lunes, 23 de septiembre de 2024

PLANETARIO GALILEO GALILEI Y LA BIOGRAFÍA DE CHARLY GARCÍA


Estrellas, planetas y constelaciones: la interesante historia de creación del Planetario Galileo Galilei
Desde su primera función, el edificio recibió diversas reformas y actualizaciones. Conocé cómo se creó este Patrimonio Histórico y Cultural de CABA.

El Planetario Galileo Galilei fue construido con el fin de que el conocimiento astronómico trascienda el mundo académico y sea accesible a todas las personas. Y así fue. El edificio -declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad- recibe todos los días estudiantes, turistas y locales interesados en la ciencia y el espacio exterior. Pero muy pocos saben cómo surgió este llamativo espacio ubicado en el barrio porteño de Palermo.
El edificio, que bien puede sugerirnos la forma de una nave espacial, quedó ubicado en la intersección de Avenida General Sarmiento y Belisario Roldán, dentro del Parque Tres de Febrero. Su primera función fue el 13 de junio de 1967, y desde entonces recibió diversas reformas y actualizaciones.

Un poco de historia: nacen los planetarios
En agosto de 1923, brilló por primera vez un cielo estrellado artificial producido por un instrumento llamado planetario. Fue en la ciudad de Jena en Alemania. Lo habían instalado dentro de una cúpula de 16 m. de diámetro armada en la terraza de la empresa Carl Zeiss. Tiempo después, fue trasladado al famoso Museo Alemán de Múnich, donde miles de visitantes pudieron disfrutarlo.
Ese equipo original fue construido para mostrar el aspecto del cielo estrellado sólo para la latitud de la ciudad de Múnich (48° Norte), pero luego fue perfeccionado, con el fin de que fuera un instrumento universal, es decir, que permitiera observar el cielo visible en todos los lugares del planeta.

Un planetario para Buenos Aires
A comienzos de la década del 30, numerosas personalidades e instituciones de nuestro país se hicieron eco de lo que en Europa se denominó “El milagro de Jena”. La Sociedad Científica Argentina, la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, GAEA Sociedad de Estudios Geográficos y la Asociación Amigos de la Astronomía destacaron las ventajas que traería a nuestra actividad cultural la instalación de un planetario. En 1932, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires designó una comisión con el fin de estudiar un proyecto para dotar a la ciudad de un acuario y de un planetario. Pero no se concretó.
A partir de 1958, por iniciativa del entonces Secretario de Cultura de la Municipalidad, Dr. Aldo Armando Cocca, se designó una comisión asesora honoraria que debía estudiar la adquisición y la futura ubicación de un planetario. El 17 de septiembre de 1959 ingresó el Proyecto de Ordenanza al Concejo Deliberante.

El 28 de diciembre de 1960 se aprueba el proyecto de resolución que autoriza al Departamento Ejecutivo a contratar la adquisición de un planetario Zeiss modelo IV a la empresa Carl Zeiss de Oberkochen –Alemania- y la construcción de un edificio para instalarlo en los jardines de Palermo.
El proyecto del edificio fue encomendado en 1960, al Arquitecto Enrique Jan que por entonces integraba el equipo de profesionales de la Dirección General de Arquitectura de la Municipalidad. Las obras de construcción del Planetario comenzaron en 1962.
Por sugerencia de la Sociedad Italiana Leonardo da Vinci, la Federación General de Sociedades Italianas de la República Argentina, propuso al Intendente Municipal que se ponga el nombre de Galileo Galilei al Planetario en construcción.

El acto inaugural
Como acto de clausura de los festejos celebratorios del Año del Sesquicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina, la Intendencia Municipal dispuso habilitar oficialmente las instalaciones del Planetario, que se encontraba en construcción, para realizar un Coloquio los días 19 al 22 de diciembre de 1966. Se lo denominó: “Primer coloquio sobre los progresos de la exploración cósmica y sus consecuencias para la humanidad” y participaron en él destacados especialistas en las ciencias del espacio que trataron el tema: “El Universo y la Sociedad”. El por entonces Intendente Eugenio Schettini inauguró el Planetario el 20 de diciembre de 1966.
Si bien la mayor parte del edificio se encontraba terminado, faltaban detalles para habilitarlo definitivamente al público. La sala de proyección no disponía de butacas, faltaba instalar los cortinados, los revestimientos de madera, el ascensor, los vidrios, el equipo de aire acondicionado, no se contaba con los muebles para las oficinas y no se disponía de la conexión con la red eléctrica de la ciudad. Finalizado el Coloquio, continuaron los trabajos, con el fin de lograr su funcionamiento integral al año siguiente.


