lunes, 17 de junio de 2024

GANANCIAS Y EL ESCENARIO


Una discusión que pone en juego $2,5 billones y la relación con las provincias
Es lo que representaría Ganancias con los cambios; más de la mitad sería coparticipable y por eso es reclamado por los gobernadores
Ignacio Grimaldi
Gobierno dejó bien claro que el paquete fiscal es lo que más le interesa de la próxima decisión que deberá tomar la Cámara de Diputados: aceptar los cambios introducidos en el Senado o ratificar la versión del proyecto que ella misma aprobó. “Hay que insistir en Ganancias y Bienes Personales”, declaró el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Paradójicamente, pese a esa decisión del “ministro político”, fuentes oficiales indicaron que lo importante para el Ejecutivo es que el equilibro de las cuentas públicas no depende de lo que decida el Congreso. Entonces, esta historia solo puede ser comprendida como una discusión por plata con ribetes políticos.
La Cámara alta rechazó el regreso del impuesto a las ganancias y votó para dejar sin efecto un alivio en Bienes Personales que impulsaba el oficialismo. Independientemente del impacto en el bolsillo del contribuyente, el próximo debate en Diputados involucra fondos que podrían nutrir o desfinanciar la recaudación nacional y, en consecuencia, sumar o restar recursos coparticipables a las provincias.
Pero no todo es tan visceral. Resulta imposible resumir esta vicisitud en tan solo ganar o perder. Contiene varios matices porque no da igual si regresa Ganancias sin el alivio en Bienes Personales o viceversa; tampoco si se quitaran los beneficios a contribuyentes cumplidores.
Por lo tanto, existen distintos escenarios con diferentes ganadores o perdedores, aunque todos ellos tienen dos conceptos en común: impacto fiscal limitado y efectos políticos desconocidos.
Según cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el regreso del impuesto a las ganancias a la cuarta categoría generaría un ingreso extra de 0,43 puntos del PBI en 2024. Esto significa que la recaudación podría sumar unos $2,5 billones, según estimaciones privadas. Un detalle no menor de este dato es que más de la mitad de toda esa plata es coparticipable con las provincias.
Para ponerlo en perspectiva: el desafío del ministro de Economía, Luis Caputo, es reducir el rojo en 5,2 puntos del producto para llegar al déficit cero a fin de año. Es decir, la porción que le quedaría al Estado nacional del 0,43 que traería el regreso de Ganancias, que equivale a menos de la mitad de lo recaudado porque se trata de un impuesto coparticipable, parece un número chico, aunque, en épocas del “no hay plata”, nada es desechable. Mucho menos para los gobernadores. Sobre todo en un año en el que el promedio por provincia de la caída de las transferencias de la Nación es de 9,8% en términos reales hasta mayo. Es decir, perdieron uno de cada diez pesos que recibían comparado con el mismo período de 2023, según consignó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf ).
A propósito de la relevancia del impuesto a las ganancias y su vínculo con las provincias, el Iaraf señaló que mayo tuvo un récord de dinero coparticipado. Según explicó, “las empresas con activos dolarizados registraron importantes ganancias de capital, lo que implicó que paguen mucho más impuesto a las ganancias”.
Tal como consigna la OPC, de los 0,43 puntos del PBI que podrían ingresar por el regreso de Ganancias, unos 0,24 puntos del PBI, es decir, más de la mitad, tendrían como destino las arcas provinciales. Para ponerlo en plata, esto equivaldría a $1,3 billones.
En paralelo, el alivio en Bienes Personales sin ningún tipo de beneficio para contribuyentes cumplidores implicaría que las arcas públicas dejaran de percibir 0,33 puntos del PBI. Entonces, el balance entre el regreso de Ganancias (0,43 puntos del PBI) y este tipo de reducciones en Bienes Personales arrojaría un saldo positivo para la recaudación del 0,1% del PBI.
La ecuación cambiaría en caso de que el beneficio a cumplidores en Bienes Personales fuera otorgado al 100% de los contribuyentes. El fisco perdería 0,48 puntos del PBI. Esta cifra excede lo que, según proyecciones de la OPC, ganaría por el regreso de Ganancias (0,43% del PBI).
Por lo tanto, este escenario contempla una pérdida de 0,05 puntos del PBI. En función de la cantidad de cumplidores, el cálculo puede variar porque a menor cantidad de personas premiadas, menor sería el beneficio otorgado y, en consecuencia, se achicaría la pérdida proyectada o incluso podría revertirse.
