Tarjetas bimonetarias: el modelo uruguayo que analiza replicar el sector financiero argentino para los pagos en dólares
Las procesadoras y las tarjetas planean aplicar a nivel local la experiencia que tienen en el país vecino con la competencia de monedas; cómo funcionaría el sistema para comercios y clientes
Melisa Reinhold
El sistema financiero está trabajando en la implementación de tarjetas bimonetarias
Hay una situación que el sistema financiero local se imagina para un futuro no muy lejano: un argentino quiere comprarse un celular nuevo, paga con los dólares que tiene guardados en su cuenta de ahorro mediante la tarjeta de débito y el comerciante recibe los billetes verdes en su cuenta bancaria. Ese escenario de competencia de monedas, donde los clientes podrán elegir cómo abonar (si en millones de pesos o con unos cuantos dólares), es para el que se preparan las procesadoras de pago y las tarjetas de cara a fin de año.
“Ante el reciente anuncio del Gobierno, que da luz verde a la llegada de tarjetas bimonetarias para el uso de dólares dentro del circuito legal, desde Fiserv Argentina estamos trabajando con los distintos actores del ecosistema para definir los detalles operativos claves para implementar esta nueva modalidad de pago, asegurando una buena experiencia para cada comercio y para los usuarios”, dijeron desde la firma.
Uno de los modelos de referencia para el sector es el bimonetarismo que tiene Uruguay. Las empresas ya tienen experiencia funcionando bajo este mercado, donde es habitual el pago en dólares, sobre todo cuando se realizan compras vinculadas al turismo, la tecnología, los electrodomésticos y otros artículos importados.
Incluso, en la “hoja de ruta” que dejó la última revisión de metas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo multilateral recomendó al Gobierno que en caso de adoptar una eventual competencia de monedas siga como modelo al régimen que hoy en día tienen Perú o Uruguay.
En una competencia de monedas, el cliente podrá optar si pagar en dólares o pesos
“La estabilidad de precios seguirá siendo un objetivo primordial del Banco Central, en un contexto en el que los individuos serán libres de ahorrar y realizar transacciones en las monedas que elijan”, señaló el documento que publicó el FMI, conocido como staff report.
Según explicaron desde la procesadora de pagos Fiserv, en Uruguay los comercios tienen una cuenta en pesos y otra en dólares. Adicionalmente, los comerciantes pueden elegir en qué cuenta desean recibir el depósito de las liquidaciones, con el objetivo de “aportar mayor flexibilidad”. Cuando la medida esté definida por la autoridad de aplicación, esperan replicar ese mismo modelo en la Argentina.
“Siempre reforzamos la idea de que el comercio tiene que estar preparado para recibir el medio de pago que el usuario elija. Por este motivo, trabajamos activamente en nuestra habilidad de adoptar soluciones y experiencias que ya funcionan en otros países, especialmente en la región, y adaptarlas a nivel local para satisfacer esta necesidad de nuestros clientes. Para avanzar con esta implementación en la Argentina, será fundamental el acompañamiento de estos nuevos hábitos por parte del sector público, como también de las instituciones financieras y bancarias”, completaron.
En el mismo sentido apuntaron desde otra compañía del sector financiero, quienes explicaron que hace años estaban trabajando para aplicar los pagos en dólares en la Argentina, un mercado acostumbrado a ahorrar en esa moneda. “En Uruguay lo tenemos hace tiempo. Es venir acá y adaptarlo, pero la autopista de pagos ya está construida. ¿Para cuándo? Solo resta definir algunas variables con el Gobierno y que los comercios estén preparados para cobrar en una cuenta en dólares”, agregaron.
La semana pasada, Cocos lanzó una función para que los clientes paguen con pesos o dólares MEP en cuenta a través de un código QR
Pagar una gaseosa en un kiosco con billetes estadounidenses, un ejemplo que se usó en los últimos días para graficar el escenario que se viene, es casi anecdótico para las fuentes financieras, que lo ven poco probable. Pero sí creen que el sistema funcionará para compras grandes: un auto 0 km, una heladera, un paquete turístico para viajar por la Argentina o cualquier otro bien o servicio que implique desembolsar millones de pesos.
“En Mastercard están trabajando en una solución para que las personas puedan efectuar pagos en pesos y dólares en el país con sus tarjetas emitidas en la Argentina. Desde hace algunos meses, están conversando con el regulador y los diferentes jugadores del ecosistema de pagos para habilitar la operatoria en todos los productos: débito, crédito y prepago, siendo débito el primero en estar disponible. Para habilitar estas operaciones con tarjetas de crédito y prepago se requieren cambios en el marco normativo vigente”, adelantaron desde la compañía.
