jueves, 20 de junio de 2024

OBRA Y EDITORIAL




La más colosal de las mentiras que se hayan inventado en Nicaragua
El canal interoceánico haría del país centroamericano el más rico de la región, pero 11 años después el “proyecto del siglo”, suscripto por Ortega y un empresario chino, quedó en la nada 
Sergio RamírezEscritor, premio Cervantes; exvicepresidente de Nicaragua
La noche del viernes 14 de junio de 2013 se celebró, en la Casa de los Pueblos, que se alza frente a la desierta Plaza de la Revolución en Managua, una fastuosa ceremonia en la que el empresario chino Wang Ying se hizo acompañar de una rutilante comitiva para presentar el proyecto del siglo, el Canal Interoceánico, que su empresa HKND, inscripta en Gran Caimán, construiría en Nicaragua en el tiempo récord de cinco años, a un costo de cuarenta mil millones de dólares.
El decreto presidencial 840, que le otorgaba la concesión por cien años para construir y operar el canal, había sido ratificado 72 horas después por la Asamblea Nacional, y publicado en el diario oficial en inglés, sin tiempo para una traducción decente.
El Acuerdo Marco de Concesión e Implementación del Canal de Nicaragua, mejor conocido como el tratado Ortega-Wang Ying, no establecía ninguna obligación para el concesionario más que un magro pago anual de peaje. Nicaragua renunciaba a toda autoridad judicial, administrativa, laboral y de seguridad, migratoria, fiscal y monetaria en los territorios concedidos al canal a favor de HKND.
El concesionario también podía confiscar las tierras privadas que necesitara, y tomaría las públicas sin costo alguno. Las reservas del Banco Central quedaban en garantía de cualquier incumplimiento del Estado.
Los congregados aquella noche de gala eran todos estrellas refulgentes del mundo de los negocios transnacionales. Bufetes de abogados de gran calibre en Estados Unidos, como McKinsey & Company, Kirkland & Ellis; firmas de cabildeo profesional expertas en doblegar voluntades en el Senado y en la Cámara de Representantes, como McLarty & Associates, fundada por Henry Kissinger y Thomas MacLarty, jefe del staff de Clinton en la Casa Blanca, con una clientela que va de la Paramount a la Nike, pasando por Wallmart y la General Electric.
Y también estaba Bill Wild, de la Infin8Source, presentado por Wang Ying como jefe del proyecto, con su cuartel general establecido en el Two International Finance Center de Hong Kong, desde donde dirigiría un contingente de 4000 técnicos y expertos dedicados a elaborar los diversos estudios de factibilidad, un costo de 900 millones de dólares.
Para 2019, el primer buque de 400.000 toneladas, capaces de cargar 18.000 contenedores, más grandes que los que puede admitir el canal de Panamá, estaría atravesando Nicaragua, convertida en el país más rico de Centroamérica, con un crecimiento anual del 14%, según el vocero oficial de Wang Ying, el boliviano Ronald McLean, antiguo ministro de Finanzas del general Hugo Banzer.
Entretanto, una pantalla mostraba un segmento del mapa de Nicaragua con la ruta del Gran Canal marcada en rojo. Solo que el mapa estaba al revés. Poniéndolo al derecho, el trazo marcaba una ruta de 286 kilómetros de largo, 520 metros de ancho y 27,6 metros de profundidad, capaz de permitir el paso de los megabuques, pero también de convertir al Gran Lago de Nicaragua, parte de la ruta, en un colosal fangal.
Cincuenta mil obreros nicaragüenses trabajarían en las obras, ganando salarios nunca vistos.
El Consejo Nacional de Universidades, bajo el control del régimen, anunció cambios drásticos en los planes de estudio, que deberían incluir el chino mandarín, y nuevas carreras técnicas, como ecología, hidrología e ingeniería náutica. La agricultura debía orientarse a producir los alimentos preferidos por los chinos, que llegarían por legiones.
En el paquete mágico venían también un ferrocarril interoceánico de alta velocidad, una autopista de costa a costa, aeropuertos internacionales, un puerto marítimo automatizado en cada extremo del canal, nuevas ciudades salidas de la nada, complejos hoteleros, áreas de turismo ecológico, zonas de libre comercio.
Cuando las luces del salón se apagaron en la Casa de los Pueblos y se deshizo la tramoya, los altos ejecutivos transnacionales se montaron en sus aviones y se fueron de Nicaragua para nunca más volver. Como estrellas de primera magnitud, habían cobrado altos honorarios por hacer acto de presencia y adiós.
El 22 de diciembre del año siguiente, Wang Ying volvió en un avión alquilado, al que había hecho pintar en el fuselaje las siglas HKND, para dar por inauguradas oficialmente las obras.
El acto se celebró en una finca ganadera cerca de la desembocadura del río Brito, en el océano Pacífico, sitio escogido como salida del canal y vecino al lugar donde se construiría uno de los supuestos juegos de esclusas.
Despojado del saco, Wang Ying se calzó el casco amarillo de protección para arrancar simbólicamente la primera de las retroexcavadoras que lucían en fila, listas para empezar a abrir la gran zanja que partiría en dos a Nicaragua.
Lo que aquellas máquinas hicieron fue remozar un viejo camino rural. Los equipos eran propiedad del Ministerio de Transportes y Obras Públicas, lo mismo que el casco amarillo que se puso Wang Ying.
Sobre aquel camino, otra vez, abandonado, ha crecido el monte y en la época de lluvias es imposible de transitar debido a los lodazales. Unas cuantas vacas pastan allí donde hoy deberían estarse construyendo a ritmo febril las esclusas.
El impostor ideó la fantasía de sacar a bolsa las acciones de HKND para reunir los cincuenta mil millones de dólares. Nadie se apuntó a suscribirlas. En 2015, las acciones de Xinwei, su empresa de telecomunicaciones, sufrieron una caída del 57%, y la figura de Wang Ying, nada más que aire, se desinfló.
En septiembre de 2021 fue expulsado de la bolsa de valores de Shanghái, e inhabilitado “para desempeñar cualquier función administrativa en las empresas que cotizan en bolsa durante diez años”, según publicó The Epoch Times.
Actualmente se encuentra desaparecido, y se rumora que huyó a Estados Unidos.
Once años después de aquella noche de gala en la Casa de los Pueblos, la Asamblea Nacional, bajo instrucciones expresas del régimen, ha derogado la ley que amparaba el tratado Ortega-Wang Ying y anulado la concesión.
El canal interoceánico se disuelve ahora en la bruma de la mentira más colosal inventada nunca en Nicaragua.
Cuando las luces del salón se apagaron en la Casa de los Pueblos y se deshizo la tramoya, los altos ejecutivos transnacionales se montaron en sus aviones y se fueron de Nicaragua para nunca más volver

