sábado, 21 de septiembre de 2024

DESDE ADENTRO Y DIVISAS


Negociaciones secretas para oxigenar una economía en cámara lenta
Las restricciones que tiene la administración de Javier Milei para avanzar en esta segunda fase de su plan de estabilización no son pocas; tras un primer semestre frenético, al Gobierno le está costando concretar algunas de sus iniciativas
Florencia Donovan
Luis Caputo..Alfredo Sábat
Mientras que el Gobierno despotricaba públicamente en contra del chileno Rodrigo Váldes, director a cargo del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), el responsable del programa con el país, Luis Cubeddu, viajaba a la Argentina en son de paz. El economista venezolano, ahora a cargo exclusivamente del vínculo con la Argentina, estuvo secretamente en el país a mediados de julio. Se reunió no sólo con el ministro Luis Caputo y con el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, sino que hasta fue recibido el día 16 de ese mes por la mañana por el presidente, Javier Milei, en la Casa Rosada. Ni del FMI ni del Gobierno dieron detalles del encuentro.
No es habitual que un funcionario del rango de Cubeddu se reúna con el Presidente. Pero Milei, como dijo durante la presentación del Presupuesto 2025, un evento otrora reservado para el ministro a cargo de Hacienda, podrá esgrimir que además de presidente es economista. No parece haber sido una reunión tan amigable. Dos días después de ese encuentro, Milei continuó con sus embates hacia Valdés en el canal de streaming Neura. “Tiene una mala intención con la Argentina manifiesta”, dijo entonces Milei refiriéndose a Valdés. “No quiere el bien para el país. Era contemplativo con el gobierno anterior y no con nosotros, que somos un ejemplo de esfuerzo fiscal. Él tiene otra agenda”, apuntó.
La realidad es que las restricciones que tiene la administración de Javier Milei para avanzar en esta segunda fase de su plan de estabilización no son pocas. La auditoría permanente del Fondo Monetario Internacional (FMI) es tal vez una de las más evidentes. Así, por caso, después de comprar el jueves pasado los dólares para poder depositar en el Bank of New York (BoNY) los US$1528 millones correspondientes a los intereses de la deuda que hay que pagar en enero próximo, en una señal de buena voluntad hacia los mercados -como se anticipó en esta columna-, la transferencia efectiva de los fondos por ahora no tiene una fecha firme. En Finanzas aseguran que se trata simplemente de “temas operativos” que hay que terminar de subsanar, pero en el Palacio de Hacienda también corrió la versión en las últimas horas de que la transferencia de los dólares al BoNY se hará recién finalizado septiembre, que es cuando el FMI debe sacar la foto para evaluar el cumplimiento de la décima y última revisión del programa heredado de los tiempos de Sergio Massa. “Van a esperar la revisión del cierre del III Trimestre -explica una fuente-. Tiene que ver con la observación de la meta de reservas”.
En el Gobierno hay mucha expectativa con respecto a lo dólares que empiezan a ingresar por el blanqueo de capitales. Una estimación privada que manejan algunos bancos grandes privados establece que, de sostenerse el ritmo actual, sólo a través del sistema bancario esperan recibir entre US$14.000 millones y hasta US$15.000 millones. Tal es la cantidad de dólares billete que están ingresando al sistema -y esperan que se acelere a partir de la semana próxima-, que los grandes bancos ahora están haciendo la operación inversa a la que suelen hacer en tiempos de crisis de divisas: están dele exportar dólares billete al exterior. “Esto es muy convertibilidad: la gente se deshace de los dólares. Acá faltan pesos”, ilustró un operador que lleva años en el mercado.
Después de un primer semestre frenético, en el que el Gobierno sorprendió a propios y ajenos con su audacia y buenos resultados, la economía argentina parece haber empezado a moverse en cámara lenta. Por un lado, la actividad se recupera tímidamente, y de forma despareja. Hay señales de que lo peor ya pasó, pero todavía no se ve una recuperación firme. Las empresas, por el otro lado, sostienen su interés por el país -se nota en la convocatoria de 100 ejecutivos que confirmaron su asistencia al evento en el New York Stock Exchange, en el que participará Milei el lunes de la semana que viene, en Manhattan-, pero demoran grandes decisiones de inversión hasta tanto no tener mayores certezas de cómo seguirá el plan del Gobierno para sacar al país de décadas de decadencia económica. Ahí el gran desafío del equipo económico: la hoja de ruta de la segunda fase no parece tan clara. El proyecto de Presupuesto 2025 sólo revela que el Gobierno se mantendrá firme en su objetivo de no gastar en ningún momento más de lo que le ingresa -más aún, de tener superávit financiero para poder garantizar los pagos de la deuda-, pero poco dice sobre cuál es el plan con respecto al mercado cambiario y monetario, o sobre cómo están las negociaciones con el FMI, claves para entender el programa económico que viene.
De ahí que todavía siguen anotándose nombres al listado de quienes ven en este momento una ventana de oportunidad para salirse de algún negocio. Lo de Exxon Mobil ya es de público conocimiento, y en estos días se está llevando a cabo el proceso de venta de Atria (exUltrapetrol) por parte de Southern Cross, el fondo de inversión fundado por el exQuilmes Norberto Morita. Atria es la empresa de barcazas más importante del país y uno de los actores claves en la Hidrovía que se extiende a través de los ríos Paraná y Paraguay. Morita había terminado de consolidar su ingreso en la compañía en 2022. Sin embargo, nunca terminó de ser un negocio interesante. Aunque, según señalan quienes están en el sector, la Hidrovía tiene un gran potencial en el corto plazo por dos proyectos grandes que están en marcha: uno de celulosa en Paraguay y otro de mineral de hierro que está a cargo de la empresa brasileña J&F (dueña del frigorífico JBS). El proceso de venta de la compañía no está cerrado, pero hay varios interesados que ya pasaron la primera fase. Es un negocio que también muchas cerealeras miran de cerca.
El contexto económico internacional también mejora. La decisión de la Reserva Federal de iniciar un ciclo de recorte de tasas (las bajó en 50 puntos básicos y podría recortarlas en otros 150 puntos más hasta fines de 2025) baja el costo de financiamiento para el país y sienta las bases para una mejora en el precio de las commodities. Pero está en la Argentina en poder aprovecharlo.
También la geopolítica ayuda al país en otros temas que hace tiempo vienen postergados, como es la negociación de un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Los gobiernos de Alemania e Italia empujan porque el acuerdo avance. Francia, tal vez el país que más objeciones siempre tuvo, se encuentra en estos momentos en una posición interna de mayor debilidad tras la derrota electoral este año de Emmanuel Macron. El próximo 7 de octubre representantes de Cancillería volverán a reunirse en Brasilia con negociadores de la Unión Europea. En la Argentina son optimistas por primera vez en mucho tiempo. Esperan poder tener un documento avanzado para hacer anuncios en el marco de la reunión del G20 en noviembre, en Brasil. Habrá que ver si esta vez Milei deja de lado sus diferencias personales con el brasileño Luis Inácio Lula da Silva y se sube a los anuncios.
Son muchos los frentes abiertos en una economía que tiene todo por hacer. La Comisión Nacional de Valores (CNV) está terminando de delinear la norma sobre Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (PSAV) que pondrá a consideración del mercado el mes que viene. El Gobierno sigue avanzando por estas horas con el cierre de fondos fiduciarios. En los próximos días marcará el fin del Fondo Fiduciario para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos, el Fondo Progresar y el Fondo Fiduciario Nacional de Emergencias. Esperan ir dando de baja más entre octubre y noviembre. Mucho se ha hecho, pero nunca es suficiente para una economía que todavía tiene la macro en terapia.

