jueves, 26 de septiembre de 2024

POLÍTICA, SISTEMA Y EDUCACIÓN Y VIRTUALIDAD


¡Larga vida a Vox!
Javier Cercas
Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos. En plata: soy un ingenuo. Y usted también, lector amigo. Y seguro que lo fue hasta el mismísimo Rafael Alberti, a quien acabo de robar el inicio de este artículo. Todos un poco tontos, gente que cree que la política sirve para mejorar la vida de todos, para eliminar lo malo y fomentar lo bueno. Pero no: al parecer, la política de verdad no sirve para tal cosa. Ahí va un ejemplo.
Fuera de España me preguntan a menudo por Vox. Hasta hace poco, mi respuesta había sido siempre de una candidez terrible: si los españoles hiciéramos bien las cosas, decía, Vox podría ser un fenómeno pasajero y la ultraderecha volver a las catacumbas, de las que nunca debió salir. La explicación era más o menos la siguiente. Hasta 2018, cuando Vox irrumpió en el Parlamento andaluz, España era uno de los poquísimos países europeos sin la ultraderecha en las instituciones; esta ausencia provocaba una perplejidad universal, que algunos tratábamos de despejar invocando mayormente el recuerdo disuasorio del franquismo. Hasta 2018, ya digo. Adivina adivinanza: ¿qué ocurrió en 2017? Bravo: si a un extremo del ring aparece un bestia con un garrote, al otro extremo –no falla– aparece otro bestia con otro garrote; en otras palabras: el detonante de la aparición del nacionalismo salvaje de Vox fue el nacionalismo salvaje del otoño catalán de 2017, que a punto estuvo de llevárselo todo por delante.
La primera vez que formulé esta evidencia me agraciaron con varios simpáticos calificativos, entre ellos el de criminal de guerra, pero no creo que quede ya nadie capaz de negarla. Ese era el primer rasgo esperanzador de Vox: se trataba de una ultraderecha reactiva, que podría neutralizarse neutralizando el problema que la detonó (o al menos atenuándolo). Pero hay más. A diferencia de lo que ocurre en algunos países muy próximos, como la Francia de Le Pen o la Italia de Meloni –no digamos el Reino Unido del Brexit–, en España el repugnante discurso antiinmigración carece de arraigo; también el estúpido discurso euroescéptico: España sigue siendo uno de los países más europeístas de la UE. En cuanto a la nostalgia del franquismo, puede que peque de optimista, pero me parece patrimonio de una panda de perturbados, y sus derivadas, como el antifeminismo o el antiecologismo, en el mejor de los casos una forma descerebrada de protesta visceral contra los errores inevitables de las dos revoluciones más urgentes de nuestro tiempo… Sea como sea, lo seguro es que la ultraderecha española está mucho menos solidificada que la francesa o la italiana, y por tanto es más fácil disolverla. Eso es lo que yo pensaba no hace mucho; eso es lo que, en mi tonta ingenuidad, andaba contando por ahí. Hasta que una vocecita me susurró al oído: “Un momento, chaval. Piénsalo bien: ¿de verdad nos interesa que desaparezca Vox? Me refiero a nosotros. A la izquierda. A los moralmente superiores a la derecha. A los que hemos levantado un muro frente a ella. ¿Nos interesa que Vox no exista? ¿Qué ocurriría si no existiese? Evidentemente, que sus votos irían o podrían ir a parar al PP, que ya no podríamos usar contra el PP el miedo a su alianza con Vox, que el PP podría llegar al poder y que nosotros tendríamos que pactar con él o volvernos a casa. En resumen, a nuestro país le interesa muchísimo que desaparezca Vox, pero a nosotros no nos interesa nada: si Vox desaparece, nos arriesgamos a perder el poder. Así que todos a una: ¡larga vida a Vox!”.
¿Ve como usted y yo, votante del gobierno actual, somos tontos, amigo lector? Los listos son estos Maquiavelo de pacotilla que se pasan el día inventando argumentos según los cuales es bueno para todos lo que solo es bueno para ellos, que consideran que contra la derecha todo está permitido –engaños, manipulaciones, simplificaciones– y que quien protesta o lo niega es un facha, aunque los haya votado. No sé: a estas alturas me parece legítimo preguntarse si a esta gente le importa de verdad el futuro de su país, de la izquierda y de la democracia, o si lo único que le importa es el poder. Dejo a su criterio la respuesta.