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Pobreza infantil: ante una situación cada vez más crítica
Siete de cada diez niños y adolescentes de la Argentina viven en hogares que sufren privaciones de sus derechos básicos
La más reciente encuesta de Unicef, efectuada sobre la base de 1313 hogares, revela que en la Argentina solo tres de cada diez niños no sufren privaciones de sus derechos básicos. Entre estos, contar con bienes y servicios básicos para la existencia, evitar condiciones de hacinamiento en viviendas, falta de baños o acceso al agua potable, poder asistir a la escuela y no estar obligados a salir tempranamente a trabajar. Según el relevamiento del último año, un cuarto de los adolescentes ya trabajaban, con un 4% de estos que no asisten a la escuela y un 12% que buscaban trabajo.
Apenas el 31% de las niñas, niños y adolescentes está libres de toda forma de pobreza en el país. Se trata de un número que se traduce en panzas vacías, lágrimas y carencias de todo tipo. Ni hablar de la ausencia de juego, pero sobre todo, de futuro digno. Las cifras confirman lo que ya se sabía respecto de que el crecimiento de la pobreza se da también en hogares en los que las personas adultas tienen empleos formales, involucrando a un 37% de los chicos y chicas. Además, en lo que va de este año, en el 15% de los hogares con niños algún adulto ha perdido su empleo. El porcentaje de hogares en los que los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos corrientes aumentó 7 puntos respecto de 2023, llegando al 48%, y obligando a restringir consumos y a endeudarse de alguna forma.
En nueve de cada diez familias, los ingresos no alcanzan para comprar la misma cantidad de productos básicos que en 2023. El número de hogares en los que se dejó de comprar algún alimento por falta de dinero es el más alto de los reportados en las ocho encuestas sobre la situación de la niñez y la adolescencia realizadas anteriormente por Unicef: 52%. El 90% de las familias relevadas se vieron obligadas a dejar de comprar carne y lácteos, alimentos fundamentales para la nutrición, volcándose a los más económicos y menos completos, como los farináceos –cuyo consumo aumentó en un 24%–, además de tener que saltearse comidas. Más de un millón de chicos dejan de comer una de las cuatro comidas por falta de dinero en el hogar.
El informe también señala otros ejemplos de la crítica situación que atravesamos, como que en el 23% de los hogares se dejaron de comprar medicamentos y en el 32% disminuyeron los controles médicos y odontológicos, con un 9% que debió dar de baja el servicio de medicina prepaga y cambiar de colegio a los hijos por no poder pagar el arancel mensual.
Como sería de esperar cuando las tasas de desempleo preocupan y varias generaciones no han conocido la cultura del trabajo, el 93% opinó que las políticas de transferencias de ingresos por parte del Estado son necesarias, aunque el 67% las evaluó como insuficientes, pues declaran no cubrir ni la mitad de los gastos. El desafío de sustituir progresivamente asistencialismo por desarrollo, productividad y educación está más vigente que nunca.
Uno de los principales retos que plantea la política es que los problemas generados por las gestiones de unos deban terminar siendo resueltos por las gestiones de otros. No se puede pretender desandar dos décadas de populismo en apenas 180 días con nuevos y muchas veces inexpertos funcionarios pertenecientes a una fuerza política sin poder parlamentario. Cualquier compromiso por mejorar la situación actual presupone entender que el presente excede largamente la responsabilidad del actual gobierno. Pero, lamentablemente, cuando analizamos la situación de nuestras infancias, las agujas del reloj se aceleran y el dramatismo del diagnóstico demanda acciones y correcciones inmediatas, incluyendo castigos ejemplificadores para quienes se han aprovechado de ellas.
Las partidas presupuestarias para atender a la niñez y la adolescencia registran una caída del 25% en los primeros cinco meses de este año, comparadas con el mismo período de 2023, aun cuando la Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo un incremento del 15% real comparada interanualmente. Los aumentos en el apoyo alimentario del Plan 1000 Días y en la prestación Alimentar van en la dirección deseada, priorizando los recursos destinados a atender a las infancias vulnerables. Todos los esfuerzos dirigidos a proteger a una niñez condenada por una incidencia de la pobreza infantil superior a la que afecta al resto de la población, tanto por ingresos como multidimensional, nos habla de la urgencia por priorizar a este segmento, que compromete dolorosa y seriamente nuestro futuro como nación.
El desafío de sustituir progresivamente asistencialismo por desarrollo está más vigente que nunca

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.