domingo, 1 de septiembre de 2024

LA PARTE Y EL TODO Y BERGOGLIO Y LA UNIVERSIDAD




Milei, Macri y el destino de los puentes rotos
El filoso relacionamiento que los libertarios tienen con el contexto político
Por Sergio Suppo

Siempre hubo hombres puente en la política argentina. En 2015, Elisa Carrió hizo un claro gesto de acompañamiento y aceptación a Mauricio Macri y provocó un acercamiento decisivo del radicalismo al entonces jefe de Gobierno porteño.
El año pasado, el propio Macri llamó a incorporar a Javier Milei al bloque opositor que se peleaba en una interna cruel para definir quién sería el reemplazante de Alberto Fernández. El expresidente terminó convocando a sus electores a acompañar a los jóvenes que habían adelantado su preferencia por el libertario y abandonado por anticipado Juntos por el Cambio.
Macri fue mucho más claro en su apoyo a Milei que en su preferencia por patricia Bullrich sobre Horacio rodríguez Larreta.
Desde aquellos días de la última primavera, el jefe de prO aguarda establecer un vínculo estable con Milei.
Bullrich se convirtió más temprano que tarde en una incondicional del nuevo presidente y apostó a canalizar el traslado de adhesiones de prO a La Libertad Avanza. Aun con sus habituales muestras de fanatismo hacia Milei para diferenciarse de Macri, Bullrich no logra ingresar al núcleo de las decisiones importantes del oficialismo.
A Macri no le va mejor. Ofreció ser un socio del presidente y su gente esperaba ocupar una gran parte de los casilleros vacantes que todavía tiene el Gobierno. Los bloques parlamentarios de prO fueron los más decididos a votar lo que pedía la Casa rosada en el primer semestre.
La relación con Milei es personalmente cordial, milanesas mediante, pero un escalón más abajo se cocinan gestos que Macri vive como desprecio. Sospecha, con razón, que su colaboración nunca tendrá una recompensa y que cerca del presidente crece con fuerza la convicción de que pretende venderle una mercadería que ya tienen: los votos de centroderecha y derecha conservadora que durante varios años concentró prO.
La relación de Macri con Milei y su gente describe con bastante precisión el filoso relacionamiento que los libertarios eligen tener con el contexto político. En el mejor de los casos, una mal disimulada incomodidad hasta con quienes se acercan para ofrecer ayuda a cambio de una módica retribución política.
Una muestra concreta de la desconfianza hacia Macri y la decisión de controlarlo se solapó con el debut de los servicios de inteligencia bajo el control del asesor Santiago Caputo. Un par de espías fueron descubiertos en Comodoro py buscando datos sobre el estado de las causas judiciales contra el expresidente.
Macri tiene un problema a plazo fijo: se está equiparando con Cristina Fernández en su decisión de impulsar a Milei, así como la expresidenta impuso a Alberto Fernández, si es que la actual administración fracasa. Si Milei triunfa, el mérito será absorbido exclusivamente por el propio protagonista.
En su defensa, el líder de prO podrá argumentar que el libertario se había convertido en un fenómeno por sí mismo. pero los reproches nunca suelen incluir esos matices.
Milei tiene la ventaja del poder y desde el primer minuto decidió no reconocerle a nadie ningún favor por haberlo obtenido, en especial a quienes recela por disputarle algún espacio.
De hecho, la relación con su vicepresidenta, Victoria Villarruel, se quebró antes de asumir, una vez que Milei y su hermana Karina coincidieron en que la número 2 no daba muestras de completa sumisión.
Villarruel es conducida a anticipar su autonomía y el desarrollo de un proyecto político propio. La vicepresidenta había imaginado que le darían el control de un par de áreas del Gobierno, como seguridad y defensa, pero las promesas durante la seducción no se consumaron en la ejecución.
Milei podría estar creando sin querer una adversaria política con un reconocimiento en los sondeos de opinión que iguala o supera sus niveles de aprobación.
