miércoles, 31 de octubre de 2018

CCK NOVIEMBRE....AGENDA


Agenda CCK - Música, Artes Visuales, Espacio Infancia, Sonido y Arte Digital, Visitas Guiadas.
















CCK | Sarmiento 151 | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | C1041AAC

LA PÁGINA DEL MORDAZ,


LOS BURGUESES DE CALAIS
La ciudad de Calais, por ser la que más próxima se encuentra de la costa inglesa de Dover, es hoy día la vía de comunicación más importante entre Francia e Inglaterra, mediante los ferris y el túnel bajo el Canal de la Mancha. Sin embrago, si nos remontamos al siglo XIV el flujo de personas era unidireccional. Quienes venían en barco desde Dover no perseguían intenciones comerciales ni turísticas, llegaban a las costas de Francia con propósitos de invasión.
Para el rey Eduardo III de Inglaterra, el puerto de Calais era un sitio estratégico en esa parte del mar del Norte que se estrechaba a tal punto que con un buen catalejo, podían verse los blancos acantilados de la costa opuesta. Así comenzó la guerra de los 100 años que tuvo a la ciudad como epicentro. Contaba con imponentes murallas y las fuerzas de Eduardo III intentaron penetrarlas repetidas veces, pero no lo lograban. Finalmente, el rey decidió asediarla hasta que la población se entregara acuciada por el hambre.
Aquí comienza la historia de “Los Burgueses de Calais”. La gran mayoría de los turistas en viaje hacia Inglaterra, no suelen detenerse en esta ciudad, pero quien lo haga, forzosamente ingresará a la plaza central donde se encuentra la intendencia llamada por los franceses Hotel de Ville. En el medio del parque encontrará una curiosa escultura que se yergue sobre un modesto pedestal.

Los burgueses de Calais. Por Auguste Rodin.
La componen seis figuras humanas de tamaño natural, están juntos, pero no lo están. Cada uno divaga con la mirada perdida en diferentes direcciones, algunos con gesto de resolución, otros parecen apáticos o angustiados y no hay diferencias jerárquicas en el grupo. Dos de ellos se inclinan cabizbajos, otros tienen la cabeza erguida y hay quien se tapa el rostro con las manos ante la fatalidad del destino que les espera.

Detalle
Todos visten harapos y uno de ellos lleva las llaves de la ciudad. August Rodin fue el creador de esta obra fascinante y maravillosa que fue inaugurada a fines del siglo XIX y rompe con todos los moldes del clasicismo escultórico.



Detalle
Retrocedamos ahora al siglo XIV donde el Concejo de la ciudad y los vecinos pidieron pactar la rendición, porque la falta de alimentos se había vuelto insostenible. En respuesta, Eduardo III amenazó con arrasarla a menos que seis vecinos se humillen ante su presencia, vestidos de harapos, descalzos y con sogas de ahorcado al cuello.
El alcalde de la ciudad Jean de Vienne, mediante un bando, informó al pueblo, reunido en la plaza, de la decisión del monarca inglés. ¿Quiénes estarían dispuestos a sacrificar su vida para que se levantara el sitio? Eustache de Saint Pierre, hombre de edad avanzada y probablemente el más rico comerciante de Calais, se adelantó unos pasos y aceptó la dura oferta. Dirigiéndose al alcalde exclamó con voz firme y potente:
─Monsieur, sería una gran desgracia permitir que el pueblo muera de hambre y sed si podemos encontrar una alternativa. Estoy convencido de que cumpliría la voluntad de mi Dios si me ofreciera por estas personas y me entregara así como el primero en salir descalzo y con la cabeza descubierta, vestido en camisa y con una soga alrededor de mi cuello y me entregara a la voluntad del rey inglés.
En pocos instantes otros cinco le siguieron y, de acuerdo con las condiciones impuestas, se encaminaron hacia el campamento inglés y se postraron ante el rey que los contempló silencioso durante un tiempo que a los seis desdichados les debió parecer eterno.
Finalmente se paró y dio la orden de que los ahorcaran. Uno de los caballeros de la corte le suplicó al rey que los perdonara, alegando el argumento de que si así lo hacía sería visto como el noble gesto de un monarca benévolo y justo, mientras que si los condenaba, sería tildado como un hombre cruel que hacía ahorcar a seis nobles, quienes por su propia voluntad, mostraron coraje y grandeza al salvar a los habitantes de Calais.
La ira del rey aumentó ante la actitud del cortesano y le ordenó que se retirara de la sala. Entonces su esposa, Felipa de Henao, se le acercó llorando y suplicó:
─Mi buen señor, desde que crucé el mar con gran peligro para encontrarme con vos, nunca os he pedido un favor. Ahora os pido, como la más humilde de las ofrendas, por el Hijo y la Santa Madre y por vuestro amor a mí, respete la vida de estos seis hombres.
El rey la miró en silencio y desconcertado. Era muy difícil contradecir a la reina quien en ausencia de su esposo en varias oportunidades había actuado como regente, lo había acompañado en sus expediciones a Escocia, Francia y Flandes y además, por su espíritu bondadoso, era muy popular entre el pueblo.
Luego de una breve reflexión, Eduardo III respondió:
─Oh, Milady, deseo que estuvierais en algún otro lugar que no éste. Me habéis suplicado de tal forma que no puedo negarme: Os los entrego, haced con ellos lo que queráis.
Felipa ordenó que les retiraran las sogas y los llevó a sus aposentos, donde les ofreció ropajes y una cena. Luego los proveyó de dinero y los condujo fuera del campamento inglés y a la libertad.En 1884 la municipalidad de Calais retomó un proyecto que se había gestado varias décadas atrás: la creación del monumento como homenaje a Eustache de Saint Pierre y los ciudadanos ilustres. El encargo de ejecutar la obra recayó sobre Auguste Rodin, cuya reputación como el mejor escultor de Francia era incuestionable.
Los Burgueses de Calais fue una de las esculturas más queridas por Rodin, junto con El beso y El pensador. Durante varios años realizó numerosos bocetos. En su estudio surgían y desaparecían maquetas de terracota y yeso. Ante su mirada crítica desfilaban modelos semidesnudos cubiertos de harapos a quienes les hacía adoptar gestos y posiciones, por momentos separados y por momentos reunidos. Finalmente consiguió plasmar, no cuerpos humanos en su realismo anatómico, sino seres conflictuados por la emoción de un triste desenlace.
Rodin, tras descartar el típico monumento con un gran pedestal, optó por situar a los personajes sobre una mínima peana triangular, casi a la altura del espectador, lo que les daba más humanidad.
En ésta, como en el resto de sus creaciones se evidencia cómo el artista se distanció del neoclasicismo escultórico, mientras se acercaba a la pintura de sus coetáneos: los impresionistas.
A semejanza de lo ocurrido con los impresionistas, la escultura de Rodin no fue adecuadamente comprendida por la sociedad francesa que siempre tuvo un espíritu conservador, pero con el tiempo fue ampliamente aceptada.
En julio de 2008 se exhibió en el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires una muestra de 70 obras de Rodin y entre ellas figuraba una copia de Los burgueses de Calais. Tuvimos la suerte de contemplarla girando alrededor de la escultura para apreciar, los gestos posiciones y actitudes de los seis personajes que aparentan ser mendigos, infelices y desventurados, pero al conocer la historia, mágicamente se transformaron en superhombres.

Comentario de Los burgueses de Calais de Rodin. arte Torreherberos.08/05/2011. http://artetorreherberos.blogspot.com.ar/2011/05/comentario-de-los-burgueses-de-calais.html
Exponen importantes obras de Auguste Rodin en Buenos Aires. Clarín, 11/07/2008.
Burgueses de Calais, Rodin. La Guía Arte 23/05/2015.
Los burgueses de Calais. Testigos de la Historia. Arel.Arte 21/10/2016.

