sábado, 31 de octubre de 2020

UNA VIEJA CONOCIDA....LA HIPER


Hiperinflación: qué es y qué episodios hubo en el mundo y en la Argentina
La teoría económica explica cuáles son los límites a partir de los cuales hay hiperinflación 



Santiago Bulat


1.Definición. En 1956, Phillip D. Cagan, profesor de economía en la Universidad de Columbia y un estudioso de tópicos inflacionarios, definió a la "hiperinflación" como el episodio en el cual la inflación mensual es superior al 50%. Finaliza cuando esa tasa cae por debajo del 50% por al menos un año seguido. Otra manera internacionalmente aceptada de definir un fenómeno hiperinflacionario viene dado por el IFRS (International Financial Reporting Standards) que forma parte de la IASB (International Accounting Standard Board), cuyos representantes determinan reglamentaciones internacionales de contabilidad (NIC) y afirman que un país es hiperinflacionario si la inflación acumulada en tres años suma más de 100%. En el primer caso no podríamos hablar de que nuestro país está en una hiperinflación; en el segundo caso sí, desde el año 2014.

2. Debut. El primer episodio que cumple con la definición de Cagan de una hiperinflación se asigna a la Francia revolucionaria: hubo al menos cinco meses entre 1795 y 1796 en los cuales la inflación mensual superó el 50%. En aquel entonces, la vinculación de la revolución con el fenómeno de hiperinflación se asoció a la excesiva emisión monetaria para financiar un déficit fiscal muy abultado, causado por guerras, revoluciones, el fin de los imperios y el establecimiento de nuevos Estados. Entre 1947 y 1984 no hubo registro de hiperinflaciones bajo la metodología de Cagan, y desde 1984 hubo episodios en países como Angola, Argentina, Armenia, Azerbaiyán, Bolivia, Georgia, Nicaragua, República del Congo, Serbia, Ucrania y Venezuela.

3. Alta inflación. El fenómeno inflacionario se ha controlado en la mayor parte del mundo y los estándares para referirnos a la hiperinflación, improbablemente puedan ser los mismos que en épocas pasadas. Mientras que en América Latina y el Caribe, la inflación promedio en los años 70 y 80 rondaba el 13% anual, con picos del 25%, desde comienzos del 2000 ese promedio es del3% anual. En la Zona Euro, los estándares fueron más bajos siempre, rondando el 7% anual para aquellos años, mientras que hoy se ubican en torno al 2%. Se evidenció un claro descenso de la inflación para los países avanzados y de Europa a partir de mediados de los 80, mientras que en nuestra región se logró una estabilización hacia fines de los 90.



4. Coincidencias.
Las similitudes entre episodios de hiperinflación tienen que ver más que nada con factores internos de cada país. Los altos déficits fiscales, en algunos casos financiados con deuda externa al inicio y con señoreaje después; y la imposibilidad de mantener un régimen cambiario y las restricciones a las transacciones en la cuenta financiera de la balanza de pagos, son las variables cuyo desempeño coincide con el advenimiento de un ciclo de hiperinflación. Surgen en contextos donde la población prefiere mantener su riqueza en activos no monetarios o en una moneda extranjera estable. También, donde la principal referencia de precios pasa a ser en una moneda extranjera estable y donde las tasas de interés, salarios y precios se vinculan a un índice general de precios.

5. En nuestro país. La inflación más fuerte que sufrió la Argentina se dio en 1989. Durante el primer año de la vuelta de la democracia se había tenido un déficit fiscal en torno a 8% del PBI y la inflación había alcanzado más de 700% anual. Para frenar esa dinámica, en 1985 se dispuso el "Plan Austral", que logró calmar las aguas en una primera instancia. Sin embargo, la permanencia de desequilibrios macroeconómicos y expectativas desacopladas, el abuso en la utilización de controles de precios y anclas nominales, sumado a un bajo nivel de reservas, no permitieron que aquel resultado se mantuviera. Luego llegó el "Plan Primavera", que tuvo corta vida. En marzo de 1989 la inflación fue de 17% y en mayo ya rondaba el 80%, con una brecha cambiaria de 110%. La inflación de ese año superó el 3000%.

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EL ANÁLISIS DEL CHOQUE DEL TITANIC


Marina Dal Poggetto: "La falta de consensos que hay para evitar caer por el precipicio es algo inédito"
Marina Dal Poggetto: "Cada día el margen de acción se va acortando"
Marina Dal Poggetto, economista y directora ejecutiva del Estudio Eco Go, analizó en un diálogo con la nacion la situación de la economía y de los mercados y advirtió que, ante la crisis cambiaria actual, cada día que pasa "el margen de acción se va acortando".

Estudió Economía de la UBA y tiene un Master en Políticas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Fue subgerente de Análisis Macroeconómico del Banco Central y jefa de Asesores de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía. Anteriormente, había trabajado en el Indec. Fue profesora de Cuentas Nacionales, Economía y Finanzas en la UBA, la UCES y la UTDT y consultora del BID, de la Comunidad Europea y de Unicef. Desde 2008 es directora ejecutiva del Estudio Eco Go Consultores (antes, Estudio Bein).

