sábado, 28 de septiembre de 2024

Fabio Quetglas Y Medicina, la carrera más elegida en la UBA y en algunas universidades privadas


Fabio Quetglas: “El radicalismo puede ser opositor a Milei sin ser destituyente ni poner palos en la rueda”
El diputado nacional de la UCR critica la “cultura del internismo” en el centenario partido y reclama construir una alternativa a la polarización entre el Gobierno y el kirchnerismo; “Lo de Lijo es una oportunidad desperdiciada”, dice
Matías Moreno
El legislador nacional pide que el radicalismo abandone la "cultura de la chicana" y recupere su ADN
En medio de la profunda crisis de identidad de la UCR, el diputado nacional Fabio Quetglas apuesta una tercera posición. Considera que los radicales no pueden cerrar filas con el presidente Javier Milei y convertirse en un aliado del oficialismo como Pro, pero tampoco deben adoptar el espíritu de resistencia del kirchnerismo frente a la agenda reformista de los libertarios. Quetglas reclama una mayor apertura al debate de los jefes partidarios para desactivar la lucha de facciones y gestar una alternativa a la polarización “desgastante”. “El radicalismo puede ser opositor a Milei sin ser destituyente ni poner palos en la rueda”, puntualiza.
Además, Quetlas reclama que la conducción nacional de la UCR, que encabeza Martín Lousteau, rechace el pliego del juez Ariel Lijo, el candidato que impulsa Milei para la Corte Suprema de Justicia. El miércoles, la mesa partidaria instruyó a sus senadores a actuar para “garantizar una real equidad de género” en la composición del máximo tribunal.
-¿A qué atribuye esta crisis de la UCR? ¿Hay un déficit de conducción o Milei puso en jaque el sistema de representación de los partidos tradicionales?
-Tenemos un problema de fondo de lectura política. Hay quienes, legítimamente, leen que este es un gobierno que siempre está al borde de poner al país en una crisis constitucional. Y en esa lectura definen que hay que oponerse en toda la línea a Milei. Hay otro sector del partido que lee que la Argentina llegó a diciembre en una situación de enorme fragilidad financiera e institucional y que corresponde hacer una contribución nacional en una transición hacia una normalización. Y hay una tercera posición que cree que el Gobierno encara las reformas que la sociedad votó en el 2023, mayoritariamente en el balotaje -la propuesta de reforma de Bullrich también era muy disruptiva y de shock-, y que hay que acompañarlas, porque gozan del asentimiento mayoritario.
-¿Son visiones irreconciliables?
-Creo que esas tres lecturas son difíciles de hacerlas compatible en una misma estructura política y partido. Pero, en cualquier caso, merecerían un debate más sincero, honesto y profundo, porque las tres tienen puntos de legitimidad. Frente a eso, un partido político como el radicalismo precisa construir una posición sin pensar tan a corto plazo, que lo consolide en el imaginario social como el partido reformista que siempre se propuso ser. Y para ser reformista hay que proponer reformas.
-¿Y cuáles serían las reformas que deberían impulsar el radicalismo con Milei al frente del gobierno?
-Bueno, un caso claro es lo que pasó esta semana con el tema de la democratización del sistema sindical, pero también hay reformas en el sistema económico en las que hay que ir más a fondo, como la independencia del Banco Central o el manejo del déficit. En el radicalismo hay una posición ambigua en ese sentido, sobre todo, en la dirigencia parlamentaria.
-¿Por qué no hay espacio en la UCR para ese debate interno bajo el liderazgo de Lousteau?
-Se cruzan intereses de defensa de posiciones territoriales, corporativas y ventajas momentáneas con esta moda de la política espectáculo, que es lo contrario al debate serio. Me refiero a la consagración de la chicana como lugar de posicionamiento político. A eso hay que agregarle un aspecto muy agudo de faccionalismo interno. La cultura internista nos erosiona mucho y nos impide mostrar lo bueno que podríamos darle al sistema político: una fuerza reformista que tenga sensibilidad social, calado institucional y capacidad de hacer acuerdos.
