Más “tranquila” con su nueva custodia, la ex primera dama recibe a su hermana en Madrid
Allegados afirman que Yañez casi no sale de su departamento desde que denunció al expresidente
Cecilia DevannaTamara Yañez fue nombrada en Yacyretá facebook
Mientras en Buenos Aires avanza la ronda de los testigos en la causa por violencia de género contra Alberto Fernández, Fabiola Yañez recibe por estos días en Madrid la visita de Tamara, una de sus dos hermanas menores. En la capital española, donde vive desde diciembre de 2023, la ex primera dama dispone de nuevos custodios, que llegaron para reemplazar a los agentes de los que ella dijo desconfiar, por su supuesta cercanía con el expresidente.
“Que los custodios no sean del lado de él [por Fernández] es algo de por sí para que ya esté más tranquila”, aseguraron a fuentes la nacion cercanas a Yañez. De todos modos, indicaron que el contacto entre la ex primera dama y la dupla que la cuida, que representan gastos por unos 36.000 dólares al mes, es prácticamente nulo: Yañez no sale de su departamento en uno de los barrios más sofisticados de la ciudad. Allí llegó Tamara, que por estas horas fue noticia luego de que el portal El Disenso reveló que fue nombrada en el Ente Binacional Yacyretá durante el gobierno de Fernández.
La llegada de Tamara Yañez se da en vísperas de que declare Myriam Yañez Verdugo, la madre de ambas y una de las personas que más acompañaron a su hija en la intimidad de Olivos. Es su “sostén”, como la definió la propia ex primera dama.
“Han dicho que vivo una vida de lujo. Yo no tengo empleada y no tengo niñera. Mi mamá es la que me ayuda con mi hijo y es la que está sosteniendo todo”, explicó Yañez a Infobae. Por algunos días, el cuidado del niño y la dinámica familiar se hará extensivo a Tamara Yañez.
Yañez sigue la causa a través de su abogada Mariana Gallego, presente ayer en la declaración testimonial de Daniel Rodríguez, exintendente de la quinta de Olivos.
Rodríguez fue “amo y señor” de Olivos durante los cuatro años de Fernández como presidente. Ambos se conocen desde tiempos en que el Fernández era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Rodríguez integraba su custodia. Excabo de la división bomberos de la Policía Federal, Rodríguez permaneció cerca de Fernández en sus tiempos en el llano, así como de Cantero y su marido, el broker de seguros Héctor Martínez Sosa. Hoy, los cuatro están salpicados por la causa de las millonarias comisiones que pagó el Estado.
Rodríguez creció al calor del poder de Fernández e ingresó con su primera esposa a la quinta de Olivos, donde trabó relación con su actual pareja, Andrea, con quien convive hoy en un chalet que pertenece a Martínez Sosa. Buscó introducir a su nueva pareja en el entorno de Yañez, según cuentan testigos de aquellos años. Pero no lo logró. Yañez solo le daba actividades menores y nunca le tuvo confianza.
En los cuatro años que tuvo el cargo de intendente de la residencia presidencial, Rodríguez sumó varios enemigos internos, que no dudaron en describirlo en diálogo
como un “monstruo” o “más que cion eso”. Las referencias a sus maltratos en el lugar son una constante. Ahora, sin Rodríguez en el predio, por los pasillos suman anécdotas jocosas sobre su look y hasta sobre la vez que se ausentó con su pareja, a fines de agosto de 2022, por un supuesto lifting. se contactó con Rodríguez, la nacion sin respuesta.
Para aquellos que no dudan en afirmar que Rodríguez “sabía todo lo que pasaba” en Olivos, su declaración de ayer en Comodoro Py, donde dijo no haber presenciado agresiones físicas ni verbales entre Fernández y Yañez, fue “incompleta”.
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Condenan a Báez por la compra de un campo en Uruguay
LAVADO. Se trata de El Entrevero, de 150 hectáreas, en José Ignacio; el empresario cumple prisión domiciliaria; decomisaron US$14,8 millones
Mientras en Buenos Aires avanza la ronda de los testigos en la causa por violencia de género contra Alberto Fernández, Fabiola Yañez recibe por estos días en Madrid la visita de Tamara, una de sus dos hermanas menores. En la capital española, donde vive desde diciembre de 2023, la ex primera dama dispone de nuevos custodios, que llegaron para reemplazar a los agentes de los que ella dijo desconfiar, por su supuesta cercanía con el expresidente.