Durante un tiempo, se realizaron exhibiciones con el instrumento planetario que estuvieron a cargo del Sr. Carlos Seguers, Presidente de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía, quien había recibido entrenamiento de los técnicos alemanes que habían instalado el instrumental. Él sería el primer director del Planetario. Pero, lamentablemente, el 1º de mayo de 1967 falleció. Días después, el Dr. Schettini propuso al Prof. Antonio Cornejo a cargo de la puesta en marcha del Planetario.
Era la primera vez que veía un planetario en funcionamiento; realmente fue una impactante experiencia poder apreciar como la sala quedaba cubierta por un magnífico cielo estrellado.
Antonio Cornejo
Director del Planetario desde 1967 hasta el año 2000


La primera función se realizó el día 13 de junio de 1967. Fue para estudiantes que tuvieron que permanecer de pie ante la falta de butacas. Durante el segundo semestre, se trabajó solo para estudiantes y las funciones se realizaban los días martes, jueves y sábados. La apertura definitiva para el público en general tuvo lugar el día 5 de abril de 1968, una vez que fueron instaladas en la sala las butacas importadas de Alemania.
Comenzó así la etapa de planear, dirigir y realizar representaciones para públicos de diferentes edades. Se buscó brindar información astronómica a los visitantes, y realzar la enseñanza de la Astronomía dentro del sistema educativo a través de shows con relato en vivo brindados por conferencistas, con el fin de interactuar con el público, en especial con los estudiantes.

El Planetario y la incorporación de nueva tecnología
Con sus 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso, el instrumento Planetario Zeiss model IV se imponía con su presencia en el centro de la sala. Era imposible no sorprenderse, admirarlo y respetarlo. Los más chicos lo llamaban “la hormiga gigante”. Contaba con:En una cúpula de 20 m de diámetro.
8.900 estrellas fijas proyectadas con colores y variaciones de brillo.
Proyectores de la Luna, el Sol y los planetas visibles.
Constelaciones. Fases lunares y Eclipses lunares y solares.
La Vía Láctea. Nebulosas - Cúmulos estelares - Nubes de Magallanes.
Elementos astronómicos: eclíptica, meridianos y paralelos, escalas de coordenadas, etc.
Movimiento diurno del cielo (días y noches) y otros movimientos.


En 1971 se realizaron modificaciones en el proyector original, para transformarlo en modelo V. Se incorporó un proyector de la Luna en condiciones de representar eclipses. Se agregaron: proyectores de nubes, escalas de coordenadas esféricas, una consola de comando y de conexiones. En años posteriores, se incorporaron seis proyectores panorámicos de horizonte y una imagen del planeta Tierra provistos por la casa Carl Zeiss. En 1977 se adquirió un sincronizador Fasten con el fin de automatizar a los proyectores auxiliares. En 1981 se introdujeron 22 proyectores de efectos especiales y 10 proyectores Kodak Ektagraphic.
En 1993, el Gobierno de Japón donó equipos por un valor de medio millón de dólares, de acuerdo a un programa de apoyo a actividades educativas y culturales en países de América Latina. Se recibió: un estudio de video, un sistema de audio para estudio de video, cuatro exhibidores de video y tres proyectores de video, fabricados por SONY. Incluía el envío de proyectores Goto para diapositivas, para nubes crepusculares, una nave espacial y un zoom 1:6. En ese mismo año, se incorporó un reproductor de laserdisc SONY.
En 1998 se adquirió un sistema para la automatización de los efectos especiales de sala, el equipo “All sky system”, con tres proyectores de efectos especiales, diapositivas, laser disc y un grabador Pascam de cinta abierta, con cuatro canales. También se obtuvo un sistema para adaptar las nuevas lámparas para las estrellas, debido a que las que estaban en uso, se habían dejado de fabricar.


A partir de la instalación de los equipos, los efectos especiales que se utilizaban en los espectáculos podían ser programados y activados desde una computadora. Con esta nueva tecnología, se logró un mayor dinamismo en las presentaciones y se mejoró la sincronización entre imagen, música y locución. ¡Una gran diferencia con las primeras funciones, presentadas 30 años antes!
El interés del público quedó evidenciado por el hecho de que durante todos esos años la demanda de las escuelas superó la capacidad de satisfacerlos. Y el público no escolar llenaba las salas. Era muy estimulante y siempre lo siguió siendo, haber logrado atraer a una nutrida concurrencia de estudiantes y de público de todas las edades.

MEGASTAR IIA (actual)
En 2008 se reemplazó el Planetario Zeiss por un Planetario modelo Megastar II A, instrumento japonés de 32 lentes y lámparas LED que muestra estrellas de hasta la magnitud 11, así como 140 cúmulos, nebulosas y la Vía Láctea.
En simultáneo se incorpora un sistema de video full dome -el Sky Skan Definiti Projection Systems- que cubre completamente la cúpula semiesférica de 20 m. de diámetro. Está integrado por DigitalSky2 (software con panel de navegación para recorrer el Universo); ocho computadoras gráficas de alta performance que procesan la información para traducirla en video y audio y seis proyectores tecnología DLP, responsables de proyectar al domo entornos virtuales de gran realismo con una resolución de 3K y 14.000 lumens.


