jueves, 29 de agosto de 2024

PARECIDO PERO DIFERENTES Y POLÍTICA INTERNACIONAL....CORRUPCIÓN EXPLÍCITA


Nacionalpopulismo y fascismo
Javier Cercas MADRID

En los últimos años, personas relevantes –desde el historiador Timothy Snyder hasta Madeleine Albright, exsecretaria de Estado norteamericana– han identificado nacionalpopulismo y fascismo. Discrepo.
El nacionalpopulismo es un movimiento político que se extendió por Occidente a raíz de la crisis de 2008, como el fascismo lo hizo a raíz de la crisis de 1929. Ambos se han manifestado de forma distinta en cada país: igual que no eran iguales el fascismo italiano, el nazismo alemán o el falangismo español, no son lo mismo Trump, el Brexit o Puigdemont (o Le Pen, Orban o Salvini). El líder indiscutido del fascismo fue Hitler; el líder visible del nacionalpopulismo, Putin (y el no tan visible Xi Jinping): él apoyó la llegada al poder de Trump, el Brexit y el otoño catalán de 2017, financió a Le Pen y Salvini, y es uña y carne con Orban.
La historia nunca se repite exactamente, pero, como los seres humanos no paramos de cometer los mismos errores, siempre se repite con máscaras diversas; así, el nacionalpopulismo es una máscara posmoderna del fascismo. Las similitudes entre ambos son evidentes: la hostilidad a la democracia, el nacionalismo, el uso masivo de la mentira; no menos evidentes son sus diferencias. La más notoria: el fascismo usó por sistema la violencia como instrumento político; no así el nacionalpopulismo (o no en Europa, hasta la guerra de Ucrania).
Pero la diferencia fundamental es otra. El fascismo surgió en un momento de enorme descrédito de la democracia, y de ahí que se propusiera abiertamente aplastarla; el momento del nacionalpopulismo es distinto. En un macroestudio realizado por World Values Survey, el 91,6% de las personas interrogadas en todo el mundo afirmaban que la democracia era un buen método de gobernar su país, lo que significa que, como ha escrito David van Reybrouck, “la parte de la población mundial favorable al concepto de democracia nunca ha sido tan elevada como en nuestros días”.
En vista de lo anterior, el nacionalpopulismo ha desarrollado una forma de agresión a la democracia opuesta a la del fascismo: se trata de atacar la democracia en nombre de la democracia. Esto puede hacerse socavando las instituciones, pero también de formas menos sutiles. Quienes asaltaron el Capitolio de Washington en 2021 nada tenían que ver con quienes asaltaron el Congreso de Madrid en 1981 (estos querían acabar a las claras con la democracia, mientras que aquellos gritaban que les devolvieran la democracia que, según Trump, les estaban robando), y los secesionistas catalanes que en septiembre de 2017 pulverizaron el Estatut e hicieron trizas la Constitución decían practicar la democracia radical. Esa es la diferencia más destacada entre fascismo y nacionalpopulismo: el primero descree explícitamente de la democracia y la ataca de manera frontal y desde fuera; el segundo finge creer en la democracia para atacarla desde dentro, destruyendo el Estado de Derecho, que es la base de la democracia.
Fascismo y nacionalpopulismo se parecen mucho en el fondo, pero en la forma son opuestos, y en política, como en casi todo, la forma es inseparable del fondo. Identificar sin más fascismo y nacionalpopulismo no sirve para derrotar a este: impide hacerlo, igual que un mal diagnóstico impide curar una enfermedad.
Dieciséis años después de la eclosión del fascismo, la Segunda Guerra Mundial lo derrotó en lo esencial; 16 años después de su eclosión, el nacionalpopulismo todavía sigue aquí. Por supuesto, es preferible seguir lidiando con él que cargar con 50 millones de muertos, pero deberíamos encontrar cuanto antes su antídoto: mientras no lo encontremos, el nacionalpopulismo es peor que el fascismo. O quizá ya hemos encontrado su antídoto y no hemos sabido aplicarlo. El antídoto no puede consistir en fomentar la enfermedad (como hemos hecho en Cataluña, donde, gracias a la amnistía, los secesionistas siguen convencidos de que en 2017 defendieron la democracia); consiste en demostrar que sus soluciones son un timo y en mejorar la vida de la gente de la única forma conocida: fortaleciendo la democracia, que es el otro nombre del Estado de Derecho. En nuestras manos está.© El País

