miércoles, 31 de marzo de 2021

LO PEOR DE LO PEOR...MIENTRAS LA MUERTE Y LOS CONTAGIOS CRECEN


La vacuna también tiene ideología

Francisco Olivera


El presidente Alberto Fernández en un monitoreo del operativo de vacunación
Si quisiera, Alberto Fernández podría tal vez intentar lo de su amigo López Obrador: perturbado porque el laboratorio Liomont se demoraba en su país con el envasado de la vacuna de AstraZeneca, el líder mexicano acaba de pedirle a Joe Biden varias dosis que le sobran de ese laboratorio, todavía sin aprobar para uso norteamericano.
 Hay, intactas y en medio de la escasez global, 10 millones de AstraZeneca almacenados en centros de fabricación de Estados Unidos. Biden accedió: les dará, a modo de préstamo, 2,5 millones de esas dosis a México y 1,5 millones a Canadá.
No es una colaboración 100% desinteresada, en realidad. Cuando los periodistas le preguntaron a Jen Psaki, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, si ese envío le exigía a México retribuir con gestos de política migratoria, la vocera fue ambigua. “Rara vez hay un solo tema que se esté discutiendo con cualquier país al mismo tiempo”, dijo, aunque después negó que hubiera una contraprestación. Estados Unidos tiene una urgencia evidente, necesita que México contenga a los inmigrantes que vienen de Nicaragua, Honduras y Guatemala, pero Biden pretende ser más sutil que Trump en el pedido y jamás lo reconocerá públicamente. Él y López Obrador hablaron de sus respectivas inquietudes este mes por videoconferencia.
Los analistas la llaman “diplomacia de las vacunas”. Es imposible que los intereses no se entrometan. En noviembre, mientras celebraba en Avellaneda con Kicillof los 25 millones de dosis que suponía que le compraría a Putin, Alberto Fernández intentó despojar de estas contaminaciones a la vacuna. “No preguntamos si tiene ideología, preguntamos si salva vidas”, dijo, como correspondería a un gobierno de científicos. Pero Cristina Kirchner suele ser más directa. Y el miércoles, en Las Flores, mientras le cuestionaba a Estados Unidos haber respaldado el golpe del 76, se atribuyó no solo las gestiones con Rusia y China, sino haber acertado en separar sus gustos personales, como viajar a Disney, de los “intereses nacionales” de una Argentina que debía tener una visión “multilateralista”.
El problema es que ambas apuestas vienen demoradas: los 25 millones de Sputnik V que entusiasmaban al Presidente y los tres de Sinopharm que, según la ministra de Salud, “están en China”. Son problemas de distinta naturaleza. El de los rusos es el stock; el de los chinos, el precio, casi el cuádruple que las de Putin y diez veces las de AstraZeneca. No es fácil negociar con Xi Jinping: no solo exigía al principio cobrar por adelantado 30 millones de dosis, sino que también rechazó la oferta inicial argentina, que era pagar con yuanes del swap entre ambos bancos centrales. Lo primero se negoció; lo segundo fue imposible: el maoísmo del siglo XXI prefiere dólares. Se deberá entonces pagar por lote y en la medida en que llegue cada uno. La cuenta total orilla los 1200 millones de dólares.
“Hace falta un plan B”, dice últimamente Eduardo López, uno de los infectólogos que asesoran al Presidente. El Gobierno habla ahora de un posible acuerdo con el laboratorio Janssen y prefiere no descartar a Pfizer. Pero son opciones que deberá explicar dentro del Frente de Todos, principalmente en la provincia de Buenos Aires. Por lo pronto al cirujano Jorge Rachid, del comité que asesora a Kicillof, que en diciembre ubicó a Pfizer en un punto de difícil regreso: “Pidieron una ley con garantías, con bienes inembargables como son los glaciares, y permisos de pesca”. Y eso que la Argentina había sido, con Israel, el primer país en iniciar conversaciones con el laboratorio norteamericano. Lo acredita una foto que publicó Alberto Fernández el 10 de julio en Twitter: “Recibí en Olivos al gerente general de la farmacéutica Pfizer, Nicolás Vaquer, y al director científico de la Fundación Infant, Fernando Polack. Argentina es el único país de la región donde se llevará a cabo una de las fases de prueba para una posible vacuna contra el Covid-19”, empezó, y agregó: “La selección de nuestro país para llevar adelante estos estudios estuvo basada en la experiencia científica local, en las capacidades operativas y en la experiencia previa de la Argentina en la realización de estudios clínicos. Es un gran desafío y un enorme orgullo para todos”. El mensaje entusiasmó más que nada en La Matanza: Verónica Magario, Fernando Espinoza y Débora Giorgi retuitearon enseguida con alguna felicitación. Lo que pasó después se conoce a medias. Pfizer hizo las pruebas con voluntarios en el Hospital Militar y llegó a ofrecerle al Gobierno más de 10 millones de dosis, que, a medida que crecía la discusión por las condiciones de compra, fueron disminuyendo hasta quedar en 900.000.


