domingo, 30 de junio de 2019

LA GIRA DE LA PERSONAL ISABEL SARLI


Isabel Sarli y Armando Bó: una pasión marcada a fuego
Isabel Sarli y Armando Bó, en El sexo y el amor (1974) 
Jamás formalizaron su pareja, era un romance prohibido, pero ella lo amó con devoción y paciencia y juntos fundaron un imperio del negocio del erotismo
"Está visto que la infidelidad en el matrimonio es muy natural para el hombre". (Isabel Sarli en la piel de Delicia, su personaje en el film Carne).
El 9 de Julio de 1816 nuestra Patria decretaba que se liberaba de la dominación de los colonos foráneos. Capricho del azar, 119 años después, el 9 de julio de 1935 en Concordia, Entre Ríos, nacería quien fue símbolo de otro tipo de liberación. Aunque, paradójicamente, es curioso cómo esa mujer, la más audaz que jamás haya transitado los sets del cine argentino, puertas adentro siempre se comportó con extrema timidez, temerosa de la vida social hasta niveles patológicos y atada a los sometimientos familiares. Además, el amor ha sido con ella tan intenso como egoísta. Primero se casó, sin convencimiento, con el hombre equivocado; luego, se enamoró, sí, pero vivió con su amado un romance prohibido porque él ya estaba casado.
De su marido, casi nada se sabe, y de su gran amor, Armando Bó, se conoce casi todo porque los unió el cine y la vida pública a la que obliga la pantalla grande. Una atracción irrefrenable, que ninguno de los dos quiso dejar de sentir. Armando jamás dejó a su mujer legal. Sin embargo, eso no le impidió desarrollar una relación fogosa y duradera con su musa cinematográfica. Ambos construyeron un imperio taquillero y una de las historias de amor más intensas de la farándula argentina. "La Coca" y Armando formaron una pareja indestructible y fundaron una sociedad comercial perfecta, que se constituyó en símbolo del erotismo, el camp y el kitsch del cine local con injerencia en varios mercados latinoamericanos y europeos.
Y el demonio creó a los hombres
Antes y después. Isabel Sarli, en 1996, en una muestra sobre su filmografía 
Hilda Isabel Gorrindo Sarli se crió marcada por las carencias. No solo las materiales, sino también las afectivas. Ningún lujo y una familia desintegrada. Su padre se fue cuando ella tenía solo 6 años. Su madre, María Elena, la educó a su modo. Sola. Y la acompañó mientras vivió, asfixiándola sin dejarla decidir. Esa madre odiaba a los hombres y fue ese mensaje el que le transmitió a su hija.
"Me casé para rebelarme de mi mamá", dijo alguna vez la más auténtica de las divas del cine local. Pero la búsqueda de libertad no llegó a buen puerto. Isabel contrajo enlace con Ralph, un apático individuo de ascendencia alemana al que no amaba. Lo hizo para intentar alejarse de los férreos lazos matriarcales, pero su madre terminó viviendo con la pareja en el sobrio departamento de la porteña calle Vidt. Aquel joven era pintón y compartía con su aún ignota esposa la pasión por el tenis y alguna cena fuera de casa como gran distracción. Poca pasión y sexo infrecuente, aunque fue con él con quien perdió la virginidad. Desde el inicio, el matrimonio tenía un destino claro: el naufragio, pero este fracaso no dejó huella en una joven que buscaba otra brújula para su corazón.
La leona
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Corría 1955. El país se convulsionaba en el preámbulo de un golpe de Estado. Mientras trabajaba como secretaria, Isabel probó suerte como modelo publicitaria. Su imagen vendió electrodomésticos al por mayor. A tal punto que fue coronada como Miss Argentina y llegó a semifinalista de Miss Universo. Su belleza le abrió la puerta a otros mundos y le permitió conocer a personalidades como Juan Domingo Perón, quien le dijo, en su despacho de la Casa Rosada, que su rol era más importante que el de cualquier embajador.
Un año después, otro hombre de temple se cruzaría en su vida. Aparecería en escena Armando Bó. Y la historia de la secretaría ejecutiva bella y desencantada por un matrimonio sin pasión daría un giro drástico y comenzaría una nueva vida.
Lujuria tropical
Isabel Sarli y Armando Bó, en su primera película juntos El trueno entre las hojas
Armando Bó estaba casado con Teresa. Hasta la muerte del director, la mujer ofició como esposa formal en un matrimonio consumado a la vieja usanza. Pero el flechazo entre Isabel y Armando fue instantáneo, de esas atracciones donde sólo habla el corazón y el cuerpo.
"La Coca" y Teresa se vieron por primera vez en una tertulia que se gestó con motivo de la lectura del guion, escrito por el paraguayo Augusto Roa Bastos, de la primera película que realizaría la dupla Sarli - Bó. Era el año 1957 y en casa de los Bó, ellas cruzaron sus miradas. Se saludaron con cortesía. La señora Bó no sospechaba nada, pero Isabel se sentía sumamente incómoda. Ya era amante de Armando. Luego de aquella reunión de producción, juró no pisar nunca más ese lugar.
Un año después se estrenó El trueno entre las hojas, el primer exponente de una nutrida lista de títulos que hizo de lo bizarro Clase B un género de culto local y del erotismo soft todo un lenguaje, amparado en los pechos exuberantes y el cuerpo tallado de su protagonista; las hoy repudiables escenas de violencia ejercidas hacia la mujer; y los paisajes paradisíacos. Una estética que marcó a fuego el cine de Bó.
"Armando fue el padre que no tuve", dijo alguna vez la protagonista de La tentación desnuda. La diferencia de edad y la protección que el actor, director y productor ejercía sobre ella, mucho tuvo que ver con ese lazo paternal que Isabel nunca conoció.
Al comienzo, Isabel se desnudaba sin imaginar que el lente de la cámara podía tomarla en detalle a pesar de la distancia. Cuando su madre vio aquella primera película con su hija despojada de ropa, esperó a tenerla sola y a mano para castigarla físicamente. "El desnudo era un trabajo. Como una chica que va a la oficina, iba, filmaba, volvía a mi casa y era la nena de mamá. ¡Pobrecita! Me retó tanto, pero después lo aceptó", contó la diva tiempo atrás.
"La Coca" también se enojó mucho cuando vio sus pechos al descubierto, en primer plano. A tal punto que le estampó un cenicero a Bó, pero, el director, sagaz, sabía que el escote de Isabel lo sacaría de la bancarrota.
