Salud en riesgo. Se reutilizan insumos más allá de lo permitido
Por la crisis del sector, se apela con mayor frecuencia a esa práctica; preocupación médica
Texto Fabiola CzubajLa reutilización de insumos médicos compromete la calidad de la atención
En establecimientos sanitarios se apela cada vez con mayor frecuencia a la reutilización de insumos médicos para poder ahorrar costos. Distintos especialistas advierten sobre los riesgos que supone esa estrategia, que lleva a usar determinados insumos muy por encima de los límites establecidos en los protocolos vigentes.
Los insumos que más se reutilizan son los catéteres, las pinzas de biopsia, los tubos corrugados para anestesia y los cuchilletes quirúrgicos o suturas mecánicas descartables, entre otros. Desde la Asociación Argentina de Enfermeros en Control de Infecciones alertaron sobre el crecimiento de esta situación, que también preocupa a la cámara que agrupa a más de cien empresas de tecnología médica. La tendencia compromete la atención sanitaria.
La reutilización de insumos médicos por fuera de lo aprobado para su comercialización sigue preocupando por igual a profesionales y fabricantes. Mientras que hace un año en las instituciones lo atribuían al faltante por el cierre de las importaciones y los precios en dólares, ahora apuntan a los costos. Entre esos elementos aparecen catéteres, pinzas de biopsia, tubos corrugados para anestesia, cuchilletes quirúrgicos o suturas mecánicas descartables, entre otros. “El reúso aumentó”, coincidieron en la Asociación Argentina de Enfermeros en Control de Infecciones (Adeci), profesionales y desde la cámara que nuclea a más de cien empresas de tecnología médica.
dio cuenta en octubre pasado de cómo el aumento de la reesterilización para reúso, sin garantía de calidad en todos los casos, terminó siendo uno de los temas a tratar en el Congreso Argentino de Farmacia Hospitalaria 2023. Para entonces, en hospitales y sanatorios del país advertían que la práctica, que se había instalado de a poco, se volvió una necesidad cada vez más común y no siempre según lo reglado.
Una resolución de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de 1994, que especialistas en esterilización hospitalaria y seguridad del paciente reclaman que se actualice, describe los productos biomédicos que se pueden reusar. Están los que el fabricante registró ante la agencia regulatoria “para usar por única vez”, los de uso reiterado permitido y los que se pueden utilizar “hasta tres veces”, aun cuando el productor lo recomiende para un solo uso y si son “atóxicos, estériles y libres de piretógenos [que causen fiebre]”. Así aparecen catéteres (por ejemplo, para coronariografía y arteriografía), guías metálicas, balones o cánulas, entre otros.
consultó a la Anmat sobre su posición frente al escenario actual de reutilización de productos médicos y sobre la fiscalización del cumplimiento de su resolución, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta nota.
La reutilización de los productos de un solo uso (descartables) es motivo de controversia desde hace ya dos décadas para especialistas en esterilización hospitalaria y seguridad del paciente. Hay instituciones de salud que tienen online documentos con sus políticas institucionales de reúso de dispositivos médicos. La Asociación Argentina de Farmacéuticos de Hospital (AAFH) lo consideró “el tema más relevante” entre sus objetivos de trabajo en los últimos cuatro años.
En 77 instituciones del país que un grupo de trabajo de la AAFH relevó entre abril de 2022 y marzo de 2023, un 83,1% esterilizaba insumos de un solo uso, según el rótulo del fabricante. La mayoría no pudo decir cuántas veces los reprocesaba. “Dado que este factor tiene un impacto directo en el envejecimiento de los materiales utilizados, es importante resaltar que puede acarrear consecuencias significativas en la seguridad del paciente”, concluyó la AAFH sobre sus resultados, difundidos en diciembre pasado. En febrero último, en un documento fijó posición: “La decisión de reúso de productos médicos en hospitales debe ser un proceso basado en la evidencia, que priorice la seguridad del paciente y cumpla con todas las regulaciones aplicables”, con la participación de un comité especializado.
