lunes, 5 de agosto de 2024

EMPLEO...EXPECTATIVAS Y EL ESCENARIO ECONÓMICO


Las contrataciones cayeron a los niveles más bajos, pero tres datos pronostican un cambio
EMPLEO. Cifras oficiales estiman que en mayo se registró el índice más bajo desde 2002, sin contar el desplome por la pandemia; qué sectores podrían tener una
recuperación
Francisco Jueguen


Daniela vivía sola en Floresta, pero hace unos meses decidió alquilar en Villa del Parque con su pareja porque la plata no alcanzaba. A la ejecutiva de cuentas, de 36 años, la echaron de su trabajo en diciembre. “No me podían mantener porque no podían solventar gastos y las ventas habían bajado un 50%”, relata.
Desde ese momento, salió a buscar lo que fuera. No quería –dice– quedarse en la calle. En febrero consiguió un trabajo en una distribuidora de limpieza. “Era en negro y con un salario muy bajo”, cuenta. Se dedicó, pese a que no era lo suyo, a cargar cajas pesadas de jabón para la ropa y en pan, y botellas de lavandina. El dinero era muy escaso y se lastimó la espalda. Volvió a quedarse sin trabajo.
Hace un mes y medio comenzó a dejar currículums “por todos lados” y recibió propuestas para trabajar por básicos de $400.000 (brutos) “monotributeando”, sumados a $250.000 en negro en retribución por jornadas de nueve horas de lunes a sábado. Por un tiempo, no hubo más alternativa que esa.
“Tuve suerte. No hay trabajo, pero di con un perfil que buscaban”, dice ahora Daniela. Días atrás consiguió un puesto en blanco. “Es una cadena muy importante de perfumería”, comenta. Hizo el preocupacional, el psicotécnico y pasó las entrevistas. Mañana –se esperanza– le dicen la fecha de ingreso.
La historia de la ejecutiva calza con la realidad que reflejan los datos oficiales sobre el pasado reciente –atravesado por el profundo ajuste económico que encaró Javier Milei–, pero también con las expectativas que se abren. Los números de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social revelan que, en los primeros meses del gobierno libertario, se registraron despidos. Pero ese no es el dato determinante para los expertos en el mercado laboral. La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) –un informe oficial– reveló que la entrada de trabajadores a empresas privadas prácticamente se congeló: en mayo de este año (último dato disponible) tocó el nivel del mismo mes de 2002 –año de la mayor crisis económica–. Nadie contrataba. Fue el peor momento de la serie sin tener en cuenta el derrumbe de mayo de 2020, en plena pandemia.
Sin embargo, en las últimas semanas aparecieron tres datos que podrían reflejar que el mundo del trabajo comienza –muy lentamente y de manera sumamente heterogénea– a mostrar mejoras. La caída de trabajadores registrados privados se desacelera; la recuperación del salario –luego de la devaluación– se profundiza y las expectativas de contrataciones podrían mejorar si se tienen en cuenta los últimos indicadores de la actividad, que no son definitivos. Esta percepción podría confirmarse la semana que viene, cuando se conozcan nuevos datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y la última EIL.
Ingresos congelados y economía oscilante
“¿Se puede festejar que la economía pase de destruir al mes 38.000 puestos de trabajo (enero) a 13.000 (abril)?”, se preguntó el economista Federico Pastrana, de C-P consultora, en X. “Hay síntomas de que dejamos atrás el shock y la economía se está acomodando a una recesión prolongada”, advirtió.
“El empleo no para de caer. Las contrataciones están en niveles históricamente bajos, solo superados por la pandemia y 2001 y parecidos al peor mes de 2018. Para entender la dinámica del empleo, no solo hay que mirar la cantidad total, sino lo que está pasando con las altas y las bajas”, indicó el especialista de la UBA.