Marina Dal Poggetto, economista y directora ejecutiva del Estudio Eco Go, 

-¿Qué ocurrió esta semana?
-Se está dando una dinámica que era evitable. Con una política que no está reaccionado frente a una dinámica que va demasiado rápido, los escenarios que se abren son realmente complicados.
-¿En qué momento era evitable?
-La toma de ganancias en la Argentina arrancó en 2018; se dilapidó el primer acuerdo con el FMI, se rompió la opción del centro y se jugó entre extremos, algo que terminó mal, con el resultado de las PASO y con una toma de ganancias más agresiva. Luego vino la caída del acuerdo con el Fondo, no tuvimos una transición presidencial ordenada y llegó un Gobierno que tenía un esquema de estabilización en la cabeza que implicaba tres cosas: la consolidación fiscal (se cambió la indexación previsional, que era lo más complicado de pasar políticamente), se frenó la inercia que tenía la puja distributiva desde hace dos años con una inflación de 50%, y se demoró enormemente el manejo de la deuda.
-Es decir que desde 2018 hubo varias oportunidades para cambiar el rumbo y evitar esta crisis, más allá de la pandemia.
-Después vino la pandemia, el intento del ajuste fiscal desapareció y ahora los números del presupuesto hablan de un agujero de 8% del PBI. Esto se financió con emisión monetaria, porque era la única fuente de financiamiento, con lo cual el ordenamiento fiscal y monetario voló por los aires, pero, aun así, después del arreglo con la deuda creo que había margen para estabilizar por varios motivos: porque había liquidez en el mundo, porque las probabilidades de default de una deuda casi sin flujo hasta 2024 eran prácticamente nulas, y porque el FMI estaba dispuesto a sentarse en la mesa de negociación para postergar los vencimientos. Faltaba dar una señal fiscal.
-¿Solo faltaba la señal fiscal o la confrontación política también jugó su parte?
-Son las dos cosas. Los flujos de los países dependen del carácter del Gobierno y de los fundamentos de la economía. Doy dos ejemplos: con Néstor Kirchner, el carácter jugaba en contra pero los fundamentos estaban muy alineados; con Mauricio Macri, los fundamentos eran horribles pero el carácter del gobierno era pro mercado, lo que permitió que hasta 2017 se financiara el agujero fiscal y de cuenta corriente. Ahora, quedaba muy desalineado el agujero fiscal y el carácter del Gobierno jugaba en contra: desde Vicentin hacia adelante se arrancó con medidas disruptivas cada vez más seguidas y se fue peleando con todos los sectores.
-¿Tenemos una nueva chance de evitar una crisis?
-Cuando el dólar contado con liquidación (CCL) valía $130, el MEP, $120, el tipo de cambio oficial, $78 -un valor 90% más alto del de fines de la convertibilidad-, y los salarios estaban licuados y las tarifas rezagadas pero mucho menos que las de 2015, mi sensación era que había margen para comprimir la brecha: si los precios de los bonos en dólares se normalizaban, el Banco Central podía retirar pesos de la economía vendiéndolos; se convalidaban tasas altas, pero se sacaban muchos pesos de la economía. Y había que salir a emitir dólar linked [bono atado a la evolución del tipo de cambio], para bajar las expectativas de devaluación, subir la tasa de interés, dar una señal fiscal de que la emisión monetaria tenía un techo y, fundamentalmente, la política tenía que descomprimir la escalada que venía teniendo en los meses previos. ¿Cuál fue la gota que rebalsó el vaso? Las medidas cambiarias de mediados de septiembre, que además llegaron después de semanas en las cuales se estuvo discutiendo abiertamente el desdoblamiento cambiario, lo que mató el dólar linked como cobertura. Ahí se tomaron decisiones con el cepo que no se habían tomado con el cepo anterior, como la de afectar la deuda de las compañías y la de poner un corralito de bonos. Cada día que pasa el margen de acción se va acortando. Antes del 15 de septiembre había margen para estabilizar sin un salto del tipo de cambio oficial; hoy el tema luce complejo y con esta brecha la economía no funciona.
-Si todos esperan que haya una devaluación, ¿qué se necesita para cambiar la expectativa?
-Hoy hay un subsidio gigante a aquel que tiene acceso al tipo de cambio oficial. Con una brecha de 130%, lo único que hay que hacer es conseguir todos los dólares posibles que venda el Banco Central. Hay tres dinámicas que generan un riesgo de hiperinflación. La primera es una emisión de pesos abundante, cuya fuentes son el financiamiento del agujero fiscal, la incertidumbre sobre el refinanciamiento de los vencimientos de los bonos en los próximos meses, y lo que pase con la dinámica de los depósitos, que ahora están en pesos contenidos. La segunda es que el Banco Central no tenga reservas. Hoy tiene reservas netas que están en la zona de los US$4600 millones, y tiene reservas líquidas que no son propias. La tercera variable es qué pasa con los precios de los activos locales. Hoy hay precios de activos que no tienen piso. Si todo el mundo quiere salir corriendo al mismo tiempo, el precio del dólar puede ser cualquier cosa, independientemente de si el tipo de cambio oficial es alto o no. Si no podés comprimir la brecha, la pregunta es cómo hacés para transitar hacia adelante sin que vacíen el Banco Central.
-¿Qué nos aleja de la hiperinflación?
-Dos cosas. Una es que los contratos en la economía no están plenamente indexados; de hecho, el riesgo es que se indexen con el proyecto de ley en el Congreso para avanzar en la indexación previsional y con el Gobierno entregando dólar linked. La segunda es el manejo de la puja distributiva que, por el momento, está contenida. El índice de precios (IPC) tiene un 60% de precios con algún grado de control, entre las tarifas tradicionales, las de telecomunicaciones, los valores de los alquileres y de los productos que tienen regulación directa de la Secretaría de Comercio, pero que hasta ahora tenían acceso al tipo de cambio oficial. A medida que el valor del dólar oficial empiece a estar en cuestionamiento, el costo de reposición será distinto y habrá más presión para aumentar los precios. Después, hay sectores muy afectados por la pandemia que prácticamente no tienen precios. Cuando se mira al resto del índice y se ve la dinámica de los últimos dos meses, la inflación estuvo en la zona de 2,7% y 2,8% en agosto y en septiembre; en el segmento de los precios libres estuvo arriba del 4,5% y en los dolarizados, arriba del 10%. Por eso, la Argentina no puede convivir con estos niveles de brecha, a diferencia de Venezuela, que convivió con una brecha cambiaria cómodamente arriba del 100% durante siete años; allí los dólares eran del gobierno y acá son del sector privado. A medida que la brecha sigue subiendo, el precio que le queda al productor, entre brecha y retenciones, es de nivel confiscatorio y a esos valores no van a liquidar. Para poder sobrevivir y no entregar los dólares, hay que restringir cada vez; cuanto más restringís, hay más presión sobre los precios.
-¿Qué impacto se ve en la economía real?
-La presión sobre los precios se empezará a ver, cuando se intente comprar un bien durable, un electrodoméstico o un auto... no hay precio. En cuanto a la canasta básica, el efecto se empezará a ver reflejado en los precios de la carne; no es inocua la dinámica del tipo de cambio sobre la inflación de corto plazo. Si hay demasiado control de precios, es probable que se vea algún desabastecimiento. Es tan grande la brecha que los incentivos son a proteger el stock.
-¿Podría traer calma que el FMI ofrezca dólares nuevos a cambio de un programa que vuelva a fijar expectativas?
-Se necesitan dólares para devaluar, para poder anclar de nuevo el tipo de cambio, pero hay que recibirlos en el marco de un acuerdo; que el salto cambiario asegure la consolidación fiscal y un programa monetario detrás que sea consistente con eso. De lo contrario, el riesgo de correrse a un régimen de inflación más alta está. ¿Cuánto más alta? Dependerá del manejo de la puja distributiva.
-¿Cómo impacta esta crisis en el nivel de pobreza?
-Cada vez que hay un aumento del tipo de cambio real hay un incremento de la pobreza. Pasó durante el Rodrigazo [1975], en el Sigautazo [1981], en la hiperinflación de 1989, cuando llegó a niveles inéditos, y en la crisis de 2001. En las primeros shocks nominales, hasta 1989, el salto de la inflación licuaba los ingresos reales, pero no había un alto desempleo. En la crisis de 2001 convivió con un altísimo desempleo, del 25%, con un shock nominal que fue contenido: el tipo de cambio pasó de 1 a 4, pero en el primer año la inflación fue de 40%, se contuvo la dinámica de precios. Ahora hay una dinámica donde convive con un alto desempleo, aunque es cierto que hay más planes sociales que de alguna forma contienen. Pero con este nivel de desempleo, la pobreza puede llegar a niveles récords.
-¿Alguna buena noticia para dar?
-La falta de consensos para tratar de construir, para evitar caer por el precipicio, es inédita. Uno espera que si las papas queman, la política empiece a alinearse, pero acá se tienen que rostizar; se necesitan niveles de inestabilidad muchos más altos de lo que está habiendo para que ocurra. Ni siquiera en este contexto hay un intento de ordenamiento, que es lo que uno no ve y que asusta. Hay un grado de gobernabilidad que es interesante; por el Congreso aún se pueden pasar los proyectos de ley, están los votos de todos los gobernadores y están los sindicatos alineados. Todavía hay grados de libertad para estabilizar, pero no se ve el diagnóstico correcto en la política. La preocupación por la elección del próximo año, las políticas fiscal y crediticia expansivas, frente a una toma de ganancias donde los argentinos y los que están abrochados en el país quieren salirse a cualquier precio, tienen consecuencias muy costosas. Están todos los políticos en el mismo barco, no hay ninguno que se salve.