LA PÁGINA DE ALFREDO SERRA,


La heroica cruzada de la monja francesa que salvó miles de vidas del nazismo (entre ellos a François Mitterrand)Con astucia, coraje y en peligro de muerte burló a los guardias de varios campos nazis

Por Alfredo Serra
La monja Helena Studler, junto a otras de sus compañeras de la Compañía Hijas de la Caridad, en una actividad benéfica
El 10 de mayo de 1981, a sus 65 años, el socialista François Mitterrand asumió la presidencia de Francia, y dejó el poder catorce años después, el 17 de mayo de 1995. Será el presidente francés que más tiempo duró en el cargo.
Pero nada de eso habría sucedido sin la ayuda de una ignota monja francesa: Mitterrand estaba destinado a morir en un campo de prisioneros del nazismo.
En el mismo mes y año en que el líder socialista entregó los símbolos del mandato, monseñor Charles Molette, presidente de los Archiveros de la Iglesia de Francia, publicó el libro Sacerdotes, religiosos y religiosas de la resistencia al nazismo, 1940–1945.
Allí, en el capítulo III, apareció por primera vez el nombre de la monja vicentina Helena Studler…
Nacida en Amiens en marzo de 1891, su padre, alsaciano, se refugió en esa comarca para no perder su nacionalidad, ya que después de la derrota de Francia en la guerra franco–prusiana (1871), Alsacia–Lorena quedó en manos de Alemania.
En 1912, muertos sus padres, Helena, de 21 años, entra a la Compañía de las Hijas de la Caridad, y pronto es una "monja mariposa", como las llaman, por su gran tocado blanco –el cornette– que se asemeja a dos alas desplegadas que se agitan cuando el viento sopla con fuerza…
No tardó Helena en conocer el sufrimiento. Al sonar los primeros cañones de la primera gran guerra (1914–1918), por ser francesa la expulsan del Seminario de Belletanche, cerca de Metz, entonces dentro de tierra alemana.
Recién al terminar la guerra y con Alemania derrotada, pudo volver a Metz y entrar a servir en el Asilo San Nicolás.
Hasta 1939 vive años serenos: nada quiebra la paz de los claustros.
Pero apenas un año después, cuando las hordas nazis ya habían aplastado a Polonia, se enfrenta al espanto, a su bautismo de sangre, y también a lo que será su destino…
Helena Studler
Metz es una filial del infierno. Cientos de prisioneros franceses –soldados y civiles– se arrastran por las calles, extenuados y hambrientos, hasta que las botas del Tercer Reich decidan hacinarlos en vagones y mandarlos a los campos de exterminio.
Los gemidos no cesan. Los heridos no resistirán mucho tiempo: morirán antes del pavoroso viaje…
Algún personaje de la Kommandantur (jefatura), acaso menos por piedad que por indiferencia, firma un permiso para que las monjas del asilo reciban donaciones (ropa, agua, comida, remedios) y socorran a los prisioneros antes de su calvario final en los campos.
Helena y sus compañeras, durante días, en cestas y en carritos, reparten cuanto tienen…, ¡hasta que otro gran espantajo de la Kommandantur cancela el permiso! Es decir, vuelve a encuadrarse en la coherencia del Mal…
Pero, sin siquiera sospecharlo, la bête noir que firmó la prohibición le abrió la puerta al ingenio y la compasión de la hermana Helena, que se preguntó y les preguntó a las otras monjas: "Si no podemos actuar aquí, ¿por qué no llevar las provisiones a los campos de concentración que están más cerca?"
Palabra y acción fueron lo mismo…
Helena convenció a cuatro panaderos para que hornearan panes de tres kilos durante la noche, fuera de la vigilancia de los guardias nazis, y trazó el mapa de los campos de prisioneros a los que llegarían… no sólo para alimentar y curar a esos desdichados: también, a todo riesgo, ayudarlos a escapar a las tierras francesas todavía libres. Los objetivos iniciales fueron Sarrebrück, Stuttgart, Mannheim, Nuremberg, Karlsruhe y Wiesbaden…
El cinco de octubre de 1940, Sor Didion, Superiora del Asilo San Nicolás, escribió en su diario: "La Cruz Roja de Ginebra ha enviado dos delegados para lograr que se les mejore la comida y se les reparta también ropa interior a los prisioneros. Sor Helena ha conseguido para el campo de Tréveris setenta y ocho jerseys, cuarenta calzoncillos, cuatrocientas bufandas, ciento cuarenta pares de medias y trescientos kilos de pan. Pero, ¿qué es todo esto para cuatro mil hombres? Se han hecho en París gestiones para socorrer más necesidades. Dos camiones llegan desde Nancy. Las hermanas marchan en ellos para repartir lo conseguido en Stuttgart, Nuremberg, Mannheim. En el Asilo San Nicolás se duplica el trabajo atendiendo a los evacuados que no han podido volver a sus casas, devastadas."
Ocho días más tarde llega a Metz otra caravana de fantasmas. Prisioneros civiles, curas detenidos en sus parroquias, estudiantes, obreros de fábricas, dementes… Hay muertes cada día, los entierros abruman aun más la dura tarea cotidiana, y muchos fugitivos se ocultan en el asilo para, cuando puedan y de puesto en puesto, llegar a las zonas libres.
Un caos, es cierto. Pero también la pantalla protectora que necesita Helena para llevar adelante su plan, que ya no es una tarea de francotiradora: es una increíble red de fugas, una línea de resistencia que alista a buenas almas sin distinción de clase: comerciantes, obreros, empleados, agricultores, curas, laicos…
Pero, ¿cómo se las compone, qué estrategias, astucias, trucos inventa Helena para evadir prisioneros? Una fórmula en partes iguales de seducción, audacia y buena suerte…

Trata de conseguir camiones bastante grandes que carga con ropa y víveres, y que llegada la noche sirven de vehículos de escape a quienes han podido burlar la vigilancia de los guardias nazis deslizándose por el barro, y a veces protegidos por la bruma o la niebla.
La seducción es más fácil. Bien se sabe que es común en los conventos que novicios y monjes aprendan refinadas técnicas para destilar licores: el Benedictine, por ejemplo, es el más perfecto del mundo. Y esa sabiduría, alcanzada también por Helena, le permite urdirtoneles de licor que, al llegar a los campos, ofrece a los guardias…
Las libaciones más o menos abundantes nublan la vista de algunos, distraen a otros, alegran a todos, la vigilancia se relaja (ni el nazi más pintado es capaz de resistir dos o tres copas…), y hay final feliz: ¡nuevos prisioneros a salvo!
Y por último, el Factor 19: nombre que dan los militares a la suerte como clave de la victoria o la derrota.
Factor que hasta febrero de 1941 estuvo a favor de Helena, pero viró después hacia su peor cara…
Una fuga fallida puso sobre aviso a los mastines humanos de uno de los campos, y la heroica monja terminó en la sala de interrogatorios (léase "torturas") con su par Sor Cecilia Thil.
Padeció dieciocho sesiones de imaginable "fuerza persuasiva" durante tres días, y acabó recluida en un barracón mugriento.
Agotada, pidió –exigió– un médico, y se le concedió que la atendiera un nativo de Lorena. Sangre francesa. Y golpe de fortuna: diagnosticando que su vida pendía de un hilo, la mandó al hospital Bon Secours.
Salvó su piel, pero no el juicio ante un tribunal del Reich: condenada a un año de cárcel por conspiración contra el Reich… pero en el campo de exterminio de Sarrbrück: es decir, muerte segura.
Helena Studler junto a su familia
La salva –paradoja– un médico alemán, alegando que estaba demasiado débil, grave, y la hizo internar en el Asilo San Nicolás. Entre su gente.
El siete de julio de 1941, por su frágil estado, el ejército ocupante la libera, imaginando que ya no es una enemiga peligrosa.
Pero Helena no cesa. Ayuda a fugarse al cura Maziers, futuro obispo de Burdeos, y a cuarenta y dos compañeros que alcanzan la libertad arrastrándose por las pestilencias una alcantarilla…
Entre ellos hay un joven teniente: François Mitterrand. Y más tarde logra el escape de Henri Giraud, que llegará a general y será hombre clave en la resistencia y la liberación de Francia, ocupada por los nazis desde junio de 1940.
Para entonces, Helena Studler, a la que llamarán "La Schindler francesa", lleva abiertas las puertas de la libertad a más de dos mil prisioneros sin otro destino que la muerte.
Pero no sin otro sobresalto. Tres policías del Reich disfrazados de civiles llegan al Asilo San Nicolás y piden hablar con la hermana Helena…, ¡que acaba de recibirlos! Pero no la conocen. Los hace pasar al recibidor y les dice que la llamará de inmediato. Le explica la situación a otra hermana, que los recibe… mientras ella escapa despojada de su hábito y con ropa de calle, como cualquier mujer.
Por supuesto, la otra hermana les dice a los visitantes que "Sor Helena no está en la casa".
En su diario, la abnegada vicentina escribió su capítulo final. Unas líneas también al filo de la navaja…"Los nazis, pensando que un jefe debe saber siempre en qué lugar están sus tropas, detuvieron a la Madre Decq, nuestra Superiora General, y la interrogaron acerca de mi paradero. Pero ella no lo sabía, y así lo dijo en cada interrogatorio en la cárcel de Sarrebrück. Se la llevaron el once de febrero de 1943, pero la liberaron poco después: el 29 de marzo. ¿Los policías se convencieron de su sinceridad? ¿Alguien intervino? Nunca lo supe. Lo cierto es que la abandonaron en Nancy, llegó a nuestra casa al atardecer del día siguiente, todas las hermanas las recibimos en doble fila, y en la iluminada capilla resonaba un vibrante Magnificat"
Pero el cáncer no le dio más tregua. Murió a fines de noviembre de 1944. Tenía 53 años. No llegó a ver el ya cercano derrumbe del nazismo, pero recibió en sus últimos días de vida un inesperado homenaje: el general Giraud, uno de los hombres que salvó, le impuso la Cruz de Caballero de la Legión de Honor, la Cruz de Guerra con Palmas, y una placa con esta leyenda: "Ha sido uno de los elementos esenciales de la Resistencia y uno de los pilares de la causa francesa en Lorena. Con peligro de su vida ha facilitado a más de dos mil soldados franceses y a numerosos lorenenses perseguidos por la policía, el poder escapar de los calabozos alemanes."