Isabel y Armando hicieron 28 películas, casi todas taquilleras. Cada estreno era un acontecimiento. Los cines de la calle Lavalle se peleaban por contar con las películas de la Sarli en sus programaciones. Aunque, en no pocas ocasiones, los films eran víctima de la censura por sus escenas eróticas y de desnudez. Tiempos de pacaterías y regímenes dictatoriales.
A su modo, fue un cine de vanguardia, poco transitado por la industria local. Muy criticado en su momento y luego reivindicado por la intelectualidad que hoy lo considera "de culto". Bó conocía las tendencias que, en los años ´60, impulsaban una nueva mirada sobre la ficción en pantalla grande. Era amante de las corrientes francesas que ocupaban las páginas de la revista Cahiers du Cinéma. A su manera, apostaba por traer esos nuevos lenguajes, pero los tamizaba con una sensibilidad propia. El producto final poco tenía que ver con aquellas fuentes de inspiración nacidas a orillas del Sena. De todos modos, sus films recorrieron el mundo y aún hoy participan en festivales con secciones retrospectivas.
Desnuda en la arena
Un amor que no conoció límites 
Armando la convirtió en una gran diva nacional y popular. La obligaba a rodar más de una película por año y con grandes esfuerzos físicos. "Pasé mucho frío filmando, era un gran sacrificio", aseguró la diva. Él le decía que gracias a sus sensualeescenas comían muchas familias y así la presionaba sabiendo que ella era una mujer noble. Además, Isabel se sometía como una forma de retenerlo y no perderlo.
Ya lo dijo Voltaire que el amor convierte a los amantes en poetas. Algo de eso sucedió con Isabel y Armando. No se convirtieron en poetas, pero sí en los hacedores de un cine diferente. Y, sobre todo, de una vida entramada en la pasión de los cuerpos y la protección amorosa.
Un amor torturado
La relación entre Isabel y Armando no fue sencilla. Ella debió soportar la tiranía de un hombre con carácter. Y así, la actriz vivió, primero, bajo los mandatos implacables de su madre, y luego, bajo las directivas de su pareja. Al comienzo de la relación, ella soñaba con que él dejaría a su mujer, pero, con los años, la fantasía se fue convirtiendo en pesadilla. Por eso, decidió aceptar ese vínculo en el que el trabajo los unía permanentemente, ganaban fortunas, y alternaban con buenas noches de pasión.
Durante un tiempo, la gran morocha argentina idealizaba con una descendencia propia que llevase el apellido Bó, pero solo era un sueño. Ella le tenía terror al dolor de un parto natural y Armando desalentaba la idea imaginando que una bomba sexy embarazada terminaría por acabar la exitosa factoría erótica. "¿Y si dejo todo y te doy un hijo?", le propuso ella alguna vez. "No seas tonta, yo puedo ser tu hijo, tu hombre y hasta tu padre. No necesitás nada más, sonsa", le habría retrucado él.
Las discusiones en los rodajes eran moneda corriente. Y no sólo eso, él la subestimaba intelectualmente, pero aseguraba quererla. Aunque, sin lugar a duda, los sentimientos de ella por él eran infinitamente más sinceros y sentidos.
La mujer de mi padre
Victor Bó, Isabel Sarli y Armando Bó, en La mujer de mi padre 
En varias de las producciones que hicieron juntos, desarrolló escenas de alto voltaje con Víctor Bó, hijo de Armando. Esto fue muy repudiado por una sociedad conservadora, pero hipócrita, que consumía con morbo los films y encontraba en la interacción ficcional entre Isabel y Víctor connotaciones incestuosas. Nada más alejado de la realidad. Ella siempre fue una mujer de notables valores morales, muy alejada de sus personajes.
Con el tiempo, la relación con el hijo de su gran amor sufrió desavenencias. Incluso hasta un nieto de Armando, guionista del premiado filme Birdman, la ninguneó diciendo que solo fue una amante de su abuelo. Isabel estalló ante ese desafortunado comentario.
La diosa impura
Bó murió prematuramente a los 67 años. Su vida se apagó el 8 de octubre de 1981. Cuando agonizaba, Isabel se dirigió hasta la casa que el director compartía con su esposa y mientras la diva lo acariciaba, él dio su último respiro. Murió junto a ella. En el cuarto de al lado, Teresa aguardaba su turno para despedirlo. Todo un símbolo.
Isabel jamás se consideró "la otra", sino el gran amor de un hombre que no se atrevió a ponerle un punto final a su matrimonio, aunque alguna vez le dijo a su musa que se divorciaría para irse con ella. Algo que finalmente nunca hizo.
Una mariposa en la noche
Sarli, un icono del erotismo argentino 
Durante las madrugadas, Isabel rezaba. Lo hacía por sus seres queridos y por Armando y Teresa. Y, según dijo alguna vez, hasta se acerca a la bóveda familiar para dejarle un beso a él y una flor a ella, a quien consideró siempre "una buena mujer".
Durante casi 60 años, "La Coca" vivió en su caserón de Martínez, rodeada de decenas de animales. Papagayos, tortugas, perros y gatos convivían con ella. Un amplio parque rodeaba su mansión que contaba con una piscina que le permitió desarrollar su afición por la natación. Isabel crió a Isabelita y a Martín. Sin embargo, después de la muerte de Armando, la soledad y la depresión se apoderaron de ella. Asimismo algunos embates en su salud la debilitaron mucho en los últimos años.
Sarli junto a Jorge Polaco, en el rodaje de La dama regresa
Sus últimas apariciones frente a la cámara fueron de la mano de Jorge Polaco con La dama regresa y con Juan José Jusid en Mis días con Gloria. En teatro, varios años atrás se la había podido ver junto a Moria Casán, Miguel Angel Cherutti y Nito Artaza en la revista Tetanic, en el Atlas marplatense y luego en la avenida Corrientes.
"Salgo poco de mi casa. Voy a lo del doctor Alfredo Cahe para que me vea y nada más. Siempre fui retraída", había contado la diva en 2017 sobre su vida cotidiana.
Al ser consultada sobre qué sentía al mirar atrás, Sarlí había respondido: "Satisfacción. Dejé 33 películas".
La de Isabel Sarli y Armando Bó es una de las historias de amor más intensas que se hayan conocido entre dos referentes de la cultura popular argentina. Curiosamente, un vínculo jamás formalizado. La más legal de las relaciones clandestinas.