Villarruel sumó bastante siguiendo una agenda individual de visitas por el país y dejando claro que tiene una personalidad propia, que por ser menos estridente la convierte en una alternativa al propio presidente. Hasta Cristina Kirchner salió a cortar los falsos intentos de simpatía que empezaron a mostrarse hacia Villarruel desde algunos márgenes del kirchnerismo.
El gobierno libertario encarna un extraño fenómeno de deconstrucción política. Si es natural que un núcleo duro tienda a concentrarse alrededor de un presidente, es sin embargo poco común que en el momento en el que se tienen las mejores condiciones para sumar adherentes y asociados, en la Libertad Avanza se produzcan sonoras desvinculaciones.
El ruidoso despido de la diputada Lourdes Arrieta y del senador Francisco paoltroni habla de la rigidez de un verticalismo aplicado a rajatabla. pero también deja ver la precariedad de las relaciones internas y la calidad de sus protagonistas.
¿Villarruel será la próxima expulsada? No, necesariamente. predomina, sin embargo, una conducta intolerante por encima de la necesidad de mantener y sumar herramientas para la gestión política tanto en la administración como en el Congreso. Semana a semana son despedidos sin miramientos varios funcionarios de distintos niveles.
Esta tendencia al orden por el camino de la obsecuencia y la rápida decisión de excluir hace todavía más importante la otra relación crucial del presidente: la que tiene con su electorado.
Entre los números de encuestas que mantienen una aceptación que va del 40 al 50 por ciento a Milei empiezan a aparecer plazos para sostener el esfuerzo personal que demanda el ajuste económico.
Establecer el límite temporal de la paciencia social y su hipotético cruce con algún alivio y renovación de expectativas es una clave esencial para la navegación sin sobresaltos del gobierno. El ministro de Economía, Luis Caputo, empezó a repetir en público y en privado que la recuperación de la economía se registra en las planillas desde junio. Y anuncia que en los últimos dos meses del año el número de la inflación empezará con un 0.
Nunca los números influyeron tanto sobre los sentimientos de una sociedad empobrecida y el humor de un gobierno enardecido.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Hace 50 años. Bergoglio y el traspaso de la Universidad del Salvador a los laicos
Las ideas con las que el actual Papa pasó de manos la casa de altos estudios en 1974 siguen orientando a la institución
Mariano De Vedia
En agosto de 1974, el entonces padre jesuita Jorge Bergoglio selló un legado anticipatorio de lo que hoy constituye una piedra fundamental del pontificado de Francisco. Los destinatarios fueron los laicos que, hace cincuenta años, asumieron la conducción de la Universidad del Salvador. La asociación civil que tomó a su cargo el timón de la institución educativa mantiene desde entonces la identidad del espíritu jesuítico.
Los desafíos fijados en la carta de principios que el padre Bergoglio tituló “Historia y cambio”, en tiempos de fuertes convulsiones políticas y escenarios de violencia en el país, apuntaban a un triple objetivo: el combate al “ateísmo moderno” (un antagonista que hoy podría asimilarse al relativismo), el avance mediante el retorno a las fuentes y el “universalismo a través de las diferencias”.
La universidad había comenzado a funcionar en las aulas del Colegio del Salvador veinte años antes, con la puesta en marcha de los institutos de Filosofía, de Psicología y de Ciencias Políticas entre 1955 y 1957, cuando estallaba en la Argentina otro enfrentamiento político e ideológico: “la educación laica o libre”, que derivó en el reconocimiento de las universidades privadas. En esos años, consolidada como Universidad del Salvador y conducida por los jesuitas, se sumaron las facultades de Historia y Letras, Ciencias Jurídicas y Medicina.
Un rumor que se extendió con los años vinculaba al grupo de laicos que asumió el control de la universidad con la corriente peronista Guardia de Hierro, aunque esa filiación partidaria correspondía en verdad solo a algunos miembros aislados de la Asociación Civil.