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ANECDOTARIO....GRISELDA GAMBARO


Gambaro y dos obras que exploran la condición humana



Una obra de teatro sobre la escritura de una obra de teatro; también, una relectura de una pieza clásica con una protagonista “empoderada”: todo esto (y más) es
Querido
Ibsen: soy Nora, una pieza extraordinaria de Griselda Gambaro. Estrenada en teatro en 2013, fue publicada por Alfaguara en 2017
junto con El don, otra obra de la gran dramaturga argentina.
¿Qué puede pasar cuando un personaje se “escapa” de la trama original y le hace fuertes planteos al autor? Es la idea de donde parte Gambaro para reescribir Casa de muñecas, de Henrik Ibsen: toma a Nora, una mujer de clase alta que vive alejada de la dura realidad de la época (la obra es de 1879) y la enfrenta a su creador.
“Es una versión con otra mirada, con la mirada de una mujer de este siglo y por eso he inclinado la balanza hacia un lugar específico”, dijo la autora sobre su versión. El recurso del teatro dentro del teatro (o de la ficción dentro de la ficción) siempre resulta atractivo, tanto en el escenario como en el libro, si está construido con bases sólidas como ocurre en la obra de Gambaro.
El don, la otra obra que integra este volumen, se estrenó en 2015 y es una reflexión (o una pregunta) sobre la humanidad, sobre la violencia, el individualismo.
En una entrevista con la nacion, Gambaro contó que el disparador de la trama fue la realidad, las noticias sobre las guerras en distintas partes del mundo, las hambrunas, las pestes.
“Surgió a partir de la situación del mundo, que es muy angustiosa. Es una especie de bomba de malestar, que va a estallar de un momento a otro. En la obra expreso una duda sobre la humanidad: son pocos los que hacen esto que llamamos la condición humana porque, si no, el mundo sería otro. Tengo la sensación de que hay gente que sigue luchando, pero resulta difícil con tantas mentiras e hipocresía. Me preocupa la facilidad del mal”, explicó entonces.
De manera similar a la mítica Casandra, la heroína de Gambaro parece tener (o cree tener) un don. Si la capacidad que afirma poseer es cierta o no es otro tema, que queda a cargo del espectador o del lector, en este caso.

N. B. 

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EL ECONOMISTA....NOTICIAS

 

RECOMENDADOS


El principio de Arquímedes
L. V. 

En un natatorio, un profesor de niños es acusado de cometer un abuso. El principio de Arquímedes pone en juego la mirada, la perspectiva desde donde se observa un hecho. Josep Maria Miró es el autor de este texto de estructura compleja y original. Hay saltos temporales, la escena avanza, evoluciona, se expone y resuelve espacialmente. La mirada del otro y hacia el otro es la clave de esta obra y así aparece el dilema y el problema de la verdad. Corina Fiorillo es la directora de esta pieza tan perturbadora como dinámica, que nunca abandona la intriga ni la tensión. Beatriz Spelzini compone a una mujer atravesada por un dolor atroz, severa y frágil a la vez; inmensa, conmueve y contagia su emoción. Esteban Meloni, Martín Slipak y Nelson Rueda completan este elenco. El derecho a la intimidad, tratado desde múltiples ángulos, y la construcción de la personalidad del hombre moderno, inmerso en redes sociales, hablan de lo poco que sabemos de quienes creemos conocer e incluso llamamos “amigo”.
DÓNDE VER LA OBRA: En Teatrix. Con suscripción mensual a $399.

El cabaret de los hombres perdidos
P. G. 

Es de esas obras oscuras con contornos relucientes. Allí lo que transcurre es sombrío e intenso, pero el marco de jovialidad le quita amargura y juguetea con los ánimos. Un muchacho llega a un bar de mala muerte escapando desesperadamente de alguien. Allí conoce a un tatuador y a una drag-queen que accederán a ser parte modificadora de su vida. Esa será la línea de largada de un juego metafísico sin escapatoria. Con habilidad, Lía Jelin tomó la brillante estructura pirandelliana creada por los autores y acentuó esa línea dual, entre lo brillante y lo oscuro. Gracias a la excelente filmación de Teatrix, el espectador se sentirá parte de ese submundo, cuyo escenario es la claraboya que deja ver una claridad engañosa donde el fondo y la salida se tomarán de la mano siempre. Todos en una misma sintonía transitan por la cuerda del humor negro y la desprotección. Omar Calicchio, Diego Mariani, Roberto Peloni y Esteban Masturini realizan trabajos de excelencia, acompañados por Gaby Goldman al piano.
● DÓNDE VER LA OBRA: Por Teatrix, con suscripción.



El barco (Modo híbrido)
A. C. 

El Complejo Teatral de Buenos Aires inauguró esta semana su ciclo Modo híbrido con El barco, obra de Mariano Tenconi Blanco y la Compañía Teatro Futuro, que era uno de los tantos montajes programados para esta temporada pero que, pandemia mediante, hizo que se modificara el rumbo de las cosas. Así fue como del hecho escénico se pasó a un registro audiovisual que definen libremente cada dupla de creadores con piezas que rondan los 30 minutos. Tan radical ha sido el cambio que la obra que abre el ciclo aparece firmada por el talentoso director y dramaturgo junto a la cineasta Agustina San Martín. Lo cual se transforma en una contundente postura curatorial muy por fuera de los registros de obras históricas o las versiones más tradicionales de teatro filmado. Todos los jueves, a las 20, el CTBA va subiendo una nueva pieza audiovisual que quedará disponible durante tres semanas. El jueves próximo: Reconstrucción (el amo del mundo), de Francisco Lumerman y el cineasta Benjamín Naishtat.
● DÓNDE VER LA OBRA: En la página vivamoscultura. buenosaires.gob.ar y en la del Complejo Teatral. Gratis.



Lo quiero ya
L. G. 

La potencia de un musical fermenta en su recuerdo. Si somos capaces de reconocer esas canciones días más tarde, la semilla germinó. Efecto fiesta sin receta transferible hallado por el maestro Juan Pablo Schapira, creador de música y letras, y el director Marcelo Caballero, autor del libro con Martín Goldber. Del agobio diario parieron Lo quiero ya, un mazazo a la generación sub-35, millennials apurados y aterrados por cumplir sus metas, pero también a cualquiera que transite una ciudad en busca de eso que quizá sea el éxito. “Te juro que voy, bancame que llego, la calle está imposible, pero ya me organicé. Yo puedo con todo, yo me encargo”, dice la obertura, cantada por doce protagonistas que corren de un lado a otro, celular en la mano, por el laberinto Pacman armado como escenografía. Una máquina grupal coordinada como un reloj, sin desequilibrios y con dirección precisa. Ganadora de dos premios Hugo, vibra como himno a la infelicidad histérica de los que creen que otro destino los espera.
● DÓNDE VER LA OBRA: En Teatrix, con suscripción.