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La triple estafa de Aerolíneas Argentinas
Patricio Di Stefano
Aerolíneas Argentinas es un buen ejemplo de cómo políticos y sindicalistas han creado un sistema donde roban el dinero de la gente de a pie, lo invierten en beneficio propio, les vuelven a robar a todos para cuidar su beneficio, y al mismo tiempo destruyen nuestra capacidad de crecer. Todo en el mismo acto.
En la primera estafa crean una empresa estatal que no es necesaria y que nadie pidió y la usan como si fuese propia, contratando a miles de militantes políticos y amigos en sus filas. Para esto deciden quitarles 10.000 millones de dólares de la cuenta bancaria a los pagadores de impuestos (2 millones de pesos por cada argentino que tiene un trabajo en blanco en el sector privado). Y esta cuenta sigue creciendo, porque a pesar de haber tomado ese dinero, la empresa manejada históricamente por militantes, funciona tan mal que necesita otros cientos de millones de dólares anuales para no quebrar.
En la segunda estafa el mismo conjunto de políticos y sindicalistas aprovechan que se encuentran en los dos lados del mostrador y deciden limitar, restringir o prohibir por la fuerza el trabajo de las otras compañías aéreas que operan o podrían operar en la Argentina. Prohibir el uso de mangas a pesar de estar disponibles, limitar el uso de mostradores de check in, prohibir que otras compañías pernocten aviones en los aeropuertos con mayor demanda, limitar la distribución del equipaje, etcétera, han sido algunas de las estrategias de Aerolíneas Argentinas SA para complicarles la vida a otras aerolíneas manejando los resortes del Estado. En la mayoría de los casos, sin embargo, optaron por prohibir directamente que nuevas compañías puedan operar en nuestro país.
Esta actitud mafiosa destruye la competencia y genera que en la actualidad los pasajes domésticos cuesten entre un 50% y un 100% más caros que en países limítrofes como Chile o Brasil, y un rango similar en pasajes internacionales desde y hacia nuestro país. Si tomamos el rango mínimo y lo multiplicamos por la cantidad de personas que viajan por el país y al exterior, esto genera un sobrecosto de 2700 millones de dólares anuales en pasajes más caros pagados por los usuarios.
La tercera estafa de Aerolíneas Argentinas tiene como víctimas a todos los argentinos, sin distinción. La presión y las interferencias que ejerce Aerolíneas SA en el Estado para sobrevivir a su propia ineficiencia distorsionan el mercado e impiden que millones de personas puedan volar, y que la industria en su totalidad pueda desarrollarse.
La Argentina continúa siendo el país con menor cantidad de pasajeros domésticos de la región, con 0,29 pasajeros por habitante, por debajo de Chile (0,69), Colombia (0,67), Brasil (0,42) Perú (0,37) y Bolivia (0,37).
Estos números muestran que la Argentina pierde todos los años unos 24 millones de pasajeros domésticos, en comparación con el potencial que muestra nuestro país vecino. Se trata de 24 millones (o 12, si queremos contar una persona de ida y vuelta) de potenciales turistas o de huéspedes de hotel; 24 millones de potenciales clientes de restaurantes o de pasajeros de remises o taxis del interior. O, simplemente, 24 millones de personas que se conectan y se unen en menor cantidad de tiempo, y que al igual que ocurrió en el siglo XIX con el tren, al hacerlo generan desarrollo y progreso para los argentinos.
Expresidente del Orsna, licenciado en Ciencias Políticas de la UCA y senior manager in Government de la Universidad de Harvard

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Educación y virtualidad
En la sede de la Academia Nacional de Educación, con la presencia del doctor Alberto C. Taquini (h.) y un equipo de expertos colaboradores, tuvo lugar días pasados un encuentro para evaluar distintas experiencias de educación a distancia y analizar los desafíos que esta plantea.
En 2020, el artículo de la ley nacional de educación que prohibía la secundaria online fue derogado para sostener de manera transitoria los aprendizajes en una circunstancia de excepción como fue la pandemia. Luego, con el regreso a la presencialidad, la ley se retrotrajo. Fue la llamada Ley Bases la que introdujo nuevas modificaciones. Así, los estudios a distancia, como alternativa a la educación presencial desde el segundo tramo de primaria para menores de 18 años podrán impartirse en distintas modalidades educativas.
“La educación tiene mucho de contacto”, destacaba en la introducción la presidenta de la academia, Paola de Delbosco. Aun así, las circunstancias obligan a veces o posibilitan en otras ocasiones que los aprendizajes puedan adquirirse de manera presencial, virtual o híbrida. La expansión de la matrícula de educación virtual norteamericana pasó de 200 mil a 650 mil en pandemia, para luego descender levemente. Por su parte, el gobierno chino implementó un sistema en una plataforma de IA con un modelo de aprendizaje personalizado con 2000 centros de aprendizaje en 200 ciudades, para estudiantes primarios y secundarios.
Entre las experiencias locales que dan respuesta a necesidades específicas se mencionaron el Servicio de Educación a Distancia del Ejército Argentino (Seade), las escuelas rurales mediadas por tecnología (Unicef), los aprendizajes flexibles para deportistas que ofrece el Club River Plate y la experiencia del colegio Belgrano Day School de Buenos Aires, que se propuso transitar un camino nuevo y complementario.
Se destacó la flexibilidad que tienen los aprendizajes –sin que, por ejemplo, una enfermedad se vuelva un obstáculo–, así como el valor de la personalización y adecuación a las necesidades de cada estudiante.
Para 2022, el Observatorio Argentinos por la Educación reportó que el abandono escolar en la secundaria rondaba el 15%. Se suma al ausentismo cuando uno de cada cuatro estudiantes falta más de 20 días al año. Esta realidad obliga a encontrar formas de superarla y una de ellas radica precisamente en modificar y aumentar innovadoramente la oferta educativa.
El aula virtual es transnacional y ubicua, lo cual redefine la escuela. Abre posibilidades de comunicación entre la presencialidad y la virtualidad, que muchas veces genera resistencia por falta de conocimiento. Algunos solo consideran prohibirla mientras otros ven la oportunidad de utilizarla de manera prudente. Ante la irrupción de la IA, una educación formal estancada fuerza una transformación que hay que acompañar. Como recordó el doctor Taquini, sir Ken Robinson afirmaba que se necesita una revolución más que una evolución de la educación.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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