lunes, 28 de febrero de 2022

LA BATALLA DE CASEROS


La batalla de Caseros: ruptura, continuidad y sutura de la historia argentina
A 170 años de un combate que dio origen a una nueva Argentina en la que Mitre cumpliría un papel clave, conviene volver a ese hecho crucial desde la perspectiva del presente
Marcelo H. Garabedian
Una escena de la batalla de Caseros, en una litografía del artista italiano Carlos Penutti
La batalla de Caseros fue el escenario donde convergieron aproximadamente unos sesenta mil soldados de ambos ejércitos y combatieron durante seis horas. Las operaciones se iniciaron en el Palomar de Caseros y culminaron en los terrenos de Palermo. Se han cumplido 170 años de ese hecho histórico.
Los aniversarios siempre se convierten en circunstancias inmejorables de intervención para definir las identidades nacionales. Suelen aprovecharse, además, para fijar posicionamientos políticos en relación con el presente.
En el ejercicio de analizar la historia existen las “rupturas”. La batalla de Caseros ha sido presentada como una de ellas, pero también existen las “continuidades” y por supuesto, las “resignificaciones” o “suturas” historiográficas. Estos elementos conviven dentro del gran ciclo de la historia, abriendo y cerrando pequeños capítulos de un examen, en principio, interminable.
Tanto Caseros como el bando triunfador, los constitucionalistas encabezados por Juan José de Urquiza, han sido presentados como una bisagra de nuestra historia moderna. Esto obedece a que se reivindicaron dos principios generales. El primero fue el objetivo de lograr la Organización Nacional sobre la sólida base de la redacción y promulgación de una Constitución Nacional para terminar con otro tipo de organización no institucionalizada, fundada en el equilibrio político con los caudillos provinciales que habían convivido con el predominio del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas.
"En la década de 1850 se dio un gran debate sobre la forma que debía adoptar la Nación"
Rosas ejercía las veces de representante de la Confederación en el exterior, facultad delegada y renovada periódicamente por el conjunto de las provincias. La nueva época abrió un nuevo escenario en el que se manifestaron tensiones y enfrentamientos entre Buenos Aires y la Confederación de las Provincias Unidas, en una disputa que duró toda la década de 1850 y culminaría con la batalla de Pavón, en septiembre de 1861.
El segundo aspecto tiene que ver con la forma de gobierno, la República federal, que garantiza la aclamada libertad individual y la autonomía que reclamaban para sí las provincias desde los comienzos de la etapa independiente. La libertad fue un pilar fundamental y debía garantizarse incluso por sobre las voluntades dominantes de turno.
Durante la década de 1850 se produjo el debate más fecundo sobre las nuevas formas políticas que debía adoptar la nación en construcción. Muchas de nuestras principales obras constitucionales, históricas y políticas datan de este período: Argirópolis (1850) y Campaña del Ejército Grande aliado de Sud América (1852), ambas de Sarmiento; Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (1852), de Juan Bautista Alberdi; Historia de Belgrano y de la independencia argentina (1858), de Bartolomé Mitre; y el Código de Comercio de Buenos Aires (1859), redactado por Dalmacio Vélez Sarsfield y Eduardo Acevedo.
Existieron también continuidades. El legado de autoridad del Estado que emanaba desde el Pacto Federal de 1831 fue imprescindible, tal como señaló Alberdi, dado que las montoneras se resistían en disciplinarse y, por lo tanto, continuaban existiendo como proyectos políticos regionales y paralelos, enfrentados con los constitucionalistas. Esa problemática se extendió durante los siguientes treinta años, en los que no sólo se ejerció la fuerza, sino que se dieron grandes debates sobre los acuerdos políticos e institucionales que han quedado registrados en las páginas de los diarios de la época.
Un día después de la batalla de Caseros, que se libró el 3 de febrero de 1852, el coronel Virasoro ingresaba en la ciudad de Buenos Aires como avanzada del Ejército vencedor. Rosas había optado por el exilio en Southampton y los puestos de autoridad habían quedado acéfalos. Benito Hortelano, un librero e impresor español afincado en la ciudad, autor de una autobiografía muy interesante, se apresuraba a quitar de la puerta de su librería el cartel obligatorio que rezaba “mueran los salvajes unitarios”.
Mitre, joven periodista
Este cronista de la ciudad editaba varios periódicos que divulgaban en su mayoría información comercial. En medio de la parálisis provocada por la guerra, el 5 de febrero Hortelano propuso a sus socios continuar con la edición del diario y dado el nuevo escenario político analizó los cambios posibles. Entre los más importantes, planteó: “Había venido en el ejército un joven precedido de alguna fama como periodista y hombre de esperanzas, este joven era el comandante D. Bartolomé Mitre, quien pronto se puso en relaciones con nosotros y a quien encomendamos la dirección del diario con la asignación de 4000 pesos papel mensuales. Propuso, al hacerse cargo de la redacción, el cambio del nombre de El Agente por el de Los Debates, para que no tuviese punto de relación alguna con las doctrinas que El Agente había sostenido. El 1° de marzo se hizo cargo con tan brillante éxito, que el público corrió a suscribirse al diario de moda, y a fe que lo merecía, porque fue un diario como no había habido otro, ni después ninguno lo ha igualado”.
"Mitre quería dejar atrás los confictos del pasado reciente"
Bartolomé Mitre tenía 30 años de edad. Había realizado una experiencia en el mundo de la poesía, las obras de teatro, el periodismo y también como militar, en Uruguay, y sobre todo en Bolivia. En Valparaíso participó activamente en el mundo de la prensa, al lado de figuras como Sarmiento y Alberdi.
La década de 1850 encontrará a Mitre entregado a la tarea central de la organización nacional y, después del resultado de Caseros, al objetivo de lograr las necesarias suturas de la historia. Su labor historiográfica así lo atestigua. También desde la prensa, y en especial en Los Debates, expresó sus ideas sobre un orden duradero e impersonal que contuviera a las provincias y ofreciera previsibilidad al desarrollo del país.
Este orden virtuoso no fue logrado de inmediato; surgieron proyectos antagónicos y alternativos. Y, por supuesto, no colocó en un pie de igualdad a todas las provincias. Aun con estas características, debe encomiarse el esfuerzo emprendido por las dirigencias nacionales y provinciales de la época, que confluyeron en una Constitución Nacional y en un orden que permitió la paulatina llegada de inmigrantes, las inversiones en infraestructura y la renovación urbanística de las principales ciudades del país. Si bien eran muchas las diferencias políticas que dividían a las dirigencias nacionales y provinciales, esos objetivos centrales fueron un proyecto de encuentro a lo largo de muchas décadas.
La labor de Mitre en el periodismo porteño se inició el 1° de abril de 1852 con el primer número del diario Los Debates. El editorial “Profesión de Fe”, que comenzó con una cita de Lamartine sobre la importancia de la prensa como garantía para la libertad, fue una declaración política de apoyo a una república federal y a la promulgación de una Carta magna que diera por resultado la organización nacional. Mitre miraba el futuro y quería dejar atrás los conflictos del pasado reciente.
Esta fue una decisión política que compartió con Justo José de Urquiza, incluso en los momentos previos y posteriores a la batalla de Pavón, que los tuvo como contendientes. El intercambio epistolar entre ambos, entre 1860 y 1868, es una muestra cabal de que aun en el conflicto no podía perderse de vista el proyecto de una organización política que contuviera al conjunto, como único medio para alcanzar la integración y la prosperidad de la Nación que comenzaba a articularse.
Usos de la historia
A lo largo del tiempo, estas fechas se han presentado como estandartes para los proyectos políticos en pugna, reivindicando o silenciando su legado. El Centenario de la batalla de Caseros, en 1952, llegó bajo la presidencia de Juan Domingo Perón, que había logrado la reelección inmediata luego de la Reforma Constitucional de 1949. La prensa ligada al gobierno no mencionó el suceso, reservando un espacio para la evocación del combate de San Lorenzo, que por casualidades de la historia también se había desarrollado un 3 de febrero, pero de 1812. En cambio, los diarios LA NACION, con Arturo Capdevilla, y La Vanguardia, órgano oficial del Partido Socialista, recordaron la batalla de Caseros y todo lo que con ella cambió en la historia argentina y su devenir político.
"El legado de Caseros sigue vigente en nuestros días"
En el sesquicentenario de Caseros el país estaba bajo los estragos de la peor crisis económica, social, política e institucional desde la recuperación democrática de 1983. Ya habían pasado la sucesión de efímeros presidentes de los últimos días de 2001. En la vorágine de noticias, la evocación de Caseros permitió revalorizar las preguntas sobre la organización nacional, en momentos en que estaba en duda la misma continuidad de la Argentina como comunidad política de destino.
La vigencia del legado de Caseros demuestra que tanto la democracia como las formas republicanas son pilares fundamentales que nuestra sociedad debe repensar permanentemente a fin de garantizar la convivencia armoniosa entre los argentinos y buscar los consensos necesarios para asegurarles un futuro de prosperidad.



