A 202 años del descubrimiento de la Piedra Rosetta, que significó el nacimiento de la ciencia egiptológica, hay actualmente en Egipto más de 300 misiones de 26 países diferentes en busca de tesoros

Tumbas, momias, pirámides: el antiguo Egipto, una cantera inagotable de misterios
Hace 202 años, el erudito francés Jean-François Champollion decodificaba los signos de la escritura del antiguo Egipto
A 202 años del descubrimiento de la Piedra Rosetta, que significó el nacimiento de la ciencia egiptológica, hay actualmente en Egipto más de 300 misiones de 26 países diferentes en busca de tesoros
Lucía Vázquez Ger
El 27 de septiembre de 1822, Jean-François Champollion, un erudito francés, anunciaba, en una conferencia en la Academia de las Inscripciones y Lenguas Antiguas, en París, que había logrado decodificar la escritura del antiguo Egipto, cuyos signos, por años enigmáticos, tapizan los templos y tumbas de aquella tierra plagada de misterios. Un tiempo antes, en 1799, soldados de la expedición napoleónica a Egipto habían descubierto una piedra en la ciudad de Rosetta [hoy Rashid] con tres tipos de escritura diferentes: jeroglífico, demótico y griego antiguo. Pasaron veintitrés años hasta que se descifrara el contenido.
Desenterrar este universo lingüístico trajo luz sobre una civilización milenaria que desde siempre ha estado presente en Occidente, como una suerte de antepasado cultural. “Depositamos en Egipto un montón de nuestras construcciones imaginarias, y esto comienza, si se busca un origen en términos generales, con Platón. Los griegos tenían la idea de que los egipcios eran más sabios. En Europa, durante la edad media y el Renacimiento, Egipto continúa ocupando un papel importante. En la Modernidad, se busca allí una suerte de origen de filosofías perennes, de secreto eterno”, explica a LA NACIÓN Diego M. Santos, docente de Historia de Egipto y del Sudán Antiguos y de Egipcio Clásico (UNIPE) y Derecho Romano (UBA). Además, los misterios sobrenaturales que sostenían las creencias de los egipcios, como el mito de Osiris, “se asemejan a los que después traerá el cristianismo, tales como la muerte, la resurrección y la promesa de una vida eterna luego de la muerte”, explica el Dr. Juan Antonio Lázara, Director del Fondo Nacional de las Artes (Letras, Patrimonio y Radio y TV).
“El desciframiento de la Piedra Rosetta significó el nacimiento de la ciencia egiptológica y con ello la posibilidad de conocer toda la información contenida en millares de inscripciones creadas por los antiguos egipcios”, aporta Andrea Zingarelli, Profesora de Historia General I en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP), Investigadora, (IdIHCS), y directora del proyecto Amenmose. “De Egipto sobreviven montañas de textos. Hay papiros describiendo con cierto detalle la vida cotidiana, cartas, poemas, inscripciones, relatos de batallas, listas de impuestos. Ese mundo dejó de estar mudo.”, complementa Santos.
La piedra Rosetta es uno de los principales atractivos del Museo Británico
“El objeto de estudio de la egiptología incluye textos y lenguaje del antiguo Egipto, religión, mitología, rituales, creencias funerarias, religión popular, literatura, arte, pintura, escultura, relieves, arquitectura, arquitectura militar, arquitectura civil, arquitectura religiosa, ciencias, astronomía antigua, matemáticas antiguas, medicina antigua”, enumeraba Khaled El-Enany, exministro de Turismo y Antigüedades de Egipto, doctor en Egiptología y actual candidato a director general de la UNESCO, en una sesión académica del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI), sobre esta ciencia que abarca la prehistoria, el Egipto faraónico y el Egipto grecorromano.
La Piedra Rosetta es un decreto trilingüe, a nombre del faraón Ptolomeo V (204 a 181 a. C.). Cuando esta dinastía, que sucedió a Alejandro Magno, perdió control efectivo sobre el territorio, hubo que negociar con los sacerdotes de las distintas localidades para llegar a acuerdos. La piedra corresponde a uno de estos acuerdos, el de Memphis, del cual sobreviven varias copias, aunque la más famosa es la de Rosetta. “Tenemos muchos más decretos que nadie conoce”, asegura Santos. Por ejemplo, en la sala egipcia del Museo de La Plata, se exhibe, desde 2014, un calco de un decreto de Psametico III (526 a.C.) que estaba escrito en griego, jeroglífico y demótico. “Es similar a la piedra Rosetta, incluso anterior”, especifica Zingarelli.