Cómo se mueve el empleo
“Esto nos muestra que el empleo se mueve más por las contrataciones que por las bajas (renuncias, despidos, etcétera). La destrucción de empleo está más explicada porque las empresas dejan de contratar que por los despidos”, completó su análisis. “La principal hipótesis es que no hay perspectivas de salida de la recesión. La incertidumbre y el sostenimiento de las bajas ventas hacen que las empresas no contraten más trabajadores”, estimó el macroeconomista, y, pensando en el próximo trimestre, citó las expectativas de contratación que muestran la EIL de mayo: caen aquellas que indican que se van a contratar trabajadores y suben las que hablan de disminuir la dotación de personal en empresas.
Sin embargo, esa visión está disputada, incluso por fuentes que no son las libertarias. “La actividad económica tocó fondo en marzo y a partir de allí muestra signos de recuperación”, estimó el exministro de Producción Matías Kulfas en un informe de su consultora, Audemus. Kulfas, exintegrante del gobierno de Alberto Fernández, señaló, sin embargo, que la recuperación es parcial y despareja.
Esto implica, afirma Kulfas, que no es claro que pueda sostenerse en el tiempo y que la mejora será muy lenta por el cambio de modelo económico en puerta. “Algunos sectores productivos empiezan a recuperarse, pero incorporando tanto los datos de una crisis prolongada, como los cambios estructurales inducidos por las reformas en curso. Ello los lleva a operar sobre una ‘nueva normalidad’ de niveles de producción más bajos”, estimó el exfuncionario que, más que un rebote en “V”, espera una recuperación “oscilante y heterogénea” que alternará meses buenos con otros de caída de la actividad.
En ese sentido, los datos oficiales confirman que se da una desaceleración de la baja de trabajadores privados (de caídas de 0,6% en enero mensual se pasó a 0,2% en abril). Además, “la capacidad de compra del promedio de los salarios creció 7,5% en términos acumulados durante los primeros cinco meses del año; sin embargo, a pesar de ese crecimiento, en mayo de 2024 el salario real medio se encuentra un 4,6% por debajo del observado en noviembre de 2023, el mes anterior a la aceleración inflacionaria provocada por la devaluación de la moneda nacional en diciembre”, indicó Trabajo. Algunos especialistas esperan que la mejora salarial se profundice gracias a la baja de la inflación prevista.
En el Gobierno prevén, por último, que las expectativas negativas de contratación podrían comenzar lentamente a revertirse.
La desocupación no se disparó pese al fortísimo ajuste que realizó el equipo de Luis Caputo. En el primer trimestre, pasó de 6,9% (dato de los primeros tres meses de 2023) a 7,7 por ciento. Según el SIPA, entre noviembre de 2023 y abril de este año hubo 110.000 trabajadores menos en el sector privado registrado, que, vale aclarar, engloba a más de seis millones de empleados.
Presente y futuro
¿Qué dicen aquellos que viven de reclutar talento con base en la demanda de las empresas? “En el primer semestre, trabajamos para oil & gas, minería, agronegocios y farma, principalmente”, contó Clarisa Vittone, managing partner de la consultora global Amrop en la Argentina.
“Los sectores de minería, hidrocarburos y energías renovables están con mucho movimiento de consulta previa para decidir la mejor manera de invertir y el talento necesario. Lo que es consumo masivo, bienes durables, sector automotor y sus proveedores, construcción y sus proveedores, y retail están sosteniendo la baja en ventas y rentabilidad. Farma, en tanto, está en una transformación que sigue requiriendo nuevo talento. El ecosistema de empresas digitales y los agronegocios están, por ahora, en una meseta”, explicó la experta. Y agregó que la firma que lidera se apalancó en búsquedas regionales (Uruguay, Chile y Colombia).
“Es complejo leer el próximo semestre. Nos estamos preparando para estar muy ocupados en el último trimestre de 2024 y ya estamos ampliando nuestro equipo para 2025, porque anticipamos una demanda incrementada”, cerró.