En una ronda de consultas informales que empresas del sector realizaron el mes pasado, la percepción entre especialistas de centros públicos y privados que utilizan sus productos era que el reúso había subido entre 2023 y 2024 en un rango del 40% al 100% en ciertos elementos descartables o con indicación del fabricante de no superar una cierta cantidad de usos. Es decir, con una vida útil predefinida para la garantía de calidad. Los profesionales se especializaban en hemodinamia, urología, anestesia, cirugía general, oftalmológica, bariátrica o cardiovascular, artroscopia de rodilla u hombro, neurocirugía o gastroenterología, según ampliaron desde la Cámara Argentina de Insumos, Implantables y Equipamiento Médico (Cadiem) a este medio.
“El reúso aumentó claramente”, dijo, enfática, Paula Carrizo, presidenta de Adeci. Mencionó que hay instituciones que tienen procesos controlados, con buenas prácticas, y otras que no, a la vez que la calidad de los insumos para reacondicionarlos no siempre es la mejor. Insistió en que los productos químicos de calidad que están disponibles para esa tarea en las centrales de esterilización “deberían ser más accesibles” en todo el país.
“Asociado a los costos”
“Se puede reutilizar un dispositivo siempre y cuando exista evidencia de que así lo aceptan las propiedades de ese producto”, aclaró Carrizo. “En muchas instituciones sin gestión de insumos, hay muchas dificultades para no reutilizar. Hoy, está más asociado a los costos”, indicó.
Paula Perurena, especialista en cirugía de cabeza, cuello y maxilofacial, destacó la relevancia que tienen hoy los equipos a cargo de la esterilización en ese contexto. “No estoy a favor del reúso y chequeo que sean nuevos los materiales o insumos que el fabricante indica que no son reutilizables –sostiene–. Hay instituciones que no pueden no reutilizar, pero la prioridad médica es la seguridad del paciente y esa es mi responsabilidad. Me costó mucho lograr la matrícula profesional y estoy dejando lugares de trabajo donde no se cumplen ciertos criterios”.
Con Carrizo coincidieron en que el riesgo para el paciente no es solo contraer infecciones, que es lo que más los retiene en internación, sino también la posibilidad de generar un sangrado, un desgarro de tejidos u otro problema no deseado que, en la práctica quirúrgica, demande reoperar o sumar un tratamiento. “Y eso, en definitiva, es más costoso que comprar una pinza más que el fabricante dice que sella y corta una vez”, opinó Perurena. “Todo es parte de la prevención”, agregó.
También, coincidieron, como había planteado la AAFH en diciembre pasado, en que el paciente debe conocer que recibirá un tratamiento con material reutilizado y que consienta si lo acepta. “Si es una urgencia y no hay otra opción, se usan insumos reesterilizados porque hay riesgo de vida –evaluó Perurena–. En un procedimiento programado, hay que seguir la línea de prevención e información a paciente”.
Rosana Bronberg es farmacéutica y bioquímica especializada en esterilización, y fue consultora de centros de salud privados. En agosto de 2018, presentó ante la Cámara de Diputados un proyecto de ley para regular el procesamiento y la esterilización de los productos médicos y el funcionamiento de centrales de esterilización en las provincias. La iniciativa, que redactó mientras era coordinadora de la Comisión de Esterilización del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal (Cofybcf), no prosperó en el Congreso. Consideró necesaria la intervención de las autoridades sanitarias y regulatorias para establecer pautas en una práctica que crece por los altos costos.
“El fabricante es el propietario del producto médico y es el que le hace todos los estudios para poder utilizarse en el paciente en forma segura –explicó a la nacion–. Si se llegara a hacer otra cosa con ese mismo producto, hay que validarlo con las autoridades sanitarias; para eso, hay que hacer mesas de trabajo, generar la evidencia científica y contar con centrales de esterilización habilitadas, con profesionales capacitados [para ella son los farmacéuticos formados en esterilización y productos médicos] y supervisadas por las autoridades correspondientes. Pero lo más importante es la seguridad de los pacientes y su derecho a ser informados sobre la práctica y lo que se utiliza”.