P. M.

AUTORA Y LECTURA RECOMENDADA,


Otro reconocimiento para María Moreno
María Moreno
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La periodista y escritora argentina se quedó con la octava edición del Premio Iberoamericano Manuel Rojas, dotado con 60.000 dólares.
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 El fallo sostiene: "Nos complace este año haber enfatizado una selección de autor@s que no pertenecen al canon, sino que están en los márgenes de la literatura y del establishment.
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 Nos parece que María Moreno cumple con los requisitos". Entre los argentinos, lo ganaron también Piglia, Aira y Uhart.

LA UNIVERSIDAD KKKKK


La universidad "progresista", enamorada de sus propios dogmas

Luciano Román
¿Está la universidad pública argentina a la altura de lo que fue y de lo que se espera de ella? ¿Es todavía garantía de excelencia? ¿Es un ámbito de verdadero pluralismo? ¿Es incubadora de nuevas ideas y promotora de vanguardias? ¿Es una institución dispuesta a discutirse a sí misma y a mirarse con vocación autocrítica? Son preguntas que deberíamos formularnos en cualquier discusión sobre el futuro.
La universidad ha perdido protagonismo en el debate público pero, aún más grave, ha perdido vitalidad en su debate interno. No se ve a las universidades como espacios de discusión sino, más bien, como estructuras dominadas por un pensamiento único, en las que las voces discordantes han sido acalladas y las discrepancias, casi completamente sofocadas. En la Nacional de La Plata -un caso testigo y paradigmático del sistema público de educación superior-- la última reelección del rector se dirimió sin oposición y por una mayoría aplastante: 96% de los votos de la asamblea universitaria. Se lo presentó como expresión de "un consenso histórico". Semejante resultado debería leerse sin embargo como un dato inquietante: ¿no hay disensos?, ¿no hay matices?, ¿no hay diversidad? ¿Son lo mismo los consensos que los arreglos?, ¿no se debe diferenciar mayoría de hegemonía? ¿O se trata de "ir por todo"?
En lugar de alentar la heterogeneidad de pensamiento, las universidades parecen replegadas hacia la uniformidad. Tanto en las cuestiones de su estricta competencia (ingreso, regularidad, financiamiento) como en temas de la agenda pública, las posiciones que contradicen las del establishment universitario son marginadas y estigmatizadas. Se les niega espacio de expresión y se las combate hasta excluirlas.
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Sobran ejemplos. Por caso, la Facultad de Periodismo de La Plata maneja una virtual "lista negra" que incluye -nada menos- a los más destacados exponentes del periodismo independiente y profesional de la Argentina. Muchos estudiantes temen denunciarlo (sí, hay temor en la universidad), pero saben que citar en sus trabajos de tesis a Lanata o a Morales Solá (por mencionar solo dos nombres) es "un atrevimiento" que se paga caro, salvo que lo hagan para denostarlos con desparpajo militante. ¿Puede llamarse "de Periodismo" una facultad que no admite la diversidad y que maneja listas negras? Es un símbolo, quizás un caso extremo, pero no una isla ni una rareza excepcional. De hecho, es una facultad que ha podido hacer ostentación de sectarismo sin que ninguna voz de la propia universidad se alzara para marcar discrepancias. Algo no muy diferente ocurre en cátedras de Ciencias Jurídicas, donde (en nombre de una supuesta corrección política) ya casi no se enseña Derecho Penal, sino "defensorismo zaffaroniano".
Hace poco, la Universidad Nacional de La Plata -como institución- prohibió la creación de una cátedra libre "acusada" de promover una postura contraria al aborto, que nos podrá gustar o no, pero es la postura de la legislación argentina. Uno de los argumentos fue que la universidad tiene un "ideario institucional" en favor del aborto. ¿Eso significa la exclusión de cualquier posición contraria? ¿Las posiciones de las mayorías excluyen a las de las minorías? En ese caso, ¿no es una actitud reñida con la esencia del espíritu universitario? Aun cuando hubiera fundamentos para tildar de intolerante a una postura disidente, no permitir que se exprese ¿no convierte al que lo impide en otro intolerante...
La universidad pública tampoco se permite discutir si es éticamente aceptable que en un país con 30% de pobres, el Estado financie indiscriminadamente a los universitarios sin exigirles un rendimiento determinado. En la mayoría de las universidades los estudiantes demoran, en promedio, entre 8 y 9 años en recibirse. Es el doble del tiempo que demanda una carrera.
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 Pero cualquiera que proponga aumentar las exigencias para mantener la condición de alumno regular será tildado, en el acto, de "facho" y reaccionario. La misma acusación con la que han sido acorralados los que proponen exámenes de ingreso para garantizar un buen estándar de enseñanza. En nombre del progresismo se ha renunciado a la excelencia (otra palabra estigmatizada) y se ha debilitado la calidad formativa de las universidades públicas. Claro que conservan reservas de alto nivel científico y académico y aún albergan mentes brillantes en sus cátedras y laboratorios. Pero no tenemos datos rigurosos y confiables sobre la calidad de nuestras universidades. Las mediciones y evaluaciones tampoco son aceptadas.
La universidad pública ha consolidado un núcleo de "temas intocables", sobre los cuales se clausura cualquier posibilidad de debate. Está prohibido hablar de exámenes de admisión, financiamiento alternativo, estímulos por rendimiento, rankings de calidad. Cualquier disidencia sobre esos puntos será fulminada como una postura mercantilista. La resistencia a cambiar, a revisar y a permitir la autocrítica enmascara, en nombre del progresismo, un profundo conservadurismo.
Los colegios de la Universidad Nacional de La Plata son otro caso llamativo. Refractarios al examen de ingreso, lo han reemplazado por el sorteo de la Lotería. No ingresa el que más se esfuerza sino el que tiene más suerte. Prohibido discutirlo. Se ha decretado, con una mezcla de prejuicio y simplismo excesivo, que el examen es "discriminatorio" y resta chances a aquellos que no pueden pagar una preparación particular. ¿No podrían los propios colegios garantizar una preparación igualitaria para todos los aspirantes? Ya está dicho: el tema no admite revisiones ni preguntas. Así es la universidad progresista, enamorada de sus propios dogmas, eslóganes y prejuicios.
También está obturada la posibilidad de evaluar un sistema como el que rige en Uruguay, donde los graduados hacen un aporte para contribuir al financiamiento de la universidad que los formó. 
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La resistencia a analizar alternativas de este tipo ¿no implica falta de solidaridad con los sectores más vulnerables, que no acceden a la universidad? Es otro debate prohibido, como el del arancelamiento de los estudios de grado. La universidad ha hecho exitoso lobby por sus intereses, y ha conseguido que además de estudios gratuitos, los alumnos tengan boleto gratuito, comedor a precio simbólico y hasta albergues para alojamiento gratuito. ¿Por qué no pagan el micro los universitarios (aunque provengan de colegios caros) y sí las empleadas domésticas? Es la "universidad inclusiva" en una Argentina en la que un tercio de la población está excluida. ¿Inclusión o privilegio? Es la misma universidad que atrae a miles de extranjeros, no por su calidad sino por la exótica combinación de gratuidad absoluta, ingreso irrestricto y permisividad ilimitada ante estudiantes crónicos. Aquel que se atreva a ponerlo en discusión será descalificado con otra lluvia de adjetivos.
Lo que tampoco ha merecido debate, ni claridad, son los negocios que varias universidades hicieron con algunos gobiernos. En esto sí muchas han sido innovadoras y audaces; han postergado cualquier prurito sobre el mercantilismo. Así, hubo una universidad que se convirtió en auditora rentada del Fondo del Conurbano de Duhalde, y luego entró en el negocio de las tragamonedas con cobros millonarios por supuestos controles sobre los bingos. Otra recibió abultadas partidas para producir telenovelas que nunca se hicieron y también hay una investigada por desvío de fondos de Desarrollo Social.Defender la universidad pública es defender el pluralismo, la calidad académica y la transparencia. Es defender también la autonomía de verdad, sin alineamientos sectoriales ni anteojeras ideológicas. Quizá haga falta recordarlo, antes de que los eslóganes y el pensamiento único se la lleven puesta.