“Hubo un paréntesis; un wait and see”, ratificó Alejandro Mascó, partner de FARO Executive Search y Consultoría en RR.HH. “Ahora comenzó a remontar en áreas del agro, el oil & gas, y también agregaría a la economía del conocimiento y a todo el sector de energías renovables, que se está moviendo cada vez más”, explicó el especialista.
Nuevas preguntas
Mascó contó que incluso comenzaron a recibir preguntas de inversores sobre procesos para comenzar a crecer. “Empieza a haber un ciclo con un poco de mayor confianza”, agregó. “Fue muy complicado en los primeros cinco meses, por el tema de la inflación y porque era muy difícil definir salarios para un nuevo empleado. Cuando la elevada inflación se redujo a un dígito, menor a 5%, esto comenzó a recomponerse. Esperamos que continúe”, sostuvo, y aclaró que se registraban algunos movimientos por cambios de empleo, aunque no era claro que fueran posiciones nuevas.
“El actual sentimiento de estabilidad tiene que ir consolidando las expectativas [de las empresas] y también del mood [humor] de las personas, que son las que dirigen las organizaciones”, indicó Mascó.
A fines de junio, la Consultora SEL le preguntó a los responsables de RR.HH. y compensaciones de 125 grandes empresas argentinas cuáles eran sus expectativas con relación a la evolución de la dotación de personal en 2024. Una de cada cuatro firmas preveía una reducción de su plantilla a lo largo del año, pero sin especificar cuándo se formalizaría o cortaría la sangría de trabajadores. Sí recalcaron que los mayores ajustes se materializarían principalmente entre operarios, tercerizados y eventuales.
Son las categorías que muchas compañías privadas ya se encargaron de ajustar apenas comenzó el gobierno de Milei. Ahora quienes dirigen esas empresas –con diferencias de acuerdo al sector al que pertenecen–, y también sus trabajadores, ven expectantes qué deparará la segunda mitad del año. Esperan, como le pasó a Daniela, que la economía comience a darles un respiro a los atribulados argentinos.
En mayo se congeló la entrada de trabajadores a empresas privadas
Expectativas de que haya recuperación en comercio e industria
Algunos sectores ven para fin de año una posible reactivaciónIgnacio Grimaldi
Las palabras del número uno de Techint, Paolo Rocca, contrastaron con la ansiedad latente en el sector privado por la llegada de una recuperación económica homogénea. “Fuimos demasiado optimistas al pensar que esto podría hacerse en el corto plazo”, dijo en una conferencia en la que presentó el balance financiero de Tenaris. Los números durante el primer semestre del año fueron en rojo y las proyecciones de su equipo financiero indican que la caída continuaría durante el próximo período. Pese a eso, el empresario manifestó optimismo a mediano plazo.
Algo similar ocurre con otros sectores de la economía, como el comercio, la construcción y la industria. En ese sentido, el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Mario Grinman, dijo a la nacion que “en tres o cuatro meses vamos a sentir mejorías”. Es decir, sus expectativas ubican un repunte cercano a fin de año. La última estadística de la CAC registró una caída del consumo del 9,8% interanual en junio y del 3,3% comparada con el mes anterior.
A propósito de la situación actual, Grinman habló de una “lógica ansiedad y necesidad de salir de la decadencia”. Para ello, utilizó una metáfora. “Cuando estás enfermo vas al médico y después querés estar de fiesta a las 48 horas”. En este caso, el representante de la CAC mencionó, a tono con el paralelismo, que la medicación para recuperarse deberá incluir cuentas sin déficit, sin emisión y sin cepo.
La expectativa en el mundo de la construcción no es muy distinta a la del sector de comercio. De hecho, el titular de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, señaló: “No creo que haya variaciones”. Sobre los próximos meses utilizó el calificativo “estable”.
Además, describió que la actividadsesos tiene por“la construcción y refacción de viviendas ”.