En 2017 se completa renovación tecnológica. Se instalaron nuevos proyectores que permitieron cuadruplicar la calidad de las proyecciones Sky-Skan con resolución 8K, con un contraste elevadísimo y un sistema de brillo de más de 126.000 lumens.
En 2015, se Inaugura un espacio en el anillo del segundo piso del Planetario donde los visitantes pueden ver el “antiguo instrumento zeiss” restaurado para su exposición. En 2017, el Planetario reabre sus puertas totalmente renovado. Su edificio, declarado patrimonio histórico y cultural de la Ciudad, fue restaurado y puesto en valor respetando su fisonomía y estética originales.
El entorno de este ícono porteño también fue intervenido: se amplió el hexágono de cemento que conforma la explanada de acceso. En el parque se restauraron y renovaron los senderos y caminos interiores, se instalaron luces de piso, nuevas luminarias, mobiliario urbano y señalética a lo largo de todo el predio.


Desde el parque es posible disfrutar de los 50 metros de pantallas LED translúcidas, instaladas en el anillo del primer piso que funcionan en conjunto con el sistema de mapping que se proyecta sobre la característica cúpula del edificio. En esa semiesfera se instalaron 350 luces, y un Sistema de Telegestión para que el Planetario se ilumine de forma coordinada con el Obelisco, el Monumento de los Españoles, la Pirámide de Mayo, el Puente de la Mujer, la Floralis Genérica y la Torre Monumental.
La innovación tecnológica más profunda se realizó en el interior del Domo, donde se instalaron nuevos proyectores que permiten cuadruplicar la calidad de las proyecciones, A partir de ahora, el Planetario de Buenos Aires es el primero en Latinoamérica que cuenta con 6 proyectores Sky-Skan con resolución 8K., lo que indica que el domo contiene 38 millones de píxeles.
Las proyecciones tienen un contraste elevadísimo de más de 10.000 a 1, con un sistema de brillo de más de 126.000 lumens.

Museo
El Museo, en el primer piso, también es escenario de renovación tecnológica. Se incorporó Galibot, un robot que da la bienvenida e interactúa con los visitantes. Con Dimensión Cosmos, Experiencia Kinect, se puede jugar con los planetas del Sistema Solar. Simuladores 4D- Experiencia Big Bang proponen un viaje vertiginoso en el espacio y en el tiempo. En el anillo del segundo piso, se inauguró un espacio destinado a una muestra de astro-fotografía.
Una serie de pantallas touch con información de alto impacto visual te acercan a una gran diversidad de temas astronómicos organizados en tres ejes: Sistema Solar, Vía Láctea y Universo. Vas a aprender sobre la Tierra, la Luna y los astros del Sistema Solar. El Sol y las demás estrellas; agujeros negros, supernovas, nebulosas, cúmulos estelares y, por supuesto, la exploración espacial.

Copernicano
Sistema planetario mecánico construido en Alemania en 1901 y adquirido por el Planetario luego de su inauguración en 1967. La esfera de vidrio representa el Universo con sus estrellas y constelaciones. En el centro se encuentra el Sol y los 8 planetas.
El nombre Copernicano se debe al astrónomo polaco Nicolás Copérnico, quien en 1543 postuló en su libro “Sobre las revoluciones de las esferas celestes” un nuevo sistema astronómico con el Sol en el centro del Universo (Sistema Heliocéntrico). Hasta entonces, la observación del cielo y el sentido común habían hecho pensar que la Tierra, inmóvil, ocupaba el centro de un Universo en rotación (Sistema Geocéntrico). Galileo Galilei y Johannes Kepler fueron defensores del sistema copernicano. El Copernicano fue restaurado y automatizado con la colaboración de la Fundación Siemens.
El Planetario Galileo Galilei fue construido con el fin de que el conocimiento astronómico trascienda el mundo académico y sea accesible a todas las personas. Y así fue. El edificio -declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad- recibe todos los días estudiantes, turistas y locales interesados en la ciencia y el espacio exterior. Pero muy pocos saben cómo surgió este llamativo espacio ubicado en el barrio porteño de Palermo.
El edificio, que bien puede sugerirnos la forma de una nave espacial, quedó ubicado en la intersección de Avenida General Sarmiento y Belisario Roldán, dentro del Parque Tres de Febrero. Su primera función fue el 13 de junio de 1967, y desde entonces recibió diversas reformas y actualizaciones.