Cristina Kirchner aprovechó el desencuentro para adentrarse el miércoles en algo más abarcador, el alineamiento internacional. “¿Quién diría que las únicas vacunas con que contamos hoy son rusas y chinas? Qué cosa, ¿no?”, dijo, el mismo día en que la Argentina anunciaba su decisión de irse del Grupo de Lima, conformado en 2017 para encontrarle una salida a la crisis de Venezuela. Es cierto que la Casa Blanca ya descontaba el anuncio. Y que sus diplomáticos recuerdan que Mauricio Claver-Carone, hoy líder del BID, no creyó en la respuesta que en noviembre de 2019 le daba Alberto Fernández, todavía presidente electo, días después de haber recibido una llamada de respaldo de Trump. Claver-Carone, entonces encargado para América Latina y el Caribe, le transmitió aquella vez que para Estados Unidos era importante que la Argentina no abandonara el grupo. Los demócratas suponen además que, en adelante, la Unión Europea será menos benevolente con Venezuela porque ellos tendrán con la OTAN una mejor relación que Trump. Pero lo que sí importa en Washington son los acercamientos de la Argentina a China. Hay temas estratégicos: la estación aeroespacial de la Patagonia; la licitación para el dragado de la Hidrovía Paraguay-Paraná, que captó el interés de la Shanghai Dredging, y la instalación de antenas de tecnología 5G en América Latina.
Alberto Fernández deberá sopesar estas susceptibilidades en su viaje a Pekín, en mayo. Es lo que esperan seguramente en el Palacio de Hacienda, donde más molestaron las críticas de Cristina Kirchner a Estados Unidos. “¿No sería hora de que nos hagan algún gestito, algunito, digo yo?”, dijo ella, e insistió en que los plazos y las tasas que planteaba el FMI eran impagables. Guzmán debería saber ya que para el kirchnerismo el único costo relevante es el político: el que se paga fronteras adentro. 
En 2008, por ejemplo, la expresidenta prefirió endeudarse al 14% con Venezuela antes que con el Fondo, tres veces más barato. Alberto Fernández debería seguir la misma lógica si quisiera volver a negociar con Pfizer o pedirle dosis a Biden. La vacuna tiene ideología en Washington, Pekín, Moscú o Buenos Aires. La Argentina se diferencia del resto en que no solo politiza sus ventas, sino también sus compras. Eso la lleva a pagar siempre el precio más alto.

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LA PÁGINA DE LORIS ZANATTA


El feudo, ascendido a la categoría de “comunidad organizada”