“Que los custodios no sean del lado de él [por Fernández] es algo de por sí para que ya esté más tranquila”, aseguraron a fuentes la nacion cercanas a Yañez. De todos modos, indicaron que el contacto entre la ex primera dama y la dupla que la cuida, que representan gastos por unos 36.000 dólares al mes, es prácticamente nulo: Yañez no sale de su departamento en uno de los barrios más sofisticados de la ciudad. Allí llegó Tamara, que por estas horas fue noticia luego de que el portal El Disenso reveló que fue nombrada en el Ente Binacional Yacyretá durante el gobierno de Fernández.
La llegada de Tamara Yañez se da en vísperas de que declare Myriam Yañez Verdugo, la madre de ambas y una de las personas que más acompañaron a su hija en la intimidad de Olivos. Es su “sostén”, como la definió la propia ex primera dama.
“Han dicho que vivo una vida de lujo. Yo no tengo empleada y no tengo niñera. Mi mamá es la que me ayuda con mi hijo y es la que está sosteniendo todo”, explicó Yañez a Infobae. Por algunos días, el cuidado del niño y la dinámica familiar se hará extensivo a Tamara Yañez.
Yañez sigue la causa a través de su abogada Mariana Gallego, presente ayer en la declaración testimonial de Daniel Rodríguez, exintendente de la quinta de Olivos.
Rodríguez fue “amo y señor” de Olivos durante los cuatro años de Fernández como presidente. Ambos se conocen desde tiempos en que el Fernández era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Rodríguez integraba su custodia. Excabo de la división bomberos de la Policía Federal, Rodríguez permaneció cerca de Fernández en sus tiempos en el llano, así como de Cantero y su marido, el broker de seguros Héctor Martínez Sosa. Hoy, los cuatro están salpicados por la causa de las millonarias comisiones que pagó el Estado.
Rodríguez creció al calor del poder de Fernández e ingresó con su primera esposa a la quinta de Olivos, donde trabó relación con su actual pareja, Andrea, con quien convive hoy en un chalet que pertenece a Martínez Sosa. Buscó introducir a su nueva pareja en el entorno de Yañez, según cuentan testigos de aquellos años. Pero no lo logró. Yañez solo le daba actividades menores y nunca le tuvo confianza.
En los cuatro años que tuvo el cargo de intendente de la residencia presidencial, Rodríguez sumó varios enemigos internos, que no dudaron en describirlo en diálogo
como un “monstruo” o “más que cion eso”. Las referencias a sus maltratos en el lugar son una constante. Ahora, sin Rodríguez en el predio, por los pasillos suman anécdotas jocosas sobre su look y hasta sobre la vez que se ausentó con su pareja, a fines de agosto de 2022, por un supuesto lifting. se contactó con Rodríguez, la nacion sin respuesta.
Para aquellos que no dudan en afirmar que Rodríguez “sabía todo lo que pasaba” en Olivos, su declaración de ayer en Comodoro Py, donde dijo no haber presenciado agresiones físicas ni verbales entre Fernández y Yañez, fue “incompleta”.
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Condenan a Báez por la compra de un campo en Uruguay
LAVADO. Se trata de El Entrevero, de 150 hectáreas, en José Ignacio; el empresario cumple prisión domiciliaria; decomisaron US$14,8 millones
Hernán CappielloLázaro Báez
El empresario Lázaro Báez fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por lavado de dinero relacionado con la compra del campo El Entrevero, de 152 hectáreas, frente a la playa de José Ignacio, Uruguay. El financista Leonardo Fariña, que intervino en la operación, fue condenado a dos años y medio de prisión, y le redujeron la condena en un año por sus aportes como “arrepentido”. El Tribunal Oral Federal N° 4 decomisó 14.800.000 dólares a los acusados.