Consultado fuentes del Banco Central (BCRA) confirmaron que el pago en dólares mediante tarjeta de débito ya está habilitado, y dijeron que las empresas tienen la cancha de juego libre para desarrollar nuevos productos. También está disponible que los comercios cobren en dólares a través de una transferencia. En los próximos meses, Visa y Mastercard lanzaría estas alternativas de pagos.
Incluso, la semana pasada, la sociedad de Bolsa Cocos lanzó una nueva función que le permite a los usuarios pagar mediante un código QR tanto en pesos como con los dólares MEP que tengan disponibles en la cuenta. Aunque el pago se expresa en pesos, y el comerciante recibe la moneda local, hoy el cliente tiene la opción de vender automáticamente los dólares MEP ($1230) que tiene ahorrados para cancelar la deuda.
De cara al segundo semestre del año, el sector financiero prevé que los comercios podrán cobrar en dólares
Fuentes del sistema financiero creen que estos desarrollos de productos buscan ser el primer paso a la competencia de monedas que plantea el Gobierno desde que asumió. Estas acciones irían más allá del pago en dólares con las divisas que se blanquearon a través de las Cuentas Especiales de Regularización de Activos (CERA), como dijo el ministro Luis Caputo durante el primer streaming que hizo el Ministerio de Economía dos semanas atrás.
“Pero la realidad es que hasta no tener un tipo de cambio único, es muy complejo. Hoy, la gente especula sobre cuánto cuesta el dólar oficial, el MEP y el CCL, lo que impide que la competencia de monedas sea transparente. Pareciera que estos desarrollos se adelantan a la finalización del cepo cambiario”, cerró una fuente experta en el tema.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
De cine a espacio de conciertos y fiestas: la sala que por cincuenta años fue un ícono del entretenimiento en Colegiales
Nacido en los años 20, el Argos completaba su propuesta con un café a pocos metros, una salida barrial que se convirtió en la cita obligada
Silvina Vitale
Era un clásico barrial, una salida repetida por familias, parejas de novios o grupos de amigos que quedaban para ver una película en el cine Argos, ubicado en avenida Federico Lacroze 3455. Al terminar la proyección caminaban unos pocos metros hasta la esquina, en el cruce con la avenida Álvarez Thomas para compartir un rato de charlas en el café del mismo nombre. Un ritual que tuvo su pico entre los años cuarenta y sesenta y que tenía máxima convocatoria los sábados por la noche.
En su época dorada fueron un boom las películas en continuado, cita preferida por los más jóvenes, que aprovechaban los intervalos para merendar en la esquina. “Iba mucho al Argos cuando era la época en que veías tres películas pagando una sola entrada, creo que en vacaciones de invierno o de verano. Comprábamos golosinas antes de entrar, chocolates, caramelos o maní con chocolate y pasábamos unas tardes inolvidables. Recuerdo con mucho cariño a ese cine”, dice Blanca, que vivía a unas pocas cuadras.
El programa de mano que se entregaba en el cine
El Argos fue también teatro y salón de baile. Allí se presentó en 1930, la actriz, compositora, cantante de tango y vecina Nilda Elvira Vattuone, quien más tarde sería conocida como Nelly Omar, a la que llamarían “La Gardel con polleras”. Se dice que el cantautor Facundo Cabral se subió a su escenario en la serie de recitales que se organizaban los domingos por la mañana; y que Susana Rinaldi y el grupo musical Les Luthiers también fueron de la partida.
Hoy en el edificio del Argos funciona el teatro Vorterix
El Argos fue inaugurado el 25 de mayo de 1928 y unos meses después abriría el café homónimo. Según explica Sonia Sasiain, investigadora del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), esta sala aparece mencionada en distintas fuentes dedicadas a los empresarios cinematográficos. En 1928 figura en el listado de salas que anualmente publicaba El Indicador como Argos Cine Teatro y se detallaba que pertenecía a los empresarios Zamboni y González. Mientras que para 1936, el Historial Cinematográfico Mundial para la República Argentina señala que la sala pertenecía al reconocido empresario cinematográfico Clemente Lococo y así continúa consignado hasta 1949 cuando aparece en el listado de salas del Anuario del Cine Argentino 1949‐1950. De acuerdo a esta última publicación, el Argos poseía un equipo de sonido de la marca Escobedo y contaba con un escenario de 10 x 4 metros, unas 522 plateas y 438 localidades en pullman.
