lunes, 31 de agosto de 2020

ENTREVISTA A JUAN ARNAU POR HUGO ALCONADA MON


Juan Arnau. “La biopolítica puede haber llegado para quedarse y esto abre una nueva era”
El filósofo y astrofísico español Juan Arnau advierte que “idolatrar la ciencia es tan necio como negar sus logros”
Hugo Alconada Mon | Fundación Konex
Texto Hugo Alconada MonJaime Goberna
Juan Arnau aboga por ubicar a las ciencias en su lugar, sin caer en ilusiones vanas. Nada mal para un astrofísico devenido filósofo sánscrito. Las ciencias, remarca, no son la solución para todo. Mucho menos para los desafíos que nos presenta la pandemia, dice. Con el miedo como factor esencial.
El Covid-19 es solo “parte del problema”, explica. “La otra parte es nuestra reacción a él. Quienes se dejan atrapar por ese otro virus que es el miedo no están ayudando, no están siendo solidarios, aunque sean ciudadanos ejemplares. El miedo debilita nuestras defensas. Lo más sobrecogedor de todo este asunto es el miedo colectivo”, dice.
Trotamundos que pasó por África, Asia, América y retornó a Europa, Arnau dialogó con desde Granada sobre el precio cion “exorbitante” que conllevan los intentos de controlar la pandemia. Y habla sobre la imaginación como factor clave, el tiempo y la biopolítica, que “amenaza con cambiar las reglas de las democracias”.
Historia de la imaginación - Juan Arnau | Planeta de Libros
–En su libro Historia de la imaginación, postula que en estos tiempos hemos reducido todo a lo material. ¿Puede el confinamiento, con el replanteo obligado de nuestro tiempo y consumo, ser una oportunidad para que resurja la imaginación en su mejor sentido?
–La imaginación siempre me ha interesado. Es el factor humano por excelencia; es la base del deseo, y la vida humana es todo afán y deseo. Por ejemplo, uno se imagina arquitecto, ingeniero, o ayudando a los demás, y a partir de ahí empieza; por eso la imaginación es un elemento fundamental de la vida y, por tanto, es un factor de cohesión, añade. En este sentido, la imaginación es el motor del futuro y de la propia evolución humana, ya que uno proyecta lo que todavía no es para acabar siéndolo. Pero, además, este elemento “vital” trasciende el tiempo, va más allá del momento presente o del devenir, pues es precisamente la imaginación la facultad que edifica los recuerdos y, por tanto, el pasado. La imaginación no es tanto un asunto histórico cuanto el factor esencial en la construcción de eso que llamamos “historia”. Flaubert decía que sin la imaginación la historia sería imperfecta; yo creo que ni siquiera “existiría”. Hoy día recibimos un exceso de imágenes, a través de móviles, computadoras o televisores, pero vivimos la imaginación de una forma pasiva, nos llegan las imágenes y hemos de asimilarlas y digerirlas. Falta imaginación activa y creativa, esa que viene de la lectura o del estar sin hacer nada.
–¿Por qué suele decir que el virus no es solo una amenaza exterior?
–El virus no existe, por así decirlo, no “vive” sin la célula que lo cobija y le permite reproducirse. No es una entidad al margen de la vida misma. En este sentido es un constructor científico (de un lenguaje, de una historia, de ciertos laboratorios e instrumentos de medida y observación), por eso considerar el virus al margen de todo esto supone un error de concepción. El virus tiene entidad en la célula que lo asimila o digiere, no en la que lo rechaza. De ahí que, en sí mismo, el virus solo sea parte del problema. La otra parte es nuestra reacción a él. Quienes se dejan atrapar por ese otro virus que es el miedo no están ayudando, no están siendo solidarios, aunque sean ciudadanos ejemplares. El miedo debilita nuestras defensas. Lo más sobrecogedor de todo este asunto es el miedo colectivo. La epidemia no solo es la del Covid-19, sino la del miedo que se ha cernido sobre el mundo. Temperamentos de acero han quedado paralizados, otros han recuperado la retórica del enemigo invisible. Como dijo el padre de la anatomía patológica, Rudolf Virchow, “una epidemia es un fenómeno social que conlleva algunos aspectos médicos”. El virus es una buena oportunidad para tomar las riendas de la propia mente.
–¿Con qué herramientas, más allá de las sanitarias, contamos para defendernos del impacto mental de este virus? ¿Cómo impedimos que “colonice nuestras mentes”, en el sentido de su texto Wittgenstein y el coronavirus?
