019 y del 61,5% que correspondió a los chicos de menores recursos. Esa brecha, de alguna manera, podría traslucir el nivel de desconocimiento y falta de reconocimiento de la problemática.
“A pesar de que ella lee novelas infantiles por su cuenta, muchas veces hay que volver a leer el texto. En algunas oportunidades debemos acompañar esa lectura con explicaciones”, admitió Carolina, que es madre de una menor que asiste a una escuela privada de Rosario. Además de ser maestra de nivel inicial, es licenciada en Psicopedagogía. Por eso, el reconocimiento de las dificultades de comprensión de su hija y sus argumentos cobran relevancia. “Muchos padres desconocen que sus hijos están dentro de ese 46% porque no conocen cuáles son las habilidades lectoras esperables para la edad”, detalló.
Josefina vive en Cipolletti y es madre de dos niños: uno va a una escuela de gestión privada y el otro, a una pública. “A los chicos, en general, les cuesta mucho comprender: hay que explicarles y enseñarles a hacer cuadros sinópticos y resúmenes”, sostuvo. Para ella, el conocimiento de los padres sobre el nivel de interpretación de textos de sus hijos depende del rol que juega la lectura en la familia y de cuánto tiempo se dedica al intercambio de ideas.
“Mi hijo no está en ese 46% de la Unesco, pero su comprensión es pobre: muchas veces no sabe el significado de algunas palabras y no tiene incentivo de buscarlas en el diccionario”, aceptó María, que reside en la Capital y es madre de un alumno de 9 años que cursa en una institución privada. “Hay un seguimiento de nuestra parte para reforzar porque con la escuela solamente no alcanza. Las instituciones, además, hoy nivelan hacia abajo: todos aprueban y pasan de grado. Los que no acompañan a sus hijos con las tareas pueden pensar, erróneamente, que sus hijos no tienen problemas de comprensión”, añadió.
Familia y escuel
“Las investigaciones muestran que el apoyo de las familias a los aprendizajes escolares produce mejores resultados”, indicó Claudia Romero, doctora en Educación por la Universidad Complutense de Madrid y profesora e investigadora de tiempo completo de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). “También es importante la relación de la familia con la escuela y con el maestro que enseña a leer y escribir. Los padres tienen la necesidad y el derecho de saber cuáles son los aprendizajes esperados en cada año de manera de ir siguiendo en casa esa evolución”.
Soledad, de Santa Fe, es madre de un estudiante de 14 años que concurre a una institución pública. Sabe que su hijo todavía enfrenta algunas dificultades con las lecturas. “Falló la enseñanza”, sentenció.
Algunos padres creen que los mayores problemas de aprendizaje están concentrados en las instituciones públicas y que, por eso, sus hijos (que no asisten a ellas) están al margen de las estadísticas. Sin embargo, tal como manifiesta Florencia Salvarezza, especialista en alfabetización, profesora de la Universidad de la Ciudad e investigadora del Haskins Laboratories –una comunidad internacional y multidisciplinaria de investigadores sobre el lenguaje hablado y escrito–, esa idea es errada. “El método es el mismo en la escuela pública y en la privada. Los resultados de las pruebas ERCE, PISA y Aprender demuestran que las escuelas privadas también rinden mal. Más días de clases es mejor y generan algunos cambios, pero no
En las pruebas Aprender 2023, un 33,6% de los chicos de sexto grado no alcanzó en lengua el nivel satisfactorio
Según las evaluaciones ERCE 2019, en la Argentina el 46% de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee Ana Borzone investigadora “Cuando se empezó a ver que los chicos no aprendían a leer y escribir en primer grado, se intentó tapar ese fracaso. Se nos dijo a los docentes que tenían todo el primer ciclo para aprender a leer y escribir, lo que no es así”
Es que los chicos que van a la escuela privada tienen comprensión de texto a niveles esperables internacionalmente y los de la pública no”, aclara.
