miércoles, 7 de agosto de 2024

TEMBLOR EN LOS MERCADOS GLOBALES Y OPINIÓN


El riesgo país subió a 1653 puntos y bajaron bonos y acciones
El impacto En la argEntina En una rueda de fuerte volatilidad en el mercado, los títulos soberanos cayeron 3% y el indicador del JP Morgan alcanzó el valor más alto desde marzo; dólares financieros, en alza
Melisa Reinhold
Los mercados financieros se tiñeron de rojo ayer a nivel mundial. Entre temores de recesión en los Estados Unidos y el cierre de posiciones en yenes tras la sorpresiva suba de tasas de interés en Japón, los inversores se alejaron de los activos de riesgo e hicieron caer a las Bolsas de todo el planeta. Ese viento de frente también le pegó a la Argentina y, aunque se trató de una jornada de fuerte volatilidad (con algunas subas puntuales a lo largo del día), el riesgo país cerró en el nivel más alto en cinco meses y las acciones cayeron hasta 6% en el mercado local. Los dólares financieros subieron y el Banco Central tuvo que vender US$24 millones.
Uno de los activos más golpeados durante el día fueron los bonos soberanos de deuda, en una rueda en la que los inversores internacionales se alejaron de los mercados emergentes. Aunque durante la apertura llegaron a desplomarse hasta 10%, a lo largo de la jornada moderaron las caídas. Finalmente, los títulos Bonares cerraron 2,41% más abajo (fue el caso del AL29D y el AL35D) y los Globales, hasta 3,88% (GD41D).
Esto presionó directamente sobre el riesgo país, el indicador que mide la diferencia que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos (considerados los activos más seguros del mundo) frente al resto de los países. Pese haber iniciado el día por encima de los 1700 puntos básicos, a medida que los bonos regularon la caída también lo hizo este indicador, para finalmente cerrar en los 1653 puntos básicos. Aun así, fueron 41 unidades por encima del cierre del viernes pasado (+2,54%) y se trató del valor más alto desde mediados de marzo pasado, lo que aleja a la Argentina de poder acceder a los mercados internacionales de crédito.
Para Fernando Marull, economista de FMyA, hubo una sobrerreacción en los mercados internacionales luego de que la Bolsa de Japón registró la caída más grande desde 1987, una tendencia de números en rojo que terminó por contagiarse a nivel local. Por eso, con el correr de las horas, los desplomes iniciales se moderaron.
“La caída fue global y después los activos rebotaron en todo el mundo, lo que también levantó a la Argentina. No fue nada local, sino todo efecto internacional. Lo importante: si no hay una crisis de quiebre en estos países o sectores, algo que no parece ser el caso, el mercado luego se calmará, se acomodará y seguirá”, completó.
Ejemplo de la volatilidad que se vivió durante el día fue el S&P Merval: inició la rueda con una caída del 6% por el shock inicial; pasado el mediodía llegó a operar neutro, pero finalmente cerró con una baja del 0,9% en pesos. En dólares contado con liquidación (CCL), cotizó a US$1062, un 2,1% menos que el viernes.
Al poner el foco en el panel principal de la Bolsa porteña, el caso más llamativo del día fue lo que sucedió con la acción del BBVA. Si bien este papel lideró la caída al comienzo de la rueda, con un retroceso del 12%, terminó un 0,87% arriba. De todos modos, la mayoría de las acciones operaron en rojo, sobre todo BYMA (-6%), Sociedad Comercial del Plata (-5,56%) y Ternium (-3,61%).
Algo similar sucedió con las acciones argentinas que cotizan en Nueva York, más conocidas como ADR. Los papeles de Corporación América retrocedieron 4,5%, seguidos por Globant (-3,9%) y Cresud (-3,4%). No obstante, en una rueda al rojo vivo, lograron sortear el malestar internacional Transportadora de Gas del Sur (+1,5%), BBVA (+0,1%) y Despegar (+0,1%).
“Hoy [por ayer] hubo un colapso global, como el que también tuvimos el viernes. Pero la Argentina siempre es particular. ¿Por qué? Hay que tener en cuenta que desde mayo los activos ya estaban golpeados, aunque eso se profundizó en los últimos 30 días. Y cuando no lateralizan, caen, tanto en renta fija (bonos) como variable (acciones). Entonces, en un contexto de alta volatilidad, no es descabellado pensar que un inversor compre bonos a US$47 si piensa que la macroeconomía se va a ordenar y que los dólares para los vencimientos de 2025 están. La posibilidad de que algunos locales suban en pleno pánico, después de haber abierto muy feo, responde al mismo esquema de volatilidad y trade de corto plazo”, dijo Fernando Camusso, director de Rafaela Capital.
Las turbulencias que se vivieron ayer a nivel internacional también presionaron sobre los dólares libres. Entre la incertidumbre global, la depreciación que tuvo el real brasileño y otras monedas regionales, sumada a la baja del precio de las commodities, las cotizaciones financieras cerraron unos $15 más arriba.
En la primera rueda de la semana, el MEP terminó el día a $1346,09, unos $12,05 más que el viernes pasado (+1%). En tanto, el contado con liquidación (CCL) cerró a $1338,11, lo que significó un avance diario de $16,15 (+1,3%).
Si bien los tipos de cambio financieros cotizaron al alza, en parte son contenidos por la oferta que reciben de tres frentes diferentes. Por un lado, por las liquidaciones que hagan los exportadores, quienes pueden canalizar un 20% de sus ventas al CCL. Otro tanto, por las intervenciones que empezó a hacer el Banco Central (BCRA) en el mercado desde mediados de julio. Por último, analistas señalan que en las últimas ruedas se registró una mayor oferta por el blanqueo de capitales.
“Mientras el Gobierno intenta contener la brecha cambiaria y convive con reservas netas negativas, el mercado se mantiene expectante, aunque no puede escapar al mal clima financiero global y, especialmente, a la caída de los precios de las commodities agrícolas y la debilidad del real brasileño”, dijo Martín Polo, jefe de estrategia de Cohen Aliados Financieros
En cambio, el dólar blue se vendió a $1390. Se trató de una caída de $5 frente al cierre del viernes (-0,4%), aunque esta cotización siguió posicionándose $50 más arriba que los financieros.