–Vivimos en un gran mercado planetario que no ha sabido despertar sentimientos de fraternidad entre las naciones. El propio sistema se alimenta del miedo, en concreto de un miedo generalizado al futuro (seguros, pensiones) y ese miedo se acaba de “materializar”. La pandemia ha iluminado esta contradicción, los países cierran fronteras o se niegan a recibir a otros, como si el problema fuera un problema nacional y no global. La historia nos enseña que en los períodos de crisis se pueden incrementar fenómenos de clausura y angustia: la caza al infractor o la necesidad de un chivo expiatorio, a menudo identificado con el extranjero o el migrante, pero las crisis pueden también favorecer la imaginación creativa. Para que esto ocurra lo primero y más necesario es dejar por un tiempo de ver los informativos. Pasar a otra cosa. Alimentarse de otro tipo de narraciones, de ser posible alejadas en el tiempo y en el espacio, volver a los clásicos.
–A pesar de las muertes, el desempleo, los cierres de comercios y tanto más que ha provocado esta pandemia, ¿qué lo esperanza?
–La pandemia ha provocado restricciones de movilidad en todo el mundo y también nos ha obligado a una desaceleración que era ya urgente. Todos hemos notado un cambio en nuestro ritmo cotidiano. En cierto sentido, la situación nos ha permitido reapropiarnos del tiempo. [Henri] Bergson, uno de mis pensadores favoritos, entendió bien la diferencia entre el tiempo vivido o interior y el tiempo cronometrado o exterior. Recobrar el tiempo interior es el desafío de nuestro tiempo, tanto a nivel individual como a nivel social. Bergson creía que reducir el tiempo al espacio, como hacen los relojes, era traicionarlo. Los relojes solo miden a otros relojes, solo pueden comprender el tiempo mediante el espacio, ya sea el que recorre la Tierra alrededor del Sol o las transiciones del átomo de cesio. El tiempo real era el tiempo interior, ese que había evocado [Marcel] Proust, que él llamaba duración. Y si el camino de ida se nos hace más largo que el de vuelta, aunque en nuestro cronómetro marquen lo mismo, la ida ha durado más. La experiencia cualitativa del sujeto prima sobre la experiencia cuantitativa de la máquina.
–Jugando con las ideas de su libro La invención de la libertad, y en particular con pensarla como liberación de todo aquello que nos ata, ¿puede esta cuarentena resultarnos una oportunidad?
Crítica de 'La invención de la libertad', de Juan Arnau: Tres ...
–La libertad, como la vida, solo la merece quien sabe conquistarla todos los días. La desaceleración del tiempo puede, en este sentido, ayudar. Cuando atendemos a lo vivo, nos llenamos de vida. El problema de hoy es que atendemos demasiado a algo que parece vivo, por ser luminoso, pero que está muerto.
–En una entrevista de 2016 (https://elcultural.com/juanarnau-la-filosofia-no-tienesentido-si-no-se-vive), planteó que “la filosofía es la inteligencia de la vida, si no es pura teoría, material de inventario para aulas o enciclopedias. No puede desligarse de aspectos tales como el medio de vida de cada uno, la vida afectiva o si esta vida es sedentaria o itinerante”. ¿Estamos, acaso, a las puertas de una filosofía de la pandemia?
–La biopolítica, que hasta ahora había sido fuente de inspiración para novelas o series distópicas, puede haber llegado para quedarse y esto abre en cierto sentido una nueva era. La posibilidad de que esta pandemia derive en regímenes de vigilancia y pérdida de la libertad es más real que nunca. El precio por el control del virus está siendo exorbitante y amenaza con cambiar las reglas de las democracias. La historia lo muestra; el miedo colectivo desata autoritarismos y populismos. La histeria de la supervivencia hará que muchos entreguen sin rechistar sus derechos. No hay que olvidar que el poder de los laboratorios es de hecho el poder que poseen unos cuantos individuos, que pueden permitir o no que el resto se beneficie. La llamada victoria sobre la naturaleza, ya sea bomba o vacuna, no es más que un poder ejercido por algunos sujetos o Estados sobre otros, con la naturaleza como medio. Los pequeños seguidores acientíficos de la ciencia no deberían olvidar que ciertas conquistas pueden suponer, como decía C. S. Lewis, la abolición del hombre.
–¿Hay alguna pregunta que no le planteé y quiera responder?
–Sí. ¿Puede la ciencia salvarnos de la pandemia? La ciencia no es una, son muchas narraciones, no siempre coherentes entre ellas. El siglo pasado, en física, se habló de la “teoría del todo”, como si un conjunto de ecuaciones pudiera resolver el enigma del universo. La física tiene un conjunto de leyes que se aplican a un determinado ámbito de nuestra experiencia pero que resultan insuficientes en otros. La vida no se rige por leyes físicas, es pura contradicción y la contradicción es un anatema para las matemáticas y la lógica. Idolatrar la ciencia es tan necio como negar sus logros. Pero hoy vivimos en la época de la tecnolatría y se pierden todos estos matices. No se trata de ciencia sí o ciencia no, se trata de qué queremos hacer, como especie, con los logros de las diversas ciencias y cómo han de orientarse éstas. Cuando se pierde el sentido de pertenencia al orden natural, la ciencia desvaría.