Loris Zanatta



El de Formosa no es un caso único en la Argentina ni en América Latina. No es el primero ni será el último. Nos acostumbramos a llamarlos “feudos”, y en el fondo eso es correcto: hay un monarca llamado gobernador y unos súbditos llamados ciudadanos, pero no es la ley la que reina, su impersonalidad, su universalidad. El “feudo” se basa en relaciones serviles y personales: protección a cambio de lealtad, favores a cambio de obediencia, prebendas para el devoto y ostracismo para el hereje. Es un organismo sostenido por redes familiares, clanes y clientelas que mortifica la independencia y premia el conformismo, mata la iniciativa y celebra al gregario. Su lógica es férrea y primitiva: para ascender sirven influencias; para sobrevivir, la protección del caudillo. De él emanan el poder en la tierra y en el cielo, en él se encarnan la identidad, la historia, la cultura del “pueblo”. Todo organismo tiene su cabeza, ¿verdad?
Pero lo que nosotros llamamos “feudo” Gildo Insfrán lo llama “comunidad organizada”: basta con consultar su elegante página web y repasar las 252 páginas de los “Fundamentos filosóficos y doctrinarios del modelo formoseño”. ¡Nada menos! En el fondo, esto también es correcto. Y coherente: sus raíces culturales se encuentran en Guardia de Hierro, en el “Modelo argentino” que Perón firmó poco antes de morir y en cuya redacción, es notorio, contribuyó el padre Bergoglio. Cualquiera que lo lea no tendrá problemas en notarlo. Es el peronismo en estado puro, libre tanto de las contaminaciones marxistas que siempre lo han asediado como de las sirenas “sinárquicas” que a veces lo tientan. Ahí encontramos la doctrina social de la Iglesia y la representación de los cuerpos sociales, la tercera posición y la doctrina “nacional, social y cristiana”. Y el “pueblo mítico” –¿qué duda cabe?– que en el peronismo vive su cultura, renueva su identidad, perpetúa su armonía primigenia, resguardándola de la desintegración imperialista, de la furia neocolonial, de la fría rapacidad occidental.
Multitudes de antropólogos y filósofos, etnólogos y teólogos, algunos brillantes y agudos, otros confusos y enrevesados, contribuyeron a la construcción y celebración de este mito. Ladrillo a ladrillo, hicieron realidad el relato, modelo el legado, virtudes los defectos, hasta que la oruga se convirtió en mariposa y el “feudo” ascendió a “comunidad organizada”, sinónimo de emancipación, liberación, redención, corazón pulsante y destino del “pensamiento nacional”. Hay, dicen, en ese “pueblo” algo profundo y enigmático, un misterio hecho de ritos y símbolos. Rural y telúrico, en él vive “lo americano”, impermeable y resistente al “europeo” urbano y letrado. Es el sentir “seminal” contra lo “causal”, la emoción contra la lógica, la naturaleza contra la cultura, la fe contra la razón. Es “lo nacional” contra “lo colonial”. De ahí su “superioridad”, por ser “genuino, propio y esencial de América Latina”. El peronismo es este tipo de “pueblo”. Quien no lo entiende ni lo comparte es “antipueblo”.
¿Es un relato bien fundado? ¿Es la América profunda realmente el revés de Europa? ¿Son el indígena y el mestizo realmente una humanidad separada, inmutable en el tiempo, arquetipo eterno, cultura tallada en el mármol? ¿Formosa es realmente un mundo aparte y los que criticamos somos colonialistas etnocéntricos? ¿O es el típico esquema populista que enfrenta un “pueblo puro” e idealizado a una “elite corrupta” y demonizada? ¿O es el paternalismo habitual de clérigos e intelectuales, la conocida “fascinación por la barbarie”? Ambos han estado siempre en guerra contra la secularización que los baja del pedestal, contra la historia que erosiona su aura sagrada. Y su culto al “buen salvaje” siempre alimentó el del “buen revolucionario”, el caudillo que conducirá al “pueblo” a la tierra prometida.
La verdad es que este relato no resiste la prueba de la historia. La historia europea, no menos que la americana, está plagada de mitos similares. El “descubrimiento del individuo” generó la nostalgia romántica del “pueblo”; el nacimiento de la industria, el revival ruralista; el progreso de la ciencia, la reacción religiosa. A cada ola racionalista le siguió una resaca espiritualista; a cada flujo migratorio, un rebote nativista; a cada ciclo liberal-democrático, un anticiclo populista. Así fue en el pasado y así sigue siendo hoy: soberanistas y neoborbónicos, supremacistas y terraplanistas, todos tenemos nuestros “insfranes”, nuestros cruzados de las “pequeñas patrias”, nuestros señores feudales con el “pueblo” siempre en la boca. ¡En Italia hay quienes todavía se quejan de la “colonización” piamontesa del sur!
No hay ninguna Europa “racionalista” por un lado y ninguna América “telúrica” por el otro: ambas son una y otra cosa al mismo tiempo, ambas están atravesadas de diferentes maneras por los mismos clivajes. La retórica nacional popular es tanto una ideología como una mentira. Tanto es así que los intelectuales argentinos que más mitificaron al “pueblo” y crearon el misticismo populista tienen nombres europeos –Rodolfo Kusch, Amelia Podetti– y que europeos fueron los filósofos y antropólogos que los inspiraron. Y no cualquier europeo, sino aquellos como Martin Heidegger o Mircea Eliade, quienes, impulsados por el amor al mundo orgánico perdido y el odio al “desencanto” de la modernidad, adhirieron a los fascismos; al tipo de régimen, holístico y corporativo, que también inspiró al peronismo y que resuena en el “Modelo argentino” preconizado por Gildo Insfrán. 
Todo tiene sentido.
Visto así, el caso de Formosa es un cuadro en blanco y negro. Es negro porque la prosaica realidad de autoritarismo y miseria choca contra el escenario de cartón pintado a fiesta del “pueblo mítico”, de la “comunidad organizada”: típico de las sociedades cerradas y serviles, autárquicas y feudales. Es blanco porque nada es para siempre, las culturas cambian, la gente protesta, las celdas se abren. Entonces sucede que alguien quiera salir del mito y construirse su propia historia por sí mismo.