Con respecto a Bienes Personales, el alivio en este impuesto provocaría, según OPC, una pérdida de 0,18% del PBI para las provincias siempre y cuando no se diera ningún beneficio para los cumplidores. En caso de que este último se otorgara al 100% de los contribuyentes, el rojo ascendería a 0,26 puntos del PBI, número que supera al 0,24 coparticipable de Ganancias. Esa pequeña brecha podría cortarse en función de la cantidad de cumplidores premiados.
Un detalle importante en este análisis, que ayuda a comprender la tranquilidad del Ministerio de Economía con relación a la discusión por el paquete fiscal en Diputados, es el que incluye regímenes excepcionales que traerían recursos “extras”, como el blanqueo y el Régimen Especial de Ingreso del Impuesto sobre los Bienes Personales (Reibp). Este último propone adelantar el pago del tributo a fin de que el Estado garantice la estabilidad de las alícuotas a nivel nacional.
El equipo de Orlando Ferreres y Asociados (OJF) calculó que los recursos que el Estado absorbería por única vez en concepto del Reibp podrían ascender hasta 0,09% del PBI, al considerar un flujo normal de la dinámica del impuesto de bienes personales. A su vez, estimó que por el “blanqueo” aprobado, llamado Régimen de Regularización de Activos, la recaudación aumentaría 0,1% del producto. Por lo tanto, estos “extras”, que sumados equivalen a 0,19% del PBI, no solo oxigenarán la recaudación, sino también revierten el peor escenario posible de pérdida (0,05% del PBI) que podría derivar de la votación en Diputados.
Por este motivo, fuentes oficiales señalaron a que para el Gobierno lo importante es que el equilibrio fiscal financiero no depende del paquete que sancione el Congreso. De esta manera, se observa un cambio en los intereses detrás del resultado parlamentario que debe definir Diputados, tras la aprobación en general del proyecto de Ley Bases y las modificaciones que introdujo el Senado. Sin un impacto cuantioso en las arcas nacionales, son las provincias quienes se juegan mucho más que una ley, y los gobernadores, unos cientos de millones de pesos extraa.ß
Según cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el regreso del impuesto a las ganancias generaría un ingreso extra de 0,43 del PBI en 2024

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Tormenta después del veranito
La sucesión de buenas noticias para el Gobierno abre paso a la anticipada reconfiguración política; ansiedad en el gabinete por los cambios y más presiones sobre el plan económico
Martín Rodríguez YebraMilei ayer, al llegar a Suiza
La euforia que vive Javier Milei después de su “semana perfecta” contrasta con la ansiedad reinante en su gabinete, un equipo que sufre el desgaste de seis meses de conflictos y en el que no abundan los lazos de camaradería. La hermandad presidencial cavila en secreto un nuevo gobierno para la etapa que empieza, en la que el relato pierde terreno ante el peso de la responsabilidad.
La “casta inmunda que pone palos en la rueda” acaba de darle a Milei las dos leyes que pedía para administrar por decreto y demostrar que puede ser viable su revolución de libre mercado. Se desató el nudo de la gobernabilidad, un éxito innegable, y llega la delicada hora de la gestión para el presidente que alcanzó el poder sin legisladores suficientes, sin partido, sin gobernadores, sin intendentes, sin sindicalistas y que a poco de jurar decidió enfrentarse a la mayoría actual de la Corte Suprema.
Milei ya dijo que con la Ley Bases en la mano iba a reformular su equipo. Esa declaración, de hace casi un mes, eyectó del cargo al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y puso en guardia a todos los ministros. En paralelo explotó la crisis de Capital Humano, que hizo tambalear a la amiga presidencial Sandra Pettovello. Las intrigas palaciegas arreciaron, alimentadas por filtraciones digitadas por los dos Milei.
El resultado legislativo y la confirmación de que la inflación profundizó en mayo el sendero descendente apenas disimularon la agitación interna. El ministro Luis Caputo, a quien Milei llama “rockstar”, resiste la incorporación de su histórico rival Federico Sturzenegger como ministro de Modernización. El Presidente no termina de definir los “contornos” del nuevo cargo. Lo imaginó como el gestor una gran desregulación promovida a partir de las facultades que le está por otorgar el Congreso. Pero es muy difícil que esa tarea no invada de una forma u otra el territorio de Caputo.
El peso específico de Sturzenegger y su sintonía ideológica con Milei lo convierten, además, en una alternativa de posible recambio en el Palacio de Hacienda, a ojos de fuentes que hablan de manera cotidiana con el actual ministro.
Milei no quiere ruidos en la economía. La celebración oficial de un set de números macro elegidos a mano (la inflación, los superávits gemelos) no tapa la gravedad de la situación. El tamaño de la recesión es una amenaza latente que el Gobierno ataca con una apelación a la esperanza de la sociedad, al menos del sector que decidió por mayoría terminar con un modelo político-económico que empujó a la Argentina a la decadencia.