MARTÍN RODRIGUEZ YEBRA ANALIZA Y OPINA,


Las palabras del Presidente contra sí mismo
Martin R. Yebra (@myebra) | Twitter
Martín Rodríguez Yebra
Alberto Fernández ejerce un novedoso pragmatismo invertido. En lugar de ajustar sus ideales en función de intereses de corto plazo, ensaya una persistente reinvención personal que devalúa sus principales activos políticos y dificulta la consecución de los objetivos que se propone.
El ataque del domingo contra Mauricio Macri constituye otro eslabón en esa estrategia: quema puentes que le impiden acercarse a una oposición con capacidad de bloqueo y limitan su empatía con los sectores no kirchneristas que lo votaron o que, sin haberlo apoyado, se esperanzaron con la fundación de una etapa distinta en la Argentina.
Recostado en el facilismo de la grieta, Fernández atenta contra sí mismo. Es cristinismo sin cara amable. Hacia adentro diluye su potencial. Hacia afuera se limita a disputar el trofeo del mal menor.
Su argumento de que “estamos mejor este año con la pandemia que en 2019 con el gobierno de Macri” persigue apenas el aplauso que ya tiene. Hoy trató de sostenerlo con datos, al mostrar que la destrucción de empleo registrado fue similar en los primeros cinco meses de cada año, aunque sin decir que en 2020 rigen la prohibición de despidos y la doble indemnización. Es como festejar que hayan bajado los accidentes de tránsito. La histórica disrupción del coronavirus hace vana cualquier comparación.
Cuando contó en radio una supuesta frase que le dijo Macri contra la cuarentena –“que se mueran todos los que tengan que morirse”– también infligió un daño a su confianza personal. Independientemente de que Macri niegue haberle dicho eso, lo habitual es que un presidente respete la confidencialidad de los diálogos de ese nivel.
Si en política el juicio ético muchas veces queda subordinado a la tiranía de los resultados, lo curioso en este caso es que Fernández consigue lo contrario a lo que necesita. Unifica a una oposición cruzada por serias diferencias estratégicas e intereses personales, cuando su juego era fracturarla. Pierde el apoyo de sectores medios a los que él se ofrecía como una evolución positiva del kirchnerismo. Frustra a los moderados del Frente de Todos a los que ilusionó con fundar el “albertismo”. Y reduce sus acciones como valor electoral ante Cristina Kirchner, al mimetizarse con ella. El proceso se acentuó después de la multitudinaria protesta del 17-A, en gran parte gestada en rechazo de esa reconversión presidencial.
Las encuestas –biblia de los pragmáticos– revelan cómo perdió imagen positiva con la extensión de la cuarentena y con medidas incongruentes con sus promesas de concordia, como la estatización fallida de Vicentin y la reforma judicial.
Este último proyecto se gestó como la apuesta de un legado personal del Presidente y terminó convertido en una bandera de la vice. La cláusula Parrilli contra los medios fue el epílogo de ese proceso de “desalbertización” de la reforma. Fernández, pese al malestar que dejó trascender su gabinete por el cambio que introdujeron los senadores kirchneristas, terminó por avalar la alusión a los “poderes mediáticos” al opinar que era “un agregado casi ocioso”. Como quien relata una travesura sin consecuencias.
Nadie puede garantizarle hoy la aprobación de la reforma, con el diálogo político cortado. El Gobierno se arriesga a una derrota política dolorosa.
Las cifras actuales de Fernández en las encuestas todavía son altas, pero tienden a equipararse con las de Cristina. La crisis económica ya es dura y será peor. Todo apunta a un 2021 electoral recesivo, con las consecuencias del desastre del virus y que incluirá casi seguramente un ajuste del gasto para lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que despeje el riesgo de otro default.
En ese contexto, puede interpretarse como necesaria la estrategia “contra Macri es más fácil”. El Gobierno sueña con el expresidente como candidato y una oposición con la cara pintada. Solo hay que sacarlo a la cancha.
Nada original: Cambiemos también apostó a la lógica de enfrentarse a todo o nada contra Cristina cuando la economía solo le daba amarguras. Le salió medianamente bien hasta que ella encontró el contraataque ideal, con nombre y apellido. Alberto Fernández.
Los planes de Larreta
Es una lección que tiene muy clara Horacio Rodríguez Larreta, el opositor mejor posicionado en la carrera hacia 2023 y que se ató a la moderación con fervor religioso. Aunque le peguen los propios.
La estrategia de Larreta podría sintetizarse en preceptos que ya fueron escritos y dichos:
• “Apostar a la fractura y a la grieta significa apostar a que esas heridas sigan sangrando. Actuar de ese modo sería los mismo que empujarnos al abismo”.
• “No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro”.
• “Quiero ser el presidente capaz de descubrir la mejor faceta de quien piensa distinto a mí. Y quiero ser el primero en convivir con él sin horadar en sus falencias”.
• “Si actuamos de buena fe, podemos ser capaces de identificar prioridades urgentísimas y compartidas para acordar después mecanismos que superen aquellas contradicciones”.
El autor fue Alberto Fernández, el 10 de diciembre pasado, en su discurso de asunción. Un verano y una cuarentena después, siguen siendo palabras a la espera de una acción.
Recostado en la grieta, Fernández atenta contra sí. Frustra a los moderados a los que ilusionó y reduce su valor electoral, al mimetizarse con Cristina Kirchner