Ensayista y profesor de historia en la Universidad de Bolonia

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Empieza el año real, con una mamushka de incertidumbres

Guillermo Oliveto

Si bien el calendario indica que sucede el 1° de enero, en la Argentina la evidencia empírica demuestra que, salvo excepciones, “el año real” comienza después de Semana Santa. La tradicional celebración religiosa oficia como el último respiro, para algunos espiritual, para otros recreativo o turístico, antes de quedar cara a cara con la realidad. Este año el efecto promete potenciarse. El próximo lunes 5 de abril no quedará más remedio que juntar fuerzas, temple y coraje para adentrarse en la frondosa niebla.
En el último relevamiento cualitativo que hicimos en Consultora W para medir el humor social de los argentinos nos encontramos con una figura que opera como una extraña y novedosa síntesis conceptual del sentir colectivo: “la mamushka de incertidumbres”. Una incertidumbre contiene otra incertidumbre, que a la vez tiene otra incertidumbre adentro y así hasta cubrir prácticamente todos los aspectos relevantes para la sociedad.
La pandemia, las vacunas, la temida nueva cuarentena –que podría ocurrir o no, pero solo que exista la posibilidad, sumado al traumático recuerdo del año pasado, es más que suficiente–, la salud, el trabajo, la escuela, los precios, el consumo, la calidad de vida, las tensiones emocionales, los padecimientos físicos, la inseguridad, las disputas políticas, las elecciones, el presente, el futuro.
La reciente medición cuantitativa del Observatorio de Psicología Social de la UBA –3078 entrevistas a nivel nacional, del 3 al 10 de marzo– convalida nuestros registros. Al pedirle a la gente que definiera con una palabra lo que les dejó 2020, por abrumadora mayoría la dominante fue incertidumbre. Luego tristeza, miedo, angustia, soledad, pérdida, desastre, terror. La única positiva, aprendizaje.
Comparando con la prepandemia, el 41% dijo que sus relaciones en el ámbito laboral están peor, el 30% señaló lo mismo en la relación con sus amigos y el 26% afirma que empeoró la situación con su pareja. Entre los jóvenes se dio el peor indicador: el 47% ve un deterioro en las relaciones con su ámbito de estudios. Los vínculos sociales se deterioraron, los lazos están más débiles.
Al indagar cuáles son las tres palabras que mejor describen su sentimiento actual, una vez más domina incertidumbre: 42% de los entrevistados la mencionan. Cansancio, reflexión y agotamiento, cada una, 26%. Paciencia, 23%. Angustia, temor al futuro y bronca, 19% en los tres casos.
Fragilidad emocional
Como se puede apreciar, el capital emocional con el que la sociedad ingresa al año real es de una fragilidad extrema. Los argentinos tenemos la piel curtida. Estamos acostumbrados al vértigo y a los cambios repentinos. Sabemos girar en el aire. Esta vez es diferente. Tantas variables con una dinámica prácticamente aleatoria en simultáneo “es un montón”, como dirían los centennials.
Nos autopercibimos arriba de un trompo que da vueltas con velocidad creciente y que puede terminar en cualquier parte. Es lógico que estemos mareados, descolocados, desconcertados. La toma de decisiones se dificulta. Tanto en lo trascendental como en lo nimio. El día a día está “trabado” y resulta engorroso lograr que las cosas sucedan.
Concluido “el veranito” del verano, los gestos se vuelven más adustos. Por una cosa o por la otra, “todos” están incómodos. La calle “raspa”. En términos del lenguaje popular, “la mecha está corta”.