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Kiev suspira a cada elección occidental
Oscar A. Moscariello
Siempre que se abren las urnas en Occidente, surge la cuestión de saber si los resultados electorales mantienen o diluyen el apoyo a Ucrania. Es una pregunta esencial, pues de ella dependen en gran medida la paz mundial y la continuidad de un orden internacional basado en reglas.
El interrogante más importante se plantea obviamente en los Estados Unidos, el principal aliado militar y financiero de los ucranianos, especialmente después de lo acontecido en Venezuela. Y más ahora, cuando la irrupción de Kamala Harris como candidata a presidente por los demócratas pone en duda la certeza del triunfo de Trump, líder de un partido aislacionista que quiere reducir la política exterior a la defensa de Israel y a la contraofensiva a China.
Recordemos que, para analizar y actuar en el mundo, la partitura de Trump siempre ha sido marcadamente empresarial. Es de la naturaleza de este candidato hacer negocios, y no tanto celebrar tratados. Así, en caso de ser elegido, debería usar los 175.000 millones de dólares inyectados en Ucrania como arma negociadora. Para forzar a Kiev a sentarse a la mesa con los rusos, bajo pena de cortar los fondos. Para obligar igualmente a los rusos a comparecer, bajo pena de continuar financiando a Ucrania.
Pero esto ni siquiera representa un punto particularmente sensible, dado que la historia está llena de simulacros de negociaciones que poco o nada produjeron. El problema es que, para convencer a las opiniones públicas y a los medios, cualquier espectáculo diplomático tendrá que producir al menos un principio de acuerdo. Y los términos en los que el equipo de Trump estaría trabajando van completamente en contra de la acción de Occidente en los últimos años, ya que implicarían la pérdida de territorio ucraniano y el no ingreso del país en la OTAN. Pensemos en una imagen futbolística: sería como si el jugador más poderoso en el campo del equipo occidental comenzara, de repente, a patear contra su propio arco.
La elección del candidato republicano a vicepresidente también fue recibida con cautela en Europa, mientras que motivó palabras de agrado en Moscú. No es una cuestión menor, dado que en el primer mandato de Trump su vicepresidente Mike Pence fue el principal interlocutor con los poderes europeos. El nombre de J. D. Vance fue descrito por diplomáticos europeos como “un desastre para Ucrania”, recordando por ejemplo que, cuando asistió como senador a la Conferencia de Seguridad de Múnich, se negó a participar en una reunión con Zelensky porque, palabras del propio Vance, “no iba a aprender nada nuevo”.
Los vientos europeos tampoco parecen soplar a favor de la causa ucraniana. La gran favorita para ganar las elecciones presidenciales francesas de 2027, Maripara ne Le Pen, ha dejado de lado las medidas rusófilas que tradicionalmente formaban parte de su programa nacionalista. Sin embargo, ya ha dejado claro que no apoya las ideas de Macron sobre Ucrania, rechazando con particular vehemencia la posibilidad de enviar tropas para combatir.
La solución para la guerra solo puede ser política. Y sin avances determinantes en el campo de batalla, puede llegar antes de lo esperado y cambiar las expectativas de aquellos que anticipaban otra guerra larga, sin vencidos ni vencedores. Ahora, atención a la historia: una paz que capitula ante los intereses beligerantes nunca es una paz duradera. La posición de la Argentina con relación a Ucrania será una decisión que navega entre el respaldo que el presidente Milei ha expresado a Zelensky y la empatía con Trump en caso de que se convierta en el sucesor de Biden

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Corrupción explícita
En la provincia de La Rioja, un lento trámite sucesorio sirvió para desenmascarar el vergonzoso desempeño de la jueza que presidía la Cámara IV en lo Civil, Comercial y de Minas. La intención de dilatar la causa en tribunales estaba clara. En ocasión de haber ido a buscar a la jueza, Norma Abate de Mazzucchelli, para pedirle explicaciones por las demoras, Manuela Saavedra fue invitada por la magistrada a pasar a su despacho, instancia que registró mediante una cámara oculta.
La jueza, con 30 años de desempeño en los tribunales provinciales y vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Jueces de la Argentina, explicaba a Saavedra: “No me gusta tener cosas demoradas… Me sensibilizan mucho el dolor y la preocupación de la gente”. A partir de que conocía al causante de la sucesión, prometió realizar algo así como una excepción, un favor. Refiriéndose a sí misma como una jueza decente y de carrera, se lamentó por lo magro de su salario y preguntó: “¿Cómo creés que se puede vivir con eso?”.
Esa misma tarde, la jueza se apersonó en el lugar de trabajo de Saavedra y le anunció que al día siguiente podría tener resuelto el tema, pero que eso tendría un costo. Al presentarse para retirar la documentación en el despacho de la magistrada, Saavedra se enteró de que los honorarios que la jueza iba a regular para la abogada de la sucesión serían cobrados por ella. Comenzó pidiendo 8 millones, para reducirlos luego a 5 y terminar preguntando a Saavedra cuánto era lo que ella podía efectivamente pagar.
Con el mismo descaro con el que pidió la coima, la jueza presentó su renuncia. El Superior Tribunal de Justicia provincial rechazó su dimisión. De haberle sido aceptada, le hubiera permitido comenzar a percibir un suculento haber jubilatorio. Sometida, pues, a un jury de enjuiciamiento en la Asociación de Magistrados, fue finalmente destituida por mal desempeño, conducta lesiva para los intereses de la sociedad e indignidad moral.
Desterrar la corrupción enquistada en distintos estamentos presupone que los magistrados sean probos y dignos de la confianza ciudadana. Superar temores y denunciar anomalías debe ser el compromiso de todos para que la seguridad jurídica prevalezca y permita separar a quienes ultrajan la magistratura.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.