“Si recuperamos y volvemos al punto de partida en este escenario sería muy bueno”, sostuvo un empresario del sector metalúrgico. Este ha sido uno de los más golpeados, a punto tal que la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra) en su último relevamiento sobre producción catalogó la situación como una de “caída sistémica”.
Pese a esto, Adimra señaló que “las expectativas con respecto a los próximos tres meses son positivas por primera vez en mucho tiempo”. Esta observación llegó luego de una pronunciada caída en el sector en la que la producción de maquinaria agrícola, de autopartes, de aparatos tecnológicos, de equipamiento médico, entre otros, acumulan números rojos. Sin embargo, explican que “las empresas que creen que aumentarán su producción son el 33,5% y las que creen que disminuirá son el 29,9%”.

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Tres viernes para cambiar el país
Esta semana se reglamentarán normas que cambian la relación de los ciudadanos con el Estado, las facultades delegadas y las privatizaciones; otro paquete saldrá los dos viernes siguientes
Pablo Fernández BlancoFederico Sturzenegger pondrá en marchas sus reformas
El calendario está definido al máximo nivel del entorno que rodea al presidente Javier Milei. Anteayer arrancó la primera posta de un raid de trabajo para poner en marcha una montaña de normas con las que la Casa Rosada espera darle otro contorno a la manera en que las personas se relacionan con el Estado y a la forma de hacer negocios en la Argentina. Serán tres viernes para cambiar al país.
Los resultados del trabajo del último día de la semana se conocerán posiblemente mañana en el Boletín Oficial y son el resultado de la reglamentación parcial de la Ley Bases. Todo dependía de que Milei llegara con la firma luego de que revisara los papeles el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, porque son normas que recorren varios distritos de su territorio. En ese paquete estará una parte de la puesta en marcha de la delegación de facultades.
A partir de esta semana habrá novedades sobre cambios importantes en los procesos administrativos del sector público. Por ejemplo, ya no será necesario esperar eternamente la respuesta de un organismo estatal cuando se presente un trámite. En otros términos, un empleado público no podrá cajonear el pedido de un ciudadano.
El calendario de reformas tendrá otra parada en el capítulo privatizaciones. El último viernes por la mañana se estaban terminando de definir los detalles a partir de los cuales la Casa Rosada avanzará en el desprendimiento de empresas.
El equipo de Milei tiene allí un doble desafío: incorporar los pedidos del radicalismo en materia de transparencia sin enlodar futuros procesos de venta de compañías, y convivir con los reclamos de Mauricio Macri, quien acusó al Gobierno de cierta lentitud en este punto por falta de gestión.
Los libertarios reconocen que las privatizaciones van más despacio de lo que ellos quisieran, aunque no por su culpa, sino por el contexto. Ocurre que las empresas están mal y dan pérdida. Por eso, nadie en el sector privado levanta la mano con decisión para hacer una oferta.
La novedad más importante en materia de privatizaciones, sin embargo, ocurrirá en aproximadamente un mes, cuando salgan las normativas que conviertan al Banco Nación en una sociedad anónima. No cambiará de manos, pero al menos deberá presentar los papeles como cualquier otra compañía privada. Sus balances serán públicos, de manera similar a los de Mercado Libre o las empresas del grupo Techint, solo para mencionar ejemplos. Es el camino preparatorio para una apertura al capital privado.
El malestar con Macri explotó en atmósfera controlada en la Casa Rosada, donde creen que están haciendo algo con cada uno de los puntos que criticó el expresidente. Un ejemplo es el futuro de la Hidrovía, la ruta por la que pasan miles de millones de dólares en mercaderías. El Gobierno centralizó la responsabilidad en Puertos y Vías Navegables y está pensando qué conviene para cada tramo. Desde La Plata a Buenos Aires, hay que aumentar la profundidad del dragado, mientras que aguas arriba de Rosario se necesita balizamiento. Hay equipos técnicos que están trabajando en el pliego de licitación, pero no estará listo antes del año próximo, más allá de lo que pida el jefe de Pro.