Quetglas reclama un debate profundo y serio en el radicalismo para lograr cohesión interna y construir una alternativa a la polarización
-Un sector de la UCR, encabezado por Manes y Lousteau, sancionó a los diputados que cambiaron su voto en la ley de movilidad jubilatoria y presiona para expulsarlos del partido. ¿Usted comparte esa mirada?
-Primero, las sobreactuaciones en la que cayeron algunos de nuestros correligionarios al acompañar al Gobierno están mal. En segundo lugar, tampoco restablecieron la tortura. Yo estoy con la posición de la recomposición de los haberes jubilatorios, pero hay que reconocer que el argumento de que la situación de fragilidad fiscal es delicada no es una tontería. Había un debate legítimo.
No estoy de acuerdo con lo que hicieron los díscolos, pero llevamos nueve meses de muy baja tasa de disciplina partidaria en el Congreso. Entonces ahora caer en una posición más extrema de separarlos del bloque frente a esta circunstancia es delicado. Amerita una reflexión.
-¿Qué pasaría si los “díscolos” o conversos apuestan a posicionarse como aliados permanentes del oficialismo?
-Si ellos efectivamente van a hacer parte de un esquema de poder de ser un para-oficialismo, como es el Pro, hay que pensar cómo procesar esa cuestión. Es un debate que hay que dar de manera abierta.
-¿El radicalismo no debe estar parado cerca del oficialismo?
-No. Uno puede ser colaborador con un gobierno del que no es parte en una medida puntual, en un acuerdo transversal o en una situación delicada; y puede ser opositor sin ser destituyente, sin poner palos en la rueda. ¿Cuál es el marco en el que tiene que estar el radicalismo? Que la colaboración no lo transforme en oficialista y que la oposición no lo transforme en destituyente.
Nosotros tenemos una personalidad política. Somos reformistas e institucionalistas. Y desde ese lugar dar soluciones puntuales en cada uno de los temas de la agenda pública. El imaginario del radicalismo no es igual al de Milei. Ahora, en la coyuntura, yo quiero tener un país previsible en lo fiscal y que tome en serio la agenda de la seguridad. Esa es una demanda, inclusive, de nuestros votantes.
-Entonces, ¿qué rol debe asumir la UCR? ¿Ser oposición responsable y cooperar por la frágil situación social y económica?
-Si el Gobierno hubiera apelado a un veto parcial, habría dado una muestra de cuidado por el déficit, por un lado, y racionalidad y sensibilidad. Entonces se le pide a la oposición un conjunto de atributos vinculado a la sensibilidad, sentido de cuidado del momento, que muchas veces que no se le pide a Milei.
Ahora mi sensación es que reiteradamente el Gobierno juega siempre a todo o nada. Y eso es un tipo de apuesta que rompe un elemento esencial de la vida democrática -no sé si llamarlo la amistad cívica-, pero que es el sentido de sentirnos todos responsable con lo que resulta en el país. Milei erosiona eso todo el tiempo. Hemos sido responsables hasta acá y pagamos un costo inclusive con nuestro electorado.
-¿Qué opinión tiene sobre el proyecto de Presupuesto? ¿La UCR debe acompañar a Milei?
-Yo creo que la Unión Cívica Radical lo tiene que acompañar con una salvaguarda. Llegar a un presupuesto razonable es una necesidad del momento, pero cómo llegamos nos define. Si mientras ejecutamos el 30% de las jubilaciones, no tocamos las jubilaciones de privilegio, eso nos está definiendo más que llegar al equilibrio presupuestario.
-En ese marco, ¿van a volver a acompañar la idea de privatizar Aerolíneas Argentinas?
-En ese caso no me cabe ninguna duda, porque el volumen del subsidio que le otorgamos a beneficiarios de clases medias y medias altas es enorme. Deberíamos tener la sensibilidad para la salvaguarda de situaciones especiales, como puede ser la conectividad con la Isla de Tierra del Fuego.
-La UCR habla de modernizar el Estado o hacerlo eficiente, pero Milei habla de eliminarlo o destruirlo. ¿Es difícil colaborar con un Presidente que apuesta a una visión extremista?
