sábado, 31 de marzo de 2018

YA ERA HORA....


Desde mañana, todos los comercios deben aceptar débito o pagos electrónicos
La AFIP cobraría multas de hasta $30.000 a los que incumplan la norma; a fines de febrero, aún faltaba que se adecuara el 20% de los establecimientos
Adiós al cartel "Solo efectivo". A partir de mañana, los comercios y todas las categorías de monotributistas están obligados a aceptar tarjetas de débito como medio de pago, así como también tarjetas prepagas no bancarias u otros medios equivalentes.

Esta fecha límite surge del cronograma que fijó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en febrero de 2017 para aplicar la obligatoriedad del uso de medios electrónicos como formas de pago a comercios, empresas, profesionales y monotributistas que vendan al consumidor final, según la sección a la que pertenece la actividad y el monto total de Ingresos Brutos anuales.
Mañana, con el vencimiento del plazo para las categorías más bajas de monotributistas -A, B, C, D y E-, todos los negocios tienen que aceptar pagos con tarjeta de débito desde los $10 en adelante.
Quienes incumplan esta normativa pueden recibir multas de entre $300 y $30.000, y clausuras de entre 3 y 10 días. Los consumidores, en tanto, pueden denunciar a los comercios que no acepten pago con tarjetas.
"Nuestra filosofía es 'el que avisa no traiciona'", había indicado el extitular del ente recaudador Alberto Abad cuando informó el 2 de este mes que todavía un 20% de los comercios no tenía instalado el sistema de lectores de tarjetas (POS).
"Hace un año, la mitad de los comercios y monotributistas no tenían el sistema. Se está empezando a producir el cambio. Hay más bancarización, pero aceptar solo efectivo es un tema cultural de la Argentina", agregó Abad.
La AFIP ofreció una serie de incentivos para facilitar la instalación de los POS y beneficios tales como un recorte a la mitad en las retenciones por IVA y Ganancias que el organismo realiza para todas las operaciones con tarjeta de débito.
En un año, de enero de 2017 al mismo mes de 2018, la cantidad de POS instalados pasó de 660.000 a poco más de un millón; es decir, aumentó un 66%, según los últimos datos disponibles de la Cámara de Tarjetas de Crédito y Débito (Atacyc).
Asimismo, Todo Pago mPOS, la marca de dispositivos de Prisma Medios de Pago que permite a un profesional cobrar su trabajo desde un celular, anunció que a medida que se fue acercando la fecha límite impuesta por la AFIP hubo récord de pedidos por parte de monotributistas.
"Durante 2017, hemos vendido más de 100.000 dispositivos Todo Pago mPOS y en marzo, por la exigencia de AFIP, hemos recibido muchísimos pedidos de monotributistas", dijo Santiago Benvenuto, gerente de desarrollo de nuevos negocios de la empresa.
La apuesta por generalizar la opción de pago con débito deriva de la ley N° 27.253 que estableció la devolución del 15%del IVA de la canasta básica de alimentos a jubilados que cobran el haber mínimo y beneficiarios de planes sociales.
Se instala, pero no se usa
Si bien la cantidad de POS instalados aumentó un 66% en el último año, el número de transacciones creció solamente un 10%, mientras que el volumen de dinero operado se incrementó un 37,1%.
Es que tener implementado el dispositivo no garantiza que se use. Los argumentos más comunes son: "El sistema está caído", "no hay Internet" o "no hay rollo de papel para efectuar el ticket". Asimismo, hay muchos comercios que ofrecen un 10% de descuento si la compra se realiza en efectivo.
Como se anticipó en diciembre, en promedio, cuando alguien cobra con tarjeta de crédito o débito $100, recibe en su cuenta bancaria $89,7 que pueden demorar en acreditarse hasta 18 días, según datos de la procesadora de pagos Increase. Y de eso, $21 corresponden al IVA que debe reintegrarse a la AFIP.
El principal multiplicador de los costos es el modo en el que se calculan los impuestos y retenciones, ya que lo hacen sobre el total de la facturación, que ya tiene incluidos el impacto de los impuestos, como el IVA, y los cargos que cobra la operadora. Entonces, el comercio termina recibiendo retenciones a cuenta por una facturación que no es pura, si no que está inflada por el IVA y las comisiones.
Según datos de Prisma, el costo del servicio de los POS para el teléfono es de 3,49% para tarjetas de débito y de 3,99% para las de crédito en una cuota. Además, el tiempo de pago es de 48 horas hábiles para débito y de 10 días hábiles para crédito.
En tanto, la empresa La Pos, que también pertenece al grupo Prisma Medios de Pago, una terminal para vender con tarjetas de crédito, débito, recargables y regalo, cuesta $299 + IVA por mes.
Por su parte, el año pasado el Banco Central implementó el sistema de Pago Electrónico Inmediato, que permite pagar con una transferencia inmediata de cuenta a cuenta de comprador a vendedor, que es completamente gratuita para las dos partes, y se pueden realizar con la misma tarjeta de débito.
Buscan más bancarización
El crecimiento de los pagos electrónicos
Implementación
De enero de 2017, al mismo mes de 2018, creció un 66% la cantidad de dispositivos POS (terminales) instalados, pero su uso solo avanzó 10% en el número de transacciones y 37,1% en el volumen de operaciones, según datos de la Cámara de Tarjetas de Crédito y Débito (Atacyc)
Gastos
En promedio, de la facturación total que realiza un comercio, un 5,48% es el costo de cargos de bancos, tarjetas y servicio de POS; mientras que un 4,82% pertenece a otros cargos, percepciones y retenciones que aplica la AFIP. Así, al bolsillo del vendedor la facturación llega con un descuento total del 10,3%
Con el celular
Según datos de Prisma, la empresa propietaria del sistema Visa en 2017 procesó más de $4000 millones a través de dispositivos Todo Pago mPOS, que permite a un profesional cobrar desde un celular. Vendió más de 100.000 unidades

ECONOMÍA; OPINA MARTÍN TETAZ



Por MARTÍN TETAZ (*)
Twitter: @martintetaz


En el año 2006, Netflix organizó un concurso en el que premiaba con un millón de dólares al grupo de investigación que fuera capaz de mejorar un 10% su capacidad de predecir cuanto nos iba a gustar una película que todavía no habíamos visto. Hasta ese momento la mayoría de la gente pensaba que el gigante del entretenimiento online valía siete veces más que YPF porque producía y comercializaba contenidos. Pero en realidad se trataba de algo muy distinto que un Blockbuster digital; Netflix no vendía películas. O, mejor dicho, también lo hacía, pero el corazón de su valor residía en el algoritmo que basándose en las estrellas con las que los usuarios calificaban a las películas, construía una función de preferencias para cada cliente; calcaba el mapa de los gustos de cada uno, sacándolo por primera vez de la intimidad de nuestros cerebros.
Netflix se convertía de esa manera en un video club muchísimo más eficiente que cualquier otro. Un negocio con la capacidad de intermediar entre los consumidores y los productores de contenidos, “targeteando” las películas y series con precisión quirúrgica, al tiempo que remuneraba mejor a la industria del espectáculo.
Cambridge Analytica predecía las preferencias políticas de los votantes
Visto de ese modo, no es muy distinto que lo que hace Uber; la remisería más grande del mundo, que revolucionó la intermediación entre pasajeros y transportistas, sin tener un solo auto, ni contratar choferes. Uber no vale miles de millones por sus activos materiales, sino porque su algoritmo le permite anticipar en que momento y en qué lugar habrá un coche disponible para cubrir un viaje, reduciendo de manera dramática el tiempo muerto de los “autos de alquiler” y la espera de los pasajeros. Además, su mecanismo de tarifado explota la información sobre la escasez en la oferta y la abundancia en la demanda para poner los precios que aportan los incentivos para que más gente salga con su auto a trabajar cuando resulta más necesario desde el punto de vista de la demanda.
TARJETAS DE FIDELIDAD
La monetización de la información no es un fenómeno nuevo. En la década del 90 hicieron furor las tarjetas de descuentos de los supermercados, que después se extendieron a hoteles, restaurantes, y todo tipo de negocios. Al principio muchos pensaron que se trataba de un simple mecanismo de fidelización que copiaba los esquemas de millas diseñados por las aerolíneas para retener clientes, pero pronto fue evidente que el conocimiento de los patrones de compras de cada individuo podía utilizarse no solo para manejar con menor margen de error los inventarios, sino para predecir a donde se dirigía la demanda cuando se rompía el stock de un producto particular. Más aún, la tienda que estudiaba en profundidad los datos que surgían de sus tarjetas de puntos, podía predecir los ciclos de ingresos de cada hogar, identificando los momentos en que esa familia estaba pasando dificultades económicas, o cobraba un dinero extra. El solo hecho de detectar que una clienta no había comprado tampones la semana que el algoritmo predecía, combinado con su mayor consumo de chocolates podía disparar una promoción de pañales y productos para bebe, incluso antes de que ella misma fuera consciente de que estaba embarazada.
EL BOOM DE LAS REDES SOCIALES
Con Facebook, Twitter e Instagram, todas esas formas de minar datos quedaron en la prehistoria, porque ahora no solo es factible predecir, e incentivar dinámicas de consumo, sino que basándose en la cantidad de tiempo que me paso mirando las fotos de Pampita, en comparación con las de George Clooney, una fórmula matemática puede identificar mis preferencias sexuales antes de que haya tomado conscientemente la decisión de salir del closet, tal y como lo demostró un estudio del Profesor Michal Kosinski de la Universidad de Cambridge. Ni hablar de las simpatías políticas, en tiempos en que la gente recorre internet buscando preponderantemente esas “noticias deseadas” que confirman nuestras hipótesis previas sobre cómo funciona el mundo.
La uberización de todos los procesos de intermediación llegará a los medios
Sin ir más lejos, esta semana hubo un escándalo porque se descubrió que una empresa de marketing digital uso información privada de 50 millones de cuentas de Facebook para hacer campaña en los Estados Unidos. En rigor, lo que Cambridge Analytica hacía era predecir las preferencias políticas de los votantes potenciales, para targetear los avisos publicitarios sin “gastar pólvora” en tratar de convencer a los fanáticos de uno y otro bando.
EL ROL DE LOS MEDIOS
La polémica dejó al desnudo lo fácil que puede resultar difundir fake news; noticias falsas que se plantan en las redes sociales, desde granjas de trolls, pero que después se multiplican por parte de todos aquellos con re tuit y “me gusta” fácil, que difícilmente cumplen la tarea de chequear la información.
Pero lo que también queda claro es que el rol de los medios de comunicación tradicionales queda desdibujado, porque el sistema de publicidad de las redes paga la cantidad de impresiones o lecturas de un contenido, sin premiar el trabajo previo de constatar la veracidad de lo que se publica y preseleccionar con criterios de calidad o pertinencia.
Digámoslo de otro modo más crudo; el sistema de intermediación que proponen los medios tradicionales, que administra la información entre la fuente y los consumidores finales, quedó viejo, caro e ineficiente. Por supuesto, esto no quita que otras tareas importantes como la producción de contenidos, la edición, o el chequeo de las fuentes, siga siendo importante, pero el trabajo de los periodistas, en este esquema, se devalúa a pasos agigantados.
En un futuro cercano, la uberización de todos los procesos de intermediación llegará a los medios. Habrá un algoritmo que conectará a los periodistas con los lectores de un modo mucho más eficiente, tanto en términos de costos como de precisión de la información Es probable que el modelo matemático no avance tan rápidamente sobre los propios periodistas, linkeando directamente las fuentes con la audiencia, porque todavía ellos tienen una ventaja comparativa difícil de igualar por parte de la inteligencia artificial; pueden darles sentido a los datos.

