jueves, 1 de agosto de 2024

VIOLENCIA Y CIUDAD


“La nota decía que si yo volvía a Central, la próxima cabeza era la de mi hija”
Violencia. Ángel Di María detalló las amenazas que impidieron su regreso al fútbol argentino, en un contexto dominado por narcos que manejan las barras de clubes rosarinosL
Germán de los SantosLa semana pasada fueron arrestados dos barras de Newell’s por las amenazas a Ángel Di María
ROSARIO.– El jugador del seleccionado argentino de fútbol Ángel Di María advirtió que “hubo cosas graves” que lo hicieron desistir de su regreso a Rosario Central, como había prometido. En una entrevista, el futbolista reveló que además de los disparos y mensajes amenazantes que recibió en su casa en el country Miraflores, en Funes, también ocurrió otra intimidación que nunca fue denunciada y causó estupor: le enviaron a la inmobiliaria de su hermana “una caja con la cabeza de un chancho” que tenía “una bala en la frente”, y una nota que decía –según detalló– que si volvía a jugar a Central “la próxima cabeza” sería de su hija.
En un reportaje que le dio en Rosario al periodista Juan Pedro Aleart, de Canal 3, Di María admitió: “Fueron demasiadas cosas para tomar esta decisión –la de no regresar a Rosario–, no son papelitos solamente, hubo tiros y cosas graves”.
“Hubo una amenaza en el barrio de mis papás, que salió en todos lados, y simultáneamente hubo otra amenaza en la inmobiliaria de mi hermana, que no salió a la luz porque mi hermana y mi cuñado se asustaron y no denunciaron. Era una caja con una cabeza de chancho y una bala en la frente, y una nota que decía que si yo volvía a Central, la próxima cabeza era la de mi hija Pía. También nombraban a [Patricia] Bullrich y [Maximiliano] Pullaro, que querían que se fueran”, contó Di María.
Y agregó: “¿Cómo voy a pedir yo seguridad cuando en Rosario pasan tantas cosas? ¿Cómo voy a pedir eso cuando a los rosarinos nos matan como si nada? Es una falta de respeto que se hable de seguridad y protocolos para mí cuando los rosarinos no pueden salir a trabajar, no pueden esperar el colectivo sin que les roben, cuando los matan por una mochila. ¿Cómo voy a pedir yo eso? Quisiera y deseo que haya seguridad para todos”.
Las declaraciones de Di María se produjeron después de que la Justicia detuviera el jueves de la semana pasada a dos narcobarras de Newell’s, que habrían sido quienes financiaron y planearon esa serie de amenazas contra el jugador.
En esta ciudad, las barras de los dos clubes tienen una particularidad, como reveló en un extenso informe en 2016: las facciones de ambos clubes rosarinos están vinculadas a los principales grupos criminales, como la banda de Los Monos, que provocaron desde hace más de una década que esta ciudad tuviera una tasa de homicidios cuatro veces más alta que el promedio nacional.
En esta trama hay dos hipótesis que se cruzan o que cumplen dos objetivos, según señalaron los investigadores. Por un lado, buscaron provocar conmoción social, al amenazar a un jugador del seleccionado nacional, en reclamo por los mayores controles en las cárceles que enfrentan los grupos narcos. Y por otro, hacer desistir a Di María de que volviera a Rosario Central, como había prometido.
El contexto en el que se realizaron las amenazas contra Di María fue particular. Se concretaron días después de que Rosario sufriera una serie de ataques “narcoterroristas” que provocaron la muerte de cuatro trabajadores elegidos al azar. Esta situación inédita causó una conmoción tal que la ciudad quedó durante varios días paralizada, sin servicio de transportes y con todos los comercios cerrados.
Esta crisis desembocó en que el Ministerio de Seguridad de la Nación reforzara la presencia de fuerzas federales. Se comprobó que quienes planearon estos ataques fueron narcos presos en penales provinciales y federales. En el gobierno santafesino creen que Esteban Alvarado fue quien planeó todo.
En abril de 2022, una funcionaria del Ministerio Público de la Acusación aseguró que Alvarado le había enviado a su casa la cabeza de un perro dentro de una caja. Después, su residencia fue baleada. Esta funcionaria investigaba las inversiones y empresas que tenía el narco, cuyo contador era el mismo que tenía el juez federal Marcelo Bailaque.
Por ahora, no hay relación entre los dos hechos, pero sí un contexto que los une: el malestar de los grupos narcos por las medidas que se implementaron en las cárceles tanto provinciales como federales. Las fuertes amenazas que recibió Di María se enmarcan en ese escenario, según el gobierno provincial.
