sábado, 21 de septiembre de 2024

EL ESCENARIO Y CORRUPCIÓN


“Demoliciones Bullrich”, nueva arma de Milei
Claudio Jacquelin

El cambio de estatus y de dinámica en el proyecto de construcción política del Gobierno comenzó hace casi un mes, pero se consolidó en las últimas semanas. El primer paso fue la creación de una mesa que interactúa con el triángulo de hierro del poder. El segundo, el rol protagónico que empezó a desempeñar, como ariete hacia afuera, una de las integrantes de ese espacio.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se ha convertido así en el arma con la que Javier Milei apunta a horadar lo que queda de Juntos por el Cambio.
“Demoliciones Patricia”, la empresa con la que el oficialismo empezó a fisurar a Pro desde antes de que empezara el nuevo gobierno, ahora está abocada a agrandar las grietas internas y cooptar dirigentes de la UCR, sin soltar la presa del macrismo. El objetivo es construir los cimientos del neomileísmo. La soñada etapa superior de La Libertad Avanza. Si la realidad se lo permite.
Lo que comenzó como una táctica defensiva empieza a vislumbrarse ahora como un posible proyecto expansivo producto del estado de reconfiguración en el que se encuentra el mapa político nacional después del triunfo de Milei. Acelerado por el apoyo social transversal que ha mantenido hasta acá el Presidente, a pesar de la dureza del “mayor ajuste de la historia”.
A eso se sumó el novedoso esquema de vetos cruzados en el que comenzó a desenvolverse el actual proceso político y resultó el nuevo disparador de este reordenamiento en curso.
Que el Congreso haya rechazado un DNU por primera vez en 29 años y que el Poder Ejecutivo se vea compelido a recurrir al veto, en forma reiterada, para frenar leyes sancionadas con amplias mayorías en el Parlamento, por considerarlas atentatorias contra el corazón del proyecto oficial, asoma como una anomalía o síntoma de la dificultad estructural que enfrenta el oficialismo.
Milei y su mesa política se proponen destrabar en su favor ese empate funcional con el avance sobre dirigentes radicales, macristas y, también, del peronismo no kirchnerista.
Con su dureza irreductible en la gestión y con operaciones de guerrilla sobre esos debilitados espacios políticos en los que desde su campaña presidencial ya había sentado bases, Bullrich se está ganando un lugar de privilegio en la mesa del poder.
Influye, además, su condición de sostén clave de la inflexibilidad de Milei en todas las materias. Incluido el avance sobre la Corte Suprema de Justicia. De allí el sorpresivo y reciente apoyo de la ministra de Seguridad en la candidatura del hipercuestionado juez Ariel Lijo para integrar el cuerpo, aun con datos que la realidad y la historia relativizan o desmienten.
Sin embargo, como otras veces en su ya larga historia de irreductibilidad (y fidelidades sucesivas), abre algunos interrogantes y suma adversarios. Como el Gobierno.
La construcción del neomileísmo pone en un lugar más que complicado a Mauricio Macri y a Pro, a los que en la Casa Rosada ya no ven como socios preferenciales. Ahora solo son visualizados como una parte de una conformación más amplia. La consecuencia inevitable (y deseada) de esa construcción es la licuación del capital que les queda al expresidente y a la fuerza que él creó.
El presupuesto y más allá
Por eso, la discusión del presupuesto será una prueba de fuego para esta táctica. Acorralar a la presa puede ser peligroso, más si se pretende adelantar los tiempos o saltear etapas.
El objetivo final de la batalla que emprende el mileísmo (envalentonado aún más por la conocida temeridad bullrichista) es la configuración de un nuevo espacio oficialista ampliado para las próximas elecciones.
En el corto y el mediano plazo la mesa política oficialista apunta, con urgencia, a dotar de mayor volumen al escuálido poder que el Gobierno tiene en el Congreso, donde está representado por una Armada Brancaleone sin experiencia ni afecto societario, solo unida por el culto a la personalidad de Milei. En este escenario complejo, la táctica y la estrategia pueden entrar en colisión.