ECONOMÍA; DEBATE


La biblioteca está dividida -como ocurre con casi todas las áreas de la economía-, cuando se habla de la velocidad del endeudamiento del sector público en los dos últimos años desde un punto de partida extremadamente bajo.
Esta disparidad de opiniones a favor y en contra tuvo otro capítulo en la previa de la reunión de ministros y presidentes de bancos centrales del G-20 en Buenos Aires. En el reportaje  de hace una semana, la directora gerente del FMI (y flamante simpatizante de River), Christine Lagarde, elogió el gradualismo de Mauricio Macri y sostuvo que no veía a la deuda argentina como un asunto para preocuparse, ya que buena parte está en pesos y en manos del propio sector público, a la vez que en moneda extranjera con acreedores privados alcanza a 35% del PBI y no implica una carga demasiado pesada para la economía. Por su lado, en la misma edición, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, coincidió en que la deuda es "bajísima" y tampoco le preocupa.
Simultáneamente, un informe de la consultora Ecolatina puso de relieve que entre fines de 2015 y de 2017, la deuda pública "relevante" (como porcentaje de exportaciones y PBI) casi se duplicó al pasar de US$ 85.000 millones a poco más de US$ 150.000 millones; que alrededor de cuatro quintas partes de ese total está en moneda extranjera y que dicha porción registró un salto de 71% en los últimos dos años, cuando se elevó en US$ 52.000 millones (de US$ 73.000 a más de US$ 125.000 millones).
A través de un tuit, el economista Carlos Rodríguez, del CEMA, hizo notar que ese aumento equivale a casi 10 puntos del PBI. Y el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, alimentó el debate al sostener, también por Twitter, que Lagarde "hizo un importante ejercicio de relaciones públicas. Siempre elogian (en el exterior) hasta que la macro revienta. Les recuerdo que Carlos Menem fue el orador principal de la reunión anual (del FMI) de octubre de 1998 cuando éramos campeones del endeudamiento, como ahora y a fines del 2001 éramos la oveja descarriada", completó.
Nielsen calcula que el stock de deuda pública bruta (en pesos y moneda extranjera) totaliza US$ 302.000 millones y equivale al 57% del PBI, sin incluir pasivos contingentes (como juicios ante el Ciadi y obligaciones pendientes de pago). Con ese porcentaje coincide la consultora Eco Go, en una comparación regional con Brasil (83,4%); Uruguay (59.8%); México (53,3%); Colombia (48,5%); Chile y Perú (ambos en torno de 25%).
A su vez, el último informe del Indec sobre balance de pagos revela que en 2017 el sector público incrementó sus pasivos externos en casi US$44.000 millones (37,2% más que en 2016). Este aumento, distribuido entre el Tesoro Nacional y un puñado de provincias y municipios, equivale a un taxímetro que el año anterior sumó U$S 120 millones diarios.
Desde el Palacio de Hacienda replican que buena parte del endeudamiento de 2016 fue contraído para poner fin al default heredado de la administración kirchnerista, cancelar otras deudas pendientes, eliminar las restricciones cambiarias y reinsertar a la Argentina en los mercados financieros internacionales. La única ventaja de la herencia K fue la baja relación deuda/PBI, más por haberse aislado del mundo que por virtud. A partir de entonces el acceso al crédito externo fue clave para evitar un ajuste salvaje del gasto público y financiar la estrategia de gradualismo en la reducción del déficit fiscal.
A esta altura, el debate sobre proyección de la deuda no deja de ser saludable y también necesario ante la aparición de condiciones externas menos favorables.
Si bien a comienzos de año el Gobierno se anticipó a la suba de tasas de interés en los EE.UU. y colocó US$9000 millones (casi un tercio de las necesidades de financiamiento para 2018), el encarecimiento del crédito y la volatilidad en los mercados lo obligaron a anunciar que de ahora en más se financiará con colocaciones en pesos y dólares en el mercado local, demasiado pequeño para compartir con el crédito al sector privado.
Sin embargo, este replanteo no despeja los interrogantes del problema macroeconómico de fondo, que es la coexistencia de déficits "gemelos" (fiscal y externo) en ascenso.

El gradualismo fiscal implica más endeudamiento. Si bien el equipo económico fijó metas decrecientes para el déficit primario (sin intereses de la deuda), a razón de un punto de PBI por año, lo que se ahorra en subsidios estatales a cambio de mayores tarifas se gasta con creces en intereses cuyo pago en 2017 representó 2,3% del PBI. A su vez, el crecimiento de la economía eleva el déficit comercial, ya que las importaciones subieron mucho más (19,6%) que las exportaciones (0,9%) con un dólar barato.
Para no agudizar el deterioro de las cuentas fiscales y externas, el Gobierno adoptó algunas precauciones. Por lo pronto, en febrero levantó el pie del acelerador sobre el gasto público, pese a que mejoró la recaudación tributaria. Y si bien oxigenó el tipo de cambio (con una devaluación de 15% desde diciembre), el Banco Central debió intervenir este mes en el mercado (con más de US$1600 millones) para moderar la suba y su impacto sobre la inflación, aunque no sobre la demanda de divisas (atesoramiento o viajes al exterior).
De todos modos, con el actual esquema económico el cumplimiento de las metas fiscales y de estabilización del endeudamiento dependen del crecimiento del PBI y éste de una mejora en la competitividad de la economía sobre la base de mayores inversiones, por bajas de costos más que por incentivos o "anabólicos" estatales a sectores puntuales. Pero tanto la reducción progresiva de la presión tributaria (en un sendero de 4/5 años), como el "shock de infraestructura" para bajar costos (logísticos, energéticos) a mediano plazo impactan en las cuentas fiscales y obligan a fijar prioridades explícitas para el gasto público.
Aquí las señales son contradictorias. Por un lado, la Casa Rosada acaba de crear unidades ejecutoras transitorias (hasta fin de 2019) para el monitoreo de la opinión pública y del programa "El Estado en tu barrio", mientras el gobierno porteño lleva adelante un frenético cambio en veredas y espacios verdes. Por otro, el presupuesto 2018 prevé elevar la inversión en infraestructura a $436.300 millones (3,5% del PBI) desde $269.400 millones (2,6%) en 2017, con un refuerzo de $35.500 millones a través de los contratos de participación público- privada (PPP).