Buenos Aires Ballet: Resiliencia

Mientras el Ballet del Colón sigue en modo virtual y prepara un cortometraje de próximo estreno sobre La Traviata para sumar a los streamings dominicales del Teatro, varios de sus integrantes que forman parte también de la compañía independiente Buenos Aires Ballet darán el ansiado salto al escenario con una función a la medida de las circunstancias. El grupo que dirige el primer bailarín Federico Fernández transmitirá una función con el título Resiliencia, desde el Regina. El programa incluye piezas breves creadas para este contexto de distanciamiento, como una obra de Emanuel Abruzzo, reposiciones (Alfonsina, en la foto) y pas de deux del repertorio clásico. Además de Fernández, estarán en escena los bailarines del Colón Jiva Velázquez, Eliana Figueroa, Facundo Luqui, Natalia Pelayo y David Gómez y los invitados Sofía Mentegueaga, Julieta Zabalza, Lucía Giménez, Ximena Pinto, Belén Mazzola y el Grupo Cadabra. Con música en vivo del violinista Freddy Varela Montero y el pianista Ignacio Padilla. Constanza Bertolini
● DÓNDE VER LA OBRA: El 14 de noviembre, a las 20, por Ticketek.com.ar, $550.

Verme platelminto. Rara avis hecho y pensado para el streaming
A. C. 
El Galpón de Guevara acaba de comenzar una programación de propuestas artísticas en vivo; esta obra de Gustavo Tarrío habla de la creatividad de este sistema artístico novedoso, entre el teatro y la ficción televisiva
● DÓNDE VER LA OBRA: Hoy, a las 21. En Alternativateatral. com, por la web de El Galpón de Guevara. $300.

Las noches blancas
J. C. 

En una estructura similar a la novela de Dostoievski, un hombre solitario conoce a Juan por casualidad. Lo invita a su departamento y volverá noche tras noche. Juan espera a una mujer que jamás llega. A ellos se les suma Leónida (Silvana Tomé) un personaje desopilante, enamorada del hombre solitario. “Voy a volver con una condición: no te enamores de mí”, le dice Juan (Esteban Masturini) al protagonista (Nelson Rueda) y esta frase se convierte en el nudo central. Con ese requisito fatal lidiarán hasta el final. Su título alude al fenómeno en el que las puestas de sol son tardías y los amaneceres tempranos. Ese eterno día es el marco ideal para estos hombres en la búsqueda de sus identidades. Ya sin saber qué es real y qué soñado, deambulan intentando descubrirse. Ariel Gurevich, director y dramaturgo, saca a la obra de su realismo consumado y le da aire fresco. Suma canciones, audiovisuales. Un pastiche posmoderno delicado y sensible. Su sello kitsch baña la pieza y deja claro que los clásicos son de todos los tiempos.
● DÓNDE VER LA OBRA: En La Nube Cultural: nubecultural.com, $ 300.



Manzi, la vida en orsai

P. G. 

La obra que concibieron Betty Gambartes, Bernardo Carey y Diego Vila es de esos títulos que, sin dudas, dejan una señal de que se puede y se debe explorar nuestra esencia, nuestros ritmos y nuestras historias. La talentosa Julia Calvo desarrolló uno de sus mejores trabajos. Cada vez que uno la ve y la escucha siente esa diferencia, ese plus, que provoca una gran actriz en el musical. Néstor Caniglia puso su oficio y talento en un puñado de personajes que aportan a momentos conmovedores y qué suerte que Jorge Suárez se animó a protagonizarla. No hay dudas de que es uno de los mejores actores argentinos, y decidió extender y sublimar su expresión hacia la voz cantada. Personajes con la sensibilidad de Homero Manzi, Nelly Omar o Aníbal Troilo... no podrían expresarse mejor que cantando y estos tres intérpretes logran ese tránsito salpicando al público de emociones tan diversas como intensas. Qué decir, a su vez, de los arreglos musicales de Diego Vila, que permite avanzar la acción y la dramaturgia a través de esa música tan porteña.
● DÓNDE VER LA OBRA: Estreno de Teatrix, por suscripción.

Leonardo, trabajo práctico N0 1

Una lúdica investigación del gran creador Gerardo Hochman sobre un Leonardo de mil facetas y, en simultáneo, una puesta sobre las posibilidades prácticas de lo que teorizó, lo que dibujó o lo que bocetó. Los clásicos dibujos sobre el cuerpo humano, su trabajo sobre las proporciones se multiplicarán en perspectivas: la “voz” del propio Leonardo, sus dibujos proyectados, los cuerpos que proponen movimientos y desplazamientos, que experimentan y exhiben lo que el cuerpo es capaz de hacer. Procedimientos pero también lenguajes, los constantes desafíos a la ley de gravedad que son capaces de poner en juego los cirqueros de ley. Además se transformarán en manipuladores de objetos, mostrarán la textura, la resistencia, la posibilidad de desplazamiento, los límites. La clave es poner el foco en la invención, en la investigación, en las dificultades. Cada una de las paradas requeriría una mención especial pero son muchas. Una propuesta imaginativa, inteligente, divertida y que, además, homenajea la genialidad de Da Vinci. Mónica Berman
● DÓNDE VER LA OBRA: En La Nube Cultural: nubecultural.com, $300.

Ciclo de homenaje a Carlos Guastavino
P. G. 


En su larga vida, Carlos Guastavino, cuya música circuló de manera inversamente proporcional a la retracción pública del compositor, pareció mantenerse al margen de las poéticas de moda, aunque, con un ocasional veteado neoclásico, nunca dejó de cambiar. Fue, en todo caso, el menos colorista de los compositores con huella telúrica. Ahora, cuando se cumplen 20 años de su muerte, el Festival Homenaje a Carlos Guastavino, con la dirección artística de Nancy Roldán, despliega esas cambiantes dimensiones de su obra. Hasta el jueves 29, se transmitirán, a las 21, en las redes sociales y la web del festival conciertos con sus fuertes: la voz y el piano. Entre otras piezas, podrán escucharse el martes las Canciones del alba (por el barítono Guillermo Anzorena) y la Sonata para piano en do sostenido (por Lilia Salsano). El 28, fecha del aniversario, habrá un recorrido por sus últimas piezas. Los programas, una vez emitidos, quedarán en archivo y podrán seguir viéndose.  ● DÓNDE VER LA OBRA: www.sonusinternationalmusicfestival. org; en el canal oficial de Youtube y la página de Facebook.