El arquitecto
Cabe recordar que fue Alberto Edmundo Bourdon, el arquitecto que reformó al Argos en 1938. El libro Cines de Buenos Aires. Patrimonio del siglo XX, de las arquitectas Marta García Falcó y Patricia Méndez, editado por el Centro de Documentación de Arte y Arquitectura Latinoamericana (Cedodal), destaca un apartado especial para valorar su trayectoria. “Bourdon es sinónimo de la arquitectura de las salas cinematográficas, vertiente en la que desarrolló sus habilidades cómodamente y que perfeccionó desde las primeras décadas del siglo XX hasta el fin de sus días”, refiere el texto.
El arquitecto había nacido en Amberes, Bélgica, en 1881 y visitó la Argentina por primera vez en 1903 y se instaló definitivamente en 1907 momento en que comenzó a trabajar en el estudio del destacado arquitecto italiano Luigi Broggi. “Bourdon comenzó su etapa de arquitectura cinematográfica en 1923 hasta 1960 en que evolucionó al art decó para el diseño de salas. Fue responsable del proyecto o modificación de más de 40 espacios”, se describe en el libro. Uno de ellos fue el Cine Argos, uno de los tantos proyectos que lo vinculó con el empresario Clemente Lococo. El trabajo conjunto entre ambos comenzó con el cine Pueyrredón en el barrio de Flores “la concreción del cine Teatro Ópera fue la consolidación de una alianza en la que se fundieron los intereses comerciales con los términos de modernidad en boga en ese momento para las salas cinematográficas. En 2006 recibió el nombramiento post mortem como socio honorario de la Sociedad Central de Arquitectos de Buenos Aires”, se detalla el libro.
El frontis del ex-Argos
En cuanto a Lococo, nacido en Catanzaro, Italia, en 1893, también mereció una distinción especial por parte de García Falcó y Méndez. “El nombre de Clemente Lococo lejos de ser indiferente a la historia cinematográfica argentina, constituye una reiteración abrumadora en casi todos los aspectos que tiñeron el séptimo arte, desde la creación de salas y producción de películas hasta la aplicación de tecnología de punta”, dicen las autoras. Según el texto, Lococo llegó a Buenos Aires en 1904 para instalarse en Flores junto a su padre y su tío, enseguida mostró interés por las filmaciones tanto que adquirió de joven su primera cámara gracias al trabajo que desarrollaba como encuadernador de una imprenta.
Con solo 23 años invirtió 9000 pesos para adquirir el cine Buckingham 1 (en avenida Corrientes al 1700), una sala con 400 butacas que no gozaba de buena reputación. Lococo entendió al cine como arte, pero también como negocio y llegó a administrar más de 50 salas en la ciudad, entre ellas el mencionado Buckingham 1 y 2, American Palace, Argos, Astral, Cataluña, Flores, Fénix, Ideal, Metropolitan, Normandie, Pueyrredón, y el que representó su mayor desafío, el Opera, entre muchos otros. “Tuvo en la figura de Bourdon el ejecutor material de sus ideas; una simbiosis que sumó la visión empresarial de uno con la avanzada proyectual del otro, juntos concretaron más de ocho salas exitosas en Buenos Aires –una de ellas fue el cine Argos de Colegiales–, siendo el Ópera la obra que distingue a ambos”, explican las autoras en Cines de Buenos Aires.
Batalla perdida
El Argos cerró en la década del ochenta, para ese entonces habían quedado muy lejanas sus mejores épocas, esas en las que los cines representaban el centro de atracción social de los barrios periféricos. No sobrevivió a la decadencia general de las salas barriales, que fue progresiva y respondía a múltiples factores. Entre ellos: el auge de la televisión y su llegada a los hogares en la década del cincuenta, la gran oferta de espectáculos del centro porteño que se vio beneficiada por la mejora en el transporte y más próximo, ya en la década de los ochenta, la novedad de los shoppings center que les ganaban fácilmente a las propuestas barriales.
Tiempo después, en los noventa, albergó al boliche Le Theatre y desde 2012 se transformó en el teatro Vorterix, un espacio creado para la presentación de shows de rock, encabezado por Mario Pergolini, que propuso una sala de espectáculos y una radio simultáneamente. El lanzamiento fue justamente el 25 de mayo de ese año, exactamente 84 años después de la inauguración del cine Argos. Con una capacidad de 1500 personas pasaron por allí artistas de renombre. El proyecto mantiene vivo el espíritu del lugar, ya que el sitio original del cine Argos nunca perdió su vínculo con el arte, el entretenimiento y el espectáculo.