El mundo es una gran mamushka adicional. Allí conviven la esperanza, el agobio y la tragedia. El premier británico, Boris Johnson, anunció el 22 de febrero un plan de reapertura en etapas que concluirá el 21 de junio abriendo desde entonces todo “para siempre”. Los británicos esperan con ansias el 12 de abril: ese día vuelve la vida a la calle. Reabren los pubs, los restaurantes y el resto de los comercios no esenciales. El plan es creíble. Gran Bretaña ya vacunó con al menos una dosis al 43% de su población. Es decir, más de 28 millones de personas.
El nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció que el próximo 4 de julio, cuando se celebre el Día de la Independencia de su país, no será un aniversario más. Le prometió a su población que esta vez quedarán libres del virus y podrán regresar a una vida relativamente normal. También es verosímil. A una velocidad récord, ya les aplicaron al menos una dosis de la vacuna a 84 millones de personas, el 25% de la población.
Y sin lugar a dudas “el caso” de donde brota la esperanza global es Israel. Lidera el ranking mundial de eficiencia en la inmunización. El 60% de la población ya recibió una dosis por lo menos y el 53%, ambas. Tanto los contagios como los fallecimientos se redujeron drásticamente. Las vacunas funcionan.
La otra cara de la moneda es la Unión Europea. Allí los niveles de vacunación son mucho más bajos y la pandemia sigue teniendo altísimos niveles de complejidad. Tanto Italia como España, Francia e incluso Alemania todavía no llegaron a vacunar al 10% de su población. Todos sufren fuertes restricciones desde hace meses. Tuvieron segunda ola y segunda cuarentena.
Las ventas de los comercios que crecieron prácticamente durante todo el año pasado en Alemania, con una gran gestión de la primera ola, y que concluyeron el fatídico 2020 con un +4%, en enero cayeron un 9% (último dato oficial disponible). Si los que venden no pueden abrir y los que compran no pueden salir, es muy difícil que el resultado sea bueno. Ese mismo mes las ventas cayeron en Italia el 7%, en España el 9,5% y en Francia 4,5%. La cercanía afectiva hace que sean países a los que los argentinos miran mucho. La mamushka global de incertidumbre incrementa la ansiedad: casi “no hay escape”.
Fenómeno global
En un artículo que publicó el 21 de marzo en el diario El País de España, el filósofo coreano Byun Chul Han plantea que así como la pandemia aceleró tendencias que ya existían en la tecnología, como el comercio electrónico, el home office y las videoconferencias, hizo lo mismo con los trastornos sociales. “El SARS -CoV-2 es un espejo que refleja las crisis de nuestra sociedad. Hace que resalten aun con más fuerza los síntomas de las enfermedades que ya se padecían antes de la pandemia. Uno de estos síntomas es el cansancio. De un modo u otro, todos nos sentimos hoy muy fatigados y extenuados. Se trata de un cansancio fundamental, que permanentemente y en todas partes acompaña nuestra vida como si fuera nuestra propia sombra. Durante la pandemia nos sentimos incluso más agotados que de costumbre. Hasta la inactividad a la que fuerza el confinamiento nos fatiga”.
El fenómeno de una sociedad agotada, como todo lo que se vincula con la pandemia, es global y sincrónico. Para comprenderlo en toda su dimensión es un error abordarlo de un modo parcial. El único eje ordenador posible es partir de la condición humana. Porque es justamente lo humano aquello que está amenazado. Peligran tanto la vida en sí misma como el estilo de vida que teníamos, disfrutábamos y queríamos. Abruman los pesares, desapareció la alegría. Es lógico entonces que estemos “a flor de piel”.
En la Argentina, las dificultades extras, tanto estructurales como coyunturales, hacen las cosas aún más difíciles. Ahora que comienza el año real habrá que calibrar muy bien la toma de decisiones. Tanto las políticas como las económicas, así como las empresariales y comunicacionales, requerirán mucha precisión.
Estamos patinando sobre hielo. Delgado y quebradizo.

