lunes, 26 de agosto de 2024

VIOLENCIA Y PETTINATO


“No puede dormir”, la tensión del testigo clave del caso Fabiola
El exintendente de Olivos Daniel Rodríguez declara mañana ante la Justicia; es el hombre que mediaba en las peleas entre Alberto Fernández y la entonces primera dama
Hugo Alconada MonDaniel Rodríguez y Héctor Martínez Sosa brindan en la quinta de Olivos, una postal del albertismo
Hugo Daniel Rodríguez la tendrá difícil mañana. Custodio, chofer, asistente todoterreno y paseador de perros de Alberto Fernández desde hace décadas, debe presentarse en los tribunales federales de Comodoro Py y declarar bajo juramento si presenció episodios de violencia de género entre su jefe y la entonces primera dama, Fabiola Yáñez, en la quinta de Olivos. Si miente u omite –para beneficiar a denunciado o denunciante–, afrontará una causa penal por falso testimonio.
“El Gordo no puede dormir”, relató a un alfil de Fernández  que trató a diario –y durante años– al designado intendente de la residencia oficial. “Si hay alguien que sabe qué pasó entre ellos dos [por el expresidente y Yáñez] es Rodríguez, que por momentos sabíamos que tuvo que hacer de ‘consejero matrimonial’ en un clima que era hostil”.
Otro informante, por aquellos años integrante de la custodia presidencial, fue más sucinto. “Rodríguez sabía todo”, dijo, antes de cortar el teléfono para nunca más atender las llamadas  aunque todos los testimonios coinciden en lo mismo: Rodríguez está tenso, se sabe en una situación incómoda y ha escuchado a un abogado, como mínimo.
Los relatos –que por ahora no se volcaron en el expediente judicial– dan cuenta, además, de uno o más episodios que Rodríguez habría presenciado o, incluso, en los que habría intervenido.
Como la vez en que Fernández descendió de un helicóptero en la quinta y obvió el chalet. Se dirigió a la casa de huéspedes, donde vivía Yañez. No quería verla a ella, sino a Francisco, el hijo de ambos. Pero los gritos se sucedieron. Y él terminó zamarreando a la primera dama del pelo y sujetándola de un brazo, seguidos por la madre de ella, con al menos dos personas como testigos: un militar –todavía en actividad– y Rodríguez, que los separó y se llevó a Fernández en un carrito de golf, hasta que se sosegó.
Ladero de confianza extrema de Fernández, las sospechas judiciales se ciernen sobre el exsuboficial del escalafón Bomberos de la Policía Federal devenido administrador general de la quinta. Entre otros motivos, porque Rodríguez sería quien ordenó alterar los ángulos de visión de los domos que apuntaban hacia el chalet presidencial, de forma que solo apuntaran hacia el perímetro, según trascendió .
Rodríguez afronta un riesgo adicional. Temido por los empleados de la quinta, sobre los que impartió un régimen de “terror” durante su gestión, según coincidieron múltiples testimonios, esos mismos empleados que lo padecieron ahora podrían exponerlo si miente u omite datos al declarar ante el fiscal federal Ramiro González y el juez federal Julián Ercolini.
procuró contactar a Rodríguez en su teléfono celular durante los últimos días, pero no respondió los mensajes a través de WhatsApp, en tanto que en el teléfono asignado a su domicilio histórico en Merlo, en el conurbano bonaerense, indicaron que ya no sería el titular de la línea y que viviría ahora cerca del shopping Unicenter).
Otro exfuncionario consultado por también apuntó contra el otrora responsable máximo de la residencia oficial. “Rodríguez hizo de ‘jamón del sándwich’ entre Alberto y Fabiola, montones de veces. Cuando ya ni se hablaban, él mediaba entre ellos”, rememoró sobre la pareja, que –estimó– comenzó a resquebrajarse durante 2020, hasta llevar a una separación de hecho, aunque ocultada a los medios.
El vínculo entre Fernández y Rodríguez es fuerte y variado. ¿Un ejemplo? Fernández es deudor de un broker de seguros, Héctor Martínez Sosa, cuya esposa, María Cantero, es la secretaria privada de Fernández, quien no tuvo que preocuparse por el día a día de Rodríguez cuando dejó el sector público. ¿Por qué? Porque Rodríguez pasó a vivir en una casa de Martínez Sosa, que también le dio un empleo.
El vínculo entre Rodríguez y Martínez Sosa es, a su vez, tan estrecho que en los chats que recuperó la Justicia de los teléfonos celulares del broker y de Cantero aparecieron fotos de encuentros y almuerzos en la quinta de Olivos, regados con buenos vinos. Pero sin Alberto Fernández, solo entre ellos: el responsable de la residencia y el broker.
El descubrimiento mismo de esos chats deja en evidencia a Rodríguez. ¿Por qué? Porque de los mensajes que intercambiaron Martínez Sosa y Cantero por WhatsApp surge que el broker se almorzó en Olivos con Rodríguez. Menú: pollo con ensalada y vino. Así consta en una fotografía de abril de 2021, aunque Martínez Sosa no figura en los registros de entrada y salida de la quinta… que controlaba Rodríguez.
Limitado y agresivo, al decir de empleados de Olivos, Rodríguez no dejó buenos recuerdos a su paso por la quinta. Llegó junto a su esposa, con una designación transitoria por 180 días, según el decreto 122 de 2020, porque no cumplía con los requisitos fijados por ley –título universitario y experiencia laboral en la especialidad atinente al puesto–,para asumir como administrador general de la residencia. Desde la Casa Rosada indicaron ocuparía el puesto hasta que lo reemplazara alguien más idóneo, lo que jamás ocurrió. Le renovaron su designación, por decreto, hasta que Fernández terminó su mandato.
El cargo fue una oportunidad dorada para Rodríguez. Pasó de cobrar como bombero retirado a figurar en la categoría más alta del Sistema Nacional de Empleo Público (Sinep) y disfrutar de viajes a Nueva York. Pero además no son pocos los que le adjudican haber influido en la designación de los comisarios Rolando Goicochea y Diego Sandrini como los máximos responsables de la custodia presidencial cuando Fernández ganó las elecciones de 2019.
El viernes, Rodríguez cumplió 65 años, lejos de las mejores circunstancias. Cantero ya confirmó el ida y vuelta que mantuvo por WhatsApp con Fabiola Yañez. El 5 de septiembre será el turno de Federico Saavedra, por entonces jefe de la Unidad Médica Presidencial, y luego deberá presentarse Sofía Pacchi, la amiga de la otrora primera dama que participó en la fiesta de Olivos y a la que Fernández habría intentado seducir.
En cambio, no aparece entre los citados, al menos por ahora, Ariel David Paoletti, el cocinero jefe de Olivos durante la gestión de Fernández, al que elogió sin matices en una entrevista que concedió a Infobae el 2 de agosto de 2020. Es decir, quince días después de la fiesta de cumpleaños de Yañez en la quinta, con Fernández, Pacchi y otros ocho amigos adultos y una criatura, en plena fase 1 del ASPO (aislamiento social, preventivo y obligatorio).
Sin aludir jamás a esa celebración con champagne, Paoletti sí criticó a Macri porque durante su gestión, dijo, “era como si [Olivos] fuese una quinta de vacaciones”. También sostuvo que Fernández era “un tipo muy simple”, al que “nadie le puede fallar ahí dentro” de la residencia. Y señaló a Rodríguez como una persona que “está muy atenta y presente siempre”.