Esta es la cuarta condena contra el empresario, que fue amigo y socio de Néstor Kirchner y está bajo arresto domiciliario en Santa Cruz. Ya fue sentenciado a 10 años por lavado de dinero, en la causa conocida como “la ruta del dinero K”; a seis años por las licitaciones dirigidas en su beneficio, en la causa Vialidad, y a 3 años y seis meses de prisión por evadir aportes patronales en Austral Construcciones.
La fiscalía había pedido en el juicio por El Entrevero seis años de cárcel para Báez; la Unidad de Información Financiera (UIF), nueve años, y la AFIP, siete años y medio.
Integran el tribunal los jueces Jorge Gorini, Néstor Costabel y Gabriela López Iñíguez, que se manifestó en disidencia en cuanto a la condena de Báez y en disidencia parcial en los casos de otros acusados, entre ellos, Fariña.
En la causa de la ruta del dinero K, a Báez se lo juzgó por lavar dinero de la corrupción (según la condena de los dos jueces de la mayoría) mediante transferencias al exterior desde la financiera de Puerto Madero conocida como La Rosadita. Esos fondos viajaron por cuentas de bancos suizos y terminaron en poder de la familia Báez. También fueron condenados el abogado Jorge Chueco, el financista Federico Elaskar y el arrepentido Fariña.
En un tramo residual de esta causa, la Cámara Federal insiste en investigar a Cristina Kirchner y determinar si el dinero de Báez en verdad pertenece a los Kirchner.
A su vez, Báez fue condenado en la causa Vialidad junto con Cristina Kirchner, por fraude al Estado, debido al direccionamiento de las obras públicas de la provincia de Santa Cruz en beneficio del hombre de negocios patagónico.
La operación principal que se investigó en el caso que alcanzó su sentencia ayer fue la compra del campo El Entrevero, de 152 hectáreas, entre José Ignacio y La Barra, por el que se pagaron 14 millones de dólares. De la operación participaron varias sociedades y testaferros de Báez para intentar ocultar a los verdaderos dueños, según la acusación. Fariña declaró en el juicio que se puso más dinero, habló de 16 millones de dólares, y sostuvo que los intermediarios se quedaron con plata.
Lo que se juzgó es el blanqueo de capitales mediante la compra de diferentes propiedades en el país y el extranjero.
Además de la condena a cuatro años y medio, Báez debe pagar una multa de tres veces el monto de las operaciones, que fue de 14 millones de dólares por la compra del campo y 320.000 dólares por un terreno en el Faro de José Ignacio. Su contador, Daniel Pérez Gadín, fue sentenciado a cuatro años y al pago de la misma multa. Su abogado, Jorge Chueco, a tres años y seis meses. Fariña recibió dos años y medio y se dejó constancia de que le descontaron un año por sus aportes como “imputado arrepentido”. La pena se unificó en cuatro años, con otras condenas anteriores.
Fueron condenados también Santiago Carradori, a cuatro años y medio; Maximiliano Goff Dávila, a cinco años (involucrado en la compra de un departamento sobre avenida Del Libertador, por US$800.000); Oscar Guthux, a tres años, y Alejandro Acosta, a dos años y seis meses.
A finales de 2010, Goff Dávila, conocido de Fariña que asesoraba a Báez, consultó a su concuñado por la posibilidad de realizar una inversión en Uruguay. Le indicó que podía comprar el 50% de la estancia El Entrevero, cuya titularidad era de Walter Kobilansky Brandhuber. El 29 de diciembre de 2010 se firmó la reserva en Punta del Este por dos fracciones de campo –una de 145 hectáreas y la otra de 7– por US$14.000.000.
El campo fue puesto a nombre de la sociedad Traline. Una vez completado el pago, Pérez Gadín y Chueco se abocaron a la escrituración mediante otra sociedad.
El proceso de adquisición de la estancia El Entrevero fue iniciado en diciembre de 2010 y culminado en agosto de 2011.
El empresario Lázaro Báez fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por lavado de dinero relacionado con la compra del campo El Entrevero, de 152 hectáreas, frente a la playa de José Ignacio, Uruguay. El financista Leonardo Fariña, que intervino en la operación, fue condenado a dos años y medio de prisión, y le redujeron la condena en un año por sus aportes como “arrepentido”. El Tribunal Oral Federal N° 4 decomisó 14.800.000 dólares a los acusados.