-No importa si Milei cree o no en el Estado. La Argentina precisa que los bienes públicos sean bien prestados y que el financiamiento sea el adecuado. Por supuesto, Milei deja poco margen en ese sentido. Pero a medida que pasan los meses la sociedad argentina va a ir sintiendo en la obra pública o en un montón de aspectos la necesidad de una intervención pública inteligente. Entre el Estado predatorio que nos propuso el kirchnerismo y el abolicionismo estatal que nos plantea Milei, hay mucho en el medio para pensar soluciones para problemas públicos. Y no es simplemente recurrir a recetas ya fallidas.
Necesitamos un Estado que sea sostenible, en el sentido de que no sea impagable, y que construya legitimidad, en el sentido de que le provee a la sociedad cosas que la ciudadanía valore. Yo tengo la sensación de que durante el período kirchnerista el Estado inclusive proveyó de cuestiones que la sociedad ni siquiera demandaba y era sobre los efectos de crear una clientela política.
-¿Por qué cree que la conducción de la UCR evitó una definición sobre el pliego de Ariel Lijo?
-Lo de Lijo es una oportunidad desperdiciada de características oceánicas para el radicalismo. El pliego de Lijo no reúne las condiciones de idoneidad prevista en la Constitución para ese cargo. Así de sencillo. No hay que abundar más. Ni hablar de la cuestión de equidad de género, que es violentada.
-¿Esperaba un pronunciamiento inmediato, apenas Milei propuso a Lijo?
-Yo creo que debe expresarse por el rechazo. Y que no lo haya hecho de manera más rápida es delicado porque es un tema de alta densidad institucional.
-¿Cómo evalúa la conducción de Lousteau? Fue cuestionado por el caso Lijo o por haber votado en sentido contrario de los bloques de la UCR en la ley bases o el DNU 70/2023.
-Lo primero que diría es que no me gustaría la idea de estar en sus zapatos. Él administra un partido en el que conviven, como mínimo, esas tres visiones que planteé al principio. Así que su situación es de enorme dificultad. En cualquier caso, un reclamo que yo lo haría es que siempre ante la dificultad es mejor juntarse y no aislarse. Juntarse significa convocar a los bloques de senadores y de diputados.
-¿Lo nota aislado a Lousteau?
-Mi sensación es que no hay la densidad de relaciones que tendría que haber asumiendo la difícil situación. Nosotros tenemos un problema de fondo, que excede mucho a Lousteau, y es que hay una amplísima mayoría de la sociedad que no cree más en que tenga sentido las intervenciones públicas para generar cohesión social. Está golpeado el núcleo de nuestro mensaje y, para poder revitalizarlo, deberíamos tener mejores conversaciones y que la gente nos pueda visibilizar unidos de manera tal de que sea el radicalismo quien lidere una opción alternativa a esta polarización desgastante y que está produciendo efectos psicológicos en los argentinos.
fabio quetglas diputado de la UCR
-El Presidente se encamina a vetar la ley que dispuso un aumento a las universidades. ¿Puede gobernar sin el Congreso?
-Lo que pasa es que ni sus opositores ni la sociedad argentina se van a evaporar. Lo ideal sería que haya colaboración, pero que haya tensión es parte de la democracia. Un Congreso opositor o una Justicia que bloquea reformas... Eso una democracia.
-¿Cree que el Presidente tiene una visión sesgada?
-Tiene una visión de dibujitos animados sobre la vida política y es peligroso. Yo soy un gran defensor de la libertad, pero la condición humana es de mucha complejidad y administrar los problemas públicos requiere de una responsabilidad que a veces el Presidente no tiene.
-Milei prometió blindar el equilibrio fiscal pase lo que pase. ¿Es viable con los marcos restrictivos de la economía argentina y sin una construcción política amplia?
-Ahí hay un debate de fondo. ¿Qué es mejor? ¿Defender a capa y espada el déficit cero o construir una mayoría significativa que cambie la cultura política de Argentina hacia la racionalidad presupuestaria de largo plazo? Milei renunció a liderar un bloque heterogéneo con debate interno, pero que, en general, estamos a favor de la racionalidad económica, para confrontar y ser él o el mundo.
-¿Y cuál es su mirada sobre la gestión de Milei en materia de política social? El Presidente se jacta de haber hecho el ajuste más grande de la historia y haber terminado con el “curro” de las organizaciones sociales.
