martes, 25 de junio de 2024

CALOR , CONGRESO Y RECAMBIO GENERACIONAL




La enormidad de la crisis climática
Moisés Naím
Ante la enormidad de la crisis climática, es fácil caer en la tentación de buscar respuestas fáciles. Una tecnología milagrosa, un acuerdo internacional que nos salve, un deus ex machina para sacarnos del lodazal. Pensar así es no entender lo que se nos viene encima o lo que ya está aquí: los inéditos y disruptivos eventos climáticos que forman parte de nuestra cotidianidad. Ante una crisis de esta magnitud, escoger es perder: tenemos que ir con todo por el clima.
Sabemos que las fuentes de energía renovable como la eólica y la solar son cruciales para reducir las emisiones de carbono. Afortunadamente, estas fuentes ya son pilares fundamentales de los esfuerzos para contener el calentamiento global. Sin embargo, el sol y el viento son intermitentes y dependen de condiciones geográficas y climáticas muy específicas. Para mitigar estas intermitencias, las grandes baterías son esenciales, aunque enfrentan retos que limitan su uso. Si bien sus costos vienen reduciéndose, siguen siendo altos; su capacidad de almacenamiento es limitada y su fabricación depende de materiales escasos. El hidrógeno también ofrece una alternativa prometedora para el almacenamiento y transporte de energía, aunque requiere de sustanciales aumentos en la eficiencia de producción y enormes inversiones en infraestructura.
Capturar y almacenar el dióxido de carbono es otra manera de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. En condiciones favorables estas tecnologías pueden llegar a capturar hasta el 90% de las emisiones de CO2. Su uso es especialmente útil en industrias difíciles de descarbonizar, como la producción de cemento y acero.
Pero claro, no es factible en todos los escenarios ni en todas las aplicaciones, así que es solo una más de las opciones por explorar.
La energía nuclear también jugará un papel fundamental en esta mezcla de soluciones. Siendo una fuente de energía que no genera gases de efecto invernadero, ofrece una generación constante y confiable de electricidad, complementando la naturaleza intermitente de las energías renovables. Aunque su imagen pública sigue siendo negativa, la energía nuclear es hoy mucho más segura para la salud humana que los hidrocarburos. La nueva generación de plantas nucleares sería muy útil para hacerle frente a la crisis climática. No obstante, la reticencia de muchos gobiernos y empresas privadas a embarcarse en un programa de desarrollo nuclear hace que esta fuente de energía solo pueda estar disponible a largo plazo.
Otras tecnologías menos convencionales también jugarán un papel en la lucha contra el cambio climático. Fertilizar los ecosistemas oceánicos podría fomentar el crecimiento de algas y fitoplancton, que almacenen carbono a bajo costo. Otras técnicas de fertilización marina combatirán la acidificación del océano. Técnicas para añadir minúsculas partículas de sal a ciertas nubes sobre el mar podrían aumentar la cantidad de radiación solar que estas reflejan, sacándola de la atmósfera antes de que pueda calentarla. Generar una capa de partículas reflectantes a la estratósfera podría tener un efecto similar, reduciendo rápidamente las temperaturas y ayudando a disminuir los riesgos climáticos. Habrá que completar muchísima investigación científica antes de que tales propuestas puedan ponerse en práctica.
Cada una de estas tecnologías tiene su lugar y ninguna puede resolver la crisis climática por sí sola. Ver las estrategias climáticas como alternativas entre las que hay que escoger es comenzar con mal pie. Lo deseable es un enfoque integral que combine todas estas tecnologías para maximizar sus fortalezas y compensar las limitaciones que cada una tiene.
Combinar energías renovables con el uso de baterías y nuevas tecnologías para el uso de hidrógeno, la captura y el almacenamiento de carbono y la energía nuclear puede crear un sistema energético eficiente, confiable y flexible. El uso de los océanos para almacenar carbono complementa naturalmente la captura y el almacenamiento de carbono, proporcionando múltiples formas de secuestrar CO2 sin que alcance a contaminar la atmósfera. Si queremos ir con todo contra la crisis climática, no podemos excluir opciones de antemano ni ceder ante falsas alternativas.
Nuestro objetivo debe ser aprovechar las fortalezas de todas las tecnologías verdes que están siendo desarrolladas para contar con una estrategia integral contra las emisiones. Si no lo logramos, los costos de nuestra inacción serán estratosféricos. Millones de vidas están en juego, y la prosperidad y estabilidad de la especie humana. Aquí no caben medias tintas.

