La pérdida de la inocencia en la Roma de los años 70
Pablo De VitaPenélope Cruz brilla en el film de Emanuele Crialese Warner bros
(l’inmmensita, italia-francia/2022)
Dirección: Emanuele Crialese. guion: Emanuele Crialese, Francesca Manieri, Vittorio Moroni, Fotografía: Gergely Pohárnok. eDición: Clelio Benevento. elenco: Filippo Pucillo, Luana Giuliani, Penélope Cruz, Vincenzo Amanto. calificación: apta para mayores de 13 años.DistribuiDora: Mirada Distribution. Duración: 98 minutos.
“Déjala”, “Estoy bien”, así son los momentos en los que Clara se permite reafirmar su origen español en una Roma que vive de la mano del “milagro económico”, con la progresiva aparición de complejos de viviendas y una sensación de progreso que envuelve a la clase proletaria que accede a otros elementos de bienestar y de ascenso social en esa Italia de comienzos de los 70 que repite esa felicidad en las magnéticas y movedizas canciones de Rafaella Carrá.
Ese progreso exterior contrasta, en el caso del matrimonio conformado por Clara y Felice, en una relación regresiva dominada por el machismo. La identidad de una de las hijas de la pareja es puesta en cuestión a partir de un proceso de autopercepción que resulta inaceptable para ese padre. El rechazo de su progenitor contrasta con la enorme sensibilidad de una madre con enorme belleza y resolución para ser proteger a una hija para la cual esos son también conflictos: Adriana vive su educación religiosa con progresivo desapego y deposita cada vez mayor atención en las pautas sociales que emanan de la TV. A eso se suma que el grupo de niños comienza a visitar un campamento gitano, algo que es inadmisible para los padres, pero que en el caso de Adriana contribuye a esa realidad nueva, donde además de los juegos de niños mezclados con el progresivo “fin de la inocencia”, también la crisis de la identidad familiar será otro estamento que la pondrá a prueba.
Varios elementos son de notable relevancia en esta película, la más personal del director de Respiro, Nuovomundo y Terraferma, quien se destaca por un extraordinario manejo visual de sus historias que son, prácticamente, también contadas desde la cuidada fotografía, donde la distancia focal y la profundidad de campo sirven para explicitar los estados emocionales de los protagonistas.
Suma al desarrollo la profunda carnadura emocional con la que hilvana a sus personajes teniendo aquí, además, un notable protagónico a cargo de Penélope Cruz, quien construye, sin ocultar su raíz española, a una de esas mujeres que -alrededor de la época que marca la acciónhicieron grande al cine italiano con la combinación de volcánica belleza y arrolladora presencia, como Sophia Loren, Gina Lollobrigida o Silvana Mangano, quienes brindaron un nuevo rol para la mujer.
Vincenzo Amato acompaña como el clásico marido autoritario y Luana Giuliani es la hija que expresa una nueva identidad no como un mandato sino como una construcción, algo que se entremezcla con la autobiografía de Crialese, realizador que pone el foco en una parte de sus recuerdos y en la identidad, a veces con demasiada distancia emotiva y cierta dureza, pero sin restarle inteligencia, estilo y autenticidad al retrato de ese vínculo filial.
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Una heroína se despide con aires a Hitchcock y De Palma
Hernán FerreirósMia Goth es Maxine Minx a24
(estaDos uniDos/2024). guion, eDición y Dirección: Ti West. fotografía:
Eliot Rockett. música: Tyler Bates. elenco: Mia Goth, Kevin Bacon, Giancarlo Esposito, Elizabeth Debicki, Halsey, Lily Collins, Michelle Monaghan y Bobby Cannavale. Duración: 103 minutos. calificación: apta para mayores de 16 años.
Maxxxine es la tercera parte de una serie de films que se inició en 2022 con X, en la que el realizador y guionista Ti West explora, como sugiere la proliferación de la antepenúltima letra del alfabeto, el vínculo entre el porno y el terror, dos géneros con múltiples similitudes. Para citar algunas: la estructura sincopada de continuos ciclos de tensión, acumulación y, digamos, descarga, el lugar central aunque no precisamente enaltecedor de las mujeres como objeto o víctima, los presupuestos mínimos y la audiencia mayoritariamente masculina.