Periodista y abogado

SHOLEM...FILO UBA

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EL PUEBLO PENSANTE TE PIDE PERDÓN...MANUEL BELGRANO


Amar a Belgrano
El creador de nuestra bandera probablemente se desmayaría al saber que, dos siglos después, el 30% de pobreza confirma el error de fomentar el populismo
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"De regular estatura, ojos grandes de color azul sombrío, cabello rubio y sedoso, tez muy blanca y algo sonrosada. Su fisonomía era bella y simpática. Su carácter, de una grave serenidad. La nariz era algo prominente, fina y ligeramente aguileña. Era escaso de barba, no usaba bigote y llevaba la patilla corta a la inglesa. Su contextura era delicada y su educación física no lo había preparado para los trabajos de la guerra". Así describe Bartolomé Mitre a Manuel Belgrano , el prócer que suscita amores como casi ningún otro grande de la historia nacional.
No era militar, sino humanista. Se educó en Salamanca y recibió su título de abogado en Valladolid. Pero su interés radicaba en los idiomas vivos, la economía política y el derecho público. Durante esos ocho años en la Península (1786-1794) fue influenciado por las ideas reformistas que adoptó Carlos III, versión española del "despotismo ilustrado" y también de la Revolución Francesa, que aterrorizó a los Borbones.
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Como él mismo lo reconoció, en lugar de ser leguleyo, prefirió dedicar su vida a mejorar la de los demás. No como sacerdote ni como enfermero, sino difundiendo las ideas del progreso y la modernidad, promoviendo reformas para sacar a las Provincias Unidas de la pobreza, el atraso y la ignorancia.
Belgrano estudió a los fisiócratas, como Quesnay y Turgot, contrarios al mercantilismo absolutista, el intervencionismo estatal, los monopolios oficiales, los controles al comercio interior y las restricciones al comercio exterior. Aprendió que la riqueza de una nación no consiste en la prosperidad del Estado, sino en el bienestar de sus ciudadanos.
Supo en España que Carlos III había creado el Consulado en Buenos Aires y que él mismo sería designado su secretario perpetuo. Tras regresar a Buenos Aires en 1794, pudo dedicar sus esfuerzos a difundir las nuevas ideas desde ese cargo. Su visión de futuro lo convierte en un predecesor de Rivadavia, de Alberdi, de los estadistas de la Organización Nacional (Mitre, Sarmiento, Avellaneda) y se anticipó, casi un siglo antes, a la Generación del Ochenta, liderada por Roca.
Fue el único de su tiempo que escribió en forma sistemática acerca de la educación común como basamento esencial de la sociedad. Según Belgrano, no hay mayor desgracia que mantener al pueblo en la ignorancia ("y, por consiguiente, en la pobreza") para conservarlo en la mayor sujeción. Probablemente se desmayaría si supiera que dos siglos después aquella nación incipiente mantendría un 30% de pobres para sostener el populismo. Por la temprana luz que echó sobre este tema, ¿cómo no amar a Belgrano?
Las pampas no tenían cultivos y sus habitantes eran pobres sobre suelos fértiles. La agricultura no se había difundido por la baratura del ganado cimarrón. Belgrano advirtió la necesidad de impulsarla, con la enseñanza de sus técnicas y con la liberación del comercio. Si se permitiese la exportación de los frutos, los ingresos aumentarían al igual que las tierras cultivadas, mejorando el nivel de vida de la población. Belgrano no podría creer que dos siglos más tarde, para "proteger la mesa de los argentinos", se prohibió la exportación de trigo, de carnes y de leche, como en el siglo XVIII. Por su comprensión acerca del vínculo entre el comercio y la producción, ¿cómo no amar a Belgrano?
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La agricultura exige caminos, puentes, canales y represas para cultivar y trasladar sus mieses. Para la navegación interna y de ultramar se necesitan puertos, faros y balizas. Los negocios requieren seguros para cubrir riesgos y operaciones de cambio para las transacciones con el extranjero. Todo ello demanda inversiones, ingenieros, escuelas de comercio y de navegación, que Belgrano proponía. En su puro candor, jamás hubiera imaginado que las obras públicas pudiesen servir para enriquecimiento personal. Por sus sueños de desarrollo honrado, en esas agrestes pampas, ¿cómo no amar a Belgrano?
Como agudo sociólogo advertía que, sin incentivos al trabajo, los más industriosos deberían mantener a los zánganos: "Infeliz del pueblo donde, con el trabajo de uno, se mantienen cinco individuos en la inacción y el abandono". Sorprendería a Belgrano saber que en pleno siglo XXI, en ese país que imaginaba, hay 8 millones de personas que deben generar riqueza para pagar a 20 millones que cobran del Estado. Ante aquellas frases, políticamente incorrectas, ¿cómo no amar a Belgrano?
Como político liberal, negaba que el Estado pudiese intervenir en la economía con éxito, pues "es una quimera que la razón repugna y que la historia del hombre desmiente". Solo "el interés individual, el interés propio, es el más activo agente que mueve, despierta y pone en acción aún los más inertes brazos". Respecto de los controles de precios (aforos) sostenía que al productor "lo desalientan de tal modo que antes querrá entregarse a la más vergonzosa ociosidad que sujetar el fruto de su industria al capricho de un aforador". Si supiera Belgrano que pasado el año 2000, un secretario de Comercio, aforador desaforado, sujetó a su capricho a las industrias, para privilegiar el corto plazo sobre el bienestar sustentable. Por su sana crítica al intervencionismo estatal, ¿cómo no amar a Belgrano?
Conocedor de las técnicas contables, advirtió que sin estadísticas confiables no habría nunca emprendimientos sólidos: "Hasta ahora hemos procedido a ciegas en todos los ramos económicos, no teniendo una noticia, ni que se aproxime a la verdad de la estadística". Y "sin conocimientos de la fortuna pública, de las necesidades y recursos de estas provincias, no es posible que se dicten las providencias más convenientes a la prosperidad general". En años recientes, con tecnologías digitales y potentes computadoras, las provincias rioplatenses tampoco tuvieron estadísticas, para falsear el relato de un país simulado. Por la contemporaneidad de sus juicios, ¿cómo no amar a Belgrano?
Como pensador cosmopolita, predijo que el comercio acercaría a las regiones más distantes, uniendo "al mundo todo como una ciudad inmensa cuyas familias son los reinos y las provincias: ¡prodigioso recurso que a la vez fomenta la emulación y el lujo, que es el germen de la industria y el trabajo!". No estaba en su mentalidad la "Patria Grande" que luego propondrían Manuel Ugarte y Haya de la Torre, para unir América Latina contra el imperialismo anglosajón. Por el contrario, Belgrano profetizó la globalización como fuente de trabajo y prosperidad. Su fervor independentista era para liberarse del yugo español y de las restricciones al comercio que sometían a los criollos para enriquecer a los monopolistas. Por su visionaria predicción del futuro, ¿cómo no amar a Belgrano?
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En 1811 dejó la pluma para empuñar la espada, cuyo uso desconocía. A diferencia de San Martin y de Bolívar, no había hecho carrera militar e ignoraba el arte de la guerra. Pero su afán por aplicar las reformas que había propugnado lo llevó a situaciones que jamás hubiera imaginado. Con el fuego de esa pasión y el aura de su virtud, recorrió miles de kilómetros a caballo y en galeras, como no lo harían los políticos actuales, habituados a helicópteros y jets privados. Al Paraguay y al Alto Perú, varias veces. Pasando por la Banda Oriental, los esteros correntinos, los valles calchaquíes y el desierto de la Puna. Encabezó el éxodo jujeño y logró vencer al ejército español en Tucumán y Salta, las batallas más importantes en suelo argentino. Belgrano sufrió más derrotas que triunfos, pero su carisma y su ofrenda al prójimo lo han hecho perdurar más allá de los honores y las proclamas. Valores, transparencia, ascetismo y honradez son sustantivos que lo enaltecen y lo diferencian de muchos. Incluso de algunos que tanto dicen amarlo