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Un mensaje abrió nuevas especulaciones sobre Pettinato
El nuevo fragmento del intercambio entre Alberto Fernández y Fabiola Yañez que el diario dio conocer este jueves tuvo una deriva llamativa que puso nuevamente en escena a Tamara Pettinato, la periodista que visitó a Fernández en la Casa Rosada.
En aquella conversación, correspondiente al 6 de agosto de este año, el expresidente le pide explicaciones a Yañez por algunos mensajes que le llegan a su celular. Uno de ellos muestra la planificación, paso por paso, de un informe en el programa de televisión Bendita, del que participaba Pettinato hasta antes de que se desatara la controversia por los videos que la muestran en la Casa Rosada junto al expresidente.
El conductor del programa, el periodista Beto Casella, reconoció que el mensaje que Fernández, enojado, le envió a Yañez es una “rutina” de la producción, es decir, la hoja de ruta de un informe, que en este caso, pivoteaba exclusivamente sobre Fernández. El conductor, sin embargo, no cargó contra su panelista Pettinato por la filtración que llegó a manos del expresidente, la cual, de haber ocurrido así, daría cuenta de otro contacto entre ambos.
Ese día Yañez denunció al expresidente y el juez Ercolini le impuso el cese del “hostigamiento”. Según declaró en la Justicia Yañez, recibió el último mensaje de Fernández una hora después de aquella “rutina

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