lunes, 17 de junio de 2024

Steven Koonin es un científico E INVERSIONES


“Nos tiramos de cabeza a transformar el sistema energético sin un buen análisis”
Sofía Diamante

El científico estadounidense y exfuncionario de Barack Obama sostiene que no existe la crisis climática y advierte que la humanidad tiene otros problemas que requieren soluciones de manera urgente; el profesor de la Universidad de Nueva York visitó la Argentina invitado por el Grupo Techint para hablar en un evento
Steven Koonin es un científico que minimiza el rol humano en el calentamiento global. En el gobierno de Barack Obama fue subsecretario de Ciencia de Estados Unidos. Días atrás, el Grupo Techint lo invitó a participar de una reunión sobre Transición Energética, en la que estuvieron directivos de sus empresas industriales provenientes de varios países del mundo (de la Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia, México y Medio Oriente).
Koonin publicó recientemente el libro El clima: no toda la culpa es nuestra. “Cuando se habla sobre el cambio climático, los medios de comunicación, los políticos y otras voces prominentes han declarado que la ciencia es incuestionable al respecto. Sin embargo, el tratamiento de los informes y su transmisión a la población está repleto de desinformación e interpretaciones maniqueas”, dice la descripción del libro.
El empresario Paolo Rocca, presidente del grupo Techint, lo convocó especialmente porque cree que su mirada y perspectiva aporta positivamente al debate de transición energética y su velocidad.
El científico no descree del calentamiento global, pero, en línea con el pensamiento del presidente Javier Milei, dice que no existe una “crisis climática”. El físico teórico sostiene que, al haber millones de personas en la pobreza, hay otras prioridades en el corto plazo antes que, por ejemplo, pagar más caro por la forma de generación energética para que sea menos contaminante.
El actual profesor de la Universidad de Nueva York conversó sobre estos temas en una entrevista de la que participó
–¿Cuál es el objetivo del libro que acaba de publicar?
–Lo primero que quiero que se lleven es que la ciencia no dice lo que la mayoría de la gente piensa que dice, porque muchos reciben un mensaje filtrado a través de resúmenes políticos y de los medios. Lo segundo es que no hay una crisis climática. La ciencia dice que esto tal vez sea un problema, pero no es algo que sea tan serio para tener precedencia sobre muchos otros problemas del mundo. Lo tercero es que nos estamos tirando de cabeza a tratar de transformar el sistema de energía sin haberlo pensado detenidamente en términos de costo, estrategia y consecuencias no anticipadas.
–¿Quiere decir que los gobiernos observan con mayor preocupación el cambio climático que la suba de la pobreza, por ejemplo?
–Hay 3000 millones de personas, de las 8000 millones que hay en el mundo, que utilizan menos electricidad todos los años que la heladera promedio estadounidense. La persona promedio en Nigeria utiliza una trigésima parte de la energía todos los años que la que se usa en Estados Unidos en los refrigeradores. Creo que cualquier persona que haya trabajado o haya visitado estos países con deficiencia de energía tiene una idea de lo difícil que es la vida sin una fuente de energía adecuada. Entonces, primera prioridad, si a uno le interesa la raza humana como un todo, asegúrense de que esa gente tenga energía suficiente. Esta parte de la región todavía está en desarrollo y necesita empezar a usar recursos para generar energía.
–Hay algunos consumidores, por ejemplo, que están dispuestos a pagar más caro por comprar algo que sea más limpio.
–Sí, claro. Está bien, la gente quiere hacer eso. Es una cuestión de cuánto dinero extra quiere pagar la gente. Los estudios en los Estados Unidos y en Europa muestran que la gente está más que dispuesta a apoyar la Agenda Verde en lo abstracto. Pero en lo que tiene que ver con disposición a pagar más, no tanto.
–¿Cree que hay espacio para todas esas cosas en el mercado?
–Sí, si pueden ganar dinero haciendo eso, ¿por qué no? Pero una vez que se dan cuenta de que no están salvando el planeta, o sea, que no hacen una diferencia muy importante... Te puede hacer sentir bien.
–En cuanto al desarrollo tecnológico global, usted dice que cada país debería encontrar su manera de desarrollar los recursos energéticos. ¿Qué implica eso?
–Creo que es muy difícil para la comunidad internacional decirle a un país qué no se puede hacer en lo relacionado con la disponibilidad de la energía. El científico Roger Pinkham, que formula la ley de hierro de la energía: los países van a hacer lo que necesiten hacer para obtener energía. Y creo que hay muchísimos ejemplos de esto. Es un shock para mí cuando, por ejemplo, el Banco Mundial le dice a Vietnam que no va a financiar esa planta de carbón de US$20 millones porque contamina. Creo que Vietnam necesita tanta energía como pueda tener. Y si el Banco Mundial le dice que no, China va a intervenir y lo van a terminar haciendo igual. Es muy difícil decirle a un país qué hacer, a menos que puedan hacer la diferencia. Narendra Modi, primer ministro de India, dice que harán lo que deban hacer para obtener energía.