Seminario Educación E.Zablotsky 7 propuestas para enfrentar la crisis educativa




[ Versión web ]

Universidad del CEMA
CICLO DE SEMINARIOS DE EDUCACIÓN



Miércoles 3 de julio,18:30 h.
Siete propuestas para enfrentar la crisis educativa
Edgardo Zablotsky


La Argentina vive una real crisis educativa, sería necio negarlo. En este seminario se analizarán siete propuestas que he elaborado a lo largo de los últimos años, las cuales le permitirían al gobierno argentino tomar la iniciativa frente a una crisis que, sin duda, ha heredado y tiene la oportunidad de comenzar a revertir.
Estas siete propuestas no se enfocan solamente en la educación de los niños sino también de los jóvenes y adultos, muchos de los cuales subsisten gracias a planes sociales. Se aspira a un país donde los niños y jóvenes puedan concurrir al colegio a diario y recibir educación de excelencia, independientemente de su situación social, y donde millones de beneficiarios de planes sociales sean inducidos a incrementar su capital humano, facilitando de esta forma su reinserción en la sociedad productiva. No se trata de una fantasía, es una posibilidad concreta: implementar alguna de estas propuestas generaría las condiciones necesarias para comenzar a lograrlo
Entrada libre y gratuita. Realice su inscripción aquí
EXPOSITOR

Edgardo Zablotsky
Ph.D. en Economía en la Universidad de Chicago. Miembro de Número de la Academia Nacional de Educación, ejerce los cargos de Profesor Titular y Rector de la Universidad del CEMA. El Dr. Zablotsky es Miembro de los Consejos Académicos de la Fundación Libertad y Progreso, y la Fundación Atlas. Consultor y conferencista en políticas públicas en el área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.
Duración aproximada: 90 minutos.


Sede Central
Av. Córdoba 374 - CABA

www.ucema.edu.ar/conferencias


conferencias@ucema.edu.ar
(011) 6314-3000

90 minutos.

Ciclo de Seminarios | Universidad del CEMA
Av. Córdoba 374, (C1054AAP) Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54-11) 6314-3000