HABÍA UNA VEZ...,


Una historia de misterio sobre una infidelidad inesperada



Jorge Fernández Díaz leyó Dos valijas, un relato de misterio incluido en 

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Quién no, el nuevo libro de cuentos de Claudia Piñeiro.
Dos valijas. Eso dijo Mauro. Volví a preguntar: “¿Estás seguro?”. “Sí, estoy seguro”, respondió con paciencia. Todos me tenían paciencia en aquellos días. “No pueden ser dos”, insistí.
Pero Mauro ya no dijo nada porque ahí estaban las dos, en el recibidor del departamento. Apenas se atrevió a señalarlas con las manos abiertas, las palmas hacia arriba, mientras vacilaba en el marco de la puerta dudando si entrar o irse.
“Pasá y tomamos un café”, le dije. “¿Estás de ánimo?, mirá que no hace falta. Si querés descansar, o estar sola…” “No, tomemos un café que me va a hacer bien”, dije sin estar segura de qué cosa me podía hacer bien.
Mauro me había hecho el favor de ir a retirar las valijas de Fabián del aeropuerto y no me parecía bien dejar que se fuera sin siquiera ofrecerle un café. El cuerpo de Fabián lo había retirado mi hermano una semana antes.
Y se había ocupado de todo: reconocer el cuerpo, organizar el velorio, disponer el entierro. Yo no habría podido. Un infarto en pleno vuelo.
Fabián había subido vivo en Chile y bajado muerto en Argentina. Un médico que viajaba en el avión le hizo masajes cardíacos y otras maniobras. Pero no fue suficiente. Mi marido murió diez minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de Ezeiza.
Los primeros días después del entierro sólo podía pensar en ese preciso momento, el de su muerte, cuando el médico miró a alguien, la azafata tal vez, y dijo: “Ya no hay nada que hacer”.
Pensaba también en los otros pasajeros, en el resto de la tripulación. Qué habrá pensado cada uno de ellos, qué habrán hecho, cuál habrá sido la última cara que Fabián vio antes de morir, cuáles los últimos ojos con los que hizo contacto, quién le tomó la mano si es que alguien se la tomó, quién le habló hasta que se fue.
Quizá me concentraba en esos detalles para seguir pensándolo vivo, para tenerlo conmigo en ese instante anterior a la muerte en el que yo no pude estar a su lado. Hasta que llegaron las valijas y las preguntas cambiaron radicalmente.
Mauro me esperaba sentado en el living cuando aparecí con la bandeja y los cafés. “Estaba segura de que había viajado sólo con una valija”, dije otra vez mientras le alcanzaba su taza.
“A mí también me sorprendió, no fueron tantos días. Pero pregunté y me mostraron que las dos etiquetas están a su nombre, de hecho todavía las tienen puestas”, dijo Mauro, y se acercó a una de las valijas, tomó la etiqueta que colgaba de la manija y leyó, “Fabián Tarditti”. Luego hizo exactamente lo mismo con la otra: “Fabián Tarditti”.
Levantó la vista y me miró como con resignación. “Quizá compró cosas allá y no le alcanzó el espacio, o traía folletería de la empresa. Ya verás cuando las abras, pero quedate tranquila que las dos son de Fabián”.
“Sí ya veré”, le dije, y se me llenaron los ojos de lágrimas. “Perdoname, estoy harta de llorar”, me disculpé. “Es lógico”, me consoló y preguntó: “¿Cómo está Martina?”.
“Supongo que mal, se le fue su padre, tan de repente. Pero hace un esfuerzo por sostenerme a mí, así que me demuestra poco. Espero que se descargue con sus amigas o con su novio.”
“Seguro que sí”, dijo Fabián. Yo asentí, me tomé mi café, y ya casi no hablamos más. “¿Querés que te ayude a llevar las valijas al cuarto?”, me ofreció Mauro antes de irse.
Pero le dije que no, todavía no estaba preparada para abrirlas y encontrarme con las cosas de Fabián. Y tampoco quería dormir con ellas en nuestra habitación.
Recién me ocupé de las valijas tres días después; pasaba junto a ellas, salía y entraba al departamento, pero no las movía de donde Mauro las había dejado.
La noche en que las terminé abriendo venían a comer a casa Martina y Pedro, su novio, y no me pareció prudente que mi hija se encontrara con ellas allí, señalando la presencia de un padre que ya no estaba.
Así que antes de terminar de poner la mesa las empujé a mi cuarto y ahí las dejé. Comimos, charlamos, lloramos un poco. Pedro puso música, nos preparó café, cada tanto le tomaba la mano a Martina o le susurraba algo al oído.
Cuando se fueron por fin me decidí. Tenía que abrir esas valijas aunque me espantara encontrarme con las cosas de Fabián, aunque las prendas que sacara olieran a él.
¿Se guardan las prendas de un muerto en los mismos estantes donde se las guardaba cuando estaba vivo? ¿Por cuánto tiempo? Me acerqué a las valijas.
Las dos tenían candado numérico pero eso no presentaba ninguna dificultad porque, desde que nos vinimos a vivir a este departamento, pusimos siempre en todo candado, locker o cerradura que tuviéramos que compartir los cuatro números de la dirección de nuestra casa: 1563. Veintiocho años vivimos juntos en Salta 1563, quinto piso, departamento A.
Subí una de las valijas sobre la cama, puse los números del candado en la posición 1563 y el candado se abrió. Deslicé el cierre. Allí estaban sus cosas, todo ordenado meticulosamente, como siempre.
No conocí nunca nadie que armara valijas con la perfección con que lo hacía Fabián. El traje gris que llevaba por si tenía reuniones de trabajo más formales. Su camisa blanca. La corbata azul con pintas rojas. Un pantalón sport. Su suéter azul.
Dos remeras. Los zapatos de vestir y un cinturón del mismo cuero en otro compartimiento. El jean lo traía puesto, lo mismo que su camisa celeste de mangas cortas, sus mocasines y su campera de lluvia.
Todo perfectamente doblado, la ropa interior sucia dentro de una bolsa, las camisas abotonadas. El perfume, la pasta dentífrica, el cepillo y los artículos para afeitarse en el neceser de cuero que le regalé para su último cumpleaños.
Cada cosa que sacaba olía a él. Lloré. Dejé para último momento el cierre interior, allí solía guardar los regalos que nos traía de sus viajes.
Fabián siempre viajó por trabajo, dentro del país cuando recién se recibió de arquitecto y durante los años que ejerció la profesión en forma independiente, y a Santiago de Chile, Uruguay y Brasil, desde que trabajaba como gerente regional para una empresa de equipamiento de oficinas.
De cada viaje nos traía algo, aunque fuera una pavada, algo que nos hiciera sentir que estando lejos pensó en nosotros. Cuando Martina se fue a vivir con Pedro, ya no le trajo regalos en cada viaje sino de tanto en tanto, pero a mí sí.
Deslicé el cierre y metí la mano dentro: saqué un sobre de papel, era de una casa de ropa de mujer de Las Condes. Lo abrí, dentro había un pañuelo de seda, color fucsia, con flores celestes, amarillas y blancas. Me lo llevé al pecho y lloré otra vez.
Decidí que por un tiempo, hasta que supiera qué hacer con sus cosas, mantendría el placard de Fabián tal cual estaba. Así que guardé cada prenda en su sitio.
Cerré la valija y la subí al estante de donde mi marido la había bajado el día antes de viajar por última vez. Luego puse la otra valija sobre la cama. Coloqué los números de siempre en el candado: 1563. Pero esta vez el candado no abrió.
Miré los números, dudé si ese seis era un seis o un ocho, me calcé los anteojos y volví a chequear los números: 1563. Probé abrir otra vez y nada. ¿Y si finalmente yo tenía razón y ésa no era una valija de Fabián?
Esta vez leí yo misma la etiqueta que aún colgaba de ella: Fabián Tarditti. Giré los números en el candado y volví a dejarlos en la posición 1563. Tampoco. Pensé un instante. Probé con su fecha de cumpleaños, con la de Martina, con la mía.
No funcionaron. Finalmente volví a la etiqueta y fue entonces cuando empecé a comprender. Debajo de su nombre estaba la dirección y el teléfono. El número de teléfono era el que conocía, el que tuvo siempre, ése al que yo lo llamaba.
Pero la dirección era otra: Jonás 764, Pinamar. ¿Jonás 764 Pinamar? ¿Qué dirección podía ser ésa? Volví al candado. La cerradura tenía cuatro posiciones.
Hice lo mismo que hicimos tantas veces que nos enfrentamos a candados con más dígitos que nuestra dirección: agregar nueves a la izquierda. Puse un nueve en la primera posición, luego un siete, luego un seis y por último un cuatro: 9764.