–En ese sentido, ¿qué recomienda para un país como el nuestro?
–No conozco la situación energética argentina. Sé que tienen tres plantas nucleares en operación. Si lo que quieren hacer es reducir las emisiones en electricidad, creo que esa es una muy buena alternativa. No sé hasta qué punto están utilizando energía eólica, pero tienen que recordar que necesitan algún backup [porque la producción es intermitente]. Y eso también es un costo extra si quieren cerrar el gas o las plantas de carbón. Uno de los problemas que vemos en los Estados Unidos y en Europa es que la gente que comprende el sistema de energía, los que lo desarrollan y lo operan, quedan fuera de las discusiones acerca de cómo debería evolucionar. O sea, los expertos técnicos.
–Muchos países están aplicando impuestos al carbono. Usted tiene una visión contraria a eso, pero, ¿se puede justificar en alguna situación o no tiene sentido para ningún país en el mundo?
–En países desarrollados el problema con ese impuesto es que hay tal vez tres cosas que no se están cumpliendo. Una es que debe ser predecible; no necesariamente constante, pero sí predecible. Lo segundo es que debe ser universal. Lo tercero es, ¿qué van a hacer con el dinero? En los Estados Unidos se recauda bastante. Estamos hablando de 6000 millones de toneladas de CO2 por año y de US$40 por tonelada. Son US$240.000 millones. Es mucho, incluso para los Estados Unidos. ¿Vamos a confiar en el Congreso para distribuir razonablemente esa suma? No.
–¿Qué piensa de la gestión de Joe Biden en el sector energético?
–Creo que muchas políticas fueron mal planeadas y mal pensadas. Por ejemplo, la ley de reducción de la inflación. Hubo muchos subsidios para energía solar o eólica, que son las formas de generación más baratas. ¿Por qué las subsidian? No sé. Las restricciones a la exportación de gas natural son totalmente contraproducentes. Creo que las partes de investigación y desarrollo de esa ley son buenas, porque tendrían que poner dinero en investigación, en almacenamiento de energía, en informática de la red. Todo eso es bueno, pero hay demasiada energía eólica y solar. Subsidiar vehículos eléctricos no es algo que valga la pena, nadie quiere comprarlos.
–¿Qué le diría a quienes dicen que cada vez hay más fenómenos climáticos, como sequías e inundaciones?
–Primero que nada, hay que hacer una distinción entre el tiempo y el clima. El tiempo es lo que pasa todos los días, todos los meses. El clima es lo que pasa en un período de varias décadas. Lo segundo es que hay tantos lugares en el mundo, y las chances de un evento se pueden calcular, y por supuesto que los medios se suben a todas las posibles catástrofes y dicen, bueno, este es un tema climático. Hace dos veranos, creo, tuvimos muchas inundaciones en Pakistán. Mucha gente falleció. Dos días después del evento el ministro de Medio Ambiente dijo que era por el CO2 y que les debían dinero por el CO2. También dijo que eran las peores inundaciones desde 1960 o algo así. ¿Antes de 1960 qué pasó? El monzón de ese año del que estamos hablando no fue particularmente infrecuente si lo comparamos con los años anteriores. Lo que lo hizo diferente esta vez es que las montañas en Pakistán habían sido privadas de árboles. Entonces, hubo muchísima más gente que vivía en planicies donde se pueden inundar y donde no deberían haber estado. Por supuesto, la catástrofe fue causada por humanos, pero no lo hizo nada de orden climático. Eso tiene que ver con mala infraestructura. No es que yo les eche la culpa a los medios, pero se suben a eso y lo hacen porque como noticia es maravilloso y lo propagan.
–Usted no tiene una visión alarmista del calentamiento global, pero, ¿cuán preocupado está sobre la situación?
–Durante los últimos 120 años hemos visto tanto calentamiento como las Naciones Unidas está proyectando. Es 1,3 grados en los últimos 120 años. La humanidad ha prosperado como nunca antes en su historia en ese tiempo. La esperanza de vida creció de 52 a 73 años. El PBI per cápita se multiplicó por siete. La tasa de alfabetismo crece hasta el 80%. La tasa de muerte por clima extremo bajó, a pesar o tal vez por el calentamiento global. Pensar que otro 1,3 grados va a descarrilar todo eso, no lo creo. Les pregunté a expertos qué es lo que realmente les preocupa, y no pueden dar una buena respuesta. Es muy difícil imaginar algo en la escala de una pandemia. Un asteroide, una llamarada solar. Pueden elegir su catástrofe favorita y ahí está. Lo que tenemos que hacer es desarrollar la mayor parte de la humanidad para que las personas sean más resilientes. Hay cosas que nos complican, pero tenemos que saber manejarlas y adaptarnos.
–¿Qué mensaje les dejaría a los jóvenes que más siguen la agenda climática?
–No se crean todo lo que escuchan. Uno lo aprende cuando se hace mayor. La humanidad mejora y mejora. También les diría que si quieren cambiar el sistema energético por preocupaciones con el clima, más vale que lo entiendan primero. Tómense el tiempo de entender.