Investigador. Museo Mitre
El combate de Caseros, el enfrentamiento entre las tropas de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza librado el 3 de febrero de 1852 que marcó un punto de inflexión en la historia argentina, ha sido objeto de múltiples abordajes académicos y bibliográficos. En el recién publicado Caseros. La batalla por la organización nacional (Sudamericana) un grupo de especialistas analizan la batalla en su dimensión militar, política, económica, diplomática y social, en la idea de que en ella se resuelven, en buena medida, los conflictos y las tensiones que el país había acumulado desde la Revolución de Mayo.
“Caseros representa la caída del gobierno de Rosas, el inicio de un proceso de organización constitucional, la implementación de la libre navegación de los ríos y el reacomodo de las relaciones de fuerza entre los países vecinos de la cuenca platense”, señalan en el prólogo Ignacio Zubizarreta, Alejandro M. Rabinovich y Leonardo Canciani, los tres doctores en Historia, editores del libro.
Más allá de volver al combate en sí, el prólogo ofrece una clave de lectura del libro, que apunta a profundizar en el conocimiento del pasado en función de las preguntas del presente: “La historia es inmutable; la historiografía es completamente dinámica, porque evoluciona al mismo tiempo que la sociedad. Por ese motivo no ha existido, ni existe, una única interpretación de lo que significó Caseros para la Argentina y la región, sino muchas”.
El libro propone seis capítulos. “De gobernador a Jefe Supremo. La construcción del orden rosista”, a cargo de Zubizarreta y Canciani; “Justo José de Urquiza y el Ejército Grande de la América del Sud”, por Roberto Schmit, doctor en Historia; “Juan Manuel de Rosas y el ejército de Buenos Aires”, por Agustín Galimberti, doctor en Ciencias Sociales; “3 de febrero de 1852. La hora de la verdad”, a cargo de Rabinovich; “El saqueo y la muerte. El día después de la batalla”, por el doctor en Historia Gabriel Di Meglio, y “Entre rebeliones y constituciones. El violento camino a la paz”, por María Fernanda Barcos, doctora en Historia, y Zubizarreta

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NUESTRO AGRADECIMIENTO A LOS CORRESPONSALES DE GUERRA


El valor de estar allí para contar la historia
Los corresponsales de guerra cumplen una misión indispensable; se exponen a todo tipo de riesgos para informar sobre lo que sucede desde el lugar de los hechos

Fernán Saguier
La corresponsal de LA NACION, Elisabetta Piqué, envía sus crónicas de la guerra el sábado desde un refugio en Kiev, la capital de Ucrani
Los corresponsales de guerra son una raza especial, algo así como una elite del periodismo.