El próximo viernes 9 de agosto Milei tendrá a la firma otro paquete de reglamentaciones para avanzar en el reseteo burocrático y administrativo de la Argentina. Cambiarán las condiciones de las concesiones del Estado y el mecanismo de iniciativa privada mediante el cual una empresa puede proponer la realización de un proyecto a cambio de determinadas condiciones.
La conformación del universo reglamentario que el Gobierno busca cambiar en tres semanas culminará con la constelación más buscada por el oficialismo: la salida a la calle del régimen de estímulo a las inversiones conocido como RIGI. Es clave porque se mostró como una herramienta fundamental para atraer dólares, al menos en los anuncios.
La carrera administrativa de tres viernes no es ingenua. Busca dar un vuelco en el clima de negocios de la Argentina para ilusionar con el retorno del crecimiento económico y ayudar a disipar las dudas que hay alrededor de la capacidad del país para conseguir las divisas que necesita.
Sucede que desde un costado del mercado comenzó a madurar una pregunta de lo más incómoda para Javier Milei. Se resume así: ¿la Argentina se encamina a un nuevo episodio crítico de deuda pública que incluya la incapacidad de pagarles a sus acreedores en los términos acordados?
La respuesta a esa incógnita es determinante para definir qué pasará con el país en el futuro cercano. Si se cumple el temor del que empiezan a alertar algunas agencias calificadoras, como Fitch, la esperada recuperación económica se postergará y el Gobierno enfrentará la carrera electoral del año próximo con pendiente en contra.
Se entiende, entonces, el enojo de Luis Caputo con quienes siembran la incertidumbre con respecto a los próximos meses. Es casi una cuestión personal que comparte con el Presidente. En reuniones públicas, pero también en encuentros privados, el ministro de Economía sostiene que está dispuesto a dejar hasta el alma para pagar lo que se debe y asegura que ya tiene el dinero suficiente.
Los precios de los bonos argentinos muestran hoy, sin embargo, que existe la posibilidad de un denominado evento de crédito, como un default o una reestructuración. Eso no implica que vaya a ocurrir. Es la pelea que está dando el Gobierno: la mirada de la porción del mercado que desconfíe contra la palabra, las decisiones y los gestos del ministro.
Hoy, uno de los bonos más populares de la Argentina, como el AL30, que nació en la reestructuración de Martín Guzmán, paga una tasa interna de retorno superior al 28%. Es un nivel altísimo que cierra cualquier posibilidad de volver al mercado internacional.
Si Caputo quisiera obtener dólares del sector privado, algo que debería ocurrir en el camino de la estabilización, tendría que convalidar tasas similares. El ministro, de hecho, ya tuvo propuestas para volver a endeudarse, pero es imposible con esos valores.
Puesta en perspectiva, la situación tiene matices. En noviembre pasado, cuando se hizo el balotaje entre Milei y Sergio Massa, la probabilidad de default que surgía del análisis de los números era del 70%.
Tras el triunfo del libertario, el período de acumulación de reservas en el Banco Central y el redireccionamiento del rumbo económico, esa cifra bajó a aproximadamente el 28% si se considera el momento de mejor performance de los bonos. Terminó la semana con una probabilidad de default implícita en precios cercana al 37%.
La conclusión surge sola. Las cifras de ahora muestran un deterioro con respecto al mejor momento de Milei, pero ni por asomo se acercan a la crítica situación que se vivía en el último tramo de la gestión de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner. La dificultad para el Gobierno es que la mejora que consiguió, desde niveles muy malos, no le alcanza para lo que necesita.
La Libertad Avanza tiene la expectativa de volver a los mercados internacionales de deuda en 2025, algo que también prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para que eso ocurra, debería dar los pasos necesarios para bajar a la mitad el riesgo país. Hoy supera la línea de los 1600 puntos. Tendría que caer hasta unos 760. Este último número no es ingenuo: si bien es malo en comparación con otros países, surge de la mediana argentina de los últimos 20 años.