Un poco de historia: nacen los planetarios
En agosto de 1923, brilló por primera vez un cielo estrellado artificial producido por un instrumento llamado planetario. Fue en la ciudad de Jena en Alemania. Lo habían instalado dentro de una cúpula de 16 m. de diámetro armada en la terraza de la empresa Carl Zeiss. Tiempo después, fue trasladado al famoso Museo Alemán de Múnich, donde miles de visitantes pudieron disfrutarlo.
Ese equipo original fue construido para mostrar el aspecto del cielo estrellado sólo para la latitud de la ciudad de Múnich (48° Norte), pero luego fue perfeccionado, con el fin de que fuera un instrumento universal, es decir, que permitiera observar el cielo visible en todos los lugares del planeta.

Un planetario para Buenos Aires
A comienzos de la década del 30, numerosas personalidades e instituciones de nuestro país se hicieron eco de lo que en Europa se denominó “El milagro de Jena”. La Sociedad Científica Argentina, la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, GAEA Sociedad de Estudios Geográficos y la Asociación Amigos de la Astronomía destacaron las ventajas que traería a nuestra actividad cultural la instalación de un planetario. En 1932, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires designó una comisión con el fin de estudiar un proyecto para dotar a la ciudad de un acuario y de un planetario. Pero no se concretó.
A partir de 1958, por iniciativa del entonces Secretario de Cultura de la Municipalidad, Dr. Aldo Armando Cocca, se designó una comisión asesora honoraria que debía estudiar la adquisición y la futura ubicación de un planetario. El 17 de septiembre de 1959 ingresó el Proyecto de Ordenanza al Concejo Deliberante.

El 28 de diciembre de 1960 se aprueba el proyecto de resolución que autoriza al Departamento Ejecutivo a contratar la adquisición de un planetario Zeiss modelo IV a la empresa Carl Zeiss de Oberkochen –Alemania- y la construcción de un edificio para instalarlo en los jardines de Palermo.
El proyecto del edificio fue encomendado en 1960, al Arquitecto Enrique Jan que por entonces integraba el equipo de profesionales de la Dirección General de Arquitectura de la Municipalidad. Las obras de construcción del Planetario comenzaron en 1962.
Por sugerencia de la Sociedad Italiana Leonardo da Vinci, la Federación General de Sociedades Italianas de la República Argentina, propuso al Intendente Municipal que se ponga el nombre de Galileo Galilei al Planetario en construcción.

El acto inaugural
Como acto de clausura de los festejos celebratorios del Año del Sesquicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina, la Intendencia Municipal dispuso habilitar oficialmente las instalaciones del Planetario, que se encontraba en construcción, para realizar un Coloquio los días 19 al 22 de diciembre de 1966. Se lo denominó: “Primer coloquio sobre los progresos de la exploración cósmica y sus consecuencias para la humanidad” y participaron en él destacados especialistas en las ciencias del espacio que trataron el tema: “El Universo y la Sociedad”. El por entonces Intendente Eugenio Schettini inauguró el Planetario el 20 de diciembre de 1966.
Si bien la mayor parte del edificio se encontraba terminado, faltaban detalles para habilitarlo definitivamente al público. La sala de proyección no disponía de butacas, faltaba instalar los cortinados, los revestimientos de madera, el ascensor, los vidrios, el equipo de aire acondicionado, no se contaba con los muebles para las oficinas y no se disponía de la conexión con la red eléctrica de la ciudad. Finalizado el Coloquio, continuaron los trabajos, con el fin de lograr su funcionamiento integral al año siguiente.


Durante un tiempo, se realizaron exhibiciones con el instrumento planetario que estuvieron a cargo del Sr. Carlos Seguers, Presidente de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía, quien había recibido entrenamiento de los técnicos alemanes que habían instalado el instrumental. Él sería el primer director del Planetario. Pero, lamentablemente, el 1º de mayo de 1967 falleció. Días después, el Dr. Schettini propuso al Prof. Antonio Cornejo a cargo de la puesta en marcha del Planetario.
Era la primera vez que veía un planetario en funcionamiento; realmente fue una impactante experiencia poder apreciar como la sala quedaba cubierta por un magnífico cielo estrellado.
Antonio Cornejo
Director del Planetario desde 1967 hasta el año 2000


La primera función se realizó el día 13 de junio de 1967. Fue para estudiantes que tuvieron que permanecer de pie ante la falta de butacas. Durante el segundo semestre, se trabajó solo para estudiantes y las funciones se realizaban los días martes, jueves y sábados. La apertura definitiva para el público en general tuvo lugar el día 5 de abril de 1968, una vez que fueron instaladas en la sala las butacas importadas de Alemania.
Comenzó así la etapa de planear, dirigir y realizar representaciones para públicos de diferentes edades. Se buscó brindar información astronómica a los visitantes, y realzar la enseñanza de la Astronomía dentro del sistema educativo a través de shows con relato en vivo brindados por conferencistas, con el fin de interactuar con el público, en especial con los estudiantes.