Están obligados a moverse en las condiciones más adversas y peligrosas, sujetos a todo tipo de imponderables, bajo un imperativo irrenunciable: no dejar de reportar lo que sucede ante sus ojos.
Esto significa que, además de exponerse a infinitos riesgos en territorios desconocidos y hostiles, a veces sin refugios seguros donde dormir e improvisando con lo que hay a mano para alimentarse, abriéndose camino entre lenguas incomprensibles e interlocutores extraños y poco fiables, nada tendrá sentido si no envían, en tiempo y forma, sus despachos informativos, sean fotos, videos, audios o textos, aunque sean dictados por teléfono palabra por palabra por la contingencia que sea.
Están allí para contar la historia.
Eso es lo único que importa. Han dejado atrás familias, obligaciones y rutinas confortables. Pero tienen una misión por delante y nada debe interponerse ante ella: ser los ojos de sus compatriotas en el polvorín del mundo que los ha convocado. Allí, en esos confines remotos y siniestros, envueltos en chalecos antibalas y cascos militares, munidos apenas de sus anotadores, cámaras y celulares, el vértigo y la motivación van, paradójicamente, de la mano. Trabajan bajo una adrenalina incomparable y una buena dosis de sana inconsciencia. No es para menos. La historia misma transcurre frente a sus narices.
Los corresponsales representan la esencia del periodismo profesional, que reporta desde el lugar de los hechos, mirándolo todo de cerca, calibrando tonos, matices, sonidos, colores, y que no deja lugar a dudas, como ocurre en el mundo de las redes sociales. En la era de las pantallas confirmamos que la vivencia y el testimonio directo resultan irreemplazables.
Elisabetta Piqué, la enviada de La Nación a Kiev, es una de esas rara avis, una profesional implacable que lleva cubiertas guerras, revoluciones, caídas de regímenes dictatoriales y estruendos de todo calibre y pelaje. Con sus 54 años a cuestas, 26 de ellos en La Nación, hizo sus primeras armas fronteras afuera cuando el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) tomó a sangre y fuego la embajada de Japón en Lima, Perú, allá por diciembre de 1996, que concluyó con el exterminio de todos los terroristas por parte del gobierno de Fujimori.
A ese bautismo de fuego le siguió la caída del tirano Suharto en Indonesia, en 1998. Ese mismo año Elisabetta viajó a cubrir la guerra en Kosovo, en plena desintegración de los Balcanes, en aquel momento tierra de nadie. La Nación destacó en ese conflicto armado a otros dos enviados especiales, Gabriel Pasquini y Silvia Pisani.
En 2001, Piqué fue testigo de la Segunda Intifada, en Palestina. Sus vibrantes crónicas desde Afganistán poblaron las tapas de La Nación en 2001. Un año después pudimos leerla desde Irak, cuando invadieron las tropas de una coalición internacional encabezada por los Estados Unidos, a la que se sumaron Gran Bretaña, España e Italia, entre otros países. Los siguientes pasos de esta extraordinaria trotamundos del periodismo fueron para dar cuenta de la Primavera Árabe en el norte africano, con las caídas de Hosni Mubarak en Egipto y de Muamar Khadafy en Libia, en 2011.
Elisabetta es corresponsal de La Nación en Italia, radicada en Roma, desde 1999. Pero pocos saben que es madre de dos hijos adolescentes y esposa de un periodista irlandés especialista en asuntos del Vaticano. Dos libros de su autoría dan cuenta de su vasta trayectoria profesional: Diario de guerra, en el que narra en primera persona sus vivencias en Irak y Afganistán, y la biografía del papa Francisco, Francisco, vida y revolución.
Anoche, a las 22 de Kiev, nuestra enviada sonaba serena: “No me importa dormir en un garaje. Estoy contenta de estar acá. Quisieron evacuarme pero vine a cubrir esta guerra. Mi familia es fundamental, tanto mi marido como los chicos saben que este es mi trabajo”, nos dijo.
Elisabetta cumple con una larga tradición de La Nación en materia de coberturas bélicas. La guerra de los ingleses contra los bóeres La Nación la siguió por los extraordinarios despachos de Winston Churchill, cuya reproducción para la Argentina compraba La Nación a servicios noticiosos del Reino Unido. Churchill, entonces corresponsal en lo que es hoy Sudáfrica, enviaba gran parte de sus artículos por barco: se publicaban con dos o tres días de retraso.
Francisco Domínguez, “el Gallego”, concluyó sus años en La Nación como jefe de la sección Policiales. Pero su más extraordinaria cobertura fue una guerra, no un enfrentamiento entre policías y delincuentes. Domínguez cubrió para este diario la guerra del Chaco de 1933 a 1936, entre Paraguay y Bolivia. Veteranos periodistas de memoria prodigiosa aún hoy recuerdan que solía contar que las condiciones del terreno eran notablemente secas. Si te ibas a un matorral a realizar las evacuaciones propias de la fisiología humana, pronto el lugar se llenaba de moscas e insectos atraídos por la humedad de los líquidos.
Desde Bélgica, los primeros años de la gran conflagración mundial de 1914-1918 fueron cubiertos por el autor de La Australia Argentina, Roberto Payró, el hombre por quien ingresó en el diario uno de sus grandes periodistas, Alberto Gerchunoff. Fernando Ortiz de Echagüe cubrió desde París el estallido de la Segunda Guerra Mundial y sus meses siguientes. En junio de 1940, cuando el Ejército alemán ocupó París, abandonó hacia Burdeos la ciudad acompañando al gobierno del Frente Popular Daladier.
El único caso de un corresponsal que fue al frente de batalla contra la opinión de la dirección del diario, que quería preservar su vida, fue el de Ignacio Ezcurra. Hay un libro, Ignacio Ezcurra hasta Vietnam, con sus valiosas notas desde la guerra. Murió en las calles de un barrio dantesco en su tiempo en Saigón, Cholon, sin que se sepa bien quién lo mató. Su cuerpo fue reconocido merced a una foto de un reportero gráfico japonés de Associated Press. Como recordó Bartolomé de Vedia en el libro, Ezcurra alcanzó a enviar desde Vietnam una decena de crónicas “notables por la fuerza comunicativa y la intensidad con que transmitían la vivencia de un país en guerra”.
Imposible olvidar el dramatismo de las grandes crónicas que despachó Carlos Reymundo Roberts, en 1991, durante la Guerra del Golfo Pérsico. Era la primera vez que La Nación destinaba a unos de sus periodistas a un conflicto armado desde la muerte de Ezcurra. Roberts reportó desde Israel, país que era blanco casi a diario de los misiles Scud, con toda su secuela de destrucción y muerte, especialmente sobre Tel Aviv.
Al momento de viajar, su mujer estaba embarazada de siete meses. Calculaba una cobertura de, a lo sumo, un mes, con lo cual llegaría a tiempo para el nacimiento. Pero no todos los días un marido se va a la guerra. Mientras nuestro enviado cruzaba el océano Atlántico, el impacto de la noticia apuró los tiempos. Nació Felipe, al que su padre recién conocería a los 45 días.
Entre los corresponsales de guerra rige algo así como un código de honor no escrito: en el campo de batalla no hay rivales, todos son colegas a los que se brinda asistencia y colaboración, por más que caminemos junto a un enviado de medio competidor. Existen mil anécdotas en ese sentido. Acaso valga la pena rescatar una. Un cronista de La Nación llega a Puerto Príncipe, la capital de Haití, en 1994, para cubrir el intento de desalojo del dictador Raoul Cédras por parte de una fuerza militar multinacional, comandada por los EE.UU., de la que la Argentina formaba parte.
Con el aeropuerto cerrado, solo podía accederse a Puerto Príncipe tras un largo viaje en remise desde Santo Domingo, República Dominicana, cruzando por el destacamento El Paso, donde carteles advertían que se estaba ingresando a una tierra de malaria y otras pestes. Centenares de periodistas de todo el planeta copan los hoteles. El Hotel Montana, lo más rescatable de la capital del país más pobre del hemisferio, está copado por el gigantesco equipo de la CNN, con su niña mimada, Christiane Amanpour.
No hay lugar donde dormir. El cronista de La Nación pernocta dos noches en una bodega entre lagartijas e insectos. Al tercer día espía en la recepción de un hotel que en una de las habitaciones había un hombre de Clarín. Va y toca la puerta. El colega abre y en ese resquicio se advierte que en esa habitación sobra una cama. “Hace dos noches que duermo casi a la intemperie. Si me hacés lugar, te juro que no molesto ni interfiero”, le implora. No hay discusión. Se impone la camaradería. La guerra tiene estas cosas.

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VOLVIERON LAS ESCUELAS TÉCNICAS