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INSÓLITAS EXPERIENCIAS EN EL CENTRO CULTURAL ROJAS


El Rojas propone una serie de aventuras virtuales
Sofía Gala Castiglione, en el Centro Cultural Rojas
La adaptación a una realidad sustancialmente distinta a la que teníamos hace apenas unos meses -antes de que se inicie el cambio radical provocado por la pandemia, más precisamente- ya es norma. Y el Centro Cultural Rojas también ha tomado nota. Una prueba concreta es la flamante programación de Aventura, un ciclo de obras performáticas que toman a las relaciones "hipervinculares" como eje formal
. El Rojas la presenta como "una experiencia telemática/ online/virtual/real que sucede en vivo y en diferido, con elementos analógicos que hacen de este recorrido virtual/vivencial/emocional una especie de Elige tu propia aventura o Búsqueda del tesoro que en este caso podría titularse 'Elige tu propia realidad aumentada'". La idea es que cada participante tome a una videollamada como punto de partida de un proceso de una semana durante el cual recibirá "llaves, claves y estímulos" para armar un relato. Y entre los artistas involucrados aparecen Sofía Gala Castiglione, Juan Minujín y Esteban Lamothe. El ciclo va de jueves a domingos, siempre desde las 21, y las entradas se pueden conseguir en www.rojas.uba.ar.
Hasta el 26 de noviembre estará disponible La verbena, una fiesta ideal sin otro lugar preciso que aquel que produzca la imaginación del que se sume. "Un jaleo mental. La pachanga del milenio", propone el trío femenino que invita: Sofía Gala, Maruja Bustamante y Virginia Garófalo. Y del 23 de octubre al 27 de noviembre, el Rojas ofrece Refugiatxs Alimentatxs, un singular encuentro con extraterrestres que se inicia un viernes y se cierra una semana más tarde. Los "refugiatix" -bautizados Mar, Galaxia y Gattite- que visitan el planeta Tierra descubren que las emociones humanas -buenas y malas, reales y ficticias- son un buen alimento y las reclaman sin culpa. Y pueden transformar esas emociones en objetos reales y digitales.
Perritos de porcelana, que irá del 24 de octubre al 28 de noviembre, está protagonizada por un grupo de amigos que observan desde diferentes lugares una ciudad tomada por el desastre. Y promete tres episodios plagados de suspenso para recorrer un espacio lleno de fantasmas. Matías Milanese, Federico Pezet y Camila Marino son protagonistas de esta obra de Los Pipis Teatro que cuenta con Esteban Lamothe en el rol de guía. "Lo que nos parece muy interesante es hacer algo que no se limite a la transmisión de una obra vía streaming -asegura Milanese-. En este caso le exigimos al espectador algo más: movilizarse, pensar para completar una historia, hacer algo que lo saque de la actitud pasiva frente a la pantalla". El trabajo en esta propuesta, agrega Pezet, obligó a sus hacedores a "repensar cómo va a ser la vuelta al espacio teatral, cómo será habitar otra vez esos espacios abandonados todos estos meses".
Los Pipis, en el Centro Cultural Rojas
Juan Minujín, Francisco Cruzans y Romina Almirón protagonizan Sentime, una distopía en un mundo subacuático: una mutación genética les permite a a los humanos instalarse en los océanos. "Sentime es una experiencia artística en la que cada participante tiene una invitación a abrir sus sentidos a partir de diferentes estímulos, tanto virtuales como analógicos. Es una oportunidad para crear un espacio de ritualidad desde tu casa, para conectarse con uno mismo y con los demás. La piel, el sentido del tacto y la audición tienen un papel protagónico", dice Romina Almirón, actriz y autora y codirectora (con Fabricio Gambatese) de este obra programada del 25 de octubre al 29 de noviembre.
Al margen del ciclo Aventura, el Rojas continúa ofreciendo cursos online orientados a todas las edades y diferentes actividades culturales en su plataforma educativa www.rojas.uba.ar. También registros audiovisuales de obras de teatro y danza montadas en la sala Batato Barea y otros espacios del Centro Cultural. Y en el marco de EscenaLab, desde el 5 de noviembre estará disponible Pausa, "una inmersión audiovisual" que combina música hecha con instrumentos acústicos y electrónicos, sonidos de la naturaleza e imágenes, a cargo de Guillermo Cardozo Ocampo, Ciro Cavalotti, Quique Condomí y Wili Peloche.

A. L.
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HISTORIA DEL ARTE


Benito Quinquela Martín, el huérfano que transformó La Boca


Medio pañuelo con una flor bordada, cortado en diagonal para hacer posible un futuro reencuentro que nunca llegaría. Y una nota: "Este niño ha sido bautizado con el nombre de Benito Juan Martín". Eso era todo lo que acompañaba al bebé de unas tres semanas abandonado en la Casa Cuna de Barracas, el 20 de marzo de 1890.
De esa forma iniciaba su vida hace 130 años el hombre que crearía su propio destino: Benito Quinquela Martín se convirtió en uno de los artistas más populares de la Argentina y en uno de los principales impulsores del desarrollo de La Boca, barrio de inmigrantes que acaba de cumplir un siglo y medio.
Pintor autodidacta y solidario, Benito Quinquela Martín retrató como nadie el arduo trabajo en el puerto, como el que él mismo hizo cargando bolsas de carbón
Pintor autodidacta y solidario, retrató como nadie el arduo trabajo en el puerto, como el que él mismo hizo cargando bolsas de carbón. Material con el que comenzó a dibujar, para comenzar una carrera que cruzaría fronteras: su obra fue codiciada por Benito Mussolini y regalada al Príncipe de Gales por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear, y llegó a venderse en una subasta en Sotheby's de Nueva York por 421.000 dólares.
En El puerto y el trabajo (detalle), el puerto boquense se presenta como escenario de esfuerzo y progreso
"El carbonero" se tituló la nota de la revista Fray Mocho, publicada en 1916, que le permitió conseguir su primer cliente y dedicar todo su tiempo a la pintura. Hasta entonces había sobrevivido gracias a su aporte al emprendimiento familiar de la pareja que lo adoptó. El italiano Manuel Chinchella le dio el apellido que luego cambiaría por su pronunciación en castellano. Y Justina Molina, entrerriana de origen indio, el amor y las raíces que necesitaba para crecer.
En la serie El fuego explora las llamas constituidas en potentes centros de luz
"La Boca es un invento mío", diría a la revista Esquiú en 1968 el "artista del pueblo" que, tras haber recorrido el mundo durante una década, donó terrenos para convertir aquella humilde zona de astilleros en un polo de desarrollo cultural, educativo y sanitario. Ubicado sobre la Vuelta de Rocha, a pasos de Fundación Proa y de la flamante sede de Fundación Andreani reciclada por Clorindo Testa, incluye una escuela, un teatro y un museo que conserva su legado junto con el de otros artistas argentinos figurativos.
Después de la explosión, 1950 (detalle) 
Inspirado en la antigua tradición de dar color a las casas de chapa con la pintura sobrante de los barcos, Quinquela participó también de la transformación de un paso abandonado del ferrocarril: propuso crear allí el museo a cielo abierto Caminito, que cumplió seis décadas el año pasado, convertido en destino turístico obligado en Buenos Aires. Creador de la "Orden del Tornillo" para preservar la "locura luminosa" en favor de "la verdad, el bien y la belleza", llegó a pintar el paisaje de La Boca en su propio ataúd.
Quinquela Martín experimentó con una gran variedad de técnicas, como las aguafuertes que también donó al museo 