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PLACERES


Cine
Sweet thing, de Alexandre Rockwell


El desembarco de Sweet thing en la programación del bafici se produce luego de un recorrido internacional que le valió un premio a la mejor película en una de las secciones paralelas del Festival de berlín. La última película de Alexandre Rockwell nos retrotrae a las mejores épocas del festival, cuando “cine independiente” era sinónimo de pocos recursos y mucha experimentación formal. Por esa línea avanza la historia de billie y Nico, dos chicos –interpretados por los hijos del director– que se escapan de un padre borracho y una madre indiferente para lanzarse a una aventura que parece la contracara indie de Stand by me. En ella, Rockwell hace convivir las travesuras juveniles con los peligros del abuso sexual, hilvanados a través de una excelente banda de sonido y un uso de la cámara en mano que recuerda a las películas de Cassavetes. Sábado a las 18.45 en Av. Olazábal 1784 y disponible para streaming en la web del Bafici

Literatura
Un lugar guardado para algo, de Luciana Cáncer



Decir que Un lugar guardado para algo es un libro sobre la anorexia puede funcionar bien como estrategia comercial pero deja de lado las sutilezas de la búsqueda literaria y personal de su autora. Luciana Cáncer afirma que “hay tantos casos de anorexia como personas frágiles con la predisposición necesaria para desarrollar una enfermedad así”. Y ahí parece radicar el objetivo de su libro: contar una historia marcada por el hambre y las privaciones pero también armar un discurso que le permita entender cómo y por qué llego a eso. bucear en las motivaciones que subyacen a los excesos, las obsesiones, el autocontrol y, sobre todo, al vacío que lo consume todo pero también es impulso vital. Los mejores momentos de la pluma de Cáncer sin duda aparecen cuando transfigura el dolor a través de metáforas o imágenes poéticas y logra llegar a lugares donde la razón se queda sin recursos. Ediciones B


Arte
Terapia, en el Malba
N. S.

La exposición que se inauguró la semana pasada en el MALBA es una apuesta tan arriesgada como interesante. En primer lugar, por la magnitud de una muestra que incluye cerca de 200 obras y más de 50 artistas. Pero, sobre todo, por el cruce entre una disciplina teórica como el psicoanálisis y las expresiones artísticas que surgieron bajo su influjo. En algunos casos, el vínculo se da por intereses compartidos –como los sueños en las obras surrealistas de Juan battle Planas o Fermín Eguía– pero, en otros, la influencia de la terapia se vuelve central produciendo obras como los Rorschach de Margarita Paksa o el arte siniestro de Libero badii. El hallazgo de la propuesta de los curadores Gabriela Rangel, Verónica Rossi y Santiago Villanueva fue romper con la burbuja del arte puro y percibir los intercambios con otras formas de creación y pensamiento. Sábado de 12 a 20. Av. Figueroa Alcorta 3415


Gastronomía
Enero


Desde su apertura hace ya casi 2 años, Enero Restaurant viene haciéndose cargo de la difícil tarea de renovar la imagen de la Costanera y recuperar el brillo que de otras épocas. Con una gran propuesta gastronómica y una sólida barra de tragos, apostaron a la puesta en escena con una decoración selvática que trasladara a un clima de vacaciones eternas. Con la llegada de la pandemia, las ambiciones de la propuesta no retrocedieron sino que se ampliaron a través de un nuevo ciclo after office –con música en vivo y carta propia–, una barra de sushi –a cargo de Sebastián Serrano, de Osaka– y la llegada del chef colombiano Diego hernández Olave, quien logró plasmar en la carta sus 20 años de experiencia a lo largo de toda Latinoamérica. Una prueba de eso son sus tacos de molleja con mole de maní y emulsión de ají amarillo o el pulpo a la parrilla con salmorejo y papines a las chapa. Sábados de 12 a 2. Av. Costanera Rafael Obligado 6710