Esta es la cuarta condena contra el empresario, que fue amigo y socio de Néstor Kirchner y está bajo arresto domiciliario en Santa Cruz. Ya fue sentenciado a 10 años por lavado de dinero, en la causa conocida como “la ruta del dinero K”; a seis años por las licitaciones dirigidas en su beneficio, en la causa Vialidad, y a 3 años y seis meses de prisión por evadir aportes patronales en Austral Construcciones.
La fiscalía había pedido en el juicio por El Entrevero seis años de cárcel para Báez; la Unidad de Información Financiera (UIF), nueve años, y la AFIP, siete años y medio.
Integran el tribunal los jueces Jorge Gorini, Néstor Costabel y Gabriela López Iñíguez, que se manifestó en disidencia en cuanto a la condena de Báez y en disidencia parcial en los casos de otros acusados, entre ellos, Fariña.
En la causa de la ruta del dinero K, a Báez se lo juzgó por lavar dinero de la corrupción (según la condena de los dos jueces de la mayoría) mediante transferencias al exterior desde la financiera de Puerto Madero conocida como La Rosadita. Esos fondos viajaron por cuentas de bancos suizos y terminaron en poder de la familia Báez. También fueron condenados el abogado Jorge Chueco, el financista Federico Elaskar y el arrepentido Fariña.
En un tramo residual de esta causa, la Cámara Federal insiste en investigar a Cristina Kirchner y determinar si el dinero de Báez en verdad pertenece a los Kirchner.
A su vez, Báez fue condenado en la causa Vialidad junto con Cristina Kirchner, por fraude al Estado, debido al direccionamiento de las obras públicas de la provincia de Santa Cruz en beneficio del hombre de negocios patagónico.
La operación principal que se investigó en el caso que alcanzó su sentencia ayer fue la compra del campo El Entrevero, de 152 hectáreas, entre José Ignacio y La Barra, por el que se pagaron 14 millones de dólares. De la operación participaron varias sociedades y testaferros de Báez para intentar ocultar a los verdaderos dueños, según la acusación. Fariña declaró en el juicio que se puso más dinero, habló de 16 millones de dólares, y sostuvo que los intermediarios se quedaron con plata.
Lo que se juzgó es el blanqueo de capitales mediante la compra de diferentes propiedades en el país y el extranjero.
Además de la condena a cuatro años y medio, Báez debe pagar una multa de tres veces el monto de las operaciones, que fue de 14 millones de dólares por la compra del campo y 320.000 dólares por un terreno en el Faro de José Ignacio. Su contador, Daniel Pérez Gadín, fue sentenciado a cuatro años y al pago de la misma multa. Su abogado, Jorge Chueco, a tres años y seis meses. Fariña recibió dos años y medio y se dejó constancia de que le descontaron un año por sus aportes como “imputado arrepentido”. La pena se unificó en cuatro años, con otras condenas anteriores.
Fueron condenados también Santiago Carradori, a cuatro años y medio; Maximiliano Goff Dávila, a cinco años (involucrado en la compra de un departamento sobre avenida Del Libertador, por US$800.000); Oscar Guthux, a tres años, y Alejandro Acosta, a dos años y seis meses.
A finales de 2010, Goff Dávila, conocido de Fariña que asesoraba a Báez, consultó a su concuñado por la posibilidad de realizar una inversión en Uruguay. Le indicó que podía comprar el 50% de la estancia El Entrevero, cuya titularidad era de Walter Kobilansky Brandhuber. El 29 de diciembre de 2010 se firmó la reserva en Punta del Este por dos fracciones de campo –una de 145 hectáreas y la otra de 7– por US$14.000.000.
El campo fue puesto a nombre de la sociedad Traline. Una vez completado el pago, Pérez Gadín y Chueco se abocaron a la escrituración mediante otra sociedad.
El proceso de adquisición de la estancia El Entrevero fue iniciado en diciembre de 2010 y culminado en agosto de 2011.
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