martes, 18 de junio de 2024

LA TRASTIENDA DE LA POLÍTICA




Menem y Caputo, dos apellidos que se multiplican en los pasillos de Balcarce 50
Adrián y Francisco, integrantes de esas familias, suenan fuerte entre bambalinas
Francisco Caputo, que se define como “coach y emprendedor”, visitó en varias oportunidades la Casa Rosada facebook

En los pasillos y despachos de la Casa Rosada corre una frase que intenta describir, con una mezcla de gracia y precisión, al poder real en el gobierno libertario. “Acá gobiernan tres familias: Milei, Caputo y Menem”, sostienen, con alta dosis de realismo, en Balcarce 50.
Indiscutibles, Javier y Karina Milei conforman el dúo gobernante que maneja los hilos del Gobierno, aunque los otros dos apellidos que los rodean aportan nombres resonantes con responsabilidades permanentes, a los que suman otros integrantes de esas mismas familias, por ahora entre bambalinas y cultivando un extremo bajo perfil.
Es el caso de Santiago Caputo, el joven asesor todoterreno miembro del primer círculo de confianza de los hermanos en el poder nacional. Además de su tío Luis, ministro de Economía y fulgurante estrella en el firmamento mediático, su hermano Francisco, coach y emprendedor según sus páginas en redes sociales, visitó según fuentes inobjetables la Casa Rosada en varias oportunidades, aunque cerca del asesor presidencial afirman, tajantes, que “no tiene nada que ver con el Gobierno”.
Una versión que contrasta con quienes afirman que el mayor de los hermanos Caputo deja, en sus visitas y fuera de ellas, sus consejos al asesor clave del Presidente.
En cuanto a los Menem, son muchos los portadores de ese apellido que ocupan cargos y responsabilidades en el Gobierno. El presidente de la Cámara baja, Martín Menem, y el secretario Eduardo “Lule” Menem son los más notorios, pero Adrián Menem, exdiputado nacional e hijo del exsenador Eduardo Menem, estaría también asesorando a sus primos Lule y Martín, sobre la base de sus largos años de experiencia en la política.
“Mi tiempo ya pasó, es el tiempo de ellos”, se atajó Adrián Menem, quien fue el diputado más joven hace más de dos décadas, luego del acto en la Casa Rosada en el que Milei inauguró el busto del expresidente Carlos Saúl Menem en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada.
También sobre él se tejen especulaciones sobre su influencia en la tarea de la Cámara de Diputados, aunque en su caso su trabajo formal está en el estudio jurídico que comparte con su padre, cerca de Tribunales.

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La fórmula que eligió Francos para esquivar a los críticos del juez Lijo

jefe de gabineteGuillermo Francos

Había pasado la larga noche casi en vela y en la Casa Rosada siguiendo de cerca el debate legislativo, que, para él, terminó en módico festejo. Con pocas horas de sueño, pero el ánimo templado por la aprobación de la Ley Bases en el Senado, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue el protagonista central del almuerzo organizado el jueves pasado por el Colegio de Abogados porteño.
En ese almuerzo, que se extendió por más de una hora y que tuvo como menú principal osobuco gratinado con queso y verduras asadas, Francos repasó las alternativas del paso de la Ley Bases por el Congreso, un debate maratónico por el que, según comentó entre risas, debió postergar la cena de aniversario de casamiento junto a su esposa, Cristina. Distendido, Francos reconoció “errores iniciales” en la estrategia legislativa para aprobar el proyecto y elogió al Presidente, que, según su visión, “le habló a la gente y le dijo cosas que la política no se animaba a decir”.
Sin alterarse, y junto al presidente del colegio, Alberto Garay, tocó otros temas urticantes, como el vínculo bilateral con Brasil, y hasta recordó que el Presidente le ofreció ser canciller, pero que él rechazó el ofrecimiento retrucándole que sería “más útil” como ministro del Interior.
A la hora de los postres (strudel de manzana y helado de crema americana), llegó el momento más incómodo del mediodía. Uno de los presentes le preguntó, en tono crítico, por la nominación de Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema. El jefe de Gabinete intentó una explicación diplomática, dado que el colegio rechaza esa postulación, y afirmó que el envío del pliego de Lijo al Senado era “una potestad y decisión política del Presidente”, para luego sorprender con una sentencia: en el Gobierno estaban contemplando, si se abría la posibilidad, nominar una mujer para integrar el máximo tribunal del país.
La respuesta fue suficientemente ambigua como para no dejar claro si Francos se estaba refiriendo a Lijo o a Manuel García-Mansilla, también postulado para juez de la Corte Suprema y sentado cerca, en la misma mesa del ministro.

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