Con el régimen de PPP, el financiamiento, operación y mantenimiento de las obras está a cargo de contratistas privados, que recuperan la inversión (en dólares o en pesos a valor constante) con el cobro de un canon, tarifas o pagos del Tesoro mediante contratos con el Estado de hasta 35 años de plazo. Abarca áreas como energía (transmisión eléctrica); transporte (ferrocarriles de carga); agua y saneamiento (acueductos, plantas potabilizadoras); viviendas sociales; complejos penitenciarios federales y hospitales. Ya están en marcha licitaciones para construir autopistas y rutas troncales seguras; extender el alumbrado público con LED y también la Red de Expresos Regionales (RER) para vincular las líneas ferroviarias suburbanas a través de túneles y estaciones elevadas, cuya primera etapa tiene un costo estimado en US$2300 millones. En este último caso, se trata de una mega inversión para el AMBA que justificaría un mayor debate, ya que el costo deberá ser solventado por los contribuyentes de todo el país. No sólo eso. En un reciente informe de la Auditoría General de la Nación, el ex ministro Jesús Rodríguez (auditor por la UCR), reveló que con el Presupuesto 2018 el Congreso aprobó una partida de $2,1 billones en 52 proyectos de infraestructura por PPP a ejecutarse en los próximos años. Aunque estas inversiones se computan "bajo la línea" y no elevan el gasto en lo inmediato, también significan deuda pública a largo plazo. Y si bien serán utilizadas por futuras generaciones, obligan a debatir y justificar su prioridad en el cortísimo plazo.

N. O.S.

TECNOLOGÍA; SUPREMACÍA CUÁNTICA

En los últimos meses, una serie de avances convirtieron a esta rama de la tecnología en una de las más promisorias; sin embargo, aún hay enormes desafíos técnicos por delante
Pasaron ya más de 35 años de la hoy ya legendaria primera reunión sobre física de la computación organizada en 1981 en forma conjunta por el MIT e IBM en la que el Nobel de Física Richard Feynman mencionó por primera vez la posibilidad de tener computadoras cuánticas, millones de veces más rápidas que las actuales, en el futuro. Por entonces, se trataba de un sueño que muy pocos pensaban que pudiera hacerse realidad. Pero, en los últimos meses, una serie de avances convirtieron esta rama de la tecnología en una de las más promisorias de la actualidad, en un campo que pasó a ser ahora una "pesadilla para ingenieros", por los enormes desafíos técnicos que aún enfrentan los científicos para conseguir que operen de manera estable decenas de qbits, el equivalente de los bits en este terreno y sin tantos errores.
"No me gusta hacer promesas, porque creo que muchos han sobrevendido el asunto, pero creo que a principios de la próxima década vamos a tener soluciones muy prácticas y revolucionarias a partir de la utilización de computadoras cuánticas, especialmente en el campo del diseño de materiales, la química en general, el diseño de medicamentos y las finanzas", dice a la nacion Bob Sutor, matemático y jefe del equipo de investigación en computación cuántica de IBM.
Sutor trabaja desde hace 35 años en la firma y su base de operaciones es un laboratorio en las afueras de Nueva York, el Thomas Watson Research Center, donde están operando algunas de las computadoras cuánticas más avanzadas del mundo. "Es tremendamente complicado lograr que los qbits no pierdan sus propiedades cuánticas; son muy inestables y deben estar a temperaturas de menos de 200 grados celsius; el desafío es enorme", cuenta, mientras muestra dispositivos parecidos a arañas de iluminación con pequeños tubos superpuestos que cuelgan del techo.
A pesar de su enorme entusiasmo, el matemático odia el término popularizado de "supremacía cuántica" y prefiere hablar de "ventaja". Y añade: "De alguna forma se masificó esta idea de que hay una línea de tiempo en la cual habrá un antes y un después en el que las computadoras cuánticas superarán a las tradicionales, y eso no va a ser así. De hecho, el mundo cuántico y el tradicional son complementarios en un montón de aspectos y hay muchas cuestiones para las que la computación cuántica no servirá".
¿Como qué?, pregunta la nacion. "No la veremos en nuestro celular, por ejemplo. Requiere y requerirá por décadas de dispositivos enormes y muy costosos. Creo que losdrivers económicos en la primera etapa serán la química y las finanzas. Nosotros estamos trabajando con JP Morgan porque la computación cuántica permitirá avances enormes en el manejo de portafolios, y con Daimler en química de baterías, apuntando a un futuro de autos eléctricos. También es interesante el campo de la encriptación poscuántica: sistemas de seguridad informática que no sean atacables con computadoras de enorme poder de cálculo como serán las cuánticas", responde.
Ya en 1994 el físico Peter Shor, por entonces en Bell Labs, demostró que las computadoras cuánticas podarán resolver muy fácil el problema de la descomposición de un producto de dos números primos muy altos, que es la base de la encriptación moderna. Por eso es importante avanzar con "llaves" matemáticas que sean difíciles o imposibles de resolver con la lógica cuántica.

Mientras que las máquinas tradicionales se sirven de bits que representan valores de 0 y 1, y así van armando progresiones lógicas, los qbits pueden tener los dos valores al mismo tiempo o varias superposiciones entre ellos. Esto hace que, al agregar qbits, la capacidad de cómputo aumente exponencialmente, pero también las posibilidades de error, que es lo que se está tratando de pulir en la actualidad. IBM trabaja con dispositivos de 50 qbits, Google anunció días atrás que llegó a los 72, pero se estima que para cálculos ultracomplejos, como la simulación a nivel atómico de la dinámica de materiales, se necesitarán miles o millones de qbits.
Aura de misterio
El biólogo Diego Golombek comenta  que en 2017 y lo que va de 2018 probablemente la física haya sido el campo científico con mayor cantidad de avances. Pablo Mininni, profesor de Exactas de la UBA e investigador del Conicet, coincide: "Hubo muchas novedades, como la observación simultánea de la colisión de dos estrellas de neutrones a través de ondas gravitacionales, ondas electromagnéticas y rayos gama; el descubrimiento de exoplanetas y el crecimiento de la capacidad de cómputo en el mundo", describe. La cuántica se inscribe en ese "renacimiento" y excede a la computación: la comunicación cuántica también mostró disrupciones que parecen sacadas de cuentos de ciencia ficción. Muchas de ellas llegan de China: "Hay gente muy inteligente trabajando en estos temas en todo el mundo", agrega Sutor, que prefiere no entrar en la discusión de si en este terreno China está superando a los Estados Unidos. El tema de la "supremacía china" en tecnologías exponenciales, como inteligencia artificial, blockchain y cuántica, estuvo en las últimas semanas en las tapas de The Eonomist, Wired y otras publicaciones de renombre. Eric Schmidt, ex-CEO de Alphabet, dijo esta semana que en 2025 China sobrepasará a EE.UU. en materia de inteligencia artificial.
La consultora McKinsey estimó el año pasado que hay 7000 personas trabajando fulltime en la actualidad en el terreno de la cuántica aplicada a nuevos dispositivos tecnológicos, con un presupuesto del orden de los US$1500 millones. IBM ya sumó a 85.000 desarrolladores en el sistema abierto que subió para que los científicos y técnicos experimenten con estas nuevas piezas de hardware. "En la base, la computación tradicional y la cuántica son completamente distintas. No es fácilmente extrapolable un algoritmo de un campo al otro", agrega Sutor. Por ejemplo, el matemático no cree que una supercomputadora de este tipo pueda usarse para minar todos los bitcoins que quedan por extraer, como a veces se cree. Pero sí es importante sumar recursos humanos a un espectro que explotará en el transcurso de la próxima década y para el cual seguramente habrá un déficit de cuadros profesionales, como sucede hoy con la IA.

En su libro La física cuántica: todo sobre la teoría capaz de explicar por qué los gatos pueden estar vivos y muertos a la vez, de la colección Ciencia que Ladra, de Siglo XXl, el profesor de Exactas Juan Pablo Paz sostiene: "La física cuántica tiene un aura de misterio y a veces se la presenta como una rama exótica de la física, pero nada está más alejado de la realidad: sin la física cuántica no entenderíamos casi nada de la física contemporánea. Sin ella no existirían los microchips, las computadoras, las lámparas LED, los paneles solares ni las centrales nucleares. En síntesis, la cuántica está en nuestra vida cotidiana, aunque siga conservando su aura de misterio".
Esta dificultad intrínseca del tema y sus muchas conclusiones contraintuitivas hacen que los artículos (como este también seguramente) estén a menudo repletos de errores. En Medium se publicó hace poco una "autopsia de un artículo de computación cuántica" de un medio de prestigio de Inglaterra en el cual se contaban varias equivocaciones o sobresimplificaciones por párrafo.
En la conferencia de 1981, Feynman dijo: "La naturaleza, al fin y al cabo, es cuántica. Así que, si queremos poder simularla algún día, necesitaremos sí o sí computadoras cuánticas". La novedad es que ya no se trata de un sueño y lo que se discute ahora, en todo caso, es el timing que tendrá esta carrera disruptiva.