Las cifras positivas se sostienen en instrumentos que serían herejías para un liberal de raza: el impuesto PAIS, por ejemplo, explica gran parte del resultado fiscal y a la vez cristaliza el cepo cambiario, una cruz para cualquier ilusión de atraer inversiones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reclamó otra vez por la “calidad del ajuste” después de elogiar el cumplimiento de las metas del acuerdo y destrabar otro giro de 790 millones de dólares. Los gestos almibarados de Milei hacia la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, al verla en Italia fueron el reflejo de una necesidad. El Presidente se propone ayudar a Caputo a destrabar fondos frescos (entre 8000 y 10.000 millones de dólares) para acelerar la normalización de la economía.
A China
La decisión de China de renovar el tramo del swap que acordó con Alberto Fernández y Sergio Massa el año pasado llevó un alivio gigantesco al Gobierno. La canciller Diana Mondino lo festejó también como quien salva un match point. Es una de las ministras cuyo destino se definirá en los próximos días. A fuerza de reproches filtrados a la prensa, un modus operandi ya habitual de los Milei, su continuidad quedó en veremos. “La tiene marcada Karina. No hay nada peor que eso”, explica una fuente libertaria. Dejarla fuera de la comitiva que fue al G-7 pareció una sentencia de salida.
Para un país deudor, la diplomacia resulta una actividad vital. ¿Puede darse el lujo la Argentina de sembrar dudas sobre su canciller? En la Casa Rosada anticipan una definición rápida (de ratificación o recambio).
En la lista de anotados para el cargo se posicionó Daniel Scioli, aunque en la Casa Rosada no creen que Milei quiera darle a un exkirchnerista un puesto de semejante figuración. Será que el poder redentor de las “fuerzas del cielo” tiene un límite. Gerardo Werthein, empresario y embajador en Estados Unidos, estrechó sus lazos con Milei y fue su sherpa en el G-7. Hay quienes ponen el ojo en el economista Demian Reidel, que suma millas junto al Presidente, a quien tiene fascinado con su visión optimista sobre la inteligencia artificial. Es, además, un incipiente “karinista”, según lo pintan en el oficialismo. Todo un activo.
Milei ha vivido días de alta intensidad diplomática. El salvavidas chino del swap viene con una invitación endiablada a visitar Pekín para besar el anillo de Xi Jinping. El “máximo exponente de la libertad en el munla do” se adentrará en las entrañas del monstruo comunista. ¡Qué guion para la próxima entrega de Terminator!
La deconstrucción de Milei con China es puro pragmatismo. En su lógica, no se abraza al enemigo gratis: en Bari hizo todo lo posible por que no se lo viera ni cerca de Luiz Inácio Lula da Silva, a quien llamó “corrupto” y “comunista” durante la campaña. No mostró el menor interés por sacar la relación con el principal socio regional del ámbito de los diplomáticos profesionales.
La cumbre del sur de Italia volvió a ponerlo frente a la figura del papa Francisco. La calidez que puso Milei para saludar al Pontífice contrastó con la incomodidad por las palabras que le escuchó luego. Fue escéptico sobre el papel de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad y cuestionó “las estrategias que buscan debilitar a la política y reemplazarlas con la economía”. Como suele pasar, el Papa no habla sobre la Argentina, pero qué difícil es no leer lo que dice en clave local.
Venía de recibir en el Vaticano a Axel Kicillof, una visita que desde la Casa Rosada se siguió con especial atención. Hay orden estricta de no comentar esos movimientos ni de subir al ring de “la casta” a la Iglesia local, pródiga en las últimas semanas en señales críticas a la política social del gobierno libertario.
El ojo está puesto en el área que conduce Pettovello. La ministra confirmó el jueves que no renuncia, que quiere seguir y que se siente en condiciones de manejar el elefante burocrático que le entregó su amigo Milei (con Desarrollo Social, Trabajo, Cultura, Ciencia, Educación y la Anses a su cargo). Sumó después al macrista Lucas Fernández Aparicio como jefe de Gabinete, en busca de experiencia. Su futuro sigue sometido a un vendaval de especulaciones. A mitad de semana el rumor de su salida solo quedó asordinado porque tensión estaba puesta en la electrizante votación del Senado. “Javier no la va a entregar. Si ella quiere seguir, es que va a seguir”, traduce un legislador de excelente llegada al círculo de poder mileísta.