El “efecto Mateo”, apuntó Salvarezza, plantea que los alumnos que comienzan en los niveles más bajos de comprensión lectora (o del dominio que fuere) con el transcurso del tiempo acrecientan la brecha con los compañeros de aula que están en los niveles medios. “Esto quiere decir que lo que no se trabaja bien desde el comienzo es muy difícil de reparar. De hecho, a lo largo y ancho de la Argentina hay un montón de programas remediales y, aun así, los niveles de comprensión lectora son cada vez más bajos”, consideró.
La idea de que los problemas de comprensión de texto se concentran en los sectores de menores recursos económicos es equivocada, coincidió Beatriz Diuk, investigadora del Conicet y fundadora de la Asociación Civil Propuesta Dale, que implementa programas de alfabetización en algunos sectores. “Los datos muestran que los niveles de comprensión lectora en la Argentina son bajos en todos los sectores socioeconómicos. Por supuesto, los más afectados son quienes más necesitan una escuela que les garantice reales oportunidades de aprendizaje”, señaló. Y agregó: “Parte de ese 61,5% que señaló la Unesco está formado por niñas y niños que no solo no comprenden, sino que sencillamente no saben leer”.
“Que sepan leer no significa que comprendan”, sintetizó Marisa Pieroni, directora general de la Escuela San Ignacio de Loyola de la ciudad bonaerense de Berazategui. “Lo notamos mucho en la secundaria; por ejemplo, no saben resolver problemas de matemática porque no entienden la consigna. O cuando leen sin ningún tipo de entonación”.
“En un aula, el 85% de los estudiantes no tienen comprensión lectora de manera autónoma”, sostuvo Débora Benítez, maestra titular de cuatro grado de una escuela pública del municipio de Tigre. “Los estudiantes entre tercero y sexto grado no comprenden lo que leen. Necesitan que la docente realice una lectura previa y luego una lectura grupal”, sumó. Para ella, al igual que para muchos docentes, la demora en la alfabetización, el uso excesivo de la tecnología en los hogares y la falta de acompañamiento de las familias son los factores que profundizan los problemas que tiene la comprensión de texto.
Patricia Tagliapietra es directora de una escuela primaria pública de Berazategui y, como a muchos directivos, le preocupan los problemas de compresión de sus alumnos. Según señala, los resultados que arrojó la última prueba de prácticas de lenguaje de tercer grado son alarmantes: solo el 54% pudo responder correctamente a las preguntas de comprensión lectora. “Los padres con mayor preparación educativa son conscientes de que la calidad lectocomprensiva de los niños no es la que todos esperamos”, sostuvo. Y agregó: “Los que fueron formados bajo este sistema educativo no alcanzan a tomar dimensión de la limitación que tienen sus hijos”.
Según Rufina Pearson, doctora en Psicopedagogía e investigadora de la Universidad Católica Argentina (UCA), en las últimas décadas se dio mucha importancia a la subjetividad de los alumnos y a lo que ellos pensaban, pero se distorsionó lo que en realidad es comprender un texto. “Comprensión lectora no es interpretar el texto desde mi punto de vista, sino entender lo que quiso decir el autor. Después, uno puede asociarlo y diferenciarlo de un punto de vista propio. Esto es algo que hizo un bache muy grande en los conocimientos y en la capacidad de comprensión de los alumnos”, describió. Las pruebas internacionales, añadió, demostraron el bajo nivel que se alcanzó con ese tipo de pedagogía. “Hay una moción de cambio, pero todavía no se termina de entender bien cómo trabajar la comprensión lectora”, dijo Pearson, para quien los docentes deben enseñar habilidades, más que contenidos.