Robótica, programación e impresoras 3D. Las escuelas en las que la matrícula no para de crecer
En la escuela Philips, un grupo de alumnos de primer año comprueba con la ayuda de un estudiante avanzado cómo funciona el Sero Electric, un auto eléctrico fabricado en el país
Con un perfil ‘techie’ e innovador, son las que se adaptaron con mayor naturalidad a los cambios; por qué más familias las eligen
Laura Reina
Un auto eléctrico en medio de un gran taller. Un sala de robótica, impresoras 3D y máquinas. Muchas máquinas. “Durante la recorrida, cuando mi hijo vio todo eso y le explicaban lo que iban a hacer, se enamoró. Supo enseguida que quería estudiar ahí”, cuenta Agustina , mamá de Gonzalo , que el miércoles pasado empezó primer año en la escuela secundaria Philips, un colegio privado, técnico y bilingüe, en Colegiales. Este año, son 90 los alumnos que ingresaron y el año que viene serán 120 (se anotaron 160 en el curso preparatorio y estadísticamente un 25% no continúa). Es la primera vez en más de 20 años que habrá 4 divisiones en ese colegio en el primer año.
Las escuelas técnicas están volviendo a ser una alternativa valiosa para las familias que buscan una educación acorde a los tiempos que corren. En principio, son las que lograron incorporar con mayor naturalidad asignaturas tecnológicas como robótica y programación (muy requeridas por chicos y padres), y las que mejor supieron adaptarse a las nuevas necesidades laborales. “Gonzalo iba a un colegio tradicional. Tenía secundaria, pero yo sentía que a la escuela le faltaba algo. Era una propuesta que hubiera servido hace 40 años, pero que no responde a lo que se demanda hoy”, resume Agustina, que trabaja en una empresa de energía y conoce bien lo que buscan muchas compañías: “Ellas demandan egresados de la escuela técnica, los van a buscar directamente. No solo por lo que aprenden sino por cómo lo aprenden. Hay una metodología y un pensamiento lógico que es muy valorado”, sostiene.
Gonzalo no entró solo. Federico un amigo, quedó igual de deslumbrado con la propuesta y también empezó primer año en la Philips. Para ingresar, tuvieron que hacer durante su séptimo grado un curso intensivo de 4 meses tres veces por semana (dos presenciales y otra virtual) y aprobar las 4 materias: matemática, física aplicada, lengua y tecnología.
La robótica es una de las materias que no pueden faltar en estas escuelas
“Fede siempre tuvo mucha inclinación por el tema tecnológico, iba a robótica por fuera del colegio, por ejemplo. También dos de mis sobrinos iban a un a escuela técnica, su tío es ingeniero y siempre le mostró cómo armar computadoras. Cuando Fede estaba en sexto grado lo llevamos a conocer colegios y cuando entró a la Philips sintió que era su lugar –cuenta Verónica  su mamá–. Más allá de su entusiasmo, a nosotros como padres nos pareció que él iba a tener más herramientas para su futuro con este tipo de colegio. El hecho de hacer prácticas en empresas te da la posibilidad de entrar al mercado laboral más tempranamente”, resume.
En crecimiento
En los últimos años, la matrícula en las escuelas técnicas ha crecido en el país a paso lento pero constante. Según el ministerio de Educación porteño, los 39 institutos de esta categoría que hay en la ciudad de Buenos Aires concentraron en 2020 (año de la última medición) 36.113 alumnos. En 2018 la cifra era de 35.023. Las matrículas de mujeres también han crecido en número: de las 8764 estudiantes que había en 2018, se pasó a 9492 alumnas.
En otros distritos la tendencia es similar. Si se toma desde 2011, la matrícula de las escuelas técnicas creció 14,4% en todo el país entre el 2011 y el 2018, según un estudio del Observatorio Argentino por la Educación. El mismo informe sostiene que sus egresados tienden a tener mayor continuidad en estudios universitarios y se ubican en puestos de mayor calificación que jóvenes que cursaron la escuela secundaria común.
Guillermina es una de las tantas interesadas: empezará esta semana primer año en la escuela Emaús de El Palomar. “Fuimos ahí porque nos pareció que era un colegio completo: son 4000 alumnos y aun así conocen a todos. Es una escuela en la que se puede elegir entre bachillerato o técnico –explica Cora, su mamá–. Guillermina es la más chica de cuatro hermanos y siguió los pasos del más grande. Los otros dos eligieron el básico, así que conozco ambas experiencias y creo que el técnico tiene un plus. Me parece que es más completo, para mí tiene una base más sólida. Y además considero que los chicos de técnica logran una organización distinta: son más metódicos, más ordenados”, plantea Cora, que hace una diferencia entre la técnica de ahora con la de antes. “Los chicos lo hacen todo en computadora, no usan más lo manual. Es todo tecnológico. Tienen robótica y programación que son las herramientas que hoy más se necesitan”.
Guillermina ingresará a 1er año del Colegio Emaús de El Palomar: la matrícula de las mujeres en las escuelas técnicas ha subido en los últimos años
Crisis y revalorización
Hay muchas razones que explican la revalorización de la escuela técnica. Y varias tienen que ver con una muy debatida crisis de la educación en general. Según Alberto De Luca, rector de la escuela Philips, “hay padres que se dan cuenta de que el bachillerato ha decaído, que sus hijos llegan a quinto año sin ningún saber. Y también está el esnobismo actual. Las famosas modas. Muchos colegios dicen que tienen robótica y programación y la verdad es que en muchos casos es puro marketing. Me hace acordar a cuando hace 30 años las escuelas decían que tenían gabinete pedagógico y de computación. La realidad es que para hacer robótica y programar en serio tenés que tener una muy buena base. Acá la tenemos”, sostiene De Luca, que también fue rector de la Huergo, una escuela técnica estatal de Caballito a la que asisten unos 2000 alumnos.
Otra de las razones para optar por esta alternativa es que la escuela técnica evolucionó. La de hace 50 años era más formadora de mano de obra especializada y en cambio hoy, con el avance de la tecnología que necesita de ciencias duras como Matemáticas y Física, eso ha cambiado. “Todos los grandes tecnólogos tienen una base matemática y física importante. La mayoría somos usuarios de la tecnología, no desarrolladores. Acá intentamos que el chico sea creador”, sostiene De Luca.
Por su parte, Silvia Iturriaga, consultora especializada en educación y directora de El libro de los Colegios, confirma que efectivamente sí existe una revalorización de la escuela técnica, que ha sido bastardeada por muchos años. “Hubo momentos en los que se la destruyó. Pero ahora no solo ofrece egresados que son indispensables para el desarrollo empresarial en muchas áreas, desde la puramente tecnológica a la gastronómica, sino que también brinda buenas oportunidades para el emprendedurismo”, plantea la especialista.
Sin embargo, Iturriaga no es tan tajante respecto de la supuesta crisis del bachillerato: “Creo que decir eso, es como decir que la educación está en crisis. Obviamente el objetivo de quien ingresa a un liceo no es salir con un empleo asegurado. –sostiene–. Pero en tal caso es interesante preguntarse si el único objetivo de un colegio es preparar a los adolescentes para el mercado laboral, brindándoles las competencias requeridas por las empresas”, reflexiona.
Según De Luca, el alumno de una escuela técnica como la que dirige tiene características diferentes a los que siguen el bachillerato. “Por empezar, alcanzan una integración de saberes y razonamiento mucho mayor porque hay un desarrollo del pensamiento lógico matemático muy importante –plantea–. El chico que tiene formación técnica, por el método de trabajo que aplica, tiende a ser más organizado”.
Desde el punto de vista académico, existe una diferencia a favor de las escuelas técnicas respecto a las de bachillerato tradicional. En las últimas ediciones de las pruebas Aprender (evaluaciones elaboradas por el ministerio de Educación que se toman en sexto grado de la primaria y el último de secundaria en todo el país en simultáneo) el 40,4% de los estudiantes del último año de secundarias técnicas alcanzaron los niveles satisfactorio o avanzado en Matemáticas, mientras que en las secundarias comunes esa cifra fue del 29,6 por ciento. Incluso, hay una leve diferencia a favor de las escuelas técnicas en Lengua, una materia que solía ser el fuerte del los estudiantes del bachillerato: el 63,9% de los alumnos de técnica alcanzan los niveles satisfactorio o avanzado en Aprender, por encima del 62,3% de los alumnos de secundaria común.
“Como en Estados Unidos”
La escuela ORT es un claro ejemplo de la reconversión que experimentaron las viejas escuelas técnicas. De hecho ya no es considerada como tal por sus autoridades, que la definen como una “secundaria con formación orientada” que permite elegir entre 10 especializaciones contando las sedes de Yatay y Montañeses. Más allá de la variedad (muchas están orientadas al arte o a la comunicación), todas tienen en común que están atravesadas por la tecnología: desde la primaria los niños tienen acceso a sus propios dispositivos y en secundaria se intensifica esa relación natural con la tecnología hasta volverse algo transversal a todas las áreas.
Rafaela  mamá de un alumno que está en cuarto año, resume lo que es estudiar ahí. “Lucio fue a un primario bilingüe tradicional. Yo planeaba seguir con ese modelo y él rompió los planes. Cuando llegó el momento de ver qué hacíamos con el secundario, me dijo que quería ir a conocer la ORT. Fuimos y flasheamos; fue como entrar a una universidad de Estados Unidos. Hay un laboratorio de impresión 3D, todos tienen una notebook que llevan a su casa o dejan en el colegio, están conectados al campus virtual y deben presentar proyectos que son evaluados por un comité especializado”, describe.
Lucio  está en 4to año de la ORT y eligió la especialidad Tics (Tecnología de la Comunicación y la Información)
Su hijo, Lucio , quien cursa cuarto año en la ORT, siempre tuvo claro que quería un secundario orientado hacia las nuevas tecnologías: “Me gustan mucho la robótica y la programación. Y quería un colegio que me brindara eso. Cuando fui quedé alucinado. Era lo que yo buscaba. Es un colegio que te capacita para el futuro”, define Lucio, que siguió la especialización en Tics (Tecnología de la Información y la Comunicación). “Para mí es una escuela que está en sintonía con lo que se pide hoy. Te dan las herramientas para que cuando salgas tengas una buena base en tecnología. Yo creo que es un colegio ciento por ciento tecnológico, todo se maneja con redes. La elegí sobre el bachillerato tradicional porque creo que ahí no te dan las herramientas necesarias. El mundo evoluciona hacia lo tecnológico y hay que prepararse para eso.”
De hecho, Lucio presentó el año pasado un proyecto que utilizaba tecnología de IBM y la propia compañía se contactó con él. “Es una escuela que te abre las puertas de las empresas. En cada área ellos buscan un referente. Es una propuesta muy diferente a las conocidas. El bachillerato tradicional te forma para carreras tradicionales. Y acá lo que faltan son técnicos, ingenieros. También hay muchas áreas orientadas al arte, a la comunicación. Es completo”, afirma Rafaela.
Déficit
Sin embargo, a la mayoría de las escuelas técnicas se les suele atribuir como principal deficiencia la falta de formación en cultura general. “Es un prejuicio que existe desde hace mucho –reconoce De Luca–. Pero nosotros acá tenemos un programa de estudios ampliado. Por ejemplo, hay arte, participamos de la semana de Shakespeare... A los 13 años son muy pocos los chicos que saben qué quieren seguir. Por eso tenés que darle un panorama amplio al adolescente. Aunque la mayoría de nuestros egresados sigue alguna Ingeniería, hemos tenido alumnos que estudiaron abogacía o medicina”, cuenta.
Otro punto a tener en cuenta respecto de esta formación, es que demanda 6 años de estudio, y eso puede ser visto como algo negativo para algunas familias. Sin embargo, en muchos casos el último año del secundario es aprovechado para –en el caso de optar por una carrera universitaria de la Universidad de Buenos Aires– rendir las materias del CBC a través del sistema de cursada a distancia UBA XXI.
Gonzalo y Federico en su primer día de colegio en la Philips. Ambos venían de un colegio tradicional y querían una escuela con un perfil diferente
Agustina, que apoyó la elección de su hijo Gonzalo de entrar a la Philips, dice que lo ve entusiasmado: “Ni bien tomó la decisión de estudiar ahí, empezó a seguir al colegio en Instagram y venía cada diez minutos contando que había torneos internacionales de física, de geometría. Le gusta la robótica, la computación, los bitcoins. Me habla todo el tiempo de esos temas que lo apasionan. El futuro pasa por ahí. Ellos ven que es lo que viene –sostiene Agustina–. Me parece que en un mundo tan globalizado, necesitás darle a tu hijo herramientas que acompañen estos cambios. La falta de profesionales en lo técnico es muy marcada. Yo lo veo todo el tiempo en mi trabajo. Escasean. Y en el caso de que no quieras seguir estudiando una carrera universitaria, con un secundario técnico podés aspirar a entrar y crecer dentro de una empresa. Con un bachillerato o comercial, no sé”.
Las nuevas tecnologías ponen de manifiesto un nuevo desafío para la educación. Las escuelas que mejor respondan serán las que logren destacarse sobre el resto.