S. C.

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EL ABORTO Y LAS CREENCIAS.....NOTA LA NACIÓN


Aborto: los budistas son los más permisivos y los católicos y Testigos de Jehova, los más estrictos



Les pido encarecidamente a los diputados que tengan en cuenta que hay muchísimos argentinos que están viviendo un tiempo sagrado de purificación", pidió la diputada Elisa Carrió, cuando se presentó el proyecto para despenalizar el aborto en el Congreso. Carrió pedía que se demorara el debate por razones religiosas. Sucede que muchos de los argumentos que esgrimen quienes se oponen a la despenalización del aborto tienen origen en creencias vinculadas a la fe. El debate no se postergó y comenzó el martes último en las comisiones
¿Cuál es la postura de los distintos credos que coexiste en el país sobre el aborto? ¿Debería una convicción religiosa de una parte de la sociedad condicionar la forma en que se legisla y se gobierna para el resto de la sociedad? No existe una posición monolítica sobre el aborto. Entre los referentes religiosos están los que se oponen en todas sus formas, los que lo admiten como excepción y los que creen que puede practicarse en las primeras semanas de gestación, antes de que "se insufle el alma". Se entrevistó a líderes y referentes de ocho de las religiones con más miembros en la ciudad: de la Iglesia católica, judíos, evangélicos, mormones, musulmanes, testigos de Jehová, budistas y miembros de la Iglesia armenia. Salvo la Iglesia católica, todos los cultos eligieron un hombre para responder. (Las entrevistas completas pueden leerse en los links que acompañan esta nota).
Mientras que los budistas son los que muestran una mayor apertura al aborto, la mayoría de los credos se opone a la interrupción del embarazo, por considerar que la vida tiene una naturaleza divina, dada por Dios. Aunque existen matices: los más radicales opositores son los Testigos de Jehová que lo prohíben, sin excepciones hasta en caso de violación. Si existe riesgo de vida, habrá que esperar al parto y la pareja podrá decidir salvar a la madre o al bebe. La Iglesia católica tampoco contempla las excepciones que hoy figuran en la ley: creen que el embrión es una persona con iguales derechos que la madre. En caso de que peligre la vida de la mujer, se pueden realizar tratamientos que pongan en riesgo al feto pero que no tengan por objetivo interrumpir el embarazo. Los mormones también se oponen al aborto en todas las situaciones, incluso en caso de violación, incesto, anencefalia o si está en riesgo la vida de la madre.
En el medio, se encuentran las religiones que prohíben el aborto pero que lo admiten en ciertas circunstancias. Es el caso de algunos grupos evangélicos, los judíos, los musulmanes, que autorizan el aborto en dos de los casos que contempla hoy la ley: violación o riesgo de vida para la mujer. Estos dos últimos, requieren el pronunciamiento de una autoridad religiosa. La Iglesia Apostólica Armenia además admite el aborto terapéutico en el tercer caso que prevé la ley: riesgo para la salud de la mujer.
Varios de los los entrevistados, buscaron correr el debate del aborto del plano de las creencias al plano de la ciencia. Algo similar hizo el propio Papa Francisco, en el libro "Sobre el cielo y la tierra", publicado cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires. "El problema moral del aborto es de naturaleza prerreligiosa, porque en el momento de la concepción está el código genético de la persona. Ahí ya hay un ser humano. Separo el tema del aborto de cualquier concepción religiosa. Es un problema científico. No dejar que se siga avanzando en el desarrollo de un ser que ya tiene todo el código genético de un ser humano no es ético", dijo. "Es un ser humano real, no en potencia", dice la genetista Gabriela Moya, miembro del Instituto de Bioética de la UCA, designada por la Conferencia Episcopal para responder las preguntas. Fue el único culto que le dio la palabra a una mujer.
La vida comienza a partir de la concepción, pero no se puede determinar en qué momento comienza la persona, tal como planteó hace dos semanas el ministro de Ciencia Lino Barañao. Sobre este punto están de acuerdo los evangélicos, los católicos, la iglesia armenia, los mormones y los testigos de Jehová. También los judíos, aunque ellos consideran que el status de vida de un embrión o un feto no es el mismo del de la madre. En tanto los musulmanes creen que la insuflación del alma ocurre entre los 40 y los 120 días de gestación.
Las respuestas de los líderes religiosos aportarán argumentos, al debate en el que se zambullirán los legisladores en los próximos días. Aunque la mayoría de los referentes dijo no haber sido consultado hasta el momento por los autores de los proyectos de ley.
El budismo comprensivo
Los budistas creen que quien debe tomar la decisión de seguir adelante con un embarazo es la propia mujer, ni el Estado ni las creencias religiosas, ya que "será ella la única que asumirá las consecuencias", explica a LA NACION desde Taiwán el venerable maestro Hring Yun, referente mundial del budismo humanitario y fundador del movimiento Fo Guang Shan, cuyo templo en Argentina se levanta en la avenida Cramer, en Belgrano. Se estima que en la ciudad hay más de 40.000 budistas. " Quién debe decidir sobre el aborto es la mujer embarazada", dijo.
"El bebe dentro del vientre también es una vida, por lo tanto, abortar es matar. Sin embargo, no es el odio lo que lleva a las mujeres a abortar sino el sentir que ya llegaron a su último recurso". aporta Yun, y detalla cuál es la postura de ese culto: aunque son defensores de la vida, ponen el foco en la situación de la mujer y consideran que ni una ley, ni el Estado ni una creencia religiosa le puedan decir a una mujer si debe continuar con un embarazo. "El aborto, no es un asunto que la ley pueda resolver ni que los defensores de ella puedan establecer. La persona que tiene más derecho para decidirlo es la madre del bebe y se debería respetar esa decisión, ya que ella es quien soportará las consecuencias", agrega.
Miles de mujeres marcharon al Congreso para pedir la legalización del aborto
El aborto para los musulmanes
No existe referencia al aborto en el Corán. Sin embargo, será el Hadith, que es la segunda fuente canónica del Islam, que estructura la tradición, la que aborda el tema. Los musulmanes consideran que el aborto es haram, que significa pecado, ya que la vida es un don sagrado de Dios, pero puede ser admitido por motivos médicos entre los que incluyen las malformaciones en el feto.Se consultó a las autoridades del Centro Islámico de la República Argentina sobre su postura sobre el tema, no habían respondido el cuestionario que se les envió. Según las publicaciones vinculadas a esa comunidad, la norma general es que el aborto es ilícito pero se admite si existe grave peligro para la madre o por malformaciones en el feto. También se explica que existe diferencia entre el momento de la concepción y el instante de la "insuflación del alma", que creen que ocurre entre los 40 y los 120 días. Antes de este momento, el feto está en estado embrionario. El aborto debe realizarse en esa etapa. Y debe existir un fallo de las autoridades religiosas.
Los evangélicos, divididos
Los evangélicos están divididos: algunos admiten el aborto como excepción, en casos de abuso sexual y si está en riesgo la vida de la madre. "Es una solución no deseada pero necesaria", apunta el teólogo Norberto Saracco, pastor de la Iglesia Evangélica Pentecostal. Otros pastores consideran que abortar es matar, en cualquiera de sus formas, ya que no se puede priorizar los derechos de una persona sobre otra, porque consideran que el embrión no es sólo una vida, es una persona. "El debate es si el embrión es una cosa o una persona. Se busca cosificar al embrión para cauterizar el dolor natural que se puede sentir frente a la decisión de abortar. Una mujer embarazada es madre. El aborto no cambia su condición. Será la madre de un hijo muerto" plantea el pastor Gabriel Ballerini, director de Bioética de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que explicó cuál es la postura de una importante parte de la iglesia evangélica: En contra del aborto, incluso en casos de violación o riesgo para la mujer. La iglesia evangélica no tiene una estructura vertical. Por esa razón, no hay una posición unificada, explicó.
Con autorización de un rabino
Los judíos se oponen al aborto y argumentan que la prohibición que figura en la Torá. Aunque, el feto no tiene igual status de vida que la madre y aceptan el aborto como excepción, si hay riesgo vital para la madre. "Si el feto amenaza la vida de la madre, se interpreta que la está persiguiendo para matarla. Entonces tiene preeminencia la vida de la madre", explica el rabino Tzvi Grunblatt, director de Jabad Lubavitch Argentina. Los abusos sexuales pueden habilitar un aborto, pero un médico y un rabino deberán analizar cada caso y tomar la decisión de autorizar la interrupción del embarazo. En general, sólo se aprueba hasta los 40 días de gestación.
La iglesia armenia es contraria al aborto y considera que no es posible determinar si un embrión es o no una persona. "En algo estamos todos de acuerdo: en que es un contenido vital único e irrepetible. Y no es sólo la persona humana la que merece la inviolabilidad de la vida, también el embrión", apunta explica el arzobispo Kissag Mouradian, representante de la Iglesia Apostólica Armenia. De todas formas, este culto admite el aborto cuando el feto presenta complicaciones que ponen en riesgo no sólo la vida sino también la salud de la madre, una de las excepciones más amplias, ya que otras religiones lo limitan al riesgo de vida.
La legalización del aborto comenzó a debatirse en comisiones el martes, en Diputados
¿Y qué dicen los feligreses?
La pregunta que cabe es si los feligreses de las distintas religiones tienen las mismas convicciones personales que las autoridades del culto que profesan.
La encuesta sobre creencias y actitudes religiosas, dirigida por el investigador del Conicet, Fortunato Mallimaci, hecha hace diez años, apunta que ya entonces existía una brecha entre los valores que pregonan las instituciones religiosas y las creencias de sus miembros. Según los resultados, el 63.9% de la población general se expresaba entonces de acuerdo con el aborto en ciertas circunstancias. Esa misma respuesta tenía una mayor aceptación entre los católicos que en la población general, ya que el 68,6% de los fieles consultados habían dado esa respuesta. Entre los evangélicos, la brecha fue menor, aunque también es alta: el 48,1% de los evangélicos dijeron estar de acuerdo con el aborto en ciertas circunstancias. Esto, según explica en el informe "evidencia un estado de creencia religiosa, sin pertenencia ni identificación con las normas que la institución proclama. En el caso de los evangélicos, la adhesión a los principios doctrinarios es más significativa. El 16,9% de la población encuestada (2403 casos en Capital y Gran Buenos Aires) consideró que el aborto debía estar prohibido en todos los casos. Sólo el 15% de los católicos opinaron así. Entre los evangélicos, fue del 37,4%.
Significa que los evangélicos son más propensos a sostener los preceptos de su religión, mientras que los católicos muestran una mayor autonomía de opiniones. El estudio no indagó sobre la relación entre el aborto y otros grupos religiosos.
C. H. 

