domingo, 1 de septiembre de 2024

SELENA EN LOS BOSQUES DE PALERMO....UN PLACER....




En los Bosques de Palermo. Nació como lechería fue cuna de malevos y cerró por un asesinato; hoy, reabre como café
El chalet de estilo pintoresquista está ubicado en la Plaza Sicilia, dentro del Parque Tres de Febrero
Cerca del Jardín Japonés, este chalet de estilo pintoresquista recuperó su valor patrimonial y hoy atrae cada vez más gente
Rodolfo Reich

Escondido en una de las zonas más tranquilas de los Bosques de Palermo se encuentra un pintoresco café especializado en cosas dulces llamado Selena. Con forma de casita, enmarcado por el parque y el piar de los pájaros, parece recién salido de un cuento de hadas. Sin embargo, sus paredes esconden los secretos de una ciudad conformada a lo largo de más de un siglo, con todos sus brillos y miserias. Esta es la historia de El Tambito, un chalet de estilo pintoresquista ubicado en la Plaza Sicilia, dentro del Parque Tres de Febrero.
Todo comenzó cuando Juan Manuel de Rosas, en 1836, compró varios terrenos del llamado, en ese entonces, Bañado de Palermo, zona poco valiosa y alejada del centro de la ciudad. Allí armó su famoso caserón, como su residencia y sede del gobierno de la provincia de Buenos Aires. La secuencia luego es conocida: en 1852 Rosas fue derrotado en la Batalla de Caseros, y sus predios fueron expropiados, pasando a manos del Estado. En 1875, Domingo Faustino Sarmiento, junto con el entonces presidente Nicolás Avellaneda, plantó la magnolia americana –todavía vigente– como símbolo de la inauguración del nuevo parque de la ciudad, bautizado Tres de Febrero. Un cartel al pie de la magnolia dice: “Un paseo público que entregamos hoy al solaz del pueblo”.
En 2023, se otorgó la concesión del espacio para restaurarlo y abrir allí Selena Café
Es ahí, en la poco transitada plaza Sicilia, cerca del Jardín Japonés, donde en 1877 inauguró El Tambito de la mano de Vicente Casares, miembro de la Generación del 80 y fundador de la emblemática La Martona, primera industria láctea del país. Casares tenía varios tambos en la zona de Cañuelas y vendía la leche como todos en esa época: enviándola cruda y a granel a Buenos Aires, donde los lecheros la recibían y la repartían dentro de viejos tarros en carros a caballo. Frente a las quejas por la sanidad y sabor de estas leches, Casares decidió tener su propio centro de distribución (fue el primero en pasteurizar la leche), para que los porteños pudieran acercarse a comprarla ahí, servida directamente de los tanques. También fue pionero en una moda que luego crecería por toda la ciudad, con más de 100 locales propios. Aprovechando el espacio, Casares convirtió a El Tambito en una lechería, un lugar de encuentro para vecinos y familias que se acercaba a beber un vaso de leche con vainillas.
Doble vida
Pero como el doctor Jekyll y el señor Hyde, El Tambito también tuvo dos vidas. No está claro si sucedió en simultáneo o ya cuando La Martona había cerrado, pero a la diáfana luz blanca, con la barra de mármol cálido donde la gente iba a beber un vaso de leche, le siguió la oscuridad de la noche, con el espacio reconvertido en milonga y tanguería, compitiendo en fama y atracción con el café Hansen y el Velódromo, ubicados también en el mismo parque. “Esta historia la fuimos armando de a poco. Averiguamos en el Archivo General de la Nación, también nos fueron contando partes los mismos restauradores de la propiedad, y una vez que abrimos, vinieron vecinos e incluso descendientes de los dueños de la época de Vicente Casares, que sumaron información”, cuenta hoy Romina Stoppani, quien junto a su pareja y socio, Eduardo Perret, obtuvo en 2023 la concesión del espacio para abrir Selena Café.
La cocinera Romina Stoppani, junto a su pareja y socio, Eduardo Perret, ganaron la concesión y hoy están al frente del lugar
Crimen y clausura
Lo cierto es que aquella tanguería se transformó en sede de malevos, ginebras y facones. La versión más difundida dice que una noche de 1901 un muchacho de 28 años le exigió a la orquesta que tocara un tema que él quería, amenazándolos con un cuchillo. Del público saltó otro joven, de apenas 21 años, con la intención de defender a los músicos. Hubo insultos, hubo trifulca, hubo un cuchillazo. El de 21 años falleció; el otro fue a la cárcel. Y El Tambito, testigo del crimen, quedó clausurado.
Desde entonces, comenzó una paulatina decadencia. En la década de 1940 fue sede de la administración del Parque Tres de Febrero; en los años ‘80, bajo la intendencia de Facundo Suárez Lastra, fue la Casa de la Juventud; luego, en los 2000, se rebautizó Casa Joven. Y desde ese momento, fue dejada de lado: solo quedaron burocracias, promesas vacías, falsas intenciones.
Abandonado a su suerte, el predio fue reconvertido en basural, ocupado por indigentes; sufrió más de un incendio, más de un robo y, principalmente, el olvido. Hace apenas tres años, las fotos muestran una casona decrépita, con paredes ennegrecidas por fuego, ventanas tapiadas y techos derrumbados.
