sábado, 21 de septiembre de 2024

EL ESCENARIO Y PLANTEO


Cada uno en su trinchera
Diego Cabot
Las posiciones firmes de unos y otros (los sindicalistas y el Gobierno) no pueden sorprender a nadie. En el conflicto de Aerolíneas Argentinas solo era cuestión de que la Casa Rosada dijese el primer no a los gremios, acostumbrados al sí fácil, para que se endurecieran las posiciones de los representantes de los trabajadores. Estaba tan escrito que hasta da vergüenza escuchar a los sorprendidos. Salvo, claro está, que quien ahora abra los ojos asombrados no conozca absolutamente nada de la historia de este siglo que se escribió en la empresa.
Apenas era necesario que la gestión intentara iniciar un proceso para someter a la línea aérea de bandera a condiciones de mercado para que los gremios endurecieran su posición, ya de por sí bastante pétrea. Se trata, pues, del más anunciado de los conflictos.
Por un lado están los sindicatos, que siempre se opusieron a cualquier cambio del statu quo. Mimados con palmaditas en la espalda por más de 15 años, durmieron tranquilos gracias a los más de US$1 millón diarios que les dieron para que no se despertaran de noche y empezaran a los gritos. La canción de cuna a Pablo Biró, el líder de los pilotos, siempre se la cantaron con un fajo de un millón de dólares en la mesa de luz. Él se dormía tranquilo; se despertaba y había otro tanto.
Por otro lado, el gobierno de Javier Milei, que los desconcierta por lo duro que es con la billetera y que, además, no le teme al conflicto, al punto de que se caracteriza por redoblar la apuesta. Dos trincheras prudentemente construidas durante muchísimo tiempo.
En el medio, los pasajeros, que no saben muy bien qué hacer y cómo moverse en un esquema de conflicto constante, de vuelos parados y de reprogramaciones. La incertidumbre de los tiempos, ya no solo de los boletos que usarán en estos días, sino de los comprados y no volados.
Así las cosas, cada uno con petates llenos de provisiones como para aguantar en su trinchera, hay un elemento que no manejan: el tiempo. Quién podrá aguantar más con ese plazo que le dará la sociedad a un mundo del transporte en pie de guerra contra las reformas del Gobierno. Primará la Casa Rosada o los gremios. El tiempo será el factor determinante: el que se mantenga en la misma posición durante más tiempo gana.
Los hombres de Milei controlan la caja. Ni más ni menos que eso. Podrían decir algo simple: que la empresa se arregle con lo que produce. Algo tan simple como lo que ocurre en cada familia argentina. A quién no le gustaría vivir en un barrio mejor, tener un mejor auto, mejorar la casa, mandar a los hijos a un colegio superior o ahorrar todos los meses. Sin embargo, cada cual adapta su vida a sus ingresos. Se puede pedir un préstamo al banco o a familiares para algún proyecto puntual. Pero hay que devolverlo.
Aerolíneas recibió en promedio un millón y medio de dólares por día que nunca devolvió. Biró, el piloto que vuela poco, dice que la empresa genera millones de dólares en la economía. Nadie duda respecto del valor de la conectividad aérea. El punto es si se necesario o no que una Argentina con miles de necesidades destine ese dinero a sostener una actividad que podría atender el sector privado.
Con el control de la caja, como se dijo, el Gobierno podría empezar a llevar la compañía a una suerte de encrucijada letal. Como se sabe, con lo que produce no paga los costos, con lo cual empezaría un achicamiento natural de Aerolíneas. Algo que sucede en cualquier sector de la economía. Con solo llevar a Biró a un tour por las grandes empresas y pymes argentinas se daría cuenta de que las compañías ajustan en tiempos de vacas flacas y se expanden en las otras.
Se llevaría una sorpresa el piloto al ver que funciona en una burbuja de privilegios. Hay que tener cuidado en ese tour de no llevarlo a un centro de jubilados: le podría hacer mal.
Ese camino del Gobierno es ingresar directamente al paradigma del conflicto: habrá tantos paros como vuelos. Esa dinámica de lo impredecible va a generar que empiece a repercutir en las ventas futuras. Es decir, se perderá la confianza respecto de poder volar o no en la compañía, ya que nadie podrá dar certezas sobre eso.
La Argentina actual, como para ilustrar, depende en 7 de cada 10 vuelos de la empresa de bandera. La lógica del mercado que impulsa Milei dirá que las empresas privadas que vean que la demanda está insatisfecha por la caída de la oferta de Aerolíneas se verán incentivadas a traer más aviones y ganar mercado.
Esa es la lógica. Pero la Argentina es un país con cepo y con muchas cuestiones en el sector que no están resueltas. Por caso, en estos días paran otros gremios que no dependen de la gestión de las empresas, como ATE, que tiene afiliados en los controladores de vuelos y en la ANAC, el organismo que administra gran parte de los trámites aerocomerciales. Las incógnitas son muchas.
El tránsito a la venta de Aerolíneas no es sencillo. Primero, es una empresa poco atractiva, entre otras cosas, por lo que se cuenta en esta nota. Pero además hay un cepo legislativo que está en la Ley Bases. Para modificarlo, se necesita otra ley. No alcanza con los héroes del asado de Olivos.
Pese a todo, el Gobierno deja traslucir que hay dos interesados. Ellos son Latam, que se fue del cabotaje de la Argentina, pero no de los vuelos regionales, y el otro es el grupo empresario que es dueño de la brasileña GOL y que controla Avianca. Por motivos estratégicos, les interesa la empresa. Pero los contactos son incipientes. Es más: en ambos grupos lo niegan.
El camino del conflicto que se ha sido elegido es largo, con el tiempo de aguante como variable. En el medio, los pasajeros, rehenes de una lucha ajena, ya que ellos sí pagan precios de mercado. En los valores de los pasajes, Aerolíneas sí es fanática del mercado. También en el medio aparecen los gobernadores, aliados de los gremios, ya que piden y piden vuelos sin poner una moneda. No hay federalismo en esa visión.
Las trincheras están hechas para aguantar. Cada cual se llevó provisiones. El que aguante más gana.