© UCEMA | Universidad del CEMA

AUTORA Y LECTURA RECOMENDADA,


Los misterios autodidactas de Agota Kristof
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Agota Kristof no es Agatha Christie. Agatha Christie se llamaba en realidad Agatha Mary Clarissa Miller (el apellido Christie le vino con el primer marido). Agota Kristof, en cambio, se llamaba apenas Agota Kristof. Viene al caso aclararlo porque el parecido de los nombres presta a confusión, aunque ese sea el único punto de contacto de las dos escritoras. La ultrapopular inglesa no se cansó de producir en serie, como se sabe, policiales que son hoy clásicos inexpugnables. Agota Kristof (1935-2011) -húngara que huyó y se estableció en Suiza tras la invasión soviética de su país por la URSS, en los años cincuenta- es conocida por muchos menos lectores, pero tiene al menos una obra con mayúsculas: El gran cuaderno.
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El gran cuaderno (1986) forma parte de esa rara lista de libros que uno siempre quiso leer, pero sufren la maldición de no comprarlo a tiempo: se hojea el ejemplar, se lo devuelve al anaquel y, al volver ya decidido al día siguiente, desapareció. En estos días lo encontré por fin escondido juntos a otros dos ( La prueba y La tercera mentira) bajo el título común de Claus y Lucas. La edición es flamante. Al parecer no era el único lector tras las huellas de Agota Kristof. Un librero amigo me comenta que los pocos libros que llegaron de la tirada española se agotaron de manera tan rápida que la distribuidora local decidió reimprimirlo aquí mismo. Es un golpe de suerte: de no haber sido así hubiera llegado otra vez tarde.
Hay varios misterios en relación con Agota Kristof, y no son policiales. Uno, a título personal, era por qué los conocidos que habían leído El gran cuaderno tenían por el libro una suerte de devoción secreta, de la clase que, más que recomendarlo, busca preservarlo de nuevos intrusos.
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Espero no estar traicionando ningún espíritu sectario si digo que ahora creo entender la causa y cuento que la breve novela está protagonizada por dos chicos gemelos que son dejados por su madre con una abuela poco recomendable. ¿El contexto?: un pueblo fronterizo durante una guerra; la Segunda, se presume. Les quedo debiendo a propósito el argumento, pero quizá sí convenga decir algo sobre el modo en que se relata. La novela está narrada en primera persona por los dos hermanos, pero con una única voz, como si fueran uno. Más que gemelos parecen siameses porque hacen absolutamente todo juntos. La prosa es tan mínima, las descripciones tan escuetas, que produce un efecto a contramano: la mirada es ingenua, casi angelical, pero lo que sucede alrededor y, sobre todo, lo que hacen los chicos, no.
Es un enigma cómo se puede lograr tanto con tan poco y para eso seguramente conviene detenerse en la propia Agota Kristof, que tenía como lengua materna el húngaro, pero se expresaba literariamente en francés. A diferencia de Joseph Conrad o Vladimir Nabokov -dos insignes tránsfugas lingüísticos-, Kristof se sintió siempre incómoda y torpe en su idioma de adopción. Empezó a aprenderlo cuando llegó a Suiza, de manera más o menos autodidacta, con la misma paciencia artesanal, es de imaginar, con que durante un lustro cumplió su turno laboral en una fábrica de relojes. Se sentía tan extraña al poner una palabra detrás de otra en francés que terminó por considerarlo "una lengua enemiga", en la que no podía decir lo que quería, como si fuera analfabeta. Uno de sus últimos libros, poco antes de abandonar para siempre la escritura, se llama justamente así, La analfabeta, aunque el término hace referencia también a un terror complementario: el de empezar a olvidar el húngaro natal.
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Fue César Fernández Moreno el que anotó que no hay nada más maravilloso y, al mismo tiempo, nada más lamentable que un autodidacta. Hablaba del gran Macedonio Fernández, hombre de intuiciones filosóficas sorprendentes que hilaba a veces sus ideas de cualquier manera, en una prosa de lo más alambicada. Ser maestro de uno mismo no es fácil. Trae aparejadas altas dosis de inseguridad y a veces el extravío en largos rodeos inútiles, pero todo artista original, el que planta bandera por primera vez en un territorio nuevo, tiende a perderse de manera inevitable en esos riesgos. Alfred Brendel, el gran pianista austríaco, se dice, aprendió a tocar su instrumento escuchando discos. Francis Bacon se lanzó a pintar casi exclusivamente por las suyas. "El progreso hace caminos bien derechos, pero los tortuosos caminos sin progresos son los caminos del genio", pronunció otro autodidacta irrepetible, William Blake. El francés, más que un hallazgo, fue para Agota Kristof una pérdida, incluso una tortura, pero logró dejar en él una huella sobria, hecha de pasitos cortos e inolvidables. La que tenía talento para escribir recto era su predecesora, la otra, Agatha Christie, su casi homónima, pero esa es otra historia.

P. R.

sábado, 29 de junio de 2019

ODEBRECHT...LA VERDAD POR HUGO ALCONADA MON,II


Odebrecht: identifican a dos destinatarios argentinos

Hugo Alconada Mon 
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La División Sobornos de Odebrecht transfirió al menos US$760.000 a la sociedad uruguaya Atiwer Corporation SA para cubrir gastos en la Argentina que identificó como "de mercado" y que aprobó su entonces número uno en el país, Flavio Bento e Faría, según surge del análisis de los documentos de la división de Operaciones Estructuradas a los que accedió el ICIJ.
Los ejecutivos de Odebrecht involucrados en esas transacciones ilegales identificaron al receptor de los US$760.000 bajo el apodo de Leao -León, en portugués-, quien los recibió entre mayo y septiembre de 2014 de dos firmas offshore que participaron en otras operaciones delictivas, Klienfeld Services y Velocius. ¿Quién es Leao? No surge de los documentos, aunque un informe que la filial uruguaya del Banco Itaú remitió al Banco Central de ese país identificó al argentino Javier Matteoli, del sector de las agencias de turismo, como el beneficiario final de una cuenta abierta a nombre de Atiwer Corporation en Montevideo.

Consultado, Matteoli procuró desligarse de Atiwer. "Es una sociedad vieja que yo no manejé. No tengo nada que ver con ella y creo que ahora no está activa. Los que la manejaban eran Abel y Karina Tchobanian. Me peleé con ellos porque me estafaron y no tengo nada que ver con Odebrecht" ( LA NACION y Perfil intentaron contactar a los Tchobanian, tanto en la Argentina como en México, pero no fue posible al cierre de esta edición).
Los documentos muestran que otra sociedad, Fortune Active, recibió al menos US$1,6 millones vinculados a los proyectos de extensión de las redes troncales de gasoductos en la Argentina y al Gasoducto del Sur en Perú. Con una cuenta bancaria también operativa en el Banco Itaú de Uruguay, esa entidad le informó al Banco Central de ese país que el beneficiario final de esa cuenta era el exejecutivo argentino de Odebrecht Daniel Díaz.
Díaz confirmó que es el dueño de Fortune Active y que la creó en la Islas Vírgenes Británicas para recibir su bono de retiro como director de "desarrollo de negocios". Admitió que los fondos que recibió no estaban declarados y negó cualquier vinculación con pagos de sobornos. Explicó que en 2014 pidió la residencia fiscal en Uruguay, lo que no ocurrió, por lo que se adhirió al blanqueo, lo que sustentó con copias de declaraciones juradas ante la AFIP y del blanqueo.

