sábado, 3 de agosto de 2024

CAPUTO Y EL ESCENARIO


La jugada previa de Santiago Caputo para amortiguar la embestida
El estratega presidencial hizo una movida anticipatoria y elogió al fundador de Pro; las razones detrás del enfrentamiento entre ambos
Maia JastreblanskySantiago Caputo, ayer, al llegar a la Casa Rosada
Luego de conversar durante casi cuatro horas con Mauricio Macri –el lunes, en el atardecer de Olivos–, Javier Milei le pidió a Santiago Caputo que restableciera el contacto con el líder de Pro. El Presidente le encargó a su asesor estrella que aclarara con el exmandatario algunos asuntos políticos y de gestión que habían generado ruido entre ambas terminales en los últimos meses.
Macri y Caputo habían intercambiado mensajes vía chat por última vez el 15 de abril. En esa ocasión, dicen testigos al tanto de la trama, los dos estaban conversando sobre la idea de verse. Pero la cita finalmente nunca se concretó. El clima de críticas cruzadas entre el líder de Pro y la mesa chica de Milei estaba muy enrarecido. Y no había sintonía para verse cara a cara. Desde entonces no cruzaron palabra.
Pese al encargo presidencial de esta semana, Caputo hizo otra cosa. En lugar de llamar al expresidente, anteayer (horas después de la cumbre en Olivos y un día antes de la reaparición de Macri en un escenario) el estratega presidencial rompió el silencio y en una entrevista con TN.com dijo: “Tengo una excelente opinión del presidente Macri. Conmigo en particular siempre ha sido extremadamente generoso. Creo que sentó las bases para que la Argentina finalmente pudiera cambiar. Admiro la construcción que hizo el Pro los últimos años y aparte yo vengo de esa escuela”. “Estamos enormemente agradecidos por su apoyo incondicional al cambio que está llevando adelante el presidente Milei. Hemos tenido muy buenas charlas privadas, siempre es interesante escuchar a una persona que logró tantas cosas”, abundó.
En el Gobierno circularon dos versiones sobre los motivos que llevaron a Caputo a elogiar a Macri. La primera es que, luego del malestar que transmitió el líder de Pro en Olivos, fue necesario que Caputo bajara la espuma y pusiera paños fríos. “Se hizo un globo demasiado grande en la prensa, había que pincharlo”, dijo un importante colaborador en la Casa Rosada. La otra versión –que tomó más forma con el correr de las horas– es que en rigor el asesor presidencial hizo una movida anticipatoria porque sospechaba que Macri lo apuntaría en su discurso en La Boca y en su raid mediático posterior. Los elogios públicos, entonces, habrían buscado dejar la hostilidad únicamente del lado del líder de Pro.
Finalmente Macri en La Boca pasó el mensaje, sin personalizar. Y habló del “entorno” presidencial.
Todos en la Casa Rosada aseguran que Milei, dentro del Gobierno, es quien le tiene el “mayor afecto” a Macri. Muchos en Balcarce 50 creen que probablemente haya algo del orden de lo personal, del respeto por la experiencia que tuvo el líder de Pro en la cúpula del poder.
Pero más allá de los gestos públicos y privados que el Presidente tuvo en las últimas horas hacia Macri (y los pedidos de “fusión”), lo cierto es que todavía hay un rosario de tensiones irresueltas. Todas son hijas del tema principal, que es que el Gobierno no quiere entregar cuotas de poder y quiere monopolizar el espectro político de derecha, mientras que Macri no quiere diluir a su partido político, de 20 años de historia.
Cerca de Milei están convencidos, sobre la base de las encuestas que leen, de que La Libertad Avanza va a llegar más fortalecida que Pro a los comicios de 2025. Por eso pretenden avanzar con una estrategia política propia sin hacer un acuerdo político de cúpula con Macri. Parte de ese plan consiste en atraer a las filas libertarias a distintos dirigentes amarillos, de a uno. Al diputado Martín Maqueyra, por ejemplo, en los últimos días le habrían ofrecido una silla en el directorio de YPF. Habrá que ver si finalmente eso decanta.