El Gobierno tiene dos grandes murallas enfrente. La más cercana está en enero y la segunda, en julio. El primer mes del año próximo hay vencimientos de deuda por más de US$5000 millones. Caputo y su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, se esmeraron en mostrar señales de que ese compromiso no corre riesgo de ninguna manera. A tal punto que no comprenden a quienes piensan y dicen lo contrario.
Quirno avisó que el país depositaría de a uno en una cuenta en el Bony de Nueva York los dólares para pagar los intereses de deuda que vencen en enero, por US$1528 millones. Y el propio Milei aseguró que el Gobierno tenía acordado el rollover de la deuda –renovación–, así como la posibilidad de tomar préstamos con garantía en caso de que la primera alternativa no funcione.
Expuesto en términos simples, el Presidente cree que el mercado terminará creyéndole cuando entienda que cumplirá con el objetivo de equilibrar las cuentas. Tendrá una oportunidad más de demostrárselo en las próximas dos semanas, en el marco de una pelea peligrosa en el Congreso por el futuro de las jubilaciones. Es uno de los temas más importantes que tiene la economía por delante.
Milei puso a negociar un equipo integrado por jugadores destacados de ministerios relevantes. Lo integran el tándem José Rolandi y María Igarzábal (del equipo de Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete) junto al secretario de Hacienda, Carlos Guberman, enviado de Luis Caputo. Todos colaboran con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Pese a las tensiones con Milei, la institucionalidad permanece en el vínculo de trabajo en el Senado.
El Gobierno juega con cartas dadas vuelta frente a los legisladores. Está dispuesto a recomponer hacia delante el 7,2% que se perdió en abril y a aceptar los requerimientos informativos que reclama el Congreso. Todos eso, a cambio de desligarse del problema de las cajas jubilatorias provinciales y, en especial, eliminar de plano la obligación de ajustar los haberes de acuerdo con el Ripte o el IPC, según sea el más alto. El plan libertario crujiría si eso pasa, según los negociadores.
Superado el problema jubilatorio, con el RIGI lanzado y las ideas de Sturzenegger en marcha, la Casa Rosada espera arrancar el último trimestre con expectativas renovadas. Interlocutores frecuentes con el equipo económico están cada vez más convencidos de que no habrá dificultades con los pagos de enero. Eso no quiere decir, sin embargo, que Caputo no intente algún ejercicio creativo con los que se siente cómodo, siempre que no sea agresivo con el mercado. Algo similar piensan con respecto a julio.
El problema es que el riesgo país no funciona como una tecla de luz. No baja de un día para el otro. Pero responde con mayor velocidad a unas cosas antes que a otras. La única carta que Caputo tiene para achicarlo con cierta rapidez es eliminar casi por completo el cepo cambiario. Nadie lo sabe mejor que el ministro: los grandes fondos mundiales de inversión son reacios a invertir en países que les ponen restricciones al flujo de capitales.
Los últimos dos meses del cuarto trimestre serán claves para tomar esa decisión fundamental. Milei y Caputo deberían elegir si dan el salto hacia la tercera etapa del plan, como ellos mismos lo definieron, en el camino de la normalización con libre compra de divisas, o hacen contorsionismo financiero para atender la necesidad del momento. La prolongación en el tiempo de esta última decisión tiene consecuencias.
La llegada de Milei mejoró la probabilidad implícita de un evento de deuda. Sin embargo, la proyección para el país es mala. Si se considera un horizonte de 10 años, el mercado descuenta que la Argentina se enfrentará otra vez a una situación de impago, con todos los problemas que eso trae. Es el precio que hay que pagar por haber abierto varias veces ventanas de esperanza que luego no condujeron a nada.
En otros términos, una cosa es conseguir los dólares para el año próximo, y otra es resolver los problemas futuros de manera consistente para que no vuelvan a acechar más adelante.
Las cifras de ahora muestran un deterioro respecto del mejor momento de Milei

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