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El laberinto de la Ley Bases
Félix V. Lonigro Prof. Derecho Constitucional - UBA

En el tratamiento de un proyecto de ley por parte del Congreso, una de las dos cámaras actúa como “cámara de origen” (la que lo trata y aprueba primero) y la otra, como “revisora” (la que lo trata y aprueba después). El principio general es que cualquiera de las dos cámaras puede ser cámara de origen, salvo en los casos en los que específicamente la Constitución dispone que una de ellas debe cumplir ese rol. Por ejemplo, los proyectos de ley sobre temas tributarios deben comenzar a ser tratados por Diputados.
El proyecto de Ley Bases y el paquete fiscal, enviados por el Presidente al Congreso, ingresaron en la Cámara de Diputados y tuvieron media sanción. Fueron al Senado, que, en rol de cámara revisora, efectuó modificaciones, haciendo que ambos proyectos regresen a la cámara de origen –Diputados– para que tome nueva intervención, como lo establece la Constitución nacional. Ahora la Cámara de Diputados tiene dos posibilidades: insistir con su proyecto original, para lo cual necesita el mismo quorum con que el Senado hizo las modificaciones, o aceptarlas.
Si Diputados lograra insistir con su proyecto original, será este el sancionado y pasará al Poder Ejecutivo para su promulgación y publicación.Si aceptara los cambios hechos por el Senado o no alcanzar aelquorumpara insistir con el proyecto original, el sancionado será el proyecto modificado por este. Lo que está constitucionalmente ve dado ala Cámara de Diputados, en esta segunda intervención, es hacer nuevas modificaciones a las hechas por el Senado, cámara revisora en este caso.
¿Puede Diputados aceptar algunos de los cambios hechos por el Senado y rechazar otros? Por razonable que sea, eso no está previsto en el texto constitucional, motivo por el cual, ante a esta “laguna jurídica”, fue el Congreso de la Nación el que resolvió la cuestión, mediante un “acuerdo” celebrado entre ambas cámaras, el 26 de octubre de 1995, a través del cual se definió que cuando una de ellas actúa como cámara de origen y recibe un proyecto con varias modificaciones por parte de la que actúa como revisora, puede aceptar algunas de ellas y desechar otras. Una posterior modificación en el Reglamento del Senado incorporó ese criterio para los casos en los que este actúa como cámara de origen; no así el Reglamento de la Cámara de Diputados.
También se debate si la Cámara de Diputados, en la nueva intervención que le corresponderá como cámara de origen para el tratamiento del paquete fiscal, puede incorporar nuevamente los capítulos eliminados por el Senado sobre Bienes Personales e impuesto a las ganancias. Es cierto que cuando la cámara revisora rechaza íntegramente un proyecto de ley, este pierde estado parlamentario y no puede ser tratado otra vez hasta las sesiones del año siguiente (así lo prevé la Constitución), pero en este caso no fue rechazado el texto completo de la ley, sino solo una parte (Ganancias y Bienes Personales). Esas “eliminaciones”, respecto del proyecto global, constituyen solo “modificaciones” que habilitan a Diputados, como cámara de origen, a insistir con su proyecto original, que contenía los capítulos eliminados en instancia de revisión. Diputados podrá reincorporar los artículos eliminados por el Senado.
Las diferentes interpretaciones que giran en torno a las cuestiones planteadas hacen prever que de sancionarse ambos proyectos con algunas de las modificaciones hechas por el Senado, y no con otras, podrían ser judicialmente objetados, invocándose para ello la existencia de vicios en el proceso de formación las mismas.
Si así ocurriera, con toda seguridad serían rechazados por la Justicia, que muy probablemente afirmará que las cuestiones relacionadas con el proceso de formación de la ley son propias del Congreso, y por lo tanto no son justiciables, sobre todo cuando el “vicio” invocado estuviera relacionado con las interpretaciones referidas, producto de lagunas jurídico constiucionales.