Pettovello se ofrece como una luchadora contra la corrupción, pero su flaqueza está en la capacidad de gestión. Ya se vio en el escándalo por los alimentos almacenados que no había sido capaz de distribuir. Fuera de micrófono arrecian las quejas sobre otras áreas a su cargo, como por ejemplo Trabajo. En los encuentros de empresarios es habitual oír sesiones de catarsis por la falta de asistencia del Gobierno ante una creciente conflictividad social en fábricas y plantas de distintas industrias. ¿Será el momento de dividir el megaministerio? ¿O entrarán figuras de peso para hacerse cargo de las secretarías más relevantes? Se espera el regreso de Milei para conocer la respuesta. Pero en el oficialismo existe consenso en que será muy difícil seguir como hasta ahora.
Un ministro al que le cuentan los días es el de Salud, Mario Russo. Empresarios del sector dicen haber recibido mensajes que confirman ese destino. Le atribuyen a Santiago Caputo estar trabajando en el recambio junto con el asesor sin cargo Mario Lugones, verdadero hombre fuerte de la política sanitaria.
El Caputo joven también tercia en la interna del Ministerio de Justicia, donde Mariano Cúneo Libarona vive en la mira. Allí tiene como mano ejecutora al número dos, Sebastián Amerio. La interna, comentan en el gabinete, se torna inmanejable.
Aunque su estrella sigue encendida en la galaxia libertaria, también Patricia Bullrich sufre la agitación de vivir en un gobierno en transición. La inquietan los cambios en el área de inteligencia, también digitada por Santiago Caputo, porque amenazan con quitarle herramientas para el combate del narcotráfico y el crimen organizado. No se quedará quieta.
La cintura de Francos
En ese mar turbulento opera con cintura conciliadora Guillermo Francos, el jefe de Gabinete que reemplazó a Posse. Es la encarnación del realismo. Se instaló una frase irónica en el oficialismo: “No miren lo que Javier dice, sino lo que Guillermo hace”.
Para lograr la versión adelgazada de la Ley Bases y el paquete fiscal usó todas las cartas de negociación que tuvo a mano. El manual de la política de siempre incluyó promesas de obras, cargos y algún que otro apriete para convencer a los díscolos de hacer favores de último momento. El más notorio fue la retirada del recinto de los santacruceños José Carambia y Natalia Gadano durante la votación en particular de la Ley Bases. Esa ausencia permitió que no se cayeran la delegación de facultades, las privatizaciones y otras reformas sin las cuales el texto aprobado hubiera quedado casi vacío. Así, pese a su rechazo al proyecto, pudieron salvar un aumento en las regalías mineras que resulta fundamental para el gobernador Claudio Vidal.
“La casta” tuvo incluso sus momentos de reivindicación, como cuando se aprobó con dos tercios (libertarios incluidos) la eliminación de un artículo que emplazaba al Gobierno a revisar 2 puntos del PBI de gasto tributario y beneficios impositivos a sectores no competitivos. Se festejó como un gol entre las empresas beneficiadas por el régimen especial de Tierra del Fuego.
Más allá de la forma en que alineó los votos en un escenario hostil, el éxito de Francos fue haber convencido a Milei de que lo importante era que saliera una ley, sin obsesionarse con el contenido. La explosión positiva de los mercados al día siguiente probó esa tesis: el mundo desconfiaba, ante todo, de la capacidad de este gobierno de pasar sus reformas por un Congreso abiertamente opositor. Para que todo saliera bien fue clave Victoria Villarruel. No solo por su voto de desempate, sino por la gestión de los detalles que en una sesión agónica separan el éxito del fracaso. ¿Será suficiente para superar la paranoia mileísta sobre su lealtad?
Queda el desafío de la Cámara de Diputados, donde Francos intenta revivir los capítulos rechazados del impuesto a las ganancias y la reforma en Bienes Personales. Es difícil someter a más estrés a los radicales, cuya crisis quedó palmariamente expuesta con la postura abiertamente opositora en el debate del Senado del presidente del partido, Martín Lousteau.
Milei se propone dar vuelta la página cuanto antes. Francos le promete tener las leyes sancionadas antes del 9 de julio, a tiempo de reflotar el Pacto de Mayo, aunque haya que cambiarle el nombre.
El desafío consiste en superar la fase de desorganización administrativa, disimulada hasta ahora por la tensión exagerada con una clase política debilitada. Después del veranito, aumenta la presión por los resultados: cómo va a usar Milei la delegación de facultades, con qué celeridad podrá avanzar en las privatizaciones que promete, si será capaz de ensamblar un nuevo equipo sostenido en la eficiencia.
Es el camino natural desde el reino del relato hasta la burocracia de la gestión. Con “la casta” doblegada, el bien más preciado es la idoneidad. No sea cosa que el éxito de ayer se convierta en la maldición de mañana.
La deconstrucción de Javier Milei con China es puro pragmatismo

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