“Es importante que los padres se involucren, que no entreguen a ciegas a su hijo a la escuela, sino que también se interesen en lo que le va pasando para que puedan discriminar si necesita una atención especializada. En la práctica clínica los psicopedagogos podemos discriminar si el niño tiene un problema con base neurobiológica (como es el caso de la dislexia) o si lo que le falta son estrategias para procesar la información y técnicas de estudio para mejorar la comprensión”, señaló.
Iniciativas oficiales
De cara a mejorar el aprendizaje de los chicos, algunas provincias implementaron iniciativas. Desde 2016, Mendoza cambió la metodología de enseñanza y comenzó a implementar el programa Queremos Aprender. “Incorpora estrategias de enseñanza sistemática, explícita e intensiva y estrategias de comprensión de textos”, señaló Borzone, coordinadora de esa iniciativa. Ante los buenos resultados, San Luis, Corrientes y Chubut también se movieron en esa línea. La especialista espera que en el futuro cercano más provincias adhieran.
En tanto, el año pasado la Ciudad instrumentó el “Programa de fluidez y comprensión lectora”, para que los alumnos de tercer grado de todas las escuelas primarias públicas aprendieran a leer con un nuevo método de enseñanza. Además, la semana pasada la nueva gestión presentó un plan para cambiar la enseñanza y el aprendizaje en las escuelas primarias y secundarias, con foco en lengua, matemática y educación digital. Entre otras cosas, prevé cambios en la forma de enseñar a leer y escribir en todas las primarias estatales y privadas a través de una intervención más directa y guiada de los docentes.
En noviembre pasado, la Unesco realizó las pruebas ERCE 2023 en la Argentina, al igual que en otros países de América Latina y el Caribe. Si bien los resultados estarán cerca de fin de año, no es difícil imaginar que los números serán aún más preocupantes. Primero, porque siguen ausentes los cambios que hace décadas demandan los especialistas. Segundo, porque es podrían reflejar también los daños que en el aprendizaje provocó la suspensión de la presencialidad educativa durante la pandemia de Covid-19.ß
Florencia Salvarezza especialista en alfabetización “Lo que no se trabaja bien desde el comienzo es muy difícil de reparar. De hecho, en la Argentina hay un montón de programas remediales y aun así los niveles de comprensión lectora son cada vez más bajos”

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“Nutrición del lenguaje”, el plan de Mendoza para los niños más vulnerables
Apuesta. Con el foco puesto en chicos hasta 3 años, tiene el acompañamiento del Banco Mundial y trabaja con las familias
Pablo ManninoAutoridades educativas presentaron algunos hitos del plan gobierno de Mendoza
MENDOZA.– Es un puntapié inicial de peso en favor de los niños más vulnerables, que ya empezó a dar frutos en medio de la crisis educativa que atraviesa la Argentina. El foco está puesto en la primera infancia, en la que la estimulación temprana juega un rol central. En esta provincia avanza un plan educativo denominado Nutrición del Lenguaje para chicos hasta los 3 años de los sectores más desprotegidos, que se suma a lo que viene haciendo la jurisdicción en alfabetización y comprensión lectora, con reconocimiento internacionalmente, sobre todo durante la pandemia.
De hecho, se trata de una nueva acción ponderada por el Banco Mundial (BM) y puesta en marcha por primera vez en el país, que busca ampliarse. Líderes de esa organización multinacional arrojaron en los últimos meses un análisis positivo sobre las acciones que llevan adelante las autoridades escolares mendocinas, en las que las familias juegan un papel clave.
Según explicaron a desde el área de Educación provincial, el programa está destinado a salas de 2 y 3 años en los Servicios Educativos de Origen Social (SEOS), dispositivos basados en la “educación universal para la igualdad de oportunidades”, con una estrategia específica para la primera infancia. Hay un dato alarmante a tener en cuenta: la pobreza infantil en este distrito alcanza al 65%, ubicándose entre las cinco provincias con mayor porcentaje del país.