C. CH. 

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CARLOS PAGNI...EXCELENTE


La carta documento de Cristina Kirchner a Alberto Fernández

Carlos Pagni
Alberto Fernández prometió amoldar su gobierno a las exigencias de la coalición que formó Cristina Kirchner; la carta de la vicepresidenta sacudió al Frente de Todos 
Alberto Fernández prometió amoldar su gobierno a las exigencias de la coalición que lo puso en el poder. Esa ha sido la excusa para un sinfín de zigzagueos y contradicciones que desdibujan su administración. El resultado de esa estrategia es cuantificable: la brecha cambiaria supera el 100%, las empresas argentinas pierden valor en Buenos Aires y Nueva York, y el riesgo país tocó los 1490 puntos básicos, es decir, 400 más que los que registraba el día en que se cerró el canje de la deuda. La consecuencia de esa radiografía es inexorable. Los socios de la alianza a la que Fernández dice homenajear con su gestión compiten por diferenciarse del fracaso. Sobre todo, los que tienen votos que cuidar. El adelantado, como siempre, fue Sergio Massa. El lunes la corrida se agravó. Se distanció la vicepresidenta. Fernández, que para el aniversario de Néstor Kirchner esperaba una carta de amor, recibió una carta documento. La consagración simbólica de ese movimiento se produjo en los homenajes al líder fallecido. Su viuda no aceptó la invitación del Presidente. Y el hijo, Máximo Kirchner, prefirió recordarlo, con otros militantes de La Cámpora, inaugurando un mural en la cava de Villa Fiorito. Fernández quedó solo, en el Correo, con la estatua repatriada de Ecuador.
El pronunciamiento de Cristina Kirchner cobija tres mensajes centrales. El primero se podría sintetizar así: "Yo no soy el obstáculo. Fui la posibilidad". Como suele ocurrir, ella se autocelebra recordando lo que tuvo que resignar para que el peronismo volviera al poder. Entre otras cosas, aceptar la convivencia con quienes prometieron meter presos a sus compañeros: Massa. Y a quienes escribieron libros contra ella: Vilma Ibarra y Matías Kulfas. Fernández tomó nota y anteayer se exhibió con Ibarra y Massa, a los que invitó a almorzar. De Kulfas nadie se hace cargo. Tal vez porque su aporte a la bibliografía no fue tan exitoso. La señora de Kirchner, igual, lo tiene en el fichero.
El segundo planteo es muy sintético: "El que gobierna es él". Podría haberlo aclarado cuando Fernández volaba en las encuestas. Sin embargo, llegó en el momento "menos" oportuno. Cuando el Presidente encamina al país hacia el centro de una gran tormenta. La carta alude a funcionarios y funcionarias que no funcionan. El femenino es más que un obsequio a la perspectiva de género. En la intimidad del kirchnerismo tiene nombre y apellido. No es María Eugenia Bielsa, señalada por los pícaros de Olivos. Es Marcela Losardo. Cristina Kirchner no tiene, gracias a Dios, problemas de vivienda. Su vía crucis está en los tribunales.
En la página web de la vicepresidenta, al lado de la declaración del lunes, aparece un texto del 25 de agosto, que debe ser tomado como antecedente. Es el comienzo de la separación. Losardo es el alter ego del Presidente para la agenda judicial.
A Losardo, como a otros integrantes del gabinete, la vicepresidenta le reprocha filtrar imputaciones en la prensa contra el Instituto Patria, que sería el causante de los fracasos o las decisiones antipáticas. Son los que Amado Boudou definió, con una expresión que haría sangrar los oídos de Elizabeth Gómez Alcorta, "los machos del off". La frase "el que manda es el Presidente y si alguien te quiere hacer creer lo contrario preguntale qué interés lo o la mueve" está dirigida a los periodistas que aceptan esas explicaciones. Cristina Kirchner sospecha que Fernández cultiva una alianza con algunos medios para hacerla responsable delante de la opinión pública de sus propias frustraciones.