-Está bien que la AUH y la tarjeta alimentaria tengan un nivel de cobertura mayor que antes de la desintermediación, pero eso es una política de contención de la pobreza. Política social es cómo las personas se promueven a una mejor condición de vida. Y en ese sentido, el punto de partida es que haya una estabilidad que permita que la energía de la economía empiece a circular en la Argentina. Eso todavía no pasó, porque este año vamos a terminar con una caída del producto de alrededor de 4%.
Hay un déficit en la mirada del gobierno de Milei, porque cree que solo el aumento de la actividad económica nos va a resolver toda la agenda de problema público

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&




El ascenso meteórico de medicina, la carrera más elegida en la UBA y en algunas universidades privadas
Fabian Marelli
Los ingresos para aspirantes a médicos, que no son proporcionales a los egresos por la alta tasa de deserción, avanzan a pasos agigantados y dejan atrás en el ranking a psicología y a administración de empresas; masiva llegada de jóvenes extranjeros y conflictos inesperados
María Nöllmann Nicole Reiman
La Argentina, un país con exceso de abogados y psicólogos. Esta idea reina en el imaginario colectivo desde hace décadas y tiene su raíz en datos de la realidad: Derecho viene liderando el ranking de carreras más estudiadas en los principales centros universitarios y Psicología se encontraba hasta hace un tiempo en el segundo o tercer puesto, según el caso, muchas veces compitiendo con otras carreras tradicionales como la de Contador Público Nacional o Administración de Empresas.
Pero la radiografía cambió en los últimos años con el ascenso meteórico de Medicina, que actualmente tiene la mayor cantidad de alumnos en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la Universidad Nacional de La Plata, en la Universidad de Rosario, en la Fundación Barceló y en la Austral, entre otras, según datos de la Secretaría de Educación a los que pudo acceder  por medio de una serie de pedidos de acceso a la Información pública.
Si se toman en conjunto las estadísticas de 71 universidades públicas y 62 privadas del país, es la segunda carrera más estudiada, solo superada, por ahora, por abogacía. El énfasis en “por ahora” se debe a que, al mirar las cifras de 2010 a 2022 -las últimas disponibles-, se observa que los aspirantes a abogados se mantienen o aumentan levemente, mientras que los estudiantes de Medicina escalan a pasos agigantados. A nivel nacional, han aumentado un 106.6% en este período, pese a que se trata de una de las carreras más largas y sacrificadas, con salarios devaluados cuando llega la hora de ejercer.
Los porcentajes resultan especialmente llamativos si se pone la lupa en la Universidad de La Plata, donde los alumnos de medicina aumentaron en ese periodo un 175%. En la UBA, en tanto, el incremento fue del 64%. Esta universidad, que alberga a la mayoría de los estudiantes argentinos del nivel superior, llegó en 2022 a tener 47.459 aspirantes a médicos. Según fuentes del ámbito universitario, en los números no publicados de 2023 y 2024 continúa la tendencia al alza.
Se trata de un fenómeno que, sin embargo, no se refleja por ahora en un aumento de la cantidad de profesionales de la salud y, por lo tanto, no contribuye a paliar la crisis general del sistema, destacan los expertos.
En gran parte, la tendencia se explica por la llegada masiva de alumnos extranjeros que vienen a la Argentina para estudiar medicina, tanto en universidades privadas como públicas. En la UBA, por ejemplo, en 2022, el 32% de los aspirantes a médicos eran no residentes, proporción que se mantiene de acuerdo a los datos aún no difundidos de 2024. Hace dos años, había en el país un total de 36.230 extranjeros cursando medicina en distintas casas de estudios. Más de la mitad, 20.255, eran brasileños.
A nivel nacional, las últimas cifras oficiales muestran que uno de cada tres estudiantes de medicina no es residente en el país. El marcado incremento de extranjeros se da en una carrera en la que no faltan estudiantes, sino todo lo contrario: también los alumnos argentinos aumentan, aunque en menor medida que los que llegan de afuera.
