lunes, 26 de agosto de 2024

Novedad de septiembre: Hacia un feminismo decolonial 📚catellani@eternacadencia.com.ar

 


Novedad de septiembre

El tercer libro de la serie Pluriversos: 
Hacia un feminismo decolonial, de María Lugones

192 p. | ISBN  978-987-712-341-8 | $20.900 | 22x14 cm.

A comienzos del 2023, inauguramos la serie Pluriversos, dirigida por Natalia Brizuela, que tiene como propósito, como horizonte, "Activar los sentidos. Movilizar el pensamiento para desencajarlo de la tiranía de la razón y la violencia de la modernidad. Descolonizarlo. Despatriarcalizarlo. Descapitalizarlo".
El primer título que publicamos fue La vida no es útil, un conjunto de textos en los que Ailton Krenak, filósofo indígena y una de las voces más influyentes del pensamiento latinoamericano, ahora miembro de la Academia Brasileña de Letras, invita a despertar del coma colonial y recuperar el sentido cósmico de la vida.
El segundo fue El espíritu de la floresta, del líder yanomami Davi Kopenawa y el antropólogo francés Bruce Albert: el testimonio urgente de uno de los pueblos indígenas más emblemáticos de la región amazónica y una interpelación a explorar una salida alternativa a la devastación, la explotación, la violencia.
Llega ahora el tercer título de la serie, Hacia un feminismo decolonial. Una antología, que reúne cinco artículos de María Lugones, referente clave de la perspectiva decolonial e interseccional de los feminismos afrolatinoamericanos. Con una edición al cuidado de Gabriela Veronelli, prólogo de Leticia Sabsay y traducciones de Gabriela Castellanos, Camilo Porta Massuco y Joaquín Rodríguez Feo, este trabajo, a la vez que revisa y afina las lecturas decolonialesdeja en evidencia las pretensiones universalizadoras y eurocéntricas del “feminismo blanco”

“Ese feminismo [blanco] centraba su lucha y sus maneras de conocimiento y teorización contra una caracterización de la mujer como frágil, débil de cuerpo y mente, recluida en lo privado y sexualmente pasiva. Pero no llegó a hacerse consciente de que esas características construían solo a las mujeres blancas burguesas. [...] Las hembras excluidas de esa descripción no eran solamente sus subordinadas. Eran comprendidas también como animales [...] en el sentido profundo de 'sin género', marcadas sexualmente como hembras, pero sin las características de la femineidad”. (p. 28)

No pensar lo que no se puede practicar

El de María Lugones, como afirma Leticia Sabsay en el prólogo, es un nombre imprescindible en los anales del feminismo afrolatinoamericano. Nació en Buenos Aires en 1944. Tuvo que partir de Argentina en su juventud, tras haber sufrido una serie de episodios de violencia que, en parte, inocularon en ella la idea de resistencia como práctica cotidiana, como condición de posibilidad para la lucha política. 
Se formó en Estados Unidos entre los años sesenta y setenta, donde desarrolló su carrera académica y desde donde también articuló su activismo como lesbo-feminista y migrante latina. "No voy a pensar lo que no puedo practicar", escribió.
Se desempeñó como profesora de Literatura Comparada y de Estudios de la Mujer en la Universidad de Binghamton, en Nueva York. Además de numerosos artículos es autora de Peregrinajes. Teorizar una coalición contra múltiples opresiones (2021). Recibió el Frantz Fanon Lifetime Achievement Award en 2020. Falleció ese mismo año en Nueva York.

Raza y género: ficciones fundantes

Uno de los mayores aportes de María Lugones ha sido su noción de colonialidad del género. Partiendo de (y complejizando) la teoría de la colonialidad del poder desarrollada por el sociólogo peruano Aníbal Quijano (y en diálogo con pensadores como Nelson Maldonado-Torres y Walter Mignolo, entre otros), Lugones nos muestra que la relación entre género y raza fue y es co-constitutiva. Tanto el género como la raza son ficciones fundantes, poderosas, y es precisamente a través de la articulación de ambas que se produce desde el pensamiento eurocéntrico la fisura de lo humano: la razón/blanca/occidental se autoinstituye como representante universal del sujeto humano, en contraposición con el mundo colonizado, reducido a objeto y despojado de tal humanidad. El género emerge, así, como condición característica de lo humano: solo el sujeto colonizador tendría género, mientras que el sujeto colonizado, reducido al ámbito de la naturaleza animal, tendría sexo, pero no género propiamente dicho.

“...la modernidad trata de controlar, al negar su existencia, el reto de la existencia de otros mundos con diferentes presuposiciones ontológicas. La modernidad niega esa existencia al robarles la validez y el hecho de su coexistencia en el tiempo. Esta negación es la colonialidad”. (p. 116)

La invención del sistema binario de género

Lugones demuestra que la organización precolonial del género no era necesariamente binaria y patriarcal. En diálogo con pensadoras como Oyèrónkẹ Oyěwùmí, Paula Gunn Allen y Rita Segato, sostiene que el sistema binario de género marcado por el heterosexismo es una invención del sistema de conocimiento euro-colonial. 
Muchas tribus nativas de América del Norte, de hecho, eran matriarcales, reconocían más de dos géneros, reconocían positivamente un “tercer género” y a las personas homosexuales, y entendían el género en términos igualitarios, no en los términos de subordinación que el capitalismo eurocéntrico les impuso. No fue sino a partir de una poderosa complicidad interna entre los colonizadores blancos y los varones colonizados que se tendió a socavar el poder de las mujeres colonizadas.  

“Comprender el lugar del género en las sociedades precoloniales es clave para entender la naturaleza y el alcance de los cambios en la estructura social que impusieron los procesos constitutivos del capitalismo colonial/moderno eurocéntrico. Cambios introducidos a través de procesos lentos, heterogéneos y discontinuos que inferiorizaron violentamente a las mujeres colonizadas". (p. 83)

La resistencia vive en lo cotidiano y lo múltiple

Habiendo atravesado, antes de partir de Argentina, una internación forzada en una institución psiquiátrica de la que logró escapar, Lugones reivindica los pequeños gestos de resistencia. La resistencia no es el fin o la meta de la lucha política, sino más bien su comienzo, su posibilidad. Es en el día a día y en prácticas que no necesariamente se catalogan como propiamente políticas, afirma, que la resistencia de la subalternidad emerge con toda su riqueza. 
Los seres silenciados por la colonialidad no dejan, sostiene Lugones, de hablar, de actuar, con sus gestos, prácticas y creencias, con sus saberes transmitidos y transmutados de persona a persona en una memoria de largo aliento. 
En el centro de su apuesta política están las coaliciones, las "afiliaciones polimorfas", que surgen de las resistencias al poder desde dentro, en todos los niveles de opresión: formas fragmentarias y múltiples de entender y vivir las opresiones. "Es el movimiento hacia la coalición –escribe– lo que nos impulsa a conocernos el uno al otro como sí mismos que son densos, en relación, en socialidades alternativas y basadas en formas tensas, creativas, de habitar la diferencia colonial". 

“Repito: está dentro de nuestras posibilidades el desear un sentido de ser mujer que no siga las posiciones y aspiraciones de los hombres blancos, sino que en cambio constituya a un ser diferente, distante y en conflicto con la blanquitud, el capitalismo, la heterosexualidad normativa y el neoliberalismo; un ser que brote de una concepción que lidie con las tribulaciones, dificultades y posibilidades de los tiempos que vivimos”. (p. 153)
Leé las primeras páginas y accedé al kit de prensa

Otros títulos de la serie

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