viernes, 31 de diciembre de 2021

UN BALANCE PREOCUPANTE


Después de un 2020 sorpresivo, otro año inesperado

Julio María Sanguinetti
Un trabajador rocía desinfectante alrededor de las personas que viajaron desde las provincias a la iglesia Monte de Oración para comprar alimentos y ropa durante la campaña anual del Buen Samaritano de la iglesia en La Paz, Bolivia, el martes 28 de diciembre de 2021. Debido a la pandemia de COVID-19, la iglesia está distribuyendo la mercadería al aire libre. 

Este año que termina debía ser el final de la pandemia. Fue, en cambio, su prolongación, y la apertura de un nuevo tiempo de convivencia con el virus. Si 2020 fue sorpresivo, este no le fue en zaga, con esta deriva hacia adelante en que el mundo científico corre detrás de las mutaciones, los laboratorios hacen el negocio de la historia y los gobiernos viven la zozobra de una tensión entre lo sanitario y lo económico, con los médicos reclamando medidas y la gente pidiendo vivir como siempre, hastiada ya de tanta restricción.
Como lo inesperado parece ser ya lo normal, sorpresivamente aparece una crisis de “contenedores”… ¿De contenedores? Ese fue el título inicial, que parecía surrealista. Luego resultó todo más complejo, con una multicausalidad que pasó fundamentalmente por las grandes economías, China y Estados Unidos, con sobredemanda abrupta, congestionamiento portuario y un vertical aumento de los fletes. Se supone que esto se irá corrigiendo, porque todavía cuesta creer que de un día para el otro nos falten barcos y contenedores y las formidables cadenas logísticas de un mundo global adolecieran de este infarto. En todo caso, nos queda la moraleja de que, una vez más, lo único previsible es lo imprevisto y que tener márgenes de seguridad es un ítem para todos los rubros.
Esta vez, el fenómeno populista asomó más allá de nuestro mundo latinoamericano. El año se abrió con el final de la presidencia de Trump. La escenificación grotesca del asalto al Congreso ha sido la más expresiva definición del fenómeno populista. Esa imagen superó cualquiera de las tantas caracterizaciones teóricas de este fenómeno, con una elocuencia cinematográfica. Era todo fellinesco, con el agitador de los cuernos de bisonte como estrella de una película de cine catástrofe. Ahí estuvo todo: el desprecio a la institucionalidad, la pueblada por encima de la representación parlamentaria, el desafío a la verdad electoral, el irrespeto al adversario. Felizmente era el punto final a una etapa muy disruptiva de la política norteamericana. Queda, sin embargo, el interrogante del futuro. Porque ni Trump desapareció del escenario ni tampoco ese sentimiento rencoroso de un nacionalismo que congrega todas las expresiones de los desencantos producto de la globalización.
Que el populismo esté en el mundo desarrollado, lejos de consolarnos, a los latinoamericanos nos acrecienta la preocupación, porque nuestro panorama de este año ha sido con más nubes que soles. El caso chileno, obviamente, es paradigmático de los problemas de esta extraña posmodernidad. Luego de cinco gobiernos en que la Concertación hizo el milagro de redemocratizar el país sin perder el ritmo económico, irrumpieron las malhumoradas protestas de 2006 (explicables), las de 2011 (más complicadas) y las de 2019 (desestabilizadoras). La tormenta política llevó a este ballottage entre las dos posiciones del extremo político. Ambos candidatos intentaron generar confianza hacia el centro de la sociedad y claramente Boric fue más convincente que su rival, abriendo –no sin incertidumbres– una cuota de esperanza. Sus primeros pasos han sido felices y confiemos en que la inteligencia le gane a la inexperiencia.
La tristeza es Nicaragua, con la peor de las farsas. Aquella que Montesquieu definía diciendo: “La más atroz tiranía es aquella que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo los colores de la justicia”. Ese descabezamiento progresivo de la oposición, encarcelando a los candidatos rivales con acusaciones judiciales inventadas mientras se cercenaba la libertad de expresión, fue realmente la instauración, ya sin mucho maquillaje, de una dictadura. En este esperpento ha terminado una revolución sandinista que todos los demócratas saludamos, incluso con un recuerdo cariñoso para aquella figura romántica e ingenua que fue Augusto César Sandino. Hasta nuestro gran amigo Sergio Ramírez, premio Cervantes de Literatura, exvicepresidente de Ortega en los lejanos tiempos de la reconstrucción postsomocista, sufre hoy la arbitrariedad de la persecución “judicial”.
En Perú, el nuevo gobierno viene zigzagueando en medio de un clima de muy difícil gobernabilidad. Y en Colombia, con una economía consolidada por años, con una paz con grietas subsistentes pero en cualquier caso sin la amenaza de un gobierno narcoguerrillero, también la protesta ha estado presente para cercar a un gobierno democrático. Lo único esperanzador es que las protestas también aparecieron en Cuba.
El denominador de todas esas situaciones es el debilitamiento de los partidos políticos tradicionales, que daban anclaje a la diversidad de la opinión pública. Esa crisis de la representación política está en la raíz de todo lo que ocurre. A responder a sus posibles causas se afanan hoy todos los estudiosos de la vida pública. Como siempre, las causas son múltiples, con más o menos énfasis en los países, pero presentes en todos: la inseguridad en el empleo, por el pasaje de la economía industrial a la digital globalizada; los debates sobre actos de corrupción, que llevan a una judicialización de la política y, en consecuencia, a la politización de la justicia; la desigualdad acentuada por bruscos cambios de la riqueza y su distribución; una sociedad de consumo que privilegia siempre la novedad, aun en el terreno tan complejo del manejo de un Estado; sin olvidar, entre tantas otras cosas, el impacto fundamental de “las redes”. Ellas han generado un ciudadano que se representa a sí mismo, que escribe un tuit y cree que está participando del debate nacional. Un ciudadano que no siente la necesidad de la intermediación política y actúa con el individualismo propio de nuestros tiempos. Invoca la solidaridad, pero hace lo que se le ocurre.
La cuestión es seria. No imagino una democracia estable sin partidos permanentes. El caso de Alemania o Gran Bretaña.
Como siempre, la cultura es lo que importa. La cívica, se entiende.