“Había gente que provenía de distintos sectores políticos católicos. Se creó una fantasía sobre la influencia de Guardia de Hierro porque uno de los directivos tenía ese origen. Pero la universidad siempre fue independiente de cualquier movimiento político”, aseguró a el actual presidente la nacion de la Asociación Civil, Fernando Lucero Schmidt, quien se incorporó a la entidad en aquellos años, cuando tenía 25, junto con sus hermanos.
Ya en julio de 1973, el padre Pedro Arrupe, superior general de los jesuitas, había animado a refundar la Universidad del Salvador, en el sentido de “volver a la fuerza inspiradora y constructora de los pioneros del proyecto”, cuando la violencia en la Argentina planteaba semillas de confusión en el campo ideológico. En palabras del propio Bergoglio, había que recuperar la mística fundacional, que en algunos casos se fue debilitando.
Diez años después de aquella carta de 1974, Bergoglio profundizó el análisis de los tres lineamientos como “principios rectores de la formulación y planificación académica”. Principios a los que consideraba encadenados, porque no se podía concebir el logro de uno de ellos sin los otros.
Una lectura renovada
Como arzobispo de Buenos Aires, en 1994 Bergoglio ofreció una lectura renovada de los desafíos del documento “Historia y cambio”, a la luz de la cultura de la posmodernidad, que se presentaba “con afanes universalizantes”, según sus palabras. Afirmó que la lucha contra el ateísmo se había con vertido en “una lucha contra el teísmo, contra ese ‘Dios destilado’, siempre a nuestra mano para ser usado como un instrumento más del consumismo que nos agobia”.
En esa relectura, el avance mediante el retorno a las fuentes que mencionaba el ahora papa Francisco implicaba “una decidida toma de posición contra todo relativismo”. Y el universalismo a través de las diferencias suponía, “en este naufragio postmoderno, una lucha a fondo contra todo tipo de nihilismo, que, en el fondo, entraña el desinterés egótico por todo aquello que no soy yo, ni mi quietud esencialista”.
En las reflexiones que siguieron a la carta de principios “Historia y cambio”, Bergoglio reflejó una mirada esperanzadora hacia los aportes de los jóvenes y el diálogo entre las generaciones. “Los jóvenes son los receptores más conscientes y, a la vez, más permeables a estos cambios. Pero en su fuerza y entusiasmo por generar cambios está justamente el motor más importante, que puede hacer la diferencia”, dijo el sacerdote jesuita. En ese sentido, el documento que hace medio siglo selló el pase de la Universidad del Salvador a los laicos puede leerse en línea con el actual magisterio del primer papa argentino y latinoamericano.
Confluyeron en el “desligue”, como se conoce el proceso del traspaso a los laicos en los difíciles años 70, otras personalidades de la comunidad jesuita, como los padres Ismael Quiles, Ernesto Dann Obregón –el primer rector académico de la universidad– y Víctor Marangoni, una pieza clave como director de formación. Una figura posterior que dejó su impronta fue el doctor Alejandro Juan Tobías, primer rector en la etapa conducida por la Asociación Civil. Había estudiado filosofía con los jesuitas en el Colegio Máximo, de San Miguel, tomó a su cargo la transición y condujo la institución durante 33 años.
Hoy la conducción de la universidad está a cargo del rector, Carlos I. Salvadores de Arzuaga, y se dictan unas setenta carreras de grado y otras tantas de posgrado en sedes de la ciudad de Buenos Aires, Pilar y Gobernador Virasoro, en Corrientes.
Con un fuerte crecimiento de las ofertas académicas de Ingeniería, Veterinaria y Agronomía, la historia y el cambio se siguen encontrando
Se habló de la influencia de la Guardia de Hierro
Solo uno de los directivos tenía ese origen
Aquel escrito puede leerse en línea con el magisterio del actual Papa

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.