“La sociedad de la milanesa no existe más. Macri se equivoca cuando pretende discutir en pie de igualdad con Milei. Mauricio ya no conserva el poder que cree tener y en el Gobierno lo sabemos todos. No son el último vaso de agua en el desierto. Cada vez más legisladores y diputados de distintos espacios, incluidos peronistas, radicales y provinciales, están dispuestos a apoyar la gestión presidencial”, dicen en la mesa política oficialista, entusiasmados con la prédica de Bullrich.
La crisis de liderazgo y representación que atraviesa al arco político no oficialista, afincado en los fracasos de los gobiernos precedentes y la distancia con las demandas de una parte sustantiva del electorado, es el sustrato sobre el que operó y sigue ilusionando al flamante mileísmo político.
Sin embargo, la crítica situación por la que atraviesa la dirigencia opositora no impide que en las encuestas y, sobre todo, en los sondeos cualitativos, cobren cada vez relevancia expresiones de fatiga social. El vacío en política siempre tiende a llenarse.
Si se consolidara el incipiente cambio de clima que están advirtiendo la mayoría de los consultores más respetados, algunos políticos podrían ahora estar apurándose demasiado por integrar un espacio al que estarían llegando tarde. Todo depende de la economía y, como nadie puede despejar esa variable, el estado de confusión es amplio y, por ahora, beneficia al Gobierno.
Mientras tanto, la forma en que se construyó el tercio de diputados que impidió la caída del veto a la ley de aumento de las jubilaciones entusiasma al Presidente y lo llevó a descubrir aristas de la política más placenteras de las que imaginaba (y denostaba).
Las fotos con legisladores que le ofrendaron en la Casa Rosada el cambio de su voto respecto de la actualización de las jubilaciones a cambio de promesas de un futuro político mejor para ellos (en el más noble de los casos) fue la primera exteriorización del cambio que empezó a operar en Milei.
El asado ofrecido a los “héroes” que apoyaron su veto al aumento de los haberes jubilatorios terminó por coronarlo. No obstante, el Presidente les hizo pagar la cena a precio de parrilla palermitana. Nada nuevo. En la Argentina abundan los casos de mezquindad para con los héroes.
El nuevo placer de Milei
“Javier está descubriendo el gusto de vincularse no solo con sus seguidores, sino de interactuar con dirigentes políticos que se acercan, aunque no sean libertarios. Por eso, en el asado de Olivos se quedó hasta el final, lo que hasta hace poco era impensable”, revela uno de los integrantes del acotado entorno presidencial. La economía estaría empezando a no ser todo para el primer presidente economista.
En esa nueva realidad recuperó protagonismo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, después de sus diferencias (no saldadas) con el gurú Santiago Caputo. También sigue ganando influencia, aunque no integra formalmente la mesa política de los martes, el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, José Luis Espert.
Como una señal de la nueva etapa de revalorización de la construcción política, Francos y Espert, con sus respectivas esposas, fueron invitados por Milei a comer a Olivos después de la presentación del presupuesto en el Congreso. A ellos no les cobró el cubierto como a “los héroes”, aunque el menú fue bastante más amplio, ya que pudieron optar entre risotto, carne vacuna y pechuga de pollo con ensaladas de plato principal, y entre flan, ensalada de frutas y mousse de chocolate, para el postre
Tal vez fue un pago adelantado por el arduo trabajo que les espera al jefe de Gabinete y al diputado, junto al equipo económico, a la hora de reunir los votos en el Congreso para que se sancione el presupuesto del déficit cero.
No solo la avanzada de “Demoliciones Patricia” puso en alerta a algunos aliados claves. El proyecto dejó dudas, aún no despejadas, en la primera plana del macrismo legislativo. Tanto que una de las principales figuras del bloque de diputados llegó a hacerle una pregunta incómoda, pero inevitable, a Milei.
“¿Vos querés que esto se apruebe o presentaste estos números para que te los rechacen, quedarte con el rédito de que se oponen los degenerados fiscales y gobernar con el premás supuesto 2023 para disponer discrecionalmente de la asignación de partidas?”, lo interrogó un diputado que construyó un vínculo de confianza con el Presidente. Es lo mismo que se preguntan muchos otros actores políticos y económicos.