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Las causas del movimiento que sacude al mundo
Fernando Marengo
En los últimos días estamos experimentando un fuerte ajuste en la valuación de los activos de riesgo. El temor a una recesión en la primera economía del mundo, alimentado por la reciente desaceleración en su mercado laboral y por el cambio en el tono de la Reserva Federal hacia una posible baja de tasas en septiembre, impulsó un fuerte risk off en los mercados globales. A su vez, la corrección de la Bolsa de Japón tras la suba de su tasa de política monetaria profundizó el fly to quality (vuelo a la calidad) en el mundo.

La volatilidad se disparó, con el índice VIX alcanzando máximos desde abril de 2020, mientras que los principales índices de acciones norteamericanos caen entre -4,1% y -5,8% en las últimas dos ruedas. Los índices europeos retroceden entre -3,6% y -5,1% con respecto al jueves, mientras que la Bolsa japonesa se desplomó -17,5% en igual período. La deuda de países emergentes registró incrementos en sus rendimientos de entre 10 y 50 puntos básicos, con el mercado refugiándose en activos percibidos como de bajo riesgo. La tasa de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano se ubica en torno al 3,8% anual, alcanzando niveles mínimos en más de un año.
En el segundo trimestre del año, la economía norteamericana habría registrado una aceleración en la tasa de crecimiento, pasando del 1,4% (anualizado) del primer trimestre al 2,8% en el segundo trimestre. Sin embargo, cuando ajustamos estas cifras por la acumulación de inventarios, el crecimiento se ubicó en ambos trimestres en torno al 2%, en línea con el ritmo al que históricamente ha tendido a expandirse la capacidad productiva de ese país.
Con estos datos, el primer semestre del año marca una importante desaceleración con respecto al ritmo registrado durante 2023, que superaba ampliamente el potencial de mediano plazo de la economía.
Por su parte, el mercado laboral de Estados Unidos continúa creando empleo, aunque a menor ritmo, mientras la relación entre puestos vacantes y desempleados buscando llenarlos continúa normalizándose. Si bien la tasa de desempleo superó el 4% en los últimos meses, este valor aún resulta bajo al evaluar la historia reciente, y su reciente suba se explica principalmente por una recuperación en la participación laboral desde niveles históricamente bajos, y no por una tendencia alcista en los despidos (que permanecen en niveles bajos). Si bien los salarios aún deben continuar consolidando su desaceleración, los diferentes índices de inflación mostraron una importante baja en los últimos meses, hasta ubicarse en niveles compatibles con la meta de la Reserva Federal.
Esta desaceleración de la economía norteamericana, alineada con el esperado escenario de soft landing, claramente resulta incompatible con el valor de los activos que tenían implícito en sus valuaciones el continuo crecimiento de las ventas, como es el caso de las acciones tecnológicas. De esta manera, los indicios de desaceleración justifican la toma de ganancias sobre activos que venían acumulando fuertes subas desde el último trimestre de 2023.
Ahora bien, el mismo proceso de ajuste de precios comienza a generar incertidumbre respecto de si la economía de Estados Unidos no podría terminar experimentando una espiralización en el deterioro de las expectativas, que acabe generando un hard landing.
La baja en el precio tiene, en primer lugar, un efecto ingreso negativo. Los fondos de pensiones, como así también los de inversión, con una elevada exposición en acciones de economías desarrolladas, ven caer sus valuaciones. La pérdida patrimonial, combinada con los bajos niveles de ahorro observados pospandemia, podría impactar en el nivel de consumo, y por ende en la actividad económica. El menor nivel de actividad afectaría la demanda de empleo y los salarios, profundizando el deterioro.
Este escenario de fly to quality afecta a todas las economías emergentes, en la medida en que los inversores desarman sus posiciones en estos mercados para buscar cobertura en activos considerados menos riesgosos. A este efecto se le debiera sumar la desaceleración que enfrente la principal economía del mundo y el consecuente impacto sobre el precio de las materias primas.
Menor crecimiento, precios de materias primas estables o a la baja y flujos de capitales huyendo en busca de resguardo no son el mejor escenario para economías emergentes como la argentina. Por supuesto que el impacto no debe ser homogéneo; en cada economía dependerá de los desequilibrios que estas enfrenten y de la necesidad de acceder a los mercados de capitales para financiarlos.
Entonces, si bien a todas luces la economía norteamericana habría sostenido hasta julio una desaceleración gradual, controlada y necesaria, el fuerte ajuste de los mercados financieros podría potencialmente descarrilar este proceso. La economía de Estados Unidos ingresa ahora en un territorio donde la evolución de las expectativas será determinante, puesto que a través de su efecto sobre el sector financiero podría acabar impactando significativamente en la economía real.
En este contexto, será clave el seguimiento de indicadores de alta frecuencia, tanto financieros como económicos. El mercado deberá a partir de ello decidir si la reciente baja representa una oportunidad de compra o el comienzo de una reversión más profunda. La política que deba adoptar la Reserva Federal dependerá esencialmente de ello

El autor es chief economist de BlackTORO Global Wealth Management

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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