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REACHER.......STREAMING


El origen literario de un misterioso héroe
Paula Vázquez PrietoEl musculoso Alan Ritchson encarna con solvencia a Jack Reacher


(estados unidos/2022). creador: Nick

Santora. elenco: Alan Ritchson, Malcom

Woodwin, Willa Fitzgerald, Hugh

Thompson, Bruce Mcgill, Chris Webster,

Kristin Kreuk. disponible en: Amazon

Prime Video.


Ha pasado bastante tiempo, y quejas de los fans, desde las dos adaptaciones de los libros de Lee Child realizadas por Tom Cruise, Jack Reacher (2012) y Jack Reacher regreso (2016). Que no daba el tono del personaje, ni su fisonomía, que las aventuras de este policía militar retirado extraviaban el espíritu del material original. La compensación llegó finalmente con la serie Reacher, adaptación de la primera novela de Child sobre el personaje, Zona peligrosa, realizada por el creador Nick Santora para Amazon Prime Video, que casi en simultáneo con su estreno fue bendecida con una renovación. Ahora Jack Reacher es interpretado con solvencia por Alan Ritchson, y no solo su cuerpo musculoso puede emprender con credibilidad las palizas que reparte a sus rivales, sino que esa expresión silenciosa, amalgama entre la reflexión y la perplejidad, le da un aire misterioso al héroe nómade, renegado de su pasado, en tránsito hacia la búsqueda de la verdad.
En el primer episodio vemos a Reacher ingresar a un restaurant rutero del pequeño pueblo sureño de Margrave, en Georgia. Mientras se dispone a comer una tarta de manzana, las autoridades lo detienen, lo encarcelan y lo acusan de un brutal homicidio cometido a la vera del camino. Alguien parece haberlo visto bajar del autobús en la escena del crimen. Reacher no parece dispuesto a confesiones y sus escasos intercambios con el oficial Finlay (Malcom Goodwin) siguen una idea capital: en toda investigación los detalles son importantes. Por ello la policía Roscoe Conklin (Willa Fitzgerald) se pregunta qué hace un militar condecorado con medallas y corazones púrpuras en ese pueblo perdido en la geografía sureña. Reacher parece haber seguido la pista de un recuerdo, el de un cantante de blues que lo une a su hermano Joe, a quien no ve hace años. Resulta que ese cadáver familiar también espera al costado del camino.
La serie le debe varios de sus elementos visuales a la tradición negra en el policial, concentrada en un entorno turbio, modelado en un entramado de corrupción y connivencia entre poderosos empresarios, fuerzas del orden y sicarios contratados. La llegada de Reacher es la del forastero, quien forma una inesperada alianza con Finlay, el jefe de la investigación, un policía negro llegado hace poco de Boston para enfrentarse al racismo y el desprecio de gran parte del pueblo, y Roscoe, nacida y criada en Georgia, con la que se establece una tensión sexual que resulta el complemento perfecto de los más escabrosos descubrimientos. Es que si Reacher en sí mismo es el corazón del relato, definido por el misterio de su pasado entregado en estratégicos flashbacks en los que destejemos el vínculo con su hermano Joe, el armado de la investigación es el motor narrativo, en el que cada descubrimiento pone en movimiento a los personajes, los enfrenta a sus enemigos camuflados en ese falsa armonía que parece gobernar al pueblo.
Las escenas de acción no solo explotan la musculatura de Ritchson sino su consciente dominio de la escena, que de alguna manera conjura la clave del personaje literario. El retiro de la policía militar, la vida errante y sin ataduras, la posibilidad de seguir en el camino los designios de su memoria y su instinto definen a Reacher como un hombre apartado del mundo concreto y sus convenciones, al que debe integrarse circunstancialmente para resolver la seguidilla de delitos que lo rozan demasiado cerca. Allí no solo se despliega esa relación con Joe suspendida en sus recuerdos sino también el porqué de la separación. Reacher mismo es un misterio, lo es para Roscoe cuando se siente atraída hacia él pero no sabe qué ha pasado en Bagdad, pero también para el espectador cuando lo ve cometer asesinatos por la espalda. Esa extraña confianza que parece habitarlo cuando enfrenta el peligro es la misma que sortea todo heroísmo simplón para hacer del personaje una figura rica y compleja.
Nadie olvida que el atractivo, en última instancia, es el ritmo de la intriga policial y la dinámica de ese improvisado equipo de detectives formado por Reacher, Finlay y Roscoe que llevan adelante la pesquisa en la frontera con la legalidad. Sin embargo, también está el humor que subyace al sereno enfrentamiento de Reacher y sus desagradables anfitriones en la prisión, o el sarcasmo que domina el despliegue de sus dones de adivinación al estilo Sherlock Holmes con Finlay, o la desconstrucción del romance en sus noches de camas separadas con Roscoe. Amazon hace con Reacher lo que había hecho con Jack Ryan de Tom Clancy, regresar las raíces literarias para reunir al personaje con ese mundo anhelado por sus devotos seguidores. Y lo consigue