OPINA DANIEL SABSAY


Una reforma judicial que apunta a la destrucción de la República

Daniel Sabsay
De Fernández a Zaffaroni, el cambio que proponen supone someter la Justicia a la política
Las declaraciones sobre la Justicia de varios referentes de la alianza kirchnerista Frente de Todos no dejan dudas sobre el objetivo que se proponen: la destrucción lisa y llana de su independencia. Estamos frente a una escalada de manifestaciones que desconoce la más elemental noción de gobierno limitado que caracteriza a una república. El control de las autoridades es la meta en cuya construcción reposa el Estado de Derecho, concebido en el siglo XVIII por pensadores como Montesquieu, Locke y Rousseau, entre otros.
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En sentido opuesto, una serie casi diaria de declaraciones proponen desde la supresión del Poder Judicial hasta la necesidad de designar jueces militantes en la Corte Suprema. Además de las amenazas del candidato a presidente Alberto Fernández a los jueces que están juzgando la conducta de su "jefa". Este candidato expresa sin titubear: "Les voy a decir a los jueces que actúen dignamente", para luego agregar que los "jueces van a tener que explicar sus fallos". Cuesta creer que un profesor de Derecho de la UBA -de lo cual se vanagloria y que, según él, impide que pueda expresar algo que sea contrario a las instituciones democráticas- desconozca el artículo 109 de la Constitución, que establece que "en ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales...". El sentido de esta cláusula es evitar todo tipo de injerencia del titular del Ejecutivo en la órbita del Judicial. Estamos frente a una de las más importantes garantías de la independencia de los magistrados, cuyos fallos deben estar sujetos a una estricta interpretación de la ley, la que debe efectuarse del modo más objetivo e imparcial posible.
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Ha olvidado el exjefe de Gabinete que los jueces son los encargados de controlar la actividad de los poderes políticos -Ejecutivo y Legislativo-. Nos preguntamos cómo podrían llevar a cabo esta función si su actividad estuviese sujeta a las directivas del presidente. Cabe recordarle que muchos profesores de la Facultad de Derecho de la UBA han integrado gabinetes de los gobiernos de facto que trágicamente interrumpieron la continuidad constitucional en nuestro país a lo largo de más de medio siglo. Sabían derecho, pero no les preocupaba violar groseramente la Constitución.
A esta andanada cabe agregar que Cristina Kirchner ha sostenido que la separación de poderes y las libertades públicas y privadas no están al servicio de los intereses del pueblo. Zaffaroni ha elevado la apuesta con su propuesta de "ley extraordinaria de revisión" de causas judiciales. Otra vez aparece nítido el propósito de hacer que el poder político, en este caso el Legislativo, invada la órbita del Judicial. Dicho sea de paso, el concepto de "ley extraordinaria" no está contemplado en la Constitución. Traduciendo sus palabras, el exmiembro de la Corte Suprema ha adelantado que en un eventual regreso al poder el kirchnerismo buscará revisar las causas judiciales por la comisión de delitos de corrupción de los que están acusados exfuncionarios del gobierno de Cristina Kirchner. Aclara que la revisión recaerá sobre las causas de los que llamó "presos políticos", en referencia a los políticos detenidos por casos de corrupción.
 Además, manifestó que habrá que hacerle algunos "parches" a la Constitución, sin especificar de qué modo, y ampliar el número de miembros de la Corte. Propone que, de ganar la fórmula de los Fernández, estos podrían armar una Corte a la medida de las necesidades de su gobierno. Nuevamente, la independencia judicial en crisis.Resultado de imagen para JUSTICIA INJUSTA
Zaffaroni considera: "Esta actividad procesal que tenemos es insólita", en alusión a los mencionados juicios por corrupción. Cabe señalar que una lectura adecuada de la ley fundamental indica que el Legislativo debe dictar las leyes de organización de la Justicia y los códigos de procedimiento, pero que lo que no puede hacer, sin contrariar seriamente a la Constitución, es inmiscuirse en causas en desarrollo o en las ya juzgadas, pues esta intervención sería inconstitucional. El exmiembro de la Corte Suprema considera que su propuesta sería una salida constitucional que estaría justificada, ya que "tenemos por primera vez en 30 años presos políticos". Esta conclusión, lejos de hacer honor a la memoria de los desaparecidos durante el último proceso militar, los desprecia al compararlos con procesados y condenados por haber cometido serios hechos de corrupción. Cabe aclarar que preso político es aquella persona a la que se mantiene en la cárcel o detenida de otro modo sin haber cometido un delito tipificado, sino porque sus ideas suponen un desafío o una amenaza para el sistema político establecido sobre la Justicia. Este tipo de detenidos no existe en nuestro país. Al contrario, los juicios por corrupción se ajustan al debido proceso y les conceden a los imputados las garantías que este contiene. Así ocurre con el permiso que han concedido jueces y fiscales a la expresidenta de ausentarse del país cuando lo ha solicitado. Autorización que, creemos, no sería otorgada a un preso común que se encontrara en una situación procesal como la que atraviesa Cristina Kirchner, que está procesada en múltiples causas, varias de ellas han sido elevadas a juicio oral y distintos jueces han solicitado su prisión preventiva.
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En realidad, Zaffaroni apunta a la destrucción del concepto de res iudicata o de cosa juzgada, es decir, la resultante de la labor jurisdiccional, insusceptible de ser alcanzada por otra actividad estatal. No se trata de resolver el conflicto mediante soluciones políticas, ya que el concepto de cosa juzgada está vinculado no a cualquier aplicación del derecho, sino a la que se realiza mediante la consiguiente declaración del más alto y definitivo nivel constitucionalmente designado para ello. Este concepto plasma el principio de seguridad jurídica, uno de los elementos basales en los que se apoya el Estado de Derecho, pues otorga previsibilidad a todos los emprendimientos y relaciones que se llevan a cabo en una comunidad. La falta de vigencia de este postulado es una de las principales causas de nuestra decadencia. Una combinación de casi nula observancia de las normas por parte de gobernantes y en menor medida de gobernados unida a la escasísima independencia de la Justicia han convertido a nuestro país en uno de los más imprevisibles del planeta.
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La declaración de cosa juzgada fraudulenta o írrita es el único instituto que puede llevar a la revisión de una sentencia que ha pasado en autoridad de cosa juzgada. Ahora bien, solo puede pronunciarla un tribunal. Esto acaece cuando un fallo judicial contiene tales vicios o la solución propuesta se aleja de tal manera del marco normativo que la regula que en realidad ha sido una mera ficción de sentencia y, por lo tanto, debe ser anulada. Si bien está reconocida por la jurisprudencia de nuestro más alto tribunal, no alcanzan los dedos de una mano para contar las veces en que ha sido aplicada.
Por suerte, el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, y luego los ministros Lorenzetti y Rossati se han opuesto a lo que han considerado una seria amenaza a la integridad del Poder Judicial. Zaffaroni, lejos de ofrecernos herramientas que permitan la mejora de la Justicia, agrega un mecanismo que redundará en mayor imprevisibilidad, menor separación de poderes, destrucción de la independencia de la Justicia. Un salto al vacío que tiene por meta explícita o implícita la destrucción de la República.

Profesor titular y director de la carrera de posgrado de Derecho Constitucional de la UBA

¡¡ FELICITACIONES, SR. PRESIDENTE !!!!