El candado se abrió. Deslicé el cierre, levanté la tapa y me quedé sin aire. Lo que vi dentro era una copia exacta de lo que traía en la otra valija: el traje gris, la camisa blanca, la corbata azul con pintas rojas, el suéter, las remeras, los zapatos y el cinturón en otro compartimiento, la ropa sucia en una bolsa, un neceser de cuero.
No podía pensar, no terminaba de entender. O no podía entender aún. Entonces deslicé el cierre donde Fabián guardaba los regalos y allí estaba el sobre de papel del negocio de Las Condes. Pero había algo más, otra bolsa pequeña.
La abrí y saqué lo que contenía: ropa de bebé, un enterito de algodón celeste con ositos marrones, un babero y un par de zoquetes. Me recosté en la cama. La cabeza me latía como si fuera a explotar.
¿Dos valijas idénticas significaban lo que se cruzaba por mi mente? Idénticas no, en una había ropa para un bebé. ¿Y si no qué? ¿Por qué alguien llevaba valijas duplicadas? ¿Una mujer y un bebé de Fabián en Pinamar?
¿Qué habría hecho Fabián con la otra valija si no hubiera tenido un infarto en el avión? ¿La habría dejado en la oficina, en el baúl del auto? No podía ser, tenía que haber otra explicación. Pero si la había yo no la encontraba.
Anduve por la casa de un lado a otro, elegí y descarté amigas con quien compartir lo que me estaba pasando. Tampoco quería decírselo a mi hermano. Pensé en Martina, en cómo le diría, en si se lo diría.
También pensé en llamar a Mauro, casi el único amigo íntimo que tenía Fabián. Pero era imposible que Mauro supiera, si hubiera sabido no me hubiera entregado la valija. Hubiera protegido a su amigo hasta las últimas consecuencias.
La hubiera entregado allí donde esta valija debía estar. Y cuando pensé eso, que Mauro hubiera llevado la valija allí donde debía estar, es que supe qué era lo que yo iba a hacer: viajar a Pinamar a entregársela a una mujer que tal vez ni siquiera sabía que Fabián ya no regresaría.
Tomé algo para dormir y dejé que mi cuerpo decidiera qué hora era buena para despertarse. Amanecí como a las diez de la mañana. Cargué en el auto la otra valija, esa que traía una dirección en Pinamar hacia donde me dirigía.
Nunca había manejado sola en ruta antes. Nunca incluso había ido a Pinamar desde que nos habíamos casado. Sí antes, de solteros, cuando Fabián tenía un par de obras allí y lo acompañé a verlas. Pero a mí nunca me gustó la playa.
Así que nuestros destinos siempre fueron otros: Villa La Angostura, Mendoza, Córdoba. Busqué la ruta más apropiada en Google Map. Sabía que tenía que tomar la ruta 2 y luego desviar en Dolores. Allí pregunté, en una estación de servicio.
Me indicaron un camino más corto, un poco desolado pero que me ahorraría más de cincuenta kilómetros. Y eso hice. Quería llegar cuanto antes. Conocer a esa mujer y al hijo de Fabián.
Me pregunté desde hacía cuánto podía ser que estuviera ella en su vida. Yo nunca había notado nada. Fabián había estado un poco distante el último tiempo. Y tal vez los dos estábamos menos cariñosos, o con menos interés sexual.
Pero hacía veintiocho años que estábamos juntos y el hecho de que decayera su libido o la mía no me pareció alarmante ni mucho menos. Ahora me daba cuenta de que su libido no había decaído, sino que estaba puesta en otro sitio.
¿Una mujer de qué edad? ¿Treinta y cinco, cuarenta? Tenía que ser bastante joven para tener un bebé, pero también una edad adecuada como para salir con un hombre de cincuenta y cinco años.
Miré a un lado de la ruta y vi un Cristo gigante que invitaba a un Vía Crucis en Madariaga, así que supe que estaba muy cerca, que pronto estaría frente a la mujer a la que le entregaría una valija que no me pertenecía.
¿Qué le diría? ¿Me enojaría con ella? ¿La insultaría? ¿Le daría el pésame? En la rotonda de entrada a Pinamar me detuve y puse la dirección en el GPS del teléfono: Jonás 764. El GPS buscó y luego me indicó el camino.
Fui despacio, temía llegar y hacer un escándalo. O desmayarme. O no atreverme y volver a mi casa sin dejar la valija. Ir despacio me permitía tomar coraje. Me detuve frente a la dirección con la que abrí el candado.
Era una casa sencilla, con un jardín cuidado delante. Bajé y toqué el timbre. No salió nadie. Insistí. Y luego otra vez. Un hombre que entraba a la casa vecina me dijo: “Están en el bar”. “¿Cuál bar?”, le pregunté.
“El del centro –me dijo–, el de la playa en esta época del año lo tienen cerrado.” “Ah, claro, dije”, como si supiera de qué me estaba hablando.
Y antes de irme agregué: “¿Me indica el camino? Hace años que no vengo de visita y tengo miedo de perderme”. El hombre se puso junto a mí y dibujó en el aire un mapa que traté de aprender de memoria. “A mi Modo, se llama”, dijo.
Lo miré sin entender. “El bar, ahora se llama A mi Modo, le cambiaron el nombre hace un tiempo. Le digo para que no se confunda, por si no sabía.” “Sí, claro, sabía, pero le agradezco”, mentí. Y me subí al coche.
Hice el camino que me había indicado el hombre sin dificultad y ahí estaba el bar: A mi Modo. Entré y me senté en una mesa. Enseguida vino una mujer a atenderme, una mujer embarazada, que no podía tener más años que Martina.
No había un bebé, sino una mujer embarazada. Sentí pena por ella, pero también enojo verdadero, casi odio. ¿Cómo Fabián había podido tener una relación con una mujer de la edad de nuestra hija?
¿Quién era ese hombre con el que compartí veintiocho años y recién ahora empezaba a conocer? ¿Cómo se puede tener un hijo de una chica de veintipico a los cincuenta y cinco años? ¿Cuándo pensaba decírmelo? ¿Pensaba decírmelo alguna vez?
“Perdón, señora, ¿qué le sirvo?”, dijo la mujer en voz alta, seguramente porque ya lo había dicho antes y no la había escuchado. “Un café por favor, un café.” La mujer desapareció detrás del mostrador.
Tuve que controlarme para no ponerme a llorar. La mujer salió de la cocina a buscar algo pero alguien la llamó desde adentro: “Martina…”, y la chica volvió a irse. Se me nubló la vista.
Mi marido tenía una amante de la edad de nuestra hija que se llamaba como nuestra hija. Sentí asco. Me lo imaginé diciéndole cosas en la cama y nombrándola con el mismo nombre que él mismo eligió para Martina.
Yo quería llamarla Carolina, pero él insistió y yo acepté. La chica salió de la cocina con el café, caminó hacia mi mesa y lo dejó frente a mí. Luego me acercó un servilletero y los sobres de azúcar.
“¿De cuánto tiempo estás?”, pregunté con la voz ronca, casi sin pensarlo. “De seis meses. Va a nacer para fin de año.” “Qué bien… –dije–, ¿es un varón?” “Sí, es un varón” –respondió ella–, si no se equivocó el médico que me hizo la ecografía.”
“Sos muy joven para tener un hijo.” “No tanto, tengo veintiséis.” “Veintiséis –repetí–, uno más que mi hija.” Ella sonrió, acomodó una de las sillas de otra mesa y volvió al mostrador.
¿Cómo decirle a esa mujer, a pesar del rencor que sentía, que su hijo no tendría padre porque había muerto de un infarto en el avión que lo traía de Chile? ¿Desde hacía cuánto tiempo estaban juntos? Ella era tan joven.
¿Qué necesidad había tenido Fabián de llevar con ella una vida igual a la que llevaba conmigo? Dos valijas. Me sentía demasiado incómoda, quería irme ya, pero antes debía completar lo que me había llevado hasta allí.
Dejé el café sin tomar y fui al auto. Bajé la valija y volví al bar arrastrándola conmigo. Cuando entré no había nadie. Grité su nombre: “¡Martina!”. Entonces ella salió de la cocina y me vio allí, parada junto a la valija.
“Te traje la valija de Fabián”, dije. Parecía asustada, miró hacia la cocina y gritó: “¡Mamá!”. Una mujer muy parecida a ella salió de inmediato, se detuvo junto a la chica y se quedó mirándome.
Por fin, entendí. En sus ojos vi que ella, esa otra mujer, sabía quién era yo, sabía que Fabián había muerto y por qué estaba allí. Se acercó tomó la valija y dijo: “Gracias por traérmela”. Yo en cambio no pude decir nada, sonreí, me di media vuelta y me fui.
En esa corta distancia que recorrí hasta el auto pasaron por mi cabeza imágenes de la vida duplicada de Fabián: las dos valijas, las dos casas, los dos suéteres azules, los dos trajes, las dos hijas con el mismo nombre, sus dos mujeres. Veintiocho años conmigo. ¿Cuántos con ella? Veintinueve, treinta.
Subí al auto y encendí el motor, antes de arrancar miré una vez más hacia el bar. En la puerta estaba la otra mujer de Fabián parada junto a la valija, un paso más atrás su otra hija. La mujer sostenía en la mano un pañuelo de seda, color fucsia, con flores celestes, amarillas y blancas.