PENSALO Y COMUNICATE...FALTA POCO Y TE PUEDE CAMBIAR LA VIDA

LA PÁGINA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE


ARTURO PÉREZ-REVERTE

Sentado en la terraza del bar Laredo de Sevilla, con un libro en las manos –Memorias de un librero, de Héctor Yánover– y una copa de manzanilla sobre la mesa, levanto de vez en cuando la vista para mirar a la gente que pasa. De vez en cuando, grupos de turistas desembocan en la plaza de San Francisco viniendo por la calle Sierpes, camino de la Giralda y el Patio de los Naranjos; y otros, que van por libre, se pasean despacio mirando el edificio del Ayuntamiento. Es una mañana muy sevillana, luminosa y tranquila. Y para hacerla todavía más agradable, suena música de violín.
La violinista llegó hace un momento, dejó en el suelo el estuche abierto de su instrumento y empezó a tocar Fascinación. La tengo a unos cinco metros. Es joven, gordita y guapa, con el pelo recogido en dos trenzas cortas. Su aspecto es simpático. Tiene los ojos claros y al principio me parece extranjera, pero al rato pasan dos conocidos suyos, deja de tocar un momento y la oigo cambiar unas palabras en perfecto español.
Después sigue tocando. Mientras desliza el arco sobre las cuerdas, su expresión se torna muy dulce. La observo detenidamente y concluyo que no está fingiendo. Con certeza ama la música que hace, es feliz con el violín encajado en el hueco del hombro y la mandíbula, tocándolo con elegante maestría.
No sé casi nada de música, pero sí lo bastante para saber cuándo un intérprete es bueno o malo. Y ésta es muy buena. No de esos aguafiestas que estás hablando y se te sitúan al lado con un altavoz y un chundarata insoportable, amargándote el aperitivo; y luego, encima, pretenden que les pagues por ello. Nada de eso. La chica del violín es una artista de verdad. Una violinista seria.
Pese a todo, el estuche del suelo sigue vacío. Nadie de los que pasan, y son muchos, deja una moneda. Ocurre, además, algo que me desagrada siempre, y que observo a menudo en lugares semejantes: turistas equipados con cámaras o teléfonos móviles, que creen que quienes están en la calle haciendo pompas de jabón, o disfrazados de astronauta, o tocando el violín, están allí para que ellos puedan hacer fotos por la cara, completamente gratis.
Que les paga el Ayuntamiento para que alegren el itinerario. Gente tacaña, o estúpida, que se acerca, hace la foto o, lo que es peor, pide que la fotografíen junto al artista o personaje de turno, y luego sigue su camino sin dejar nada a cambio.
Eso es lo que ocurre con la chica del violín. La miran, se paran a su lado, se hacen fotos con ella y nadie deja caer un euro. Es más: en la mesa contigua a la mía hay una pareja. Un hombre y una mujer negros, muy bien vestidos. Ella es grandota y abundante; y él, un tipo corpulento con un pesado reloj de oro en la muñeca y un teléfono pegado a la oreja, por el que habla en inglés, a grito pelado, sin importarle la música y quienes la escuchamos.
Y yo miro a la violinista, su dulce expresión absorta en la música, los ojos claros que entorna a veces como si se sintiera transportada por ella, y me pregunto con tristeza cuántos sueños mueren aquí, frente a esta terraza de un bar de Sevilla, o frente a no importa qué bar del mundo.
Cuántas horas de esfuerzo, de practicar, de confiar en poder dedicarse un día a vivir de lo que sin duda era una pasión, y que, tras vaya usted a saber cuántas decepciones, fracasos y amarguras, acaban en un estuche abierto en el suelo, en una melodía que apenas nadie atiende en serio, en una joven con trenzas y ojos claros que, absorta en la música que ama, la ofrece en la calle a fin de ganarse la vida con lo que sabe, como la dejan, como puede.
La chica toca ahora Moon River; y una vacaburra, acompañada por un animal varón de apariencia aún más grosera que ella, se acerca, se hace una foto al lado y sigue su camino sin mirar siquiera a la chica del violín, que cuando les sonríe lo hace ya al vacío. Entonces llego a ese pasaje del libro en el que Yánover habla del cliente que preguntó: «¿Tienen Crimen y castigo, de Doctor Jekyll?».
Y me digo que ya es suficiente, que mi capacidad de tristeza se ha colmado de sobra esta mañana; así que cierro el libro, me levanto, y antes de irme dejo un billete en la funda vacía. Al incorporarme, encuentro un destello de agradecimiento en la mirada clara de la joven. Entonces le guiño un ojo y ella hace lo mismo, sin dejar de tocar. Y mientras me alejo, cuando dirijo una última mirada a la violinista cuya melodía va quedando a mi espalda, veo que la negra de la mesa se ha levantado y también deja algo en el estuche

viernes, 30 de marzo de 2018

COMENZÓ LA HORA DEL TANGO EN EL C C K

Desde este domingo y durante abril, la Sala Sinfónica se transforma en un gran estudio de televisión para registrar La Hora del Tango, un programa que convoca a la escena contemporánea del género a través de un varieté con las más destacadas figuras de la música y la danza.
Las tres primeras fechas (1, 2 y 3 de abril, 19:30h) convocan a un verdadero seleccionado: las voces de Raúl Lavié, Guillermo Fernández y Amelita Baltar; los virtuosos Franco Luciani, Luis Salinas y José Colángelo; exponentes del baile como Milena Plebs, María Nieves, Leonardo Cuello, Gloria y Eduardo Arquimbau y los mellizos Germán y Nicolás Filipelli; e invitados especiales, como Gustavo Parisi “Cucho” y Gastón Bernardou “El Francés” (integrantes de Los Auténticos Decadentes).
Las entradas son gratuitas y ya están disponibles para reservar en www.cck.gob.ar y retirar en Sarmiento 151, de 12 a 19h.
CCK | Sarmiento 151 | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | C1041AAC




TOMÁS ABRAHAM; ENTREVISTÓ JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ


Tomás Abraham: “Macri no es neoliberal ni desarrollista, es lo que puede”
Tomás Abraham es inclasificable y saludablemente imprevisible, un provocador nato, capaz del ensayo largo y del artículo corto, y en cada uno de esos formatos, un pensador original y profundo. Siempre tratando de ver más allá del presente periodístico, el filósofo se mete aquí en los meandros de la política nacional y en los cambios y desafíos de un mundo impactado por la revolución tecnológica.


Tomás Abraham.
-Empiezo por la “pelea del verano”: Macri y Moyano.
-La coyuntura argentina a mí no me interesa mucho. Lo que sí cada vez me despierta más interés son los temas de mediano o largo plazo que tienen que ver con nuestro país. Otra vez una pelea con Moyano como aquella que libró Kirchner. Pero ahora con Macri… Después negocian, van y vuelven. Y todo eso se desvanece en el aire. Lo que no se desvanece es la puja de sectores de poder en la Argentina. El poder gremial es muy importante y vertebral desde hace décadas. También hay otros sectores de poder, y hay un gobierno débil frente a ellos. Es decir, no se pueden cambiar las piezas de un tablero. A veces [un gobierno] tiene más fuerza en la medida en que se asocia con algún sector poderoso, como el gremialismo. El Gobierno siempre busca algún socio para poder tener una voz en la sociedad argentina. No es que sea ingobernable, pero es un país que tiene sus poderes muy fuertes, y a la vez cuenta con gobiernos y estados débiles. Lo que pasa hoy es una puja de un gobierno que quiere ordenar cuentas, y eso provoca un costo social. En esa puja intervendrán los gremios; también habrá “extorsiones”, relacionadas con la Justicia. Se presiona un poco, se larga otro poco. Moyano es una persona peligrosa porque no tiene límites: le podés dar la AFA, Independiente, Belgrano Cargas, y él quiere más, y su familia también. Sin embargo, es importante que sea fuerte el poder gremial en la Argentina, aun con todas las falencias que demuestra. Se necesita una CGT fuerte porque el capitalismo argentino es salvaje. La masa de la gente que trabaja necesita una representación sindical unificada. En el capitalismo argentino -a lo mejor también el global- en la medida en que se debilita un poder gremial, se precariza todo. En esta puja no voy a tomar partido por la honestidad de nadie, es decir: no creo en flexibilizaciones que ayuden a invertir. Creo que las famosas inversiones en la Argentina dependen de tantos factores que nadie sabe cuáles son. No es una cuestión de malos y buenos.