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Las opciones que podría ofrecer el mercado de capitales, un eje de las expectativas “pos-cepo”
Cristian lópez, de novus asset Management, sostuvo que una normalización de la macroeconomía llevaría a alternativas para ahorristas que ayuden al crecimiento
Por Melisa Reinhold
“Si la moneda cae del lado correcto de la historia, la Argentina tiene una oportunidad muy linda”, considera Cristian López, que se incorporó recientemente como nuevo director y socio de Novus Asset Management, la sociedad gerente del Grupo Portfolio Personal de Inversiones (PPI). Tras años de restricciones y cepo cambiario, el analista consideró, en un diálogo con la nacion, que el camino de las desregulaciones impulsaría las oportunidades de inversión de las compañías locales.
Novus AM administra un patrimonio que supera los $120.000 millones y multiplicó casi por tres el monto de los activos gestionados en lo que va del año. Sin embargo, las alternativas de inversión hoy son contadas con los dedos de las manos, en línea con las condiciones en las que está el mercado de capitales. Hoy existen fondos comunes de inversión para los ahorristas que buscan cubrirse de la devaluación (los llamados dollar linked), para quienes tienen como objetivo protegerse de la inflación (los fondos con instrumentos que se van ajustando por el índice CER), o para aquellos que necesitan liquidez inmediata (los money market).
“En la industria de fondos, la Argentina tiene la chance de tener compañías más divertidas y con mayor valor agregado. Hasta ahora, diría que desde mediados del gobierno de Néstor Kirchner hasta principios del de Cristina, y de 2009 en adelante hubo un mercado segado por regulación tras regulación. La oferta y la demanda quedó encerrada en un zoológico y había un mundo encepado de pesos. Uno intentaba ofrecer productos que dieran una cobertura no tan perfecta contra la inflación o la devaluación del tipo de cambio oficial, pero dejaron muerto el universo internacional. La gente se acostumbró a una industria chata, no muy dinámica”, analizó López, que es contador público y tiene 20 años de trayectoria en el sector financiero.
Para el analista, si el mercado de capitales se normaliza y el Gobierno anuncia la salida del cepo cambiario, y si la Comisión Nacional de Valores (CNV) elimina las restricciones que existen a la hora de operar, muchos fondos que son de cobertura (como los antes mencionados) “dejarán de tener razón de ser”. En cambio, la industria empezará a apostar por el lanzamiento de nuevos productos que generen valor agregado.
Hasta la eliminación del sistema jubilatorio de capitalización, en el que actuaban las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), existían para esas entidades inversoras posibilidades de posicionarse en commodities, en acciones internacionales y en activos de renta fija emergente, por ejemplo. De esta manera, los inversores podían diversificar su patrimonio y no tener posiciones 100% en la Argentina.
A la espera de señales
Para López, aquel camino se podría retomar si se eliminaran las restricciones, un hecho que en el mediano o largo plazo incentivaría los proyectos de inversión de las compañías. Como un primer paso, recientemente Novus lanzó el FCI HouseView, “el fondo de la casa” –como lo llama el directivo–, que constantemente invierte en distintas alternativas de renta fija, dependiendo de la visión macroeconómica de los analistas. También tienen bajo análisis lanzar al mercado un fondo en dólares, pero la decisión está al pendiente de qué sucederá con el cepo cambiario.
“Creo que todos estamos a la espera de señales políticas, mirando la misma moneda. Claro que habrá tensiones, pero al final del camino yo soy muy constructivo. Si uno se aleja de la coyuntura y mira la película entera, si se hacen las cosas bien, hay una industria energética que podría generar una entrada enorme de dólares. Y la falta de dólares que siempre nos afecta debería resolverse. Da la impresión de que la sociedad argentina entendió que el déficit fiscal es un problemón y que nos llevó a la inflación en los últimos 100 años; por eso está digiriendo con tanta importancia el megaajuste, que ocurrió como un paso clave para enderezar un barco que iba en la dirección incorrecta”, concluyó.
En la actual situación de la Argentina, los fondos comunes de inversión ofrecen productos para cubrirse de la inflación o de la devaluación Las proyecciones para el momento en que se dejen de lado el cepo y varias regulaciones indican que surgirían opciones con mayor valor agregado

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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