La valiosa reliquia, que recibe a los visitantes en el Museo Británico -encantados, muchos adquieren el gift shop el más variado merchandising de la roca-, está escrita en egipcio clásico en jeroglífica, que, como explica Santos, era una lengua que aunque llevaba siglos muerta, la usaban los sacerdotes en el culto. “Muy pocas personas leían los textos en escritura jeroglífica que se ven en los monumentos”, aclara. Luego venía el demótico: “No es exactamente una traducción de los textos de arriba, sino una versión libre, cuyo propósito era que los miembros de la elite pudieran leer el decreto”, sigue. Finalmente, en la parte inferior, aparece una versión libre escrita en griego antiguo.
El mes pasado, un grupo de investigadores norteamericanos halló el sarcófago perdido de uno de los faraones más famosos del antiguo Egipto, Ramsés II, y lograron completar la misión de los objetos funerarios
Varias personas habían intentado descifrar el contenido de la piedra antes de que Champollion apareciera en la escena. Entre ellas, Åkerblad, un diplomático sueco; Silvestre de Sacy, un orientalista francés, y Thomas Young, el padre de la óptica en Inglaterra. Pero Champollion sabía Copto, una forma tardía de egipcio. “Esto fue la clave para descifrar los jeroglíficos y el demótico de la Piedra Rosetta. Tardó muchos años; fue un trabajo de hormiga. Luego, después de su muerte, se publicó una gramática y un diccionario”, relata Santos.
La compleja lengua se expresa a través de más de 750 signos, que incluyen fonogramas, indicando sonidos; logogramas o ideogramas, representando los conceptos de las imágenes que presentan; y determinativos, para crear contexto.
Hallazgos bajo la arena
Además del lenguaje, infinidad de monumentos y otras expresiones culturales quedaron escondidos en rincones debajo de la arena. Son constantes los hallazgos que cuentan esta historia como una suerte de noticia en desarrollo que se completa pieza por pieza, cual rompecabezas.
Esta imagen proporcionada por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto muestra artefactos que fueron descubiertos dentro de tumbas en la necrópolis de Tell al-Deir, en el poblado de Damietta en el delta del Nilo, a unos 200 kilómetros al norte de El Cairo
“Por el lugar que Egipto ocupa en nuestra cultura, cualquier descubrimiento genera mucho interés en el público y aparece en los medios, frente a otros de otras geografías que pueden ser muy interesantes pero nunca llegan a las noticias —opina Santos—. En términos científicos contemporáneos, Egipto no tiene ningún misterio. Es otra civilización antigua más, mucho menos misteriosa y más conocida que otras. Tenemos culturas antiguas de las que sabemos muy poco. Igualmente, aún hay muchísimo más de lo que ya se conoce. Es imposible dar un porcentaje”.
Por el clima seco, los materiales duraderos y su natural alisamiento, Egipto nos dejó muchos más vestigios que otras culturas y es allí donde tenemos mucha documentación a descifrar, explicaba Lázara. “Donde sea que excavamos encontramos monumentos”, contaba El-Enany en su charla del 13 de este mes. Según informó, hay hoy en Egipto más de 300 misiones de 26 países diferentes en busca de tesoros.
En una misión en 2021, arqueólogos egipcios descubrieron seis momias, ataúdes de madera de colores y más de mil estatuas funerarias en una tumba de 3.500 años de antigüedad
A modo ilustrativo, en 2018, una misión arqueológica egipcia encontró, bajo la arena de Saqqara, la tumba de un sacerdote llamado Wahtye. “Estaban trabajando justo debajo del acantilado y un día descubrieron la entrada sellada con ladrillos de barro. La abrieron, entraron y vieron esta tumba excepcionalmente hermosa y colorida, que data del 2500 a.C”, cuenta el exministro egipcio. La serie de Netflix Los secretos de la tumba de Saqqara documenta esta hazaña. “Justo enfrente había un cementerio con cientos de animales, como gatos y otros, momificados con sus ataúdes”, completa.