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La balanza comercial de agosto fue positiva en US$1963 millones
En la medida interanual, las exportaciones crecieron 15%; las importaciones cayeron casi 30%
Paula Urien
Agosto no tuvo mayores variantes con lo que viene sucediendo durante el gobierno de Javier Milei en el comercio exterior. Así, crecieron las exportaciones en su comparación interanual, esta vez casi un 15%, y disminuyeron las importaciones, casi un 30%, en el mismo período. Mientras que todos los productos exportados registraron una mejora interanual, todos los importados fueron a una baja pronunciada. A contramano estuvo la compra de vehículos, que subió 1103%. Así se consignó en el último informe Intercambio Comercial Argentino (ICA) del Indec.
Esta vez, la balanza comercial arrojó un saldo positivo de US$1963 millones, y acumuló en los ocho primeros meses US$14.151 millones a favor. Hace nueve meses que no hay déficit comercial.
En estos meses de 2024, las exportaciones argentinas totalizaron US$52.190 millones, lo que significó un incremento de 14,8%, mientras que las importaciones sumaron US$38.039 millones, con un descenso de 26,3%. Con respecto a esto último, Marcelo Elizondo, experto en negocios internacionales, explicó que esta caída, de más de un cuarto de las compras externas de enero a agosto de este año, “contribuye mucho al enfriamiento de la economía. Cuando las importaciones caen tanto, la economía está funcionando mal. Para que funcione, las importaciones tienen que avanzar”.
Durante los ocho primeros meses de 2023, marcados por una sequía muy pronunciada, el balance comercial había arrojado un saldo negativo de US$6205 millones. Y en los ocho primeros meses de 2022, el saldo había sido superavitario en US$2193 millones. “El gran saldo comercial, que en el año será de alrededor de US$20.000 millones, será el más alto de la historia argentina”, afirma Elizondo.
Precios, cantidades y más
En materia de exportaciones, en el mes crecieron un 20,7% las cantidades exportadas, aunque los precios disminuyeron un 4,8%. Las cantidades importadas descendieron un 32,2%, mientras que los precios registraron un aumento del 3,7%. No hubo viento a favor para ninguno de los dos rubros: la Argentina recibió menos por lo que vende y pagó más caro lo que compra.
El valor del flete internacional fue de US$99,8 por tonelada, 9,7% superior al mismo período de 2023, pero 22,7% inferior al de agosto de 2022. Brasil, la Unión Europea, China, Estados Unidos y Chile son los cinco principales socios comerciales de la Argentina, en ese orden. A todos el país les compró menos productos, mientras que incrementó sus ventas a estos destinos. Por sectores, Elizondo destacó el del combustible y la energía, “que crece más que los productos primarios del agro”, lo que puede dar lugar a una nueva matriz productiva.
“La balanza comercial energética aumentó respecto de julio, alcanzando los US$313 millones, debido a la estacionalidad. Esto correspondió con un aumento de los valores exportados (+8,87% interanual) debido al gasoducto Néstor Kirchner. En el año acumula US$3239 millones. Los valores importados cayeron 29% interanual”, indicaron en la consultora privada LCG. “A comienzos de septiembre se dio la disminución del impuesto PAIS, culminando con las especulaciones que posponían importaciones. Asimismo, el dólar oficial continuó apreciándose, por lo que es esperable que estimule más importaciones en septiembre”, pronosticaron en la firma.

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