Un factor nuevo de tensión que apareció entre Macri y la mesa chica de Milei es el lugar que está ocupando Sandra Pettovello. La ministra de Capital Humano entabló un buen diálogo con el expresidente –ya se vieron más de una vez– y hay quienes dicen que no solo conversó con el exmandatario sobre posibles nuevos cuadros técnicos para su gestión, sino también sobre el frente judicial. Pettovello, además, también entró en tensión con Santiago Caputo en las últimas semanas por múltiples desconfianzas cruzadas. Todo eso le permitió tener puntos en común con el expresidente.
El otro cortocircuito irresuelto entre LLA y Macri es el vinculado a la gestión. El expresidente apuntó en La Boca a los funcionarios que siguen de la gestión anterior, especialmente a los de extracción massista. Otro tiro por elevación a Caputo luego de que fuera apartado el titular de Trenes, Luis Adrián Luque, que fue candidato a concejal del Frente Renovador en San Miguel y sobrevivió en la gestión de Milei gracias a generar un buen vínculo con Caputo. Esta semana, tal como reveló la nacion, Luque fue desplazado de su cargo en medio de sospechas por la proliferación de gastos sin control y pagos irregulares a acreedores.
En la Casa Rosada aseguran que Macri siempre le pidió a Milei que contemplara a figuras de Pro con experiencia en la gestión. Y que esos dirigentes fueron escuchados, pero nunca quisieron formar parte del gabinete en un contexto de déficit cero, en donde no hay presupuesto para obras ni grandes anuncios.
Ya sea como gesto de paz o como movimiento táctico, Caputo hizo esta semana, por primera vez, declaraciones públicas, toda una novedad para una figura que viene concentrando cada vez más poder, siempre desde las sombras.
El asesor aprovechó, en esa misma entrevista, para decir que no tuvo “ningún rol formal en la reestructuración de la SIDE” y que “la reestructuración fue producto de la visión del Presidente de reformar el sistema de inteligencia”. El titular de la SIDE, Sergio Neiffert, sin embargo, llegó a su cargo de la mano del asesor y lo visita casi a diario en la Casa Rosada. Y hay nombramientos claves que están pendientes en los servicios –en particular la designación del titular de la División de Asuntos Internos, que va a controlar el espionaje ilegal– que vienen siendo seguidos de cerca por el asesor presidencial. Todo esto también es algo que genera mucha inquietud en Macri.

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Dogmatismo y pragmatismo
Claudio Jacquelin

Mauricio Macri

Las últimas 72 horas terminaron por confirmar un patrón que Javier Milei le ha impreso a su gestión desde el principio, pero sin tanta nitidez como la que acaba de constatarse.
Las reacciones ante las restricciones (o desafíos) que le impone la realidad política local y frente a la agudización de la crisis de Venezuela se suman ahora a la tendencia que ha estado mostrando en el plano económico. El dogmatismo irreductible que el Presidente, algunos de sus ministros y sus voceros exponen en el plano retórico tiene como contrapartida un pragmatismo a ultranza en los hechos cuando la realidad pone límite a los principios.
En las horas previas a la anunciada reaparición de Mauricio Macri como titular de Pro, Milei desplegó una serie de acciones destinadas a relativizar o neutralizar la posición diferenciadora que, se sabía, estaba por hacer el líder amarillo.
Lo sucedido en el plano doméstico tuvo su correlato en la política exterior. Las recurrentes expresiones agresivas del Presidente, que han incluido insultos públicos, contra su par de Brasil, Lula da Silva, mutaron en las últimas 24 horas en un pedido de ayuda y colaboración, a través de la canciller Diana Mondino, con el objetivo de salvar la crítica situación en la embajada argentina en Caracas.
El operativo repliegue concluyó con un enfático tuit de agradecimiento a Brasil en la cuenta personal de X del Presidente, con una voz que no se parecía a la suya, salvo por la elusión de toda mención (y menos agradecimiento) a Lula. Milei no siempre acelera en las curvas. Es un dato. Pero aun así no sale indemne.
A través de ese cristal se ve con más nitidez el sentido de las cuatro horas de diálogo en la residencia de Olivos que le concedió el lunes por la noche a Macri, así como la decisión de hacer trascender ese encuentro, que el invitado prefirió no divulgar.