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Recambio poblacional
Si planificar traer hijos al mundo es toda una decisión, pareciera que pensar en hacerlo en la Argentina se ha convertido en un verdadero desafío. el censo 2001 contabilizaba unos 710.000 nacimientos al año y un estimado de 2,1 hijos por mujer, mientras que en 2022 fueron apenas 490.000, con una tasa de 1,4 por mujer. en 2023, solo 322.000 nacimientos; más muertos que nacimientos. También cayó el número de familias numerosas –más de cinco hijos–, que para 2001 era de más de un millón y medio, y para 2022 apenas superó los 600.000.
esta situación responde a una tendencia mundial, pero, en nuestro caso, desde 2005 distintas causas vienen agravando el cuadro. La situación se suma a la extensión de la expectativa de vida, lo que conduce a una inversión de la pirámide poblacional. Lo confirma un reciente informe del observatorio del desarrollo Humano y la Vulnerabilidad del instituto de Ciencias para la Familia de la universidad Austral (Au).
se considera que dos hijos constituye una tasa de reemplazo poblacional sana.
Además de menor cantidad de hogares con estructura conyugal y menor número de hijos, las nuevas generaciones retrasan la maternillegar y ven desfasar su edad reproductiva. se suman también el mayor acceso a métodos anticonceptivos y el impacto de la pérdida de vidas por abortos, casi unas 100.000 estimadas para 2022 en todo el país. se trata de cambios en preferencias, conductas sociales y culturales, y en acceso a tecnologías modernas de anticoncepción. También por razones económicas, aun las familias que quisieran tener más hijos limitan esta posibilidad.
La baja de la natalidad conducirá a que, temporariamente, haya más personas en edad activa. esto repercutirá en una situación económica pasajeramente mejor, pero, al transcurrir el tiempo, volverá en contra este bono demográfico: inevitablemente asistiremos al aumento del número de adultos dependientes.
Revertir este cuadro demanda políticas de fomento para que las familias puedan tener más hijos. También promover que aquellos que por edad puedan ser trabajadores activos lo sean efectivamente, aumentando también las tasas de productividad.
es mucho más que una cuestión demográfica. detrás del concepto malthusiano de que la población tiende a crecer por encima de los medios con que cuenta para su subsistencia están quienes denuncian acciones internacionales para el control poblacional, principalmente en los países en desarrollo. Lo cierto es que las políticas de población deben adaptarse a la realidad y las necesidades de cada país. Los escandalosos números de pobreza, el empeoramiento de los estándares educativos y las dificultades para acceder al empleo no deberían distraernos sobre la planificación de mediano y largo plazo dirigida a sortear el envejecimiento poblacional y el consiguiente aumento de una generalización de la pobreza.
si bien ningún gobierno debería obligar a tener muchos hijos, pocos o ninguno, se deben promover las condiciones para superar la vulnerabilidad demográfica a la que nos conduce una preocupante tendencia en un extenso territorio vastamente despoblado.
Considerar a la familia la base de la sociedad podrá sonar perimido para muchos, pero la biopolítica no podrá prescindir de ella en esta desafiante tarea.
Las posibilidades de desarrollo económico, las condiciones de bienestar social, la inclusión y la equidad están atados a la dinámica demográfica.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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