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EL ECONOMISTA....NOTICIAS

 


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AMIA CULTURA....SANDRA MIHANOVICH....MIÉRCOLES 28 DE ABRIL


¡Una consagrada artista llega a AMIA Cultura para un concierto online inolvidable!
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SANDRA MIHANOVICH presenta NO HABRÁ FRONTERAS
Un viaje por esas canciones que nos pertenecen, por recuerdos y emociones.

Día: Miércoles 28/04.
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Inscripción gratuita en https://cultura.amia.org.ar/.../sandra-mihanovich.../



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EL ECONOMISTA....NOTICIAS

 

EL ECONOMISTA....CRYPTOS




Paraguay 776, Capital Federal, Argentina

La semana pasada informamos el acuerdo que Visa había hecho con Crypto.com y que le permitía a esta empresa el otorgamiento de préstamos con colateral en criptomonedas.

Por otra parte, comentamos que ambas compañías se habían asociado previamente para poder comprar en 30 países usando la tarjeta fondeada con criptomonedas.

Esta semana dieron otro paso adelante. La emisora de tarjetas más grande del mundo anunció que crypto.com pudo liquidar sus transacciones usando el criptodólar USDC sobre la blockchain de Ethereum.

Hasta ahora ese pago se realizaba en el formato tradicional utilizando depósitos bancarios. Esto obligaba a Crypto.com a vender criptomonedas para obtener los fondos con los cuales liquidaba sus posiciones con la emisora de tarjetas.

Ahora, en vez de hacerlo así, Crypto.com envió los criptodólares USDC a la billetera virtual de Visa. Para poder operar en el mundo cripto, VISA utiliza los servicios de Anchorage que realiza la custodia de las monedas digitales.

USDC es la stablecoin emitida por el Center, ya cuenta con US$ 11 billones en circulación y es la que más ha crecido en los últimos tiempos. De hecho, es la segunda en capitalización de mercado detrás de USDT (Tether), sobre la cual pesan fuertes dudas respecto al respaldo de sus fondos.


Tesla acepta pagos en Bitcoin

Visa no es el único que acepta pagos con criptos.

Elon Musk, fundador y CEO de Tesla, subió un tweet donde informó que "ya se pueden comprar autos Tesla pagando con Bitcoin". Esta modalidad sólo está disponible dentro de Estados Unidos y se extenderá a otros países este año.

Agregó además que Tesla pretende conservar esa criptomoneda ("Hodl" en la jerga del ecosistema) y no venderla por dinero fiat, lo que refuerza el respaldo de Musk hacia aquella moneda digital.


George Soros invierte en Bitcoin

Soros es un nuevo participante en la fiebre del Bitcoin. Si bien no compró directamente el criptoactivo, se supo que la Soros Fund Management se sumó a la ronda de capital levantado por NYDIG, un broker y custodio regulado.

El monto total que destinaron los inversores fue de US$ 200 millones en una inversión de la que participaron, además del húngaro americano, Morgan Stanley y New York Life, entre otros.


El mundo NFT no detiene su marcha

Por su parte, los NFTs (Non Fungible Tokens) continuaron con el "momentum" que comentamos la semana pasada.

Esta vez el New York Times se sumó a la fiesta y puso a la venta un artículo de su diario.

PayPal presenta un servicio de pago con criptomonedas

Criptomonedas: qué debo saber antes de comprar

Tecnología blockchain, una revolucionaria oportunidad para la gestión pública

Cryptos & CBDC es semanal y se publica los miércoles.  Consulte todas nuestras historias sobre criptomonedas en el sitio de El Economista aquí y cuéntenos cómo lo estamos haciendo en cryptos@eleconomista.com.ar


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