-¿Vos pensás que está siempre en peligro un gobierno no peronista? ¿O te parece que este ya está a salvo de la maldición de no poder terminar su mandato?

-Creo que esa fue una barrera del primer año. Y que ya pasó, porque tuvo unas elecciones exitosas. Y, a la vez, eso molesta a muchos. Creo que nosotros vamos a tener un gobierno no peronista de cuatro años con una solidez que no tiene antecedentes, y con una perspectiva de reelección. Lo que significaría, por primera vez, ocho años de gobierno no peronista desde el retorno de la democracia. Eso, más allá de lo bueno y lo malo, de alguna manera cambia el paisaje. Es algo nuevo.

-Vos estudiaste el desarrollismo. Y siempre hay discusiones respecto de si Macri es neoliberal o desarrollista. ¿Qué pensás?

-Macri es lo que puede. Esa es una dicotomía falsa. Hay un aspecto monetarista en el macrismo que es fuerte y que representa Sturzenegger. Hacen de la lucha contra la inflación algo muy importante, y eso es propio del monetarismo. La apertura indiscriminada del mercado no puede ser parte de ningún gobierno en la Argentina porque sería un desastre. Sigue siendo una economía defensiva y todo el mundo quiere el desarrollo, no hay otra opción. Al desarrollismo se le agregó el “ismo” en la época pos-Frondizi porque él tenía una voluntad industrialista muy acentuada, asumía riesgos monetarios por eso, y hacía una fuerte apuesta por la inversión extranjera sin considerar que era cipayismo, especialmente en infraestructura. Eso fue la revolución frondizista, que además impulsó al país hasta 1972. ¿Quién no quiere el desarrollo? Es muy fácil criticar al Gobierno; yo escucho a veces a la oposición diciendo: no hay un programa económico de crecimiento y desarrollo. Como si eso estuviera en algún cajón y como si el mismo que critica pudiera sacarlo y proponerlo. Pero a veces sí me parece que no hay una acentuación en planes prioritarios; qué cosa hay que favorecer para que haya inversión. Es decir, una idea de dónde tenemos que apostar. Siempre, de alguna manera, salen el poder financiero y la soja, y después el tema de la inflación, del Banco Central, de las Lebac, etcétera. Pero no hay una idea de adónde hay que apuntar, salvo Vaca Muerta y alguna otra cosita, como si estuviéramos huérfanos y perdidos en cuanto a una idea de en qué sectores hay que poner los huevos en la canasta. Cosa que también es difícil de hacer porque si el Estado quiere apoyar estrategias de desarrollo… Mirá, es un Estado que está endeudado y que pierde plata, que anda con déficit, que pide prestado: no tiene un resto para decir “voy a poner en ese sector”. La situación, en ese sentido, es complicada.

-De alguna manera estás describiendo a un gobierno que es un mero arreglador de cuentas y que va huyendo hacia adelante.

-Bueno, no sé si es en una especie de fuga, pero está en un problema que lo hubiera tenido quizás cualquier gobierno. La Argentina tiene un gran problema financiero, entre otras cosas, y carece de moneda. Cuando no tiene moneda es un Estado muy difícil de administrar. La moneda es el dólar en la Argentina. Ese problema no lo tienen Uruguay ni Chile, y hasta cierto punto tampoco Brasil: existen allí el real, el peso uruguayo y la moneda chilena. En la Argentina, no. Eso ya implica ciertas dificultades. El Gobierno está asumiendo riesgos complicados, sin duda, que se vinculan con un doble déficit fiscal y comercial. Y es complicado porque la relación de la deuda no es necesariamente con el producto bruto, sino con cuánto obtenemos con el comercio exterior, por nuestra venta de exportaciones. Y eso está en déficit y en una economía cerrada, con un crecimiento del producto bruto pequeñísimo. El déficit es un grave problema para los argentinos, no solamente para el Gobierno, y no sé si eso tiene un remedio fácil.

-Después de todos los procesos electorales no se sabe muy bien dónde está el peronismo.

-Me preguntaba por qué el peronismo permanece tanto tiempo, y yo creo que es un asunto para elaborar. No es solamente un movimiento político; no es un tema de memoria de un avance social. La Argentina se constituyó como nación con mucha dificultad. Somos el único país del mundo que tuvo una avalancha inmigratoria en los niveles que registró la Argentina y eso provocó un caos identitario. Creo que el peronismo le dio una cierta identidad a la Argentina, integró a masas en la argentinidad. Ser peronista era casi como ser argentino. No hay una memoria nacional que no esté teñida del peronismo. Ningún otro movimiento político tuvo esta influencia. Porque el yrigoyenismo quedó un poco en los años 20, aunque tuvo esa misma finalidad. En ese momento, el yrigoyenismo también dijo: “Tenemos que dar un idioma local a los compatriotas porque los sindicatos y los movimientos sociales populares son internacionalistas”. Pero creo que el peronismo se confunde con la argentinidad, y eso no es necesariamente un error. El tema de la identidad nacional, por otra parte, resulta algo anacrónico. Pero vivimos un poco de ese anacronismo. El peronismo es muy difícil que se disuelva por una crisis interna. Pero si hubiera una crisis fuerte de Cambiemos, con una fuga y corridas, el peronismo puede llegar a entenderse muy rápido. Yo nunca entierro al peronismo.

-Izquierdas, derechas. En el mundo estas palabras ya no representan mucho. Lo que sí parece vigente es abrir o cerrar la economía…

-Durante una buena parte de la historia del siglo XX en la izquierda estaban las buenas personas y en la derecha estaban las malas, los reaccionarios, los retrógrados, los egoístas, los codiciosos, el capitalismo explotador, la plusvalía, la opresión y la desigualdad. En la otra parte estaban los progresistas, los igualitarios, las democracias radicales. Lo que pasó en los últimos 40 años es que hay buenos en la derecha y malos en la izquierda. También hay malos en la derecha y buenos en la izquierda, pero el eje del bien y del mal se confundió, en buena hora.

-Estados Unidos practica el nacionalismo y el Partido Comunista Chino lidera la globalización. Un mundo totalmente nuevo, que nos obliga a aprender a navegar.

-Es un mundo nuevo que no está orientado por ideologías de emancipación como estábamos acostumbrados desde la modernidad, sino de pelea, de exigencia, de deterioro de los niveles sociales. El capitalismo chino es un capitalismo ascético, cruel. Tiene una crueldad que no es la del protestantismo de Occidente, con el que el capitalismo fue para adelante desde Lutero, porque ese era un ascetismo individual, era un trabajo sobre sí mismo. No, en China es el Estado el que dice cuánto van a ganar, dónde van a trabajar, cuántos hijos van a tener… El capitalismo chino está liderando la competitividad. Es muy difícil competir contra la competitividad china. Al mismo tiempo, son los consumidores del mañana.

-Todo lo que acabás de decir se combina con una revolución tecnológica de consecuencias políticas y sociales gigantescas…

-Los seres humanos estamos acostumbrados desde hace muchos siglos, especialmente desde que el capitalismo y la burguesía se expanden como modelos de vida, a que tenemos que trabajar. Pero no solamente por el sudor de la frente y por ganarnos el pan, sino porque, si no, somos inútiles: no nos valoramos a nosotros mismos. La sociedad dice que no servimos para nada porque no le damos un servicio si no ganamos nuestro dinero. Ahora, con la revolución tecnológica eso está en tela de juicio, porque sobra gente que no es inútil, que es inteligente, con diploma. Sobra gente joven, en la tercera edad pero en la plenitud de sus fuerzas. Sobra gente y el impulso tecnológico, la competitividad, el avance científico, la curiosidad y el progreso van creando zonas de población sobrante o cesante en plena capacidad de sus fuerzas productivas. Eso ya está aconteciendo. Pasa en España, donde los jóvenes no tienen trabajo a niveles impensables, y donde se salvan porque cuentan con redes sociales y familiares.

ENTREVISTÓ JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ

 El fenómeno pesa también en Francia. Pasa en toda Europa y en otros muchos lugares. Pasa entre nosotros, cuando en la Argentina decimos que hay un millón de jóvenes que están sin trabajo y sin estudio. Son cifras escalofriantes cuyos efectos ni podemos medir. La revolución tecnológica ofrece estas maravillas del avance científico, el descubrimiento de mundos, pero además trae un tremendo costo humanitario.

LECTURA RECOMENDADA


Del Oscar al debut literario, Nicolás Giacobone sigue obsesionado con el cine
El exitoso guionista escribió una novela sobre tensiones en el set; cualquier semejanza con la realidad ¿es pura coincidencia?


