jueves, 6 de agosto de 2020

LUIS CORTINA RAZONA,


¿Será la hora de un plan económico?
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Luis Cortina
Luis Cortina
La renegociación de la deuda emitida bajo legislación extranjera lleva ya un proceso tan largo que casi supera el que el paísvienetransitandobajocuarentena. Hubo algunas demoras desde el comienzo. En el cronograma original, a mediados de marzo iba a empezar la negociación con la primera oferta oficial, que llegó el 20 de abril. Todo indica que el final está cerca.
Desde la asunción, en diciembre, el Gobierno supeditó prácticamente toda la gestión a alcanzar un acuerdo con sus acreedores, a sabiendas de que la situación fiscal y financiera hacía imposible pensar en otra cosa antes de resolver ese problema crucial.
El punto es que ese análisis no podría haber sido muy diferente ya desde agosto del año pasado, cuando la fórmula de Alberto Fernández-cristina Fernández de Kirchner se impuso en las elecciones PASO. Menos aun desde noviembre, cuando, cumpliendo con todas las previsiones, ganó en la segunda vuelta.
Por qué el Gobierno no diseñó un plan (o, por lo menos, no lo dio a conocer) es a esta altura un gran interrogante, salvo que se dé por cierto que no es importante tenerlo, como acaba de señalar el presidente en sus declaraciones al Financial Times.
De confirmarse, ahora sí, que se firma el acuerdo con los bonistas, aquella primera duda original quedará despejada. ¿Habrá entonces llegado el momento de al menos esbozar un plan económico? Aún está pendiente el anuncio de las 60 medidas que el Gobierno dejó entrever a través de distintos voceros en las últimas semanas. Veremos sus alcances y la profundidad de ellas.
Lo cierto es que la Argentina llega a esta instancia con condiciones macroeconómicas bastante delicadas.
Principales desafíos
En un informe remitido ayer a sus clientes, la consultora Analytica, dirigida por los economistas Ricardo Delgado y Rodrigo Álvarez, plantea los principales desafíos por delante:
● ¿Cuál serán el sendero fiscal y su estructura de financiamiento, incluido el resultado del canje (cuando se conozcan todos los detalles, obviamente? “En este sentido, el último informe del Ministerio de Economía al Congreso, en el marco de la ampliación de presupuesto, permite hacer recomendaciones concretas para el accionar del Gobierno”. Por lo pronto, el proyecto que Martín Guzmán les hizo llegar a los diputados muestra que este año terminará con un déficit fiscal primario (antes de computar el pago de los intereses de deuda pública) de 2,2 billones de pesos, lo que equivale a más de un 8% del producto bruto interno (PBI).
● ¿Cómo se absorberá el excedente de pesos que inunda el mercado, hoy sostenido o justificado para atender las urgencias excepcionales derivadas de la cuarentena? “Se requiere un programa monetario o, al menos, establecer límites para los niveles de monetización”, aconsejan los expertos.
El fuerte aumento del gasto, totalmente justificado para paliar los tremendos efectos de la cuarentena y de la pandemia sobre la economía y la salud de la población, requerirá tener a mano una estrategia para establecer sus nuevos límites y, sobre todo, cómo financiarlo.
“Es imprescindible conocer cuáles serán los pasos para definir una estrategia consistente desde el plano fiscal, para salir del congelamiento de tarifas y de la discrecionalidad de los aumentos jubilatorios”, agrega el informe de Analytica. Estas variables, sostiene, “no lucen sostenibles a largo plazo, algo que sugiere correcciones futuras y por ende más inflación”.
Inflación y salarios
Para alinear las expectativas de inflación a la baja o, por lo menos, a mantenerla, se requiere “la certeza de mantener en línea las futuras negociaciones salariales”. Delgado y Álvarez destacan que, “por primera vez desde 2004 la gran mayoría de los gremios asumen pérdidas de salario real a cambio de mantener puestos de trabajo”.
Un clásico de las distintas crisis económicas de la Argentina: cuando cae el empleo y crece la desocupación, los representantes de los trabajadores (y los trabajadores per se) resignan otras reivindicaciones, como el salario, a cambio de mantener sus puestos. “El anclaje de las expectativas requiere todavía que el Ministerio de Trabajo coordine este proceso hacia adelante”, señala Analytica.
Restará ver si los sectores más “duros” en el Gobierno y en los bloques oficialistas de senadores y diputados son conscientes de esta situación. La forma en que se terminó sancionando la reciente ley de teletrabajo no parece un buen ejemplo al respecto.
“Más allá del acuerdo, el Gobierno no podrá emitir nueva deuda”, resumen Delgado y Álvarez. “En un marco donde la nominalidad corre a velocidades excepcionales, no es tarea sencilla” alinear todas las variables.
“Desatar el otro nudo que asfixia a la economía argentina requiere, ahora sí, de un plan de estabilización de las variables nominales y financieras.
Aún resta conocer los detalles finos del acuerdo en ciernes para ponerle números básicos a la hoja de ruta de la economía argentina de este año y los próximos.
“Guzmán todavía no ganó su partido más difícil”, concluyen los economistas. El porvenir se muestra complicado. Los argentinos esperan una respuesta.

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