En Cadiem, preocupa que los dispositivos médicos que fueron aprobados por la Anmat para un solo uso por la evidencia que prueba “seguridad y eficacia” en esa condición estén siendo cada vez más reutilizados. “Esto significa que, para más de un uso, no se pueden asegurar científicamente la seguridad y la eficacia que el fabricante evaluó y que el organismo regulatorio aprobó”, dijo Victoria del Castillo, directora ejecutiva de la cámara empresaria.
“La tasa de reúso aumentó estos últimos años y varía según sea la situación: dos, tres, cinco, ocho veces o, en algunos casos, hasta que el dispositivo llega a romperse y no puede ser utilizado –agregó–. Esto sucede tanto en instituciones públicas como privadas, que en el mejor de los casos cuentan con protocolos de esterilización”.
En las empresas dentro de Cadiem lo ven no solo como un crecimiento de la reesterilización de algunos insumos, sino una práctica instalada. “El Ministerio de Salud de la Nación, a través de la Secretaría de Calidad, debería enviar un mensaje ordenador al mercado y convocar a las partes que son claves de cara a que todos podamos asegurar a los pacientes calidad, equidad y acceso a la salud”, dijo Del Castillo.
Como los demás profesionales, coincidió en la necesidad de que el país actualice la norma que se aplica al tratamiento de los insumos y dispositivos. “Eso colaborará en mitigar riesgos asociados”, finalizó la representante de la industria de tecnología médica.
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Los insumos que más se reutilizan son los catéteres, las pinzas de biopsia, los tubos corrugados para anestesia y los cuchilletes quirúrgicos o suturas mecánicas descartables, entre otros. Desde la Asociación Argentina de Enfermeros en Control de Infecciones alertaron sobre el crecimiento de esta situación, que también preocupa a la cámara que agrupa a más de cien empresas de tecnología médica. La tendencia compromete la atención sanitaria.
La reutilización de insumos médicos por fuera de lo aprobado para su comercialización sigue preocupando por igual a profesionales y fabricantes. Mientras que hace un año en las instituciones lo atribuían al faltante por el cierre de las importaciones y los precios en dólares, ahora apuntan a los costos. Entre esos elementos aparecen catéteres, pinzas de biopsia, tubos corrugados para anestesia, cuchilletes quirúrgicos o suturas mecánicas descartables, entre otros. “El reúso aumentó”, coincidieron en la Asociación Argentina de Enfermeros en Control de Infecciones (Adeci), profesionales y desde la cámara que nuclea a más de cien empresas de tecnología médica.
dio cuenta en octubre pasado de cómo el aumento de la reesterilización para reúso, sin garantía de calidad en todos los casos, terminó siendo uno de los temas a tratar en el Congreso Argentino de Farmacia Hospitalaria 2023. Para entonces, en hospitales y sanatorios del país advertían que la práctica, que se había instalado de a poco, se volvió una necesidad cada vez más común y no siempre según lo reglado.
Una resolución de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de 1994, que especialistas en esterilización hospitalaria y seguridad del paciente reclaman que se actualice, describe los productos biomédicos que se pueden reusar. Están los que el fabricante registró ante la agencia regulatoria “para usar por única vez”, los de uso reiterado permitido y los que se pueden utilizar “hasta tres veces”, aun cuando el productor lo recomiende para un solo uso y si son “atóxicos, estériles y libres de piretógenos [que causen fiebre]”. Así aparecen catéteres (por ejemplo, para coronariografía y arteriografía), guías metálicas, balones o cánulas, entre otros.
consultó a la Anmat sobre su posición frente al escenario actual de reutilización de productos médicos y sobre la fiscalización del cumplimiento de su resolución, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta nota.
La reutilización de los productos de un solo uso (descartables) es motivo de controversia desde hace ya dos décadas para especialistas en esterilización hospitalaria y seguridad del paciente. Hay instituciones de salud que tienen online documentos con sus políticas institucionales de reúso de dispositivos médicos. La Asociación Argentina de Farmacéuticos de Hospital (AAFH) lo consideró “el tema más relevante” entre sus objetivos de trabajo en los últimos cuatro años.