La detención de los dos barras de Newell’s la semana pasada aporta certezas de que la banda de Los Monos tuvo que ver con esta serie de amedrentamientos contra Di María, para hacerlo desistir de volver a Rosario. La banda de Los Monos domina el brazo violento de la hinchada de Newell’s desde hace casi una década.
El fiscal Pablo Socca ordenó la detención de Alejandro “Rengo” Ficcadenti y Sergio Di Vanni, luego de que en los peritajes de los teléfonos de otros detenidos aparecieron mencionados. “Usamos la figura de intimidación pública porque en ese momento se sucedían todos los días acciones de dejar carteles y balaceras con amenazas en distintos lugares. El cartel que dejaron en la puerta del country de Di María incluía una amenaza al gobernador Maximiliano Pullaro. Por eso, una de las hipótesis era generar un reclamo por el endurecimiento de las condiciones de detención que sufrían la mayoría de los presos de alto perfil”, dijeron los investigadores.
Entre las hipótesis figura que las amenazas a Di María le iban a servir al Rengo Ficcadenti, uno de los detenidos, para ganar consenso en la tribuna leprosa para asumir el liderazgo absoluto de la barra, con el aval del presidente Ignacio Astore, que tuvo un comportamiento vidrioso cuando la banda de Los Monos exhibió una gigantesca bandera el 24 de junio del año pasado, durante la despedida de Maximiliano Rodríguez.
En ese partido participaron varios jugadores del seleccionado nacional, entre ellos, Lionel Messi y Di María. Ficcadenti sería quien tendría el camino allanado con el aval de un sector de la dirigencia del club para asumir el nuevo liderazgo de la barra.

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Preservar las zonas de casas bajas y potenciar el sur, el ajuste al Código Urbanístico
Ciudad. Fue ingresado ayer por la gestión porteña en la Legislatura; la nueva modificación responde a inquietudes vecinales, búsqueda de equilibrio urbano y protección del patrimonio
Valeria AzerratAl presentar el nuevo cambio, Macri prometió “respetar la identidad de cada barrio” 
El gobierno porteño remitió a la Legislatura los cambios al Código Urbanístico (CUR), la normativa que regula qué y en dónde se construye, con propuestas que buscan un “equilibrio” en el tejido urbano a partir de la preservación de barrios con edificaciones de baja altura, la revalorización de los inmuebles con valor patrimonial y la creación de “incentivos” para los desarrolladores en el sur capitalino.
El proyecto de la administración de Jorge Macri fue ingresado en la Legislatura porteña y su sanción podría demandar un tratamiento legislativo de al menos cuatro meses, por lo cual se extendería hasta fin de año ya que prevé un análisis en las comisiones y dos “lecturas” o aprobaciones en el recinto, donde requiere de por lo menos 31 votos positivos de los 60 diputados.
Según explicaron desde el gobierno porteño, esta nueva modificación responde a “la necesidad del Código de revisión cada cuatro años, por las inquietudes vecinales, la búsqueda del equilibrio urbano, la incorporación del concepto del incentivo y por la protección del patrimonio”.
Los cambios, en verdad, intentan dar una respuesta a la tensión generada en diversos sectores de la población porteña ante un notable incremento de nuevas construcciones en zonas de casas bajas que impactó en las “identidades barriales” y despertó cuestionamientos desde una veintena de organizaciones de vecinos que denunciaron que las proliferaciones de edificaciones en altura perjudicaron su calidad de vida.
Según Jorge Macri, el objetivo de la iniciativa es que se proteja la identidad de la ciudad y que crezca de manera equilibrada y sostenible. “Presentamos en la Legislatura un proyecto de ley para actualizar el Código Urbanístico de Buenos Aires, un compromiso que asumí en campaña y que hoy estamos cumpliendo. Nos guía un objetivo muy claro: respetar la identidad de cada barrio. No vamos a permitir más que en las zonas residenciales se construyan edificios que no cuiden la esencia de cada manzana y vamos a promover desarrollos solo en avenidas con la infraestructura adecuada”, dijo el jefe de gobierno.
“Menos cemento. Más verde” fue la consigna que motorizó la campaña que encararon para reclamar al
Estado porteño que cesara con la entrega de permisos de obras en áreas residenciales. Además, elaboraron proyectos que llevaron a la Legislatura para frenar las construcciones en altura en unos diez barrios, entre ellos, Villa Ortúzar, Chacarita, Villa del Parque y Palermo.