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BILARDO, EL DR. DEL FÚTBOL


Streaming
Guillermo CourauEl doctor Bilardo y su plantel del 86
Bilardo, el doctor del fútbol es una declaración de amor al DT, y Reacher muestra el origen literario de un héroe.

(argentina/2022). dirección: Ariel Rotter.

guion: Sebastián Meschengieser y Gustavo

Dejtiar. producción ejecutiva: Federico

D’elía, Cune Molinero y Alejandro

Turner. disponible en: HBO Max.


Los testimonios se suceden. Los campeones del 86 hace rato que peinan canas y no hacen jueguitos, pero basta que les pregunten sobre Bilardo para que se les dibuje una sonrisa adolescente. Las arrugas desaparecen y el brillo en los ojos es el mismo que vimos cientos de veces en cada repetición de la hazaña mexicana.
Y eso que lo que cuentan, sacado de contexto, suena fuera de este mundo: “Nos metió en la cabeza que para estar ahí había que sufrir, si no sufríamos es que algo no andaba bien, pero él era el primero”, se emociona Oscar Ruggeri. “La camiseta era lo primero y después venía lo otro: la familia, la esposa, los hijos. Yo no me adapté y por eso renuncié”, lo acompaña el Vasco Julio Olarticoechea.
Bilardo, el doctor del fútbol es una declaración de amor a la vez de una reivindicación a la trabajo y figura de un hombre aún hoy cuestionado por sus métodos al borde del reglamento, por esa obsesión que más acá en el tiempo lo hizo aceptar con amargura que se olvidó de vivir, “como dice Julio Iglesias”. Y que dio su vida para que la Copa del Mundo fuera argentina.
La serie de cuatro capítulos dirigida por Ariel Rotter está estructurada con sencillez, sin piruetas narrativas innecesarias y apoyada en un impresionante trabajo periodístico para recoger cada testimonio, tanto de compañeros de trabajo, como de periodistas, familiares y amigos del director técnico. También hay imágenes de entrevistas televisivas (menos de las que uno creería), y el gran diferencial de haber podido acceder al archivo privado del propio Bilardo. La actualidad se funde con recuerdos del pasado, momentos íntimos que el DT acostumbraba registrar personalmente. Y de esta manera –al igual que hacía él obsesivamente con cuanto partido llegara a sus manos– el espectador puede analizar más y mejor la dinámica familiar, su vida fuera de la cancha y de las luces de la televisión.
Es en este punto, uno de los más altos de la docuserie en cuanto a riqueza conceptual, cuando el espectador podrá descubrir a la persona detrás del personaje. Un padre preocupado por no fallarle a su hija, un esposo enamorado y un hombre muy divertido, cualidades que por lo general él mismo ha obviado en pos de la construcción de esa figura implacable, dedicada exclusivamente a su trabajo y a ganar cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Claro que lo anterior no quiere decir que Bilardo no haya sido también todo lo otro, ese lado B con el que lo hostigaron durante años detractores de todo tipo. Los puntos más oscuros de su vida también están consignados en la serie, por ahí sobrevuelan alfileres, el bidón de Branco y las innumerables cábalas, entre muchos otros mitos y leyendas, confirmados o no. Se podrá aducir también que falta tal o cual anécdota, seguro que faltan muchísimas, lo que pasa que el personaje es inabarcable. “Siete años de Bilardo son treinta para cualquier otra persona”, dice Sergio Goycochea, y tiene razón.
Se sabe que Bilardo no está bien. Y aunque esta realidad fue prácticamente obviada de la narración, es inevitable que tiña al documental con una pátina de tristeza. Como también tomar conciencia de que no está Diego Armando Maradona, “el hijo que no tuvo”, para sumar su testimonio.
Bilardo, el doctor del fútbol tiene la sencillez de una caricia al corazón, de un guiño a una generación que tuvo a su protagonista como a un héroe y también como a un villano (o viceversa). Los fanatismos merman con el paso del tiempo, por eso no sería de extrañar que aquel que se siente a ver los cuatro episodios en los que se divide la crónica, terminen con la misma sonrisa adolescente de los campeones del 86.
Que no es otra cosa que abrazarse con la nostalgia como si otra vez se jugara la final con Alemania, o volver a llorar el mejor gol de la historia del fútbol mientras en el recuerdo repiquetea aquello de “borombón, borombón, es el equipo del Narigón”

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CURSO DE APRECIACIÓN MUSICAL CON VIDEOS

CURSO DE MÚSICA CON PRESENTACIÓN DE VIDEOS

MARTES 1RO DE MARZO A LAS 19 hs.:

CLAUDE DEBUSSY Y EL IMPRESIONISMO:
Un paralelismo entre la música y la pintura de una época muy especial

A cargo de

PABLO KOHAN, Master en Musicología de la Universidad de Tel Aviv, Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Crítico musical del diario La Nación. Director de Radio Nacional Clásica (2007-2019). Premio Konex de Platino 2017, Comunicación y periodismo en Música Clásica. Premio Santa Clara de Asis 2014 a la trayectoria

Inscripción en el siguiente link

https://cursodemusica3.eventbrite.com.ar

Informes: info@auta.org.ar

 
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Conferencia:

“ACOSTUMBRÁNDONOS A UN MUNDO VICA”

Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo

A cargo del

Dr. SERGIO BERENSZTEIN

Presidente de Berensztein® (Berensztein.com), consultora de análisis político y estratégico. Director Académico del Instituto de Neurociencias y Políticas Públicas de Fundación INECO. Profesor de la Maestría en Negocios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Presidente de IPS (International Pres Service) para América Latina.

MARTES 8 DE MARZO A LAS 18 HS.

Inscripción en el siguiente link:

https://sergioberensztein.eventbrite.com.ar

Informes: info@auta.org.ar

Te esperamos!!!!

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Conferencia:

LA ECONOMÍA MUNDIAL Y LOS MERCADOS INTERNACIONALES ¿CUÁLES SON LOS DESAFÍOS DEL 2022?

Dr. JOSÉ SIABA SERRATE
Consultor en economía y finanzas. Docente del Posgrado de Especialización en Mercado de Capitales (UBA-Merval). Profesor del Instituto Argentino de Mercado de Capitales. Columnista de Ámbito Financiero

Coordinador:
Dr. BERNARDO KOSACOFF
Profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Torcuato Di Tella. Fue Director de CEPAL-Naciones Unidas

Martes 15 de marzo a las 19 hs.