Esa primera película transcurría en los años 70, cuando el porno acababa de abandonar la ilegalidad y se manufacturaba en unidades de guerrilla no muy distintas a las del cine independiente, momento en que uno de estos equipos de hippies y buscavidas alquila una locación para filmar sus escenas a la que resulta la familia más disfuncional desde los protagonistas de Masacre en Texas.
La segunda película, Pearl, registrada velozmente durante la pandemia, se corre al primer tercio del siglo XX y explora el pasado de uno de los dos personajes que interpreta por Mia Goth en X. Los tonos ocres dan lugar a un explosivo technicolor y las referencias pasan del cine de Tobe Hooper a El mago de Oz. El vínculo con el porno está aquí más desdibujado, pero se potencia el tercer tópico que interesa a West: nuestro enfermizo culto a la celebridad.
Esta tercera entrada hace una operación similar, pero en lugar de ir al pasado de uno de los personajes de la actriz en X, indaga cómo continúa su historia una década más tarde. 1985 reencuentra a Maxine Minx (Goth) convertida en una estrella porno que decide que el cine triple X no le proporciona el nivel de fama al que aspira e intenta dar el salto hacia el mainstream con un papel en la película de terror The Puritan II. Cuando su compañeras del porno aparecen brutalmente asesinadas y tanto un oleaginoso detective privado (Kevin Bacon) como un extraño vestido de cuero negro, que bien podría ser el asesino serial conocido como The Night Stalker, empiezan a acosarla, Maxine entiende que su vida está en riesgo y que será la próxima víctima.
La trama de asesinatos sanguinarios y la textura granular de la imagen remiten a la noble estirpe de las slasher movies estrenadas directamente en VHS en los años 80. La película también vuelve a algunas fuentes más prestigiosas como Vestida para matar y Doble de cuerpo, los dos magistrales pastiches de Brian de Palma sobre la obra de Hitchcock. A diferencia de estos films, en los que De Palma usa el género slasher para redondear ideas en ese momento innovadoras, West se conforma con la imitación. A pesar de algún apunte feminista, su película no presenta mayores diferencias con el cine que está citando. No hay aprovechamiento de una forma perimida para construir algo nuevo o subvertir nuestras expectativas, sino apenas el gesto nostálgico de la copia textual. Se trata un cover idéntico al original que, sobre todo en la comparación con los méritos del primer film de la serie, deja con gusto a poco
Ese progreso exterior contrasta, en el caso del matrimonio conformado por Clara y Felice, en una relación regresiva dominada por el machismo. La identidad de una de las hijas de la pareja es puesta en cuestión a partir de un proceso de autopercepción que resulta inaceptable para ese padre. El rechazo de su progenitor contrasta con la enorme sensibilidad de una madre con enorme belleza y resolución para ser proteger a una hija para la cual esos son también conflictos: Adriana vive su educación religiosa con progresivo desapego y deposita cada vez mayor atención en las pautas sociales que emanan de la TV. A eso se suma que el grupo de niños comienza a visitar un campamento gitano, algo que es inadmisible para los padres, pero que en el caso de Adriana contribuye a esa realidad nueva, donde además de los juegos de niños mezclados con el progresivo “fin de la inocencia”, también la crisis de la identidad familiar será otro estamento que la pondrá a prueba.
Varios elementos son de notable relevancia en esta película, la más personal del director de Respiro, Nuovomundo y Terraferma, quien se destaca por un extraordinario manejo visual de sus historias que son, prácticamente, también contadas desde la cuidada fotografía, donde la distancia focal y la profundidad de campo sirven para explicitar los estados emocionales de los protagonistas.
Suma al desarrollo la profunda carnadura emocional con la que hilvana a sus personajes teniendo aquí, además, un notable protagónico a cargo de Penélope Cruz, quien construye, sin ocultar su raíz española, a una de esas mujeres que -alrededor de la época que marca la acciónhicieron grande al cine italiano con la combinación de volcánica belleza y arrolladora presencia, como Sophia Loren, Gina Lollobrigida o Silvana Mangano, quienes brindaron un nuevo rol para la mujer.