La respuesta presidencial no despejó las dudas del curtido legislador. “Por supuesto que quiero que se apruebe”, lo cortó Milei, sin que el diputado pudiera repreguntarle si el Gobierno esperaba que el proyecto se aprobara a libro cerrado o si había espacio para la negociación (como ya admitió Espert) y hasta qué límites.
Ahí vuelven a cruzarse tanto las elucubraciones políticas como algunos detalles técnicos del proyecto de “ley de leyes” elevado por el Poder Ejecutivo. Las acotadas partidas para educación y las amplios recursos destinados al aparato de inteligencia no son motivo excluyente de cuestionamientos.
Aun entre los legisladores de Pro que hasta acá han sido cruciales para el Gobierno llamaron la atención algunos enunciados que parecen más signados por la construcción de la narrativa política que por el rigor económico y financiero.
En ese punto, macristas, peronistas no kirchneristas y radicales subrayaron con ironía que en el final del texto de la iniciativa se admita que el superávit fiscal se alcanzará “si se descartan las transferencias que la administración nacional hace a las empresas públicas y otros entes”. Además, se reconoce que si se proyectan esas erogaciones “el resultado financiero previsto para el año 2025 alcanza un déficit de $2.326.807 millones”. El déficit cero es una consigna militar. Y una realidad nada sencilla de alcanzar, dicen los opositores que miran con suspicacia tales aclaraciones.
Aunque se pudiera avanzar en la privatización de las empresas públicas que se propone el Gobierno su concreción no sería inmediata, así como la eliminación del gasto que estas y “otros entes” generan.
En este contexto debe incluirse, y no solo en el de la disputa política con el sindicalismo, el conflicto de Aerolíneas Argentinas, que según altas fuentes del Gobierno es uno de los principales desafíos que se evalúan en la mesa política.
En la escalada de esa disputa también se proyecta la sombra de Bullrich. La identificación del sindicalismo peronista como uno de los grandes obstáculos para un cambio radical del país es una antigua convicción (u obsesión) de la ministra de Seguridad. Más si enfrente tiene al clan Moyano, que ya se sumó a la vanguardia de la batalla de los gremios aeronáuticos.
En esa batalla Bullrich acumuló demasiadas derrotas en los dos gobiernos previos que integró, así como cuando militaba en la Juventud Peronista y, con Montoneros, combatía a la “burocracia sindical”. Se ilusiona con que esta vez sea la vencedora, de la mano de la determinación de Milei, cualidad que no encontró en los dos presidentes (Fernando de la Rúa y Macri) a los que sirvió anteriormente. Otra coincidencia que hermana a Presidente y ministra.
Por todo eso, la nueva herramienta que Milei acaba de sumar en un lugar preferente en el operativo derribo de adversarios para construir el edificio del neomileísmo se llama “Demoliciones Patricia”.
“La sociedad de la milanesa se terminó”, dicen cerca de Milei, en referencia a la relación con Macri
El avance sobre la UCR y el macrismo podría abrir nuevos desafíos para el Gobierno
La oposición detectó en el presupuesto algunos dibujos para llegar al déficit cero

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Luciani dijo que sufrió “presiones inconcebibles” en el juicio contra Cristina
El fiscal del caso Vialidad reveló las situaciones que debió afrontar su familia y apuntó a Alberto Fernández
Hernán CappielloEl fiscal Diego Luciani, el miércoles, durante la exposición
El fiscal federal Diego Luciani reveló que durante el juicio en el que le tocó acusar a Cristina Kirchner sufrió “presiones inconcebibles” del expresidente Alberto Fernández, señaló que tuvo que enfrentar “operaciones” y que los medios kirchneristas lo hostigaban.
Luciani lanzó estas acusaciones durante una charla en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal organizada por Transparencia Internacional y la fundación Poder Ciudadano.
Luciani fue el fiscal que impulsó la acusación contra Cristina Kirchner por corrupción en la causa Vialidad, donde la expresidenta fue condenada por dirigir las obras públicas de Santa Cruz a favor del empresario Lázaro Báez.
Báez pasó de ser un empleado bancario a uno de los empresarios más ricos de Santa Cruz.