En 2022, una misión de egipcios e italianos descubrió en las inmediaciones del Mausoleo de Aga Khan, al oeste de Asuán, cuatro cámaras funerarias del período grecorromano, con 20 momias, la mayoría en buen estado de conservación.
Una de las tumbas en las que se hallaron, en 2023, varias cabezas de cocodrilo; pertenece a un funcionario identificado como Cheti, quien vivió hace unos 4000 años en el Antiguo Egipto...Centro Polaco de Arqueología Mediterránea / Universidad de Varsovia
El año pasado se publicaron cantidades de noticias sobre esta clase de hallazgos. En enero, un grupo de arqueólogos polacos encontró nueve cabezas de cocodrilos, ejemplares muy característicos del río Nilo en la Necrópolis de Asasif, que habrían sido enterrados como una ofrenda a un dios protector egipcio. Ese mismo mes, se informó el descubrimiento de una momia cubierta de oro dentro de un sarcófago sellado en una tumba de quince metros de profundidad en Saqqara. Esta información llegó tan solo un día después de que se anunciara el hallazgo de una ciudad residencial completa de la época romana, cerca de Luxor. Ese octubre, además, se encontró, en el cementerio de Abydos, la tumba de una antigua reina que podría haber gobernado hace 5000 años. El mismo mes apareció un cementerio en la zona de Al-Gharafa, con tumbas de piedra y de madera, y cuerpos momificados.
A principios de este año, se halló la parte superior de una de las esculturas monumentales al farón Ramsés II, (1303 y 1213 a.C). Se dio a conocer también una tumba de carácter imperial con inscripciones y pinturas datadas hacia el 2300 a.C, en la región de Dahshur. Más recientemente, en junio, encontraron 33 sepulcros familiares con restos de momias de la época tardía (712 al 332 a.C) y la grecorromana (del 332 a.C. al siglo IV d.C), cerca del mausoleo de Aga Khan.
Las noticias y el afán por excavar en las profundidades de la historia, y entender los misterios de la humanidad, continúan. “A pesar de los avances de la ciencia, el origen de la vida, la muerte, el amor son todavía un misterio para la humanidad”, reflexiona Lázara. “Diría que Egipto es sinónimo de misterio, pero al mismo tiempo de grandeza. Los antiguos egipcios no explicaron o argumentaron de manera sistemática o racional cómo hicieron las pirámides, las maravillas del mundo, o cómo crearon o inventaron el calendario, la matemática, la literatura. Sumado a ello, su cultura religiosa, sus divinidades antropomorfas, sus rituales funerarios asociados a contrarrestar la muerte, lo convirtieron en una tierra llena de misterios. En especial para occidente, que se fascinó por su oro y su magnificencia, y al mismo tiempo dotó de relatos de enigmas lo que no podía ser explicado con las mismas bases que las propias”, opina Zingarelli.
La tumba de Amenmose
Un grupo de investigadores argentinos se dedica a estudiar la Tumba de Amenmose, un noble tebano de más de 3500 años. “Él era un cantero, un artesano calificado. El único con ese título que posee una tumba en la necrópolis donde se hallan las tumbas de altos y medianos dignatarios del período —detalla  Zingarelli, quien dirige el Proyecto Amenmose—. Llevamos a cabo la conservación de las pinturas y los relieves de esta tumba egipcia. También estudiamos las escenas y los textos que se hallan en las paredes y que refieren a la vida cotidiana (producción de pan y cerveza, carnicería, vitivinicultura, siembra y cosecha de lino y trigo, peluquería), a rituales y adoración a divinidades”.
El equipo del Proyecto Amenmose integrado por argentinos...Instagram: @proyectoamenmose
En las últimas dos campañas a Egipto, en 2023 y 2024, se sacaron a la luz 1500 hallazgos. “Se encontraron guirnaldas, flores, restos de momias y objetos pertenecientes al ajuar funerario, fragmentos de papiros, entre muchísimos otros. Asimismo, se encontró la puerta y las jambas de entrada a la tumba que estaban sepultadas bajo metros de escombros. En ambas jambas se hallaron finos relieves con la imagen de Amenmose sentado frente a una mesa de ofrendas. En 2024 se encontraron el pozo funerario y las entradas a dos tumbas nuevas en el patio, ubicado delante de la entrada”, agrega Zingarelli.