Vincenzo Amato acompaña como el clásico marido autoritario y Luana Giuliani es la hija que expresa una nueva identidad no como un mandato sino como una construcción, algo que se entremezcla con la autobiografía de Crialese, realizador que pone el foco en una parte de sus recuerdos y en la identidad, a veces con demasiada distancia emotiva y cierta dureza, pero sin restarle inteligencia, estilo y autenticidad al retrato de ese vínculo filial.
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Una heroína se despide con aires a Hitchcock y De Palma
Hernán FerreirósMia Goth es Maxine Minx a24
(estaDos uniDos/2024). guion, eDición y Dirección: Ti West. fotografía:
Eliot Rockett. música: Tyler Bates. elenco: Mia Goth, Kevin Bacon, Giancarlo Esposito, Elizabeth Debicki, Halsey, Lily Collins, Michelle Monaghan y Bobby Cannavale. Duración: 103 minutos. calificación: apta para mayores de 16 años.
Maxxxine es la tercera parte de una serie de films que se inició en 2022 con X, en la que el realizador y guionista Ti West explora, como sugiere la proliferación de la antepenúltima letra del alfabeto, el vínculo entre el porno y el terror, dos géneros con múltiples similitudes. Para citar algunas: la estructura sincopada de continuos ciclos de tensión, acumulación y, digamos, descarga, el lugar central aunque no precisamente enaltecedor de las mujeres como objeto o víctima, los presupuestos mínimos y la audiencia mayoritariamente masculina.
Esa primera película transcurría en los años 70, cuando el porno acababa de abandonar la ilegalidad y se manufacturaba en unidades de guerrilla no muy distintas a las del cine independiente, momento en que uno de estos equipos de hippies y buscavidas alquila una locación para filmar sus escenas a la que resulta la familia más disfuncional desde los protagonistas de Masacre en Texas.
La segunda película, Pearl, registrada velozmente durante la pandemia, se corre al primer tercio del siglo XX y explora el pasado de uno de los dos personajes que interpreta por Mia Goth en X. Los tonos ocres dan lugar a un explosivo technicolor y las referencias pasan del cine de Tobe Hooper a El mago de Oz. El vínculo con el porno está aquí más desdibujado, pero se potencia el tercer tópico que interesa a West: nuestro enfermizo culto a la celebridad.
Esta tercera entrada hace una operación similar, pero en lugar de ir al pasado de uno de los personajes de la actriz en X, indaga cómo continúa su historia una década más tarde. 1985 reencuentra a Maxine Minx (Goth) convertida en una estrella porno que decide que el cine triple X no le proporciona el nivel de fama al que aspira e intenta dar el salto hacia el mainstream con un papel en la película de terror The Puritan II. Cuando su compañeras del porno aparecen brutalmente asesinadas y tanto un oleaginoso detective privado (Kevin Bacon) como un extraño vestido de cuero negro, que bien podría ser el asesino serial conocido como The Night Stalker, empiezan a acosarla, Maxine entiende que su vida está en riesgo y que será la próxima víctima.
La trama de asesinatos sanguinarios y la textura granular de la imagen remiten a la noble estirpe de las slasher movies estrenadas directamente en VHS en los años 80. La película también vuelve a algunas fuentes más prestigiosas como Vestida para matar y Doble de cuerpo, los dos magistrales pastiches de Brian de Palma sobre la obra de Hitchcock. A diferencia de estos films, en los que De Palma usa el género slasher para redondear ideas en ese momento innovadoras, West se conforma con la imitación. A pesar de algún apunte feminista, su película no presenta mayores diferencias con el cine que está citando. No hay aprovechamiento de una forma perimida para construir algo nuevo o subvertir nuestras expectativas, sino apenas el gesto nostálgico de la copia textual. Se trata un cover idéntico al original que, sobre todo en la comparación con los méritos del primer film de la serie, deja con gusto a poco
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