HISTORIA DEL ARTE,



Maria Martins, la musa de Duchamp: devoradora de hombres con talento propio
Marcel Duchamp, el artista que rompió el molde
La mujer desnuda, tumbada boca arriba con las piernas abiertas sobre una pila de ramas, sostiene una lámpara de gas encendida. Esa inquietante imagen se distingue a través de un agujero en un muro, al espiar por dos mirillas que atraviesan una antigua puerta de madera. Marcel Duchamp trabajó en secreto durante dos décadas en su estudio de Greenwich Village para crear su última obra: la instalación Étant donnés (La cascada), que tuvo como musa a la escultora brasileña Maria Martins.

Tanto la relación como la obra se iniciaron en 1946, más de veinte años después de que ella se divorciara del padre de su primera hija tras un supuesto romance con Benito Mussolini.

Marcel Duchamp: la deconstrucción de los cuerpos | Sibila
 Hacia mediados del siglo XX, Maria de Lourdes Alves Barbosa ya llevaba el apellido de su segundo marido: Carlos Martins, entonces embajador de Brasil en Estados Unidos, con quien era frecuente verla en las exclusivas cenas ofrecidas por Peggy Guggenheim. En ese país llamaría la atención con su propio talento artístico de André Breton, autor del primer manifiesto del surrealismo.
"Lo imposible", exhibida como parte de la colección permanente del Malba
La vida junto al diplomático le había permitido recorrer el mundo, y supo aprovecharlo: tras sus primeros estudios de escultura en París, donde se hizo amiga de Pablo Picasso y Piet Mondrian, aprendió a modelar con terracota, mármol y cera perdida en Japón y comenzó a trabajar con bronce en Bruselas. Dibujante, pintora, escritora y periodista, se convertiría así en una de las principales escultoras surrealistas, premiada como la mejor de Brasil en la Bienal de San Pablo de 1955.
"Siempre dividí mi vida en dos partes: de las siete de la mañana a las seis de la tarde vivía encerrada en mi atelier, entregada absolutamente a mis problemas de formas, de colores, y a un aislamiento que me permitía después la inmensa alegría de reencontrarme a menudo con buenos amigos", dijo en 1968, en una entrevista con su amiga Clarice Lispector.

Maria Martins
Un año antes de iniciar el romance con Duchamp -que terminaría con su regreso a Brasil, en 1951-, Martins creó Lo imposible. Así se titula la impactante escultura que pertenece a la colección del Malba, con versiones similares en el MoMA de Nueva York y el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. La pieza monumental está formada por dos figuras de yeso que, según la crítica de arte Verónica Stigger, "se ven impedidas de aproximarse totalmente debido a las extrañas formas puntiagudas de sus cabezas, a la vez que parecen magnéticamente -amorosamente- ligadas para siempre".