Lo mismo cabe para la recepción en la Casa Rosada que les dio ayer el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a los gobernadores de lo que fue Juntos por el Cambio, apenas unas horas antes del acto de Pro.
Pero hay otro dato que resalta más: los elogios que le dedicó al expresidente el gurú oficialista Santiago Caputo en una breve entrevista por escrito (sin imagen ni sonido) que concedió al sitio web del canal TN. Una auténtica rareza. O muchas.
Nada de eso evitó que Macri marcara los cuestionamientos que ya había anticipado señalaría respecto del Gobierno, y que aludieron al trípode del poder compuesto por los hermanos Milei y el asesor Caputo. Tampoco mejoraron las coincidencias con el Gobierno. Las diferencias siguen sin zanjarse y al expresidente y sus colaboradores no les pasaron inadvertidos los metamensajes que Caputo, el menor, dejó debajo de los elogios. Todo lo contrario.
Como para que quedara claro lo que él piensa y el lugar que a Macri le asigna el trípode del poder actual, los reconocimientos del asesor mileísta se limitaron al pasado del expresidente, sin ningún papel relevante en el presente más que “su apoyo incondicional al cambio que está llevando adelante el presidente Milei”.
Mucho menos Caputo les abrió a Macri y a su espacio la puerta del futuro, a pesar de que el cronista de TN le había preguntado si quiere “que integre el Gobierno” y si aceptaría “una fusión con Pro”. Sin repreguntas, no hubo más que una última frase para el archivo: “Hemos tenido muy buenas charlas privadas, siempre es interesante escuchar a una persona que logró tantas cosas”. Solo faltó que repitiera la lapidaria sentencia que le dedicó Milei a quien fue su primer jefe de Gabinete después de haberlo echado: “Ya fue”.
Esas declaraciones públicas, así como los trascendidos que echó a correr el Gobierno sobre el contenido de la charla en Olivos, tuvieron un sentido estratégico. En especial los referidos a los supuestos pedidos de Macri para alcanzar un acuerdo político y sumara los suyo sal Gobierno, que no habrían sido atendidos por Milei. Una forma de instalar que los cuestionamientos que el líder amarillo haría públicos poco después estarían sesgados por el despecho y el ninguneo. Más que un encuentro fue una cena envenenada, que sigue indigestando al líder amarillo.
Para el relato oficialista son expresiones de la debilidad macrista y de la fortaleza propia la posterior desmentida de Macri a que hubiera hecho algún pedido por cargos así como los cuestionamientos por los problemas de gestión y la intolerancia de la administración libertaria. En el oficialismo sienten que una vez más les ganaron de mano.
La pragmática estrategia oficialista buscó, además, mostrar que el oficialismo puede tener más matices que los que el trazo grueso de las declaraciones estridentes y las des calificaciones brutal es permiten ver y con los que excita a sus fieles. La narrativa del recorte y los 140 caracteres en las redes logra su cometido. Las burbujas de sentido están blindadas por el ejército de operadores comunicacionales de Caputo, el gestor jubilatorio de Macri.
Sin embargo, la movida no carece de riesgos. Más aún para un gobierno que tiene demasiados desafíos por delante en todos los planos, muchos problemas sin resolver y una debilidad estructural (en el Congreso y en las provincias) que la disciplina legislativa macrista ha logrado atenuar.
La reaparición crítica de Macri puede empezar a cambiar la ecuación.
Paciencia macrista, en crisis
La votación en el Senado del pliego para integrar la Corte del multicuestionado Ariel Lijo puede ser un test crucial. Ayer en el acto evitó anunciar su rechazo, pero no pierde ocasión de anticiparlo.
“No hay que abusar de tocarle los bigotes al tigre. Mauricio ha hecho demasiado por este gobierno”, advierte un estrecho colaborador del expresidente, quien, como se sabe, suele ser muy memorioso para los agravios. Especialmente, con los de aquellos que lo menosprecian.