VISITÁ LA CUEVAS DE LAS MANOS EN SANTA CRUZ




Área protegida
Concretan la donación de tierras para crear un Parque Provincial en la Cueva de las Manos
El lugar deja de ser privado y pasa a ser público. Cómo fue el proceso.

La cueva de las manos, cada vez más protegida
Santa Cruz
La Cueva de las Manos, el sitio "Patrimonio de la Humanidad" más importante en términos arqueológicos de la Patagonia, finalmente es público. La Fundación Flora y Fauna, el Municipio de Perito Moreno y la provincia de Santa Cruz celebraron hoy la donación de tierras para la consolidación del Parque Provincial Cuevas de las Manos. Del acto participaron, la gobernadora Provincia de Santa Cruz, y representantes de las organizaciones con las que se formalizó el acuerdo.

Desde hace más de 38 años, el Municipio de Perito Moreno se hizo cargo de la administración y custodia del sitio, con el acompañamiento de los organismos provinciales y nacionales responsables de las leyes existentes. A pesar de ello, la propiedad de esas tierras continuó en manos privadas. En 2015 la Fundación adquirió las tierras con el fin de incorporarlas al sistema de áreas protegidas y fomentar el turismo en áreas protegidas.
Tras la aprobación de la Ley del Parque Provincial, el pasado 27 de septiembre, la Fundación estuvo en condiciones de avanzar con la gestión y traspasar las 600 hectáreas del sitio “Cueva de las Manos” al Estado Provincial. Se trató del último paso del proceso. Eso termina de consolidar, definitivamente, la protección del área.

La cueva de las manos, cada vez más protegida

“Para nosotros es un momento histórico, Flora y fauna sueña con un nuevo destino turístico para la región y que las comunidades cercanas tengan una nueva oportunidad económica. El portal de cuevas de las manos será la capital del inmenso circuito del Parque Patagonia”, declaró Sofía Heinonen, directora de la Fundación Flora y Fauna.
La Fundación Flora y Fauna seguirá trabajando para consolidar el circuito turístico binacional del Parque Patagonia, que integra 8 portales de acceso público a lo largo de las rutas 40, 41, 43 y el respectivo circuito chileno en torno al Parque.

Flora y Fauna (FFyFA) se constituyó en 2010 como una iniciativa de ciudadanos argentinos interesados en la ampliación de áreas protegidas para la conservación de la biodiversidad. Según ellos mismos declaran, se dedican a gestionar financiamiento local y de donantes extranjeros para destinarlos a proyectos de preservación de especies de flora y fauna, promoviendo la educación ambiental y la capacitación en cuestiones asociadas a la conservación. Detrás de ellos, apuntalando sus proyectos, se encuentra otra fundación, Conservation Land Trust, creada por el filántropo ambientalista fallecido, Douglas Tompkins. Su viuda, Cristine McDivitt, sigue adelante de manera fervoroso con todos los emprendimientos de conservación que el magnate impulsó en vida. El de Cueva de las Manos es uno de ellos.

"Es un momento de gran alegría poder entregar las tierras a la provincia de Santa Cruz para conformar el Parque Provincial después de varios años de trabajo conjunto con el Municipio y la Provincia de Santa Cruz", explicó Sofía Heinonen. " Nos sentimos orgullosos de haber ayudado en este paso trascendental que promovieron los arqueólogos con ayuda de los gobiernos desde 1999", agregó.
"Este Parque Provincial se suma a otros parques de la región y juntos ayudarán a promover el Circuito Binacional Parque Patagonia. La economía local, con el nuevo destino turístico a partir de la existencia de los parques darán trabajo, arraigo y una oportunidad de desarrollo a las comunidades de Perito Moreno, Los Antiguos y Lago Posadas", expuso Heinonen.

EN EL CCK DESDE MAÑANA HASTA EL SÁBADO


Basado en Hechos Reales 2018Festival de no ficción - Jueves 1, viernes 2 y sábado 3 de noviembre - Diferentes espacios del CCK


Agenda de talleres, charlas y paneles
Otras secciones
Acerca de Basado en Hechos Reales
Horarios
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Segunda edición del festival consagrado al género de no ficción
Del 1 al 3 de noviembre, el CCK será sede de la segunda edición del festival Basado en Hechos Reales(#BaHR), dedicado a los géneros narrativos de no ficción, que exploran, cuentan o se inspiran en historias reales.
Participarán del encuentro –autogestionado por periodistas y gestores culturales– autores de Argentina, Colombia, Cuba, España, Inglaterra, México, Perú y Suiza. Se proyectarán entrevistas exclusivas a Elena Poniatowska y Mario Vargas Llosa y se estrenará un documental acerca de la Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich. Además, Hernán Casciari ofrecerá una presentación especial.
Todas las actividades son gratuitas. Los talleres y clínicas (cuyo detalle y modo de inscripción puede consultarse en la página web de la organización del Festival) y la presentación de Hernán Casciari requieren reserva de entradas. Al resto de las actividades se ingresa por orden de llegada y hasta agotar la capacidad de las salas. Se recomienda llegar veinte minutos antes de la hora de inicio de cada actividad.





En los distintos talleres, paneles y actividades de #BaHR, más de sesenta autores debatirán sobre los límites entre la ficción y la no ficción, cómo desafiar los estereotipos de género en la escritura, cuál es el lugar actual de los editores, la capacidad de dudar en tiempos de posverdad. También habrá diálogos sobre el recorrido para que una nota periodística se transforme en un libro, acerca del trabajo sobre historias personales y sobre cómo escribir en medio del caos informativo.

Entre los autores argentinos invitados se encuentran Hernán Casciari, Betina González, Ana Wajszczuk, Julián Gorodischer, María O’Donnell, Carolina Reymúndez, Alejandro Wall, Paula Varsavsky, Sonia Budassi, Alejandro Seselovsky, Horacio Convertini, Pablo Plotkin y Luciana Peker. Participarán, además, dos corresponsales de guerra: la británica Christina Lamb, coautora del best-seller Yo soy Malala, y el italiano Domenico Quirico, quien estuvo secuestrado por grupos terroristas en Siria durante cinco meses. El festival contará además con la presencia de Nelly Luna Amancio, fundadora del medio digital Ojo Público y quien formó parte de la investigación Panamá Papers; Camila Segura, editora de Radio Ambulante; el cubano Carlos Manuel Álvarez, la periodista mexicana Marcela Turati, el cronista español Agus Morales y el periodista suizo Sacha Batthyany.

Entre las actividades, habrá charlas relámpago que darán a conocer el perfil innovador de distintos proyectos en diez minutos, y de las que participarán las revistas Late y 5W y los sitios Latfem, NatGeo y RedAcción.

El festival contará con una librería de no ficción que incluirá a autores jóvenes y consagrados, así como novedades editoriales.