La resistencia vecinal, de hecho, llegó a colarse en la campaña electoral de 2023 durante la cual todos los candidatos a jefe de gobierno porteño, incluido Jorge Macri, prometieron que iban a impulsar cambios en el tema. En diciembre pasado, tras asumir en el Ejecutivo, Macri ratificó la decisión y siete meses después la concretó con el envío de la propuesta oficial.
La planificación urbana de la ciudad se rige por tres instrumentos en orden jerárquico: la Constitución porteña, el Plan Urbano Ambiental –que data de 2008– y el Código Urbanístico, cuya última versión fue aprobada por la Legislatura en 2018, no obstante tuvo algunas pequeñas modificaciones posteriormente.
El CUR “ordena el tejido, los usos del suelo y las cargas públicas, incluyendo los espacios públicos y privados y las edificaciones que en estos se desarrollen, considerando las condiciones ambientales, morfológicas y funcionales de la ciudad en su totalidad” y propone como principios lograr un distrito “integrado, policéntrico, plural, saludable y diverso”.
Anteriormente se llamó Código de Planeamiento Urbano y cambió a CUR tras su aprobación en 2018 con 34 votos aportados desde el oficialismo porteño. Dos años más tarde fueron incorporadas algunas correcciones y en 2022 reformulados parámetros para las alturas en polígonos de Lomas de Núñez y Nuevo Belgrano y Parque General Belgrano (River Plate).
En este caso, para llegar a esta nueva redacción, según voceros oficiales porteños, existió un “proceso participativo” con la realización de más de 50 reuniones presenciales con grupos de vecinos, así como también con los representantes de cámaras y desarrolladores urbanos.
Entre las principales problemáticas detectadas en los encuentros de 2023 con vecinos mencionaron “las alturas y morfología” de las construcciones recientes, el avance de los ladrillos sobre el “pulmón de manzana” caracterizado por tener superficie verde absorbente, la saturación de servicios e infraestructura por la densidad poblacional en un mismo tejido y la pérdida del patrimonio y la identidad.
Ante ese diagnóstico, trabajaron en un “ajuste” al CUR” teniendo el “equilibrio como centro”, según señalaron desde la Secretaría de Desarrollo Urbano a cargo de Álvaro García Resta. También, prioriza las escalas barriales ya que preserva las zonas de casas bajas y de poca altura y traslada las edificaciones mayores a los corredores y avenidas, donde los topes son más elevados.
Como novedad, reorganiza las Unidades de Sustentabilidad de Altura Baja (USAB) –que son aquellas tipologías que regulan las edificaciones de hasta los 14,60 metros– que pasarán de ser tres escalas: USAB Cero (para construcciones de 9 metros), USAB 1 (de hasta 12 metros) y USAB 2 de hasta 14,60. Este cambio, indicaron, traerá una “potencial recuperación de 480.000 metros cuadrados para los centros libres de manzana”.
Nuevos desarrollos en el sur
De las 4201 nuevas construcciones que se aprobaron para la ciudad en los últimos cinco años solo 191 (el 4,8%) se localizaba en las comunas del sur (4 y 8); mientras que en las del norte se permitieron 1574 obras en el mismo lapso.
Con estos datos, sumado a la consideración de que en la zona sur hay “más espacio libre vacante con menos oferta inmobiliaria, menos demanda y menos densidad”, el gobierno de Jorge Macri incluyó en este proyecto la conformación de un “sistema de incentivos para el desarrollo urbano sostenible” con foco en el sur capitalino.
Según indicaron, la intención es tomar una figura urbanística conocida como “emisora y receptora de metros”, que implica que un desarrollador que proyecte una obra de un edificio en el sur quede habilitado con permiso similar a levantar la misma cantidad de pisos en otro sector de la ciudad con más densidad urbana.
Por último, el nuevo CUR contemplará la incorporación de unos 4209 inmuebles de la ciudad al listado de bienes protegidos con el propósito de ampliar la cantidad actual de edificios que están en salvaguarda debido a su valor patrimonial y, con ello, evitar que sean demolidos.
Es que los edificios alcanzados en esta oportunidad integraban un “catálogo preventivo” de inmuebles a proteger, pero no contaban con lo que se conoce como “ley firme” que asegurase su resguardo, por lo que estaban en un “limbo” que los dejaba proclives a su demolición en aquellos barrios donde abundaron las nuevas construcciones.
Se intentará trasladar las edificaciones más altas a corredores y avenidas
La iniciativa prevé sumar 4209 inmuebles al listado de bienes protegidos

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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