Ganancias e impuesto PAIS impulsaron la recaudación
El tributo para acceder al dólar subió 251,4% en términos reales; gran aporte de Ganancias, tras el salto del dólar, y de las retenciones
Carlos Manzoni
El ministro de Economía, Luis Caputo, prometió eliminar el impuesto PAIS
Luego de ocho meses de caída real, la recaudación impositiva mostró en mayo un crecimiento del 10%, impulsado por una significativa suba del impuesto a las ganancias –gracias a la devaluación de diciembre pasado– y los tributos vinculados al comercio exterior, entre ellos, el impuesto PAIS, que aumentó el 1239,3% anual.
El impuesto PAIS “lo hizo otra vez”. El fuerte aumento de los ingresos derivados de este tributo al acceso al dólar, acompañado por una importante suba de lo aportado por Ganancias –como efecto de la devaluación de diciembre– y de una moderada alza de las retenciones, la recaudación impositiva de mayo tuvo un crecimiento interanual de 320,9% en términos nominales, lo que significó un alza real de 10%.
Según informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), la recaudación tributaria del quinto mes del año ascendió $13.379.446 millones, con lo que el acumulado del año quedó en $44.718.920 millones (un aumento nominal de 258,9% respecto de igual período de 2023).
El economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), comentó que, luego de ocho meses consecutivos de caída real interanual, la recaudación tributaria nacional aumentó 10% real interanual en mayo. “Al excluir la recaudación por tributos vinculados al comercio exterior, la suba sería del 8%”, agregó el especialista.
La estrella excluyente de la recaudación volvió a ser el impuesto PAIS, que tuvo un salto de 1239,3%, respecto de igual mes del año pasado, lo que significó un aporte al fisco de $563.100 millones. Tal como señaló la propia AFIP, en esta performance “incidió favorablemente la ampliación de la base imponible de este tributo, con el ingreso del pago aplicado a las operaciones de compra de moneda extranjera para el pago de determinadas importaciones”.
Claro que, además, existieron otros factores que contribuyeron a la explosión de un impuesto que está en el ojo de la tormenta, puesto que, más allá de que los gobernadores reclaman que sea coparticipable, debería eliminarse a fin de este año –plazo fijado cuando se lo creó–. Esos otros factores fueron su aplicación en el caso del giro de dividendos, el incremento del tipo de cambio y el aumento de las alícuotas a partir de este año, tanto del pago a cuenta como de las importaciones de bienes y fletes.
La cuestión fue puesta en relieve por los analistas privados. “La recaudación que más aumentó en términos reales fue el impuesto PAIS, con 251,4%”, precisó Argañaraz. Y agregó que “todas las colocaciones de bonos más la ampliación de base de las importaciones y suba de alícuotas explican tan significativo aumento”.
Por su parte, el economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, destacó en su cuenta de X: “Creció fuerte la recaudación en términos reales. ¿Por qué? Aporte de impuesto PAIS con aporte extraordinario de Bopreal serie 3 (dividendos) más fuerte suba de ganancias sociedades (sinceramiento del TCN oficial en diciembre 2023)”.
Algunos economistas, sin embargo, opinaron que no incidió este mes la aplicación del impuesto PAIS al Bopreal. Es el caso de Salvador Vitelli, quien destacó lo dicho por la AFIP: “Incidió negativamente la prórroga del último vencimiento del mes hacia el 31/05/24 (percepciones del impuesto practicadas entre los días 16 y 22 de mayo). Por lo que los ingresos pendientes se acreditarán en junio; éstos incluyen los derivados de la aplicación del impuesto PAIS a la suscripción del Bopreal en pesos para el pago de utilidades y dividendos, y para la repatriación de inversiones”.
A diferencia de lo que sucedió en otros meses de este año, el impuesto a los créditos y débitos bancarios (llamado impuesto al cheque) esta vez no estuvo entre los que empujaron la recaudación. Creció apenas 187% interanual, muy por debajo de la inflación. “La variación real del famoso impuesto al cheque, que es un buen proxy [adelanto] de la actividad. No deja buenos indicio, porque en definitiva termina cayendo un 24% real en mayo”, subrayó Vitelli.
El lugar que dejó el impuesto al cheque fue ocupado por Ganancias, que tuvo un incremento interanual en mayo de 585,8%, al aportar a la caja estatal $5.511.952 millones. Aunque lejos –en lo porcentual– de lo que representó el impuesto PAIS, se ubicó segundo en el podio de los tributos que más crecieron en el quinto mes del año. Acumuló en 2023 $9.931.929 millones, 269,4% más que en igual período de 2023.