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B. A. VIVAMOS CULTURA

 


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Santiago Kovadloff ensayó una brindis simbólico ....GRACIAS


Libertad, esperanza y porvenir: la profunda reflexión de Kovadloff sobre el fin de año
El filósofo y poeta Santiago Kovadloff ensayó una brindis simbólico con motivo de fin de año que conjuga matices emocionales, personales y políticos.
El Año Nuevo nos devuelve al fulgor de los comienzos, renueva el mito de lo inaugural y resucita el hechizo que tiene todo nacimiento. En la noche del 31 de diciembre, ya se palpita en las venas la energía incomparable de las horas iniciales, esas horas mágicas del comienzo.

Con las copas jubilosas que se alzan el 31, también se alza el íntimo goce de sabernos inscriptos en un ritmo cósmico cuya regularidad nos conmueve, nos asombra y también nos apacigua. Se dice que con cada año que lleva se renueva nuestra fe. En verdad, es al revés. Es nuestra fe la que renueva el sentido de cada nuevo año e impide que el desaliento acumulado devore al recién nacido.
La fe que celebra su arriba funda su consistencia en la necesidad indeclinable de llegar a ser mejores. Porque esencialmente no somos ni seremos los mejores sino aquellos que necesitan ser algo mejor. Y no algo mejor que los demás, por cierto, sino algo mejor que nosotros mismos. Es esta experiencia fundamental de conciliación con el que somos la que se vive con intensidad en la noche de Año Nuevo.
Acaso porque se trata del suelo más propicio. Por eso es que de él brota ese deseo de ventura también para nuestros semejantes. No es que ese día amemos a los demás más que nunca. Pareciera sencillamente que ese día nos abrimos con mayor docilidad a la antigua y bienhechora evidencia de que bien poco vale una vida si ella no encuentra sustento en el amor.
Alcemos entonces nuestras copas esta noche. Pero no lo hagamos como seres optimistas. Hagámoslo como seres esperanzados. La diferencia entre optimistas y esperanzados es sustancial. El optimista asegura que la adversidad, sea cual fuere su espesor, siempre será vencida. Concibe al destino como un aliado incondicional de sus mejores deseos.
En cambio, el hombre o la mujer esperanzados no están seguros de que las cosas vayan a terminar como se quiere. No subestiman la fortaleza de la adversidad pero están persuadidos y alentados por la convicción de que en los pesares impuestos por la adversidad no se agota el significado de la realidad que enfrentan.
Que hay matices que estimulan e invitan a luchar y logros que nos alientan a empeñarnos en que las cosas cambien, que siempre es posible desde la responsabilidad personal y el esfuerzo colectivo transformar lo que parece inamovible.
El optimista confía en el destino y el esperanzado cree en el esfuerzo. El optimista aguarda el desenlace favorable. El esperanzado se consagra a la confrontación con las dificultades, a buscar su superación mediante el esfuerzo transformador.
En suma, el optimista se entrega a su expectativa redencional mientras que el esperanzado combate por el cambio que anhela, pone manos a la obra y en ello no lo estimula la certeza del desenlace favorable a sus sueños sino el valor que depositan en el significado moral de la lucha. Cree en la posibilidad de encauzar los hechos y contribuir con su propio empeño para ir en la dirección favorable a un desenlace propicio al bien común.
El optimista, en cambio, espera que eso ocurra. No interviene. Se limita a aguardar. Por eso, levantemos nuestras copas esta noche por los que se han decidido a hacer suya la lucha por el cambio indispensable. Brindemos para que seamos cada vez más los que estamos decididos a buscar y a encontrar matices estimulantes allí donde otros se empeñan en verlo todo de un sólo color y bajo una misma mortaja.
Donde el pesimismo se entrega de manos atadas a lo irremediable, brindemos nosotros por quienes ganados por la esperanza se entregan a afianzarla mediante su compromiso con la verdad, con la búsqueda del diálogo donde quiere imperar el monólogo, y conocen la emoción del riesgo de convivir donde otros sólo optan por el fanatismo, la obediencia al liderazgo único o la resignación.
Alcemos hoy nuestras copas para decirle no a la intolerancia, no a los diagnósticos autoritarios y terminales que sólo quieren encerrar el porvenir de nuestro país tras las rejas de lo inamovible y la opresión. Y recordémosle a sus promotores que sabemos que allí, tras esas rejas no deberían estar sino los responsables de tanta decadencia y tanta corrupción.