El Mercosur acordó con la Unión Europea un histórico tratado de libre comercio
Macri, en Osaka, con el francés Emmanuel Macron; los mira el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk
Puso fin a 20 años de tratativas con una negociación frenética en Bruselas; Macri, desde Japón, evaluó que "comienza una etapa de desarrollo distinta"; involucra a 32 países, 800 millones de personas y 100.000 millones de dólares anuales
PARÍS.- Luego de más de 20 años de negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur concluyeron ayer el proceso que permitirá la firma de un Acuerdo de Asociación Estratégica de proyección histórica, que totalizará aproximadamente 100.000 millones de dólares por año y creará un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores, que representa casi la cuarta parte del PBI global.
Se trata, en efecto, de uno de los acuerdos de libre comercio más vastos de la historia, que adquiere incluso mayor importancia en el contexto planetario actual, desestabilizado por la política comercial ofensiva del presidente norteamericano, Donald Trump. Las dimensiones de ese futuro mercado transatlántico de 32 países -28 europeos y cuatro sudamericanos- cuadruplican el volumen de comercio que obtuvo Europa con sus previos tratados de libre comercio con Canadá y Japón combinados. A partir de ahora se inicia un largo plazo para precisar el acuerdo y la ratificación parlamentaria de los países. Los plazos de desgravación arancelaria en algunos productos superan los diez años para entrar en vigor.
"Comienza una etapa de desarrollo distinta", dijo Macri poco después de haber recibido la llamada del canciller Jorge Faurie, quien le confirmó el cierre favorable de la negociación. El Presidente calificó la decisión como "fundacional" e "histórica". Y añadió: "Abre una puerta clave hacia una mejor institucionalidad".
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"¡Histórico! Nuestro equipo, liderado por el embajador Ernesto Araújo, acaba de cerrar el acuerdo Mercosur-UE, que venía siendo negociado sin éxito desde 1999", expresó en un tono similar Jair Bolsonaro desde Osaka. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, escribió en Twitter: "El acuerdo comercial con Mercosur, ¡logrado! Un momento histórico. En medio de las tensiones comerciales internacionales, estamos enviando una señal potente de que apoyamos el comercio basado en normas".
Después de tres días de frenéticas reuniones en Bruselas, que obligaron al canciller Faurie a anular su viaje al G-20, en Japón, las delegaciones de la UE y del Mercosur superaron los obstáculos que impedían el acuerdo, que en las últimas semanas estuvo a punto de frustrarse en varias oportunidades. El acuerdo "implica la integración de un mercado de 800 millones de habitantes y casi una cuarta parte del PBI mundial", señaló el gobierno argentino en un comunicado. El texto sostiene que "aumentará las exportaciones de las economías regionales, consolidará la participación de sus empresas en cadenas globales de valor, promoverá la llegada de inversiones, acelerará el proceso de transferencia tecnológica y aumentará la competitividad de la economía".
Por su parte, el candidato presidencial del kirchnerismo, Alberto Fernández, escribió en Twitter: "No queda claro cuáles serían los beneficios concretos para nuestro país. Pero sí queda claro cuáles serían los perjuicios para nuestra industria y el trabajo argentino".
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La integración con el mundo: un giro en las relaciones económicas
A pesar de las fuertes resistencias de algunos países y ONG europeas, expresadas con vigor en los últimos días, esta vez los negociadores consiguieron aplanar persistentes diferencias sobre la demanda del Mercosur de obtener mayor acceso al mercado agrícola europeo, en particular con carne vacuna, pollos y azúcar. Los europeos, por su parte, esperaban que el Mercosur redujera las barreras para la importación de automóviles.
El acuerdo, que pone fin a 20 años de interminables negociaciones entre ambos bloques, se produce en momentos en que se realiza la Cumbre del G-20 en la ciudad japonesa de Osaka, dominada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
En ese contexto, el acuerdo logrado puede ser leído como un fuerte gesto político en favor del libre intercambio por parte de Europa, que se esfuerza en este momento por salvar el orden comercial global, vigente con tantos esfuerzos durante 70 años y amenazado actualmente por la política deAmerica first del presidente norteamericano, Donald Trump.
La UE, el mayor mercado comercial del mundo, con más de 500 millones de consumidores, también intenta prevenir los efectos negativos de la inminente salida de Gran Bretaña del bloque, prevista a más tardar para el 31 de octubre.
La UE ya es actualmente el principal socio comercial e inversor del Mercosur. Este acuerdo representa para el bloque cuatro veces el volumen de comercio que obtuvo con sus previos tratados de libre comercio con Canadá y Japón combinados.
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Europa tiene la intención de aumentar el acceso de sus empresas que fabrican productos industriales, sobre todo automóviles, para los cuales la tarifas ascienden a 35%, a fin de poder competir en licitaciones públicas.
En el marco regional, este acuerdo -que garantiza a la región el acceso a un mercado estratégico con un PBI per cápita de 34.000 dólares anuales- es sin duda el más importante y más complejo jamás alcanzado por el Mercosur, y la satisfacción manifestada por todos los miembros de la delegación sudamericana en Bruselas parece definitivamente justificada.
"El acuerdo entre el Mercosur y la UE es mucho más que un acuerdo comercial. Es un avance estratégico de la posición argentina en la escena internacional, que refuerza la agenda comercial tanto para nuestro país como para nuestro bloque", declaró en Bruselas un eufórico Faurie, agotado por horas de intensas discusiones.
"Juntos, el Mercosur y la UE, representamos un cuarto de la economía global. Ahora, los productores brasileños tendrán acceso a un mercado inmenso", afirmó en un tuit Bolsonaro. Según previsiones del Ministerio de Economía brasileño, el acuerdo podría provocar un aumento del PBI de 87.500 millones de dólares en los próximos 15 años, cifra que podría alcanzar incluso a 125.000 millones.
En todo caso, el Mercosur obtuvo algunas concesiones sin precedente de parte de la UE. Por ejemplo, consiguió extensos plazos para la entrada en vigor de las mejoras arancelarias. Esto permitirá a los países del bloque sudamericano continuar con el programa de transformación productiva y mejorar la competitividad del Mercosur.
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En contrapartida, la desgravación arancelaria de la UE será en plazos menores. Más del 85% de las importaciones provenientes del Mercosur tendrán una eliminación de aranceles inmediata.
El acuerdo tampoco implica una apertura rápida de mercados: el 60% de la oferta del Mercosur se desgravará en un plazo de 10 años o más, un porcentaje muy relevante si se considera que otros países con acuerdos con la UE tuvieron que aceptar plazos más breves para la mayoría de los productos.
Pero el tratado logrado ayer tiene todavía un largo camino para recorrer hasta que esté definitivamente aprobado. Francia y otros varios países europeos temen el impacto del ingreso de los productos agrícolas, en particular, de la carne vacuna.
Por su parte, unas 400 ONG europeas y sudamericanas de defensa del medio ambiente y los derechos humanos, con una importante presencia e influencia en el Parlamento Europeo, denuncian el acuerdo, acusándolo de que -a término- exacerbará el cambio climático y la deforestación. En ese marco, seguramente, las reacciones adversas no se harán esperar en las próximas horas.
El tratado deberá también pasar por extenuantes etapas administrativas. Después del beneplácito político de ayer, comienza un período de control jurídico del texto, que debe ser traducido en todas las lenguas de los países participantes. Para su firma final y su entrada en vigor, el tratado deberá asimismo contar con el aval del Parlamento Europeo y de cada uno de los 28 países de la UE -en el futuro 27 por la salida británica-, así como del Mercosur.

L. C.