C. CH.

Martin Tetaz - Newsletter Nro 073

¿Cual es el precio de equilibrio del dólar?
Devaluar y desdoblar
 

El balance cambiario del BCRA confirmó que en julio la cuenta corriente de julio cerró con un superávit de 505 millones; prácticamente el mismo nivel que los 498 millones del año pasado. En ese contexto el presidente del Central volvió a decir que el tipo de cambio real era competitivo y que Argentina estaba en condiciones de exportar 92.000 millones de dólares si se aprovechaban las potencialidades del agro, la energía y los servicios basados en el conocimiento.

Sin embargo, en los primeros siete meses del año el superávit del sector externo es 48,7% más bajo que el del año pasado, con la cuenta de viajes cerrada, lo que contribuyó a que el déficit de servicios sea de solo 414 millones, contra 3.702 millones del mismo período de año pasado. Además, la economía está en una profunda recesión que hizo que las cantidades importadas fueran 20,5% menores en 2020, en contraste con cantidades vendidas al exterior que cayeron solo 7%.

Es difícil imaginar que este dólar de $73 alcance para equilibrar la cuenta corriente cuando la economía vuelva a abrirse al turismo y recupere el sendero del crecimiento. El tipo de cambio parece solo sostenible si el gobierno piensa que la recesión seguirá y no está dispuesto a abrir las fronteras en el verano.
 
 

Ni hablar de la cuenta capital. Pesce y Guzman apuestan todas las fichas a que la brecha cambiaria ceda, una vez que los nuevos bonos del canje coticen en el mercado, en la segunda mitad de septiembre, puesto que el riesgo país colapsará al terreno de los 1000 puntos, por la simple razón de que se reemplazarán bonos que incluyen en su tasa de retorno la quita implícita, por bonos que ya están limpios del recorte de 45% en el valor presente.

No está tan claro que la brecha vaya a caer, pero aún en el escenario mas optimista, la cuenta capital del gobierno funciona como una expendedora de dólares, porque compra billetes financieros a $73 pero los vende a $101 y entonces saca a los vendedores de la cancha, al tiempo que subsidia a los compradores siempre que la brecha con el paralelo es mayor que el impuesto PAIS. Esto explica el record de 3,9 millones de compradores de dólar solidario en julio.

Paradójicamente, la autoridad monetaria que tiene que defender el valor de la moneda, subsidia la compra de moneda extranjera y al mismo tiempo penaliza las ventas de dólares, que del otro lado del mostrador, son más demanda de pesos.
 
 
 

Por esa razón las ventas del central crecen con la diferencia de precio entre el dólar oficial y el paralelo No obstante, aunque la eventual caída de la brecha por debajo del 30% del impuesto PAIS probablemente frene las ventas de divisas financieras, no logrará que el Central compre un solo dólar de los ahorristas.
Además, mientras persista la expectativa de devaluación, las empresas bajarán su exposición a deuda en dólares, acelerando la demanda de divisas que ven baratas para cancelar sus compromisos, como ha venido ocurriendo en los últimos meses

 
 
 

Todo lo anterior indica que el esquema cambiario del gobierno está herido de muerte y que como mínimo necesita cerrar la brecha entre el paralelo y el solidario, lo cual puede conseguir aumentando el impuesto, o endureciendo el cepo.
Adicionalmente puede volver a comprar divisas financieras si devuelve el impuesto a los que venden, dejando de penalizar el aumento en la demanda de pesos.

Por si todo esto fuera poco, la brecha lastima también la cuenta corriente, porque el BCRA vende a 73 lo que el mercado valúa a $138 y entonces los consumidores buscan autos, celulares y cualquier otro producto que en virtud de la diferencia se consiguen con un descuento del 47% en moneda dura. Esto explica por qué creció 17% la demanda de divisas para importaciones, aun en un contexto regresivo como el actual
 
 

Para volver a estabilizar de manera permanente y sostenible el balance de pagos, lo ideal sería devaluar el oficial, para que el tipo de cambio real bilateral con Brasil vuelva al nivel que tenía a principios de año, lo cual implicaría un dólar mayorista de $92,80. En simultaneo liberar el dólar financiero, permitiendo que empresas y familias compren y vendan libremente todos los dólares que quieran, al precio de equilibrio, que en ese contexto será menor que el paralelo actual; en algún nivel entre los $92 del comercial y los $125 que sale hoy el contado con liquidación.

Las reservas empezarían a crecer y una parte importante de los 49.000 millones de dólares que los argentinos atesoraron desde abril del 2018 a la fecha, volverían al mercado, recomponiendo la demanda de pesos y ayudando a financiar la recuperación del consumo y la inversión.
 
 
 
¿Qué pasa en el mundo?
 