Alcemos nuestras copas esta noche para decirle no a la autocracia porque humilla a la libertad, no a la subordinación de la ley al poder porque destroza la confianza en la Justicia y en la política. Digámosle sí, alzando nuestras copas, a la decisión de hacer de nuestros fracasos una fuente de aprendizaje que renueve el repertorio de problemas a los que se enfrenta la Argentina y contribuya de ese modo a modernizarla.
Brindemos diciéndole sí a la importancia de reconocer cuánto ha crecido entre nosotros el republicanismo popular, la vocación ciudadana por convivir en el marco de la ley, la sed de auténtica educación que no sólo forja especialistas sino ciudadanos.
Brindemos por ser cada vez más los que nos queremos integrados a una sociedad que concibe la política como esfuerzo prioritario por poner fin al sufrimiento de tantos millones de argentinos sumidos en la pobreza, la inseguridad, el desaliento, esa tierra fértil y siniestra donde todas las desgracias proveen a la siembra de la estafa populista.
Brindemos, en suma, por el presente y el porvenir de la esperanza. El rasgo más valioso de la existencia es la insistencia. Y en las personas de bien, la insistencia se nutre de valores morales no negociables. Quienes se han consagrado a la insistencia, no son los que están seguros de alcanzar su meta sino los que están decididos de salir de donde se encuentran, de ese pantano de la corrupción y la decadencia que nos quiere condenar a no tener otro futuro que el de la sumisión y el eterno desencanto.
Alcemos esta noche, por fin, nuestras copas para que sepamos recorrer con templanza ese camino que nos devuelva al orgullo de entonar aquellas líneas del himno nacional que tanto anhelamos. Al gran pueblo argentino, salud.

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ESTRENO DE CINE


Estrenos de cine: A un click de distancia es un entrañable retrato de una amistad que desafía las barreras
La película de Natalie Morales, coescrita y coprotagonizada por Mark Duplass, es un exponente perfecto de las producciones surgidas en la era del Zoom y, al mismo tiempo, trasciende ese punto de partida
M. A. 
A un click de distancia con Mark Duplass y Natalie Morales,


A un click de distancia (Language Lessons, Estados Unidos/2021). Dirección: Natalie Morales. Guion: Natalie Morales, Mark Duplass. Fotografía: Jeremy Mackie. Edición: Ashleka Ferreno. Música: Gaby Moreno. Elenco: Mark Duplass, Natalie Morales, Desean Terry. Distribuidora: BF + Paris . Duración: 91 minutos. 
A un click de distancia surgió a partir de una idea que Mark Duplass le hizo llegar a Natalie Morales en medio de las restricciones por la pandemia de coronavirus. Como varias producciones surgidas en ese contexto que utilizaron los pocos elementos que tenían a su disposición a su favor (desde la serie Llamadas hasta el largometraje Malcolm y Marie), este film iba a trabajarse de un modo similar: dos locaciones, dos personajes, y el Zoom como herramienta. Sin embargo, aunque ese haya sido el punto de partida, A un click de distancia trasciende sus propios métodos y se convierte en una película entrañable en la que el uso de lo virtual no remite a la pandemia (hay una elección narrativa de no hacer referencia al coronavirus) sino simplemente a una forma de comunicación entre dos personas que viven en diferentes países. El hecho de no incorporar a la historia el Covid es una bienvenida decisión de Morales y Duplass, quienes escribieron el guion juntos, con la actriz -quien se había puesto detrás de cámara para algunos episodios de la serie de Duplass, Habitación 104- tomando la batuta en la dirección de una obra inmensa dentro de sus limitaciones.
Si tenemos en cuenta las apuestas artísticas que viene haciendo Duplass desde sus inicios en el mumblecore, A un click de distancia (producida por él y su hermano Jay) es otra movida orgánica dentro de sus inquietudes, una que lo encuentra nuevamente explorando las diversas formas de gestar con creatividad y cierto espíritu arrojadizo un film donde la espontaneidad sea la clave, como si estuviera haciendo un ejercicio en el que el resultado puede quedar en un segundo plano. En este caso, encontró en Morales a la compañera ideal para esa búsqueda, y la realizadora (quien en el mismo año dirigió la comedia teen Plan B) concretó ese concepto primigenio conociendo cabalmente las trampas en las que puede caer una película de estas características, como el agotamiento del recurso de las pantallas, la falta de urgencia narrativa, y cierta frialdad. Nada de esto sucede en A un click de distancia. Por el contrario, aunque Duplass proviene de la vieja escuela indie donde darle forma a un guion estaba casi prohibido, para esta dramedy se percibe cómo él y Morales pulieron la historia para que ese minimalismo en la puesta en escena no atente contra todo aquello que reside en las conversaciones entre sus protagonistas.
Mark Duplass y Natalie Morales en A un click de distancia 