A pocos metros del cine funcionaba el café Argos, hoy The Roxy
Aunque el café Argos siguió durante más de dos décadas, en marzo de 2007 también bajó sus persianas. Por su antigüedad y el arraigo en el barrio había sido declarado como Café Notable por la subsecretaría de Patrimonio Cultural del gobierno porteño. Formaba parte de la vida diaria de los vecinos, un lugar de encuentro en el que solían tomar café o disfrutar de alguna minuta o picada con cerveza. También eran habituales las largas partidas en sus mesas de billar o de pool.
Sus tres socios españoles habían anunciado unos años antes su intención de cerrarlo y aunque los vecinos se juntaron para impedirlo, la decisión estaba tomada y el café corrió el mismo destino que el cine. Sin embargo, según la ley de protección patrimonial, aprobada en 2005 por la Legislatura porteña, el inmueble no podía ser objeto de modificaciones estructurales ni albergar un comercio de otro rubro. Actualmente, en la tradicional esquina se encuentra The Roxy, un bar que ofrece coctelería, gastronomía y música en vivo.
Nacido en los años 20, el Argos completaba su propuesta con un café a pocos metros, una salida barrial que se convirtió en la cita obligada
Silvina Vitale
Era un clásico barrial, una salida repetida por familias, parejas de novios o grupos de amigos que quedaban para ver una película en el cine Argos, ubicado en avenida Federico Lacroze 3455. Al terminar la proyección caminaban unos pocos metros hasta la esquina, en el cruce con la avenida Álvarez Thomas para compartir un rato de charlas en el café del mismo nombre. Un ritual que tuvo su pico entre los años cuarenta y sesenta y que tenía máxima convocatoria los sábados por la noche.
En su época dorada fueron un boom las películas en continuado, cita preferida por los más jóvenes, que aprovechaban los intervalos para merendar en la esquina. “Iba mucho al Argos cuando era la época en que veías tres películas pagando una sola entrada, creo que en vacaciones de invierno o de verano. Comprábamos golosinas antes de entrar, chocolates, caramelos o maní con chocolate y pasábamos unas tardes inolvidables. Recuerdo con mucho cariño a ese cine”, dice Blanca, que vivía a unas pocas cuadras.
El programa de mano que se entregaba en el cine
El Argos fue también teatro y salón de baile. Allí se presentó en 1930, la actriz, compositora, cantante de tango y vecina Nilda Elvira Vattuone, quien más tarde sería conocida como Nelly Omar, a la que llamarían “La Gardel con polleras”. Se dice que el cantautor Facundo Cabral se subió a su escenario en la serie de recitales que se organizaban los domingos por la mañana; y que Susana Rinaldi y el grupo musical Les Luthiers también fueron de la partida.
Hoy en el edificio del Argos funciona el teatro Vorterix
El Argos fue inaugurado el 25 de mayo de 1928 y unos meses después abriría el café homónimo. Según explica Sonia Sasiain, investigadora del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), esta sala aparece mencionada en distintas fuentes dedicadas a los empresarios cinematográficos. En 1928 figura en el listado de salas que anualmente publicaba El Indicador como Argos Cine Teatro y se detallaba que pertenecía a los empresarios Zamboni y González. Mientras que para 1936, el Historial Cinematográfico Mundial para la República Argentina señala que la sala pertenecía al reconocido empresario cinematográfico Clemente Lococo y así continúa consignado hasta 1949 cuando aparece en el listado de salas del Anuario del Cine Argentino 1949‐1950. De acuerdo a esta última publicación, el Argos poseía un equipo de sonido de la marca Escobedo y contaba con un escenario de 10 x 4 metros, unas 522 plateas y 438 localidades en pullman.
El arquitecto
Cabe recordar que fue Alberto Edmundo Bourdon, el arquitecto que reformó al Argos en 1938. El libro Cines de Buenos Aires. Patrimonio del siglo XX, de las arquitectas Marta García Falcó y Patricia Méndez, editado por el Centro de Documentación de Arte y Arquitectura Latinoamericana (Cedodal), destaca un apartado especial para valorar su trayectoria. “Bourdon es sinónimo de la arquitectura de las salas cinematográficas, vertiente en la que desarrolló sus habilidades cómodamente y que perfeccionó desde las primeras décadas del siglo XX hasta el fin de sus días”, refiere el texto.
