viernes, 30 de agosto de 2024

Don Quijote de la Mancha y su inseparable escudero, Sancho Panza, en una reinterpretación moderna de los personajes creados por Miguel Cervantes.




Lo que nunca se dijo: el verdadero origen de la frase que millones de personas repiten y creen que leyeron en Don Quijote
Don Quijote de la Mancha y su inseparable escudero, Sancho Panza, en una reinterpretación moderna de los personajes creados por Miguel Cervantes.
Considerado uno de los ejemplos más icónicos del efecto Mandela, esta icónica frase que atribuyen a Don Quijote de la Mancha tiene, en realidad, un origen completamente diferente.
Considerado uno de los libros más importantes de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha (también conocido bajo el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha) fue escrito por Miguel de Cervantes Saavedra y publicado a principios de 1605. Mientras que en su momento ganó popularidad por ser una de las primeras obras literarias en caricaturizar la romántica tradición caballeresca, a medida que pasaron los años y las sociedades cambiaron, fueron muchísimos los análisis que se hicieron sobre la historia contada por Cervantes. El trabajo sobre la salud mental, el concepto de justicia, de amistad y del amor o hasta la idea de romper con estereotipos impuestos, hicieron que el cervantismo marcara un antes y un después, y siga influyendo en los autores actuales.
Pero el dato curioso es que esta impresionante obra es uno de los ejemplos más relevantes del extraño fenómeno social conocido como efecto Mandela. Es decir, cuando queda impreso en la memoria algo falso que es compartido por muchísimas personas que aseguran que es verdad y, más aún, que están seguros de recordarlo correctamente. En este caso, está conectado a una de las frases más famosas de Don Quijote que, en realidad, nunca se dice dentro de la historia.
Los molinos de viento son una de las figuras más importantes de la simbología de Don Quijote de la Mancha
El verdadero origen de “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”
Aunque no se conoce a ciencia cierta el origen de esta repetida frase (muchos historiadores sospechan que era parte de la narrativa oral, convirtiéndola en un estilo de moraleja que simplemente se transmitió del boca en boca), existen dos registros que compiten con la autoría de “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”.
Don Quijote y Sancho Panza en su recorrido
El primero es en 1808 cuando Johann Wolfgang von Goethe —el novelista y poeta alemán que es conocido por ser uno de los principales representantes del Clasicismo de Weimar y por ser el autor de la icónica obra teatral, Fausto— publicó Kläffer (Labrador, en español). Este poema termina con una frase que, podríamos decir, se trata de una versión muy similar a la que actualmente repetimos y en el español se tradujo de la siguiente manera:
“En busca de fortuna y de placeres
más siempre atrás nos ladran,
ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
por siempre acompañarnos
pero sus estridentes ladridos
solo son señal de que cabalgamos”
El segundo es a finales del siglo XIX y la figura central es Félix Rubén García Sarmiento -poeta, periodista y diplomático nicaragüense y uno de los máximos referentes del modernismo literario en lengua española- quien de manera despectiva solía decir: “Cuando los perros ladran es señal que cabalgamos Sancho amigo” a quienes lo criticaban por sus orígenes mestizos. Gran admirador de las plumas internacionales y ávido lector, muchos creen que García Sarmiento sumó a la frase de Johann Wolfgang von Goethe el nombre de Sancho, casi como un homenaje a su amor por el libro de Miguel Cervantes.
La obra de Miguel Cervantes es homenajeada con estatuas instaladas en diferentes partes del mundo.
Por qué, popularmente, se cree que es una frase de Don Quijote
Quizá uno de los puntos más misteriosos de este caso de efecto Mandela es que por el momento no existe una única explicación y todavía hoy los científicos buscan encontrar hipótesis sobre el origen de estos recuerdos falsos masivos. Sin embargo, con el caso de Don Quijote es relativamente sencillo delinear algunas ideas y posibles respuestas.
La primera, y quizá más sencilla de todas, es que la obra escrita por Cervantes es parte del currículum escolar de muchos países hispanohablantes y millones de personas tienen su primer acercamiento a Don Quijote de la Mancha durante el colegio. Sin embargo, la gran mayoría no vuelve a leer el libro ya de adulto. Frente a este escenario, podemos pensar una consecuencia bastante obvia: la gran mayoría de quienes leyeron el libro tienen un recuerdo algo confuso, general y muchas veces superficial sobre lo que se leyó en el colegio. Situación que no solo habilita a muchas confusiones, sino también a ideas erróneos.
Conectado con esto y potenciando la explicación de por qué conectamos esta frase con las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza es que este error se propagó a lo largo y ancho de la cultura pop. Es decir, si bien la frase no aparece en el libro sí fue erróneamente citada en varios momentos. En la película dirigida por Orson Welles y que estrenó en 1992, sí una versión de esta frase es parte del guion y Don Quijote le dice a su escudero: “Déjalos, que si ladran significa que cabalgamos”. En Argentina en 2010 fue Cristina Kirchner, en ese momento presidenta de Argentina, quien durante su discurso de inauguración de la nueva sede de la Federación Nacional de Peones de Taxis citó incorrectamente esta famosa frase: “Recordaba a Cervantes, cuando le decía a Sancho: Ladran, Sancho, señal que cabalgamos. Lo voy a adaptar a una versión cristinesca : Ladran Sancho, señal que son perros”.
7 frases que sí están en Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes
Otras frases qué si están en Don Quijote de la Mancha
Pero mientras que “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos” no aparece en el libro escrito por Miguel de Cervantes Saavedra, eso no significa que la novela no tenga otras frases igual de icónicas. Así que si te estabas preguntando cuáles sí aparecen, estas son 7 que seguro recordarás:“La ingratitud es hija de la soberbia”. Esta frase se encuentra en una de las cartas que Don Quijote le escribe a Sancho Panza y en la que le habla sobre lo que escuchó de su manera de gobernar. Es allí donde él le recomienda ser agradecido con sus señores y le explica los beneficios de esta actitud.
“La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”. Parte del Capítulo XVI, esta frase es parte de la respuesta que Don Quijote le da a Sancho cuando hablan de los hijos y el amor a la poesía.
“Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”. Una de las primeras cosas que dice Don Quijote durante el Capítulo LVIII, momento en que el personaje parece estar en su momento más lúcido. De hecho, la frase completa termina: “Y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”. Quizá una de las frases más conocidas del libro escrito por Miguel de Cervantes Saavedra, es otro de los consejos que Don Quijote le da a Sancho sobre la importancia de experimentar el mundo y aprender sobre el paso del tiempo.
“La sangre se hereda y la virtud se aquista; y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”. Uno de los momentos más épicos del Capítulo XLII, es la frase que Don Quijote utiliza para decirle a Sancho que no se avergüence del pasado humilde de su familia.
“Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba”. Esta oración aparece en el Capítulo LXVI y Don Quijote lo dice al salir de Barcelona, mientras cuenta lo que —para él— fue uno de los momentos más desdichados de su vida.
“No huye el que se retira”. Parte del Capítulo XXVIII, esta es una de las frases que Don Quijote le dice a Sancho cuando él empieza a quejarse de que los caballeros siempre dejan a sus a sus escuderos heridos y a merced de los enemigos. La frase completa dice: “porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo”.

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