El Planetario y la incorporación de nueva tecnología
Con sus 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso, el instrumento Planetario Zeiss model IV se imponía con su presencia en el centro de la sala. Era imposible no sorprenderse, admirarlo y respetarlo. Los más chicos lo llamaban “la hormiga gigante”. Contaba con:En una cúpula de 20 m de diámetro.
8.900 estrellas fijas proyectadas con colores y variaciones de brillo.
Proyectores de la Luna, el Sol y los planetas visibles.
Constelaciones. Fases lunares y Eclipses lunares y solares.
La Vía Láctea. Nebulosas - Cúmulos estelares - Nubes de Magallanes.
Elementos astronómicos: eclíptica, meridianos y paralelos, escalas de coordenadas, etc.
Movimiento diurno del cielo (días y noches) y otros movimientos.


En 1971 se realizaron modificaciones en el proyector original, para transformarlo en modelo V. Se incorporó un proyector de la Luna en condiciones de representar eclipses. Se agregaron: proyectores de nubes, escalas de coordenadas esféricas, una consola de comando y de conexiones. En años posteriores, se incorporaron seis proyectores panorámicos de horizonte y una imagen del planeta Tierra provistos por la casa Carl Zeiss. En 1977 se adquirió un sincronizador Fasten con el fin de automatizar a los proyectores auxiliares. En 1981 se introdujeron 22 proyectores de efectos especiales y 10 proyectores Kodak Ektagraphic.
En 1993, el Gobierno de Japón donó equipos por un valor de medio millón de dólares, de acuerdo a un programa de apoyo a actividades educativas y culturales en países de América Latina. Se recibió: un estudio de video, un sistema de audio para estudio de video, cuatro exhibidores de video y tres proyectores de video, fabricados por SONY. Incluía el envío de proyectores Goto para diapositivas, para nubes crepusculares, una nave espacial y un zoom 1:6. En ese mismo año, se incorporó un reproductor de laserdisc SONY.
En 1998 se adquirió un sistema para la automatización de los efectos especiales de sala, el equipo “All sky system”, con tres proyectores de efectos especiales, diapositivas, laser disc y un grabador Pascam de cinta abierta, con cuatro canales. También se obtuvo un sistema para adaptar las nuevas lámparas para las estrellas, debido a que las que estaban en uso, se habían dejado de fabricar.


A partir de la instalación de los equipos, los efectos especiales que se utilizaban en los espectáculos podían ser programados y activados desde una computadora. Con esta nueva tecnología, se logró un mayor dinamismo en las presentaciones y se mejoró la sincronización entre imagen, música y locución. ¡Una gran diferencia con las primeras funciones, presentadas 30 años antes!
El interés del público quedó evidenciado por el hecho de que durante todos esos años la demanda de las escuelas superó la capacidad de satisfacerlos. Y el público no escolar llenaba las salas. Era muy estimulante y siempre lo siguió siendo, haber logrado atraer a una nutrida concurrencia de estudiantes y de público de todas las edades.

MEGASTAR IIA (actual)
En 2008 se reemplazó el Planetario Zeiss por un Planetario modelo Megastar II A, instrumento japonés de 32 lentes y lámparas LED que muestra estrellas de hasta la magnitud 11, así como 140 cúmulos, nebulosas y la Vía Láctea.
En simultáneo se incorpora un sistema de video full dome -el Sky Skan Definiti Projection Systems- que cubre completamente la cúpula semiesférica de 20 m. de diámetro. Está integrado por DigitalSky2 (software con panel de navegación para recorrer el Universo); ocho computadoras gráficas de alta performance que procesan la información para traducirla en video y audio y seis proyectores tecnología DLP, responsables de proyectar al domo entornos virtuales de gran realismo con una resolución de 3K y 14.000 lumens.


En 2017 se completa renovación tecnológica. Se instalaron nuevos proyectores que permitieron cuadruplicar la calidad de las proyecciones Sky-Skan con resolución 8K, con un contraste elevadísimo y un sistema de brillo de más de 126.000 lumens.
En 2015, se Inaugura un espacio en el anillo del segundo piso del Planetario donde los visitantes pueden ver el “antiguo instrumento zeiss” restaurado para su exposición. En 2017, el Planetario reabre sus puertas totalmente renovado. Su edificio, declarado patrimonio histórico y cultural de la Ciudad, fue restaurado y puesto en valor respetando su fisonomía y estética originales.
El entorno de este ícono porteño también fue intervenido: se amplió el hexágono de cemento que conforma la explanada de acceso. En el parque se restauraron y renovaron los senderos y caminos interiores, se instalaron luces de piso, nuevas luminarias, mobiliario urbano y señalética a lo largo de todo el predio.