En 77 instituciones del país que un grupo de trabajo de la AAFH relevó entre abril de 2022 y marzo de 2023, un 83,1% esterilizaba insumos de un solo uso, según el rótulo del fabricante. La mayoría no pudo decir cuántas veces los reprocesaba. “Dado que este factor tiene un impacto directo en el envejecimiento de los materiales utilizados, es importante resaltar que puede acarrear consecuencias significativas en la seguridad del paciente”, concluyó la AAFH sobre sus resultados, difundidos en diciembre pasado. En febrero último, en un documento fijó posición: “La decisión de reúso de productos médicos en hospitales debe ser un proceso basado en la evidencia, que priorice la seguridad del paciente y cumpla con todas las regulaciones aplicables”, con la participación de un comité especializado.
En una ronda de consultas informales que empresas del sector realizaron el mes pasado, la percepción entre especialistas de centros públicos y privados que utilizan sus productos era que el reúso había subido entre 2023 y 2024 en un rango del 40% al 100% en ciertos elementos descartables o con indicación del fabricante de no superar una cierta cantidad de usos. Es decir, con una vida útil predefinida para la garantía de calidad. Los profesionales se especializaban en hemodinamia, urología, anestesia, cirugía general, oftalmológica, bariátrica o cardiovascular, artroscopia de rodilla u hombro, neurocirugía o gastroenterología, según ampliaron desde la Cámara Argentina de Insumos, Implantables y Equipamiento Médico (Cadiem) a este medio.
“El reúso aumentó claramente”, dijo, enfática, Paula Carrizo, presidenta de Adeci. Mencionó que hay instituciones que tienen procesos controlados, con buenas prácticas, y otras que no, a la vez que la calidad de los insumos para reacondicionarlos no siempre es la mejor. Insistió en que los productos químicos de calidad que están disponibles para esa tarea en las centrales de esterilización “deberían ser más accesibles” en todo el país.
“Asociado a los costos”
“Se puede reutilizar un dispositivo siempre y cuando exista evidencia de que así lo aceptan las propiedades de ese producto”, aclaró Carrizo. “En muchas instituciones sin gestión de insumos, hay muchas dificultades para no reutilizar. Hoy, está más asociado a los costos”, indicó.
Paula Perurena, especialista en cirugía de cabeza, cuello y maxilofacial, destacó la relevancia que tienen hoy los equipos a cargo de la esterilización en ese contexto. “No estoy a favor del reúso y chequeo que sean nuevos los materiales o insumos que el fabricante indica que no son reutilizables –sostiene–. Hay instituciones que no pueden no reutilizar, pero la prioridad médica es la seguridad del paciente y esa es mi responsabilidad. Me costó mucho lograr la matrícula profesional y estoy dejando lugares de trabajo donde no se cumplen ciertos criterios”.
Con Carrizo coincidieron en que el riesgo para el paciente no es solo contraer infecciones, que es lo que más los retiene en internación, sino también la posibilidad de generar un sangrado, un desgarro de tejidos u otro problema no deseado que, en la práctica quirúrgica, demande reoperar o sumar un tratamiento. “Y eso, en definitiva, es más costoso que comprar una pinza más que el fabricante dice que sella y corta una vez”, opinó Perurena. “Todo es parte de la prevención”, agregó.
También, coincidieron, como había planteado la AAFH en diciembre pasado, en que el paciente debe conocer que recibirá un tratamiento con material reutilizado y que consienta si lo acepta. “Si es una urgencia y no hay otra opción, se usan insumos reesterilizados porque hay riesgo de vida –evaluó Perurena–. En un procedimiento programado, hay que seguir la línea de prevención e información a paciente”.
Rosana Bronberg es farmacéutica y bioquímica especializada en esterilización, y fue consultora de centros de salud privados. En agosto de 2018, presentó ante la Cámara de Diputados un proyecto de ley para regular el procesamiento y la esterilización de los productos médicos y el funcionamiento de centrales de esterilización en las provincias. La iniciativa, que redactó mientras era coordinadora de la Comisión de Esterilización del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal (Cofybcf), no prosperó en el Congreso. Consideró necesaria la intervención de las autoridades sanitarias y regulatorias para establecer pautas en una práctica que crece por los altos costos.