También se exhibirá La balada de Nan Goldin, una muestra de fotos organizada por Nano Festival; se proyectarán documentales y se instalará una Ofrenda del Día de Muertos que rendirá homenaje a autores y autoras de no ficción ya fallecidos.

Por otra parte, se lanzó el Premio Leamos, un concurso de crónica breve, que este año tiene como tema la muerte, y que busca estimular a periodistas y autores que residan en Argentina a escribir crónicas y perfiles de calidad. El cierre para enviar los textos fue el pasado 10 de octubre y se recibieron más de doscientas postulaciones. El primer premio será de $20.000 y los siete mejores textos se publicarán en un e-book de IndieLibros, de descarga gratuita. El jurado está integrado por Tamara Tenenbaum, Ricardo Romero y Patricio Zunini.

Por las mañanas se llevarán a cabo talleres gratuitos sobre la narración de historias en podcasts, el tránsito del periodismo a la literatura, el viaje como actividad de descubrimiento, la autogestión de nuevos medios, periodismo de viajes y deportivo, y el combate a la posverdad. Los talleres son, sin excepción, con inscripción previa en Festival Basado en Hechos Reales.
Agenda de talleres, charlas y paneles
Jueves 1 de noviembre

10 a 13h - Sala 612
TALLER: Dame una historia, te doy un podcast
A cargo de Camila Segura
Durante tres horas los participantes explorarán las técnicas de producción de una crónica en audio al estilo del exitoso podcast de historias latinoamericanas Radio Ambulante.

10 a 13h - Sala 102
TALLER: Basado en Hechos Reales. Escribir ficción a partir de noticias
A cargo de Betina González
Los medios han sido siempre fuentes de buenas historias para los escritores, pero, ¿qué noticias elegir para hacer ficción? ¿Qué conservar, cortar o modificar de la historia original? ¿Cómo dar el salto diferencial que implica la invención?

10 a 13h - Sala 614
TALLER: El paraíso es un lugar común
A cargo de Carolina Reymúndez
Un taller para olvidar las playas “de postal”, los atardeceres “de ensueño” y los pueblitos “pintorescos” y empezar a describir en serio: aprender a mirar y animarse al encuentro con el otro que, desde luego, no vive en el paraíso.

10 a 13h - Sala 121
ACTIVIDAD: Matcheo de edición
A cargo de El Movimiento
Si estás escribiendo un texto periodístico y necesitás el apoyo de una mirada profesional, te organizamos una reunión de veinte minutos con un editor o editora para que te recomiende rumbos narrativos. Postulación hasta el 22 de octubre.

17h - Sala 121
PANEL: El dato como poesía
El dato duro y concreto puede ser el principio de un contenido informativo o, también, la excusa para la deriva de la imaginación. Tres autores cuentan cómo se sumergieron en la investigación de documentos, archivos y datos sin ninguna intención de “informar”.
Participan: Gabriela Massuh y Santiago Llach
Coordina: Waldo Cebrero

19h - Sala Argentina
Hernán Casciari presenta Personajes secundarios
A veces nos creemos protagonistas de nuestra historia, pero los personajes secundarios son los héroes silenciosos.
Reserva de entradas en www.cck.gob.ar/reservas

20:30h - La Cúpula
Inauguración de la segunda edición de Basado en Hechos Reales
Transmisión de entrevista exclusiva a la escritora mexicana Elena Poniatowska.
La cantante Cecilia Pahl y el periodista Diego Iglesias leerán textos clásicos de no ficción acompañados por el pianista Diego Schissi.

Viernes 2 de noviembre10 a 13h - Sala 121
TALLER: El lenguaje y la mirada
A cargo de Carlos Manuel Álvarez
El periodista y escritor cubano profundizará en la necesidad de encontrar la forma propia de mirar, el lenguaje específico de cada historia y la manera óptima para contarla, bajo la premisa de que hallarla no es solo una cuestión estética, sino ética.

10 a 13h - Sala 102
TALLER: Ante el dolor de los demás
A cargo de Marcela Turati
¿Existe un antídoto para que los periodistas no nos sintamos “buitres” que sacan partido de las desgracias ajenas? Abordar el sufrimiento de los otros forma parte del trabajo periodístico pero casi nunca nos enseñan cómo hacerlo.

10 a 13h - Sala 612
TALLER: El cóctel perfecto: investigación, historias y nuevas plataformas
A cargo de Nelly Luna Amancio
¿Cómo diseñar y contar una historia de investigación de impacto? Una de las fundadoras de Ojo Público repasará nuevas narrativas y métodos de investigación aplicados al periodismo, y explicará el poder –y futuro– de las alianzas colaborativas.

10 a 13h - Sala 614
TALLER: Crónicas transpiradas
A cargo de Alejandro Wall
Los deportes suelen ofrecer historias que van más allá de lo que sucede en el momento de la competición. Descubrirlas y contarlas es una manera de abordar el mundo; solo hay que evitar que la pasión desborde.

17h - Sala 121
PANEL: Negar la ficción
Tres escritores que se columpian entre la ficción y la no ficción cuentan cómo sellan sus pasaportes a uno y a otro lado de la frontera de la escritura.
Participan: Carlos Manuel Álvarez, Sonia Budassi y Pablo Plotkin
Coordina: Paula Varsavsky

17:30h - Sala 612
Charlas relámpago
Experiencias que utilizan herramientas y recursos innovadores para contar historias reales. Recetas en diez minutos.
Participan: Florencia Alcaraz (Latfem), Agus Morales (5W), Yasna Mussa (Revista Late), Fernando Semenzato (NatGeo) y Lucía Wei He (RedAcción)
Coordina: Damian Kirzner

17.30h - Hall del primer piso
Actividad: Universo podcast
Si tenés tu celular y auriculares, la periodista colombiana Camila Segura, editora principal de Radio Ambulante, recomendará las mejores crónicas para escuchar.

18h - Sala 102
PANEL: De la nota al libro
¿Cuándo se convierte un artículo en el germen de un libro? ¿De qué hilos se tira para formar una trama de largo aliento a partir de una nota urgente? ¿Cómo darse cuenta de que la historia pide más? Tres autores con prestigio internacional cuentan el tránsito del periódico a la biblioteca.
Participan: Christina Lamb, Domenico Quirico y Marcela Turati
Coordina: Alejandro Rebossio

18:30h - Sala 614
PANEL: La revolución feminista toma la palabra
¿Qué lugar tienen las historias en un periodismo que pretende romper el discurso del patriarcado? ¿Existe una narrativa feminista? Profesionales que son a la vez activistas reflexionan sobre los desafíos de contar una revolución, el lugar que el feminismo se ha abierto en los medios y el trabajo que queda por hacer.
Participan: Mariana Iglesias, Karl Mancini, Luciana Peker e Irupé Tentorio
Coordina: Matilde Sánchez

19h - Hall del primer piso
ACTIVIDAD: La muerte le sienta bien
Lectura colectiva en la Ofrenda del Día de Muertos montada en homenaje a autores y autoras de no ficción que nos visitarán desde el inframundo.
Participan: Germán de los Santos, María Mansilla, Facundo Pedrini y Fernando Soriano
Coordina: Mariana Brito Olvera

19:30h - Sala 121
PANEL: ¿Editor, estás ahí?
Una buena pieza de periodismo narrativo no es solamente producto de un buen escritor, sino de alguien que trabaja codo a codo con él desde las sombras: el editor. Hoy asistimos a la disolución de esta figura emblemática del periodismo ¿Qué perdemos como escritores? ¿Qué, como lectores?
Participan: Sacha Batthyany, Agus Morales y Pablo Perantuono
Coordina: Paula Pérez Alonso


Sábado 3 de noviembre10 a 13h - Sala 121
TALLER: Cuando todo se derrumba
A cargo de Agus Morales
El taller propone una reflexión crítica sobre el concepto de "víctima". Se seguirán los pasos de quienes huyen y buscan destinos tras grandes desastres, y se pensará en los dilemas éticos a la hora de escribir sobre esas situaciones.

10 a 13h - Sala 102
TALLER: Relatos íntimos. Memorias, convivencias y periodismo de rol
A cargo de Julián Gorodischer
Mirarnos como si fuéramos extraños. Jugar con la intimidad propia y la ajena, abrirnos a nuestros sueños, frustraciones y fantasías y a los de un seleccionado de maestros de la nueva no ficción latinoamericana que enseñan a contar lo amado, lo privado y lo cercano.