Vitelli opinó que es muy interesante la cuestión de Ganancias en mayo. “Es algo esperable porque en definitiva ahora comenzaron a vencer las declaraciones juradas de diciembre. En este sentido, actores del sector financiero y demás agentes económicos que pudieron beneficiarse de la devaluación presentaron ganancias extraordinarias bastante fuertes”, analizó.
Según el cálculo del Iaraf, Ganancias tuvo un alza interanual de 80% en términos reales. “El mayo de 2024 [en lo que respecta a este impuesto] sería el mejor mayo de los últimos 27 años. El segundo mejor registro fue en 2004. Esta recaudación implicaría un excedente de $2.448.000 millones en moneda constante de mayo 2024 respecto al mismo mes del año pasado.
En tercer lugar por su preponderancia en el resultado final se ubican los derechos de exportación, que, aunque no tuvieron una extraordinaria performance crecieron 323,4% en términos nominales, lo que implicó una suba real de 11%. “Empezaron a hacer sentir su peso, combinando factores físicos y de tipo de cambio”, acotó Argañaraz.
Acumulado del año en rojo
En contraste con el resultado mensual, el acumulado de los primeros cinco meses del año arroja una caída en términos reales, que según el cálculo del Iaraf, se ubicó en 6% interanual. Es más, según ese análisis, si se excluyen los tributos vinculados al comercio exterior, esa caída se ubica en -13%.
Según detalló Argañaraz, los tributos con mayor aumento en el acumulado del año fueron el impuesto PAIS (277%) y derechos de exportación (64%). “En términos de variación interanual real en estos cinco meses, los tributos con mayor caída fueron Bienes Personales (68,9%), combustibles líquidos (26,3%) e internos coparticipados (22,2%)”, puntualizó el especialista.
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Sigue la baja de precios, pero el desafío es ahora quebrar la inercia
Analistas creen que para perforar el piso del 5% será necesario un plan de estabilización
Luego de ocho meses de caída real, la recaudación impositiva mostró en mayo un crecimiento del 10%, impulsado por una significativa suba del impuesto a las ganancias –gracias a la devaluación de diciembre pasado– y los tributos vinculados al comercio exterior, entre ellos, el impuesto PAIS, que aumentó el 1239,3% anual.
El impuesto PAIS “lo hizo otra vez”. El fuerte aumento de los ingresos derivados de este tributo al acceso al dólar, acompañado por una importante suba de lo aportado por Ganancias –como efecto de la devaluación de diciembre– y de una moderada alza de las retenciones, la recaudación impositiva de mayo tuvo un crecimiento interanual de 320,9% en términos nominales, lo que significó un alza real de 10%.
Según informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), la recaudación tributaria del quinto mes del año ascendió $13.379.446 millones, con lo que el acumulado del año quedó en $44.718.920 millones (un aumento nominal de 258,9% respecto de igual período de 2023).
El economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), comentó que, luego de ocho meses consecutivos de caída real interanual, la recaudación tributaria nacional aumentó 10% real interanual en mayo. “Al excluir la recaudación por tributos vinculados al comercio exterior, la suba sería del 8%”, agregó el especialista.
La estrella excluyente de la recaudación volvió a ser el impuesto PAIS, que tuvo un salto de 1239,3%, respecto de igual mes del año pasado, lo que significó un aporte al fisco de $563.100 millones. Tal como señaló la propia AFIP, en esta performance “incidió favorablemente la ampliación de la base imponible de este tributo, con el ingreso del pago aplicado a las operaciones de compra de moneda extranjera para el pago de determinadas importaciones”.
Claro que, además, existieron otros factores que contribuyeron a la explosión de un impuesto que está en el ojo de la tormenta, puesto que, más allá de que los gobernadores reclaman que sea coparticipable, debería eliminarse a fin de este año –plazo fijado cuando se lo creó–. Esos otros factores fueron su aplicación en el caso del giro de dividendos, el incremento del tipo de cambio y el aumento de las alícuotas a partir de este año, tanto del pago a cuenta como de las importaciones de bienes y fletes.
La cuestión fue puesta en relieve por los analistas privados. “La recaudación que más aumentó en términos reales fue el impuesto PAIS, con 251,4%”, precisó Argañaraz. Y agregó que “todas las colocaciones de bonos más la ampliación de base de las importaciones y suba de alícuotas explican tan significativo aumento”.