En 2023 se realizó una muestra del programa con 1600 niños de 162 salas de 2 años, en jardines maternales distribuidos en nueve de los 18 departamentos de Mendoza. Julieta Trías, economista senior en el área de Protección Social del Banco Mundial, puso en valor el camino recorrido. “Estamos encontrando que los niños que participaron en estos SEOS son niños que, al inicio de la intervención, tenían mayores rezagos en el área del lenguaje y en el área motora. Esto está conectado con cuánto están expuestos en el hogar a que les hablen, a que interactúen con ellos. Y lo que hemos encontrado es que, tres meses después de la intervención del programa, los niños cuyos padres participaron del proceso tienen un desarrollo mayor en las habilidades del lenguaje que los niños que estuvieron nada más asistiendo a los centros de primera infancia sin el programa”, destacó Trías.
Justamente, esta última semana, en el Memorial de la Bandera, ubicado en el Parque Cívico de la capital provincial, se hizo la presentación del programa por parte de la Dirección General de Escuelas (DGE), ante autoridades del BM.
De esta manera, se busca que los chicos más pequeños puedan estar en un lugar donde tengan una primera estimulación y un cuidado vinculado con los inicios de la educación y a las actividades lúdicas. “Se dan diversas actividades para que puedan empezar a comprender mejor el lenguaje, a tener más vocabulario, e ingresen en aspectos que tienen que ver con desarrollos cognitivos que predisponen a la lectura, a la escritura y a todo lo que verán en las escuelas”, expresó Tadeo García Zalazar, ministro de Educación, Cultura, Infancias y DGE, quien agregó: “Esto es para tener mejores resultados en las escuelas primarias y secundarias, resultados de muy largo plazo, pero que, al fin y al cabo, son inversiones necesarias”.
El trabajo realizado el año pasado por las autoridades educativas consistió en capacitar a padres de niños de 40 salas de 2 años para estimular en los más chicos el desarrollo de las habilidades cognitivas, lingüísticas, motoras y socioemocionales. Ahora, la tarea continúa y busca expandirse a más establecimientos. “Este programa se viene trabajando desde el año pasado en nueve de los 18 departamentos de la provincia. Durante 2023 se aplicó en salitas de 2 años y este 2024 continuamos en salitas de 3. El programa trabaja con las familias, docentes, directivos de las instituciones, representantes del Banco Mundial, de los municipios y jardines. El objetivo es llegar a los niños y a las casas para que se trabaje la nutrición del lenguaje desde temprana edad”, aportó Natalia San Juan, directora de Centros Educativos de Primera Infancia de la DGE, tras la presentación del plan.
De acuerdo con los expertos en la materia, el programa Nutrición del Lenguaje es una iniciativa de educación parental, basada en el diseño curricular de reach up, que se instala en Mendoza buscando resignificar la importancia del desarrollo lingüístico, cognitivo, motriz y socioemocional en la primera infancia como factores fundamentales para el desarrollo de una trayectoria escolar continua y de un proyecto de vida sostenible. “Es un interesante plan de avances, logros y metas, que servirá de base para el proceso educativo de los niños en la primera etapa escolar; les permitirá posicionarse en condiciones de igualdad y nivelación con sus pares y redundará en beneficios en su futuro inmediato y a largo plazo”, coincidieron especialistas del sector.
Vale tener presente la realidad de los niños en esta provincia. La pobreza infantil llegó al 65% en Mendoza, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) del segundo semestre de 2023, por encima de los porcentajes pospandemia, mientras que el promedio nacional se ubica en el 58,4%. Incluso, Mendoza está muy por encima de las jurisdicciones de la región: San Luis llega al 51,7% y San Juan, al 54,2%.
Las familias mendocinas atraviesan momentos económicos complejos, en los que priman el trabajo informal y los salarios bajos, con otra realidad: desde hace una década no crecen los indicadores de empleo privado. De ahí que enfocarse también en la educación de los más desprotegidos sea considerado un primer paso de relevancia.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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