“El fabricante es el propietario del producto médico y es el que le hace todos los estudios para poder utilizarse en el paciente en forma segura –explicó a la nacion–. Si se llegara a hacer otra cosa con ese mismo producto, hay que validarlo con las autoridades sanitarias; para eso, hay que hacer mesas de trabajo, generar la evidencia científica y contar con centrales de esterilización habilitadas, con profesionales capacitados [para ella son los farmacéuticos formados en esterilización y productos médicos] y supervisadas por las autoridades correspondientes. Pero lo más importante es la seguridad de los pacientes y su derecho a ser informados sobre la práctica y lo que se utiliza”.
En Cadiem, preocupa que los dispositivos médicos que fueron aprobados por la Anmat para un solo uso por la evidencia que prueba “seguridad y eficacia” en esa condición estén siendo cada vez más reutilizados. “Esto significa que, para más de un uso, no se pueden asegurar científicamente la seguridad y la eficacia que el fabricante evaluó y que el organismo regulatorio aprobó”, dijo Victoria del Castillo, directora ejecutiva de la cámara empresaria.
“La tasa de reúso aumentó estos últimos años y varía según sea la situación: dos, tres, cinco, ocho veces o, en algunos casos, hasta que el dispositivo llega a romperse y no puede ser utilizado –agregó–. Esto sucede tanto en instituciones públicas como privadas, que en el mejor de los casos cuentan con protocolos de esterilización”.
En las empresas dentro de Cadiem lo ven no solo como un crecimiento de la reesterilización de algunos insumos, sino una práctica instalada. “El Ministerio de Salud de la Nación, a través de la Secretaría de Calidad, debería enviar un mensaje ordenador al mercado y convocar a las partes que son claves de cara a que todos podamos asegurar a los pacientes calidad, equidad y acceso a la salud”, dijo Del Castillo.
Como los demás profesionales, coincidió en la necesidad de que el país actualice la norma que se aplica al tratamiento de los insumos y dispositivos. “Eso colaborará en mitigar riesgos asociados”, finalizó la representante de la industria de tecnología médica.
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Cepo a la libertad de expresión: prohíben informar sobre Lanata
En el marco de un conflicto familiar, una jueza impuso un bozal legal a los medios
Jorge Lanata
La jueza civil Lucila Córdoba hizo lugar ayer a un pedido de la mujer de Jorge Lanata, Elba Marcovecchio, e impuso un bozal legal que impide a los medios de prensa mencionar al reconocido periodista e informar sobre el conflicto familiar que ha derivado en una grave denuncia contra Marcovecchio de las hijas de Lanata, que sigue internado. La decisión judicial, que implica un recorte a la libertad de expresión y al derecho a la información, provocó el inmediato rechazo de ADEPA y de dirigentes políticos.
A pesar de la delicada situación de salud del periodista Jorge Lanata, internado en la clínica Santa Catalina, después de haber pasado meses en el Hospital Italiano por diversos cuadros clínicos, ayer se sumó un nuevo e insólito capítulo, alentado por su esposa. A pedido de Elba Marcovecchio, la jueza Lucila Córdoba dispuso la prohibición de nombrar al fundador de Página 12 y actual conductor de Lanata sin filtro, en Radio Mitre, y a su cónyuge en los medios gráficos, audiovisuales y digitales del país.
La medida concedida por la responsable del Juzgado Nacional en lo Civil N° 8 tuvo lugar ayer, en medio de la conmoción por los planteos efectuados por las hijas de Lanata, Bárbara y Lola, sobre la delicada situación de salud que afronta su padre y la difusión de videos de su propio domicilio donde se veía a Marcovecchio hurgando en el escritorio y otros muebles de su propiedad, mientras el periodista estaba en terapia intensiva.
Abogada y exintegrante del estudio de Fernando Burlando, Marcovecchio impulsó el “bozal legal” contra los medios periodísticos. La jueza Córdoba libró ayer un oficio en el que notifica: “Se ordena la prohibición de la difusión por cualquier medio de prensa y comunicación (televisión, grafico, radial, medios digitales y/o publicación en páginas web) de toda información que involucre al Sr. Jorge Ernesto Lanata, su imagen, intimidad, situación familiar e información relativa al trámite de la presente causa”.