"La historia la fuimos armando de a poco. Averiguamos en el Archivo General de la Nación, también nos fueron contando partes los mismos restauradores de la propiedad, y una vez que abrimos, vinieron vecinos e incluso descendientes de los dueños de la época de Vicente Casares, que sumaron información", comparte Romina
Poco tiempo después, sin embargo, le llegaría una nueva oportunidad. “Corría la pandemia. Nosotros tenemos desde hace siete años un restaurante en Palermo y yo tengo otros 20 de experiencia en gastronomía, como cocinera, pastelera y nutricionista”, comparte Romina. Con poco trabajo por el aislamiento obligatorio y muchas cuentas por pagar, ella y Eduardo comenzaron a probar distintas cosas: desde viandas a domicilio hasta otros trabajos alejados de la cocina. “En el medio nos anotamos en un servicio de boletines informativos de CABA y un día vimos la apertura de esta licitación pública. Ya habíamos pensado una vez en armar un café, pero nunca lo habíamos llegado a hacer. Y ahí decidimos ofertar. No fue fácil: somos dos personas, no un grupo económico; no tenemos contactos ni nada. Trabajamos mucho durante meses y completamos todos los papeles y presupuestos necesarios. Lo presentamos justito, media hora antes de que cerrara la oferta. Competíamos con un gran grupo gastronómico, así que cuando nos dijeron que habíamos ganado no lo podíamos creer”.
En la década de 1940 fue sede de la administración del Parque Tres de Febrero
La licitación incluyó una puesta en valor del predio, contratando a un estudio de arquitectura para la restauración del chalet. Con un presupuesto asignado de unos 100 millones de pesos, se limpió la fachada, se sellaron grietas, se repararon las vigas, tirantes, tejas y ensambles del techo original. Hubo trabajos de carpintería en puertas y ventanas, se dejó como nuevo el piso de pinotea, se recuperaron los mármoles y las barandas de la escalera de entrada. “Los arquitectos hicieron la parte estructural de afuera, el resto nosotros, incluso algunos pisos que pensamos que nos los dejaban hechos. Como es patrimonio histórico, nos tenemos que amoldar al espacio. La cocina es chiquita, así que producimos en otro lado”, dice Romina.
En los años ‘80, bajo la intendencia de Facundo Suárez Lastra, el espacio fue la Casa de la Juventud; luego, en los 2000, se rebautizó Casa Joven, y desde ese momento, cayó en el abandono
Así, el lugar recuperó parte de la luminosidad de la lechería original, pero con un corte contemporáneo: maderas claras, dos barras, lámparas de diseño, un hall central con cúpula incluida, las ventanas abiertas al parque. En las paredes, una serie de fotos en blanco y negro recorren la historia de la propiedad.
Los dulces son el fuerte de Selena, pero hay opciones para todos. "También soy nutricionista, así que si tenés una dieta particular también vas a encontrar algo para vos”, aclara Romina
Los best sellers de la casa son el Avocado Platter (una suerte de brunch con huevos revueltos, hongos salteados, tomate grillado, palta, croqueta de papa con queso brie y una tostada extra large) y la torta Márgara, con base húmeda de chocolate, cubierta con dulce de leche, crema, arándanos y frutillas, que es una bomba. “Me gusta que haya opciones para todos los gustos. Soy nutricionista, así que si tenés una dieta particular también vas a encontrar algo para vos”, aclara Romina.
La torta Márgara tiene base húmeda de chocolate y está cubierta con dulce de leche, crema, arándanos y frutillas
La lista de opciones va de una cachapa cremosa de maíz dulce a un waffle con mucho chocolate, pasando por una croissant rellena de bondiola braseada o un tiradito de abadejo con salsa de ají amarillo, entre otros.
La apertura de Selena Café fue en diciembre de 2023 y tuvo su polémica asociada. Es que grupos de vecinos y ONGs denunciaron la licitación por permitir la instalación de una cafetería comercial en un espacio público, algo que está prohibido por la ordenanza municipal Nº 46.229 y el Código Urbanístico en lo que refiere al Parque Tres de Febrero. “Pero nosotros somos dos emprendedores pequeños que participamos con esfuerzo de la licitación, una licitación hecha por el propio gobierno de la ciudad, que fue quien habilitó el espacio”, responde Romina, y agrega: “Apenas abrimos, el verano pasado, fue un éxito tremendo. En invierno es más tranquilo, pero las vacaciones también fueron muy movidas. Ahora nos estamos preparando para la primavera. Y si todo va bien, tenemos ganas de armar noches de tango”.
"Nos estamos preparando para la primavera. Y si todo va bien, tenemos ganas de armar noches de tango", comparten Romina y Eduardo
El pasado y el presente recorren caminos que a veces se cruzan y otras se bifurcan. Como los malevos y los facones, las lecherías y los cafés, el tango y la historia.

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