- Una novela contiene una historia y sus circunstancias. Y las circunstancias que rodean El cuaderno tachado (Reservoir Books) son imposibles de obviar. Ese cuaderno tachado es el diario que escribe a escondidas Pablo Betances, un novelista fracasado que vive en un sótano secuestrado por Santiago Salvatierra, "el más grande cineasta latinoamericano de todos los tiempos". Lleva allí un lustro, ya ha escrito dos guiones llevados al cine con los que Salvatierra ha ganado todos los honores posibles y ahora encara un reto homérico: redactar el libreto de la película que cambie la Historia del Cine. Así, con mayúsculas. Y mientras tanto Pablo plasma en papel y diversos archivos informáticos sus pensamientos, sus dudas (¿quién es el auténtico urdidor de una película?, ¿quién necesita más a quién, el guionista al director o el director al guionista?), sus ruindades y sus dolores: nadie sabe que existe y que ha escrito esos largometrajes, nadie lo echa de menos...
El cuaderno tachado es el debut en la novela del guionista argentino Nicolás Giacobone (Buenos Aires, 1975), ganador del Oscar por Birdman, de Alejandro González Iñárritu. Nieto del legendario Armando Bo, junto con su primo (Armando Bo también) coescribióEl último Elvis; para González Iñárritu, la pareja redactó Biutiful, Birdman y una serie de TV estadounidense, The One Percent, que no ha salido aún. Es complicado para el lector no dibujar un inmediato paralelismo. ¿Es Salvatierra un director con el ego de Iñárritu y el físico de Gaspar Noé? "Entiendo que la gente busque paralelismos, pero El cuaderno tachado es una ficción. Si me preguntas si Salvatierra es Iñárritu, la respuesta simple es no. Ahora bien, el personaje surge de las cuestiones de este oficio y de la cantidad de energía, ego y de fuerza que se requieren para hacer una película. Y eso lo posee Alejandro, que jamás se ha acomodado, que se instala en Hollywood, pero haciendo lo que quiere y que desea cambiar el cine en cada trabajo".
La novela está repleta de nombres reales que realzan la verosimilitud, y dos batallas que enhebran la trama: la del escritor que lucha por salir de la mediocridad y la lucha entre guionista y director por sacar adelante una película: "Cuando uno pretende ser artista, una de las cosas más importantes es darse cuenta de si sos Mozart o no. El cine es un arte de directores. El director y el escritor suelen tener personalidades distintas y yo supe enseguida que no tenía la personalidad para ser director".
En la novela, Pablo es una amante de los Beatles: para aliviar su reclusión pide sus álbumes. Curiosamente, Iñárritu rompió con su guionista anterior, Guillermo Arriaga, tras discutir sobre la autoría de sus films. Y en el último libro de Arriaga, El salvaje, hay un grupo que sale escaldado en cada capítulo, en un odio que nace desde el mismo Arriaga: The Beatles. "¿En serio? Bueno, yo no conozco a Arriaga ni su discusión con Alejandro. Y no sabía lo de The Beatles", dice Giacobone sorprendido.
Hay más nombres en estas páginas: la película Amadeus y su guionista Peter Shaffer, Borges y la sombra de su escritura, Beckett, Thomas Berger, Faulkner... Listas de películas, de personajes y directores que le interesan tanto a Pablo como a Giacobone. "Un guion necesita un buen escritor sin estilo, que sea consciente de sus limitaciones. Yo por la mañana me levanto y quiero escribir literatura. Los guiones me gustan, me pagan el alquiler. Y en esa contradicción vivo".
El autor y la obra
Nicolás Giacobone, narrador y guionista
Escribió los guiones de films como Birdman (ganador de un Oscar). Es su debut literario

El cuaderno tachado
Editorial: Reservoir Books Lanzamiento: abril

LA PÁGINA DE JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ


La batalla personal de Vargas Llosa


Jorge Fernández Díaz
En la espléndida Casa de América de Madrid y frente a un grupo de ávidos reporteros de todo el mundo, Vargas Llosa presentó su testamento ideológico, aludió a Sarmiento y denunció al peronismo. Les recordó a los presentes que la Argentina fue el primer país en erradicar el analfabetismo y que aquel sistema educativo era, a fines del siglo XIX, tan famoso y envidiable como el que hoy rige en Finlandia. Y también que nuestra profunda decadencia se debió, tal vez en partes equivalentes, a los sucesivos regímenes militares y a la pésima performance de las gestiones peronistas. Enemigo de marxismos de distinta generación y populismos de diverso pelaje, el Nobel peruano sostiene desde hace tiempo que tampoco liberalismo con dictadura (fascismo de mercado) ni liberalismo sin república (menemismo) conducen a la prosperidad. Su flamante ensayo La llamada de la tribu contiene múltiples resonancias para nosotros, y es a la vez una autobiografía intelectual y un ajuste de cuentas con los pensadores de izquierda, que en muchos casos han ganado la batalla cultural y colonizado los claustros. Algunas de esas vanguardias, que suelen sacrificar la libertad y asesinar la verdad de los hechos cuando lo consideran necesario, han sido proclives a los cantos de sirena de cualquier despotismo y se han dedicado a socavar las imperfectas democracias occidentales, que tal vez tengan sus días contados en desmedro de autocracias peligrosas e inminentes. Vargas se pliega así al pesimismo de Jean-François Revel y se ensaña con la hipocresía y el oportunismo de ciertos intelectuales de nuestra región: "Porque allí ser 'progresista' es la única manera posible de escalar posiciones en el medio cultural -ya que el establishment académico o artístico es casi siempre de izquierda- o, simplemente, de medrar (ganando premios, obteniendo invitaciones y hasta becas de la Fundación Guggenheim). No es casualidad ni un perverso capricho de la historia que, por lo general, nuestros más feroces intelectuales 'antiimperialistas' latinoamericanos terminen de profesores en universidades norteamericanas".



La larga rebelión del autor de Conversación en La Catedral contra aquel "socialismo real" que lo sedujo en su juventud y el fuerte desencanto que le produjeron figuras antes idolatradas como Sartre son el motivo de su porfiada conversión y el caldo de cultivo de este polémico canon contracultural; eso no le impide rechazar el conservadurismo ni fustigar a los ortodoxos: "También el liberalismo ha generado en su seno una 'enfermedad infantil', el sectarismo, encarnada en ciertos economistas hechizados por el mercado libre como una panacea capaz de resolver todos los problemas sociales". A ellos les recomienda la prosa de Adam Smith, padre de esta filosofía, que toleraba subsidios y controles cuando "el suprimirlos podía acarrear en lo inmediato más males que beneficios", y quien llamaba a enfrentar la realidad "de una manera flexible". Incluso recomienda vigilar esas "pequeñas pandillas de economistas dogmáticos intolerantes". Tal vez quienes defienden el camino mediocre y doloroso que Cambiemos adoptó encuentren particularmente analgésicas las reflexiones de Karl Popper. Vargas las interpreta: "Una ingeniería fragmentaria hecha con pequeños ajustes y reajustes que pueden mejorarse continuamente es pacífica, busca siempre amplios consensos y está expuesta a la crítica que fiscaliza sus acciones y las acelera o demora de acuerdo con lo posible". Y el propio Popper remata: "Una vez que nos damos cuenta de que no podemos traer el cielo a la tierra, sino solo mejorar las cosas un poco, también vemos que solo podemos mejorarlas poco a poco".

En el contexto de un planeta que avanza hacia una nueva colisión de impredecibles consecuencias entre república y nacionalismos, Vargas Llosa defiende el carácter progresista del liberalismo político y la razonabilidad de su escuadra, que no intenta con una única idea dar una solución totalizadora para los conflictos de la humanidad, como sí lo hace Marx con la lucha de clases, o los "emancipadores" con las facilistas teorías del enemigo externo. Pero su texto resulta poco enfático acerca de las lacras financieras y las desigualdades persistentes del capitalismo global, y resulta un tanto ingrato con la socialdemocracia, tal como se lo señala su amigo Juan Luis Cebrián, puesto que la Europa moderna no hubiera avanzado sin el concurso determinante de ese ideario que vela por la justicia social dentro de la economía de mercado. A estos defectos ostensibles se les podría agregar el deslumbramiento que a Vargas Llosa le produjeron, cuando residía en Londres, las reformas de Thatcher (a quien compara con Churchill), si bien es cierto que ellas implicaron un rápido viraje de la penosa recesión al espectacular resurgimiento económico. Las eruditas lecturas de Vargas Llosa se alejan, no obstante, de la idea conservadora para reivindicar el carácter renovador y oxigenante de las sociedades abiertas y de un cierto centrismo, como si dijera "el verdadero progresismo es liberal, la historia ha sido mal contada". Apoyando esta convicción no solo cita los alegatos de Popper, que fustigaba a los politólogos de la época -practicantes de "la tiniebla lingüística" para hacer creer que eran profundos, y sistemáticos inoculadores de desánimo y desprecio frente a la bonanza modernizadora de la democracia republicana-, sino que también hace revisionismo de la obra de Raymond Aron. Que en El opio de los intelectuales avanza un paso y castiga al criptocomunismo: progres, existencialistas y cristianos, frívolos compañeros de viaje de la "religión estalinista". Muchos de ellos, sostiene Aron, "no habían visto un obrero en su vida y vivían en las sociedades libres y afluentes del Occidente, difundiendo el mito del proletariado luchador y revolucionario en países donde la mayoría de los obreros aspiraba a cosas menos trascendentes y más prácticas: tener casa propia, un coche, seguridad social y vacaciones pagadas, es decir, aburguesarse".