10 a 13h - Sala 612
TALLER: El Gato y La Caja. Guía de supervivencia en tiempos de posverdad
A cargo de Pablo González y Guadalupe Nogués
Teoría y práctica de la pelea contra la posverdad. Cómo generar estrategias de comunicación orientadas por la empatía y alimentadas por la evidencia para conectar con quienes piensan distinto, superar prejuicios y arriesgarse a cambiar de idea. Apto para todo público.

10 a 13h - Sala 614
TALLER: Atendidos por sus dueños: cómo narrar en la precarización
A cargo de Eduardo Blaustein, Ailín Bullentini, Natalia Concina y Nicolás García Recoaro
La crisis del oficio periodístico y de su modelo de negocio han llevado a la creación de medios administrados por sus trabajadores. ¿Cómo se hace periodismo narrativo en el mundo de los colaboradores? ¿Cuál es el rol de los trabajadores en la gestión de los medios públicos?

17h - Sala 102
Entrega del Premio Leamos
Anuncio del ganador o ganadora de la segunda edición del Premio Leamos de crónica breve Basado en Hechos Reales.
Participan: Ricardo Romero, Tamara Tenenbaum y Patricio Zunini

17:30h - Sala 121
PANEL: El tamaño de mi mundo
La ilusión de la verdad, la mentira de la posverdad. ¿Qué pasó con nuestra capacidad de dudar? ¿Qué debemos exigir al leer una historia real? Especialistas dialogan sobre los desafíos de leer historias reales atrapados en la red.
Participan: Adriana Amado, Pablo Boczkowski y Sandino Núñez
Coordina: Alejandro Seselovsky

18h - Sala 102
PANEL: Rastrear el origen
Escribir una no ficción personal implica el reto de indagar en uno o una misma, investigar el pasado, reelaborar el presente y pensar el futuro. Tres escritores nos cuentan los resultados del largo camino que emprendieron en la búsqueda de historias que los tienen como protagonistas.
Participan: Sacha Batthyany, Ana Wajszczuk y Fernando Noy
Coordina: Astrid Pikielny

18:30h - Sala 614
ENTREVISTA PÚBLICA: De mujeres, conflictos y escritura
María O’Donnell entrevista a la periodista británica Christina Lamb, premiada corresponsal en el extranjero para el Sunday Times de Londres, especialista en conflictos y autora, entre otros libros, de Yo soy Malala.

19h - Sala 612
PANEL: ¿En serie?
¿Por qué fascinan las series documentales? ¿Por qué atrapan historias cuyo final solemos conocer? ¿Cuál es el ingrediente que mantiene al espectador pegado a la pantalla? Un diálogo sobre el proceso de apropiarse de historias reales para entregarlas en episodios.
Participan: Horacio Convertini, Soledad Girardi y Nacho Gil
Coordina: Milagros Amondaray

19:30h - Sala 121
PANEL: Ordenar el caos
Una guerra, un caso de corrupción aplastante, una crisis económica... y detrás, un cronista que intenta poner orden al caos para hacerlo inteligible. ¿Cómo manejan los periodistas la presión de escribir al calor de los hechos?
Participan: Nelly Luna Amancio, Estefanía Pozzo y Domenico Quirico
Coordina: Germán de los Santos

20:30h - Sala Federal
Cierre del festival
Después de tres días de explorar los modos de escribir, producir y leer historias reales, nos relajamos y dejamos llevar por una historia ambulante. Ojos cerrados e imaginación alerta.
A cargo de Radio Ambulante



Otras secciones


Sección documentalUna selección de documentales para amantes del género y público general.
Todas las proyecciones serán en la Sala Federal.

Jueves 1 de noviembre17 a 19h - Proyección de cortometrajes documentales
Curaduría: Untref


Viernes 2 de noviembreProyección del Ciclo Los Nobel
Dos premios Nobel de Literatura cuentan la intimidad de sus procesos narrativos. La bielorrusa Svetlana Alexievich es seguida por el documentalista sueco Staffan Julén mientras trabaja en un libro de no ficción sobre el amor. El peruano Mario Vargas Llosa habla con Basado en Hechos Reales sobre la actualidad del periodismo y sus devenires. La palabra y la imagen de dos maestros de la escritura.
18h - Entrevista a Mario Vargas Llosa (15 minutos)
19h - Las peores mentiras son las documentadas. Svetlana Alexievich por Staffan Julén (60 minutos)


Sábado 3 de noviembreProyección de documentales sudamericanos
Curaduría: Sergio Wolf

17h - La Once (Chile), de Maite Alberdi
Cinco mujeres se juntan a tomar el té sagradamente una vez al mes desde que salieron del colegio, hace sesenta años. En esas reuniones se encuentran y desencuentran, evocan el pasado común y se esfuerzan en demostrar que aún están vigentes, olvidando por un momento los males que padecen.

19h - Las calles (Argentina), de María Aparicio
En Puerto Pirámides las calles no tienen nombre. Julia, maestra de la única escuela del lugar, desarrolla un proyecto escolar que compromete a sus alumnos en un objetivo común: buscar nombres para denominar esas vías que transitan a diario.
Sección FotoperiodismoDurante el Festival #BaHR se podrá visitar la muestra fotográfica curada por Nano Festival a partir de imágenes que rinden homenaje a la obra La Balada de la dependencia sexual de la fotógrafa estadounidense Nan Goldin.
Sección LibreríaEn el primer piso se instalará una librería temporal especializada en la venta de títulos de no ficción.


Acerca de Basado en Hechos Reales
El festival Basado en Hechos Reales es autogestionado por un grupo de periodistas y gestores culturales: Cecilia González, Silvina Heguy, Luciana Mantero, Victoria Rodríguez Lacrouts y Víctor Malumián, quienes trabajan a partir de premisas de pluralidad, inclusión y, sobre todo, calidad.
Coordinación general, contenidos y producción: Cecilia González, Silvina Heguy, Víctor Malumián, Luciana Mantero, Ana Prieto y Victoria Rodríguez Lacrouts
Prensa: Mariana Hunt y Laura Benas
Redes sociales: Daniela Pasik
Diseño gráfico: Sebastián Angresano y Martina Fior
Curaduría de muestra fotográfica: Nano Festival
Comité asesor: Sonia Budassi, María Mansilla, Alejandro Seselovsky y Javier Sinay

PALACIO SAN MARTÍN

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El Palacio San Martín por dentro: un monumento con secretos de familia
Fue construido por los Anchorena a comienzos del siglo XX para albergar a la Infanta de Borbón, pero nunca ocurriría. Aquí, un recorrido que va desde la historia de sus supuestos orígenes en una pulpería hasta los encargos del Salón Dorado y un violento óleo sobre la Conquista.

Visita. Al Palacio San Martín, sede de la Cancillería. Es deslumbrante.
La historia de una de las familias más ricas, aristocráticas e influyentes del país podría haber comenzado detrás del mostrador de una pulpería. En torno al 1750 -años más años menos, dependiendo de quien cuente la historia- Juan Esteban Anchorena llega desde España junto a su familia. Aquí el hombre formó parte de un estrato social que hoy podría definirse como de "clase media", integrado por profesionales y comerciantes. Hábil, el hombre tenía un despacho de mercadería y comienza a tejer relaciones con hacendados y terratenientes; justo en un momento delicado para una clase social que se encontraba endeudada y en crisis. Sin alcurnia, pero con dinero, se casó con Ramona López de Gainza. Un matrimonio que sirvió a unos y otros. Iban a pasar casi 150 años hasta que una nieta política de Juan Esteban pusiera en marcha el fastuoso proyecto para construir el Palacio Anchorena, en Retiro, hoy Palacio San Martín, sede protocolar de la Cancillería.

Portal. Imponente, da la bienvenida.
Para renovar el interés por este edificio, que es Monumento Histórico Nacional (MHN) desde 1994 y destacarlo entre tantas opciones culturales y patrimoniales que tiene la Ciudad, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto produjo el documental "Miradas sobre el Palacio San Martín". Esta primera temporada está compuesta por ocho capítulos, siete ya fueron publicados en YouTube y en las redes sociales.
El palacio, que se puede visitar martes y jueves, se construyó en solo cuatro años, entre 1904 y 1909. Es que Mercedes tenía apuro en alojar a la Infanta Isabel de Borbón, quien habría de estar presente en los festejos por el Centenario. Sin embargo, esto no sucedió. Y aunque los planos se mandaron a diseñar a Europa, aquí fueron modificados por Alejandro Christophersen. "Mercedes iba a habitar este sitio con tres hijos, Aaron, Emilio y Enrique. Por eso, la distribución está muy bien planteada y el palacio, conformado por tres casas, con ingresos individuales, con halls, a tal punto que dos de ellas tienen timbres", contó Mercedes Castruccio, una de las dos guías que tiene el palacio. El timbre es en rigor un tirador pequeño, que se jala y hace sonar una campana.