“El Gobierno se equivoca. Debe modificar demasiadas cosas. La tolerancia y la paciencia absolutas que hasta ahora ha tenido la sociedad en general y el ‘circulo rojo’ en particular ya muestran fisuras. El mensaje de ayer de Paolo Rocca [titular del grupo Techint], en el que dijo que habían sido demasiado optimistas, es una alerta”, advirtió una de las personas que pueden hablar por Macri, poco antes de que el expresidente expresara en público sus objeciones concretas.
La reiteración de reclamos de los gobernadores cambiemitas en la reunión con el jefe de Gabinete, que luego hicieron trascender, al igual que la afirmación del gobierno porteño de que el Estado nacional está incumpliendo el acuerdo por la coparticipación celebrado entre el primo Jorge Macri y Luis “Toto” Caputo, se parecen demasiado a escaramuzas de un posible conflicto mayor. La casa no está en orden.
El Gobierno confía en los números positivos que le devuelven las encuestas y está convencido de que el grueso de los votantes macristas y muchos cambiemitas ya pasaron a ser votantes duros del mileísmo.
Caputo, el poderoso asesor que se jactó de no tener “responsabilidades formales” en el Gobierno, a pesar de su despacho en la Casa Rosada, alimenta con entusiasmo la cooptación sin disimularlo. Hasta que vuelva a optar por el pragmatismo.
Recalculando con Brasil
En la misma línea de lo hecho con el macrismo se inscribe la corrección al borde del abismo de la relación con Brasil, después de que el propio Presidente le dedicara virulentas descalificaciones a Lula.
“La gravedad de lo que estaba ocurriendo y podía pasar en la embajada en Caracas y la reacción de Diana [Mondino], que siempre ha mantenido un buen vínculo con su par brasileño, Mauro Vieira, fueron claves para encontrarle una salida a la situación”, explicó un funcionario argentino al tanto de las negociaciones que dejaron a Brasil a cargo de la representación en Venezuela.
El giro pragmático de 180 grados del Gobierno es celebrado por administración brasileña como un gol en la Copa América. Pero no olvidan los agravios.
“Lula antepone las cuestiones de Estado a los vínculos personales y tiene la experiencia que le falta a Milei para afrontar situaciones críticas”, señaló con diplomacia (y sarcasmo) un vocero de Itamaraty.
“Lo mismo pasa con la crisis de Venezuela. Privilegiamos la búsqueda de una salida, en vez de estar en la trinchera. Por eso María Corina Machado elogió la posición de Brasil, aun después de que se frustró el pronunciamiento de la OEA porque nos abstuvimos por no querer pedir antes de que se muestren las actas, que sí reclamamos, que se auditen los resultados. Sería adelantarse a los hechos y emitir un juicio”, explicó la fuente brasileña. El reconocimiento de la líder opositora es una condecoración que desde Brasilia le muestran a Buenos Aires.
A pesar de la ayuda de última instancia, desde la Casa Rosada no dejan de cuestionar al gobierno brasileño. Los más duros adhieren al tuit del diputado libertario bonaerense Agustín Romo, del que tomaron nota en el Planalto. “Lula acaba de darle su apoyo a Maduro. El presidente Milei tenía razón: Lula es un comunista con las manos manchadas de sangre”, había posteado el legislador.
Los más moderados no atemperan las críticas, pero optan por razones ideológicas y prácticas. “Lula no quiere condenar al régimen de Maduro porque fue su aliado y porque el núcleo duro de sus votantes banca al chavismo. Al mismo tiempo, está complicado porque los votantes de centro, que fueron claves para que volviera al gobierno, rechazan a Maduro y ven con preocupación que haya una salida masiva de venezolanos hacia Brasil. El riesgo de inestabilidad es demasiado grande”, dicen.
De cualquier manera, el caso venezolano, aún más que la reaparición de Macri, obligó a mostrar la cara pragmática de la gestión libertario, como lo viene haciendo con la economía. Para el dogmatismo quedan las palabras. Alimento de la feligresía libertaria.
Milei y Caputo hicieron gestos para neutralizar las críticas de Macri
La ilimitada cooperación macrista entró en revisión. Lijo puede ser un caso testigo
A su radical narrativa, el Gobierno la matiza con pragmatismo en los hechos: Brasil lo acaba de comprobar
Jorge Macri y Luis “Toto” Caputo protagonizan escaramuzas de un posible conflicto mayor

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