El tercer mensaje es el más novedoso: el problema del dólar es histórico y no tiene solución sin un acuerdo entre todos los sectores de la vida nacional. La explicación sobre la presión cambiaria que ofrece la vicepresidenta difiere de la del Gobierno. En especial de la de Martín Guzmán. Él pide que el público ahorre en pesos. Pero ella admite que para proteger el patrimonio o el salario no queda otra opción que comprar dólares. Lógico: los mismos Kirchner son un ejemplo. Otro detalle: en disonancia con lo que piensan muchos funcionarios, entre ellos, el Presidente, Cristina Kirchner no adjudica los movimientos de la divisa a conspiraciones desestabilizadoras. Compran los trabajadores, los importadores y también los especuladores, dice. Se ubicó más al centro que Fernández.
Para el ministro de Economía esta presentación de los hechos es un desafío mortificante. Guzmán está desesperado por frenar la caída de reservas. Lo demuestra al tomar un altísimo riesgo penal con la emisión de bonos atados al dólar, que constituyen un muy audaz seguro de cambio.
La propuesta de un entendimiento general no está dirigida a Guzmán, sino a Fernández. La reacción inicial de cualquier lector es detectar una incoherencia. Se recomienza un acuerdo con aquellos a los que, en la misma carta, se señala como los diabólicos causantes de todos los problemas. El macrismo, sectores del empresariado e, infaltables, los "medios hegemónicos". Más: llama a una conciliación, pero no puede nombrar a Tato Bores, porque su hijo la satiriza desde sus brillantes notas en Clarín. Esa incongruencia es superficial. Porque Cristina Kirchner no está sugiriendo un programa. Está deponiendo una supuesta dificultad. Su liderazgo, como todo liderazgo populista, se basa en el conflicto. El modo en que ella delimita a su propio grupo es la confrontación. El kirchnerismo es mucho más impreciso en definir aquello a lo que adhiere que aquello contra lo cual pelea. Lo que la vicepresidenta expresa es que ella aceptaría suspender esas rivalidades para que Fernández pueda superar los desafíos de una economía bimonetaria. La pretensión es siempre la misma: que si el barco se estrella contra el iceberg, no se le reproche a ella haber impedido girar a tiempo.
La carta de Cristina Kirchner aceleró una película que el Presidente imaginó en cámara lenta. Su núcleo más cercano produjo movimientos destinados, según sus autores, a dotar a Fernández de autonomía frente a quien lo había designado. En la lista figura la celebración del 17 de octubre con gobernadores y sindicalistas. La firma de un compromiso multisectorial de 10 obviedades infantiles. La entrevista con Paolo Rocca, a quien el kirchnerismo a ultranza confunde con el presidente de un partido opositor. Y, sobre todo, la adhesión a las denuncias contra Nicolás Maduro por violaciones a los derechos humanos, formuladas en las Naciones Unidas. Este episodio tiene derivaciones de primera magnitud, porque afecta las relaciones con los Estados Unidos y, por esa vía, la posibilidad de un acuerdo con el Fondo. Así se explica el memorándum que circula en la Cancillería, atribuido a Eduardo Porretti, el encargado de Negocios de la embajada en Caracas. Se trata de una decena de afirmaciones con sus correspondientes refutaciones. Además de defender los informes de Michelle Bachelet y de la misión sobre derechos humanos enviada por la ONU, en ese memo se lee: "El gobierno chavista no es ilegítimo porque fue votado por el pueblo. Falso: por fuera de la parcial legitimidad de origen (en elecciones cuestionadas), el chavismo es un régimen político híbrido que no respeta los DD.HH. de primera generación (civiles y políticos), ni los derechos humanos de segunda generación (económicos, sociales y culturales). Cuando no dirige directamente la represión desde el Estado, permite el accionar de bandas paraestatales que asolan a la población".
La misiva de Cristina Kirchner pretende desbaratar lo que ella considera la narrativa de Olivos. Si el Gobierno se movía con mucha prudencia porque debía vencer las resistencias que ella interponía, ahora levantó cualquier barrera. "Que el Presidente haga lo que quiera. Incluso un acuerdo de política económica con aquellos que son mis enemigos". Se trata de dejar solo a Fernández. Como en el Correo.
El presidente Alberto Fernández, camina hacia el CCK acompañado por Sergio Massa y Vilma Ibarra 
La respuesta inicial de la oposición es no hablar. Y, sobre todo, disfrutar que se discuta si la carta fue a favor o en contra de Fernández, debate que cuenta con la inesperada participación del propio Fernández. De no creer, diría Roberts. En Juntos por el Cambio atesoran un activo: la convicción de que la de Fernández es una gestión de propensión autoritaria que terminará contaminando a quien se le acerque. Macri es el más adherido a esta caracterización. Sus dificultades para hablar de economía lo obligan a subrayar el déficit institucional.
La decisión de la Corte Suprema
En este contexto se entiende la expectativa de la oposición sobre el fallo de la Corte por el traslado de los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli. El tribunal se ha venido demorando. Tampoco se sabe si lo tratará hoy. El único efecto de estas postergaciones ha sido, hasta ahora, deteriorar todavía más el trato entre algunos de los jueces, que han llegado al extremo de injustificadas imputaciones personales. La única certeza, para adoptar la lógica vicepresidencial, es que Carlos Rosenkrantz se mantendrá en la posición que fijó en la Acordada 4 de marzo de 2018: si un juez es transferido a otro cargo, dentro de la misma especialidad y la misma jerarquía, no hace falta que vuelva a concursar ni a pedir el acuerdo del Senado.
Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti fueron más restrictivos, tanto en esa acordada como en la 7, de abril de aquel año. Allí sostuvieron que si hay un cambio de competencia, jurisdicción -de la nacional a la federal- o jerarquía, se debía pasar de nuevo por el trámite previsto en la Constitución. En el caso específico de Bruglia, por el que se los consultó, dijeron que estaba bien designado. Y que, por lo tanto, no debía ni concursar ni pedir un nuevo acuerdo porque ya había cumplido esas condiciones. Para ser más claros, en el apartado VIII de esa acordada, especificaron que existen otros tipos de trasladados que deberían cesar en sus puestos cuando estos fueran cubiertos por jueces que sí pasaron por el concurso y el acuerdo senatorial. Quiere decir que convalidaron la situación de los tres magistrados en un doble sentido: señalando que estaban bien designados y discriminándolos de quienes no lo estaban.
Este encuadramiento dificulta ahora lo que podría ser una salida intermedia: determinar que Bruglia, Bertuzzi y Castelli están bien designados, pero que, aun así, los cargos deben cubrirse de nuevo por jueces concursados y con acuerdo para esas posiciones. Lorenzetti, Maqueda y Rosatti deberían justificar la variación respecto de sus anteriores pronunciamientos administrativos. Elena Highton, mucho más. Ella coincidió con Rosenkrantz. Se presume que ahora lo hará con Lorenzetti.
La discusión jurídica está empañada por un dilema político. Los jueces deben elegir si satisfacen las expectativas de un sector de la sociedad, el que más atención presta a este pleito, que cree que modificar lo expresado en 2018 significa someterse a los dictados del kirchnerismo y su pretensión de impunidad; o si, en cambio, frustran esas expectativas para no convertirse en los verdugos de un gobierno frágil, al que algunos de ellos pueden sentir, en su intimidad, como propio.
Las contradicciones judiciales plantean otra encrucijada, esta vez para la oposición. ¿Conviene aceptar la candidatura de Daniel Rafecas como jefe de los fiscales, que impulsa el Presidente? ¿O es mejor mantener la intransigencia, aunque eso signifique que el peronismo reduzca la mayoría necesaria para la designación e imponga un procurador que actúe con espíritu faccioso? Por ejemplo, la santiagueña Indiana Garzón. Desde hace meses, Elisa Carrió recomienda lo primero. Gran parte de Juntos por el Cambio se inclina por esa posición: aceptar el "mal menor" de un funcionario que, más allá de algunos cuestionamientos específicos, se ha mantenido al margen de los vicios que enchastran a Comodoro Py. Macri lidera la posición más dura. 
Sostiene que pactar sobre cuestiones institucionales con Fernández es traicionar a los simpatizantes de su fuerza. Esa obstinación es festejada, por otras razones, por algunos gestores de Macri en el ambiente judicial. En especial, el binguero Daniel Angelici, cuya mano derecha, Darío Richarte, está enfrentado con Rafecas desde hace varias reencarnaciones.
Este paisaje demuestra que el acuerdo que propone Cristina Kirchner tiene un carácter hipotético. Ella está también ante un dilema de casi imposible solución. La receta que le permitió ganar las elecciones garantiza la frustración de la gestión. Programó a un presidente débil. Alguien tan dócil que aceptó ser postulado por un tuit. Ahora se sorprende de que ese colaborador no realice un buen gobierno. Lo acusa de un pecado muy sofisticado: hacerse el títere. Su drama es haber violado una regla espacial de la política que suele formular Julio María Sanguinetti: el poder siempre está arriba; en casos excepcionales, puede estar afuera; nunca puede estar abajo".

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HABÍA UNA VEZ EN UN LUGAR MUY LEJANO.....!"·$%&/()=?¿