La escalera monumental de la "casa dos". El revestimiento, tanto de paredes como de la escalera, es estuco, que simula mármol.
El dron que la Cancillería utiliza en la filmación del documental muestra la distribución y permite entender la dinámica del palacio. El gran portón de hierro forjado que da sobre Arenales era, y continúa siendo, la entrada principal: hacia la izquierda se encuentra la casa uno, en el medio la casa dos y hacia la derecha, la tres. El gran patio central era además el ingreso de los carruajes.
El palacio, conformado por tres casas, con ingresos individuales, con halls, a tal punto que dos de ellas tienen timbres", contó la guía Mercedes Castruccio.
A diferencia de otros palacios de la época, aquí no hubo calefacción central, sino chimeneas. Se ven muchas, muy distintas entre sí, en diferentes lugares de la casa, incluso en vanos de escaleras. Esta decisión explica también por qué predominan las paredes y columnas estucadas, y no el mármol, que no retiene el calor y es frío.

Patio central. A él dan las tres casas del palacio. Se ven las "escaleras malditas".
En la planta baja se encontraban las salas de máquinas, los servicios y era donde dormía el personal masculino. "En la mansarda del edificio funcionaban las salas de lavado y planchado y allí dormían las mujeres del servicio doméstico. Y como otras casas de la época, en las paredes se pueden ver pequeñas puertas disimuladas, por donde entraba y salía el personal", cuenta Castrucci. A través de pasillos eran conducidos hacia las áreas de servicios.
Como otras casas de la época, en las paredes se pueden ver pequeñas puertas disimuladas, por donde entraba y salía el personal", señala Castrucci.
La periodista Magdalena Ruiz Guiñazú habitó el palacio. Vivió en la "casa tres" entre 1941 y 1943, mientras su padre, Enrique, fue Canciller. "Eramos ocho hermanos, pero en el palacio nos instalamos las cuatro mujeres, las mas pequeñas de la familia. Había vivido toda mi infancia en Europa, en casas antiquísimas, pero nunca en un palacio. Yo comía temprano y luego me iba a mi cuarto, que quedaba en el primer piso; los techos altísimos, los pasillos, la sucesión de puertas, me daba mucho miedo", recuerda Magdalena. Durante el día, disfrutaba del parque, en el que jugaba con sus primos. "Volví al palacio mucho tiempo después, gracias a una invitación que me hizo el ex canciller Jorge Taiana. Fue un gesto que aprecié mucho", destacó.

Arte. La decoración, con óleos y relieves, maravilla a los visitantes.
La "casa tres" a la que hace referencia Magdalena está ubicada sobre la esquina de Arenales y Basavilbaso. "Y es distinta en relación a las otras. La habitó Emilio junto a su mujer, Leonor Uriburu, y dos hijos. Tiene triple altura, luz cenital y un trabajo escultórico muy importante en techos y paredes. Además, pisos de roble de Eslavonia", detalló Castrucci.
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Una de las particularidades del palacios es su Salón Dorado, ubicado en la "casa uno". "Por la decoración, los relieves en la paredes y la simbología, entendemos que Mercedes lo utilizaba como salón de baile y fiestas. Y sin dudas la temática de la obra en el techo (sobre la Conquista de América, de Michelle Rondenay, de 1910) es lo que más llama la atención del lugar", cuenta Castruccio. No hay ángeles, ni nubes ni doncellas con poca ropa. Hay una representación sangrienta de la Conquista, que también marca la idiosincracia de estas familias y la admiración por todo lo vinculado al estilo europeo.
Por la decoración, los relieves en la paredes y la simbología, entendemos que Mercedes lo utilizaba como salón de baile y fiestas", cuentan sobre el Salón Dorado.
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Mercedes habitó la casa algo más de diez años. Muere en 1920 y el palacio queda cerrado varios años. Hasta que en 1936 lo adquiere el Gobierno nacional
S. G. 

DÍA DE LOS MUERTOS Y HALLOWEEN


Día de muertos y Halloween: ¿Cuáles son sus diferencias?


Es esencial conocer cuáles son las diferencias entre Día de Muertos y Halloween debido a que son dos festividades que año tras año están arraigadas a nuestra cultura, a pesar de que pertenezcan o no a nuestras tradiciones.
HALLOWEEN
1. Proviene de la expresión inglesa “All Hallows Eve” (víspera de todos los santos)
2. Se celebra el 31 de octubre desde que llegó en 1840 a Estados Unidos.
3. Su origen se remonta a la celebración celta de Samhain en Irlanda. Los celtas creían que la línea que separa al mundo terrenal del “otro mundo” se hacía más estrecha en esta temporada, permitiendo que los espíritus atravesaran al mundo de los vivos.
4. Los niños salen a las calles a pedir dulces diciendo “Trick or Treat” (dulce o truco) con disfraces, esto en representación de los entes malignos que regresan a atemorizarnos, y que para apaciguarlos se les ofrecen golosinas (en la antigüedad, se ofrecía comida)
5. La tradición, en Estados Unidos, es decorar calabazas conocidas como Jack O’Lantern, también de origen irlandés, siendo también la calabaza (por la fecha de su cosecha) alimento común en esta época.
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DÍA DE MUERTOS
1. A diferencia de Halloween, en estos dos días no se pide, se ofrenda. Con altares se ofrece un tributo a los seres que fallecieron y en ambos días visitan el mundo de los vivos.
2. Esta festividad se celebra durante dos días: el primero de noviembre dedicado para los niños difuntos, y el segundo día para los mayores.
3. Tiene orígenes prehispánicos que se acentuaron con la llegada de los españoles en México. En su intento de convertir a los habitantes nativos hacia el catolicismo, trasladaron el festejo a inicios de noviembre para que coincidiera con las festividades del Día de todos los santos y todas las almas.
4. Si bien uno de los colores de esta época es el amarillo, debido a el Cempasúchitl,la flor representativa. Esta flor, por su olor y aroma, pretende atraer y guiar a los muertos hasta su hogar.
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5. En contraste con el Halloween, no se usan máscaras, trajes o disfraces para ahuyentar, sino para representar a la misma muerte. Por eso es tan emblemática la figura de la ‘Catrina’

LECTURA RECOMENDADA,


Gracias por llegar tarde
Cómo la tecnología, la globalización y el cambio climático van a transformar el mundo los próximos años

Thomas Friedman
Editorial: Deusto
Temática:
Empresa | Actualidad / Divulgación
Empresa | Innovación y creatividad
Número de páginas: 600
Elige formato
Rústica con solapas
eBook (Epub 2)


Claves para entender que el mundo que viene no es un lugar siniestro, sino todo lo contrario.
LEER PRIMER CAPÍTULO
Sinopsis de Gracias por llegar tarde:
En su trabajo más ambicioso hasta la fecha, Thomas L. Friedman muestra los movimientos tectónicos que demuestran que hemos entrado en una era de aceleración vertiginosa -y explica cómo vivir en ella. Gracias a los últimos avances tecnológicos, los alpinistas del Everest disfrutan de excelente servicio de telefonía móvil y los automóviles que se conducen solos ya están en nuestras carreteras. Mientras tanto, la Madre Naturaleza también está experimentando cambios dramáticos a medida que los niveles de carbono se elevan y las especies se extinguen. Y es que según Friedman, tres son las fuerzas aceleradoras que están cambiando nuestro planeta: la ley de Moore (tecnología), el mercado (globalización) y la madre naturaleza (cambio climática y biodiversidad). Estos aceleradores están cambiando cinco reinos clave: el lugar de trabajo, la política, la geopolítica, la ética y la comunidad.
Con la vitalidad, el ingenio y optimismo al que ya nos tiene acostumbrados, Friedman muestra que podemos superar las múltiples tensiones de una era de aceleraciones, si disminuimos la velocidad, si nos atrevemos a llegar tarde y usamos el tiempo para reimaginar el trabajo, la política y la comunidad. Gracias por llegar tarde es una guía de lectura esencial para entender el presente y el futuro que nos espera.

Thomas Friedman
Empresa, Ciencia, Economía
Thomas L. Friedman, prestigioso experto en política internacional y economía, es uno de los periodistas más respetados e influyentes del mundo. Estudió en Boston, Jerusalén, El Cairo y Oxford. Empezó a trabajar en The New York Times como reportero en 1981, y desde entonces ha ganado en tres ocasiones el Premio Pulitzer por su labor en dicho periódico y ha viajado por todo el mundo como corresponsal del mismo.