Desde el parque es posible disfrutar de los 50 metros de pantallas LED translúcidas, instaladas en el anillo del primer piso que funcionan en conjunto con el sistema de mapping que se proyecta sobre la característica cúpula del edificio. En esa semiesfera se instalaron 350 luces, y un Sistema de Telegestión para que el Planetario se ilumine de forma coordinada con el Obelisco, el Monumento de los Españoles, la Pirámide de Mayo, el Puente de la Mujer, la Floralis Genérica y la Torre Monumental.
La innovación tecnológica más profunda se realizó en el interior del Domo, donde se instalaron nuevos proyectores que permiten cuadruplicar la calidad de las proyecciones, A partir de ahora, el Planetario de Buenos Aires es el primero en Latinoamérica que cuenta con 6 proyectores Sky-Skan con resolución 8K., lo que indica que el domo contiene 38 millones de píxeles.
Las proyecciones tienen un contraste elevadísimo de más de 10.000 a 1, con un sistema de brillo de más de 126.000 lumens.

Museo
El Museo, en el primer piso, también es escenario de renovación tecnológica. Se incorporó Galibot, un robot que da la bienvenida e interactúa con los visitantes. Con Dimensión Cosmos, Experiencia Kinect, se puede jugar con los planetas del Sistema Solar. Simuladores 4D- Experiencia Big Bang proponen un viaje vertiginoso en el espacio y en el tiempo. En el anillo del segundo piso, se inauguró un espacio destinado a una muestra de astro-fotografía.
Una serie de pantallas touch con información de alto impacto visual te acercan a una gran diversidad de temas astronómicos organizados en tres ejes: Sistema Solar, Vía Láctea y Universo. Vas a aprender sobre la Tierra, la Luna y los astros del Sistema Solar. El Sol y las demás estrellas; agujeros negros, supernovas, nebulosas, cúmulos estelares y, por supuesto, la exploración espacial.

Copernicano
Sistema planetario mecánico construido en Alemania en 1901 y adquirido por el Planetario luego de su inauguración en 1967. La esfera de vidrio representa el Universo con sus estrellas y constelaciones. En el centro se encuentra el Sol y los 8 planetas.
El nombre Copernicano se debe al astrónomo polaco Nicolás Copérnico, quien en 1543 postuló en su libro “Sobre las revoluciones de las esferas celestes” un nuevo sistema astronómico con el Sol en el centro del Universo (Sistema Heliocéntrico). Hasta entonces, la observación del cielo y el sentido común habían hecho pensar que la Tierra, inmóvil, ocupaba el centro de un Universo en rotación (Sistema Geocéntrico). Galileo Galilei y Johannes Kepler fueron defensores del sistema copernicano. El Copernicano fue restaurado y automatizado
con la colaboración de la Fundación Siemens.



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“EL SONIDO DE LA FRAGILIDAD DEL CHARLY ACTUAL”
SERGIO MARCHI, EL AUTOR QUE FUE AMIGO DEL MÚSICO (YA NO), PUBLICÓ UNA VERSIÓN ACTUALIZADA DE LA EXTENSA Y FUNDAMENTAL BIOGRAFÍA DE GARCÍA
— texto de Damián Damore —Sergio Marchi considera que en el nuevo disco de Charly “no hay demasiada novedad, pero siempre emite algún destello”
La reedición de la biografía No digas nada. Una vida de Charly, escrita por Sergio Marchi, coincide con uno de los momentos más esperados por los fanáticos de Charly García: el lanzamiento de un disco nuevo. La lógica del escorpión aterrizó en las plataformas digitales en estos días, tras la ¿filtración? de “Yo ya sé”; en estos tiempos de marketing desembozado parece más una estrategia que reemplaza al viejo corte de difusión que un descuido, un gesto anónimo y generoso o una traición.