Tierra de tesoros
“Contamos actualmente con más de 1400 sitios arqueológicos antiguos, que abarcan desde la prehistoria, el Egipto faraónico hasta el Egipto grecorromano”, detalló El-Enany en su conferencia. Los egipcios desplegaron un universo cultural permeado por su concepción de lo sagrado, de lo mundano y lo eterno, de la vida, de la muerte y de la vida después de la muerte. “Parecieran estar pensando en una escala sobrehumana, por la dimensión, el tamaño, y los materiales. En Egipto se consideraba que lo más importante era la vida de ultratumba”, señala Lázara en una clase sobre ese país disponible en su canal de YouTube. “Estaban obsesionados con vivir, le tenían miedo a la muerte. En los textos hay una desesperación, un horror con la idea de dejar de existir. Por eso crearon una suerte de maquinaria para extender la vida y seguir viviendo después de la muerte: la momificación, los ataúdes y los ritos. Es como buscaban la inmortalidad”, completa Santos.
La pirámide escalonada de Djoser es la más antigua de Egipto; fue construida hace 4700 años la reabrieron en 2020 después de 14 años de restauraciones
Las tumbas egipcias variaron de forma a lo largo del tiempo. Desde excavaciones debajo de montículos de tierra; mastabas con cámaras funerarias subterráneas debajo de templos con la estatua del difunto, hasta pirámides para los faraones, como la escalonada de Djoser, la construcción de piedra más antigua que queda en la Tierra; o la de Guiza, la única maravilla del mundo antiguo que aún se conserva; o los hipogeos, tumbas excavadas en roca debajo de la tierra o en la laderas de la montaña, como la de Tutankamón, descubierta hace 102 años, el 4 de noviembre de 1922.
Los templos eran la casa de los dioses, dedicados al culto, generalmente antecedidos por avenidas con esfinges, fachadas con murallas con bajos relieves, obeliscos, esculturas gigantes, colosos o divinidades, y adentro el santuario, la estatua de la divinidad adorada. “El templo de Abu Simbel se adentra en la montaña por 60 metros y está decorado con el fenómeno de la alineación solar dos veces al año, en octubre y febrero. El templo de Amón es un excepcional logro arquitectónico. Se le llama el Bosque de Columnas. Tiene 134 columnas en sus 5000 metros cuadrados; 122 columnas con una altura de 20 metros, y 12 columnas con alrededor de 25 metros de altura”, destaca El-Enany.
Abu Simbel es un emplazamiento de gran interés arqueológico que se compone de templos egipcios ubicado en el sur del país
El patrimonio egipcio es preservado a través de trabajos de restauración. En 2020, se reabrió la pirámide escalonada de Djoser en Saqqara, de 4700 años de antigüedad. En 2021, finalizó la restauración de la Avenida de las Esfinges, de 3000 años de antigüedad y centenares de esfinges con cabeza de carnero y cuerpo de león de Luxor fueron restauradas: “Es una avenida de 2700 metros de longitud que conecta el templo de Karnak y el templo de Luxor. La avenida, en ambos lados, tenía más de 1,000 estatuas de esfinges. Esta avenida era la vía para la procesión de una fiesta llamada Opet. El día de la inauguración decidimos hacer algo inusual y revivir este festival religioso, por primera vez desde la antigüedad”, recuerda El-Enany, que en ese entonces era ministro de antigüedades de Egipto.
Vista de la entrada al Templo de Luxor antes de la ceremonia de reapertura de la Avenida de las Esfinges, 25 de noviembre de 2021
Existen más de cuarenta museos en Egipto dedicados a la preservación y exhibición de su patrimonio, como el Museo Grecorromano de Alejandría, el Museo de El Cairo, el Museo Egipcio de El Cairo, el Museo Nacional de la Civilización Egipcia o el Gran Museo Egipcio de Giza, por mencionar algunos. Bastante más cerca, el Museo de La Plata tiene una sala dedicada al antiguo Egipto; el museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la Colección Fortabat, y el Museo Nacional de Arte Decorativo, entre otros en Argentina, también incluyen en su colección reliquias de esa civilización.

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