El arquitecto había nacido en Amberes, Bélgica, en 1881 y visitó la Argentina por primera vez en 1903 y se instaló definitivamente en 1907 momento en que comenzó a trabajar en el estudio del destacado arquitecto italiano Luigi Broggi. “Bourdon comenzó su etapa de arquitectura cinematográfica en 1923 hasta 1960 en que evolucionó al art decó para el diseño de salas. Fue responsable del proyecto o modificación de más de 40 espacios”, se describe en el libro. Uno de ellos fue el Cine Argos, uno de los tantos proyectos que lo vinculó con el empresario Clemente Lococo. El trabajo conjunto entre ambos comenzó con el cine Pueyrredón en el barrio de Flores “la concreción del cine Teatro Ópera fue la consolidación de una alianza en la que se fundieron los intereses comerciales con los términos de modernidad en boga en ese momento para las salas cinematográficas. En 2006 recibió el nombramiento post mortem como socio honorario de la Sociedad Central de Arquitectos de Buenos Aires”, se detalla el libro.
El frontis del ex-Argos
En cuanto a Lococo, nacido en Catanzaro, Italia, en 1893, también mereció una distinción especial por parte de García Falcó y Méndez. “El nombre de Clemente Lococo lejos de ser indiferente a la historia cinematográfica argentina, constituye una reiteración abrumadora en casi todos los aspectos que tiñeron el séptimo arte, desde la creación de salas y producción de películas hasta la aplicación de tecnología de punta”, dicen las autoras. Según el texto, Lococo llegó a Buenos Aires en 1904 para instalarse en Flores junto a su padre y su tío, enseguida mostró interés por las filmaciones tanto que adquirió de joven su primera cámara gracias al trabajo que desarrollaba como encuadernador de una imprenta.
Con solo 23 años invirtió 9000 pesos para adquirir el cine Buckingham 1 (en avenida Corrientes al 1700), una sala con 400 butacas que no gozaba de buena reputación. Lococo entendió al cine como arte, pero también como negocio y llegó a administrar más de 50 salas en la ciudad, entre ellas el mencionado Buckingham 1 y 2, American Palace, Argos, Astral, Cataluña, Flores, Fénix, Ideal, Metropolitan, Normandie, Pueyrredón, y el que representó su mayor desafío, el Opera, entre muchos otros. “Tuvo en la figura de Bourdon el ejecutor material de sus ideas; una simbiosis que sumó la visión empresarial de uno con la avanzada proyectual del otro, juntos concretaron más de ocho salas exitosas en Buenos Aires –una de ellas fue el cine Argos de Colegiales–, siendo el Ópera la obra que distingue a ambos”, explican las autoras en Cines de Buenos Aires.
Batalla perdida
El Argos cerró en la década del ochenta, para ese entonces habían quedado muy lejanas sus mejores épocas, esas en las que los cines representaban el centro de atracción social de los barrios periféricos. No sobrevivió a la decadencia general de las salas barriales, que fue progresiva y respondía a múltiples factores. Entre ellos: el auge de la televisión y su llegada a los hogares en la década del cincuenta, la gran oferta de espectáculos del centro porteño que se vio beneficiada por la mejora en el transporte y más próximo, ya en la década de los ochenta, la novedad de los shoppings center que les ganaban fácilmente a las propuestas barriales.
Tiempo después, en los noventa, albergó al boliche Le Theatre y desde 2012 se transformó en el teatro Vorterix, un espacio creado para la presentación de shows de rock, encabezado por Mario Pergolini, que propuso una sala de espectáculos y una radio simultáneamente. El lanzamiento fue justamente el 25 de mayo de ese año, exactamente 84 años después de la inauguración del cine Argos. Con una capacidad de 1500 personas pasaron por allí artistas de renombre. El proyecto mantiene vivo el espíritu del lugar, ya que el sitio original del cine Argos nunca perdió su vínculo con el arte, el entretenimiento y el espectáculo.
A pocos metros del cine funcionaba el café Argos, hoy The Roxy
Aunque el café Argos siguió durante más de dos décadas, en marzo de 2007 también bajó sus persianas. Por su antigüedad y el arraigo en el barrio había sido declarado como Café Notable por la subsecretaría de Patrimonio Cultural del gobierno porteño. Formaba parte de la vida diaria de los vecinos, un lugar de encuentro en el que solían tomar café o disfrutar de alguna minuta o picada con cerveza. También eran habituales las largas partidas en sus mesas de billar o de pool.
Sus tres socios españoles habían anunciado unos años antes su intención de cerrarlo y aunque los vecinos se juntaron para impedirlo, la decisión estaba tomada y el café corrió el mismo destino que el cine. Sin embargo, según la ley de protección patrimonial, aprobada en 2005 por la Legislatura porteña, el inmueble no podía ser objeto de modificaciones estructurales ni albergar un comercio de otro rubro. Actualmente, en la tradicional esquina se encuentra The Roxy, un bar que ofrece coctelería, gastronomía y música en vivo.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.