Estamos frente a un nuevo libro viejo. No digas nada… es algo más que una versión actualizada porque contiene una subtrama inimaginable en los días en los que se editó por primera vez: las sombras que cubren la última etapa de Charly, generadas por el ala protectora de Palito Ortega. Aparece la tensión, el nuevo cliffhanger: ¿dónde habrá quedado parado el narrador? Aunque el grueso de la historia se mantiene intacto, el nuevo prólogo –que en lugar de un clásico “allá lejos y hace tiempo” resuena con la inmediatez de un “ayer nomás”– añade una fuerza que estruja los hechos y los lleva a otra dimensión. Nos empuja a escudriñar lo que antes dejábamos pasar por alto, a leer en las entrelíneas de la relación que Charly García entrelazó con su propio mito. Por esa famosa grieta se cuela la pelea entre el músico y su biógrafo, entre García vuelto una medusa incontrolable y Marchi, montado en la fragilidad de su credo. Como si el sainete fuera parte de uno de esos guiones en los que otro Charlie, Kaufman, termina enredado en el guion.
“Pensé, ‘qué genial, algún día, poder hacer la biografía de Charly’. En 1993, recibí una llamada de un amigo suyo que había conocido en Pinamar. Me dijo que Charly quería hacer un libro y me preguntó si podía ir al día siguiente a la sala. Acepté de inmediato. Al llegar, me recibió con un abrazo y me dio la bienvenida al proyecto, diciéndome que esperaba que no fuera demasiado sacrificado. Pasamos un tiempo conversando durante un ensayo y, más tarde, en su oficina, donde seguimos charlando. La propuesta para escribir el libro surgió directamente de él. Me mencionó que la otra opción era Eduardo Berti, quien había escrito el libro sobre
Spinetta. Sin embargo, Charly decidió que yo sería el elegido”.
–¿Escuchaste el nuevo disco?
–No me invitaron a la escucha porque estoy proscrito. Vi algunas fotos, hubo mucha gente de la farándula. Cuento de mi proscripción en el prólogo de esta reedición. Me llegó un enlace de “Yo ya sé”, la escuché solo para ver de qué se trataba: eso es todo lo que sé. Son viejas obsesiones, el psicoanálisis, internet. Él decía que los psicólogos te meten en una baldosa –dibuja un cuadrado en el aire– y si no encajas en el molde que Freud dictó, estás loco. Me parecen ideas viejas. Pero bueno, todo artista tiene obsesiones que se repiten. Es un disco que representa en sonido la fragilidad del Charly actual. No hay demasiada novedad, pero siempre emite algún destello.
–Imagino que los haters te habrán acusado de oportunista por esta reedición.
– No se la iban a perder, hice comentarios en mi canal de YouTube. Ya ves. La realidad es que en 2013 accedí a que se hiciera una octava edición luego de agotadas las anteriores pero no quise actualizarla, hacía cuatro años que me había apartado de la intimidad de Charly desde la primera vez que lo vi. Esta nueva edición abarca los acontecimientos en torno a él hasta mayo de 2024. Consideré que, cuando se cumplieron 25 años desde la publicación original, era el momento adecuado para actualizar su historia.
–¿Qué pasó puntualmente?
–Me eyecté cuando vi dos o tres ninguneos seguidos. Decidí irme con mi familia y pasar todo un domingo ahí, desconectado. Obviamente, si sos amigo de Charly, sin pudor podés conseguir lo que sea después de todo eso. Yo fui amigo de Charly, no lo soy más. Me fui cuando ocurrieron esas cosas, que detallo en el libro. La cuestión es que cuando hacés mucho por alguien y le pedís un pequeño gesto a cambio, que no es un privilegio ni nada especial, solo un mínimo reconocimiento, esperás una respuesta positiva. Después de tantas entrevistas, de tantas veces que me esforcé por él, cuando finalmente le pido algo, me responde que no. ¿Me castigás por ser tu amigo? ¿Me ninguneás? ¿Querés bajarme el precio? Es un trago amargo. Y luego, ni siquiera un gracias cuando le pedí al manager que organizara una lista de temas, grabara algunos CDs para los músicos, para que aprendieran las canciones.
–¿Qué hiciste cuando la relación se rompió?
–Escribí un mensaje en Facebook que decía que a partir de ahora ya no estaría más en el entorno de Charly. Lo busqué una vez, lo encontré, pero luego no lo encontré más el posteo. En el mensaje, dejé la puerta entreabierta, pero aclaré que no tenía nada más que ver con eso. Después, el manager Fernando Szereszevsky se acercó molesto. “¿Qué te pasa? ¿Qué querés? ¿Guita?”.
– ¿Te ofreció plata?
–No, no me ofreció nada. Fue una especie de retórica. Mi respuesta fue una defensa: no se trataba de dinero. Yo no tenía ningún contrato; simplemente iba porque habíamos acordado que cada dos domingos iría a quedarme con Charly para que Palito pudiera venir a Buenos Aires a descansar. Mi presencia era una forma de contención. Sin embargo, empecé a preguntarme si realmente Charly me necesitaba cerca, si realmente le importaba. Yo estaba en un diario de tirada nacional como Crítica y él daba notas para Clarín, La NacioN, Rolling Stone... Entonces pensé: “¿Por qué no me da una nota a mí también? Estoy aquí al lado, sabés que te voy a cuidar”. Me sorprendió que me dijera que no y a otros sí. Había pruebas de que lo había cuidado; él lo sabía. Me sentí ninguneado a pesar de nuestra relación. Así que me barrí, me fui y listo. El manager me dijo: “mirá, parte de lo fundamental es que Charly mantenga la normalidad. Y la normalidad es que vos estés”. Le digo: ni lo va a notar, no va a decir nada.
