miércoles, 24 de julio de 2024

CLAVES AMERICANAS Y FÚTBOL


El desastroso plan de deportaciones de Trump
Andrés Oppenheimer
Trump, durante un discurso de campaña en Grand Rapids, Michigan
Uno de los principales mensajes del expresidente Trump -si no el principal- en su discurso de aceptación de la candidatura republicana fue que, si es electo, ordenará “la mayor deportación de la historia” de inmigrantes indocumentados. Muchos en la Convención Republicana portaban carteles que decían: “¡Deportaciones masivas ya!”
Lo que Trump convenientemente omitió señalar es que la deportación de muchos de los 11 millones de indocumentados en el país causaría un desastre económico y humanitario.
La promesa de Trump de utilizar la policía, la Guardia Nacional y tal vez incluso el ejército para arrestar a los indocumentados no solo convertiría al país en un estado policial, con posibles redadas al azar de gente de habla hispana y separación de padres de sus bebés, sino que también causaría una enorme escasez de mano de obra que haría subir la inflación.
Una nueva encuesta de casi 70 economistas realizada por The Wall Street Journal, que no es precisamente un periódico de izquierda, concluyó que “los economistas ven los planes de Trump de aumentar los aranceles y tomar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal como una presión alcista sobre los precios”. El titular del artículo decía: “Los economistas dicen que la inflación sería peor con Trump que con Biden”.
En su discurso de una hora y media en la convención republicana, Trump comenzó hablando de paz y amor, pero inmediatamente volvió a su habitual relato repleto de falsedades sobre los inmigrantes.
“La mayor invasión de la historia está teniendo lugar aquí mismo en nuestro país”, afirmó Trump. Lo cierto es que el flujo de migrantes aumentó en 2022 y 2023, en parte porque en 2019 y 2020, hacia el final de la presidencia de Trump, la pandemia de Covid hizo que muchos migrantes potenciales se quedaran en sus países.
Lo que Trump tampoco dijo es que la migración ilegal está bajando. Los cruces ilegales en la frontera sur se desplomaron un 40 por ciento durante los primeros cuatro meses de este año, según la Oficina de Aduanas y Patrulla Fronteriza.
Migrantes en el lado mexicano de la frontera EEUU-México, a orillas del Río Bravo, en Ciudad Juárez, México, en marzo de 2023. 
Peor aún, Trump dedicó gran parte de su discurso a pintar engañosamente a los inmigrantes indocumentados como criminales. Obviamente, hay indocumentados que cometen crímenes, pero Trump selecciona hechos aislados cometidos por inmigrantes para dar la impresión engañosa de que la mayoría de los indocumentados son criminales violentos.
Prácticamente, todos los estudios muestran que los indocumentados cometen menos delitos violentos que los nacidos en Estados Unidos. Además, los homicidios cayeron el año pasado, según el FBI.
“Vienen de prisiones. Vienen de cárceles. Vienen de instituciones mentales y manicomios”, afirmó Trump en su discurso, como si la mayoría de los 11 millones de indocumentados fueran delincuentes. “Van a pasar cosas malas”.
Además, afirmó que países como Venezuela están reduciendo sus índices de criminalidad exportando a sus delincuentes a Estados Unidos. De hecho, la enorme mayoría de los exiliados venezolanos son gente honesta, que huyó de una dictadura.
En su diatriba contra los indocumentados, Trump también afirmó falsamente que los inmigrantes están quitando empleos a los estadounidenses, incluidos los afroamericanos y los hispanos.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, otra fuente a la que no se puede acusar de izquierdista, dice que hay casi 9 millones de puestos vacantes en el país, pero solo 6,4 millones de trabajadores desempleados. En otras palabras, se necesitan más inmigrantes, no menos.
Hacia el final de su discurso, Trump dijo que su plataforma de campaña promete lanzar “la operación de deportación más grande en la historia de nuestro país”. Incluso más grande que ‘’la del presidente Dwight D. Eisenhower’'.
La deportación masiva de Eisenhower en 1954, que envió hasta 1,3 millones de personas a México, incluyó redadas en comunidades hispanas en las que muchos fueron deportados por error, dicen los historiadores.
En resumen, el discurso incendiario de Trump contra los indocumentados se basa casi en su totalidad en mentiras burdas. No hay duda de que es necesario reformar el sistema migratorio, y deportar a los criminales. Pero, en lugar de demagogia política, Estados Unidos necesita inmigrantes para llenar puestos de trabajo vacantes.
Deportar a millones de indocumentados que hacen trabajos que los estadounidenses no quieren realizar solo haría subir los precios, aumentar la inflación y empobrecer a todos.