En La llamada de la tribu están también los pensamientos de Ortega y Gasset, de Hayek y de Berlin; el autor los utiliza para explicarnos la pulsión humana por regresar a la vieja sociedad tribal, "donde el hombre se halla exonerado de tomar decisiones individuales, de enfrentarse a lo desconocido, de tener que resolver por su cuenta y riesgo". Confort que ilusoriamente puede otorgar el caudillo, el césar que todo lo puede y ordena, y que al final ahoga, oprime y conduce a su pueblo a la involución. Un derrotero según el cual, bajo el paraguas del ideal igualitario, se empiezan a coartar libertades, en una espiral creciente que propende al autoritarismo. Imaginaria y paradójicamente, Vargas pareciera parafrasear entonces a Perón: "No es que nosotros seamos tan buenos, sino que los demás son peores".



Castiga de paso a los empresarios que no dan el ejemplo, defiende el humanismo de los liberales, tolera la planificación estatal en tanto sea custodiada, y aporta razones para pensar que no existe incompatibilidad entre las libertades políticas, los mecanismos del mercado y la elevación del nivel de vida. "Por el contrario, los más altos niveles de vida los han alcanzado los países que tienen democracia política y una economía relativamente libre", cita. Su ensayo es políticamente incorrecto, llega en un momento crucial de la historia, y tiene por propósito dar una nueva batalla en esta larga guerra de ideas que a los argentinos nos toca tan de cerca.

EXCELENTÍSIMO...IRÓNICO Y SARCÁSTICO....TAL CUAL


ALEJANDRO BORENSZTEIN
Un artículo de Alejandro Borensztein analiza la actualidad política argentina usando como ejemplo la gestión histórica de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial.
Según declaró a la revista The Economist el profesor Peter Temin del MIT, “EEUU se está pareciendo cada vez más a la Argentina”. Aclaremos rápidamente que esto no quiere decir que la Argentina se está pareciendo cada vez más a EEUU. Suena a que es lo mismo, pero no lo es. Guarden la sidra.
El mundo se enreda en asuntos tales como los espías rusos envenenados por Putin en Inglaterra, el despido violento del Secretario de Estado norteamericano, la insólita cumbre entre Trump y el coreano quemaprimos, la habilitación al presidente chino Xi Jinping para mantenerse en el poder de por vida, los guerra comercial entre Trump y la Comunidad Europea, entre otras menudencias.
Por suerte, nosotros no perdemos el tiempo en pavadas como esas y ponemos el foco en los dos temas fundamentales que los argentinos enfrentamos, y sobre los que nos pasamos el día debatiendo: 1. La estrategia de Cambiemos para la reelección de Macri… dentro de 18 meses.
2. La estrategia del peronismo para acordar algo, sacarse de encima a la que le hace bullying a Parrilli y tener un candidato presidencial competitivo… dentro de 18 meses.
¿Hay problemitas para resolver en el camino de acá a octubre de 2019? Y sí, siempre hay cosas para resolver, pero son menores: déficit fiscal, inflación, pobreza, infraestructura, tratamiento de nuevas leyes en el Congreso y tantos otros asuntos que en realidad no son importantes porque son temas que se arreglan con plata. Y todo lo que se arregla con plata es barato.
Más allá de estas cuestiones ¿Cuál es entonces el conflicto de fondo que enfrenta el peronismo y cuál el de Cambiemos?
Contrariamente a lo que mucha gente cree, el principal problema del peronismo no es ni Cristina, ni el kirchnerismo, ni las diferencias entre gobernadores, sindicalistas e intendentes, ni nada de eso. Si así fuera, sería simple de resolver. También esto se arregla con plata.
El verdadero problema del peronismo es que tiene que convencer a los bonaerenses de que el desastre en el que viven no tiene nada que ver con que gobernaron la provincia durante 28 años consecutivos. Una mochila, a esta altura de la historia, imposible de descargar. Y son muchos millones de votos.
Curiosamente, este asunto de los 28 años también se podría resolver con plata si no fuera que, justamente, lo que el peronismo ya no tiene más es plata. O sea la caja. La tuvieron y la desaprovecharon. Ahora la tiene toda toda toda Mariú. Y para colmo la está despilfarrando en calles, cloacas, agua, luz, etc. Andá a sacársela.
Por su parte, el problema de Cambiemos es que no queda claro si los argentinos estamos tan dispuestos a hacer lo que se supone que hay que hacer para que realmente “Cambiemos”. En este caso es un tema cultural que no se arregla con guita.
Curiosamente, los sectores que mejor se bancan el temporal son los sectores de menores recursos y los que más se quejan son los sectores medios y altos. Ni hablar de los empresarios que habitualmente quieren la chancha y los veinte, si es posible los veinte con cláusula gatillo.
Cuando no es el fútbol, es la historia la que todo lo enseña. Veamos.
En mayo de 1940 casi toda Europa, Francia incluida, había caído en manos de Hitler y medio millón de soldados ingleses quedaron varados en las playas francesas de Dunkerque a merced del fuego nazi e imposibilitados de ser rescatados por la Armada Británica. El que no tenga ganas de leer la historia puede ir a ver la película. Está buena.
En la desesperación, el Parlamento inglés designó como Primer Ministro a un señor de aspecto algo desprolijo, medio alcohólico y cascarrabias: Winston Churchill.

Dos años antes, en 1938 Churchill se había opuesto furiosamente al acuerdo que el entonces primer ministro Chamberlain y los franceses habían firmado con Hitler aceptando la anexión de los Sudetes en Checoslovaquia por parte de los nazis a cambio de que estos no se metieran con Inglaterra y Francia.
La frase de Churchill contra la dirigencia inglesa que firmó aquel Acuerdo de Munich pasó a la historia: “Tuvieron que optar entre el deshonor y la guerra. Eligieron el deshonor, van a tener la guerra”.
Muy poético el tipo, aunque para frase prefiero la de Felipe Solá cuando esta semana, refiriéndose al kirchnerismo, dijo: “Los del club del helicóptero son unos pelotudos importantes”. Menos shakesperana, pero para esta columna garpa más.
Volviendo al tema, dos años después y con los soldados ingleses rodeados en Dunkerque, los mismos políticos que apoyaron aquel acuerdo, le reclamaban a Churchill que firmara un nuevo acuerdo de paz con Hitler para proteger al Reino Unido y rescatar a los soldados de las playas francesas.
Churchill, con el apoyo del Rey Jorge VI, se opuso tenazmente bajo el argumento de que no había acuerdo posible con Hitler, llamó a defender las Islas Británicas hasta las últimas consecuencias y pergeñó un increíble operativo de rescate: convocó a todos los civiles con embarcaciones propias para cruzar el Canal de la Mancha, llegar hasta las playa de Dunkerque y traer a los soldados.
En botecitos, gomones, lanchas, barcos de pesca y veleritos, la clase media y alta británica rescató… ¡338.226 soldados!
Ahora imaginemos por un momento que Macri (que obviamente no es Churchill), apoyado por Angelici (al que no podemos comparar ni con las pantuflas del Rey Jorge VI) le pidiera a toda la clase media y alta argentina que crucen el Río de la Plata con sus yates, sus veleros, sus lanchitas, sus gomones o sus tablas de windsurf para rescatar a soldados argentinos asediados, por ejemplo, por fuerza brasucas que pudieran haber invadido el Uruguay en represalia por la derrota en la histórica final del Mundial de 1950, aquel inolvidable Maracanazo.
Por supuesto, esto dicho con todo respeto por los brasileños que tampoco tienen nada que ver con los nazis. De hecho, la última vez que se metieron con los alemanes perdieron 7 a 1 en el Maracaná. Una pena.
¿Iría nuestra clase acomodada en sus embarcaciones a rescatar a nuestros compatriotas a riesgo de ser hundidos por el fuego brasileño? Pregunta inquietante de respuesta incierta.
En el medio de la pelea con los industriales, el presidente de la UIA se quejó por los aumentos de luz y gas y explicó que están obligados a trasladarlo a los precios. Faltó que dijera “no van a pretender que resignemos ganancias”.
Sin embargo, grandes cambios requieren grandes gestos. Cuatro inútiles solos en el Casa Rosada, sean peronistas o de Cambiemos, no van a transformar la Argentina.
Obviamente, hay muchos empresarios que le ponen garra, apuestan y van para adelante. Desde Mercado Libre a Techint pasando por el Grupo dueño de esta casa, IRSA y tantos más.
Pero también hay muchos de los que se pasan la vida quejándose por el costo argentino cuando el mayor costo que tienen es el sueldo del dueño de la empresa. Más de uno debe pensar “no van a pretender que venda el barco que tengo amarrado en Punta del Este para pagarle el sueldo a esos vagos que laburan para mí”.
En fin, creo que si Churchill hubiera dependido de los dueños de nuestros botecitos, hoy la Reina de Inglaterra sería Eva Braun.

LEÍDO POR JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ
Un dato final: En cuánto terminó la guerra, después de haber defendido al Reino Unido, derrotado a Hitler, salvado a todo el sistema democrático occidental y haberse transformado en la que creo fue la figura política más trascendente del siglo XX, Churchill se presentó en las elecciones de 1945… ¡y perdió!!

Ningún pueblo es perfecto.