Causó malestar la decisión de la jueza Lucila Córdoba, ya que no respeta el artículo 14 de la Constitución nacional y el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica sobre la libertad de expresión. La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) emitió un duro comunicado
Para argumentar en favor de su pedido de prohibir la difusión de información sobre Lanata, las abogadas de su esposa sostuvieron: “La gran angustia por lo que está pasando su cónyuge y su delicado estado de salud; así como manifiesta encontrarse ella en estado de vulnerabilidad no solo por la condición médica del Sr. Lanata, sino también por el hecho de que todos los medios de comunicación están difundiendo la presentación efectuada por las hijas respecto de este, exponiendo parte de su contenido y haciendo alusión a las cuestiones relativas al patrimonio de su cónyuge y lo denunciado respecto de su persona”.
La argumentación de la defensa de Marcovecchio está vinculada con la amplia difusión que tuvieron en las últimas horas la denuncia judicial de las hijas de Lanata sobre faltantes en su vivienda, que no comparte con su esposa, y gastos excesivos, como “dos millones de pesos en una joyería”.
El planteo de las hijas de Lanata, de 67 páginas, ante la Justicia de Familia señala que la actitud de su esposa “afectó” la salud y el patriomonio del periodista. “El listado de faltantes en el domicilio de nuestro padre es triste”, plantearon ante la Justicia de Familia, y acusaron a la abogada de “hurtar elementos de gran valor”, unos 42 objetos [esculturas, certificados de autenticidad de obras de arte, relojes, joyas y lapiceras, entre otros], así como entre “US$35.000 y US$50.000”.
Ese planteo judicial también incluye el testimonio de un colaborador de Lanata sobre el tipo de comidas, “cosas dulces” que Marcovecchio le habría proveído a su esposo, que por su diabetes no puede consumir.
Bárbara y Lola Lanata pidieron, además, que otra persona administre los bienes de su padre y medidas sobre su estado de salud. El periodista fue internado en el Hospital Italiano en junio pasado, luego de una descompensación durante un estudio de rutina. Estuvo semanas en terapia intensiva en el Hospital Italiano y ahora se encuentra en una clínica de rehabilitación en el barrio porteño de San Cristóbal.
Para ADEPA, se trata de “un caso inaceptable de censura judicial”
La entidad advirtió que es una medida incompatible con la Constitución nacional
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) rechazó anoche “enérgicamente” la decisión tomada por el Juzgado Nacional en lo Civil N° 8, por la cual se prohíbe “la difusión por cualquier medio de prensa y comunicación (televisión, gráfico, radial, medios digitales y/o publicación en páginas web) de toda información que involucre” al periodista Jorge Lanata y a su esposa, Elba Marcovecchio.
En un comunicado, ADEPA consideró que la decisión judicial “se trata de una medida que debería ser dejada sin efecto con mayor premura que la que precedió a su dictado, por ser incompatible en letra y espíritu con las normas constitucionales e internacionales que prohíben la censura previa. El artículo 14 de la Constitución nacional y el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica son tan claros y rotundos en esta materia que no se explica la ligereza judicial que los ha violentado”.
La entidad, que nuclea a 180 empresas periodísticas de todo el país, editoras de diarios, periódicos, revistas y sitios web, recordó que “la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que cualquier medida preventiva que impida el ejercicio de la libertad de expresión, incluyendo las decisiones judiciales, constituye censura previa. Así, por ejemplo, el caso de la película La última tentación de Cristo contra Chile”.
Para ADEPA, la jueza Lucila Córdoba que expidió el “bozal legal” solicitado ayer por la esposa del periodista Jorge Lanata, “en tanto funcionario estatal, tiene vedado decidir qué es lo que puede ver o escuchar la ciudadanía. Los periodistas son responsables por lo que publican, pero esa responsabilidad solo se puede hacer efectiva con posterioridad a la publicación”.
“La censura judicial, en tanto, puede ser fácilmente utilizada para proteger a los poderosos y silenciar a las voces independientes, representa un peligro para la convivencia democrática y el debate público”, advirtió la entidad al rechazar la decisión judicial
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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