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El club es de los socios, no de los dirigentes
Mariano Cúneo Libarona

Hace muchos años que la Argentina se encuentra en un proceso de decadencia. El fútbol no es una excepción. Si bien durante los últimos años pudimos disfrutar de logros impresionantes de la selección argentina, existe consenso de que esto fue pura y exclusivamente gracias a la calidad, el sacrificio y el compromiso de los jugadores y el cuerpo técnico.
Las competencias argentinas y sus clubes han entrado en un proceso de deterioro preocupante, tal como lo ha sostenido reiteradamente este diario. El que supo ser un fútbol competitivo y atractivo a nivel internacional hoy se encuentra tristemente convertido en un espectáculo decadente de torneos cuestionados e incomprensibles entre clubes fundidos.
El talento superior argentino para este deporte es indiscutible y, por eso, a pesar de los años de desmanejo, seguro vamos a seguir teniendo jugadores de altísimo nivel. Pero si no tomamos medidas urgentes, como todo lo bueno que tenemos en este país, corremos riesgo de que se rompa. Es por eso que queremos brindar la oportunidad a los asociados de adaptar el fútbol argentino a lo que está sucediendo en el resto del mundo. Queremos permitirles a los socios de los distintos clubes elegir libremente la forma jurídica en que deben ser administrados. El club es de ellos, no de los dirigentes. Y deben poder elegir con libertad.
La autorización para que los clubes acepten inversiones multimillonarias de capitales privados es un paso necesario para volver a robustecer el fútbol argentino. El ingreso de inversiones genuinas va a permitir sanear las arcas de algunos clubes que se encuentran arruinadas. Por supuesto que es una discusión pública apasionante que toca una fibra muy sensible de los argentinos. Y es cierto que hay algunas excepciones de clubes bien administrados, pero no dejan de ser eso, excepciones. Si queremos seguir viendo a nuestros ídolos vestir las camisetas de los clubes en los que fueron formados, si queremos que nuestros clubes sigan siendo protagonistas a nivel internacional, si queremos que haya transparencia y control en un ámbito cada vez más opaco como este en el que han transformado el fútbol, es necesario adaptarnos al mundo y permitir el ingreso de inversiones privadas que generarán trabajo, estadios e instalaciones adecuadas. También permitirán apoyar y educar a los juveniles y otros deportes, tutelar al asociado vitalicio y darle un marco de alegría y contención.
Aceptar las inversiones por parte de capitales privados en los clubes es una realidad que ya existe en la élite del fútbol mundial. Sobran ejemplos de clubes que con inversiones privadas han logrado éxitos impensados hasta hace algunos años. Existe, por ejemplo, el caso del Manchester City, que luego de recibir miles de millones de dólares se convirtió en un club exitoso y respetado que, de la mano de Pep Guardiola, levantó su primer trofeo de Champions. Para nosotros es especialmente cercano el caso del PSG, que gracias al dinero de los privados pudo darse el lujo de contar con Lionel Messi.
Otros clubes, como el Real Madrid y el Barcelona, teniendo la posibilidad de adoptar el modelo de las SAD decidieron continuar siendo sociedades civiles, pero reciben importantes aportes privados y, por ejemplo, cedieron ciertos derechos específicos a empresas a cambio de inversiones. La empresa Sixth Street le pagó al Barcelona 267 millones de euros por el 10% de los derechos televisivos.
Como en todos los sectores de la Argentina, hay una casta que se beneficia y enriquece con el actual modelo, que no quiere que nada cambie, que quiere que todo siga igual porque a ellos les conviene. Los argentinos le dieron el mandato a este gobierno de liberarlos de un modelo empobrecedor que solo beneficia a unos pocos. El fútbol no es la excepción. Queremos romper esas cadenas y permitir que los asociados elijan libremente el destino de sus clubes

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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