Dos ilusiones contra la crisis de confianza

Claudio Jacquelin

En el gobierno de Alberto Fernández confían en que en dos semanas comiencen a dar resultados las políticas anunciadas por Martín Guzmán para frenar al dólar y que a principios de 2021 comience una campaña de vacunación masiva contra el Covid-19
Una opinión generalizada y coincidente sostiene que la falta de confianza es el principal déficit que padece el Gobierno. El diagnóstico no está afectado por la grieta. Las discrepancias aparecen respecto del tratamiento. También sobre las causas.
A punto de cumplir un año de haber sido elegido, Alberto Fernández lo admite en hechos y con palabras, pero sus acciones no logran revertir la crisis que sacude a su gestión. Por eso, en el altar laico presidencial encienden velas y prenden inciensos para encontrar a tiempo el conjuro contra los dos espíritus malignos que alteran el humor social: el coronavirus y el dólar blue.
Contra lo que la mayoría piensa y siente, no se advierte desesperación en la Casa Rosada. Allí confían, con la fuerza de un pensamiento mágico, en que en dos semanas empezará a hacer efecto la primera vacuna que está en fase de ensayo: la que aplicó Martín Guzmán para bajar la fiebre del dólar. Eso prometió el ministro de Economía en la última reunión con el Presidente. La permanencia de los síntomas y los pronósticos menos optimistas de muchos expertos externos no alteran la profesión de fe. Singularidades del gobierno de científicos.
Más confianza existe, aún, en que a principios del próximo año estarán disponibles en el país y aplicándose en trabajadores de la salud algunas de las vacunas contra el coronavirus. Sería un remedio de amplio espectro, con efectos no solo sanitarios, sino también económicos y políticos. Una poción capaz de cambiar el humor social a tiempo en el crucial año electoral.
El anuncio del ministro (de Salud) Ginés González García respecto de que en marzo empezaría la vacunación masiva puso en palabras oficiales las expectativas que existen en el entorno presidencial, a pesar de la prudencia del mundo científico, que aún no ha hecho pronósticos públicos tan asertivos.
Cerca de Fernández reafirman aquella predicción de González García, pero dicen lamentar que se haya anticipado. "Lo hizo de bocón", explican. La extrema necesidad del Gobierno por crear escenarios optimistas lleva a muchos observadores a poner en duda que haya sido fruto de otra incontinencia verbal del ministro. Tampoco importa que el ratio de acierto de sus augurios no lo califique para oráculo. En algo hay que creer y hacer que se crea.
Cerca de Fernández creen que en junio podría estar inmunizada toda la población
A pesar de que aún nadie sabe si, cuando las vacunas estén aprobadas, harán falta una o dos dosis para resultar efectivas, los más entusiastas colaboradores presidenciales doblan la apuesta y auguran que en junio podría estar inmunizada casi la totalidad de los argentinos. A los buenos antecedentes que muestran los programas de vacunación obligatoria suman la excepcionalidad de la pandemia, que permitiría multiplicar el despliegue estatal para acelerar la inoculación. Sería una exhibición de eficiencia sin precedente y mostraría una curva de aprendizaje que el mundo envidiaría. Otra vez.
Por lo pronto, en la Jefatura de Gabinete ya tomaron recaudos legales y administrativos para hacer una reserva en cinco laboratorios y para contar con los fondos destinados a algo que hoy no es más que una expectativa. Mejor prevenir.
Para los habitantes de la planta alta de la Casa Rosada, Guzmán y Ginés González García ofician de faros en estas horas difíciles. La seguridad y autoconfianza del titular de Economía, sobre todo, operan como un bálsamo. Sigue siendo la estrella polar de Fernández.
El plazo de dos semanas impuesto para que sus medidas monetarias den resultado parece tener un doble propósito.
 En primer lugar, ganar tiempo, poner un freno temporal a la extrema excitación de los mercados y a la preocupación de empresarios, políticos y ciudadanos comunes. El tiempo corre cada vez más rápido y la velocidad agravaría los efectos de una colisión.
En segundo lugar, se busca demostrar que el Gobierno no es indiferente a esas inquietudes. Por eso se dejó transcender el emplazamiento, aunque luego las versiones difieran respecto de si lo estableció el Presidente o se lo autoimpuso Guzmán. Más típico de estrategia comunicacional que producto de una filtración involuntaria. Efectos especiales de bajo presupuesto.
Lo mismo ocurre con algunas reuniones que Fernández multiplica con miembros del establishment empresarial, incluso (o especialmente) con aquellos que no son del agrado de la omnipresente y omnisciente Cristina Kirchner. La existencia de los encuentros se deja caer como por descuido. También aquí hay un multipropósito. Se pretende mostrar a un presidente empoderado, que hace lo necesario para salir de la crisis sin reparar en la agenda de enemistades (muchas) o amistades (pocas) de la vicepresidenta. También, se procura exhibir a un jefe que toma decisiones contra la fama de procrastinador serial que se ha ganado.
Todo tiene un fin último: subsanar el gran déficit que afecta al Gobierno. La construcción de confianza es el desiderátum de Fernández y su equipo. Un anhelo que le está resultando esquivo, por cierto. El Presidente y sus colaboradores admiten que necesitan contar de forma urgente con ese activo. También, que lograrlo demanda tiempo. Más del que desearían. Lo que les cuesta admitir es que para lograr el objetivo se requiere de una constancia y una coherencia de penitente, y les resulta difícil reconocer contradicciones que lo alejan de la meta.
Como alquimistas aficionados, creen posible aislar elementos indisolubles y solo ante el golpe de la evidencia reconocen yerros. Por ejemplo, se muestran sorprendidos ante la desconfianza del empresariado, al tiempo que justifican mensajes contradictorios de Fernández en temas que importan para los negocios. Los consideran deslices menores, tendientes a complacer a públicos disímiles. Como si unos y otros vivieran aislados. Lujos de intermediarios, pero no de aquellos a quienes se les confían destinos. El cambio de roles no sería sencillo.
Existe, además, un problema de comprensión de universos diferentes. Entre el kirchnerismo y el empresariado la empatía es siempre obturada por la desconfianza. Entre ambos solo ha regido una relación transaccional de intereses solo ocasionalmente compartidos. La existencia de un objetivo común, si no es impensable, siempre está bajo sospecha. Sobran los motivos y nada (o poco) ha cambiado.
A pesar de los esfuerzos, al Presidente tampoco le está resultando fácil mantener el orden y la cohesión internos. "Es una coalición difícil, pero la vamos llevando", admiten. La construcción de confianza también es una tarea hacia adentro. El pasado deja huellas. Los silencios, las ausencias o las relampagueantes apariciones de Cristina Kirchner y sus lenguaraces desalinean a Fernández. Pero también lo hacen funcionarios que él designó. La relación con la Justicia o las tomas de tierras lo confirman.
Mantener la unidad de la coalición es otro desafío para Fernández
Desde la otra punta del espectro oficialista, Sergio Massa no pierde oportunidad de reforzar su identidad diferenciada, lo que da verosimilitud a rumores dispersados por allegados de mayor o menor cercanía. En la Casa de Gobierno sostienen, con menos ingenuidad que resignación, que todo les suma. Evitan restar los proyectos que los complican política y económicamente. Contabilidad creativa. Todo sea por evitar fragmentaciones.
Las próximas elecciones legislativas cada vez están más presentes. Por eso, calmar el dólar, contar con la vacuna anti-Covid-19, lograr que la economía se recupere y que el deslizamiento de precios en proceso de aceleración no se descontrole resultan metas tan importantes como mantener unida a la coalición y evitar que se profundice la caída en la imagen de Fernández.
De allí que recrudezcan las versiones sobre el calendario electoral, que incluye la posibilidad de suspender las PASO. Ayer el Ministerio del Interior salió a desmentirlo, pero hay que leer entrelíneas lo comunicado y tener en cuenta antecedentes de alteraciones de normas electorales sin sanción de una ley modificatoria. La necesidad y la urgencia siempre pueden ser un buen motivo para decretar.
Al lado de Fernández admiten que cuanto más tarde se vaya a las urnas, mejor sería para el oficialismo. Se ilusionan con que la bioquímica y la economía enjuguen los déficits de la política. La ciencia y el pensamiento mágico no siempre son antagónicos.

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