Inscripción en el siguiente link:

https://siabaserrate.eventbrite.com.ar

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Conferencia:

PRINCIPALES RETOS ÉTICOS Y SOCIALES DEL MUNDO ACTUAL ¿CÓMO ENFRENTARLOS?

Dr. BERNARDO KLIKSBERG:Economista, sociólogo, profesor, escritor, consultor y asesor argentino. Pensador reconocido sobre temas económicos, sociales, organizacionales y responsabilidad social empresaria. Es autor de 65 libros difundidos a nivel global. Ha asesorado a numerosas organizaciones internacionales y más de 30 países. Ha recibido numerosas y distinciones y títulos Doctor Honoris Causa. Entre sus obras podemos destacar el libro “Primero la gente” que escribió junto con el Premio Nobel de Economía Amartya Zen y que fuera traducido a varios idiomas.

MARTES 22 DE MARZO 19 HS.

Inscripción en el siguiente link:

https://bernardokliksberg2022.eventbrite.com.ar

Informes: info@auta.org.ar

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Conferencia:

"El modelo 2002 para salir de las crisis"

 

A cargo del

Dr. EDUARDO LEVY YEYATI
Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, Decano de la Escuela de Gobierno y Director Académico del Centro de Políticas Basada en la Evidencia. Investigador Principal del CONICET. Senior Fellow de Brookings, investigador afiliado de Harvard CID y miembro consultor del CARI. Fundador de Elypsis, empresa de investigaciones económico-financieras.

MARTES 29 DE MARZO A LAS 19 HS.

Inscripción en el siguiente link:

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LA RICA CULTURA UCRANIANA QUE APOYAMOS Y REZAMOS POR ELLOS


Ucrania. Arte, música y literatura para entender el país del que habla el mundo
Tradición y contemporaneidad se encuentran en el renacimiento intelectual y artístico de una nación atravesada hoy por la guerra
Cecilia Martínez
María Prymachenko fue una famosa pintora reconocida del arte naíf ucraniano

Ucrania, el país que hoy ocupa el centro de la atención internacional ante el avance ruso que desató la guerra, ha sido cuna de literatos y personalidades artísticas cuyos nombres han dado la vuelta al mundo. Desde insignes escritores como Nikoláis Gógol o Mijaíl Bulgákov a referentes de las artes plásticas como Kazimir Malevich o de la danza y la música, como Vaslav Nijinsky o Vladimir Horowitz, hasta sus exponentes contemporáneos, su legado invita a detenerse en un presente marcado por los cambios sociopolíticos y renovadas expresiones creativas.
“En la esfera de la cultura, Ucrania vive hoy un período de renacimiento intelectual y artístico provocado por los acontecimientos tumultuosos que han azotado al país en los últimos años: la ‘Revolución de la Dignidad’, la ocupación ilegal rusa de Crimea y la guerra respaldada por Moscú en el Donbás”, manifiestan desde la Embajada de Ucrania en Argentina. E indican que estos acontecimientos elevaron un debate a nivel nacional sobre la identidad ucraniana y los marcadores culturales que la acompañan.
“Cientos de miles de personas talentosas viven y trabajan en Ucrania a pesar de las duras condiciones de la guerra en curso y los problemas económicos. Artistas, diseñadores, músicos, ilustradores, arquitectos y videógrafos crean futuro en el país y en el mundo”, sostiene el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania en sus sitios oficiales. Y agrega: “después de 2014, el país experimentó un verdadero boom cultural, con una generación libre y tenaz que ve la belleza profunda en las cosas y que se mueve al ritmo del jazz, el rap, el techno y el trembita”.
Las expresiones artísticas contemporáneas dan lugar a una escena cultural que incluye la apertura de teatros y espacios de arte, una nueva ola en la cinematografía local y festivales de música de alcance internacional.
Artes visuales
Numerosas instituciones de arte públicas y privadas, museos, galerías, espacios dirigidos por artistas, centros creativos y residencias permiten a creadores, curadores e instituciones avanzar en un ecosistema innovador.
Entre los principales referentes contemporáneos de la creación artística, destacan Ivan Marchuk, pintor fundador de nuevos estilos en el arte e inventor de su propia técnica: el pliontanismo. Debido a la constante persecución de la KGB bajo la Unión Soviética, el artista tuvo que emigrar temporalmente para regresar a Ucrania en 2011. Es el único ucraniano que figura en la lista de los 100 genios vivos que The Telegraph publicó en 2007.
Anatoliy Kryvalop se mueve entre los bordes de la pintura figurativa y la abstracción cuyas obras se venden en las subastas más prestigiosas del mundo. La tarjeta de presentación del artista es el uso de colores vivos, expresivos y en combinaciones radicales.
Anatoliy Kryvolap es un artista ucraniano contemporáneo cuyas pinturas se venden en las subastas más prestigiosas del mundo
Entre los referentes ucranianos claves en la historia del arte del siglo XX, el protagonismo es para el pintor abstracto Kazimir Malevich, polaco nacido en Kiev en 1879 y fallecido en San Petersburgo en 1935. En 2016, la Argentina pudo disfrutar de primera mano de la obra del pintor gracias a una muestra retrospectiva celebrada en Fundación Proa. La directora de la institución, Adriana Rosenberg, considera que se trató de una exposición “única en el sentido de que reunió obras cumbres de la mejor época de Malevich y del período en el que fue censurado”. En sus palabras, el pintor sobresale por haber revolucionado el concepto de arte abstracto y por haber diseñado estrategias para las artes aplicadas.
María Prymachenko (Bolotnia, 1909-Bolotnia, 1997), fue una de las artistas ucranianas más famosas, reconocida en el arte naif. El año 2009 se consideró como el año de María Prymachenko según la UNESCO.
Ivan Marchuk es un pintor ucraniano contemporáneo inventor de su propia técnica: el pliontanismo..Wiki Commons
Para visitar: Paneles en la sombra (1961), bajorrelieve de Louise Nevelson (Kiev, 1899-Nueva York, 1988), adquirido por la Fundación Di Tella en 1971 y exhibido en la sala de Informalismo y expresionismo abstracto del Museo Nacional de Bellas Artes. En la década de 1950, luego de años de pobreza e indiferencia de la crítica, Nevelson desarrolló la práctica escultórica por la cual ganaría un reconocimiento crítico significativo y se volvería conocida: la elaboración de esculturas abstractas en madera, que pusieron a la artista en el camino de convertirse en uno de los referentes del arte estadounidense. Sobre la obra de Nevelson, Romero Brest dijo en el siglo pasado: “Creo que es de lo más importante en este momento dentro de la escultura universal”.
Paneles en la sombra, obra de Louise Nevelson expuesta en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires