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Macri está dispuesto a apoyar el presupuesto, pero Pro exigirá cambios a Milei
Destaca la apuesta al equilibrio fiscal; quiere que sean atendidos los reclamos de sus gobernadores por fondos y obras
Matías Moreno
Mauricio Macri, el jefe de Pro, aún no bajó una instrucción a sus bloques en el Congreso ni impuso un criterio respecto de cómo espera que actúen en la próxima gran batalla legislativa que enfrentará Javier Milei: la discusión por el presupuesto de 2025. A sabiendas de que el Gobierno tendrá el difícil trabajo de buscar las mayorías para aprobar la ley de leyes en un tablero fragmentado y que su fuerza volverá a ser un sostén clave para la Casa Rosada, Macri esperará a que avancen las negociaciones entre el oficialismo y los representantes de Pro antes de expedirse. Sin embargo, envía mensajes de tranquilidad: está predispuesto a acompañar, sobre todo, la idea de blindar el equilibrio fiscal.
En el entorno de Macri no visualizan un escenario de conflicto después de los últimos desencuentros por el DNU de fondos reservados para la SIDE o la reforma jubilatoria, aunque ratifican que el apoyo no es incondicional. Es decir, el expresidente no pedirá que el proyecto de presupuesto se vote “a libro cerrado”, como ocurrió durante el extenso debate por la Ley Bases y el paquete fiscal.
En ese momento, consideraba que Milei debía contar con las herramientas para gestionar y concretar las reformas que propuso para la economía y el Estado. Ahora, apuesta a forzar a que el Presidente atienda los reclamos del jefe porteño, Jorge Macri; los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut), e intendentes de su fuerza. “Pro está para apoyar el equilibrio fiscal, pero tampoco vamos a regalar los votos”, grafica una de las espadas legislativas del espacio.
Con ese trasfondo, dado que será el interlocutor de Pro en la negociación con el Gobierno en la Cámara de Diputados, Cristian
Ritondo, titular del bloque amarillo, ya canaliza los pedidos de los mandatarios y jefes municipales del macrismo.
La lista de demandas insatisfechas de los aliados es extensa. Pese a que selló un acuerdo con la Nación por los fondos de coparticipación ante la Corte Suprema, Jorge Macri se alista para lanzar una última ofensiva para que el ministro de Economía, Luis Caputo, acepte incluir en el presupuesto que pagará el 2,95% de los fondos a la Ciudad de forma automática y a través del goteo diario del Banco Nación. En el texto de la iniciativa que envió Milei al Congreso solo figura el 1,4%, lo que disgustó a los caciques de Pro.
Por su parte, los gobernadores de Chubut y Entre Ríos requieren que se autorice el “flujo” de la deuda de la Anses con las cajas previsionales; el pago de la compensación por la devolución del Fondo del Conurbano a Buenos Aires que se incluyó en el pacto fiscal firmado en 2017, y que el Gobierno resuelva el traspaso de las obras que quedaron inconclusas en las provincias. Ayer, Torres puso en marcha las tratativas para conciliar posturas con el Poder
Ejecutivo, después de que Milei advirtiera que las provincias deberán profundizar el ajuste de las cuentas públicas para colaborar con la meta del déficit cero.
El gobernador se reunió con el ministro Caputo para exhibirle los resultados del programa financiero y fiscal que implementó en Chubut. Torres, que recompuso su vínculo con Santiago Caputo, el asesor todoterreno de Milei, se fue satisfecho de la cumbre con el titular del Palacio de Hacienda. Le pidió, ante todo, reactivar las obras “prioritarias” en la ruta 40 para generar inversiones y desarrollar sectores de la industria, el turismo y la producción.
En la cúpula de Pro se impone la idea de que el mejor escenario es que Milei consiga los votos para sancionar el proyecto en el Congreso. Por eso, no prevén ser un obstáculo, pese a que ansían que se concreten sus demandas. Es que la prórroga habilitaría un uso discrecional de los recursos por parte del Poder Ejecutivo.
“Lo vamos a estudiar y si vemos que tiene lógica y cumple con lo que Pro pretende respecto del equilibrio fiscal, lo vamos a acompañar. Pero no vamos a votar a libro cerrado”, señalan cerca de Macri.
El análisis de la letra chica del presupuesto quedó en manos de Luciano Laspina, Daiana Fernández Molero y Germana Figueroa Casas, quienes se vieron durante dos horas con Carlos Guberman, secretario de Hacienda, para interiorizarse sobre los detalles de la propuesta del Poder Ejecutivo. “Es un presupuesto razonable y prolijo, pero un tanto optimista respecto de la recaudación”, grafica uno de los consejeros de Macri.
Más que el debate por el presupuesto, en la conducción de Pro genera inquietud la decisión de Milei de vetar la ley que dispone un aumento de los fondos para las universidades nacionales.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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