Por su parte, el economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, destacó en su cuenta de X: “Creció fuerte la recaudación en términos reales. ¿Por qué? Aporte de impuesto PAIS con aporte extraordinario de Bopreal serie 3 (dividendos) más fuerte suba de ganancias sociedades (sinceramiento del TCN oficial en diciembre 2023)”.
Algunos economistas, sin embargo, opinaron que no incidió este mes la aplicación del impuesto PAIS al Bopreal. Es el caso de Salvador Vitelli, quien destacó lo dicho por la AFIP: “Incidió negativamente la prórroga del último vencimiento del mes hacia el 31/05/24 (percepciones del impuesto practicadas entre los días 16 y 22 de mayo). Por lo que los ingresos pendientes se acreditarán en junio; éstos incluyen los derivados de la aplicación del impuesto PAIS a la suscripción del Bopreal en pesos para el pago de utilidades y dividendos, y para la repatriación de inversiones”.
A diferencia de lo que sucedió en otros meses de este año, el impuesto a los créditos y débitos bancarios (llamado impuesto al cheque) esta vez no estuvo entre los que empujaron la recaudación. Creció apenas 187% interanual, muy por debajo de la inflación. “La variación real del famoso impuesto al cheque, que es un buen proxy [adelanto] de la actividad. No deja buenos indicio, porque en definitiva termina cayendo un 24% real en mayo”, subrayó Vitelli.
El lugar que dejó el impuesto al cheque fue ocupado por Ganancias, que tuvo un incremento interanual en mayo de 585,8%, al aportar a la caja estatal $5.511.952 millones. Aunque lejos –en lo porcentual– de lo que representó el impuesto PAIS, se ubicó segundo en el podio de los tributos que más crecieron en el quinto mes del año. Acumuló en 2023 $9.931.929 millones, 269,4% más que en igual período de 2023.
Vitelli opinó que es muy interesante la cuestión de Ganancias en mayo. “Es algo esperable porque en definitiva ahora comenzaron a vencer las declaraciones juradas de diciembre. En este sentido, actores del sector financiero y demás agentes económicos que pudieron beneficiarse de la devaluación presentaron ganancias extraordinarias bastante fuertes”, analizó.
Según el cálculo del Iaraf, Ganancias tuvo un alza interanual de 80% en términos reales. “El mayo de 2024 [en lo que respecta a este impuesto] sería el mejor mayo de los últimos 27 años. El segundo mejor registro fue en 2004. Esta recaudación implicaría un excedente de $2.448.000 millones en moneda constante de mayo 2024 respecto al mismo mes del año pasado.
En tercer lugar por su preponderancia en el resultado final se ubican los derechos de exportación, que, aunque no tuvieron una extraordinaria performance crecieron 323,4% en términos nominales, lo que implicó una suba real de 11%. “Empezaron a hacer sentir su peso, combinando factores físicos y de tipo de cambio”, acotó Argañaraz.
Acumulado del año en rojo
En contraste con el resultado mensual, el acumulado de los primeros cinco meses del año arroja una caída en términos reales, que según el cálculo del Iaraf, se ubicó en 6% interanual. Es más, según ese análisis, si se excluyen los tributos vinculados al comercio exterior, esa caída se ubica en -13%.
Según detalló Argañaraz, los tributos con mayor aumento en el acumulado del año fueron el impuesto PAIS (277%) y derechos de exportación (64%). “En términos de variación interanual real en estos cinco meses, los tributos con mayor caída fueron Bienes Personales (68,9%), combustibles líquidos (26,3%) e internos coparticipados (22,2%)”, puntualizó el especialista.
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Sigue la baja de precios, pero el desafío es ahora quebrar la inercia
Analistas creen que para perforar el piso del 5% será necesario un plan de estabilización
Luján Berardi
El exministro Domingo Cavallo encendió la luz de alerta
Luego del último número de inflación de abril (8,8%), que reforzó la tendencia a la desaceleración de los precios, y ante la perspectiva de que mayo llegue a valores de entre el 4,4% y el 6%, el nuevo desafío del Gobierno –estiman expertos– será cómo manejar la inercia inflacionaria hacia delante.
Según analistas privados, cada vez será más difícil mantener el descenso del IPC. De hecho, las estimaciones ubican un piso en torno al 5% o 6% a partir de ahora, que, aunque por debajo de enero (20%), sigue siendo un número alto, sobre todo ante la perspectiva de que no se lo pueda quebrar. Uno de los que alertaron sobre este fenómeno fue el exministro Domingo Cavallo.