Ucrania también ha hecho una contribución significativa al arte fotográfico. A principios de los años 70, ocho fotógrafos de Járkiv se unieron para luchar contra la estética soviética dominante formando un grupo clandestino creador de la Escuela de Fotografía de Járkiv, cuyo estética es hoy la base de investigación artística de nuevos creadores. En 2010, Misha Pedan y Roman Pyatkovka, fotógrafos de la “segunda generación” de Járkiv fundaron la Alternativa Fotográfica Ucraniana para apoyar el desarrollo de la fotografía contemporánea en el país. En tanto, las obras de fotógrafos como Borys Mikhailov forman parte de las exposiciones permanentes del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y, entre otros, de la Galería Tate de Londres.
Malevich en Proa
Literatura
La literatura contemporánea ucraniana se desarrolló como una respuesta “marcada y vívida a las formas estáticas de la literatura soviética tardía”, señala el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y agrega: “por otro lado, la nueva realidad de los años 90 se convirtió en un período de incertidumbre y frustración. Al inicio de la independencia de Ucrania, muchas personas experimentaron un deterioro de sus condiciones de vida acompañado de un aumento de la tasa de delincuencia y altos niveles de desempleo. Para describir y dar sentido a esta realidad invertida, algunos escritores jóvenes utilizaron el humor negro y elementos surrealistas, a menudo dejando que el absurdo juegue un papel principal. Otros autores prefirieron la vulgarización provocadora y el naturalismo rudo, a veces aún sucio, para reflejar este sentimiento mixto de la libertad nueva e impensable, el miedo natural y la desfragmentación de la realidad”.
Retrato de Serhiy Zhadan, el novelista y poeta contemporáneo más famoso de Ucrania, en el Museo Nacional de Arte de Ucrania, Kiev, Ucrania, el 18 de febrero de 2018.
Además, apuntan que “enriqueciendo el lenguaje literario ucraniano con el discurso cotidiano real de las calles, incluyendo palabras obscenas, agregando un galimatías realista y mezclándolo con modismos patéticos, jugando con los dilemas bilingües de esos años y usando dialectos, no sólo reflejaron la realidad sino que también la formaron dando a la sociedad una comprensión profunda de sí misma. Los temas sexuales finalmente surgieron de las sombras y se convirtieron en una parte legítima del discurso literario y cultural ucraniano. El país comprobó su libertad tras tres revoluciones, tomó su decisión geopolítica más importante y ahora, como una especie de reacción, experimenta una agresión armada rusa. Los niños nacidos en la Ucrania independiente de los años 90 ahora están criando sus propias familias. Todos estos desarrollos se reflejan, por supuesto, en la literatura ucraniana moderna, que, sin embargo, sigue siendo irónica y esperanzadora. Los escritores ucranianos siempre han forzado algunas de las discusiones nacionales y varios de sus libros ahora se consideran proféticos”.
La lista siguiente incluye de los referentes incluye a Serhiy Zhadan, Oksana Zabuzhko, Yuri Andrujovych, Lina Kostenko, Sofia Andrujovych, Andréi Kurkov, Taras Projasko y Tanja Maljartschuk.

Música
La industria musical presenta una vertiente experimental de la cultura moderna de Ucrania, con mezclas de melodías folclóricas y motivos étnicos que se entrelazan con nuevos géneros como la música electrónica o el hip-hop.
Entre las propuestas destacan el freak-cabaret de renombre mundial de Dakh Daughters o las canciones de la famosa banda Dakha Brakha, cuarteto de música y teatro en vivo que combina los estilos musicales de varios grupos étnicos.

DakhaBrakha es un cuarteto ucraniano que combina los estilos musicales de varios grupos étnicos
Okean Elzy, por su parte, es una de las bandas de rock más exitosas del país, fue formada en 1994 por Svyatoslav Vakarchuk y cuenta con una buena acogida en muchos otros estados postsoviéticos. Dentro del género, destacan asimismo The Hardkiss y el pop intelectual de Pianoboy.
La cantante Jamala es la encarnación del neo-soul y la fusión étnica de Ucrania. En 2016, la artista ganó el Festival de Eurovisión con la canción “1944″, dedicada a la tragedia de la deportación de los tártaros de Crimea. Onuka, por su parte, dispone de una amplia gama de instrumentos del folclore local que mezcla con ritmos electrónicos; lo mismo que la banda Go-A.
Los aficionados al hip-hop pueden acercarse al género a través de la obra de Alyona Alyona y Alina Pash, que mezcla sus canciones con pop, rap y motivos étnicos.
El país de origen de pianistas como Vladimir Horowitz, Emil Gilels (Odesa, 1916-Moscú, 1985) y Sviatoslav Richter (Yitomir, 1915-Moscú, 1997), también vio nacer a compositores como Borys Lyatoshynsky (Yitomir, 1895-Kiev, 1968), quien elevó la música sinfónica ucraniana al escenario mundial. Con su apoyo, en los años 60 surgió un grupo innovador de músicos modernistas conocido como la Kiev Avant-garde, del que surgieron Valentyn Silvestrov y Yevhen Stankovych, cuyas obras han sido presentadas por todo el mundo.
Cuando se trata de fuertes voces femeninas del mundo clásico, Alla Zahaikevych sobresale con su música electroacústica. El pianista Antonii Baryshevskyi ganó muchos prestigiosos concursos de piano y actúa en las salas de conciertos más famosas del mundo. Marko Topchii es un guitarrista clásico, solista de orquesta y concertista que ha ganado premios en infinidad de países. En la aplicación Ukrainian Live Classic, se puede disfrutar de piezas de la música clásica ucraniana de forma gratuita, así como aprender más sobre los compositores, su historia y estilos.
El festival internacional Leopolis Jazz Fest fue clasificado por The Guardian entre los mejores de Europa. Por otro lado, el Instituto Ucraniano dispone de un catálogo de bandas y artistas que representan la música académica contemporánea, jazz y mainstream más relevante del país.
El líder del grupo ucraniano Okean Elzy Svyatoslav Vakarchuk canta durante el concierto en Minsk Arena el 20 de septiembre de 2019 en Minsk, Bielorrusia Mikhail Svetlov - 
Arquitectura y museos
Ejemplos del modernismo soviético, el brutalismo, el posmodernismo y vanguardias se nutren de lo local en la arquitectura de Ucrania. Uno de los ejemplos más llamativos del modernismo puede encontrarse en Kiev y es el edificio del Instituto Ucraniano de Información Científica y Técnica, proyecto de Florian Yuriev que se asemeja a una nave espacial, o la estructura de la Empresa Pública de Radiodifusión, comúnmente conocida como «el lápiz». Serhii Makhno y Dmytro Aranchii son algunos de los referentes de la disciplina.
En las salas nacionales las colecciones van desde la Edad Media hasta pinturas sacras barrocas y ejemplos de vanguardia y modernismo ucranianos presentes en el Museo Nacional de Arte de Ucrania, el Museo Khanenko, el Museo Nacional Andrey Sheptytsky o el Museo de Bellas Artes de Odesa.
Respecto a los bienes declarados Patrimonio Histórico de la Humanidad, en el país figuran la Catedral de Santa Sofía, el monasterio de las cuevas de Kiev, el centro Histórico de Leópolis, el arco geodésico de Struv y las iglesias de madera de los Cárpatos y Quersoneso.
Cine y teatro
Ucrania alberga festivales internacionales de cine, como los de Odesa o Molodista. Los cinéfilos pueden tener un acercamiento a creaciones locales como el documental de Iryna Tsilyk The Earth Is Blue As An Orange, ganador en el Festival de Sundance, o el drama Evge, del joven cineasta Nariman Aliev, nominado en Cannes. Las películas ucranianas están disponibles gratuitamente en la plataforma de streaming Takflix.com, donde también se pueden encontrar películas independientes producidas en el país en los últimos años.
El Centro Dovzhenko es la más completa filmoteca estatal. Incluye más de 6.000 largometrajes, documentales, películas de animación ucranianas, rusas, europeas y americanas.
El panorama del teatro en Ucrania es multifacético y lo tradicional convive con los nuevos formatos. Hay más de 400 teatros públicos y privados en el país. Además, existen casas de ópera y ballet en todas las grandes ciudades. En los últimos años, el país ha visto un boom de teatros independientes y experimentales.

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