 

Mientras cede el segundo pico de coronavirus en Estados Unidos, los datos de Bureau of Economic Analysis confirman que se sostiene el ingreso disponible y sigue creciendo el consumo, señal que mejoran las expectativas y se recupera la demanda agregada. Entre marzo y abril, el consumo había caído 18,8% incluso a pesar de que el ingreso disponible había subido 12,8% en virtud del paquete Covid, lo que evidenciaba una preferencia por el ahorro preventivo.

En julio, con la mitad del paquete de asistencia del gobierno vigente y el ingreso disponible todavía 6,3% encima del nivel de febrero, el consumo se mantiene 4,7% debajo de febrero, de modo que sigue habiendo temor, pero la demanda vuelve.
 
 
 

Consistentemente, la confianza de los consumidores recuperó 1,6 puntos en agosto y si bien todavía sigue muy por debajo del pico de febrero, no alcanzó el fondo de la crisis 2008
 
 

Los datos subjetivos cerraron una semana de buenas noticias en el frente real, con la corrección de la caída del segundo trimestre que terminó siendo del 9,1% y 98.000 personas menos que la semana pasada solicitando subsidios de desempleo. Además, el número de desempleados permanentes que continúan requiriendo asistencia se redujo en 223.000 personas y quedó en 14.535.000 desempleados.
 
 

Para completar la fiesta de los mercados, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell anunció que la entidad flexibilizará sus metas de inflación buscando que el 2% sea un objetivo promedio de largo plazo, lo que permite que la inflación supere durante algunos meses ese nivel compensando los meses deflacionarios de la pandemia, antes de que la FED vuelva a subir las tasas.

Finalmente, después de lateralizar en una meseta por dos meses, el Dow conectó la cuarta semana al hilo de subas, ganó 2,6% y alcanzó a recuperar todo lo que había perdido en el año, aunque todavía está ligeramente debajo del nivel de febrero. El índice de las tecnológicas, por su parte, ganó 3,7% y marcó un nuevo record que confirma la aceleración del cambio estructural causada por la pandemia
 
 

En Europa, en cambio los casos de coronavirus escalan de manera dramática en Francia y empiezan a recuperar velocidad en Alemania, Italia y el Reino Unido, solo cediendo la segunda ola en España. Por la positiva, la experiencia de Estados Unidos y el segundo pico español muestran que en este round el virus es mucho menos letal que en el primer pico, que tomó al sistema de salud por sorpresa y que además afectó a los mas vulnerables al Covid.
 
 

Como sucedió en América, las economías ya no entran en lockdown, porque la gente aprende a vivir con el virus, pero se frena la recuperación porque la confianza de los consumidores se freeza. De ser una crisis predominantemente de oferta, en esta segunda ronda de contagios el shock impacta en la demanda.
 
 

El freno mas fuerte se produjo en Corea del sur, donde volvieron las cuarentenas, y en España e Italia. En contraste continua la recuperación en Suecia y Japón, frenándose en Reino Unidos y Alemania.
 
 
Commodities 
 
 
El petróleo lateralizó una semana mas en 45 dólares el barril y el acero, principal indicador de actividad industrial china, también mantuvo la meseta. El cobre, en contraste, volvió al mejor nivel de los últimos treinta meses, pero más por preocupaciones sobre la capacidad de la oferta minera, que dejó los inventarios en niveles mínimos, que por la fuerza de la demanda, sobre la cual, salvo en lo que hace a la recuperación de la ultima semana en Estados Unidos, hay muchas dudas.
 
 
Commodities del agro
 
 

El trigo ganó 2,2% y la sorpresa fue la soja que trepó 5,8% en medio de la preocupación por la sequía en Estados Unidos y cerro en 349 dólares en Chicago, el nivel más alto de los últimos dos años.
 
 

Flujos de capitales y riesgo país
 
 
El índice de acciones S&P Latin america BMI todavía está 32,5% debajo del nivel de principios de año y 5% atrás del cierre de julio, mientras que el índice de monedas emergentes está 16,8% más bajo que a principios de año y con 0,8% menos de valor que a fines de julio. Ambos resultados indican que durante el octavo mes del año se estancó e incluso se revirtió el regreso de los capitales que habían salido entre marzo y abril, en sintonía con el freno de la recuperación global
 
 
El riesgo soberano de los emergentes globales bajó 1,3% en la semana y el de los latinos 0,3%, aunque la mediana de los países bajaron en sintonía con el mundo, pero el promedio se resintió por Colombia y Venezuela, donde las primas subieron. La imagen de largo plazo muestra no obstante la misma película general de fuerte recuperación amesetada en los últimos días.
 