Duplass interpreta a Adam, un hombre estructurado que vive en California con su esposo Will (Desean Terry), quien le regala cien clases de español con Cariño (Morales), una joven que vive en Costa Rica. Una tragedia es el impensado punto de conexión entre ambos, quienes forjan una amistad a pesar de las barreras geográficas, idiomáticas y culturales. Con mucha inteligencia, Morales y Duplass van sacándoles las capas a sus personajes, quienes nunca se sienten como dos conceptos sino como dos individuos complejos atravesados por el miedo y el dolor (hay un rasgo autorreferencial vinculado a la pérdida de una amiga de ambos actores, la directora Lynn Shelton), y que se hermanan a partir de eso. De esta forma, el título original del film (Lecciones de idioma) termina adquiriendo otra acepción cuando sus protagonistas dicen en voz alta todo aquello que cuesta poner en palabras. Una película sobre la amistad (de esas que ya no abundan), sobre el valor de la comunicación, sobre lo inexplicable que son ciertos vínculos... A un click de distancia tiene muchas aristas y, cuando todas quedan al descubierto, entrega uno de los planos más conmovedores y mejor logrados del año.

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EL ECONOMISTA....NOTICIAS

 


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EL PARLAMENTARIO

 

Jueves 30 de diciembre de 2021

Sin la presencia de JxC que consideró la sesión “nula”, el oficialismo convirtió en ley la reforma de Bienes Personales

El oficialismo en el Senado logró la sanción del proyecto, que había recibido modificaciones en Diputados. La votación resultó con 37 votos a favor y 1 en contra.

JxC calificó como “inválida” la sesión del Senado

Desde la oposición emitieron un comunicado en el que manifestaron su rechazo a “los manejos de la presidencia” y ratificaron su postura de que la sesión fue “inválida debido al incumplimiento del reglamento”.

La modificación sobre Ganancias que se sumó en el proyecto de Bienes Personales

Fue a propuesta del presidente del cuerpo, Sergio Massa. La votación del artículo resultó con 139 votos a favor, 0 en contra y 112 abstenciones, de Juntos por el Cambio.

El oficialismo hizo aprobar sobre tablas un repudio del Senado contra los dichos de Villegas

Sin la presencia de los integrantes de Juntos por el Cambio, los senadores del oficialismo impulsaron una declaración que terminó siendo aprobada por unanimidad.

El Senado aprobó un proyecto para declarar la Patagonia zona de emergencia forestal

La iniciativa de Silvina García Larraburu se trató sobre tablas y se aprobó por unanimidad. Busca declarar zona de desastre y emergencia forestal, economía y social a las provincias que tienen focos de fuego activos.

Una ex Cambiemos le permitió al oficialismo llegar al quórum

Sergio Massa lamentó la modificación a la ley de reelecciones de intendentes

El líder del FR destacó el voto en contra de sus legisladores. “Es un error grave plantear estos temas mientras la gente reclama por trabajo y educación”, expresó.

Clara Vega: “Limitar nuestra labor a dar o no quórum es un acto de cobardía”

La senadora nacional se defendió de las críticas recibidas por haber habilitado la sesión en la que se aprobó el proyecto de Bienes Personales.

Presentaron un proyecto para que legisladores positivos de Covid puedan participar de forma virtual

La diputada del Pro Laura Rodríguez Machado para modificar el artículo 15 del reglamento para “asegurar la debida participación democrática”.

Al final, no juró el reemplazante de Esteban Bullrich

Por la decisión de Juntos por el Cambio de no participar de la sesión, José María Torello no prestó juramento.

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