Cantidad de estudiantes de las 10 principales carreras

Fuente: Exministerio de Educación y Ministerio de Capital Humano a través de pedido de acceso a la información pública
Extranjeros en las aulas
Para comprender la migración de alumnos hay que entender la dinámica universitaria de países como Brasil o Ecuador, los dos principales “exportadores” de estudiantes a las facultades de ciencias médicas argentinas. En esos países, las universidades públicas -consideradas las mejores- tienen exámenes de ingreso que solo una minoría de los aspirantes logran aprobar. En el caso de medicina, las notas que se exigen son las más altas. Las universidades privadas, en tanto, tienen cuotas que son prohibitivas para una parte importante de la población de esos países.
“Rendí el examen para la universidad pública de Brasil dos veces. Fueron dos años enteros estudiando, y no pasé. La privada era directamente impagable: 1800 dólares por mes. Por mucho menos que eso, unos 500 dólares, vivo y estudio acá. Además, la UBA tiene mucho renombre en Latinoamérica, el nivel es realmente muy bueno”, explica la brasileña Helena Crisóstomo Silva, de 33 años, desde las escalinatas de la Facultad de Medicina de la UBA.
Helena llegó desde Brasil para estudiar medicina, tras dos intentos fallidos por ingresar a la universidad pública en su país
Una vez recibidos, la mayoría de los estudiantes regresan a su países. “Acá me sorprende que se festeje cuando se egresa de la universidad. Allá es al revés: se festeja cuando se logra entrar. En Brasil, son muy pocos los que logran ser universitarios”, suma la joven, que vive en el barrio de Balvanera y planea irse tras hacer la residencia. “Acá los médicos están mal pagos, no son muy valorados”, afirma.
Su caso tiene puntos de contacto con el de Génesis Gaibor, estudiante ecuatoriana de segundo año de medicina de la UBA. “Ahora acá se han elevado los costos, pero sigue siendo más conveniente para nosotros”, cuenta la alumna, que también dio dos años seguidos el examen para ingresar a la universidad pública en su país. “Además, el nivel acá es mejor: tengo amigas que habían hecho hasta segundo o tercer año de medicina en universidades privadas de Quito y, por no poder seguir pagando, vinieron a la UBA y el CBC les costó muchísimo”, describe.
"Sigue siendo más conveniente para nosotros”, dice la ecuatoriana Génesis sobre las ventajas de estudiar medicina en la Argentina
La preponderancia de alumnos no residentes es aún mayor en algunas universidades privadas del país. Según los datos brindados por el Ministerio de Capital Humano, en 2022, había más extranjeros que argentinos cursando medicina en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), 1446 contra 843, situación que se repetía en la Barceló, que ese mismo año tenía 6804 estudiantes de otros países y 3438 residentes.
La Universidad Católica Argentina, en tanto, contaba en 2022 con un 23% de alumnos de países de afuera; la Universidad Maimónides, con un 27,7%; la Universidad Favaloro, con un 6.2%; la Universidad del Salvador, con un 3%, y la Universidad Austral, con un 0,3%.
Además de exigir la aprobación de un examen de español para poder empezar la carrera, algunos centros de estudios superiores ofrecen cursos de idioma a los aspirantes extranjeros. “Llegué al país sabiendo decir ‘hola´ y ´permiso’”, dice el brasileño Carlos Eduardo, de 23 años, que acaba de rendir un final en la sede de San Telmo de la UAI. No abandonó el portugués y usa ese idioma para charlar con sus compañeros que también vinieron de Brasil. Todos hicieron el curso de dos meses de español.
Cantidad de estudiantes extranjeros de la carrera de medicina
Primeros países de origen

Fuente: Departamento de Información Universitaria del Ministerio de Educación (2023) a través de pedidos de acceso a la información pública
Pero el idioma no es la única barrera a la que se enfrentan los extranjeros. Algunos dicen haberse sentido discriminados. “A veces hay malas caras de algún docente cuando pedimos que repita lo que dijo. Otras veces, algún comentario de un compañero argentino, como ‘Por su culpa no tengo lugar’ o ‘Volvete a tu país’”, indica Helena. Alumnos argentinos no desmienten que puedan generarse situaciones de cierta tensión y afirman que está relacionada con la escasez de espacios disponibles, sobre todo en las universidades públicas, donde no hay cupos y el número de ingresos se multiplica. Desde 2015, por una modificación de Ley de Educación Superior, el acceso es libre e irrestricto para los egresados del secundario.