 

¿Que pasa en nuestro país?
 
 

En otra semana de venta de divisas del central y mientras la entidad se prepara para la avalancha de compradores solidarios que llegan como golondrinas cuando cobran el sueldo, alimentando el circuito del paralelo y ayudándolo a cerrar la brecha con el contado con liquidación, el gobierno profundiza el ajuste y se lanza a un nuevo acuerdo con el Fondo.

En la misiva elevada a Kristalina Giorgieva el gobierno se comprometió a tomar “cualquier medida adicional que se requiera para lograr los objetivos del programa de estabilidad financiera y macroeconómica”. Horas después anunció el envío al congreso del impuesto de emergencia con el que planea recaudar 300.000 millones de pesos, mientras la semana pasada se conoció el resultado fiscal de julio, donde vimos que el gasto previsional del gobierno que representa casi el 50% de su presupuesto, crece al 39% interanual, por debajo de la inflación, al tiempo que los salarios del sector público corren según el INDEC al 37,1% interanual, también por debajo del promedio de los precios.
 
La jugada fue sintetizada por el ex vice ministro, Emanuel Alvarez Agis, en un webinar organizado por Balanz en el que dijo que “cuando el gobierno logre sacarse de encima el gasto Covid, sus erogaciones serán menores que antes de la crisis.
Las dos incógnitas que quedan es cuanto menores serán sus ingresos, incluso contando el impuestazo, y cuándo logrará volver a la normalidad, sin la necesidad de seguir pagando los ATP e IFE.
 
 

Los gastos Covid en efecto representan cerca de $100.000 millones mensuales, sin contar las transferencias a provincias. Los ingresos totales, que antes de la pandemia crecían al 36,8% nominal, en julio lo hicieron al 16,1% por la combinación de una menor actividad en junio (los impuestos mas importantes tienen rezago) y una mayor preferencia por la informalidad de empresas que para seguir accediendo a los ATP necesitan mostrar una menor facturación que el año pasado. Ese agujero en los ingresos representó en julio 138.000 millones de pesos menos de recaudación y es plausible pensar que con una economía que quedará más abajo del nivel de febrero, cuando haya pasado el virus, una parte de ese dinero habrá que resignarlo de manera permanente.

Es importante entender que, más allá del relato oficial, prácticamente toda diferencia entre los ingresos y los egresos necesita ser cubierta con emisión, aunque Hacienda está logrando renovaciones de deuda en pesos superiores a sus vencimientos. La clave del programa fiscal y monetario es acertar la dinámica y el timming en la recuperación de ingresos y salida del aislamiento, para que Hacienda pueda da certidumbres respecto del nivel de emisión y el Banco Central haga lo propio indicando como esterilizará ese sobrante de pesos.
 
 
Dólar y tasas
 
 
El billete oficial corrió los 42 centavos de rigor, al 34,4% de velocidad anual y el crawling peg sigue apuntándole a la inflación esperada, sin que el régimen cambiario tome nota de los tipos de cambio de los países vecinos, particularmente el de Brasil.

El contado con liqui retrocedió $9,16 en la semana, porque aflojó la emisión del gobierno en agosto, por un lado y porque los bonos del canje quedan fuera de juego para operar hasta que sean reemplazados por los nuevos títulos a mediados de septiembre, por lo que habrá dos semanas en las que se operará poco volumen. El blue, ajeno a la lógica de los bonos, cerró la semana firme en $136.
 
 
En el frente monetario, el circulante se expandió solo $9.803 millones (un 0,67%) y como contrapartida los pasivos remunerados crecieron $227.520 (un 9,7%). Además de la absorción, la emisión para financiar el tesoro fue de solo 40.000 millones en el mes, ayudada por el déficit fiscal que acabó siendo 100.000 millones menos que el del mes pasado y por las buenas colocaciones de deuda en pesos de Hacienda.

El conjunto de tasas siguió lateralizando sin grandes cambios, con los plazos fijos pagando 21 puntos básicos mas (30,12% TNA), mientras que los adelantos a empresas subieron 11puntos y se negociaron en 21,4%. El único movimiento más significativo fue el de las líneas personales que bajaron 81 puntos básicos y se ofrecieron 50,51%, con la novedad de que el BCRA lanzó para septiembre una nueva refinanciación de tarjetas (Plan V+), esta vez con TNA del 40%, lo que hará bajar el costo promedio de las líneas personales. Finalmente la tasa interbancaria bajó 13 puntos y se ofreció en 15,71%, muy por debajo tanto de la inflación, como de la devaluación esperada, lo que no favorece el arbitraje en favor de los pesos.
 