El año pasado, Luciani apeló la condena a seis años de prisión impuesta a Cristina Kirchner por fraude en el caso Vialidad y solicitó ampliarla para que la vicepresidenta sea condenada también por el delito de asociación ilícita.
Ahora, en la charla del Colegio Público de Abogados, el fiscal del caso Vialidad profundizó sus acusaciones y describió la trastienda del juicio, sometido a fuertes presiones del kirchnerismo y sus operadores.
Luciani afirmó que los ataques se extendieron también al fiscal Sergio Mola, con quien llevó adelante la acusación en el juicio.
“Padecimos intromisiones inconcebibles por parte del presidente de la Nación, de sus ministros, de sus funcionarios, en especial durante los alegatos. Yo, mi familia, el doctor Mola, fuimos sometidos a operaciones mediáticas tendientes a desestabilizarnos y, justamente, amedrentarnos”, aseguró Luciani, quien consiguió condenar a Cristina Kirchner a seis años de prisión.
El fiscal del caso Vialidad aseguró que este “hostigamiento” tuvo su origen en “los medios de comunicación colonizados por la corrupción” del kirchnerismo.
De esa forma, Luciani no dudó en trazar un vínculo directo entre un grupo de medios y el poder económico del kirchnerismo, a partir de los negocios que se generaron durante sus gobiernos.
Luciani compartió la charla con François Valérian, presidente de Transparencia Internacional; el fiscal de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), Sergio Rodríguez; la jueza Alejandra Provítola, y Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano.
“El mismo presidente de la Nación, dos días después de terminado nuestro alegato, dijo: ‘Nisman se suicidó. Yo espero que Luciani no se suicide’. Mis hijas estaban mirando la televisión en ese momento”, recordó.
Se refería a las declaraciones que lanzó Alberto Fernández, y que, en su oportunidad, motivaron el repudio de amplios sectores de la política y la Justicia.
Luciani afirmó que “la corrupción es un grave atentado contra la democracia y, principalmente, contra los derechos humanos, ya que desapodera de recursos públicos a sectores vulnerables, para enriquecer a los corruptos y a los amigos del poder”.
Así, el fiscal reiteró parte de los conceptos que usó al alegar en el juicio oral de la causa Vialidad, que ahora espera una definición en la Cámara de Casación.
“Juzgar al poder mientras se está en el poder es un trabajo titánico, de mucho esfuerzo, que pone a prueba nuestra fortaleza mental, nuestras convicciones y nuestras propias limitaciones: nosotros padecimos, casi en soledad, situaciones impensadas en democracia”, sostuvo el fiscal.
Luciani también apuntó sobre el papel que desempeñaron organismo de control, como la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Oficina Anticorrupción (OA).
“Durante el juicio se pudo ver la falta de independencia de algunos organismos, como la Oficina Anticorrupción, que depende del Poder Ejecutivo, es decir, el presidente nombra a quién quiere que los controle”, cuestionó.
También remarcó que la UIF, durante el juicio, “dejó de ser querellante”, para debilitar el proceso.
“La UIF se transformó en una defensa más (de los acusados), fue un papel vergonzoso durante el juicio y hoy estamos padeciendo estas consecuencias”, agregó.
Y remató: “La Argentina corre un serio riesgo ahora de ingresar en la ‘lista gris’”, en referencia a la evaluación que lleva adelante el organismo internacional de control de lavado de dinero.
Al repasar los inconvenientes, Luciani también recordó que “la pandemia hizo que se suspendiera el juicio”.
“Había mucha resistencia, en especial durante los alegatos, contra mi familia y contra el doctor Mola”, puntualizó. Luciani recordó con especial pavor la frase de Fernández: “Nisman se suicidó, yo espero que Luciani no se suicide”.
“Mis hijas estaban mirando la televisión en ese momento”, recordó. Y concluyó: “la hipótesis investigativa es que a Nisman lo mataron”.
De esa forma, al equipararlo con Nisman, no se estaba aludiendo a un suicidio, sino a un asesinato.
El fiscal también contó los problemas de falta de presupuesto que enfrentan los investigadores judiciales al momento de llevar adelante los procesos.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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