–Existe el cliché de que los trabajos de Charly posteriores a sus problemas de salud no son comparables con sus obras anteriores. ¿Qué opinás sobre esto?
–Pienso varias cosas. No podemos comparar ningún pico de Charly García, incluso si hubiera sido un señor atlético, con lo que entendemos como un pico en los músicos modernos. Los artistas tienen un período de esplendor que, generalmente, se limita a dos o tres discos. Pero el pico de Charly fue mucho más extenso. Desde Pequeñas anécdotas sobre las instituciones hasta Parte de la religión, son más de once años de creatividad y luz pura. No podemos medir eso con los estándares actuales, independientemente de su estado de salud. Es cierto que, con el tiempo, su condición física le ha impedido hacer lo mismo que antes. No es el Charly de antes, y eso es lógico. Pero tampoco podemos ser completamente indulgentes. Viendo el tracklist de su nuevo disco, sin haberlo escuchado aún, noto que hay material que viene de hace tiempo. Muchos critican Random, su disco anterior, diciendo que no fue un buen disco. Pero yo no estoy de acuerdo. ¡Random fue un gran disco para Charly!: 10 temas nuevos, que no habíamos escuchado en ningún otro lado. Eso tiene un valor enorme.
Literatura del shock
No digas nada está narrada en primera persona, lo que puede llevarnos a pensar en los campos de eso que se conoce como literatura del yo. Sin embargo, los nuevos capítulos parecen configurar una literatura del shock. Creada de un modo evolutivo –la presión biológica que genera el modo supervivencia García en la que el autor se introduce resulta difícil de maniobrar–, acá no encontramos los rastros de un simple cronista: la cercanía del vínculo y, a veces, la aparición de distintos conflictos, añaden capas adicionales a la mera biografía, el libro documenta los eventos de la vida de García y también refleja el impacto de la relación. ¿Qué pacto secreto regula el acto de seguir la vida de una (¿la?) estrella del rock hecho en el país? ¿Cuál es el límite? ¿Quién lo fija? Quienes integran el star system suelen construir un muro humano dispuesto a hacer lo necesario para proteger de los ataques del mundo exterior: fans ansiosos, periodistas molestos, parientes ávidos, novias demandantes, conocidos y peluqueros.
Detrás de la muralla
“Creo que Charly nunca fue del todo adecuado para mantenerse aislado tras los muros de la fama. Acá, los muros son de menor densidad que en Estados Unidos, por ejemplo. Allá tenés mansiones, asistentes, como el señor Burns de Los Simpson. Acá no es así. Charly, siendo el más famoso de todos, tampoco tenía ese tipo de barreras. Es más, se necesitaba desafiarlo. No es que cuando salíamos había que armar un operativo. Si salís con Charly, olvidate de caminar rápido. No es que él no caminara rápido, sino que lo paraban todo el tiempo. Si mirás el prólogo de mi libro, cuando dice ‘vida privada’, a él le sonaba a ‘privación de vida’. Intimidad era algo como estar cagando en el baño. Es una frase muy definitoria de él, y es lo que marca la primera edición del libro”.
–¿Cuándo fue la primera vez que hablaste con él?
–En el año 1984 le hice la primera nota a Charly. Esa nota está también en el libro. Fue para Twist y Gritos, una revista en la que trabajábamos con Eduardo De La Puente. Nosotros teníamos nuestra propia revista, Tren de Carga, y luego nos fusionamos con Twist y Gritos, algo que resultó ser una pésima idea. Aunque la revista estaba bien, Tom Lupo, el director, no cumplió con lo que había prometido. Al final, me fui. En ese momento tenía a mi hija internada y necesitaba dinero.
–Cuentan que es muy estricto con los bateristas, que no quiere “pases”, ni firuletes, ¿con vos cómo fue?
–No me daba indicaciones específicas cuando tocaba, pero dependía del momento y de la situación. Cuando tocábamos en Fitz Roy (unas de las famosas salas de ensayo de García) canciones de Steely Dan, tenía que añadir algunos adornos porque la música lo pedía, aunque nunca había practicado ese estilo. Así que simplificaba las partes pero añadía algún toque. He participado de zapadas con Moris, Claudio Gabis, Rinaldo Rafanelli y otros. Charly percibía a un periodista que también tocaba un instrumento decentemente. A pesar de que no era una estrella, había que adaptarse al entorno y no desentonar con esa constelación de músicos.
–¿Qué deseás para el futuro de Charly?
–Quiero que esté bien y le vaya bien. Yo me enojé y punto, pero eso no menoscaba mi admiración hacia él y mi agradecimiento por haberme elegido en su momento. Le deseo felicidad. Lo mejor del mundo. Yo puedo deponer antinomias para acercarme a un amigo. Eso no significa resignarme a una esclavitud perpetua a su figura. Yo siempre ponía límites. Charly lo respetaba porque es un tipo muy educado, un tipo que, digamos, por ahí discernía esas cosas. A Charly lo pintan como un loco; no es un loco. Pero, evidentemente, había algunos mambos que podría haber arreglado. Siempre tiré para ese lado

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