“Antes, la Universidad de La Plata, por ejemplo, ponía restricciones para estudiar medicina. A partir de 2016, aumentaron mucho los estudiantes argentinos universitarios, pero también los extranjeros, generando un exceso de demanda”, señala el especialista en educación superior Marcelo Rabossi, docente de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigador visitante en la Universidad de Nueva York.
Estudiantes argentinos que eligieron medicina pese a los obstáculos para ejercer la profesión en el país
Fuentes de la UBA sumaron el “efecto pandemia”, que se refleja en el crecimiento de estudiantes de los últimos cuatro años. Sostienen que, debido al rol protagónico que cumplieron los médicos durante la crisis sanitaria, muchos jóvenes descubrieron su vocación.
El aumento de la demanda universitaria, de acuerdo a la mirada de Rabossi, impacta de manera diferente en medicina en comparación con otras carreras. “Se necesita una infraestructura más compleja: laboratorio, hospitales para hacer las prácticas…y los recursos son limitados”, sostiene. Y todo en un contexto de ajuste del presupuesto universitario que, según los expertos, se viene acrecentando desde hace más de una década de manera progresiva.
“La facultad tiene algunos mecanismos regulatorios de la cantidad de alumnos, algunas materias, por ejemplo. Por eso hay una deserción enorme en el primer año”, plantea Rabossi.
De hecho, si se analizan las cifras de medicina a nivel nacional, se puede observar una alta tasa de abandono de la carrera: los egresos vienen aumentando en los últimos 15 años, pero no de manera proporcional a los ingresos.
La tasa de egresos de medicina de las universidades públicas del país fue en 2022 del 27%, tomando como referencia la cantidad de alumnos que ingresaron a la carrera siete años antes. Se utiliza este lapso en función del tiempo promedio que tarda un estudiante en graduarse. La tasa de egresos de alumnos de medicina en universidades privadas durante 2022 fue significativamente mayor: 69%.
Carlos Eduardo con sus amigos brasileños, luego de rendir un examen final en la UAI, donde debió aprobar cursos de español antes de comenzar la carrera de medicina
Más estudiantes, pero no más médicos en el sistema de salud
Los expertos indican que la deserción es una de las razones por las que el aumento de la cantidad de estudiantes de medicina no se traduce en una mayor cantidad de profesionales. Pero no es la única: el decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UAI, Alejandro Botbol, destaca otros dos motivos.
“Primero, la mayoría de nuestros estudiantes extranjeros no se quedan acá. Eso no es bueno ni malo. Si todos se quedaran, sería un inconveniente. Pero el problema es que muchos médicos argentinos también se van al exterior, antes o después de la residencia”, advierte el docente y cirujano cardiovascular.
Evolución histórica de estudiantes de medicina (residentes y extranjeros)
En todo el país

Fuente: Departamento de Información Universitaria del Ministerio de Educación (2023) a través de pedidos de acceso a la información pública
A la vez, Botbol explica que entre los médicos argentinos y extranjeros que deciden continuar con su carrera en el país, hay una “crisis de médicos especialistas” que impacta de manera negativa en el sistema sanitario.
El experto aporta que la falta de profesionales en determinadas especialidades, como neonatología, es un fenómeno mundial. Pero en la Argentina, esta tendencia se acentúa por los bajos salarios de los médicos, que pasan por lo menos 11 años formándose para especializarse.
“Hoy, las especialidades a las que aspiran la mayoría de los estudiantes son las que mejor pagan y mejor calidad de vida permiten, pero los cupos son limitados, y muchos se quedan afuera de la residencia”, señala. Algunos de los que no continúan con su formación luego de recibir el título se dedican a la investigación en empresas privadas, una salida laboral que suele representar salarios más elevados.
La crisis del sistema sanitario llegó a niveles alarmantes en el país. Paradójicamente, más jóvenes se inclinan por estudiar medicina. La deserción durante la carrera, el regreso de los alumnos extranjeros a sus países tras la graduación y la falta de formación en especialidades esenciales son algunos de los aspectos que explican la convivencia de ambos fenómenos.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.