“Con una hiperinflación, por ejemplo, la inercia se rompe de golpe, que es lo que pasó con la convertibilidad”, comentó Martín Kalos, de la consultora Epyca.
Si bien los valores actuales de inflación son elevados, esta no se va a “cortar de cuajo”, porque, como siguió explicando el especialista, para eso se necesita un plan de estabilización para que el Estado coordine ese quiebre. “Hay que romper con indexaciones de contratos, con actualizaciones frecuentes de precios y de paritarias, de manera que todo vaya bajando la inercia y confluyendo en una inflación más baja. Pero eso implica un rol activo de parte del Estado, coordinando expectativas y actualizaciones de precios, y eso es lo que la conducción de [Javier] Milei no cree, ideológicamente, que tiene que hacer”, detalló.
En cambio, en la visión del economista, el plan de ajuste ortodoxo del Gobierno se centra en bajar gastos, cobrar más impuestos y reducir la emisión monetaria para financiar ese gasto, en vez de generar políticas productivas, de ingresos, de desarrollo o de coordinación de precios y salarios.
Por otro lado, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, cree que ese 5% estimado como piso se va a perforar, aunque va a ser más difícil o más lento. “Si uno ve la secuencia desde diciembre, no creo que se repita esa velocidad en los próximos meses, pero eso no quiere decir que la inflación no pueda bajar del 5%”, sostuvo.
También se expresó sobre la relación con el tipo de cambio y la devaluación mensual del 2% que, de mantenerse, podría llevar la inflación a un número cercano. “Obviamente que la necesidad de corregir tarifas va a complicar las cosas, pero me parece que podría llegar a bajar más”, sostuvo.
Sin embargo, el atraso cambiario y la necesidad de corregir tarifas juegan un rol preponderante, que puede repercutir en que sí sea más difícil bajar del 1% mensual, por lo menos en el corto plazo.
De todas formas, Tiscornia también planteó que existe el riesgo de que se produzca otro salto del tipo de cambio, y que lo más importante para el Gobierno es persistir en el superávit fiscal para que la inflación continúe el descenso.
Elisabet Bacigalupo, responsable macro de la consultora Abeceb, consideró que van a seguir operando tres tipos de inercia: la tarifaria, la indexatoria y la salarial, y que no ven una inflación al 5% mensual durante la segunda mitad del año, sino más cercana al 4% o 3%. Esto se daría en un contexto donde el Gobierno utiliza como instrumento el ancla cambiaria del 2% hasta fin de año.
“También van a utilizar otros instrumentos: ajustes de tarifas de luz y de gas, mecanismos de actualización mirando una inflación futura (menor) y no la pasada. Esto te ayuda a desarticular parte de la inercia”, contó, y agregó que se deben sumar los ajustes de precios relativos pendientes, responsables de que la inflación no baje automáticamente al 2%. Aun así, la combinación de elementos detallados por la especialista podría romper la inercia más rápidamente.
“Los escenarios de normalidad en la Argentina son complicados, porque todavía la macro no está del todo estabilizada, entonces los saltos de la brecha o cualquier riesgo que aparece en el horizonte pueden impactar”, concluyó.
Un escenario similar es el que describió Claudio Caprarulo, director de Analytica, quien opinó que no están dadas las condiciones para proyectar una inflación inferior al 1% mensual: “Ese ansiado resultado va a ser la consecuencia de tener una macroeconomía estable. La última vez que tuvimos una inflación mensual promedio de ese valor fue entre 2003 y 2006. En los 90 se dio a partir de 1993. En ambos casos, después de fuertes crisis y de un proceso de estabilización ya resuelto”, dijo.
En cuanto a la estabilización, Alejandro Giacoia, de Econviews, remarcó que esta debe basarse en el shock, e hizo una comparación con el Plan Austral: “Cuando mirás la evolución inflacionaria después del lanzamiento del Plan Austral o la convertibilidad, lo que se ve es un quiebre fuerte, algo que ahora, si bien bajó el pico de diciembre, no sucedió”, concluyó.
Luego del último número de inflación de abril (8,8%), que reforzó la tendencia a la desaceleración de los precios, y ante la perspectiva de que mayo llegue a valores de entre el 4,4% y el 6%, el nuevo desafío del Gobierno –estiman expertos– será cómo manejar la inercia inflacionaria hacia delante.
