viernes, 3 de mayo de 2024

ESTRENO DE CINE..." . Garfield: fuera de casa "


Viaje a los orígenes de un personaje entrañable
Leonardo D’EspósitoSonyanimación y toques propios sobre un gato muy famoso
(estados unidos/2024). dirección: Mark Dindal. guion: Paul A. Kaplan, Mark Torgrove, David Reynolds. Edición: Mark Keefe. Música: John Debney. Voces originales: Chris Pratt, Samuel L. Jackson, Nicholas Hoult, Hannah Waddingham,Ving Rhames, Cecily Strong, Snoop Dogg. Calificación: apta para todo público. distribuidora:
UIPSony. duración: 101 minutos
la tecnología y el tiempo nos han devuelto al mundo más o menos normal en el que el dibujo animado tiene su propia poética. Lejos está aquel fúnebre 2004 donde Garfield, el gato perezoso y obeso creado por Jim Davis, intentó ser animación realista entre actores de carne y hueso y con la voz de (digno, a pesar de todo) Bill Murray. Después de secuelas y otras animaciones hechas a las apuradas, llegó la película que podría hacerse hoy sobre el personaje. Garfield: fuera de casa tiene lo suyo y funciona bien, el espectador se divertirá de acuerdo con lo que su humor le dicte. Hay buenos gags, pero la mayoría depende, justamente, del diseño.
Este es en parte un film de origen: vemos cómo el pequeñísimo Garfield encuentra a Jon, que será su amo, cómo mucho después -ya convertido en el gato que conocemosse reencuentra con su verdadero padre, y cómo esto lleva a una aventura que implica un viaje. Coloca, pues, al personaje fuera del ambiente que le conocemos: no hay personaje más dueño de su propia casa que esta enorme bola de pelos. El tema es, en realidad, triste: la reconciliación de un hijo con un padre al que desconoce. En ciertos momentos, esto funciona bien y hasta conmueve; en otros, la necesidad del gag diluye el efecto. La rareza de la película consiste en el deseo de combinar una buena historia con cierta densidad y respetar no solo el diseño de personajes que creó Jim Davis -eso es preciso, calco de hecho- sino también la manera gráfica de representar las acciones. Los momentos más cómicos tienen que ver, justamente, con lo repentino, el montaje, los gestos apresurados y ridículos que son el alma de la tira y aquí se combinan con la mejor tradición del cartoon estadounidense. Son esos momentos los que generan algo más que un simple cuento para toda la familia llevado adelante con tecnología y brío.
Mark Dindal ha realizado, hace dos décadas y pico, una genialidad para Disney, Las locuras del emperador. Pero también le ha tocado hacer la peor película animada de la firma, Chicken Little. Sin embargo, en ambas demostró que su poder está en la caricatura y probablemente tal sea el motivo por el que es el adecuado para Garfield, que siempre fue una sátira de la vida suburbana desde los ojos más perezosos posibles. La obligación de llevar la acción a un “afuera” obliga a crear situaciones y, al mismo tiempo, respetar las reglas del personaje. Tal fin está logrado, y si la película -sin descollar- cumple con el contrato de divertir al espectador y proveerlo de emociones, es porque Dindal posee la precisión necesaria para que los movimientos y las escenas tengan el tiempo justo en pantalla. La comedia, se sabe, es cuestión de timing.
Sin embargo, hay algo que parece no estar del todo bien en la película. La doble obligación de resolver un punto de partida a todas luces angustiante (aunque el tratamiento sea ligero) y de respetar un canon demasiado establecido alrededor de lo que es no sólo una criatura de la ficción perfectamente establecida, sino también un producto con sus propias características.

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