 

Es importante notar que, si en efecto el BCRA mantiene el sesgo más contractivo observado en agosto y las tasas no repuntan, se estaría evidenciando una caída en la demanda de dinero que se produce por la demora de la demanda transaccional en tomar la posta de la saliente demanda precautoria.

Hasta ahora, en parte por el temor a las consecuencias económicas del Covid y en parte por las trabas de los bancos a los retiros en efectivo, salvo en la corrida de abril, asistíamos a una recomposición de depósitos en plazo fijo y a una mayor demanda de dinero de bolsillo, lo que podía comprobarse en el indicador del BBVA de retiros de dinero de los cajeros, donde en agosto se rompió la tendencia de mayo-julio
 
 
 

Pero si el temor sobre el virus cede, como lo evidencia la mayor movilidad, pero el consumo no aumenta, caerá la demanda precautoria sin que aumente la transaccional y entonces el esfuerzo contractivo del BCRA para mantener a raya la brecha deberá ser mayor.
 
 

Expectativas de consumidores
 
 
Las expectativas de inflación que releva la gente de la Universidad Torcuato Di Tella, subieron 1,9% en agosto y la población encuestada espera un 45% de aumento promedio de los precios en los próximos 12 meses. La inflación esperada en un poco superior en el interior, donde los precios máximos, las promos de precios cuidados y los congelamientos tarifarios son menos marcados; allí la gente espera 46,7% de aumentos, mientras que en Ciudad de Buenos Aires se proyectan cuatro puntos menos (42,7%)
 
 

La confianza de los consumidores mejoró en cambio 8,2% empujado por la suba de 18,9% en predisposición a la compra de bienes durables, la situación personal mejoró 7,9% y las expectativas sobre la macroeconomía repuntaron 3,7%. En todos los casos los niveles son bajos en perspectiva histórica, comparables con crisis anteriores, pero es el primer mes, desde que empezó el aislamiento, que se recuperan las expectativas sobre la macro y la evaluación de la situación personal. Es importante mencionar que el campo de la encuesta se concentra entre el 3 y el 13 de agosto, cuando el dólar blue registraba un valor debajo de los $130
 
 
Economía real
 
 

El dato más importante de la semana fue el reporte de actividad de Orlando Ferreres, que siempre anticipa el dato del INDEC y que confirmó que la economía se contrajo en julio un 0,5% sin estacionalidad y contra el mes anterior, mostrando que se estancó la recuperación del lado de la oferta y que la actividad todavía está 8,9% debajo del nivel de julio del año pasado.
 
 

En particular, sorprendió la caída mostrada en la industria, en Alimentos y Bebidas, que se explica mayormente por la menor molienda de soja, pero también por el frenazo en el consumo de bebidas (Focus Market midió un 12,1% de caída).

En agosto, la demanda de energía eléctrica de grandes usuarios sugiere que la meseta continúa, aunque con una ligera recuperación de 1% en relación con el mes anterior, pero todavía 9,7% debajo del nivel precio a la cuarentena.
 
 

Particularmente en la industria, continúa la recuperación liderada por la industria de materiales de construcción, que ya trabaja 13,1% arriba del nivel pre pandemia y ayuda a que en total la demanda esté 10,7% debajo de la segunda semana de marzo. Se observa un freno aquí también puesto que la semana pasada registrábamos una actividad solo 9,8% debajo de marzo.
 
 
Demanda Agregada
 
 
Todos los datos de demanda global empujan para abajo y frenan la recuperación de la oferta. En julio las cantidades exportadas cayeron 10,7% aunque fueron compensadas por un derrumbe del 24,2% en las cantidades importadas. La inversión medida en volumen físico se contrajo 12,1% interanual, según los datos de Ferreres y por último, el consumo volvió a caer en términos reales en la ultima semana de agosto, medido por el gasto con tarjetas que releva la gente de BBVA, con particular derrape de los servicios.
 
 

Es difícil que veamos recuperación del consumo si no se estabiliza el dólar y se recrea una percepción de apreciación del peso, porque la tasa de empleo, según datos de la Dirección de estadísticas de CABA, está 10% abajo del año pasado y los salarios reales registrados perdieron un 11,3% en la pandemia (los informales probablemente mas).

En contraste, los argentinos atesoraron 49.000 millones de dólares desde el inicio de la crisis en abril 2018 y ese volumen de ahorro podría financiar la recuperación del consumo y la inversión si se percibe un dólar alto que haga rendidor el pasaje a pesos.
 
 
 
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© 2020 Martín Tetaz