Según analistas privados, cada vez será más difícil mantener el descenso del IPC. De hecho, las estimaciones ubican un piso en torno al 5% o 6% a partir de ahora, que, aunque por debajo de enero (20%), sigue siendo un número alto, sobre todo ante la perspectiva de que no se lo pueda quebrar. Uno de los que alertaron sobre este fenómeno fue el exministro Domingo Cavallo.
“Con una hiperinflación, por ejemplo, la inercia se rompe de golpe, que es lo que pasó con la convertibilidad”, comentó Martín Kalos, de la consultora Epyca.
Si bien los valores actuales de inflación son elevados, esta no se va a “cortar de cuajo”, porque, como siguió explicando el especialista, para eso se necesita un plan de estabilización para que el Estado coordine ese quiebre. “Hay que romper con indexaciones de contratos, con actualizaciones frecuentes de precios y de paritarias, de manera que todo vaya bajando la inercia y confluyendo en una inflación más baja. Pero eso implica un rol activo de parte del Estado, coordinando expectativas y actualizaciones de precios, y eso es lo que la conducción de [Javier] Milei no cree, ideológicamente, que tiene que hacer”, detalló.
En cambio, en la visión del economista, el plan de ajuste ortodoxo del Gobierno se centra en bajar gastos, cobrar más impuestos y reducir la emisión monetaria para financiar ese gasto, en vez de generar políticas productivas, de ingresos, de desarrollo o de coordinación de precios y salarios.
Por otro lado, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, cree que ese 5% estimado como piso se va a perforar, aunque va a ser más difícil o más lento. “Si uno ve la secuencia desde diciembre, no creo que se repita esa velocidad en los próximos meses, pero eso no quiere decir que la inflación no pueda bajar del 5%”, sostuvo.
También se expresó sobre la relación con el tipo de cambio y la devaluación mensual del 2% que, de mantenerse, podría llevar la inflación a un número cercano. “Obviamente que la necesidad de corregir tarifas va a complicar las cosas, pero me parece que podría llegar a bajar más”, sostuvo.
Sin embargo, el atraso cambiario y la necesidad de corregir tarifas juegan un rol preponderante, que puede repercutir en que sí sea más difícil bajar del 1% mensual, por lo menos en el corto plazo.
De todas formas, Tiscornia también planteó que existe el riesgo de que se produzca otro salto del tipo de cambio, y que lo más importante para el Gobierno es persistir en el superávit fiscal para que la inflación continúe el descenso.
Elisabet Bacigalupo, responsable macro de la consultora Abeceb, consideró que van a seguir operando tres tipos de inercia: la tarifaria, la indexatoria y la salarial, y que no ven una inflación al 5% mensual durante la segunda mitad del año, sino más cercana al 4% o 3%. Esto se daría en un contexto donde el Gobierno utiliza como instrumento el ancla cambiaria del 2% hasta fin de año.
“También van a utilizar otros instrumentos: ajustes de tarifas de luz y de gas, mecanismos de actualización mirando una inflación futura (menor) y no la pasada. Esto te ayuda a desarticular parte de la inercia”, contó, y agregó que se deben sumar los ajustes de precios relativos pendientes, responsables de que la inflación no baje automáticamente al 2%. Aun así, la combinación de elementos detallados por la especialista podría romper la inercia más rápidamente.
“Los escenarios de normalidad en la Argentina son complicados, porque todavía la macro no está del todo estabilizada, entonces los saltos de la brecha o cualquier riesgo que aparece en el horizonte pueden impactar”, concluyó.
Un escenario similar es el que describió Claudio Caprarulo, director de Analytica, quien opinó que no están dadas las condiciones para proyectar una inflación inferior al 1% mensual: “Ese ansiado resultado va a ser la consecuencia de tener una macroeconomía estable. La última vez que tuvimos una inflación mensual promedio de ese valor fue entre 2003 y 2006. En los 90 se dio a partir de 1993. En ambos casos, después de fuertes crisis y de un proceso de estabilización ya resuelto”, dijo.
En cuanto a la estabilización, Alejandro Giacoia, de Econviews, remarcó que esta debe basarse en el shock, e hizo una comparación con el Plan Austral: “Cuando mirás la evolución inflacionaria después del lanzamiento del Plan Austral o la convertibilidad, lo que se ve es un quiebre fuerte, algo que ahora, si bien bajó el pico de diciembre, no sucedió”, concluyó.
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